Artículo publicado por Fernando Carnerero y Juanma Velasco en www.marca.com el 28/05/2015
Los últimos campeones de Copa vuelven al 'txoko' en el que celebraron sus éxitos
Campeones y pasajeros con lustre de la Gabarra rojiblanca. Dani Ruiz Bazán (402 partidos y 199 goles como león), Santi Urkiaga (345 partidos) y Miguel De Andrés (268 partidos) se reúnen con MARCA en un clásico txoko del Casco Viejo (Uri Zarra) para recordar el último título del conjunto rojiblanco, ganado al Barcelona en una final de Copa disputada en el Bernabéu. La charla la completa Manolo Delgado Meco, preparador físico de aquel equipo campeón, excelente gestor de grupo y un espectáculo en el aspecto motivacional. Los cuatro estarán el sábado en el Camp Nou apretando en lo que puedan para que el equipo recupere el sabor de los grandes triunfos.
La estancia es conocida para los protagonistas. Una foto atestigua que 31 años atrás estuvieron unos cuantos leones para celebrar los títulos. Hay chanzas cuando se observa la fotografía: "Fíjate en Estanis (Argote) está con el acordeón y todo. Sólo había que decirle, ¡Estanis, toca! Si lo hacía es que tenía ganas y estaba un largo rato. Si no, mejor no insistir". Argote y su acordeón. El fino extremo zurdo grabó un disco tras ganar la primera Liga y después llegó a tocar en un programa de televisión. "Con lo tímido que era, chocaba verle en esas", coinciden al hablar de uno de los últimos campeones.
Dani levanta una gran botella de champán en señal de triunfo. Bromea con su particular clave para derrotar al Barcelona -"apretar y aguantar durante 90 minutos para sorprenderles en el descuento"- y anuncia una batalla gigantesca. Recuerda todo lo que se juega el Athletic y también las ganas que tiene de dejar de ser el capitán que recogió el último trofeo con los leones. "Desde el 13 de mayo y hasta el día de la final habré tenido más de 25 entrevistas y distintos actos... Que se hacen todos con ganas y un cariño especial, pero ya es hora de que volvamos a ganar", dice entre risas. Está orgulloso del carácter que le da el Athletic a las finales y mientras fluye la charla en un aperitivo de barra en el que se hila de manera genial las mollejas empanadas con unas guindillas verdes que abren todos los sentidos, exhibe orgulloso una de las últimas fotografías que aparecen en la galería de su teléfono: reciente, con su nieto vestido de rojiblanco.
San Mamés les une cada poco tiempo. Manolo Delgado, que en mitad de la comida ensalza el valor nutricional "de los cefalópodos", visitó al equipo durante el último entrenamiento con público realizado en La Catedral. El preparador físico hace tiempo que colgó el chándal, pero las sensaciones antes de la final son muy parecidas. "Cuando he paseado por esos pasillos he vuelto a sentir mariposas en el estómago. Todos están muy puestos con esta final".
De Andrés y Urkiaga son trabajadores del club y acuden diariamente a Lezama. Así que conviven cada jornada con la ilusión generada alrededor de esta nueva final. "Cuando se eligió Barcelona como sede muchos decían que no iban a ir, que dejarían el carnet... Al final la gente ha terminado de calentarse y no habrá sitio para todos los que quieran estar en la final". Los cuatro están convencidos de que habrá más de 60.000 rojiblancos en una final para la que se buscarán las entradas en el rincón más insospechado.
¿Un cigarrito?
La comida, deliciosa en sabor y cargada de historia en todas las charlas, llega al brindis por el título y uno de los comensales, exjugador, se dispone a fumar. Quizá el único cigarro del día. Puede que de la semana. Lleva tiempo eligiendo cuándo encender un pitillo. "Más de uno de los que fuimos campeones fumábamos entonces. Pero un cigarro cada mucho tiempo, si sabes pararte ahí, no afecta a ningún rendimiento". La conversación la corta de raíz Dani, que recuerda la última calada de un habano: "Estaba encendiendo cohetes en fiestas y de tanto aspirar me agarré un globo tremendo. Nunca más he vuelto a fumar".
La final del 84, la que el Athletic ganó al Barça con un gol de Endika acabó en batalla campal, con patadas voladoras y un feo rodillazo de Maradona que mandó al hospital inconsciente a Miguel Sola. En el repaso de las imágenes se observa como una de esas patadas de película de acción impactó en la espalda de De Andrés. "Le dobló entero. No sé ni cómo se pudo levantar", comenta uno de los asistentes. La charla da pie a contar que De Andrés era uno de los elegidos de Clemente y alguno de sus compañeros dice que tenía bula para entrenar menos que los demás. La explicación no deja de arrancar carcajadas: "Clemente siempre decía que bastante putada habíamos hecho a Miguel sacándole de central para jugar en el medio campo, así que cuando quería entrenar un poco menos no iba a pasar nada". El navarro, se defiende. "He entrenado siempre... pero sí es verdad que puedo pasar a la historia por ser uno de los pocos que cambia de central al medio y no al revés".
Media tarde. La mesa se va desmenbrando. Falta menos para la final. Quizá el domingo sea el primer día en 31 años en que ellos no son los últimos campeones del Athletic. Todos aplaudirían con ganas esperando el recibimiento.