El defensa inglés, que jugó 17 temporadas con los 'reds', muestra su ilusión por el galardón y destaca la historia del conjunto bilbaino: “Es una entidad respetada en todo el mundo del fútbol: Es un club verdaderamente único”
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viernes, 12 de septiembre de 2025
El Athletic premia a Jamie Carragher, histórico del Liverpool, con el One Club Man
Artículo publicado por Unai Muñoz en el diario Deia el 11/09/2025
Jamie Carragher, histórico defensa del Liverpool, ha sido galardonado con el premio One Club Man de 2025 por el Athletic, según ha detallado este jueves la entidad bilbaina. El premiado completó 17 años de su carrera, entre 1996 y 2013, defendiendo la camiseta red.
Carra, tal y como era conocido por los hinchas de Anfield Road, recibirá su premio en San Mamés durante los prolegómenos del partido que en enfrentará al conjunto de Ernesto Valverde y al Girona en la sexta jornada de LaLiga EA Sports. El encuentro se disputará el martes 23 de septiembre a las 19.00 horas. Allí, el zaguero inglés obtendrá el reconocimiento de la afición rojiblanca.
Horas antes del doble partido amistoso entre el Liverpool y el Athletic del pasado 4 de agosto en Anfield, Jamie Carragher se reunió con la entidad rojiblanca para charlar sobre el galardón y su prolífica trayectoria. “Tras el triunfo conseguido en la Champions League, ser un one club es el mayor éxito de mi carrera”, destacó el premiado en declaraciones difundidas por la entidad bilbaina: “Fue un honor cuando el Athletic me contactó. El Athletic es una entidad respetada en todo el mundo del fútbol: Es un club verdaderamente único”.
Conocedor del premio, Carragher señaló que “estoy muy honrado de recibir este galardón y ver mi nombre junto al de otros grandes futbolistas, también defensas, como Paolo Maldini o Carles Puyol. Tan pronto como empecé a jugar en el Liverpool supe que debía buscar el ser un one club man. Me gusta la idea de que la gente me pregunte: ¿en qué equipo jugaste? y el poder contestar en el Liverpool. En ningún otro más, fui un hincha más sobre el césped”.
Un gran currículum
Según detalla Ibaigane, Carragher, de 47 años, es el segundo jugador con más partidos en la historia del Liverpool, con 737, únicamente superado por Ian Callagham. Tras el jugador de Bootle, aparecen futbolistas de la talla de Steven Gerrard, Ray Clemence, Emlyn Hughes, Ian Rush, Phil Neal, Tommy Smith, Bruce Grobbelaar y Alan Hansen entre los diez con más apariciones en el cuadro de Anfield. Goza de un envidiable palmarés que incluye una Champions League (2005), una copa de la UEFA (2001), dos Supercopas de Europa (2001 y 2005) y dos FA Cup (2001 y 2006).
Disputó 150 partidos en Europa, convirtiéndose así en el futbolista inglés con más presencias en los torneos continentales. Además, fue internacional en 38 ocasiones con la selección inglesa, compitiendo por un puesto con otros centrales históricos como John Terry o Rio Ferdinand. Fue llamado para los Mundiales de 2006 y 2010, así como para la Eurocopa de 2004.
Carrera como comentarista
Tras colgar las botas, Carragher se hizo un hueco en Sky Sports como analista de fútbol, desarrollando una aclamada dupla mediática junto a Gary Neville, antiguo capitán del Manchester United. Es el copresentador del popular podcast The Overlap y también forma parte de la cobertura que la cadena CBS Sports realiza de la Champions League para Estados Unidos.
sábado, 9 de agosto de 2025
Markoan ipintzeko modukoa
Artículo publicado por Gaizka Eguskitza en el periodico Bilbao de Agosto de 2025
Datuei erreparatuta, De Marcosek hamasei denboraldi jokatu ditu Athleticen, 2009tik 2025era bitartean. Guztira, 573 partidatan aritu da eta horietan 39 gol sartu ditu. Jose Ángel Iribar berdingabearen atzean, Athleticen partida gehien jokatu dituen futbolaria da Guardiakoa. Europan, aldiz, badu errekorra, guztira 76 norgehiagokatan (68, Europa Ligan; eta zortzi, Txapeldunen Liga) parte hartu duelako, inork baino gehiagok, klub zuri-gorrian.
Ibilbide horretan, aurreko San Mamés zelaian jokatzeko aukera izan zuen, eta bertan, esate baterako, Manchester United taldearen kontrako kanporaketa ahaztezina jokatu zuen 2012an. Partida bietan sartu zuen gola. Gainera, bi Superkopa irabazi ditu: bata, 2020an, joaneko partida 4 eta 0, besteak beste, Messi, Neymar, Luis Suárez eta Luis Enriqueren Bartzelona mendean hartu eta gero; eta bestea, pandemia garaian, 2020an, Real Madrid eta Bartzelona taldeei irabazita. Eta noski, Kopa ere lortu zuen iaz, eta horri esker, gabarra ibili zen berriro itsasadarretik, Athleticzale guztien gozamenerako.
Baina De Marcosen garrantzia datuek adierazten duten baino askoz sakonagoa da. Arabarrak utzitako zuloa nekez beteko da, ez zelaian, azken denboraldietan hasierako hamaikakoan jokatu duelako; ez aldagelan, bere nortasunak Athleticen betiko balioekin bat egiten duelako: umiltasuna, sakrifizioa, lan gogorra… Hau da, De Marcosek inork baino hobeto gorpuzten du azken bolada honetan Iñaki Williamsek modan jarri duen “a lo bajini” lelo hori.
Hamaika anekdota
Eta horren berri emateko, hainbat anekdota daude. Adibidez, urteak eman zituen Gurutzeta ospitaleko onkologia pediatrikoko neska-mutilak bisitatzen, hori lau haizeetara plazaratu baino lehen. Beste behin, 2011n, Javier Paredes Zaragozako jokalariak sarrera itsusia egin zion, eta, horren ondorioz, urratzea eragin zion eskrotoan eta ondestean. De Marcosi gaza jarri zioten zaurian, eta partida jokatzen jarraitu zuen ordubetez. Partida bukatu zenean, ospitalera eraman zuten eta 25 puntuko sutura egin zioten.
De Marcosek non eta Lezaman iragarri zuen futbolean jokatzeari utziko ziola. Non eta Athleticek harrobia lantzen duen lekuan, aurreko San Mamésen arkupean, familiaz, klubeko langilez, taldekidez eta taldekide ohiez inguratuta. “Athletic iceberg handi bat bezalakoa da; eta zatirik handiena ez dago begi-bistan: azpian herri baten leialtasuna, baldintzarik gabeko fideltasuna eta laguntasuna daude. Askorentzat futbola da; niretzat, familia”, esan zuen arabarrak. De Marcos, beraz, gure senidea da, Athletictarren senidea, markoan ipintzeko moduko jokalaria.
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Por datos, De Marcos ha jugado dieciséis temporadas en el Athletic, entre 2009 y 2025. En total, ha jugado 573 partidos en los que ha marcado 39 goles. Detrás del incomparable José Ángel Iribar, el de Laguardia es el futbolista que más partidos ha disputado en el Athletic. En Europa, en cambio, tiene récord de participación en 76 encuentros (68 en la Liga Europa y ocho en la Liga de Campeones), más que nadie, en el club rojiblanco.
En esa trayectoria pudo jugar en el anterior estadio de San Mamés, donde, por ejemplo, disputó una inolvidable eliminatoria contra el Manchester United en 2012. Marcó en los dos partidos. Además, ha ganado dos Supercopas: una, en 2020, el partido de ida 4 y 0, tras derrotar, entre otros, al Barcelona de Messi, Neymar, Luis Suárez y Luis Enrique; y otra, en tiempos de pandemia, en 2020, tras ganar al Real Madrid y al Barcelona. Y claro, también consiguió la Copa el año pasado, lo que le permitió volver a surcar la ria en gabarra para disfrute de todos los aficionados del Athletic.
Pero la importancia de De Marcos es mucho más profunda de lo que indican los datos. El hueco dejado por el alavés difícilmente se va a llenar, no en el campo, por haber jugado las últimas temporadas en el once inicial; no en el vestuario, porque su personalidad conecta con los valores de siempre del Athletic: humildad, sacrificio, trabajo duro... O sea, que De Marcos encarna mejor que nadie ese lema "a lo bajini" que últimamente ha puesto de moda Iñaki Williams.
Un sinfín de anécdotas
Y para darlo a conocer hay varias anécdotas. Por ejemplo, pasó años visitando a chavales de oncología pediátrica del hospital de Cruces antes de que eso saliera a la luz a los cuatro vientos. Una vez más, en 2011, el jugador del Zaragoza Javier Paredes le hizo una fea entrada que le provocó un desgarro en el escroto y en el recto. A De Marcos le pusieron gasa en la herida, y siguió jugando el partido durante una hora. Una vez finalizado el partido, fue trasladado al hospital y le dieron 25 puntos de sutura.
De Marcos anunció en Lezama que dejaría de jugar al fútbol. Donde el Athletic cultiva la cantera, ante el arco del antiguo San Mamés, rodeado de familia, trabajadores del club, compañeros y ex compañeros. "El Athletic es como un gran iceberg; y la mayor parte no está a la vista: debajo está la lealtad, la fidelidad incondicional y el compañerismo de un pueblo. Para muchos es fútbol; para mí, familia ", comentó el alavés. De Marcos, por tanto, es de nuestra familia, de la familia del Athletic, un jugador digno de enmarcar.
Óscar de Marcos Athleticen jokalari eredugarriak agur esan zion futbol profesionalari eta bere hutsune nekez beteko da
Irakurleak lerro horiek irakurtzen dituenerako, Athletic gutxienez Ligako lehenengo partida prestatzen ibiliko da Sevillaren kontra. Hala ere, denboraldi desberdina izango da aurtengoa, 2009tik lehendabiziko aldiz, Óscar de Marcos kapitaina (Guardia, 1984) lehenengo taldean egongo ez delako. Bere hutsunea nabaria da, erreferente nagusietako bat delako eta ibilbide oparoa izan duelako. Markoan ipintzeko moduko jokalaria izan da arabarra, zalantzarik ez dago.
Para enmarcar
Óscar de Marcos, jugador modélico del Athletic, dijo adiós al fútbol profesional y su vacío difícilmente se cubrirá
Cuando el lector lea estas líneas, el Athletic preparará al menos el primer partido de Liga contra el Sevilla. Sin embargo, será una temporada diferente, por primera vez desde 2009, ya que el capitán Óscar de Marcos (Laguardia, 1984) no estará en el primer equipo. Su ausencia es evidente porque es uno de los principales referentes y ha tenido una trayectoria prolífica. El alavés ha sido un jugador como para enmarcar, no hay duda.
viernes, 18 de julio de 2025
Brazalete Files #18 | Gorostiza: bala roja, juguete roto
Fuente: panenka.org
Pocos meses antes, el cineasta Manolo Summers había tenido la acertada idea de dedicarle un fragmento de su documental Juguetes rotos. Porque ese hombre de 57 años que murió solo, alcoholizado y arruinado, no era otro que Guillermo Gorostiza, uno de los mejores jugadores de los primeros 50 años del fútbol español.
Apodado ‘Bala Roja’ por su velocidad en la banda, Gorostiza vivió como jugó: rápido y letal, escurridizo y juguetón. Ganó Ligas con el Athletic Club y el Valencia, se llevó un Pichichi, fue uno de los debutantes de España en los Mundiales, y se enroló en el Euzkadi republicano para luego hacer la guerra con los sublevados.
Genio precoz, mito derruido, trágico epílogo. Y luego, el olvido. Manolo Summers y su Juguetes Rotos trataron de salvar a Gorostiza de la desmemoria. Algo que, mediante la investigación histórica, también promueve Lartaun de Azumendi, periodista y uno de los mejores conocedores del pasado del Athletic Club. En sus manos nos ponemos para recordar a ‘Bala Roja’.
Escucha en Spotify el nuevo episodio del podcast:
Nuevo episodio de Brazalete Files ya disponible. Hablamos sobre Guillermo Gorostiza, una de las primeras estrellas del fútbol español, que murió solo, alcoholizado y arruinado
Bilbao, 23 de agosto de 1966. Las monjas que atienden el Sanatorio de Santa Marina descubren que uno de sus pacientes acaba de fallecer. Bajo su almohada hallarán una de sus escasas posesiones: una pitillera de plata con la inscripción “Al mejor extremo izquierdo del mundo de todos los tiempos”.
jueves, 17 de julio de 2025
Entrevista a Manolo Delgado
Fuente: Canal YouTube Athletic Club
Entrevista a Manolo Delgado por su 80 cumpleaños y sus 50 años como león
sábado, 21 de junio de 2025
Zarra, hombre y arquetipo
Artículo publicado por Matias Prats en el número 44 de la publicación Athletic Club en 1985
Me agrada escribir sobre Zarra. En parte, porque su nombre está unido a mi mejor época como locutor deportivo y su sola mención despierta en mí recuerdos profesionales enormemente emotivos, en parte también, y esto sobre todo, porque desde siempre he considerado a Zarra como un símbolo de valores y cualidades que incluyen lo deportivo, pero que van más allá, hasta aspectos que caen dentro de los límites de una conducta humana y social ejemplarizadora.
Zarra fue todo un arquetipo, además de un símbolo. Representaba sobre el campo de fútbol y fuera de él una larga serie de aptitudes; pero a la vocación y al «bien hacer» supo añadir un toque personal de maestría y seriedad que hizo de él un arquetipo y al mismo tiempo un mito, sin necesidad de esperar al juicio de la historia, domingo a domingo, en plena actividad, cuando mayores son los riesgos de la crítica apasionada, de la versatilidad de los aficionados o de los juegos de intereses. Telmo Zarraonaindía ha sido el símbolo de todo esto: Zarra-delantero centro, Zarra-gol, Zarra-furia española, Zarra-vasco, Zarra-nobleza, Zarra-deportividad, Zarra-valentía, Zarra-amor propio, Zarra-corazón, Zarra-lealtad, Zarra-compañerismo...
Aún podríamos ampliar más la simbología. Me voy a concentrar, sin embargo, en unos pocos de estos símbolos, quizá porque participan más de los rasgos del arquetipo, y también porque en torno a ellos se ha forjado el mito y la leyenda de este gran deportista. Zarra ha sido en el Athletic y en la selección española el delantero centro por antonomasia. En esta afirmación se encierra un elogio esencialmente futbolístico. El delantero centro y el guardameta son los dos parámetros que mejor definen el significado del fútbol como deporte, en cuanto en ellos se sublimizan las virtudes de hacer el gol y de evitarlo por sus posiciones de punta en el terreno de juego -vértices de ataque y defensa respectivamente- y porque tradicionalmente protagonizan el «remate» y la «parada». Zarra fue en este sentido un delantero centro nato. Es verdad que esta concepción del fútbol ya no existe, como no existe tampoco la posición de cinco delanteros en línea, pero no es menos cierto que caracoleando por aquí o por allí, con el número cambiado a la espalda, haciendo subir hasta el área adversaria a los defensas propios (a ser posible a los gigantes con mentalidad de encestadores de baloncesto), los equipos de hoy buscan alguien con sentido del remate, un simulador oculto hasta ese momento al que se le hayan infiltrado todas las perdidas virtudes del antiguo delantero centro
Zarra perteneció a la época de los delanteros centro que corrian de cara a la portería contraria -25 metros, 10 metros, 5 metros, 1 metro en muy pocos segundos- acompañando con los pies, el cuerpo y la mente la carrera ignea de los extremos, y sincronizando su salto su escorzo en el aire, su choque con la pelota a una trayectona que más era de balistica que de juego organizado. ¿Os habeis fijado que el Athletic tradicional, el coleccionista de títulos y goleadas, siempre tuvo buenos delanteros centro y no menos excelentes guardametas, los dos vectores del fútbol gol? El gran Telmo tenía tal sentido de su posición en el área y tal conciencia de para qué buscaba el balón, que no siendo un estilista -ni falta que le hacia- pocos jugadores como el han compuesto tan gallarda y airosamente la figura del rematador. A veces nos parecía que no era un hombre, sino un poster, o que no era de came y hueso sino de barro y alma de escultura, tan alado era su ademán, tan veloz su ímpetu, tan estelar su carrera. Ha quedado inmortalizado al óleo por los pinceles de Garavilla, pero igual podría haber sido un modelo helênico en las Olimpiadas con todo su cuerpo en tensión, disparado hacia el remate, ese capitel corintio o jónico del fútbol-emoción.
Zarra fue un destino cumplido. Empezó siendo un chaval de Munguia que le daba bien al cuero por los pueblos de su Vizcaya natal y acabó en figura del Athletic, el mejor goleador bilbaino de todos los tiempos, émulo de «Pichichi», de Bata, de Unamuno, con Gainza, los mejores jugadores de Europa, león de San Mamés junto a Cilaurren, Garay, Gorostiza, Iraragori, Lafuente, Iribar, Panizo y tantos más. Su hambre de gol iba acompañada de tanta valentia, de tanta furia, de tanto corazón, de tanta nobleza que sus contrarios parecian abrirle calle, asombrados, para que una y otra vez lograse la gesta del gol imparable. Su cabeza fue comparada a la de Winston Churchill y no hubo en el área pequeña, la de los sustos, nadie que encogiera su temple. Las goleadas del Athletic en San Mamés eran de escândalo, con tanteos que rebasaban frecuentemente la media docena de goles, mientras en su corretear por otras ciudades españolas se lograban empates a tres o a cuatro, o se vencia por dos y tres tantos de diferencia como exponente de un fútbol ofensivo, rematador, que parece desaparecido para siempre.
Hay paralelismos y sincronías en la vida de Zarra que son la clave de su ejemplaridad. Esa linea de correlativos empezaba en su temperamento cien por cien vasco, seguia en su carácter de valiente fajador que ante nada se arredraba; se prorrogaba en la identidad con un club -el Athletic- que parecía estar hecho, desde los tiempos de los hermanos Belauste, para que se alinearan en el once corazones como el de Telmo, paradigma de la victoria con esfuerzo y limpieza y continuaba en su proyección internacional heredero de aquel espíritu de Amberes -España, subcampeona olimpica- que hizo de Bilbao y del Athletic las mejores «lanzaderas» del fútbol español, hasta el punto de que, por muchos años, fue rigurosa verdad aquel aserto de si hay Athletic, hay selección nacional. Yo llegué a estar unido indisolublemente a los goles de Zarra. Un fútbol de ataque que se planteaba y desarrollaba con muy pocos pases, a ser posible largos, con unos extremos que cortan la linea velozmente para obligar a los defensas a replegarse de cara a su propia portería y con unos centros templados, algo retrasados, para dar ventaja al delantero que intentaba cortar su trayectoria con fuerza, sumando al empuje del salto la inercia de la carrera, era una ocasión magnifica para el lucimiento de un locutor deportivo que también quiere llegar expeditivamente, con pocas palabras, al área de los sustos, allí donde los goles se amasan y la emoción prende en los auditorios. Ahora, cuando el transcurso inevitable del tiempo me ha situado en otras tareas periodísticas, me congratulo de haber sido coetáneo de Zarra y de unas generaciones de futbolistas que liberaron al Matias Prats de entonces de hacer locución de centrocampismo, con pases atrás y a los lados, en un rigodón cansino y reiterante que quita ritmo y brillantez a las retransmisiones. De aquella etapa quardo como un tesoro mis simpatías al Athletic y la amistad con unos jugadores extraordinarios que me hicieron creer en la ilusión de una delantera de seis hombre formada por Iriondo-Venancio-Zarra-Panizo-Gainza y Prats, en la que ellos eran la épica y yo la lírica, ellos forjaban la epореуa у yo la cantaba.
Yo he metido muchos goles con Zarra. Entre otras cosas, porque eran goles que se veían venir -citas del balón y el hombre a muchos metros de distancia, por el aire o a ras de tierra- que me permitian inflexionar la voz, que me hacían participar en el suspense de la jugada, y correr desalado hasta rematar con furia sincronizando la palabra ¡gol! con el testarazo o el chut, que alojaba el esfénco en las mallas. Pero de entre estos goles al alimón, el lograndolos y yo cantandolos, hay algunos inolvidables el gol a la selección inglesa en el Estadio Maracană de Rio de Janeiro, en el Mundial de 1950, cuando la radio colectiva de consola o de aparador (todavía no hablan aparecido los transistores) convocó a España entera en las casas, en los bares, en los locales públicos, para demostrar que un remate de Zarra sobre la marcha, sin parar la pelota, era capaz de acabar con la hegemonía futbolística de Inglaterra, y en la misma temporada, los cuatro goles de Zarra al Valladolid de la mejor épоса, en una final de Copa disputadísima, en la que tres de los tantos los obtuvo contra reloj, en la prórroga, cuando Telmo Zarraonaindia, con muchos de los protagonistas del encuentro ya agotados, levantó la bandera del pundonor y la bravura entre las aclamaciones de un público que le idolatraba.
Es imposible escribir la historia del Athletic, ni, por supuesto, la del fútbol español -yo creo que tampoco la del fúrbol mundial- sin dedicar un capitulo de honor a las proezas deportivas de aquel Telmo Zarraonaindia, Zarra, que fue mucho más que un futbolista, que fue sobre el césped de los Estadios una actitud y un comportamiento, una moral y un estilo. Me precio de haberle conocido, de haberle valorado y, sobre todo, de habernos elegido mutuamente como amigos. Gracias por haberme permitido escribir sobre Zarra.
miércoles, 18 de junio de 2025
Jesús Garay, la elegancia del Athletic de los años cincuenta
Entrevista publicada en el número 44 de la publicación Athletic Club en 1985
Su traspaso fue uno de los más sonados en la historia del Athletic. Siempre será, para los «hinchas» del Athletic, la tribuna «de la Misericordia», pero hubo unos años en los que la gente empezó a hablar de la tribuna «Jesús Garay». Ya estaba en el Barcelona aquel begoñés nacido el 10 de septiembre de 1930. Jesús Garay fue uno de los jugadores más elegantes, quizás sea el calificativo que más le cuadre, que ha tenido el equipo bilbaino.
Mil pesetas de ficha
Aquel chaval zurdo dio sus primeras patadas a una pelota allá por «la campa del muerto», Basarrate, hasta que empezó a entrar en los equipos colegiales del Patronato y Berri-Ochoa. Jugaba de extremo izquierdo, naturalmente. Un año de federado y a los 16 años... «Me fichó el Begoña por dos temporadas, pero en la segunda me llamó ya el Athletic por mediación de los directivos Eguiluz y Darío Zavala. Me dieron 1.000 pesetas de ficha y otras 250 de sueldo al mes. Era la campaña 48-49...».
Al Erandio, ida y vuelta
Pero el ascenso pareció prematuro y... «Me cedieron al Erandio para la temporada 49-50. Jugué de medio. Estábamos allí Lasquíbar, Ojinaga, Gárate II... Pero antes de terminar me reclamó también Josechu Iraragori. Poco después, 50-51, empiezo a entrar en las alineaciones como titular con Nando. Después de Iraragorri vino Antonio Barrios. Habíamos ganado la Copa del 50 al Valladolid, aquel 4-1 de Zarra, pero yo no jugué esa final. Sí, Barrios empezó a renovar el equipo, no tenía más remedio...
Sus entrenadores
Jesús Garay guarda un gran recuerdo de sus entrenadores en el Athletic «Iraragorri fue más un padre que un entrenador para mí. Te decía esto se hace así y lo hacía. De Antonio Barrios aprendí una cosa importante, una disciplina de profesional. Daucick lo tengo como un hombre conocedor de las cosas pequeñas del fútbol, que son importantes. Conocía la sicología del jugador de tal modo que te convencia. Con Daucick fuimos un gran equipo muy compensado en todas las líneas, durante unos años».
Titulos rojiblancos
Con el Athletic Jesús Garay ganó tres títulos de Copa -55, 56 y 58- y también la Liga del 56 (fue temporada de doblete).
¡Aquella final con Baltasar Albéniz en el banquillo de los campeones...! «A Baltasar le llamábamos «gizona», el hombre. Era todo un hombre. Habíamos jugado una mala Liga, quizás la preparación no era la más adecuada. Albéniz nos pidió consejo a varios, cambiamos los planes ¡y arrasamos!».
El equipo de aquella década también marcó una época «Quizás si... Eramos buenos compañeros, pero sobre todo, amigos. La verdad es que en este aspecto habíamos cogido la onda de los anteriores jugadores del equipo. Ahora las cosas se han disparatado y ahí están las deudas de los clubs...».
Ver fútbol
Otros tiempos... «Nosotros nos preparábamos para ganar, sempre para ganar. Ahora me tengo que cuidar y voy poco a San Mamés porque sufro de verdad, pero me hincho de ver fútbol a pesar de ir poco por San Mamés. Veo a los chavales, alevines, juveniles y hasta partidos de la Regional Y luego tengo lo de la Escuela de Lezama, donde se trabaja en fuerza y en técnica. Lógicamente los de menos edad trabajan más la técnica».
Cuando se lo llevó el Barça
Jesús Garay era un jugador elegante y espectacular... «Bien, los chavales se distraen ahora con otros deportes, antes sólo tenian el fútbol. Se habla de jugar a lo práctico, sí, pero ¿cuántos años se pueden jugar así? Hay un excesivo desgaste y una enorme tensión. En la temporada 60-61 los directivos del Barcelona llegan a un acuerdo con Javier Prado, el presidente del Athletic y Garay ficha por tres temporadas por el Barça. En la operación (unos seis millones) entra también Gonzalo Beitia. «Yo no queria marcharme de ninguna manera. Estaba proyectando poner una tienda de deportes, estaba en casa, pero... Las gestiones las llevó mi hermano José. En lo económico sali ganando mucho. En el Athletic estaba por 225.000 pesetas al año. El Barça me ofreció un millón por temporada. Creo que le pedia al Athletic un fichaje por cinco temporadas a 350.000. No aceptaron y me marché»
Triunfar en Barcelona
Tuvo que ser un cambio radical... «Me encontré en un ambiente completamente distinto, mucho más profesional. Recuerdo que en los primeros meses tuve algunos problemas. No sé, tal vez por tener que sustituir a algün jugador catalán. Había allí una mezcla de gentes. La Prensa catalana me «meneó» mucho al principio, esa es la verdad. En cambio el público se portó fenomenalmente conmigo, no me silbó ni una sola vez en cinco años. Luego también la Prensa cambió y hasta recuerdo que me concedieron el Premio Naranja y todo».
La emoción de volver a San Mamés
En el Barça tuvo como entrenadores al yugoslavo Brosic, a Orizaola, Luis Miró, Gonzalvo II, Kubala, Cesar... «Ganamos una Copa y fuimos subcampeones de Europa. Y ganamos también todos los trofeos amistosos» Jesús Garay había estado 12 años en el Athletic, 10 de ellos jugando. Y luego volver con otra camiseta... «La primera vez que volví a San Mamés sentí una emoción tremenda, un no sé qué, pero era un profesional que tenía que cumplir. En septiembre del 63 aquella rotura de ligamentos de la que le quedó una secuela. Ya volvi jugando de libero y lo estaba haciendo francamente bien, pero me sustituyó Gallego en el 64».
De Málaga... a casa
No había terminado sin embargo el camino futbolístico de Jesús Garay. «No, porque en la temporada 65-66 estuve en el Málaga. Jugamos muy bien. Teníamos un bonito equipo con Pepillo, Chuzo, Ben Barek. Hacíamos buen fútbol, sí, pero era un equipo demasiado veterano. Guardo muy buenos recuerdos de aquella gente sensacional. El caso es que al final me dieron a elegir y decidí volverme a casa, Bilbao. Primero al negocio de construcción que teníamos y ya más tarde a Lezama, donde llevo 13 años, me parace, en la Escuela. Y también metido en la asociación de veteranos del Athletic desde hace 18 años».
Internacional y admirador de otros
Una brillante, larga y cuajada carrera de un hombre que también fue internacional en numerosas ocasiones, internacional reconocido fuera de nuestras fronteras por su juego majestuoso, de categoría, elegante siempre. Tantos partidos, tantos jugadores... «Hombre, siempre te queda la impresión de los que a uno le parecieron fenómenos. Como Maguregui, Piru Gainza, Panizo ¡tantos del Athletic! Y luego Di Stélano, Kubala y aquel holandés, Wilkes, que fue un jugador sensacional, o Cruyff que para mi ha sido mejor que Maradona. Cruyff era potente y tenia aquel cambio de ritmo. A mi Maradona me ha paretido un gran jugador, pero físicamente pobre...»
Jugador y caballero
Y sigue al pie del cañón rojiblanco. Jesús Garay en la Escuela de Lezama, tratando de escudriñar las posibilidades de los chavales que empiezan, puliéndoles sus normales defectos futbolisticos, soñando con dar «camadas» de campeones, de auténticos «leones», Jesús Garay, como tantos otros, fue un capítulo, un punto y aparte, en la vida del Athletic. Dejó huella en todos los equipos por los que pasó. Huella de excelente jugador y de hombre de bien, de gran deportista y autentico caballero dentro y fuera de los terrenos de juego.
martes, 17 de junio de 2025
Marcaida, de la Plaza Nueva a los alirones con el Athletic
Entrevista publicada en el número 43 de la publicación Athletic Club en 1985
Nadie se podia figurar que aquel chaval de 11 años que pagaba al fútbol («cuando habia una pelota ¡vaya lujo! porque muchas veces jugábamos con una peladura de naranja») en los soportales de la Plata Nueva, iba para jugador del Athletic y para campeón con varios alirones. Era Félix, que estudiaba en el colegio de los Maristas y además de defensa, que no seria precisamente el puesto en el que luego iba a triunfar con los «leones». Aquel crio habla nacido en Lujua el 20 de noviembre de 1931. Alli, en la unamuniana Plaza Nueva, estuvo dándole a los libros, a la pelota y a la trompa, hasta los 16 años...
Aquellos bocadillos de Lujua...
Félix Marcaida Aurrecoechea, pero en el fútbol se quedaria siempre como Marcaida. Aquel primer año jugando en la Regional, Marcaida no ganó, por supuesto, ni un duro en el equipo del pueblo, el Lujua. «Pero estabas en casa y nos daban unos bocadillos...» Marcaida ya jugaba de interior cuando le llamó el Baracaldo. «Estuve tres temporadas all y tuve como entrenadores a Mandaluniz, Manolo Travieso y Juanito Urquizu ¡buena gente! Coincidi entonces con Orue y Tini, que estaban cedidos por el Athletic...»
Un fichaje ilegal
Queria jugar en el Athletic («La aspiración de todos los futbolistas vascos...») pero estando en el Baracaldo fichó por el Racing de Santander. «Pero resulta que había fichado antes del 30 de junio y entonces aquello era ilegal. No sé si fue por aquello, pero el caso es que el Club, el Athletic, me lamó y fiché inmediatamente». Asi el Racing perdió un buen rematador, un goleador. «Yo lo que queria era jugar en el Athletic. Fiche por cinco años a 80.000 pesetas por temporada». No hubo regateos: 400.000 pesetas para el de Lujua y a entrenar a las órdenes de Antonio Barrios.
Primer alirón
«Al principio me tuve que conformar con pocos partidos. A Barrios le tocó una tarea dificil, la de los relevos. Se iban los «grandes» y estaba naciendo otro equipo. Recuerdo que la primera temporada, la 52-53 solamente jugué nueve partidos y la siguiente, once. Entonces a Barrios le sucedió Daucick. Ya empecé a jugar más. En la Liga no pudimos hacer demasiado, aunque metíamos goles, pero en la Copa llegamos a la final. Fue un partido muy competido, pero de muy buen ambiente antes y después, sin líos. Nosotros sabíamos que Canito estaba lesionado y no podía jugar. pero nos llevamos una sorpresa cuando Daucick dio la alineación. Arteche jugaba de defensa izquierdo y Azcárate iba de extremo. ¡Qué volea agarró Uribe! Luego toda aquella gente aplaudiéndonos en el recibimiento como campeones. No se me olvidan aquellas palabras de Enrique Guzmán, nuestro presidente ¡Hemos ganado con once aldeanos! No habia absolutamente nada peyorativo en aquellas palabras, sino una clara alusión a la cantera del Athletic, campeón frente a otros equipos de presupuestos mucho más altos...
Una serie brillante
La campaña 55-56 ha sido una de las más brillantes e importantes del Athletic de cualquier época. Marcaida fue uno de sus protagonistas. «Claro, tengo muchos y buenos recuerdos, aunque la memoria ya... Si recuerdo, por ejemplo, que perdimos con el Murcia en San Mamés y Daucick nos dijo que lo arreglasemos los mismos en el partido de vuelta. Y les eliminamos de la Copa. La Liga fue un duelo con el Barcelona, al que ganamos en San Mamés. En el último partido le metimos tres al Valladolid y desde el mismo San Mamés nos fuimos al Ayuntamiento como campeones Aquella Liga metimos muchos goles, es verdad».
«La final de los pitos»
Aquel Athletic era un equipo muy compensado. Para «Piru» Gainza el mejor que conoció. Marcaida nunca olvidó aquella final de los pitos». A nosotros aquello no nos importó, al contrario nos sirvió de estímulo. Ellos marcaron primero, pero empató Arteche y luego ¡aquel cabezazo de Maguregui! El Atlético de Madrid perdió por 2-1. Y el Athletic se fue a jugar la Copa Latina cuya final perdería ante el Milán. Si, después estuvimos un par de dias en Roma. Nos recibió el Papa en el Vaticano y alli cantamos todos el alirón. Luego otro fenomenal recibimiento, por la Copa, en el «Bocho».
Retrato de aquel Athletic
Se ha hablado tanto de aquel Athletic... «Maguregui dirigía desde atrás todo el juego. Es que nosotros no sabiamos defender en bloque como hacen los de ahora: José Luis Arteche era genial, hacia la guerra por su cuenta y además metia goles. Nos entendíamos todos muy bien. ¿«Piru»? «Piru» Gainza era un poco como un padre para nosotros y además nos aconsejaba. Y todavía era, además, un gran jugador. Así que el equipo iba muy bien...»
Los doce del alirón
Daucick, pese a los triunfos, se fue «con ruido» y llegó Baltasar Albéniz. «En aquella Liga se equivocó Albéniz. Nos machacaba en los entrenamientos y estabamos muertos. En la Copa cambió todo y arrollamos. Por cierto que de aquella Copa hay una anécdota la ganamos doce jugadores, solamente doce. Yo no jugué la final porque Albéniz decidió así, pero jugué hasta la primera semifinal. Lo del recibimiento es para recordarlo toda la vida».
Marcaida, titular con M. Francisco
Pocas veces un entrenador ha sido sustituido después de ganar una final de Copa... «Bueno, pero parece ser que como habíamos hecho una mala Liga, la Directiva había estado buscando otro entrenador y ficho al brasileño Martim Francisco. Con aquel jugué de titular otra vez, como con Daucick. Conmigo se portó muy bien...» Sin embargo Marcaida no estuvo en la racha de los 33 goles en 4 partidos consecutivos. «No, los tuve que ver desde la grada porque estaba lesionado y después como el equipo marchaba muy bien, pues a esperar un poco más...»
Lesión jugando... al baloncesto
Marcaida era un luchador, un jugador práctico y un excelente rematador de cabeza. El principio del fin llegó, es un decir, con aquella lesión en la temporada 61-62. «Estaba lloviendo aquel día y nos fuimos a entrenar al pabellón de la Feria de Muestras como solíamos hacer. Fue jugando ¡al baloncesto! En un encontronazo tuve lesión de menisco y ligamentos. Una operación, la recuperación, en fin....». Marcaida estuvo en el Athletic hasta Marzo del 63, en que se fue al Europa del Barcelona. «Jugué cuatro meses alli y ascendimos de 3ª a 2ª. En la 63-64 jugué con el Pontevedra en Primera y de alli pasé al Huelva, en el que coincidi con Maguregui, Rentería, Urquijo, López el portero... Tenía ya 34 años y lo dejé. A casa y a los negocios de construcción...»
Marcaida «Daucick fue el mejor»
Tantos recuerdos... Los entrenadores, por ejemplo. «Barrios tenía mucho carácter y era un buen entrenador. Yo creo en los entrenadores, porque son los que saben colocar a un futbolista en su sitio exacto, en su puesto. Para mí, sin despreciar a nadie, Daucick fue el mejor. Antes de los partidos iba de habitación en habitación hablando con cada uno «tú, Félix, saltas fuerte y marcas gol de cabeza». Salíamos convencidos de que éramos mejores y de que íbamos a ganar. Albéniz se equivocó y luego rectificó bien. Martim Francisco quería que jugásemos el 4-2-4 y nos iba muy bien. Yo entraba con Eneko Arieta y fue la época en la que más goles marqué. Con Ipiña y Zubieta, que fueron los dos últimos que tuve en el Athletic, ya iba jugando menos partidos. La lesión, la edad...».
¡Ser del Athletic!
San Mamés, Bilbao, el Athletic, «la hinchada»... «Todo, todo eso es impresionante para un jugador del Athletic. Cuando San Mamés nos animaba es que volábamos. A mi a veces el público me chillaba y todo se me venía abajo. Lo del público tiene una gran importancia para el jugador. ¡Ser del Athletic! Félix Marcaida siempre rojiblanco. Si le pides una selección de sus tiempos te da la alineación del Athletic, claro está. Pero hace memoria y recuerda a una serie de jugadores. «Al margen de los ases que hemos visto, me referiero a extranjeros, a mi me gustaría este equipo «Araquistain, Rivilla, Santamaría, Gracia, Vergés, Zárraga, que por cierto me iba fatal, porque me marcaba muy bien. Y una delantera con Basora, Kubala, Di Stefano, Luis Suarez y Gento».
Uno de los supercampeones
Pero queda claro que para Marcaida primero el Athletic y luego todos los demás. Fue un batallador y un hombre de irse a la punta, a la zona caliente. «Sí, recuerdo aquel cabezazo que le meti al Real Madrid. Fue gol, la bolita dentro, pero me di un trastazo contra el palo. Si lo llego a ver...» Felix Marcaida, un hombre que tuvo la titularided con el Athletic supercampeón de Dauciek, sencillamente porque su entega, su rendimiento y sus goles, asi lo merecieron. De la Plaza Nueva a los alirones. Un brillante recorrido de aquel interior que empezó «cobrando» de prima aquellos sabrosos bocadillos del Lujua...
José María Orue, veinte años de rojiblanco
Entrevista publicada en el número 42 de la publicación Athletic Club en 1985
José María Orue Aranguren era un chaval menudo, de 19 años, cuando el último día de 1950 debutó con la camiseta del Athletic en el viejo Metropolitano. Los «colchoneros» ganaron por tres goles a dos, pero Orue había hecho realidad uno de los grandes sueños de su vida. «Aquello fue una impresión tremenda. Salí muy nervioso». Le tocó marcar a Juncosa y se quedó boquiabierto con el fútbol del marroquí Ben Barek, que militaba en el Atlético de Madrid. Josetxu Iraragori, entonces entrenador, contaba con un nuevo león...
Ilusionados comienzos
José María Orue había nacido en Bilbao el 17 de marzo de 1931 y dio sus primeras patadas al balón en el barrio (Zorroza), con los equipos de aspirantes que formaban en «Tiempo Libre». De ahí pasaría al Acero de Olaveaga, con 15 años, en el que militó dos temporadas. En la 47-48, al mismo tiempo que Jesús Garay (del Begoña) y José Luis Arteche (del Munguía), firmó por el Athletic. Lo mismo que Gojénuri, que también llegó del Acero.
«En aquel equipo nos enseñaron algo fundamental para un deportista, que es el respeto al adversario y, sobre todo, al árbitro. Comencé jugando de lateral izquierdo y de comodín. Debí destacar en algo, porque cuando tenía 17 años recién cumplidos me llamó el Athletic. Quince mil pesetas de ficha por temporada, 500 pesetas de sueldo al mes y las «primas» correspondientes.
Una temporada en el Baracaldo
Llegar y besar el santo es privilegio de muy pocos. Orue tuvo que ganarse a pulso una titularidad que no llegaria hasta la temporada 52-53, de la mano de Antonio Barrios.
«Yo entrenaba con el equipo e, incluso, viajaba en ocasiones, pero la titularidad estaba muy dificil. Por esa razón no me importó lo más mínimo ir cedido una temporada al Baracaldo, concretamente la 50-51, que estaba en Tercera División; aquello ayudó a forjarme».
Aquellos duelos con Gento
De vuelta en el Athletic, Antonio Barrios lo sitúa definitivamente como lateral derecho, formando una linea defensiva que dejó huella en el equipo, con Garay y Canito. «Formabamos una linea segura y nos entendiamos perfectamente. En realidad, el equipo de los años cincuenta y tantos estaba muy equilibrado».
A Orue le ha tocado lidiar a extremos de mucha calidad. Tiene un recuerdo especial de Paco Gento, con quien mantuvo espectaculares duelos en la banda. «Ya tuvimos años de pelea. Al principio, incluso, nos hablábamos mal en el campo. Luego fuimos grandes amigos. Ha sido uno de los mejores extremos del fútbol mundial. Recuerdo que lo expulsaron en dos ocasiones, una vez en San Mamés y otra en Chamartin. No sabría decirte quien ganó en aquellos partidos particulares entre nosotros, pero yo apostaría a favor de el».
Cuatro títulos en 20 temporadas
José Maria Orue es uno de los leones de más larga y brillante trayectoria en el equipo rojiblanco. Totalizó la friolera de veinte temporadas bajo la disciplina del Athletic (desde los 17 años hasta los 37), aunque no siempre en el primer equipo o de titular, y colaboró en la conquista de un Campeonato de Liga y tres de Copa.
«Ganamos la Liga en la 55-56, con Fernando Daucik y también fuimos dos o tres veces subcampeones. En la Copa, ganamos los títulos de los años 55, 56 y 58, aquella inolvidable final con el Real Madrid de Di Stéfano, cuando nos entrenaba Baltasar Albéniz».
«A morir en el campo»
Era la consigna última y favorita de Fernando Daucik poco antes de que los jugadores saltaran al terreno de juego. «Venga, a morir en el campo». Fernando Daucik, un chalado del fútbol, dejó especial recuerdo en José María Orue. «Y no sólo porque hiciéramos el doblete. Era un personaje peculiar, para quien toda la vida empezaba y terminaba con el fútbol. No hablaba de otra cosa. Nos mentalizó muy bien y creo que también nos exprimió, porque sabía donde y como podíamos rendir al máximo».
«El fútbol está estancados»
A Orue le ha tocado vivir de lleno la evolución de un puesto como el de lateral, que «empezó siendo de defensas estáticos», que luego se convirtió en una especie «de sucesores de los medios alas» y que en la actualidad «son verdaderos extremos, que tienen que correr toda la banda».
El estancamiento del fútbol es un tema de reflexión para el que durante dos decenios fuera jugador del Athletic. «El reglamento no ha evolucionado lo necesario. En este sentido, la trayectoria del baloncesto es ejemplar. El fútbol, en cambio, ha perdido espectacularidad, porque los entrenadores se han especializado en armar el equipo atrás. No sé como, ni de que manera, pero habría que premiar el gol, el fútbol ofensivo en definitiva».
«Nunca he sido leñero»
En el recuerdo de algunos aficionados aún está fresca la imagen de José María Orue vistiendo la camiseta número «2» del Athletic. «Creo que he sido duro, porque en esa zona hay que serlo, pero jamás leñero. Nunca he ido a la piena de nadie, aunque suplese que se podía escapar. Pienso que fui un lateral rápido, que manejaba bien el balón y que nunca despejaba de patadón. Como teníamos enfrente a muchos delanteros, nos apoyábamos bastante».
Otro de los «sambenitos» que el paso del tiempo le ha adjudicado a Orue es el de haber llevado una vida casi monacal. «Me cuidaba mucho, es cierto, pero no como un sacrificio, sino porque me gustaba la vida de deportista y estaba satisfecho practicándola. Si, además, como sucedía, era mi profesión, no creo que debiera extrañar a nadie».
Agradecimiento al fútbol
Ni una sola palabra de reproche. Ni un altercado con jugadores, técnicos o directivos. La machadiana definición de bueno cuadra a la perfección con este bancario, fundamentalmente honesto, que un día se dio cuenta de que el fútbol había que aparcarlo en el recuerdo. «Hay que hacer un esfuerzo personal grande para asumir el cambio, que en algunas ocasiones es radical. Yo lo encajé bien, porque sólo tengo palabras de agradecimiento para el fútbol, para el Athletic y, muy especialmente, para los aficionados de San Mamés. En el fútbol he cubierto una etapa de aprendizaje tremendamente provechosa y enriquecedora».
domingo, 15 de junio de 2025
50 años del primer rugido de Goiko
Fuente: athletic-club.eus (15/06/2025)
Hablar de Andoni Goikoetxea supone referirse, además de a uno de los centrales más destacados de la historia del Athletic Club, al último medio siglo de la entidad. Y es que se acaban de cumplir 50 años desde que un imberbe defensa de Alonsotegi se estrenó, con apenas 18 años, en el primer equipo rojiblanco, un 9 de junio de 1975. Fue el inicio de una gloriosa carrera que se prolongó durante 13 campañas en las que disputó 369 partidos -359 como titular- como león en los que anotó 44 tantos, una cifra nada desdeñable tratándose de un zaguero. Futbolista generacional, fue parte del equipo que ganó los títulos de La Liga en 1983 y 1984, además de la Copa y la Supercopa también en 1984. Junto a ello, fue finalista de la copa de la UEFA en 1977 y de la Copa tanto en 1977 como en 1985. Una brillante trayectoria que se cerró en 1987, cuando el Athletic le traspasó al Atlético de Madrid a cambio del delantero Peio Uralde y una importante suma económica. Goikoetxea se mantuvo tres temporadas en el cuadro colchonero.
Fue en un partido de Copa frente a la Real Sociedad en Atotxa bajo las órdenes de otro mito como Rafa Iriondo y, curiosamente, se estrenó como lateral izquierdo debido a una lesión de Félix Zubiaga. Encomendado al marcaje de Santi Idigoras, una de las figuras del equipo txuri-urdin, y acompañado de Jose Angel Iribar, Javi Eskalza, Dani Astrain, Ángel María Villar, Jose Mari Amorrortu, Pedro Mari Zabalza, Dani Ruiz-Bazán o Txema Lasa en el once, los leones cayeron por 3 a 1 en el viejo terreno de juego del barrio donostiarra de Egia. Apenas, una semana después, en San Mamés, el Athletic volteó la eliminatoria ante su aficion. El tiempo reglamentario y la prórroga acabaron con otro 3 a 1 para los rojiblancos, merced a los tantos de Villar, Carlos y Dani. En la tanda de penaltis, los leones se impusieron por 6 a 5 y un jovencísimo Goiko marcó el suyo. En definitiva, el bautismo de fuego de una gran carrera.
Durante su trayectoria en el primer equipo fue dirigido por técnicos como el citado Rafa Iriondo, Koldo Agirre, el austriaco Helmut Senekowitsch, Iñaki Sáez -en dos etapas-, Javier Clemente y Jose Angel Iribar. Goiko fue uno de los baluartes defensivos compartiendo zaga con Dani Astrain y José Ramón Alexanko en primera instancia, con Rocky Liceranzu en la etapa de Clemente y, finalmente, con un pujante Genar Andrinua. Icono del equipo campeón de los ochenta que vivió las dos primeras salidas de La Gabarra, también fue internacional con las selección vasca y española.
En septiembre de 1983 vivió otra de las situaciones que marcó su carrera con la dura entrada que ocasionó la lesión de Diego Armando Maradona, entonces jugador del FC Barcelona, su tobillo izquierdo. Una jugada que «no venía a cuenta», tal y como recuerda un Goiko que ha mostrado repetidamente su desazón por lo sucedido durante décadas. Castigado con 17 partidos de sanción, posteriormente reducida, padeció una enorme presión mediática que trascendió ampliamente de lo deportivo en un momento social complejo. El de Alonsotegi conoció la sanción poco antes de salir a disputar el partido de vuelta de la eliminatoria de Copa de Europa ante el Lech Poznan. La necesidad de remontar y la sensación de agravio tras el castigo al de-fensa rojiblanco propiciaron un ambiente electrizante. Goikoetxea anotó el primer tanto, los leones remontaron y el zaguero acabó siendo sacado a hombros por sus compañeros.
Una noche para la historia, inmortalizada primero con la foto de Ángel Ruiz de Azua y, posteriormente, con el cuadro de Iñaki García Ergüin. Una imagen de fuerza que evoca el rugido del león, el rugido de un Goiko que actualmente continúa trabajando para el Athletic inmerso en la parte más social del Club cuando se cumplen 50 años de su debut. Zorionak Goiko!
El mítico defensa de Alonsotegi, doble campeón de Liga y ganador tanto de la Copa como de la Supercopa, debutó un 9 de junio de 1975 en el viejo estadio de Atotxa
viernes, 2 de mayo de 2025
Record de Óscar de Marcos
Fuente: X @AthleticClub
©️ De Marcos, jugador del Athletic Club con más partidos en Europa.
— Athletic Club (@AthleticClub) May 1, 2025
🔝 Nuestro capitán no para de romper barreras.
👏 Zorionak, Oscar!#AthleticMUFC #UniqueInTheWorld 🦁 pic.twitter.com/nJZV13xVhE
miércoles, 30 de abril de 2025
El León de Europa
Fuente: Boletín del partido Athletic Club - Manchester United (01/05/2025)
Tanto De Marcos como Susaeta fueron miembros de la plantilla que deslumbró al mundo con su espectacular juego en la campaña 2011/12, a las órdenes de Marcelo Bielsa, participando en los sonados triunfos en los feudos del Manchester United (2-3) y del Schalke 04 (2-4). El eibartarra permaneció en el primer equipo de 2007 a 2019, mientras que el lateral alavés comenzó a jugar con el primer equipo en 2009, desde su debut oficial el 6 de agosto de 2009 en el partido de vuelta de la previa de la Europa League frente al Young Boys en Suiza, y concluirá al final de la presente campaña 2024/25, por tanto, completará de rojiblanco un total de dieciséis temporadas.
Por otro lado, el saldo goleador de Óscar de Marcos es de los mejores en la lista histórica de nuestro club, ya que figura en la octava posición con ocho goles, todos ellos marcados en la Europa League. Por delante de él figuran Aduriz (34), Llorente (16), Susaeta e Iñaki Williams (12), Dani (11), Muniain (10) y Uriarte (9). La primera víctima de De Marcos fue el Tromso IL noruego (2009) y dos temporadas más tarde, el fútbol de ataque que preconizó Bielsa realzó su aportación anotadora en la famosa campaña del subcampeonato, con cuatro tantos conseguidos en las victorias ante el Slovan Bratislava, Manchester United, tanto en Old Trafford como en San Mamés, y Schalke 04. El resto de sus goles llegaron en las derrotas frente al Sparta Praha, en 2012; Torino FC, en 2015; y en el triunfo en el Apostolos Nikolaidis ante el Panathinaikos, en 2017.
Si los torneos europeos hubieran comenzado dos décadas antes con similares formatos a los actuales, leones míticos del Athletic de los años 40 y 50 como ‘Piru’ Gainza, con un bagaje inigualable de 21 temporadas jugando en las filas rojiblancas, probablemente habrían acumulado bastante experiencia continental. Al menos tuvo mejor fortuna que el goleador por antonomasia, Telmo Zarra, que se retiró del Club el mismo año en el que comenzaban los enfrentamientos oficiales entre clubes de diferentes países. Al basauritarra le dio tiempo de vivir el estreno europeo del Athletic, en la segunda edición de la Copa de Europa (Champions League) completando seis partidos, entre ellos frente al Manchester United.
De Marcos se convertirá en el rojiblanco con más partidos europeos disputados, en caso de alinearse este jueves contra el Manchester United
El récord de Markel Susaeta está a punto de expirar. El eibarrés, con 75 presencias, ocho en la Champions League y 67 en la Europa League, es el león con más partidos internacionales, pero Óscar de Marcos le superará en caso de salir al terreno de juego este jueves contra el Manchester United. El de Laguardia, que también ha participado en 67 encuentros de la Europa League y ocho de la Champions, incluso podría ampliar la cifra con el partido de vuelta en Old Trafford y una hipotética final en San Mamés. Sería el colofón a su exitosa carrera que incluye un título de Copa (2024) y dos Supercopas (2015, 2020), amén de cuatro subcampeonatos de Copa (2012, 2015, 2020 y 2021), uno de la Europa League (2011/12) y dos de la Supercopa (2009, 2022).
miércoles, 16 de abril de 2025
El reencuentro, 56 años después
Fuente: Boletín del partido Athletic Club - Rangers FC (17/04/2025)
Jose Angel Iribar viajó con la expedición rojiblanca a Glasgow para presenciar in situ el partido de ida de cuartos de la Europa League el pasado jueves, día 10, y en los prolegómenos, dentro del Ibrox Stadium, se reencontró con dos futbolistas legendarios del Rangers FC, que se habían enfrentado al Athletic en la Copa de Ferias de 1969: el lateral John Greig y el delantero Colin Stein.
Greig, que está considerado el mejor jugador del club escocés de todos los tiempos, fue el capitán en el doble enfrentamiento contra los leones, mientras que Stein fue el autor del cuarto tanto en Glasgow (4-1) en el minuto 87, un tanto que fue vital para los ‘Gers’ porque en la vuelta el Athletic ganó 2-0 en San Mamés, cayendo por tanto eliminado.
Iribar volvió a verse con John Greig y Colin Stein, aunque esta vez fuera del terreno de juego
sábado, 29 de marzo de 2025
Rojillo, blanco... y finalmente rojiblanco
Fuente: Boletín del partido Athletic Club - CA Osasuna (30/03/2025)
Juan José Urkizu Sustaeta quizá sea para las nuevas generaciones una persona desconocida, pero su trayectoria rojiblanca fue de lo más prolífica, tanto en su faceta de futbolista como de entrenador. Y para reforzar esta afirmación, baste un dato elocuente: Urkizu es quien más títulos ha conquistado en la historia del Athletic Club, un total de dieciséis, catorce como león en los años 30 (tres ligas, cuatro copas y cinco campeonatos regionales) y cuatro como técnico en los 40 (una liga y tres copas). Pero es que, además, el ondarrutarra posee varias marcas que no han sido batidas aún en el seno de nuestro club. Concretamente, se trata del único en ganar Liga y Copa siendo jugador y entrenador y, a partir de 1940, concatenó 241 partidos en el banquillo rojiblanco durante ocho temporadas, una proeza única que sigue vigente a día de hoy.
Juanito Urkizu, que era el benjamín de una familia de seis hijos, fue enviado por su padre a los Jesuitas de Orduña y allí, a los ocho años, empezó a darle patadas al balón. Lo suyo no era el sacerdocio e ingresó para estudiar en los Padres Escolapios de Bilbao, donde prosiguió jugando al fútbol y acabó en las filas del SD Deusto. Con dieciocho años, firmó por Osasuna para ocupar la posición de extremo derecha. El club navarro, con apenas un año de existencia y sin fundarse aún el campeonato de liga, peregrinaba por las categorías regionales, por lo que Urkizu permaneció cinco años como aficionado y otro como profesional. De extremo pasó a ser un defensa de gran nivel y su progresión no pasó desapercibido para Santiago Bernabéu, que le convenció para fichar por el Real Madrid, donde estuvo dos años. La muerte de su suegro le hizo regresar a Ondarroa al final de la temporada de 1928/29 para poder atender los negocios de la familia.
En junio de 1929, Urkizu fichó por el Athletic, donde se le acuñó el mote de Katugorri o Gato Rojo por el color rojizo de su cara y de su pelo. Sus grandes éxitos los consiguió con el Athletic, donde permaneció en la posición de lateral hasta la Guerra Civil, logrando cuatro Campeonatos de Liga y dos subcampeonatos además de tres títulos de Copa, todos ellos a las órdenes de Mr. Pentland, excepto la última liga, que fue con el técnico Patricio Caicedo. Katugorri era todo ardor, agilidad felina y mucha visión de juego.
Colgó las botas en 1935 y un lustro más tarde, reestructuró una plantilla que había quedado tocada tras la contienda civil, ganando los anteriormente referidos doce títulos. Entre sus pupilos figuraban leones como Lezama, Panizo, Zarra, Iriondo, Gainza, Bertol, Nando, Mieza, Oceja, entre otros. En la temporada 1947/48 solo estuvo siete jornadas en el banquillo y pasó a dirigir al Barakaldo CF, donde protagonizó una anécdota el 18 de enero de 1948 en el CD Castellón-CD Baracaldo Altos Hornos de Segunda División. El conjunto fabril se presentó con muchas bajas al partido del estadio de Castalia, tantas que el entrenador gualdinegro Juanito Urkizu, con 46 años, tuvo que alinearse a sí mismo como extremo jugando al lado de Canito y Venancio, dos grandes futbolistas que más adelante también iban a hacer historia en el Athletic.
El ondarrutarra Juan Urkizu, la persona que más títulos ha ganado con el Athletic, jugó primero en Osasuna y después en el Real Madrid antes de venir a Bilbao
jueves, 20 de marzo de 2025
Venancio, ¡aquel cañón rojiblanco!
Entrevista publicada en el número 34 de la publicación Athletic Club en 1985
Hubo un famoso seleccionador que en cierta ocasión dijo «A mi que me den jugadores de Simondrogas, de 1,75, y se acaban los problemas». Y es que el popular barrio sestaoarra ha dado muchos y buenos jugadores, cuya lista podría encabezar nada menos que Panizo. Bien, pues Venancio Pérez Garcia, «Venancio» en la delantera histórica del Athletic y también de la Selección, nació el 22 de abril de 1921 en Sestao... pero no es de Simondrogas, aunque allí se crió: «Bueno siempre se ha dicho que yo era de Simondrogas y en verdad es que no, aunque allí me crié...».
Cuando llegó a Simondrogas
Fue una infancia dura Venancio perdió a su padre cuando solamente tenía 6 años. «Si, y al morir mi padre fui interno al Colegio de Santa Eulalia donde estuve 8 años. Cuando iba a salir ya se murió mi madre y me quede solo, huérfano. Me recogió un hermano de mi madre, un tío mío que vivia en Simondrogas y de ahí el que me asocien al barrio, cosa que a mi me ha parecido siempre fenomenal. Por aquellas fechas, tenia 16 años, conoci allí a «Pani»...».
Los hierros
Venancio entró a trabajar en la fábrica de Earle donde estuvo un año y donde se dejó la primera falange del dedo índice de la mano derecha. «Es que un día trabajando en una máquina que hacía cartuchos, sonó la sirena de alarma y me pillé. Después de Earle pasé ya a Altos Homos, donde estuve trabajando hasta dejar el fútbol. Recuerdo que al final, como durante los entrenamientos me llamaban mucho por teléfono, ya estaba yo metido en lo de los hierros, Daucick me dijo un día: «Venancio, fútbol o hierros». Yo le contesté, pero «mister» si yo ya estoy acabando ¡qué le voy a decir! pues hierros...»
¡Fútbol y rancho doble!
Venancio casi no habla jugado al fútbol cuando fue al servicio militar. «Hombre, aquellos partidillos de las calles con una pelotita, cuando hacíamos las porterias con unas piedras grandes para marcarlas, pero nada más. Luego cuando fui a Vitoria, resulta que ponen un anuncio de que se necesitan deportistas voluntarios y yo que leo que los elegidos serían rebajados de servicio y con doble rancho ¡coño, con el frío que se pasaba en aquellas guardias por la noche en Vitoria, pues me apunté. Recuerdo que coincidí con Martín, aquel delantero centro que fue un fenómeno en el Barça. Me eligieron y jugué el primer partido. Se hacían tomeos entre las distintas baterias, entre los cuarteles Martín se me acercó y me dijo «Pero ¿que tú no has jugado nunca al fútbol? Vete a...». Y la verdad es que no había jugado más que con alpargatas. Martín me animó y luego cuando lo tuve enfrente, él en el Barcelona y yo en el Athletic, me decia «¿Qué te había dicho yo? Así es como empecé...».
«Yo metia goles !a manta!»
La «mili» fue la que catapultó a Venancio, para algunos una «explosión» un poco tardia. El de Sestao fichó a los 23 años por el Erandio. «En el 44 me llamó el Erandio, sí, y fiché con ellos».
Los progresos de Venancio debieron ser ¡a zancadas! «Oye, al quinto partido con el Erandio me fichó el Athletic porque metla goles a manta, pero me dejo en el Erandio hasta que se lesionó Albizua, creo que era la temporada 44-45 y me llamó Juanito Urquizu, bueno me llamό el Athletic, claro. Recuerdo que fue por febrero o marzo y debuté en San Mamés frente al Oviedo. Además perdimos por 1-0 y yo me đije ¡bien empezamos! Estuve jugando en el Athletic y pasé un momento peliagudo, porque un día Urquizu me llamó aparte y me dijo que tenía que ir al Baracaldo para irme cuajando, para irme haciendo. Y fui cedido al Baracaldo. Estuve con los de Lasesarre hasta la temporada 48-49, como año y medio o así».
La gran ascensión
Aquella cesión de Venancio fue polémica, San Mamés le había chillado, pero también había aplaudido sus goles. En el Baracaldo volví a meter goles a manta y a falta de seis partidos de la Liga 48-49, por aquello de poder jugar luego la Copa, me reclamó de nuevo el Athletic y volví a debutar frente al Alcoyano, le ganamos por 3-0 y yo les «calcé» dos goles. Es curioso que en la misma temporada jugué en el Baracaldo, en el Athletic y en la Selección. En Irlanda jugué el primer partido y ganamos por 4-1. Una semana después jugamos en París, en Colombes, y le metimos un 5-1 a Francia. Y eso que yo fallé un penalty. Benito Díaz me dijo que lo tirara yo a pesar de que era el novato y lo fallé. «Piru» luego marcó otro gol de penalty también...».
Aquella final...
Hemos recordado con Venancio aquella final de Copa contra el Valencia, la del gol de Epi, la de «Piru»... «Eramos favoritos ¡fíjate! pero sucedió que «Piru» se empeñó en «burrear» a Asensi y no pudo. Y luego aquel tiro mío que se iba a la red y le dio a Pani en la cabeza, y el gol que salvó Igoa... En fin, cosas del fútbol. ¡Y pensar que luego Piru, en la Liga siguiente, le hizo un lío a Asensi en San Mamés! Claro que después la otra final, la de los cuatro goles de la furia, de Telmo, al Valladolid, nos compensó. Jugando y no jugando, con Daucick, gané aquella Liga del 55-56».
Daucick y el chicle
Pero Fernando Daucick es un capítulo aparte en la vida futbolistica de Venancio. «El me pasó a defensa central. Ahora podría haber jugado en ese puesto lo que hubiese querido, porque yo por alto me las llevaba todas y además jugaba con las dos piernas, no como los de ahora que tienen todos sólo una pierna y la otra para apoyarse. Sí, Daucick... Cada vez que te empezaba a decir «tú ser mejor jugador que todos, mejor del mundo, te colocaba el chicle en el culo y te quedabas pegado al banquillo. A Panizo le hizo lo mismo que a mí. Menos mal que yo ya tenía 34 años y la vida la empezaba a encarrilar por otro lado. Gané una Final y luego estuve en aquella contra el Barcelona que perdimos por 2-1 y meti el gol, aunque Kubala nos ganó...».
Las invitaciones de Kubala
Fue Venancio 11 veces Internacional. «No jugábamos más que un partido o dos por temporada, pero hice unos fenomenales amigos. Tengo muy buenos recuerdos de la Selección. Siempre he recordado una anécdota muy curiosa. Cuando jugamos en Buenos Aires y perdimos 1-0 contra Argentina ¡lo que jugaba aquel Grillo! resulta que teníamos en el banquillo nada menos que a Muñoz, Zarra y Panizo. Don Pedro Escartín los sustituyó por Manolín, Kubala y Moreno, aquel del Barcelona: con Kubala hice una amistad casi de hermanos. Ibamos juntos, nos contábamos nuestras vidas, el me quería y me invitaba siempre. «Tú eres pobre todavía, yo pago a los amigos...» solía decir. El siempre me Ilamaba Pancho. Lo de las juergas ya pasó, fue cosa de juventud. Hay muchas anécdotas sobre eso y bastantes exageraciones. Yo no fui el más golferas de aquella delantera nuestra. Recuerdos...».
«Piru fue un genio»
Las cifras de ayer, las cifras de hoy, la eterna comparación. El dinero también tenía otro valor distinto, otro poder adquisitivo. «Estuve en el Athletic, con cesiones y todo, desde el 44 a la temporada 55-56. Mi primera ficha fue de 25.000 pesetas y la última me pagaron 165.000. También recuerdo la mayor prima que cobré en el Athletic: nos dieron 20.000 pesetas, pero por los tres partidos contra el Valencia en semifinales, con aquella prórroga que resolvió Piru, que ha sido un genio aunque siempre se haga el modesto, y por la Final. Y la mayor en la Selección fueron las diez mil pesetas que nos dieron por ganar a Chile allí, les vencimos por 2-1. Kubala y yo metimos los goles. Entonces eran otras cifras. En el Athletic tenía 500 pesetas por partido ganado y un poco más, unas 750, cuando jugábamos contra el Madrid, el Barcelona, el Valencia...».
«El Athletic me solucionó la vida»
Venancio es desde hace muchos años un hombre de negocios. Los hierros... como él suele decir. Las «letras» que no se pueden cobrar y todo eso. Los cinco se siguen reuniendo como cuando eran una máquina de meter goles para el Athletic. «Hoy es más difícil jugar, sobre todo por los sistemas...». ¿Qué fue aquella etapa para Venancio? «A mí el Athletic me solucionó la vida. En mis negocios me ha abierto muchas, muchas puertas importantes. Yo era Venancio, el del Athletic, y te recibían de otra forma ¡Qué iba a soñar yo con llegar al Athletic! Fue como un milagro...».
Venancio, hombre de negocios
Luego, su último contacto con el Athletic, aquella etapa de directivo en la Junta presidida por don Félix Oraa. «Me llamó cuando se iba ya Iriondo y venía Ronnie Allen. Demasiados líos. A mí no me gustaba aquello y lo dejé». Pero Venancio, bien plantado a pesar de que ya pasó de los 60 hace tiempo, siempre con un ojo en el Athletic. Y celebrando por todo la alto sus victorias. Su oficina, los negocios y su retiro en Castro Urdiales, con su familia y sus amigos ¡Aquellos trallazos impresionantes de Venancio! Todo es un bonito recuerdo. Ahora ya ni siquiera le enfada si le bromean llamándole «orejas» ¡Con la de «tacos» que soltó en su juventud por esa causa! Fue uno de los cinco jinetes rojiblancos.
martes, 18 de marzo de 2025
«Piru Gainza» La zurda más genial del Athletic
Entrevista publicada en el número 32 de la publicación Athletic Club en 1985
Ha sido listo desde el 28 de mayo de 1922, fecha en la que nació en Basauri. Agustín Gainza Vicandi se quedó con el mote de «Piru» para los restos. Se lo pusieron muy pronto, en la escuela. «Yo jugaba de portero en las campas y en la escuela, pero como me aburría me fui adelante, a jugar en el extremo. Y el caso es que no me gustaba el fútbol, a mí lo que más me gustaba eran los otros juegos: la trompa, la garza, la chonta, «taco y palmo canica y media», los güitos, los «iturris», las chapas y sobre todo a sacar con la trompa aquellas monedas, porque allí se podían ganar unas perrillas... Con la trompa he sido uno de los mejores de Vizcaya, eso seguro».
Trabajando duro
Las trampas las aprendió después: «Oye, que yo iba a la escuela pública y no hacía «piras» y fui monaguillo durante seis años hasta que llegó la Guerra...». Circunstancias muy duras (el padre en la cárcel) hicieron que aquel chiquillo listo y vivaracho tuviera que ponerse a trabajar enseguida. «Y era un trabajo muy duro, de verdad, en el tren de laminación de bandas en La Basconia. Eramos cinco hermanos, más la madre, la abuela... Había que llevar dinero a casa. Trabajaba en relevos, duros de verdad, pero me daban 8,50 al día que entonces no estaba nada mal. Aunque acababa muerto de cansancio».
Aprendiz de tornero y león
¿Y el fútbol? «Pedro Benguría formó el Basauri y nos presentamos a aquel torneo del Athletic que buscaba jugadores. Fue cuando se formó el Bilbao, el segundo equipo del Athletic. El caso es que el Basconia de Basauri me quiso fichar, pero yo quería que me cambiaran el trabajo porque estaba muerto, derrengado. Llegué a dejar el fútbol, pero insistió Benguría y también me apoyó mi madre. Así es como llegué al Bilbao. Me buscaron un puesto de aprendiz de tornero por 2,50 y el Athletic me pagaba las otras seis pesetas. El caso es que yo hasta entonces casi no había jugado más que con pelota de goma. El balón lo había visto en algún partido. Pero mira que entro en el Athletic de suplente de Gorostiza y me llevan a Valencia (era la temporada 40-41) y debuto en Alicante...».
El otro «Piru»
Aquel debut... «Creo que jugamos Elices, Panizo, Unamuno, Gárate y yo. Debuté contra el Hércules y cada vez que paraba la pelota para centrar ¡joder! que ya me la habían quitado. Y me dije: «Piru» esto es de otra forma...». No ha quedado claro lo del apodo. «Sí, mira, conmigo jugaba un amigo, Nicolás Maguregui, y ese fue el que empezó a llamarme «Piru», porque en Basauri había otro portero muy bueno que le llamaban «Piru» y como yo no lo hacia mal, porque era bastante bueno, pues mi amigo siguió con lo de «Piru» y así me quedé».
«Con la derecha, ni a un balde»
Si no hubiese jugado en una delantera legendaria, Gainza habría sido una leyenda por si mismo. Le llamaron brujo, gamo, genio y todo lo que se pueda imaginar. «Yo aprendia el fútbol muy deprisa...». Se retiró en la temporada 58-59. «O sea que estuve 20 temporadas en el Athletic y además no jugué en ningún otro equipo». Jugador de récords ocho goles al Celta en un partido. «Oye que fue de Copa y no de Liga, y además meti cuatro de ellos con la derecha y con esa no le pegaba ni a un balde». Jugó 9 finales de Copa de las que gano 7. Ningún otro jugador consiguió esta marca. También 2 títulos de campeón de Liga...
11 años seguidos en la Selección
Y en la Selección? «Fui internacional 33 veces, pero сreо que el récord está en que yo fui internacional titular nada menos que 11 años seguidos, a excepción de un partido que no quise jugar, contra Bélgica, porque se acababa de morir mi madre y no tenia ganas de jugar. Si entonces se hubiesen jugado tantos partidos internacionales como ahora me salgo de la tabla! Entonces no se jugaba más que con Portugal, o Irlanda. Precisamente debuté en Portugal con un empate a dos. Tengo muy buenos recuerdos de la Selección. Deje muchos amigos. ¡Ah! y como entrenador nadie como el «tio Benito», claro Aunque también, en el Athletic ya, Josechu Iraragorri que fue fenomenal».
Los cinco de la fama
Era el último de la lista que la gente todavía recuerda de memoria, de carrerilla. ¿Cómo fueron? «Rafa Iriondo era extraordinario, con un contrataque fulminante. Pani daba todo lo que tenía sobre el terreno hasta morir. Lo importante era que siempre iba a ganar. Si, también dirigia muchas veces el ataque. De Zarra han dicho que no sabia jugar. ¿Qué hubiera sido entonces si llega a saber? El mejor futbolista que he conocido, siempre iba a por todas, a los demás nos daba toda clase de facilidades cuando estábamos comprometidos. El iba a por uvas. Venancio fue tambien más importante de lo que la gente cree. Un trabajador nato quizás parecía más oscuro. Insisto, fue Importante y desde luego el que mejor desviaba el balón de cabeza ¡La de goles que habremos metido en sus «dejadas». ¿Yo? La verdad es que tengo que confesar que yo cuando jugaba me ponia a hacer las cosas y no sabía como las iba a hacer, o como me iban a salir. Fui aprendiendo sobre la marcha y recuerdo que lo primero que aprendi fue el cambio de ritmo...»
El gol al Tarragona
Los famosos goles de Piru... «Sí, siempre el que le marqué al Tarragona. El caso es que fui driblando a uno y a otro y cuando vi que Dauder se salía para cortar mi centro, pues se me ocurrió agarrarme al palo y meterme con el balón en la portería. Yo no había visto nunca una «nevada» de pañuelos en San Mamés como aquella. Y también recuerdo el gol que le hice a Portugal y que nos clasificó para el Mundial de Brasil...».
Gorostiza y Gento
Por G empezaron los nombres de los tres extremos zurdos más famosos del fútbol español. «Yo le vi poco a Gorostiza, pero ¡fue dios! Corría, regateaba y tiraba ¡qué fenómeno! De Gento tengo que decir que no he visto mejor futbolista en el mundo, en el mundo (fuera del Athletic, claro) ¡Qué velocidad! Dicen que si le enseñó Rial o no sé quién. Gento fue un fuera de serie. Recuerdo que una vez, después de enfrentarnos al Real Madrid que además nos ganó, el periodista madrileño Eduardo Teus me preguntó que quién me había gustado más del Madrid y yo le dije Gento va a ser un fenómeno y se enfadó. Era la primera vez que Gento jugaba contra nosotros...».
Siempre en el Athletic
«Piru» Gainza triunfó en San Mamés y en todos los campos en los que jugó durante su brillante y dilatada carrera deportiva, y dejó un recuerdo imborrable, de jugador genial. Luego pasó a los banquillos de entrenador. «Empecé creo que en el 61 y con la selección Juvenil Vizcaína y parte de esa misma temporada le eché una mano al Arenas, en el que había estado Valiño, un gran entrenador pero terco. Sí, Valiño era un gran entrenador... Luego vine al segundo equipo del Athletic, en 2ª Regional. Llegué al primer equipo del Athletic al dejarlo Antonio Barrios. Hice tres temporadas y perdimos aquellas dos finales contra el Zaragoza y el Valencia, también nos clasificamos para la Copa de Ferias. A mitad de la 67-68 me sustituyó Iriondo. Un año de descanso después de aquello y vuelta al Athletic, porque yo tengo a orgullo haber estado siempre en el Club como jugador, como entrenador, como ojeador, con trabajo en Lezama, de asesor si se quiere llamar así, de lo que sea. Pero siempre en el Athletic».
«Javi Clemente es el mejor estratega»
Urquizu, mister Bagge, Iraragorri, dos veces Barrios («Un informe suyo echándome la culpa de haber perdido una final me perjudicó mucho, pero...») -«Daucick que era un gran sicólogo con el jugador»- y Martín Francisco, flojito... Aquel equipo de Daucick con el que ganamos Copa, Liga y Copa fue mejor, te lo digo yo, que el anterior de los años cuarenta. Era más equipo, seguro. «Piru no se escapa, ni regatea, al opinar sobre Clemente. «Es el mejor estratega que he visto yo. De entrenadores y seleccionadores. Explica y plantea los partidos como nadie, de verdad, con una claridad total de ideas. Ve el fútbol muy bien. Sabe escuchar, aunque luego naturalmente hace lo que él cree más conveniente. Si, el mejor estratega... y un fuera de serie en esto».
Gainza: «El fútbol me lo dio todo>>
Piru sigue hablando. «Se sufre mucho más como entrenador, pero compensa el dinero que se gana. Nada más. A mí el fútbol me lo ha dado todo. He conocido a grandes personas de las que he aprendido mucho. Y no guardo rencor a nadie. De verdad, que no guardo ningún rencor...» Piru Gainza ha sido no ya una página del Athletic y de su historia, sino tal vez uno de los tomos más brillantes. Aquel genial extremo zurdo de los récords sigue al pie del cañón, aportando todavía su grano de arena -experiencia, cuajo, sabiduría- al único Club al que perteneció. Y está orgulloso de que así sea y haya sido.
martes, 11 de marzo de 2025
Botas de Koldo Aguirre de la década de 1960
Fuente: Boletín del partido Athletic Club - RCD Mallorca (09/03/2025)
Koldo Aguirre (Sondika 1939, Bilbao 2019) fue un centrocampista de talento creativo que solía jugar como interior por detrás del delantero centro, aunque también jugó de extremo derecha e incluso defensa central. En sus 12 temporadas de futbolista rojiblanco conquistó dos títulos de Copa. En 1958, temporada de su debut, (jugó la final contra el Real Madrid con 19 años en su noveno partido con el Athletic), y en 1969, año de su despedida, siendo un veterano capitán con 298 partidos disputados. Como entrenador, con una propuesta de un fútbol muy del gusto de San Mames, sumó otros 137 choques. Dirigió al equipo que llegó a las finales de la Copa de la UEFA y de la Copa en 1977.
El centrocampista rojiblanco permaneció en el primer equipo del Athletic entre 1957 y 1969 como jugador y de 1976 a 1979 como entrenador
jueves, 6 de marzo de 2025
Luis Bergareche. Un goleador para la historia
Entrevista publicada en el número 33 de la publicación Athletic Club en 1985
Es un ejemplo de amor al deporte, de ilusionada entrega a una actividad que, sin distraer la puramente laboral, llena su vida. Luis Bergareche es uno de esos pocos hombres cuya trayectoria deportiva sirve de espejo para muchos. Comenzó a pegar patadas a un balón en el Colegio de Santiago Apóstol, donde tuvo que «añadirse» un año para poder disputar el Campeonato Juvenil. Fue con el Deusto el jugador más joven de la serie «A», debutando a los catorce años. Firmó su ficha con el Athletic desde Estados Unidos, donde trabajaba. Marcó el primer gol de los rojiblancos en la historia de la Liga. Fichó como profesional por el Real Madrid. Fundó el Indautxu con Jaime Olaso, club en que alternaba la doble condición de vicepresidente y jugador. Fue finalista del Campeonato de España de pala corta. Practicó el ciclismo y sufrió un accidente que le mantuvo en coma durante más de 72 horas. Fue durante veinticinco años director general de la «Vuelta a España» de ciclismo...
«Ahora, con 75 años, practico el golf casi todos los días, que me ayuda a mantener vivo el espíritu deportivo que he tenido a lo largo de mi vida».
Entre el fútbol y la pelota
Han sido los dos grandes amores de Luis Bergareche Maruri, que nació en Balmaseda el 16 de mayo de 1910. Su padre era director de una fábrica de boinas y cuando intentó jugar su primer Campeonato de fútbol, en la categoría de juveniles, la edad intentó hacerle una mala pasada. «Era para chavales de 13 a 16 años y yo tuve que hacer trampa para que me incluyeran, porque sólo tenía 12».
Repartía sus inquietudes juveniles entre el campo de fútbol y el frontón, pero terminó fichando por el Deusto como primer equipo federado. Cuando debutó en Lasesarre sólo tenía 14 años, convirtiéndose así en el jugador mås joven de España de la «serie A». Los legendarios Samitiers y Zamora lo habían hecho con 15 años. «Comencé jugando de extremo, pero pronto pasé a interior. En el Deusto estuve tres años y, por lo que decían, debía hacerlo bastante bien».
Un fichaje a distancia
A Luis Bergareche, un joven interior con fuerza y raza, que además marcaba goles, empezaron a salirle «novios». Eran los albores del fútbol y quienes despuntaban terminaban en las redes de uno de los dos grandes clubs vizcalnos de la época: Athletic y Arenas de Getxo. Ese camino llevaba Luis Bergareche en el año 27. Sin embargo, con once hermanos más y un horizonte laboral nada halagüeño, su padre decidió mandarlo a Estados Unidos. Había que labrarse un porvenir.
«Estuve casi dos años en la fábrica Firestone. Estando alli recibí un telegrama del Athletic en que me comunicaban que tras hablar con mi padre, me enviaban la ficha para que firmara por una temporada. Al principio reconozco que senti un poco de disgusto, porque yo tenía más simpatias por el Arenas. Después el Athletic caló muy hondo en mi para siempre»
Un gol para la historia.
En diciembre del 28 Luis Bergareche regresa a Bilbao y se integra a la disciplina del Athletic, equipo con el que debuta en el Campeonato de Copa. «Jugábamos cuartos de final, contra el Castellón. Goyenechea cayó enfermo y le sustitui en el puesto de interior. Los eliminamos y yo marqué un gol. El primero con el Athletic». El Real Madrid fue el rival de semifinales. «Que, por cierto, nos eliminó. Perdimos en Madrid por tres a uno y en San Mamés, en el célebre partido de las ranas, los blancos volvieron a ganar por uno a cuatro gol del Athletic lo hice yo, pero no sirvió para mucho».
Poco después, en febrero del 29, en partido correspondiente al primer Campeonato de Liga, Luis Bergareche marcaria un gol para la historia. «Comenzamos la Liga jugando en Atocha. La Real nos ganaba uno a cero y. después de un disparo nuestro al travesaño, cabeceé el balón al fondo de las redes. Era el empate a uno definitivo y el primer gol que el Athletic marcaba en la historia de la Liga».
6.000 pesetas de ficha
Llegar, triunfar y marcharse. La actividad laboral volvía a truncar temporalmente la prometedora trayectoria de Luis Bergareche en el Athletic. «Mi padre puso un negocio en Madrid y tuve que ir a atenderlo. Viajé en tren y en la estación madrileña me esperaban los representantes del Real Madrid y del Atlético de Madrid. Los dos clubs querían ficharme. Al final me incliné por el Real Madrid siguiendo los consejos de mi amigo Ochandiano».
Ficha de profesional, con 6.000 pesetas anuales, 500 de mensualidad y treinta duros por ganar fuera y 20 si era en casa. Aquello era como un sueño, porque Luis Bergareche tenía una asignación laboral de 350 pesetas al mes y pagaba siete pesetas diarias de pensión. «Lo primero que hice fue encargar a Estados Unidos una moto impresionante, una «Harley Davidson» que me costó más de cuatro mil pesetas». Su debut en el Real Madrid no pudo ser más afortunado, puesto que ganaron al Atlético de Madrid en el Metropolitano por dos a cuatro, con dos goles de Bergareche. Las puertas del éxito estaban abiertas
Antes la obligación
Las obligaciones laborales volvieron a jugarle una mala pasada a Luis Bergareche. «En cuanto se enteró mi padre de que había firmado una ficha profesional, viajó a Madrid y me obligó a romper el compromiso con el Real Madrid. Tenía que entrenar dos veces a la semana y abandonaba el negocio para el que me habia preparado en Estados Unidos. Resumiendo, que con 23 años y muy buenas perspectivas, tuve que dejar el fútbol».
Todavía y nuevamente de regreso en Bilbao, Luis Bergareche jugaría como aficionado en el Getxo y en el Indautxu, club que fundo con Jaime Olaso y del que fue al mismo tiempo vicepresidente y jugador.
Pelota y ciclismo
Luis Bergareche supo alternar su actividad en el fútbol, con las obligaciones laborales. Incluso encontró tiempo para practicar uno de sus deportes favontos, la pala. En el Campeonato del Club Deportivo llegó a proclamarse finalista en las tres modalidades, ganando en dos de ellas. Formando pareja con Echecondo llegó a disputar la final del Campeonato de España de pala corta, perdiendo en Pamplona frente a los navarros Seve Goiburu y Elola.
Cuando tenía 17 años, Luis Bergareche sufrió un grave accidente practicando el ciclismo. «Resbalé en una curva y me estrelle contra un muro. Fisura en la base del cráneo problemas en la columna y tres dias en coma. Por suerte salí entero de aquello». Entero y con la afición al ciclismo intacta puesto que muchos años después llegaria a ser durante un cuarto de siglo director general de la «Vuelta a España».
martes, 4 de marzo de 2025
Telmo Zarra. Goles para la historia rojiblanca
Entrevista publicada en el número 31 de la publicación Athletic Club en 1985
El 20 de enero del año 21 nacia en Asua quien con el pasar de los años se convertiría en el jugador más carismático y admirado de la dilatada historia del Athletic. Pedro Telmo Zarraonaindia Montoya era el séptimo de diez hermanos de una familia de ferroviarios, que dio sus primeras patadas a un balón en el pórtico de la iglesia, en la Carretera de Asúa o en los terrenos que hoy ocupan las pistas del aeropuerto de Sondika.
Telmito, como le llamaban todos en su pueblo, o el «rubio», por lo moreno que era desde pequeño, comenzó pronto a soñar con llegar muy lejos en el fútbol. Quizás parte de culpa la tuvieran sus hermanos Tomás, que jugaba de portero, y Domingo, que lo hacia de extremo izquierdo. Ambos militaron en el Arenas y fueron durante varios años el espejo preferido de Telmito.
Miedoso y listo
Hay dos aspectos casi desconocidos en el perfil de Telmo Zarra, considerado tradicionalmente como un jugador valiente y aguerrido, que siempre daba la cara y, a la vez, un poco torpe con el balón en los pies, aunque excelente rematador.
«Creo que hay mucha gente que no me conoce. Desde pequeño he sido un miedoso tremendo. Miedo a la oscuridad, a lo desconocido, a que me hicieran daño en el campo. Lo que pasa es que he sabido disimularlo. Mira, cuando buscaba un balón y sabia que podía recibir «leña», entonces procuraba no llegar. En cuanto a lo de torpe, otro error. Lo que pasa es que era suficientemente listo para saber que había otros jugadores encargados de driblar. Siempre he sido consciente de mis propias limitaciones. Por ejemplo, cuando empece a jugar no tenía ni idea de darle de cabeza incluso me agachaba para que el balón no me diese».
Un guardafrenos goleador
El Potoberexe fue el primer equipo «serio» de este muchacho que ayudaba a su padre (jefe de estación) como guardafrenos, vendedor de billetes e, incluso, de interventor. Su hermano Tomás le arregla el fichaje por el Erandio, equipo en el que coincidieron, antes de dar el definitivo salto al Athletic.
Una actuación de Zarra fue el detonante de la contratación por el equipo rojiblanco. «En junio del 40 nos enfrentamos en San Mamés las selecciones de Guipúzcoa y Vizcaya Ganamos los vizcaínos por nueve goles a uno. Tres los marcó Gorostiza y los otros seis los hice yo». Aquello fue determinante. El Athletic se interesa por Zarra y consigue su ficha por 4.000 pesetas anuales y 400 de sueldo. El gran sueño de Telmín empieza a hacerse realidad.
Chupando banquillo
No todo fue un camino de rosas para este jugador que todos señalaron en su día como prototipo de la raza. La gran ilusión de su vida era jugar al fútbol, marcar goles. Y si era en el Athletic, mejor. Con su fichaje por los rojiblancos entreabrió una puerta, pero Telmo tuvo que seguir trabajando fuerte, muy duro para llegar arriba y convencer a todos
«Al principio tuve que chupar banquillo, como casi todos los que empiezan. Además, yo tenía delante a Unamuno que era mucho jugador. El debut con el Athletic me llegó en Santander, en un amistoso contra el Racing, en junio del 41. Luego fui alternándome en el puesto con Unamuno, pero llegó el momento de ir a la mili, nada menos que a Africa».
Seis veces «Pichichi»
Nadie ha interpretado como Zarra la cálida música del gol. Aquel delantero que nació para el fútbol a escasos metros de las vías del tren ostenta todos los récords en cuanto a goles. Seis veces máximo goleador del Campeonato de Liga, con cifras que hoy son impensables. Por ejemplo, en la temporada 50-51, Zarra hizo la friolera de 38 goles en los 30 partidos de competición.
«Quizás no sea de modestos que lo diga yo, pero la verdad es que tenía mucha facilidad para rematar desde cualquier ángulo, en todas las posturas. Me gustaba buscar el balón, lo que después llamaron desmarcarse. Sobre todo si venía a media altura, como se lo pedía a Piru Gainza, a Iriondo y al resto de mis compañeros. Con la cabeza le imprimía una violencia tremenda al balón, marcando goles desde fuera del área».
Un quinto con enchufe
Cuando Telmo llegó a Ceuta aún no era el jugador laureado de después del Mundial del 50, en Río, pero su nombre sonaba con fuerza. Entrenaba con los quintos, jugaba algunos partidos y estaba rebajado de casi todos los servicios.
«Después de aquello vine a Zorroza, donde me ganaba un castigo cada día. En una ocasión me dejaron salir del calabozo para jugar un partido contra el Baracaldo. Marqué un par de goles y me volví al calabozo».
Su vuelta al Athletic marcó el comienzo de una era de triunfos y títulos. Cuatro veces campeón de Copa y una de Liga, formando casi siempre en aquella inolvidable delantera que hizo historia: Iriondo, Panizo, Zarra, Venancio y Gainza. «Nosotros y los demás. Teníamos un equipazo de impresión, que hacia fútbol y daba espectáculo».
Las finales no se olvidan nunca
Los recuerdos se agolpan en este joven de 64 años que jamás se niega a firmar un autógrafo o, incluso, a que le besen la frente aficionados foribundos que firmarían a ciegas aquel slogan que inundo las calles de Estocolmo con la llegada de Zarra en la expedición de la selección española «la mejor cabeza de Europa después de Churchill».
Las finales son su gran recuerdo. «Inolvidables todas. Y los recibimientos desde Miraflores Eso lo compensaba todo, porque te sentias más del Athletic que nunca». Especial significación tuvo aquella frente al Valladolid, que termino con victoria rojiblanca por cuatro goles a uno, con cuatro goles de Zarra. Otro récord más. O aquella contra el Valencia, en Montjuich, que ganó el Athletic por tres a dos y en la que Pedro Escartin expulsó a Zarra del campo. «Hace un par de años, todavia, le pregunté a don Pedro el motivo de la expulsión. No supo responderme. Nunca he sido jugador sucio o de broncas. No era mi estilo y tampoco me gustaba».
La Selección y las lesiones
Juanito Urkizu, mister Bagge, Barrios y Daucick fueron sus entrenadores en el Athletic. Tuvo más, en la selección, que no hizo sino confirmar extrafronteras la extraordinaria calidad de este ariete de leyenda.
«Jugué 20 partidos y marqué veinte goles. Entonces, por razones políticas había relaciones con pocos países y se jugaban pocos partidos. Debuté contra Portugal, aunque todo el mundo se quedó con el partido contra Inglaterra, en el Mundial de Río, cuando marqué el gol de la victoria. Hicimos un gran campeonato quedando cuartos».
En la cara opuesta, las pequeñas amarguras de una persona tremendamente humana y afable, sin rencor. Por ejemplo, ese homenaje pendiente en Bilbao, que el Club le negó en su día «porque ya se lo habían dado en Madrid». Más amargas fueron sus lesiones. Una de tobillo, en Asua. Rotura de peroné en Alicante. Fractura de muñeca en un entrenamiento, tratando de parar un disparo de Panizo. Cuatro o cinco costillas rotas y el recto...
«Aquello fue increíble. Estaba vestido de paisano en un pueblo de Valladolid, concretamente Villavaqueril. Me pidieron que tirara una serie de penalties. Al tercero resbalé un poco y me rompi el recto. Aquello me costó ocho meses con muletas».
Recuerdos con sabor a hiel que salpicaron la trayectoria y el historial de uno de los grandes monstruos de la historia del Athletic.
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