Una selección de quince viñetas de Asier, caricaturas de DEIA
Tres dibujantes de distinta condición: Kike Infame, el caricaturista de DEIA Asier Sanz y K-Toño Frade se dieron cita en el Café La Granja. Foto: Oskar Martínez
Ahí está, por decirlo en palabras del propio Asier Sanz, Asier para el chiripitifláutico caricaturista, “la otra realidad”. ¿Qué es la otra realidad? Apunta de nuevo Asier que se trata de aplicar sobre la realidad desnuda una lente óptica que la deforme con el caleidoscopio del humor, con la mirada de la risa, capaz de desmantelar todas las angustias y disgustos que, de cuando en cuando, trae hasta nuestras playas la marea del fútbol, la pleamar del Athletic. Sobre la tarima donde lucían sendas camisetas con la caricatura ideada por el propio Asier para la final y otras dos botellas de agua de Bilbao abrigadas con la vitola de bufandas rojiblancas, Asier habló con orgullo y emoción. Agradeció a la vida poder reírse con una religión tan hermosa como el Athletic y se agigantó cuando se vanaglorió de poder “amar lo que haces y hacer lo que amas...” Abajo, en el ajedrezado suelo del Café La Granja, donde todo ocurrió, su pareja, Natxi Perugorria, y la hija de ambos, Lucía Sanz, vivían orgullosas la escena.
Toda la escena tuvo su por qué. En el Café La Granja se inauguró ayer la exposición Athletic, Koparen Bila, una selección de quince viñetas sobre el Athletic creadas por Asier en las páginas de DEIA. Las imágenes destilan gotas de humor ácido, 500 gramos de pericia a la hora del dibujo y otro tanto de imaginación. Pese a que Asier no rehúye la crítica, se le nota, vaya que si se le nota: es rojiblanco por los cuatro costados.
Amigos y compañeros
El bodegón de las camisetas, las botellas de champán y el plasma donde se pasaban las viñetas del artista a paso de futbolista en el minuto 120 de una intensa prórroga fue compuesto por Ana Maide al decir de Amaya Aseguinolaza, anfitriona de la cita. Las paredes del histórico café están empapeladas desde ayer con esa sucesión de la vida en rojo y blanco y en tinta china. Entre los presentes se gestó, de repente, una votación espontánea. ¿Cuál es la mejor viñeta...? Al decir de la mayoría, la que refleja una metamorfosis del trofeo de Copa a un león musculado. A su vez, los asistentes participaban en la clásica porra sobre el resultado de la final. ¿La recompensa? Una viñeta del autor autografiada.
En su inmensa mayoría eran amigos y compañeros de oficio, todos ellos admiradores. Entre ellos se encontraban, además de los citados, los ilustradores y caricaturistas K-Toño Frade y Kike Infame; Ángel Gago, Héctor Sánchez, la concejala Beatriz Marcos, Antón Iglesias, Loli Cano, Nekane Iglesias, Manu Arberas, Javier Vizcaya, el txistulari Mikel Bilbao, Julia Diéguez, Ignacio Cano, Gontzal Azkoitia, Alex Garate, los antaño galeristas Gerardo Fontanés y Marisa Zurdo, admiradores del arte de Asier; José María Amantes, el diseñador Óscar del Hoyo, Elena Marsal, Javier Etxeberria, quien recordaba haber vivido ya ocho finales de Copa en carne y hueso y una corte de seguidores de un hombre que gasta suelas de buena gente.
Acompañaron a Asier en su tarde rojiblanca, amén de los nombrados, gente como Harold Durán, Joserra Morejón, José Miguel Loizaga, Pedro Arregi, Iñaki Goikoetxea, quien se mostraba orgulloso de llevar el mismo apellido que el mítico cinco rojiblanco (el fútbol provoca esos sentimientos...), Idoia Martín, José María Angulo, Ander Iturriaga y un buen número de gente que brindó con agua de Bilbao y gildas en una tarde chispeante y picante. Como la obra de Asier.