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jueves, 29 de septiembre de 2011

El boletín de los partidos

En la anterior entrada la información la extraje del boletín que reparten (mas bien recogemos) a la entrada de San Mamés los días de partido.
Pues bien, vamos a conocer la historia de este medio de comunicación entre el Club y los aficionados.

El boletín de los partidos, un viejo conocido

Imágen actual del boletín que reparte el Athletic Club
"Queridos consocios y aficionados: Desde hace tiempo, la Junta Directiva que presido abrigaba la idea de establecer un sistema de comunicación permanente entre todos los que componemos el Athletic. (...).

Este programa que os presento y que aparecerá en cada partido que se celebre en San Mamés es sólo una parte de nuestra idea de ofrecer una información oportuna, exacta y continuada de los resultados y actividades del Club y de los planes que en el futuro pretende realizar nuestro Athletic".

De esta manera prologaba Félix Oraa, presidente del Athletic Club, el nacimiento del primer boletín en la historia moderna el 1 de noviembre de 1970, octava jornada de la temporada 1970-71, en un partido contra el RCD Español (2-0).

Este boletín, novedoso en Bilbao, se publicó por última vez con motivo de la visita de la Real Sociedad en la jornada final de la Liga 1974-75.

Curiosamente, exceptuando la temporada inicial, sólo se entregaba en los partidos de Liga, no así en los de Copa o en los de competiciones europeas.

Tras bastantes años sin boletín o programa oficial, o reducido éste a una sola hoja (temporadas 1976-77, 1977-78, 1993-94, 1994-95), en la temporada 1995-96 vuelve el boletín informativo "cambiando de formato para convertirse en una pequeña revista con más información y más datos" con una configuración alargada, impreso en papel couché mate y doce páginas a color.

Presente desde entonces en todos los partidos que se disputan en La Catedral, el último cambio de formato fue en la temporada 2000-01. El boletín tenía un formato más ancho y mayor paginación. En la actualidad, el cuadernillo presenta un diseño más vanguardista y con el doble de paginación, impreso en papel couché brillo.

Por otro lado, los socios y los aficionados que acuden a San Mamés ya no recogen el boletín en los tornos de acceso, sino en unas urnas y cajas depositados en los vomitorios. A la elaboración del boletín masculino se le sumó, a partir de la temporada 2004-05, la de los dípticos que se entregan en los partidos del primer equipo femenino.

(Fuente: www.athletic-club.net)

martes, 27 de septiembre de 2011

Una sopa de letras de auténtico 'Guinness'

José Alberto Negrete es un hombre paciente. Este jubilado de Barakaldo, que trabajó en Altos Hornos, tiene como afición el confeccionar sopas de letras. Y ha creado una muy especial sobre su amado Athletic Club que resulta francamente impresionante.

José Alberto Negrete
Un total de 600 jugadores que han debutado con la camiseta del Athletic, 57 futbolistas del equipo femenino, 30 presidentes, 46 entrenadores y más de 300 peñas oficiales rojiblancas se "esconden" en un gigantesco mar de letras a la espera de ser descubiertas por sus captores. Unos dos meses de trabajo y entusiasmo. Negrete arrastra su afición por los pasatiempos desde hace años, pero sin duda este ha sido su reto más importante. "En 1998, el año del Centenario del Club, ya hice una que contenía 450 jugadores. Me la publicaron en la prensa local y me hizo mucha ilusión. Después he realizado otras del Sevilla, F.C. Barcelona, del Sporting y del Reus. Pero de tanta magnitud como ésta, ninguna. Y por la información que he recabado no existe otra en el mundo de tal dimensión".

La sopa de letras del Reus tiene una anécdota curiosa. "Como había hecho la de nuestro Centenario, me decidí a realizar la del Reus porque oí en el programa televisivo de Andreu Buenafuente que también cumplia cien años el club de su ciudad. Y ni corto ni perezoso le llamé y conseguí hablar con él en persona. Al día siguiente, me llamaron varios medios de comunicación de Catalunya para darme los datos que requería. Me mandó hasta una carta de agradecimiento el presidente del club".

Después de este hito en rojo y blanco, Negrete no piensa parar. ¿Su próximo objetivo? "Quiero hacer una sopa de letras con los nombres de todos los integrantes de los equipos de las categorías inferiores de Lezama. Desde el Bilbao Athletic hasta el último alevín. Estoy a la espera de conocer las plantillas definitivas para ponerme manos a la obra".

(Fuente: Boletín del Athletic Club repartido en San Mamés el 24/09/11 - Foto: Deia)

lunes, 26 de septiembre de 2011

Participaciones del Athletic Club en Europa (1964 - 65)

COPA DE FERIAS

Athletic 2 - OFK Beograd 2

Ronda 1/32 Partido de ida

9 de septiembre de 1964


Alineaciones:

Athletic: Iribar, Orue, Etura, Meltzer, Koldo Agirre, Etxeberria, Artetxe, Uriarte, Arieta, Argoitia, Nando Yosu

OFK Beograd: Vukicevic, Milovanovic, Krivocvca, Gravric, Zakic, Vukasinovic, Sanardzie, Petkovic, Milosev, Kolic, Skoblar

GOLES: 1-0 (53') Koldo Agirre, de penalti; 1-1 (56') Skoblar, de penalti; 2-1 (58') Argoitia; 2-2 (76') Vukasinovic

Así lo contó 'El Correo': "Un pobre empate… y gracias. Los bilbaínos parecen virtualmente eliminados de la Copa de Ferias ante el penúltimo de la liga yugoslava. Había ganas de ver fútbol del bueno. Se palpaba en el ambiente, aunque se registraron algunas protestas al dar cuenta los altavoces de la alineación rojiblanca. No hubo engaño cuando se nos previno desde el lado yugoslavo de la validez de sus dos extremos, que son dos maestros del fútbol."

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Athletic 2 - OFK Beograd 2
OFK Beograd 0- Athletic 2

Ronda: 1/32 Partido de vuelta

30 de septiembre 1964

Alineaciones:

OFK Beograd:Vukicevic, Milovanovic, Givracula, Maric, Zakic, Vukasinovic, Gugleta, Petkovic, Milesev, Banovic, Skoblar

Athletic: Iribar, Orue, Etura, Aranguren, Zorriketa, Etxeberria, Koldo Agirre, Uriarte, Arieta II, Argoitia, Nando Yosu

GOLES: 0-1 (12') Uriarte; 0-2 (53') Uriarte

Así lo contó 'El Correo': "Si el O. F. K. no es ciertamente un conjunto excepcional, indudablemente impresionó en su visita a San Mamés, demostrando capacidad sobrada para hacerle temible en su terreno. Por eso nos alegra doblemente la hazaña del Atlético de Bilbao: por haber logrado superar a quienes fueron capaces de empatar en San Mamés, después de una buena actuación, y porque este triunfo puede ser la confirmación de esa resurrección vislumbrada el domingo último frente al Valencia."

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OFK Beograd 0- Athletic 2
Athletic 2 – Antwerp 0

Ronda: 1/16 Partido de ida

18 de noviembre de 1964

Alineaciones:

Athletic:Iribar, Orue, Etura, Aranguren, Etxeberria, Zorriketa, Etxebarria, Je, Koldo Agirre, Arieta II, Uriarte, Nando Yosu

Antwerp: Coremans, Reñiré, Wauters, Deckers, Deprez, Janssen, Stuyk, Beyers, Boliez, Jansen, Van de Velde

GOLES: 1-0 (6') Koldo Agirre; 2-0 (48') Koldo Agirre

Así lo contó 'El Correo': "Las malas actuaciones últimas de1 Atlético de Bilbao pudieron paliarse alegando las bajas padecidas por el conjunto rojiblanco, pese a que el argumento no era demasiado convincente. Ahora se esperaba que los pasados yerros hubieran sido corregidas. La Copa de Feria parecía ofrecer al Atlético la oportunidad para la ansiada rehabilitaclón. Por desgracia, no ha sucedido. El Atlético incurrió de nuevo en un cúmulo tal de faltos - -lentitud, falta de coordinación y de profundidad, de ligar juego, simplemente- que hay que comprender el negro pesimismo de un compañero que, desilusionado, nos decía: "Nada, nada, estos -por los ,jugadores bilbaínos- acaban con la afición."

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Tradicional ofrenda floral al busto de Pichichi por parte del capitan del equipo que visita por primera vez San Mamés
Antwerp 0 - Athletic 1

Ronda: 1/16 Partido de vuelta

9 de diciembre de 1964

Alineaciones:

Antwerp:E.Wauters, Janssens, Deckers, Deprez, Tonnelet, Stuyk, Beyers, Boher, Van Gool, Stokbroech

Athletic: Iribar, Orue, Etxeberria, Aranguren, Koldo Agirre, Zorriketa, Etxebarria, Je, Arieta I, Arieta II, Uriarte, Nando Yosu

GOLES: 0-1 (22') Etxebarria, Je

Así lo contó 'El Correo': "El Atlético de Bilbao, al vencer por la minima diferencia de un gol a cero, ha conseguido eliminar de la Copa de Ciudades en Ferias al Royal Antwerp, ya que en el primer encuen ro disputado en San Mamés triunfó por 2-0. El partido, que no había despertado una gran pectación, fue presenciado por unas 8.000 personas, entre las que hacían notar muchos obreros españoles que trabajan en Bélgica."

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Antwerp 0 - Athletic 1
Athletic 1 – Dunfermline 0

Ronda: 1/8 Partido de ida

27 de enero de 1965

Alineaciones:

Athletic:Iribar, Orue, Etura, Aranguren, Etxeberria, Zorriketa, Etxebarria, Ja, Koldo Agirre, Arieta II, Uriarte, Nando Yosu

Dunfermline: Harriot, W.Callagham, MacLean, Lunn, Thompson, T.Callagham, Edwards, Aton, McLaughin, Ferguson, Sinclair

GOLES: 1-0 (87') Nando Yosu

Así lo contó 'El Correo': "El Dunfermline jugó mejor, pero fue vencico por el Atlético. Las referencias que teníamos del Dunfermline exponían con absoluta claridad la potencialidad del equipo escocés. Por nuestra parte, dimos a tiempo la señal de alerta, diciendo que era éste, en realidad, el momento en que el Atlético de Bilbao comenzaba en serio la Copa de Ferias."

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Athletic 1 – Dunfermline 0
Dunfermline 1 – Athletic 0

Ronda: 1/8 Partido de vuelta

3 de marzo de 1965

Alineaciones:

Dunfermline:Harriot, W.Callagham, MacLean, Lunn, Thompson, T.Callagham, Edwards, Smith, MacLaughin, Ferguson, Sinclair

Athletic: Iribar, Meltzer, Etxeberria, Aranguren, Koldo Agirre, Zugazaga, Etxebarria Ja, Argoitia, Arieta II, Uriarte, Nando Yosu

GOLES: 1-0 (20') Smith

Así lo contó 'El Correo': "En el East End Park, hemos sido testigos de una de las más bellas gestas de este Atlético de Bilbao a través de su brillante historia deportiva. No sólo por haber logrado esta igualada en la eliminatoria de la Copa de Ferias en campo extranjero, sino por cómo lo ha conseguido."

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Dunfermline 1 – Athletic 0
Athletic 2 – Dunfermline 1

Ronda: 1/8 Partido de desempate

16 de marzo de 1965

Alineaciones:

Athletic:Iribar, Meltzer, Etxeberria, Aranguren, Koldo Agirre, Etura, Saez, Arieta II, Arieta I Uriarte, Nando Yosu

Dunfermline: Harriot, W.Callagham, MacLean, Lunn, Thompson, T.Callagham, Edwards, Peebles, Kilgannon, Meirce, Smith

GOLES: 1-0 (32') Koldo Agirre, de penalti; 1-1 (50') Smith; 2-1 (85') Uriarte

Así lo contó 'El Correo': "Buen encuentro ayer en San Mamés, en el partido de desempate de Copa de Ferias, entre el Atlético y el Dunfermline. Dificil se puso la cosa para los bilbaínos en la segunda parte, cuando los escoceses lograron igualar el primer tanto de los atléticos. Difícil se puso la cosa para los bilbaínos en la segunda parte, cuando los escoceses lograron igualar el primer tanto de los atléticos. Pero a los cinco minutos del final, Uriarte avanzó solo desde más atrás del medio campo, y de lejos del área lanzó un imponente tiro con la izquierda que fue uno de los más grandes goles que se han visto en San Mamés."

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Athletic 2 – Dunfermline 1
Ferencvarosi 1 – Athletic 0

Ronda: 1/4 Partido de ida

7 de abril de 1965

Alineaciones:

Ferencvarosi:Geczi; Noyak, Horvath; Vileszal, Matral, Perecsl; Karaba, Varga, Albert Juhasz y Rakosi.

Athletic: Iríbar; Orue Echeverria, Aranguren, Aguirre, Zugazaga, Argoitia, Arieta II, Arieta I, Uriarte y NandoYosu

GOLES: 1-0 Juhasz (24')

Así lo contó 'El Correo': "Regresar a San Mamés con sólo un gol en contra es algo que permite abrigar las más caras esperanzas. Pero el equipo bilbaíno ha sido, sin duda, una vez más víctima ha sido, sin duda, víctima de ese extraño "neutralismo" que el Comité de la Copa de Ferias se ha sacado de la manga para aplicárselo a nuestro Atlético."

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Ferencvarosi 1 – Athletic 0
Athletic 2 - Ferencvarosi 1

Ronda: 1/4 Partido de vuelta

21 de abril de 1965

Alineaciones:

Athletic:Iribar, Orue, Etxeberria, Aranguren, Koldo Agirre, Zugazaga, Argoitia, Arieta I, Arieta II, Uriarte, Nando Yosu

Ferencvarosi: Geoczi, Novak, Matrai, Daneki, Juhasz, Horvath, Ratkel, Varga, Albert, Rakesi, Fenyesi

GOLES: 0-1 (14') Varga; 1-1 (44') Arieta I; 2-1 (75') Arieta I

Así lo contó 'El Correo': "San Mamés registró un lleno impresionante para el encuentro de cuartos de final de la Copa de Ferias, entre el Atlético de Bilbao y el Ferenevaros, de Budapest. Al final, pese a la victoria de los de casa, la eliminatoria quedó en tablas y tendrá que jugarse un nuevo encuentro de desempate. La suerte de Escocia no se repitió, y esta vez habrá que jugar este encuentro decisivo en Budapest, en fecha que todavía no ha sido designada."

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Athletic 2 - Ferencvarosi 1
Ferencvarosi 3 - Athletic 0

Ronda: 1/4 Partido de desempate

13 de mayo de 1965

Alineaciones:

Ferencvarosi:Iribar, Orue, Etxeberria, Aranguren, Koldo Agirre, Zugazaga, Argoitia, Arieta I, Arieta II, Uriarte, Nando Yosu

Athletic: Iribar,Orue,Etxeberria,Aranguren,Koldo Agirre,Zugazaga,Argoitia,Arieta I Arieta II,Uriarte,Nando Yosu

GOLES: 1-0 (19') Etxeberria, en propia puerta; 2-0 (44') Fenyesi; 3-0 (63') Fenyesi

Así lo contó 'El Correo': "El Atlético de Bilbao ha quedado eliminado de la Copa de Ferias, competición en la que venia haciendo un prometedor papel. Es difícil, a tanta distancia, convencer a los aficionados de la injusticia del resultado registrado esta noche en el Nepstadium."

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Ferencvarosi 3 - Athletic 0
(Fuente Diario El Correo)

sábado, 24 de septiembre de 2011

Los Inolvidables: Rojo

Los periodistas Jon Agiriano y Miguel González San Martín han reunido bajo el titulo 'Los Inolvidables' un conjunto de entrevistas a jugadores historicos del Athletic Club.

"Pronto comprendí que me exigían porque me valoraban"

"El Madrid quiso ficharme varias veces, pero ni me lo planteé. Yo quería jugar en el Athletic, ser feliz entre mi gente"

Txetxu Rojo
26 de diciembre de 2010

JON AGIRIANO / MIGUEL GONZÁLEZ SAN MARTÍN

Txetxu Rojo tiene el estilo y la planta de los galanes maduros del cine o el teatro. Se muestra cordial, expansivo, cercano, parece capacitado para hacer nuevos amigos de manera fulminante. Habla deprisa y mueve las manos con nervio. Da la impresión de que lo hace todo intensamente. Su carrera en el fútbol fue la de un perfeccionista que disfrutaba y sufría a partes casi iguales, que sólo se gustaba cuando había estado muy bien. Siempre estuvo dispuesto a ponerlo todo de su parte, no sólo su talento natural sino también el esfuerzo que fuera necesario.

-«Si me llegan a decir que era mejor dormir boca abajo, con los pies en alto, para salir pronto de una lesión, lo habría hecho sin dudar»-, explica.

Rojo I se cuidaba mucho, repasaba los partidos obsesivamente en la moviola de su memoria. Para cuando terminaba de rumiar lo que pudo haber hecho mejor en el partido anterior, ya estaba desbordando a su par en el partido siguiente. Sorprende que sufriera una injusta fama de indolente, por tonterías como no correr sin necesidad a balones que iban fuera. Sus compañeros, mientras tanto, le gastaban bromas por el celo con que se cuidaba. Bebía agua, veraneaba en La Rioja porque era bueno para los pulmones y se entrenaba mucho más de lo que se figuraban los aficionados. Sabe que el juicio de la historia le es favorable de largo. Al fin y al cabo, este zurdo de Begoña al que un músico devoto de su clase le llamó una vez 'el Mozart del fútbol' es el jugador que más veces ha vestido la camiseta rojiblanca después del gran Iribar, 541 partidos en 17 temporadas. Así y todo, se lamenta de que pudo haber sido aún mejor si hubiera jugado de interior.

- En esta serie, el invitado empieza recordando sus primeras patadas a un balón.

- Empecé a jugar con los amigos en una explanada que había al lado de Mallona. Para mí no había mejores regalos que un balón y una camiseta del Athletic. En mi familia todos éramos muy del Athletic. Recuerdo que en casa teníamos una foto de mi madre, con dos años, en San Mamés. Mi tío Enrique solía llevarnos a mi hermano Ángel y a mí alguna vez. La verdad es que éramos unos locos del fútbol. Mi primer equipo fue uno del barrio, el Peñarol, y luego me fichó el Firestone.

- Del que pasó al Athletic.

- Sí. A un juvenil muy bueno, con Urra, Nogales, Estéfano, Lavín, Mancisidor

- ¿Siempre jugó de extremo?

- No. En juveniles era interior. Una vez jugamos en el campo de La Peña, que estaba pelado por todas partes menos en las esquinas, y me puse de extremo porque había hierba. Pero mi forma de ver el fútbol era más de interior. Habría metido más goles. Lo que ocurrió es que, cuando subí al primer equipo, de interior estaba Fidel, que tenía que jugar, naturalmente. Y luego vino Javi Clemente. Era más de medio campo, no tan ofensivo, pero le dieron el 10 y a Fidel le pusieron de 8. Tras la lesión de Javi, Fidel volvió a la izquierda y yo me quedé con el 11.

- Háblenos de su debut.

- Fue en Córdoba, a las 12 de la mañana. Llovía. Me marcó un lateral, Ponce, que daba muchas patadas. Recuerdo que la primera vez que le driblé, me dijo eso de 'oye, chaval, la próxima te quedas sin pierna'. Le oyó Eneko Arieta y vino a defenderme. Al final, el árbitro acabó echando a Eneko. Estuvo bien por el debut, pero perdimos, y yo cuando perdía me quedaba muy mal.

- El tópico, sin embargo, dice que los jugadores de clase van a lo suyo, que ni sienten ni padecen&hellip

- En mi caso era todo lo contrario.

- Jugó 17 temporadas en el Athletic. ¿Cuáles fueron sus mejores momentos?

-El primero, el mero hecho de estar en el Athletic, que para mí era cumplir el sueño que tenía desde niño. El Madrid quiso ficharme varias veces, pero ni me lo planteé. Yo quería jugar en el Athletic, ser feliz entre mi gente. Eso era todo. Me preguntabais por los mejores momentos...

- Sí.

- Tuve muchos. Las Copas nos hacían una ilusión especial, tal vez también porque la Liga era más complicada. Recuerdo a Lapetra consolándome en la final que perdimos contra el Zaragoza de los 'Cinco Magníficos'. Todos estábamos tristes, pero a mí siempre se me ha notado más. Al año siguiente nos pasó lo mismo con el Valencia. Yo tuve una ocasión, pero fue con la derecha. Se me quedó grabada. A mí los disgustos no me duraban un día. Yo es que igual me lo he tomado siempre todo demasiado en serio. Pensar que había gente que creía que me daba igual.

- Entre los compañeros tenía fama de agonías.

- Me gastaban bromas por eso, sí, por el empeño en cuidarme, con la comida, la preparación... Procuraba entrenar bien, descansar. Siempre he sido muy exigente conmigo. Me iba a la cama y repasaba las jugadas, lo que podía haber hecho mejor, lo que habría cambiado...

Aquellas finales

- Todavía no se ha puesto a hablar de los buenos recuerdos.

- Las Copas que ganamos, claro. La primera fue al Elche. Tuve la pena de que no me dejaran venir a Bilbao para celebrarla porque estaba concentrado con la Sub' 21. La segunda se la ganamos al Castellón de Del Bosque, Planelles, Clares... Pero la que más se me ha quedado grabada fue la del Betis.

- A esa la incluimos entre los malos recuerdos.

- Y tanto. No pudo ser más cruel. Nos empataron a tres minutos del final, ya en la prórroga, y tuvimos dos oportunidades de ganar en los penaltis, pero fallaron Dani, que no fallaba nunca, y Villar, que se empeñó en tirarlo. Yo también tuve que tirar y eso que no quería porque Esnaola me había parado uno en San Mamés. Tuve malas sensaciones. Esnaola era muy bueno en los penaltis. Se tiraba antes. Fui a donde el árbitro y se lo dije: 'Mire, el portero se ha movido en todos los penaltis anteriores, así que tenga cuidado porque se va a mover'. Se movió y lo paró, pero el árbitro mandó repetir. Lo metí a la segunda. Luego le tocó el turno a Iribar, que solía tirarlos bien...

- Solía, pero aquél no lo tiró bien.

- No. Tiempo después me dijo que, cuando fue hacia el balón, no veía ni al portero, que las piernas se le doblaban. Fue tremendo.

- Además, venían de perder la final de la UEFA. Al acabar el partido de ida en el Comunale, la televisión dio un primer plano de usted celebrando el 1-0. Ahora todo el mundo sabe que no es un buen resultado, y menos ante una Juve con Zoff, Scirea, Gentile, Tardelli, Bettega.

- Es que no nos habían hecho ocasiones y nosotros veníamos de golear en San Mamés a varios equipos. Teníamos mucha confianza.

- El partido de San Mamés fue magnífico, inolvidable, como muchos de aquella temporada. La gente, de hecho, reaccionó como si hubieran ganado la Final.

- Sí. Se nos recuerda por aquella temporada. Hicimos muy buenos partidos y jugamos muy bien al fútbol. Pero cuando estás ahí y sabes la ilusión de la gente, te quedas fatal si pierdes. No hubo uno solo día de aquel verano en el que dejara de darles vueltas a esas dos finales.

La implicación

- Usted no dejaba a nadie indiferente. Había rojistas acérrimos y otros que le silbaban a la mínima.

- A ciertos jugadores no se nos ve tanto la implicación. Yo cuando me enfadaba era conmigo mismo. Quería dar lo mejor para el equipo, por los compañeros y la afición. A mí cuando el campo animaba se me encendía un nuevo motor. A veces por un fallito te gritaban. Nada más empezar a jugar en el primer equipo se me fue un balón por debajo del pie. ¡Recibí una pitada! Se me quedó grabada, me dolió, me hizo pensar. Comprendí pronto que me exigían porque me valoraban. Pero la verdad es que me rehacía rápido de las pitadas. Si algo me salía mal una vez, pedía la pelota enseguida. Tenía confianza. Yo, si quería ganar, era por la gente, de verdad, lo digo de corazón. También pudo haber quien interpretara mal algunas cosas mías, que eran más por timidez que por otra cosa. Ahora mismo, si pasa alguien y me pide un autógrafo, lo paso mal. Pero en cuanto bajaba las escaleras para saltar a San Mamés, ya era otro. Piru Gainza me conocía bien. En una ocasión unos periodistas estaban diciendo que yo tenía mala uva en el campo. Piru les dijo: 'No es así, tiene mucha, pero buena'. Yo no era de armar líos. Lo que pasa es que, si me enfado, enseguida levanto los brazos, pero nada más. Tengo un cuadro que me pintó García Ergüín, en el que estoy de espaldas, con los brazos levantados. Era mi gesto.

- Le llamaban 'Polvorilla' en el vestuario.

- Sí, ja, ja. A mí siempre me ha gustado escuchar. Pasaba mucho rato callado, escuchando a mis compañeros. Un día levanté la mano. Hablé cinco minutos y dije que muchas veces nos decíamos las cosas entre nosotros pero luego nadie se las decía al entrenador y la directiva. Y Zorriqueta me dijo que hasta entonces había estado callado pero que cuando me había dado por hablar había estallado la pólvora. De ahí lo de polvorilla.

- También se metió en algunos líos, como aquella vez con Pavic, cuando le dijo que ustedes no eran gladiadores sino jugadores.

- Estaba dando la charla y dijo: 'Hay que ir a una guerra'. Levanté la mano y le dije: 'A la guerra, no, míster, a jugar al fútbol. En la guerra no se ganan partidos'. Pavic se dirigió a Iñaki Sáez, que hacía de traductor: «¿Qu'est que c'est?» Y entonces Iñaki empezó a suavizar las cosas. Yo le pedí que le dijera la verdad. Además, Pavic me había entendido perfectamente. Me castigaron con cinco partidos.

- ¿No fueron tres?

- Eso se dijo, pero fueron cinco. En el cuarto ya me insinuó que iba a jugarlo. Pavic me dio la mano y se acabó. Era un señor.

- También tuvo un problema con Koldo Aguirre.

- Tampoco fue nada. Yo había tenido una lesión importante y no estaba bien, pero Koldo insistió en que jugara. Así que jugué y al día siguiente no podía levantarme de la cama. No podía apoyar el pie en el suelo. Dani me habló de un acupuntor de Toulouse y fuimos en su coche. Y me curé. Entrené con normalidad y en un partido que íbamos empatando, salí, hice dos centros y Carlos metió dos goles. Koldo me dijo que el domingo siguiente iba a jugar. Llega el momento de la alineación y no me pone ni me dice nada. Y faltando quince minutos para el final del partido, va y me manda salir a calentar. Y entonces, bueno, esas cosas mías, le digo que no. Luego me lo volvió a decir y ya calenté y jugué. No pasó más. Con Koldo siempre me he llevado bien. Le aprecio muchísimo, y él a mí.

- Vivió usted grandes duelos con algunos laterales. Es imposible no hablar de Gorriti.

- Bueno, Gorriti al menos era callado. El que era pesado de verdad era Carrete. No sólo lo tenías todo el partido pegado. Es que encima no callaba.

- Cuéntenos su expulsión en Atocha, la de Antón Arieta y la suya, que tal vez les costó la Liga.

- En aquel partido, que ya teníamos perdido, Gorriti y yo fuimos a coger el balón en un fuera de banda y él me dio con el banderín. No me hizo daño, pero me dio. Yo le empujé con las manos. Se tiró y el árbitro me expulsó. Vino Antón y le dijo a Gorriti que se iba a enterar. 'Oye, Antón', le dije. 'No hagas nada. Tranquilo'. Pues bien, me acabo de sentar en el vestuario cuando oigo la puerta. Era Antón. Nos cayeron cinco partidos a mí y cuatro a él. Y quedaban cinco partidos de Liga. La Federación no nos ayudó mucho que se diga. Con los puntos de casa y uno fuera éramos campeones.

- Se retiró justo un año antes de que el Athletic ganara la Liga. ¿Le quedó esa espina?

- Me alegré muchísimo y celebré la Liga con todo el equipo. Pero mentiría si dijera que no me dio pena no haber podido participar.

-¿Cómo fue su marcha del Athletic? Porque usted tenía contrato, pero no siguió.

- Entrenaba Javi Clemente, yo estaba jugando todos los partidos y me dijeron para renovar una temporada. Hubo una huelga, eran los comienzos de la AFE, y yo era capitán. Estábamos nerviosos. Y mano izquierda tampoco es que haya tenido nunca. Intento decir las cosas con educación y respeto. Algunas veces me callo, pero en general me cuesta callarme. Luego, con el tiempo, aprendes a callar más. Pero a lo que íbamos. Aunque había huelga, poco a poco se iban descolgando equipos. El presidente, Beti Duñabeitia, pensó que yo había montado todo aquello, y el entrenador me habló de lo mal que se lo había hecho pasar al presidente. Le respondí que quien lo estaba pasando mal era yo, que no había dormido en toda la noche. Y bueno, tuvimos dos roces delante de los jugadores, el primero por una tontería y el segundo porque él quiso arreglarlo cambiando un poco las cosas.

- ¿Y no renovó por eso?

- Al acabar la temporada, me llamaron del club. Querían hablar conmigo. Fui a comer con unos directivos y me dijeron que Pedro Aurtenetxe les había dicho que, si decidía cumplir el año de contrato que me quedaba, no había ningún problema. Pero también me dijeron que el entrenador prefería que me fuese. Pensaba que conmigo en el vestuario su autoridad se iba a resentir. Entonces les dije que lo dejaba, y me fui a entrenar a los juveniles.

- Al menos le quedó el consuelo de que tuvo el mejor homenaje posible.

- El homenaje fue muy bonito. La selección inglesa venía a jugar el Mundial. Creo que ha sido la única vez que han jugado contra un equipo de club. El campo estaba lleno. Fue el día más emotivo de mi carrera, más que cuando llegué.


Un admirador de Cruyff y Sacchi

- Ha sido entrenador del Athletic, Zaragoza, Celta, Salamanca, Lleida... ¿Tenía vocación?

- Piru Gainza me dijo que siguiera en el Athletic y que sacara el carnet de entrenador. Y empecé con los chavales. En Lezama estaba Iñaki Sáez y me pedía que jugase con ellos en los partidillos. Disfrutaba mucho porque a mí me encantaba entrenarme. En eso también a veces las impresiones engañan.

- Como entrenador no llegó tan lejos como de jugador, sobre todo en el Athletic. No tuvo suerte en las dos ocasiones que se sentó en el banquillo rojiblanco.

- La primera vez fue sustituyendo en mitad de la temporada a Howard Kendall. Luego llegaron las elecciones y no seguí. La segunda vez vine del Zaragoza. Había estado allí muy a gusto. Llegamos a ser cuartos y tuvimos opciones de ganar la Liga en la última jornada. El Zaragoza me quería renovar y tenía una buena oferta de otro equipo, pero fiché por el Athletic sin pensarlo.

- La primera vuelta fue buena, pero en la segunda el equipo se derrumbó.

-Cuando llegué, ya me advirtieron de que había varios jugadores tocados y que podríamos tener problemas. Ese año tocaba aguantar y sería en el segundo cuando empezaríamos a mejorar. Pero todo se torció. Se lesionaron Carlos García, Alkorta, Alkiza, Urrutia, Ezquerro, Joseba, Orbaiz, Lacruz... Las lesiones nos minaron. No es una excusa. Fue así. El equipo era muy bueno, pero apenas pudieron jugar juntos.

- Como jugador, su perfeccionismo le llevaba a darle muchas vueltas a la cabeza analizando los partidos. ¿Le ocurría lo mismo como entrenador?

- Era distinto. Hombre, me gustaba analizar los partidos, pero tampoco le daba tantas vueltas como cuando era jugador. Tenía las cosas bastante claras.

- ¿Como vivió, por ejemplo, la final de Copa que perdió con el Celta?

- Me dio mucha pena por la afición. Perdimos a penaltis, pero lo que sentí no es comparable a lo que sentí como jugador perdiendo contra el Betis.

Cruyff y Sacchi

- Cite algunos jugadores que le hayan gustado, por el fútbol o por su personalidad...

- Cruyff, el que más. Y Mendonça, aquel brasileño que jugó en el Atlético y el Barça. Marcial era también muy bueno y una persona fenomenal. Quino, Rexach. Benito el del Madrid, que se hinchaba a dar patadas pero fuera era un castizo. Zoco, Claramunt, Sol... Pero por encima de todos me quedo con mis compañeros del Athletic, con todos ellos.

- Por cierto, ¿cómo llevaba lo de jugar con su hermano Ángel? No sabemos si a él le vino bien o mal, por las comparaciones.

- No lo sé. Se lo tengo que preguntar. Yo a mi hermano lo veía en el campo como a uno más. Tenía buenas cualidades. Cuando se fue al Racing me enfrenté a él por primera vez y, naturalmente, jugué todo lo que pude. Lo primero era el Athletic. Es como cuando alguien te desea suerte antes del partido. No, hombre. Eso se hace al terminar el partido. En el campo, lo que menos quieres es que el contrario tenga suerte.

- ¿Qué entrenadores le han llamado la atención?

- Me gustó Sacchi. Estuve dos semanas viéndole entrenar en Milan. Yo antes miraba a los jugadores, luego aprendí a mirar a los entrenadores. Michels también fue muy bueno. Me gustó mucho Rikjaard, el estilo con el que jugaba y su forma de ser. Y Cruyff, claro. Y Guardiola.


La diferencia de un buen zurdo

- Un buen zurdo siempre gusta en el fútbol. Da la impresión de que puede hacer cosas diferentes.

- Sí. Ahora se juega de otro modo, los extremos juegan también hacia adentro, pero entonces lo normal era que te fueras por la banda. Desborde y centro. Los zurdos suelen tener un buen golpeo exterior. Bueno, algunos derechos, como Cruyff, también lo tenían, pero los zurdos lo hacen con más naturalidad.

- ¿Qué extremos izquierda de su época le gustaban?

- A Piru le vi cuando yo era un enano. A Gento le vi más y llegué a jugar contra él. Me impresionaba, sobre todo, cómo frenaba. Lapetra también era muy bueno y, además, sabía jugar por dentro. Y de fuera me gustaba Rensenbrink.

- Cruyff también jugaba con extremos pegados a la cal, pero no tanto para que centrasen sino para abrir el campo.

-A mí también me gusta jugar con extremos. Pero hay que tenerlos. Un entrenador tiene que adaptarse a los jugadores que tiene. El Barça siempre ha jugado con gente rápida en banda. Messi ha estado en banda, aunque hace más goles ahora que juega más centrado. El 'dream team' de Cruyff jugaba con Goikoetxea y Stoichkov muy abiertos. Cruyff jugaba con un tres, cuatro, tres, pero el pivote hacía de cuarto central. Ahora Guardiola juega parecido. Si el equipo contrario presiona a los centrales, Busquets juega casi de libre y saca el balón. El Barça elabora aún más que en la época de Cruyff. También el de Rijkaard fue muy bueno. Me encantaba Ronaldinho.

- ¿Qué equipo le ha gustado más de todos los que ha visto?

- El Ajax de Cruyff. Los jugadores eran muy buenos y tenían mucha movilidad, el propio Cruyff sobre todo, claro, y Rep, Hulshoff, Suurbier, Krol... Neskeens recuperaba, pasaba, jugaba y remataba. Sin llegar a tanto como Neeskens, porque no es fácil encontrar jugadores así, en los equipos tiene que haber gente menos dotada técnicamente que haga otro tipo de trabajo fundamental. Como Larrauri en el Athletic de mi época.

- El tópico dice que tiene que haber ingenieros y peones. Tal vez en ocasiones se abuse de los jugadores voluntariosos con el pretexto del equilibrio, para asegurar, para cerrar, para prevenir.

- Nosotros jugábamos con Argoitia, Uriarte, Arieta, Clemente y yo. Y luego estaba Igartua, a quien también le gustaba subir. Así que Larrauri era imprescindible.

- Esa tarea, en los equipos buenos de ahora, la hacen jugadores como Busquets, que no sólo contienen sino que tienen mucha calidad.

- Eso es lo ideal, claro. A mí también me gusta el fútbol bueno.

- Pero hay jugadores con prestigios difícilmente explicables. Mourinho, por ejemplo, no se cansa de elogiar a Khedira.

- A mí me gusta Khedira. Da equilibrio al centro del campo. Tácticamente es muy bueno, y no para de correr. No pierde casi ninguna pelota y además, cuando sale, la lleva bien y da buenos pases. Y chuta. En Alemania metía más goles que en el Madrid. Me gustan más los jugadores brillantes, pero tiene que haber Khediras.

martes, 20 de septiembre de 2011

Manolo Morán, una vida dedicada al Athletic Club

(Entrevista publicada en el diario Deia por José L. Artetxe - 17/09/11)

"Hice 57 años en el Athletic, entré con pantalón corto y solo salí para hacer la mili"

Serán contadas las personas que conozcan el Athletic por dentro mejor que él. En todo caso, puede presentar un aval único: 57 años de servicio al club y diez más de propina, porque tras su jubilación ha continuado aportando su exquisito sentido del orden y de la prudencia

Manolo Morán, exsecretario general y exdelegado del Athletic Club

Tiene a gala haber trabajado para 12 presidentes distintos, pero su memoria se recrea con los antiguos, tiene más frescos los tiempos de Enrique Guzmán o Félix Oraá. Acaso porque fue testigo privilegiado de los grandes pasos que entonces dio el Athletic para convertirse en la entidad que hoy en día es.

Para contar quién es Manolo Morán, lo mejor será ir al comienzo.

Salí de la escuela con 14 años, mis padres trabajaban los dos, mi madre como cocinera, mi padre había perdido en la Guerra el negocio y algo más. Mi madre conocía al que entonces era el presidente del Athletic, Roberto de Arteche, y empecé como pinche en el club. Era el año 45. Entré cuando la sede estaba en la Calle Ayala. Hacía los recados. Solo había una máquina de escribir y había que hacer cola para usarla. Tras varios años se logró que un directivo se decidiese a comprar otra máquina. Costó 14.000 pesetas. Con dos se podía hacer algo mejor el trabajo.

Así empezó lo que ha sido su vida, siempre vinculado al club.

Entré con pantalón corto y ya no salí del club, salvo para ir a la mili. Empecé en 1945 y estuve hasta 2002, hasta mi jubilación. Son 57 años.

O sea que ha vivido desde dentro la mitad de la existencia del Athletic, pero también algo más, ¿verdad?

Voy con el Bilbao Athletic, algo que empecé en el 70 en calidad de representante de la Junta. No hay nadie con mi antigüedad, pero ha habido otros empleados que han estado muchos años. Por ejemplo, Julio Lamana, quien entró más tarde y también se fue antes, lo cual me permitió acceder al puesto más alto al que podía aspirar, la secretaría general del club.

Volviendo al inicio, ¿qué eran esos recados que usted hacía?

Pues, por ejemplo tenía que ir cada quince días a un centro comercial del Casco Viejo a recoger artículos de primera necesidad, hablo de jabón para limpiar la ropa y café que los jugadores tomaban en los partidos. Las autoridades de entonces concedían vales para ello. Otra concesión era la de un cupo de pan porque en los hoteles no había y había que llevarlo cuando se jugaba fuera. Quien daba esos vales era el estamento militar, claro. Luego fui teniendo otras responsabilidades. Estaba el asunto de las cuotas sociales, un proceso que se iría modernizando...

Se refiere al carné de socio.

Sí, la cuota anual que se abonaba. Se hacían de una en una, a máquina y se cobraban personalmente y a domicilio. Me tocó hacer ese servicio, casa por casa. Para las cuotas mensuales había un cobrador específico.

¿Cuántos socios tendría el club?

Al llegar yo, unos 4.000. Fue subiendo poco a poco. En el mandato de Enrique Guzmán todo empezó a modernizarse. El club estaba en una situación angustiosa, con un campo de risa y se hizo un proyecto de ampliación que ganó una tripleta de arquitectos madrileños, lo que generó algunas protestas, pero así fue. El costo previsto era de 16 millones de pesetas. Estamos ya en el 52. El Athletic no tenía ese dinero y se pide a los dos bancos y las dos cajas de Bilbao, que colaboraron con cuatro millones cada una. Al final la operación salió por 20, con los intereses.

¿En qué consistió la obra?

La Tribuna Principal era de madera, con capacidad para 2,000 personas y sin numerar, salvo las dos primeras filas. La gente quería una localidad numerada. La de La Misericordia creó que se acabó en el 47, cuando vino el San Lorenzo de Almagro y entrarían unas 3.000 personas. El aforo total de San Mamés sería de 22.000, pero es que en la General, de pie, entraban ni se sabe cuántos, era un desastre cuando venían el Madrid o el Barcelona.

Ha mencionado la visita del San Lorenzo, que fue un hito.

Ese partido fue el no va más, se empató a tres y se jugó sobre un arenal. El primero de enero el Athletic había jugado con el Castellón, le metió seis y cayó una lluvia torrencial. Se acababa de poner hierba nueva y el campo quedó destrozado para cuando llegaron los argentinos. El que mandaba en el San Lorenzo era Angel Zubieta.

Zubieta, un personaje, según dicen.

Solo le vi dos o tres partidos y creo que ha sido el mejor jugador de la historia del Athletic. Solo así se entiende que jugase en aquel equipo, con aquellos futbolistas y que fuera la figura. Luego, mayor ya, con 34 años, volvió al Athletic porque conservaba sus derechos de formación, pero el entrenador de turno no le quiso y fue traspasado al Deportivo.

En los 50 el Athletic dio un salto importante en el capítulo social.

Hubo una entrada masiva de socios. Se quiso quitar la Tribuna Norte y se mantuvo porque hacía falta para satisfacer la demanda. Más adelante se levantaría nueva con el nombre de Jesús Garay. Con la junta de Guzmán se dio un vuelco a todo…

¿Cuántos presidentes ha tenido?

Doce, el último fue Javier Uria.

Siga, siga con lo de Guzmán.

Hubo más ingresos gracias a las obras del campo y los jugadores querían ganar más. Le sucedió Javier Prado. En el Athletic el relevo presidencial era muy simple, al anterior le sucedía su vicepresidente, no había elecciones como ahora. Aunque se critique esa fórmula, era como era y funcionaba.

Esas mejoras que dice también afectarían a los empleados del club.

Se incorporó más personal y máquinas eléctricas. El secretario general era Antonio de Gorostiaga, con el de, que así le gustaba a él. Por cierto, había un jugador que acordaba la ficha con él, era Eneko Arieta, los demás negociaban con la directiva.

Sería interesante ver cómo se arreglaban los temas de dinero.

En el Athletic ganaban menos que en el Madrid o en el Barcelona. En el 50 cuando España fue a Río de Janeiro se les hizo un contrato de cinco años a Zarra, Panizo y Gainza, pero solo Gainza lo cumplió, a los otros se les fue acabando la gasolina. Ahí se vivió un proceso difícil, el equipo de los 40 estaba fundido y había que renovar. Guzmán fue decisivo. Dejó de entrenar Antonio Barrios y vino Daucik, a quien el Barcelona rescindió el contrato por perder la Copa con el Valencia. Daucik fue un revulsivo. Se le ganó la Liga al Barcelona, con gol de Maguregui, el 8 de abril del 56. Luego se fue a jugar a Vitoria y vendieron tantas entradas que la gente, yo mismo, tuvimos que bajar al césped, así que se suspendió y se jugó al día siguiente.

Parece que Daucik le cautivó.

Vino por 300.000 pesetas, don Fernando, que gastaba sombrero. Tuvo éxitos pronto y fue pidiendo más dinero. Luego pasó lo de siempre, vino el lío. El Espanyol nos había eliminado de la Copa y se organizó un amistoso con un equipo inglés, el Burnley. Daucik hizo todos los cambios, también retiró a Carmelo que se quedó en el banquillo, pero se produjo una lesión y no se le ocurrió más que ponerle a Carmelo de delantero. Menudo follón se montó. Se perdió 1-5 y aquello le supuso la anulación del contrato, pero no tuvo costo para el Athletic porque vino el Atlético de Madrid a ficharle.

Algo más habría que el escándalo de aquella tarde, era un amistoso.

Pues no. Ya llevaba tres años, pero aquella temporada fue la del Honved y el Manchester United. Vino Baltasar Albeniz, con el que en la Liga ni fú ni fá, pero de repente se ganó la Copa, la de los Once aldeanos. La Federación Española rompió la norma de utilizar un campo neutral para la final. Franco se solía desplazar a Barcelona, pero dijo que no viajaba y se propuso El Metropolitano, el campo del Atletico de Madrid. La junta del Athletic se negó y se hicieron gestiones al más alto nivel, pero en balde y fue cuando Guzmán dijo que jugaríamos en Madrid, pero en Chamartín. Ese fue mi segundo viaje a Madrid. El anterior fue en la final que se le ganó al Sevilla. El Athletic nos llevaba a los empleados en un autobús distinto al del equipo.

Pero allí estaban, en la final.

Pero íbamos a trabajar porque las entradas había que repartirlas en Madrid a los seguidores del Athletic. En Bilbao se hacía la lista y luego se distribuían y se cobraban. En la del Sevilla recuerdo que en Madrid estuvimos en el Hotel Nacional, que ya no existe, y algunos socios nos invitaban. Vino uno que sacó una botella de champán. Ese día bebí champán por primera vez en mi vida.

Se ha referido a lo que cobraban los jugadores, ¿y los empleados?

Ganaría entonces 750 pesetas. En el 45 empecé ganando 110. Eran sueldos más bien cortos.

¿Y cómo era el trato con aquellos presidentes y directivos, pertenecientes a la clase alta?

Eran hombres muy serios. Luego ya conocí presidentes más campechanos. Con Félix Oraá hubo cambios en todo, se acometió una nueva reestructuración del club. Se puso la figura del gerente, que fue José Ignacio Zarza, un hombre de enorme movilidad, y se fundó Lezama. Su etapa coincidió con las Bodas de Diamante del Athletic y hubo un torneo de enorme éxito, con el Bayern Munich de Torpedo Müller, el Madrid y el Rapid de Viena. Para entonces, ya antes con Eguskiza, yo tenía más atribuciones. Se hacía de todo, yo hice hasta de árbitro.

¿Cómo fue eso?

Es una anécdota. El Athletic no tenía equipo de juveniles y para captar chavales se organizó un torneo en cuatro campos: Artxanda, La Peña, Deusto y no recuerdo el cuarto. Fui de delegado a La Peña y el árbitro se negó a arbitrar, nevaba y dijo que aquello era un patatal. Le presioné diciendo que si hacía falta, arbitraba yo. Tuve que pedir un reloj para hacerlo. De aquello salió el primer juvenil, en el 60, donde jugaban Fidel Uriarte y Fernando Ochoa, el que luego sería gerente. El segundo año ya entraron Aranguren, Zugazaga y Arieta. En Lezama también hubo un torneo con 80 equipos que a Ronnie Allen no le hizo gracia porque los campos quedaron destrozados.

Y ahí sigue Lezama nutriendo al equipo cuatro décadas después.

Había que hacer Lezama, igual que en otros momentos hubo que gastar en jugadores. Con Eguidazu el equipo llegó a la final de la UEFA, con aquel árbitro, Linemayer, de infausto recuerdo. Después Linemayer volvió a Bilbao como delegado UEFA y le acompañé a cenar. Estábamos en el Rogelio y entró Koldo Agirre, que le reconoció y en buen tono le reprochó lo ocurrido contra la Juventus.

¿Cuándo se convierte usted en el secretario general del club?

Fue Pedro Aurtenetxe quien me aupó a ese puesto, a raíz de la jubilación de Julio Lamana. A los asuntos rutinarios estaba hecho y no tuve problemas para asumir otras labores, como revisar los reglamentos. Hay que estar muy atentos para evitar problemas, pues a veces ni las federaciones interpretan con acierto lo que está escrito.

Escribir, y a mano, es lo que usted aún hoy continúa haciendo para registrar las fichas de los partidos.

Sí, del primer equipo y del Bilbao Athletic. Siempre se ha hecho, desde la primera Liga, en el 28. Ya he llenado ocho tomos. Es un archivo histórico que hoy no sería necesario porque se lleva un control con ordenadores, pero yo sigo y espero que cuando la palme, que con 80 cumplidos no faltará mucho, alguien tome el testigo. Sería una pena que se cortase con esta tradición.

También ejerció de delegado de San Mamés en los partidos del Athletic.

Es que Lamana no podía con todo y empecé yo, creo que fue con Beti Duñabeitia de presidente. Lo compaginé con la secretaria general con Aurtenetxe y Lertxundi y lo dejé con Arrate.

¿Por qué?

Bueno, no es importante la razón, lo quise dejar y ya está.

En alguien como usted, la fidelidad es la cualidad básica. Ha sido testigo de miles de sucesos y a veces conviene guardar silencio.

Eso de la fidelidad que dice es la leyenda que tengo grabada en el reloj que el club me regaló cuando cumplí 50 años a su servicio.

Y sigue en la brecha.

Hasta que se cansen definitivamente de mí. Ni he hablado con la nueva Junta Directiva, pero sigo yendo con el Bilbao Athletic. En verano coincidí en un encuentro con Josu Urrutia y me dijo que él se volvía para casa y que me dejaba al mando de todo. La vida sigue.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Resumen Jor. 4: Athletic Club - R. Betis

Los Inolvidables: Iriondo

Los periodistas Jon Agiriano y Miguel González San Martín han reunido bajo el titulo 'Los Inolvidables' un conjunto de entrevistas a jugadores historicos del Athletic Club.

«La memoria esencial»

«Lo mejor de nuestro equipo es que todos éramos muy buenos amigos», recuerda el mítico extremo de Gernika

Rafa Iriondo
12 de diciembre de 2010

JON AGIRIANO MIGUEL GONZÁLEZ SAN MARTÍN

Sobre la mesa del salón, las viejas fotografías ayudan a hacer memoria. Rafa Iriondo las observa con una mezcla de nostalgia e indiferencia. A los 92 años, piensan los visitantes, uno vive con esa paradoja. Hasta los buenos recuerdos se miran ya con distancia y una cierta conformidad comienza a envolverlo todo. Iriondo se detiene en su retrato oficial de la temporada 1949-50. Es una imagen impecable, de un blanco y negro satinado, firmada por 'Foto Garay'. El futbolista guerniqués aparece en ella con gesto serio y ese aire a Charles Bickford, el viejo ranchero de 'Horizontes de grandeza', que le ha acompañado toda la vida.

- «Éramos buenos», dice en voz baja.

El extremo derecha de la segunda delantera histórica del Athletic tiene una historia peculiar que nace de un hecho extraordinario: debutó en el equipo rojiblanco cuando sólo había disputado seis partidos oficiales en toda su vida, uno con el Gernika y cinco con el Atlético de Tetuán mientras cumplía el servicio militar. A partir de ese dato, la historiografía rojiblanca más o menos oficial no se ha cansado de insistir en la increíble historia de un futbolista anónimo que un buen día, al terminar la Guerra Civil, se presentó en San Mamés y pidió una prueba a Roberto Echevarría.

- «Quiero jugar en el Athletic», se cuenta que le dijo.

El entrenador eibarrés, que intentaba levantar un equipo reducido a escombros, quedó gratamente impresionado por aquel valiente y le fichó de inmediato para el Bilbao. Iriondo, sin embargo, no pudo llegar a debutar con el filial rojiblanco porque tuvo que incorporarse al servicio militar y el sorteo no le pudo ser más aciago: el cuartel de Alcazarquivir, en el protectorado español de Marruecos. Intentó la jugarreta de que hicieran correr su apellido hasta la letra 'Y' para que así le tocara otro destino más cercano, pero no coló. De modo que tuvo que hacer el petate y marcharse a África, donde pasó un año. El segundo pudo completarlo en Bilbao gracias a un permiso de estudios. A su vuelta a casa, el nuevo técnico del Athletic, Juanito Urquizu, le estaba esperando -el club, de hecho, le había estado mandando remesas mensuales de 20 duros que le convirtieron en capitán general de su región militar-, y le puso a jugar en el primer equipo en cuanto tuvo ocasión.

- «Estuve trece temporadas y siempre fui titular. Nunca fui suplente», confirma, orgulloso.

Bombardeo de Gernika

La verdad es que el milagro de Rafa Iriondo no puede decirse que fuera tal. Es cierto que no habrá muchos casos en la historia del fútbol en los que un jugador alcanza la Primera División habiendo disputado tan pocos partidos oficiales y que ese mérito es indiscutible, pero el dato resulta engañoso. La realidad es que Iriondo llevaba jugando al fútbol toda su vida, modelándose en solitario. Desde muy pequeño tuvo unas condiciones físicas extraordinarias y una afición ingobernable, como tantos niños vizcaínos de su generación que crecieron escuchando las hazañas del Athletic de míster Pentland y mitificando a los héroes de aquel equipo legendario.

- «Siempre tuve mucha afición. En el pueblo jugaba más a pelota porque no había equipos, pero jugaba mucho al fútbol en el colegio, en Los Agustinos. El problema que tuve es que, cuando llegué a jugar con el Gernika, el club desapareció por problemas económicos. Mi primer partido fue el último del equipo», explica.

Al último superviviente de la generación de campeones que devolvió el esplendor al Athletic después de la Guerra Civil le cuesta recordar algunas cosas. «¡Son tantos años!», repite, mientras tamborilea con los dedos sobre la mesa. Los nombres y las vivencias se van borrando de su memoria, que intenta resistir heroica, haciendo su selección de los recuerdos, a veces justa, en otras ocasiones caprichosa... De hecho, para poder contar con propiedad la historia anterior a su debut en Valencia, el 29 de septiembre de 1940, se hace preciso apoyarse en otro Iriondo, su hermano Luis, cuatro años menor que él. Es él quien relata una historia desconocida que comienza el 26 de abril de 1937, el día del bombardeo de Gernika.

Aquel lunes trágico, los Iriondo Aurtenechea perdieron los dos negocios de la familia: una tienda de muebles y una carbonería. Tuvieron que irse a Bilbao con lo puesto y recurrir a la asistencia social. Rafa, que por entonces estudiaba Comercio en la Escuela de Elcano, salvó la vida en el refugio que había en la fábrica Astra. Tenía 19 años y estaba a punto de incorporarse a filas. El bombardeo acortó los plazos. Se enroló en Asua a un batallón de transmisiones del ejército de Euskadi, con el que vivió la lenta retirada que culminó con la rendición en Santoña. Prisionero en El Dueso, su puesta en libertad tuvo un alto precio: volver al frente, incorporado al ejército de Franco. En su caso, a un batallón de Estella con el que acabaría participando en la batalla de Teruel.

- «Aquello fue terrible. Haciendo una guardia en La Muela se le congelaron los pies», recuerda Luis Iriondo. «Menos mal que se los pudieron salvar. Después de la batalla de Teruel, tuvo más suerte porque le tocó acabar la guerra en el Pirineo, en el copo del valle de Arán, que era un frente mucho más cómodo. Así que pudo volver a casa y acabar jugando en el Athletic. Fue una pena, eso sí, que luego tuviera que ir a hacer la mili a África, pero él ya estaba preparado para jugar en Primera. Rafa no había dejado de jugar al fútbol ni en la guerra. Siempre fue muy bueno y tuvo mucha afición. Recuerdo que mi padre no le dejaba jugar con el Gernika y para jugar aquel primer partido tuvo que irse a las afueras del pueblo sin que él se enterara. Pasaron a recogerle con el autobús».

Los héroes

Ya ha pasado el mediodía y Charo Echevarría, la esposa de Iriondo -se conocieron en unas fiestas de San Ignacio en Forua-, ofrece un aperitivo a las visitas. En el salón se ven algunas cabezas disecadas de animales y fotos antiguas de un señor moreno y con bigote, sombrero tirolés y escopetón. Es el padre de Charo, don Neftalí Echevarria, gerente de la ferretería La Bolsa, la que durante años ocupó los bajos del palacio Yohn de la calle Santamaría.

- «Era muy cazador»-, explica la mujer de Iriondo, mientras muestra, colgadas de la pared, algunas de las placas de homenaje que su marido ha recibido en los últimos años. Las hay de la Federación de Peñas del Athletic, del Colegio Nacional de Entrenadores, de la Peña Bética de Chipiona, de la Asociación de Amigos del Quiosco de La Casilla... Junto al televisor, destaca una fotografía de la gran delantera que Iriondo formó junto a Venancio, Zarra, Panizo y Gainza. Lo cierto es que ese quinteto legendario sólo jugó cuatro campañas completas como delantera titular del Athletic, entre la temporada 1949-50 y la 1952-53, y sólo conquistó un título de Copa, pero su fútbol hizo historia.

- «Éramos buenos»-, repite Iriondo-. «Y lo que es la vida. Yo era el mayor de todos y soy el único que queda».

Un grupo de amigos

- ¿Cuál fue el secreto de aquella delantera? ¿Sólo la calidad?

- Lo más importante es que nos entendíamos muy bien. Lo mejor de nuestro equipo es que todos éramos muy buenos amigos.

- En los viajes tenían tiempo para relacionarse.

- Claro. Cuando íbamos a Sevilla o a Valencia, por ejemplo, eran viajes de cuatro días. Dos de ida y dos de vuelta.

- ¿Cómo era el fútbol de aquel equipo?

- Jugábamos bien. Rápido, por los extremos... Yo siempre tuve mucha velocidad.

- Y desde allí, balones a Zarra.

- Sí. Telmo remataba muy bien.

- Usted siempre quiso ser delantero centro.

- Es verdad. Era lo que más me gustaba, porque es donde más goles metes, pero también marqué algunos jugando de extremo.

- Y tanto. Marcó un gol cada tres partidos.

- ¿Tantos?

- Sí. Eso sale. 115 goles en 323 partidos.

- No está mal, no.

- ¿Cuáles son sus mejores recuerdos con el Athletic?

- Cuando ganábamos, claro. Los títulos. En una final creo que marqué dos goles. En Montjuic.

- Sí, en la de 1945, contra el Valencia, en la que Escartín expulsó a Zarra.

- Es verdad.

- Fueron ustedes unos héroes. Las celebraciones de los títulos eran inolvidables.

- Sí, la gente nos seguía mucho. Iban a las finales y luego nos recibían cuando llegábamos a Bilbao para llevar la Copa al Ayuntamiento. Eso se ha perdido ahora. Fíjate la cantidad de años que lleva el Athletic sin ganar nada.

- ¿Le da pena?

- ¿Pena? Bueno, uno se acostumbra a todo. La verdad es que el Athletic no está para ganar (un título). Últimamente ha mejorado, pero no está para ganar. Cada vez es más difícil. Ahora todos los equipos están llenos de extranjeros y son gente a la que se ficha porque anda muy bien.

- Pero usted defiende la filosofía del Athletic.

- Sí. La verdad es que tampoco me importaría que cambiase si ello le sirviera para ganar títulos. Lo que pasa es que nadie te asegura que cambiando vaya a ganarlos. Y, claro, lo que no vas a hacer es cambiar para nada.

Marcha a la Real

- Le preguntábamos sobre los buenos recuerdos. ¿Y los malos?

- Me daban bastantes tirones musculares. Yo salía muy rápido y, de repente, me daban. Tac. Al final, me acostumbré, pero cada cierto tiempo tenía que estar un mes de baja. En cambio, nunca me lesionaron por patadas. En eso tuve suerte.

- También le dolería cuando le dieron la baja en el Athletic.

- Es que yo era el más viejo. Tenía ya 34 años. Si me dejaron ir fue por eso. Artetxe, además, era ya internacional. Jugamos juntos al principio, con él de interior.

- La siguiente temporada la comenzó en el Barakaldo, pero enseguida fichó por la Real.

- Por el que estaba más cerca.

- ¿Molestó en Bilbao que se fuera a la Real?

- ¿Por qué iba a molestar si me habían dejado ir ? Lo que molestó fue que ganáramos al Athletic en el primer partido que vine con la Real.

Sobre la mesa del salón, junto a las viejas fotografías que le avivan la memoria, Rafa Iriondo ha hecho un pequeño montón con los periódicos del día. Junto a la televisión, la lectura de la prensa es uno de sus entretenimientos ahora que ya no sale mucho a la calle y, desde la muerte de Telmo Zarra, su compañero de toda la vida, ha dejado también el tute. Tampoco se le ve desde hace tiempo por San Mamés.

- Ya no va al fútbol.

- Muy poco. Este año no he ido ninguna vez. Con las horas a las que ponen los partidos no puedes ir. Antes iba más. Solía ir con Manolín.

- ¿Su compañero de equipo?

- Sí.

- ¿Cómo ve al Athletic?

- Mejor. Ya está más arriba. Le veo que ha mejorado últimamente con el delantero centro ése... ¿Cómo se llama?

- Llorente.

- Ese. Llorente. Está metiendo goles. Es bueno. Está respondiendo.

- Por cierto, hablando de goleadores, se le ha metido a usted uno en la familia. Una de sus nietas es la mujer de Urzaiz. Y tiene ya dos biznietos.

- Sí, sí.

- Ese niño, Unax, tiene que salir futbolista.

- Ja, ja...

Charo Echevarría interviene para informar de que Unax Urzaiz ya chuta como si tuviera un cañón.

- «Es increíble»-, dice la orgullosa bisabuela.

- ¿Lo pasó mal las dos temporadas en las que el equipo estuvo al borde del descenso?

- ¿Mal? Hombre, no te gusta ver al equipo ahí abajo, pero al final uno se acostumbra a todo.

- ¿Le gusta el fútbol actual?

- Hay buenos equipos, claro, pero a mí me gustaba más el juego por los extremos.

- Quedan pocos.

- Ya no hay. Se ha perdido.

- La culpa es de sus colegas, los entrenadores. ¿Por qué han decidido prescindir de los extremos?

- Ellos sabrán. No lo sé. Yo siempre los ponía.

- ¿Cree que era mejor el fútbol de su época?

- En el fútbol no se pueden comparar las épocas. Todo cambia con el tiempo. El fútbol no es ni mejor ni peor. Es distinto.



Un clásico de los banquillos

Hay futbolistas que llevan un entrenador dentro. Rafa Iriondo fue uno de ellos. Nada más colgar las botas como jugador -lo hizo con 37 años, defendiendo los colores de la Real Sociedad-, el guerniqués comenzó una carrera en los banquillos que se prolongaría durante más de dos décadas, hasta finales de los setenta.

- «Tenía la cosa de enseñar lo que yo sabía. Siempre me gustó enseñar»-, dice.

Algunos de sus discípulos certifican el afán didáctico de Iriondo. Iñaki Sáez no ha olvidado las lecciones de técnica y ocupación de espacios en la banda derecha que le dio el que fuera su míster en el Barakaldo. «Yo era su niño bonito», rememora. Txetxu Rojo le recuerda como un entrenador con gusto por el fútbol bien jugado, puntilloso, de costumbre fijas -no perdonaba el purito de las tres de la tarde-, y muy empeñado en pulir los gestos técnicos de sus pupilos. «Le encantaba enseñarte a tocar el balón, sobre todo en los golpes francos», explica. Para José María Amorrortu, Iriondo fue su segundo maestro en el Athletic después de Miroslav Pavic. «Era un entrenador de su época, con unos pocos conceptos, pero muy claros, innegociables. Había sido un gran futbolista y se notaba. Le encantaba participar en el juego, sobre todo centrando, y daba mucha importancia al aspecto ofensivo. Al menos un día a la semana lo dedicaba a las finalizaciones», recuerda.

Se podría hablar de la memoria de Rafa Iriondo como de un iceberg. Gran parte está sumergida, pero todavía asoma, sobre el mar, lo esencial de una carrera de dos décadas como entrenador.

- Dicen que le gustaba el buen fútbol, el buen trato al balón.

- Sí. Mis equipos siempre jugaron bastante bien. Me gustaba que jugarán bien al fútbol, que jugasen ligando. Pero eso no se consigue siempre. Si no tienes jugadores para eso...

- El entrenador depende de los jugadores.

- Hombre que sí.

Dos nuevas Copas

El primer equipo de Rafa Iriondo fue el Indautxu, por entonces en Segunda División, al que llevó a dos grandes amigos. Ni más ni menos que Zarra y Panizo.

- «Yo era el mayor y me hacían caso»-, se ríe.

Estuvo cinco temporadas en el banquillo de Garellano, donde vivió dos grandes sucesos que ya no recuerda: un histórico 4-1 al Real Madrid y una agresión a un árbitro en Avilés que le costó una suspensión de casi un año, un suceso extraño en un hombre templado como él. Luego hizo las maletas, al principio en singladuras de cabotaje en equipos como el Alavés, el Barakaldo o el Bilbao Athletic, del que daría el salto al Athletic en la temporada 1968-69. Justo a tiempo para ganar la Copa y romper una sequía de once años sin títulos, la mayor que había conocido el club hasta entonces.

Ese gran triunfo, sin embargo, no le permitió seguir en el Athletic, que ya había fichado meses atrás a Ronnie Allen. Iriondo se fue al Español, al que ascendió a Primera, lo que también hizo con el Zaragoza antes de fichar por la Real. En el equipo txuriurdin hizo debutar a Urruti, Satrustegui y Kortabarría. En su segunda campaña, clasificó a los donostiarras por primera vez en su historia para la UEFA. En la temporada 1974-75, el guerniqués regresó al Athletic. Tocaba renovar un equipo del que acababan de salir históricos como Uriarte, Sáez, Arieta, Larrauri o Aranguren. Iriondo lo hizo dando dando entrada a jóvenes como Escalza, Madariaga, Dani y Goikoetxea. En el segundo año, clasificó al equipo para la UEFA, pero tuvo que soportar las críticas de un sector del público y, tras un histórico tropiezo en la Copa contra el Sporting -los asturianos levantaron el 0-2 del Molinón marcando un 2-5 en San Mamés-, anunció que no continuaría la siguiente campaña. Se fue al Betis y el destino le hizo cruzarse con el Athletic en una final de Copa inolvidable que dejó traumatizados a sus antiguos pupilos.

- «Yo quería ganar. Era mi obligación»-, se justifica, 33 años después.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Participaciones del Athletic Club en Europa (1956 - 57)

COPA DE EUROPA

Porto 1 - Athletic 2

Ronda: 1/16 Partido de ida

20 de septiembre de 1956

Alineaciones:

Porto:Acurcio, Virgilio, Arcanjo, Barbosa, Pedroto, Monteiro da Costa, Hernani, Gastao, Jaburu, Perdigao, José María

Athletic: Carmelo, Orue, Garay, Canito, Mauri, Maguregi, Azkarate, Markaida, Merodio, Uribe, Gainza

GOLES: 0-1 (9') Gainza; 1-1 (54') José María; 1-2 (84') Canito

Así lo contó 'El Correo': “El Athletic debutó con buen pie en competición europea. Su inicial encuentro, jugado en Oporto, le ha procurado su primera victoria (2-1). Se advierte en seguida que el equipo bilbaíno tiene elegida su estrategia, pues desde la iniciación el marcaje es estrecho y de hombre a hombre. Todo el equipo ha hecho el partido debía hacer, respondiendo con arreglo sus facultades y a su calidad, a la consigna y al método que sin duda se les había señalado."

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Porto 1 - Athletic club 2

Athletic 3 - Porto 2

Ronda: 1/16 Partido de vuelta

26 de septiembre de 1956

Alineaciones:

Athletic:Carmelo, Orue, Garay, Canito, Mauri, Maguregi, Artetxe, Markaida, Merodio, Uribe, Gainza

Porto: Acurcio, Virgilio 74', Arcanjo, Oswaldo, Pedroto, Da Costa, Duarte, Hernani, Jaburu 84', Perdigao, José María

GOLES: 0-1 (4') Hernani; 1-1 (15') Artetxe; 1-2 (26') Jaburu; 2-2 (81') Artetxe, de penalti; 3-2 (83') Artetxe

Así lo contó 'El Correo': "Dos victorias sobre el Oporto permiten al Atlético seguir jugando la Copa de Europa. Tras el buen juego de la primera parte, llegaron los nervios en la segunda. Arteche fue la figura del partido con sus tres goles. El entrenador del Oporto afirmó que dos de los goles no fueron válidos".

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Athletic Club 3 - Porto 2

Athletic 3 - Honved 2

Ronda: 1/8 Partido de ida

22 de noviembre de 1956

Alineaciones:

Atrhletic: Carmelo, Orue,Garay, Canito, Mauri, Maguregi, Artetxe, Markaida, Arieta I, Merodio, Gainza

Honved: Farago, Rakoczi, Banyal, Sotli, Bozsik, Kotasz, Budai, Kocsis, Tichy, Puskas, Czibor

GOLES: 1-0 (17') Artetxe; 2-0 (27') Markaida; 2-1 (76') Bundain; 3-1 (84') Arieta I; 3-2 (86') Kocsis

Así lo contó 'El Correo': “El Athletic se enfrentó al histórico equipo húngaro del Honved de Puskas, Kocsis y Czibor. Si la característica del conjunto húngaro es la ofensiva, se comprenderá bien que tratara de forzarla con dos goles en contra. Puskas no salió satisfecho con su actuación. Del Athletic, “un buen equipo”, destacó al portero y a los extremos."

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Athletic Club 3 - Honved 2

Honved 3- Athletic 3

Ronda: 1/8 Partido de vuelta

20 de diciembre de 1956

Alineaciones:

Honved:Farago, Rakoczi, Dudas, Boszik, Banyai, Kotasz, Budai, Kocsis, Machos, Puskas, Czibor

Athletic: Carmelo, Orue, Canito, Garay, Mauri, Maguregi, Artetxe, Markaida, Arieta I, Merodio, Gainza

GOLES: 0-1 (2') Merodio; 1-1 (7') Budai; 1-2 (69') Arieta I; 1-3 (70') Merodio; 2-3 (75') Kocsis; 3-3 (84') Puskas

Así lo contó 'El Correo': "Otra vez más, la gloriosa historia de nuestro equipo se repite. El Atlético de Bilbao ha conseguido una victoria resonante y trascendental: eliminar ahora al Honved, "el mejor equipo del mundo" como le califican por todas partes, de la Copa de Europa. Ayer, sobre el césped húmedo y neblinoso de Bruselas, once jugadores vascos causaron la admiración de miles y miles de espectadores. Otra vez el nombre de España se repitió constantemente para elogiar a un equipo de fútbol que eliminaba a otro, sobre el papel, mucho más poderoso. El Atlético de Bilbao logró salvar el escollo que se presentaba difícil momentos antes de dar comienzo el encuentro."

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Honved 3- Athletic Club 3

Athletic 5- Machester 3

Ronda: 1/4 Partido de ida

16 de enero de 1957

Alineaciones:

Athletic:Carmelo, Orue, Garay, Canito, Etura, Mauri, Artetxe, Markaida, Merodio, Uribe, Gainza

Manchester: Wood, Foulkes, Byrne, Colman, Jones, Edwards, Berry, Whelan, Taylor, Viollet, Pegg

GOLES: 1-0 (3') Uribe; 2-0 (28') Uribe; 3-0 (44') Markaida; 3-1 (48') Taylor 3-2 (54') Viollet; 4-2 (71') Merodio; 5-2 (78') Artetxe; 5-3 (85') Whelan

Así lo contó 'El Correo': "Los 'grandes' juegan al ataque. Hacia ya mucho tiempo que en Bilbao no se veía un auténtico equipo inglés como lo es el Manchester United. El 5 a 3 refleja con sus ocho goles que ambos equipos con un sentido exacto de lo que debe ser un fútbol mejor, buscaron su punto de mira en la perforación de la meta contraria. Pues ésta es una de las causas por las que el Atlético-Manchester ha dejado un recuerdo creemos que indeleble".

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Athletic Club 5 - Manchester 3

Machester 3 - Athletic 0

Ronda: 1/4 Partido de vuelta

3 de febrero de 1957

Alineaciones:

Manchester:Wood, Foulkes, Jones, Byrnes, Colman, Edwards, Berry, Whelan, Taylor, Viollet, Pegg

Athletic: Carmelo, Orue, Garay, Canito, Mauri, Maguregi, Artetxe, Markaida, Etura, Merodio, Gainza

GOLES: 1-0 (42') Viollet; 2-0 (70') Taylor; 3-0 (85') Berry

Así lo contó 'El Correo': "El 3-0 (que pudo ser cinco) hace un siete a un once blanquiazul. El Manchester United continúa en la Copa de Europa después de eliminar fácilmente a los bilbaínos. Ni el más mínimo reparo se puede oponer al triunfo del Manchester. Victoria justa y limpia conseguida por once muchachos que salieron al iluminado campo de Maine Road tranquilos, serenos, confiados y convencidos de una superioridad que luego mostraron a lo largo del encuentro."

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Manchester 3 - Athletic Club 0

(Fuente Diario El Correo)

miércoles, 14 de septiembre de 2011

La sombra europea del Athletic

Fernando Elorriaga ha viajado a los 39 partidos continentales de los rojiblancos en los últimos 36 años

5 de noviembre de 2009 - Diario El Correo - J. ORTIZ DE LAZCANO

Hay recuerdos que marcan una vida. Eso le sucedió el 16 de enero de 1957 a Fernando Elorriaga, 61 años, industrial jubilado y desde hace cuatro campañas vicepresidente del Lemona. Aquel día, a sus nueve años, su padre le llevó andando desde el caserío Latorre de Etxebarri a Basauri. De allí en tranvía a Atxuri, y el resto a pie a San Mamés, en donde le esperaba el mejor partido de la historia del Athletic, el mítico 5-3 al Manchester United en medio de una nevada descomunal. Aquel día el Athletic comenzó a echar raíces en él. «Llevo a este club en el alma», decía ayer en Madeira, en donde luce su gran orgullo, ser posiblemente la persona que más partidos europeos ha visto del equipo, los 39 que ha jugado entre Copa de Europa, Recopa, UEFA y Liga Europa en los últimos 36 años. Sólo faltó a la Intertoto de 2005. Pero lo razona. «Iban suplentes y el Bilbao Athletic. ¿A qué iba a ir yo a Rumanía?».

Fernando Elorriaga
En 1973, con 25 años, se lanzó a la aventura. Viaje al Moscú de Leonidas Brézhnev para el partido de Recopa ante el Torpedo. Empate a cero del equipo de Pavic. Aquel viaje costaba, lo recuerda al céntimo, 30.000 pesetas. «Entonces ganaba 28.500 pesetas. Todos los aficionados eran ricos; yo era el único pobre. Mi suegra me pagó el viaje». De aquella estancia aún recuerda el miedo que pasó al abandonar el hotel. Pensaban que no les dejaban salir de la URSS. «Alguien se llevó dos percheros. Una policía soviética lo descubrió y nos hizo detenernos a todos en el hall hasta que aparecieron. Sólo cuando una persona los devolvió, nos dejó ir al autobús».

Aquel fue el primero de una sucesión de viajes detrás del Athletic por Europa que le han llevado por 18 países, algunos desaparecidos, como la RDA del Magdeburgo (Copa UEFA, 86-87), y otros de independencia reciente como la Armenia del Dinamo Tblisi (previa de 'Champions', 98-99).

Como buena sombra del equipo, a Elorriaga le gusta pasar inadvertido. Eso sí, hay días que tiene protagonismo, como cuando se convirtió en el consuelo de Howard Kendall tras el 5-1 en campo de la Juventus en la UEFA 88-89. «Nos juntamos en la cafetería y nos tomamos unos benjamines. 'No tengo equipo, búscame un goleador', me decía». En Tromso, más recientemente, se lanzó a por Caparrós para ser el primero en darle la mano. «Le felicité por el resultado y la actitud del equipo. Valverde, Heynckes y él son los tres mejores entrenadores que he visto desde que comencé a viajar». Y en cuanto a directivos, tiene palabras de reconocimiento para el vicepresidente Fermín Palomar. «Hay quien le critica, pero es una persona muy entregada al club».

Este empresario se toma las salidas europeas del Athletic a medias entre el deber y el objetivo vital. Hoy vive en una posición desahogada, pero ha debido invertir mucho dinero en mantenerse a rueda de los rojiblancos. Ya se ha dicho que el primer viaje se lo pagó la madre de su esposa. «En otras ocasiones hace años tuve que pedir prestado». Daba igual. Todo porque siguiera viva su ardiente pasión. ¿Cuánto ha gastado en estos años? No quiere ni echar la cuenta. Elorriaga además viaja a lo grande, con la expedición oficial del club, la más cara. Al valor actual del euro, no es descabellado pensar que ha invertido alrededor de 40.000 euros únicamente en conceptos de desplazamiento y hotel, comidas al margen. Eso sí, siempre hay un golpe de suerte, como las 754 libras que se llevó «a 214 pesetas el cambio» en Newcastle en la UEFA 94-95 por acertar que el resultado final iba a ser un 3-2.

Romper el mito

A lo que no se ha habituado es a los estallidos de violencia. «La del Athletic es una afición muy señorial. Sólo recuerdo pasarlo mal una vez». Y para romper el mito suelta el nombre, Liverpool en la Copa de Europa 83-84. «Se dio mucha cancha a aquello del 'carnicero de Bilbao' por Goikoetxea y el ambiente se caldeó, al punto de que a los autobuses nos recibieron a pedradas fuera de Anfield. Dentro, por suerte, no sucedió nada».

Por el otro lado, el único incidente violento que presenció por parte de hinchas del Athletic fue ante el Anorthosis chipriota en la UEFA 94-95. A aquel viaje se apuntó una pareja de recién casados de Miranda que quería llegar con el Athletic a Chipre y quedarse unos días más. Resulta que el novio era antirrojiblanco y no se le ocurrió otra cosa que subirse a las vallas para festejar los dos goles de los chipriotas. «Sólo él hizo algo así en el campo. Ni los del equipo local. Si no lo sacan del estadio, le pegan». Recuerdos de un hincha para el que el mundo gira alrededor del Athletic.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Los Inolvidables: Iribar

Los periodistas Jon Agiriano y Miguel González San Martín han reunido bajo el titulo 'Los Inolvidables' un conjunto de entrevistas a jugadores historicos del Athletic Club.


«Siempre quisimos ser ejemplares»

José Ángel Iríbar «En el Athletic vives obsesionado con dar una alegría a la afición porque ella te da tanto que tienes que responderle»

José Ángel Iríbar
28 de noviembre de 2010 - Diario El Correo

JON AGIRIANO - MIGUEL GONZÁLEZ SAN MARTÍN

El césped de San Mamés ejerce todavía un influjo benéfico en José Ángel Iribar. Cada vez que lo pisa, no puede evitar caminar hacia la portería de Misericordia y detenerse a respirar hondo mientras observa el circo de las gradas, vacías esta mañana de lluvia. «Es como volver a la juventud. Me siento rejuvenecer. Es una sensación muy bonita», dice. También lo es, piensan sus acompañantes, la de pasear por el césped de 'La Catedral', un viejo sueño improbable, con una de las grandes leyendas del Athletic.

Iribar es un hombre imponente -tiene 67 años, pero su figura sigue destilando la misma autoridad majestuosa de siempre-, que comenzó a ser todo lo que es mirándose en el espejo de su padre, el patriarca del caserío Makatza. Aquel 'kale baserri' que todavía se levanta en la Plaza de la Música de Zarautz era, en los años de la postguerra, un hogar multitudinario en el que José Ángel Iribar convivía con un abuelo cascarrabias, sus padres, sus cuatro hermanas pequeñas y la legión que formaban sus nueve tíos paternos. La playa quedaba a 100 metros, lo mismo que el colegio La Salle, los dos escenarios en los que se forjó el que, con el paso del tiempo, se convertiría en uno de los mejores porteros de la historia del fútbol. Marcelino Iribar gobernaba dando ejemplo aquel universo familiar de euskaldunes sencillos, trabajadores y temerosos de Dios. Su primogénito nunca dejó de admirarle.

- Yo, a aita le tenía en un pedestal. Era una persona muy querida en el pueblo, un hombre pacífico, trabajador, tranquilo, conciliador... Para mí era un hombre ejemplar. Uno de los objetivos de mi vida ha sido parecerme a mi padre. Para mí el respeto es algo fundamental y eso me viene de aita.

- Su padre murió cuando usted tenía 19 años. Seguro que siempre le ha pesado no poder compartir con él sus éxitos, sentir que estaba orgulloso de usted.

- Por supuesto. Pero al menos pude darle la alegría de fichar por el Athletic, que era su equipo de toda la vida. Uno de los días grandes del año para nosotros era cuando el Athletic iba a jugar a Atotxa. Los autobuses de la afición pasaban por delante de casa y había un ambientazo tremendo. Era un día grande. Aita, además, era un gran deportista. Había hecho sus pinitos como portero y le encantaban todos los deportes. De niño me gustaba mucho abrir su gran baúl de las herramientas y mirar las fotos de sus ídolos que tenía allí pegadas, de Zamora, de Joe Louis, de Zatopek...

- Su carrera en el fútbol comenzó de verdad con su fichaje por el Baskonia. ¿Cómo lo recuerda?

- Fue a finales de julio, principios de agosto. Estaba con aita descargando la hierba en el portal de casa y vino a vernos Salvador Etxabe, un futbolista de Zarautz que había fichado por el Athletic y estaba cedido en el Baskonia. Nos dijo que estaban buscando porteros y me preguntó si quería hacer una prueba.

- Y usted, encantado.

- Claro, era un equipo de Segunda. Pedí permiso en casa y me fui a Basauri. Era la primera vez que iba a Vizcaya. Estuve 15 días en la pensión Ibarrondo, que llevaba un matrimonio de Zeberio, euskaldunes, muy majos. De hecho, me quedé viviendo con ellos hasta que me casé. Aún estando en el Athletic vivía en esa pensión.

- Aquella prueba fue un éxito gracias a Piru Gainza.

- Sí. Que me quedara en el Baskonia fue cosa de Piru, que estaba allí de asesor. En la primera prueba solo jugué medio tiempo y tuve poco trabajo, pero él insistió en que, al día siguiente, fuese al entrenamiento. La vida es así. Tuve la suerte de encontrarme en el momento oportuno con la persona adecuada.

La novatada

- El Athletic no tardó mucho en fijarse en usted.

- Teníamos la suerte de que en el Baskonia hacíamos muchas veces de 'sparring' del Athletic. Por lo menos una vez al mes jugábamos contra ellos en San Mamés.

- Le impondría mucho enfrentarse a aquellos grandes jugadores: Carmelo, Orue, Artetxe, Markaida, Uribe, Arieta...

- Pues no. Me sentía de maravilla al tenerlos enfrente. Hombre, cuando les tuve de compañeros, mejor que mejor, pero me encantaba jugar contra ellos y que me dieran trabajo.

- ¿Cómo le recibieron?

- Muy bien. Hombre, la primera vez que entras al vestuario del Athletic tienes que pagar la novatada. No sabes dónde sentarte y siempre hay alguno que te dice: 'Ponte allí, en aquella percha'. Y, cuando te pones, aparece el veterano al que has quitado el sitio y te pregunta a ver quién te crees que eres. A mí la bronca me la echó Eneko Arieta.

- Usted también habrá hecho novatadas.

- No. No he sido de hacer novatadas, quizá porque yo pasé un mal rato, quizá por timidez...

- Se reconoce tímido, lo que contrasta, en cierto modo, con el hecho de que estuviera encantado jugando contra grandes jugadores, algo que denota una gran confianza en sí mismo, una enorme seguridad.

- Es que yo en el campo me transformaba. Era otro. Allí estaba en mi medio. Cuanto más ruido hubiese, mejor. Me metía por completo en el partido.

- Nunca le ha podido la ansiedad, el vértigo.....

- No. Para estar ahí lo más importante, sobre todo si eres portero, es la fuerza mental. Si no la tienes, ya puedes tener todo lo demás, que no te sirve de nada.

- Fue titular durante 18 temporadas. En esos años, vio desfilar a un buen número de compañeros que se eternizaban como suplentes suyos. Tuvo que ser muy competitivo defendiendo su puesto.

- Lo fui, claro, pero es que no tenía otro remedio. No hay que olvidar que algunos de los suplentes que tuve fueron internacionales. Deusto, por ejemplo. Siempre pensé que eran muy buenos y que me podían quitar el puesto en cualquier momento. Por eso siempre entrené muy fuerte.

- Nunca se acomodó, creyendo que el puesto era suyo en propiedad.

- Nunca. Trabajé para merecerlo todos los días.

Delante de Puskas

- Hablemos de sus mejores momentos en el Athletic. Su debut, por ejemplo.

- Más que mi debut, que fueron unos minutos en Málaga, recuerdo mi primer partido en San Mamés, contra el Madrid de Di Stéfano, Puskas y Gento. Bueno, Gento no pudo jugar aquel día. Le sustituyó Manolín Bueno. Faltaban dos o tres partidos para el final de temporada y Zubieta me dijo que iba a jugar. Me hizo mucha ilusión, también por lo inesperado, porque Carmelo seguía siendo internacional y, viéndole entrenar, yo pensaba que lo iba a tener muy difícil. Vinieron a verme todos mis amigos de Zarautz. Nos iban ganado 0-1 y, en una falta de Orue a Manolín Bueno tres metros fuera del área, el árbitro pitó penalti. Se armó una escandalera tremenda. No paraban de caer almohadillas y a Puskas no le dejaban tirar el penalti. Recuerdo que me fui hacia él, haciéndome el veterano, y le dije que lo lanzase fuera porque, si no, se iba a armar una gorda. Él me dijo: 'Sí, sí, claro que sí, hijoputa'. Creo que lo de 'hijoputa' fue lo primero que aprendió del castellano. Lo utilizaba mucho. Cuando ya éramos amigos, me saludaba siempre igual: 'Hombre, Iribar, hijoputa'. Tiró aquel penalti y me lo clavó, claro. Nadie me ha chutado como Puskas.

- Su amigo Iñaki Sáez dijo una vez que no hay nada como ganar una Copa con el Athletic.

- Y es verdad. Lo que viví con los dos títulos no lo cambio por nada. Compartes la alegría con tanta gente&hellip En el Athletic vives obsesionado con dar una alegría a la afición porque ella te da tanto que tienes que responderle. Ese es el 'leit motiv' de siempre en la caseta. Cuando yo llegué al vestuario, por ejemplo, percibí la inquietud de que llevábamos mucho tiempo sin lograr un título. ¡Y solo eran cuatro temporadas!

- Perdió su primera final, contra el Zaragoza, pero en ese partido se consagró. Aquel día surgió la canción de que 'Iribar es cojonudo, como Iribar no hay ninguno'.

- Aquel día la afición me ganó para siempre. Habíamos perdido contra un gran equipo que nos había dado un repaso. Tuve mucho trabajo y estuve bien. Pero que te hagan una canción y te saquen a hombros... ¡Porque a mí me sacaron a hombros! «Bajadme, que hemos perdido», les decía. Y nada. Ni caso. ¡Hasta me pusieron una txapela! No hay otra afición que haga eso. Ese día supe que nunca saldría del Athletic.

- Hablemos de los peores momentos.

- Sin duda, las tifoideas, que no me llevaron al otro mundo de milagro. Yo puedo decir que sé lo que es estar con un pie en el otro lado. En las crisis de fiebre, levitaba. Tenía tales convulsiones que me levantaba.

- ¿Tuvo miedo a la muerte?

- ¿Miedo? Pues no. En ese momento, estás resistiendo, luchando por la vida. No piensas en otra cosa. Es cuando te recuperas cuando te pones a pensar en muchas cosas.

Aquella maldita final

- ¿Es usted religioso?

- En aquella época, sí. Yo venía de una familia muy religiosa. Teníamos la parroquia muy cerca de casa y fui cantor del coro. Luego vas perdiendo algunas de esas creencias, pero supongo que siempre queda algo.

- Se hicieron rogativas por usted.

- Yo no me enteraba, pero es verdad. Recuerdo que, cuando me dieron el alta, el padre Scheifler, de los jesuitas, me llevó a rezar un rosario por todas las rogativas que habían hecho.

- Otro momento duro fueron las dos finales perdidas en 1977.

- Sin duda. Sobre todo, la del Betis. Contra la Juventus fue distinto. Hicimos méritos y solo nos faltó suerte. Lo del Betis fue peor. Nos dejó tocados durante mucho tiempo. Se acababa de legalizar la ikurriña y el campo era nuestro. Nunca he visto un ambiente semejante. Éramos superiores al Betis, pero aquel día tuvimos dos factores en contra. Por un lado, el calor, 38 grados. Por otro, que fuimos más individualistas, no hicimos el fútbol que habíamos hecho hasta ese momento. Llegamos muy tocados a los penaltis, incluso yo. Fue demoledor.

- Colgó las botas en 1980, después de 18 temporadas. ¿Fue una decisión traumática?

- La verdad es que no. Lo tenía asumido. Ya en diciembre tomé la decisión de dejarlo. En el club me ofrecieron la renovación y se enfadaron cuando les dije que no seguía, pero es que no podía rendir al nivel que yo me exigía. No estaba bien físicamente. Tenía muchos problemas de espalda, en el nervio ciático.

-¿Cómo ha llevado la popularidad, el vivir siendo una leyenda viviente? Iribar, ni más ni menos.

- Ahora lo llevo bien. Lo tengo asumido y mentiría si dijera que no me gusta que la gente me reconozca por la calle. Hubo un momento, al dejar de jugar al fútbol, en el que decidí entrar en el anonimato y empezar otra vida. Tuve una empresa de coloniales e hice mis escarceos de representante. Incluso me dejé barba. Pero no tardé en darme cuenta de que el anonimato era imposible, y más si continuaba metido en el fútbol.

- Que es lo que hizo.

- Sí. Continué en el Athletic entrenando a la base. Me lo ofreció Duñabeitia y acepté porque me hacía ilusión y porque siempre he pensado, y sigo convencido de ello, que es bueno que los chavales de Lezama tengan referencias.

- Aparte de entrenar muchos años en categorías inferiores y ser técnico de porteros, en la temporada 1986-87 dirigió al primer equipo. Fue al año del play-off del descenso. Menuda angustia.

- La verdad es que yo siempre confíé en el equipo, pero es cierto que fue una temporada dura. En el club se vivía una convulsión muy fuerte, la plantilla comenzaba una transición, perdimos a Zubizarreta y a Julio Salinas, se lesionaron varios jugadores importantes... Fue un momento complicado.

- Hablaba antes de referencias para los chavales. Ustedes lo eran también por su forma de comportarse en el campo. Siempre tuvieron un concepto muy alto del juego. No querían trampas, ni picaresca.

- Eso lo hemos mamado en el vestuario. Nosotros teníamos un estilo que era también una moral. Siempre quisimos ser ejemplares. Hay una anécdota que a mí de chaval me dejó una impronta enorme. La escuché en la radio. Fue cuando Telmo Zarra, en Málaga, con toda la portería vacía, tiró el balón fuera porque, sin querer, había golpeado al portero al regatearle y le había lesionado. A mí ese concepto de nobleza se me quedó grabado.

- Ahora al que hace eso le llamarían tonto, como mínimo.

- Son otros tiempos. Nosotros íbamos siempre a pecho descubierto, a jugar sin trampas ni chorradas. Además, nunca hemos sabido hacer eso. Alguna vez alguno intentaba alguna cosa y enseguida quedaba en evidencia. 'Pero tú qué andas', le decíamos.

- ¿Cree que esa actitud se mantiene ahora?

- ¿Me permitís que no conteste a esta pregunta?

- Albert Camus, que también fue portero, dijo que todo lo que sabía sobre la moral y las obligaciones de los hombres lo había aprendido en un campo de fútbol. ¿Comparte esa afirmación?

- Sin duda. El fútbol ha sido una escuela de vida. Un equipo es como una familia. Cada uno tiene su carácter, cada uno piensa de una manera, a veces surgen problemas... Pero estás unido por un sentimiento y por un objetivo común.

- ¿En el Athletic era obligado ser respetable?

- No es que fuese obligado. Tú podías elegir. Pero existía esa tendencia, que la marcaban hombres como Etura, Artetxe, Arieta o José Mari Orue, que para mí siempre fue un ejemplo como profesional y como ser humano. Ellos te inculcaban la necesidad de dar buena imagen, de dejar alto el nombre del Athletic y del país. Yo eso lo he mamado. Probablemente éramos muy idealistas en el concepto del fútbol y en la vida.


«Es indispensable conservar a los futbolistas de más talento»


- Usted siempre ha defendido la filosofía del Athletic. ¿Le sigue pareciendo viable y con futuro?

- Sí. Soy un defensor acérrimo de la filosofía del club. Es más, creo que los tiempos corren a favor de esta filosofía, por la crisis y todo eso. Hoy por hoy, mantenerla me parece algo inteligente viendo cómo está el fútbol y hacia dónde se dirige. Ahora bien, es indispensable conservar a los futbolistas de más talento. Para que la filosofía del Athletic tenga sentido, y sea viable, no se nos pueden marchar los mejores. Hay que poner los medios para conservarlos.

- ¿Económicos?

- No solo económicos. Hay que convencer a los jugadores, tocarles la fibra sensible, hacerles ver lo mucho que ganan estando en el Athletic. Ya he comentado antes cómo me convencieron a mí para siempre, en aquella final contra el Zaragoza.

- Pero también ha dicho usted que ustedes eran muy idealistas. Los jóvenes de ahora no lo parecen tanto.

- Hay de todo, como había en mi época. No creo que ahora todos sean más egoístas. Igual lo es el que menos te lo piensas. Tenemos que ser capaces de pagarles y de convencerles.

- Le veo optimista.

- Lo soy. Es que merece la pena ser del Athletic. Para cualquier familia de Vizcaya es muy grande que un hijo o un sobrino entrene en Lezama. En las últimas semanas ha venido gente de Alemania, Inglaterra e Italia interesándose por nuestra filosofía. Ahora, además, tenemos una cosa buena y es que los chavales tienen referencias. ¡Tenemos dos campeones del mundo! Eso es un tirón muy importante que hay que aprovechar. Que los niños puedan decir que quieren ser como Llorente, como Iraola o Javi Martínez. Eso tiene un valor increíble. Por eso soy optimista. Más que nunca.

- Hablando de los campeones mundiales, usted fue 49 veces internacional con España y campeón de Europa en 1964. ¿Cómo vivió su paso por la selección española un nacionalista como usted?

- Sin problemas. No politizas el tema. Te dedicas a cumplir con tu obligación e intentar hacerlo lo mejor posible. El tema político ni te lo planteas. Estás metido en una dictadura, no tienes libertad, no puedes elegir... Lo que intentas es disfrutar haciendo lo que te gusta, disfrutar del fútbol y de la amistad de tus compañeros.

Seleccionador de Euskadi

- Es usted seleccionador de Euskadi. ¿Cómo ha llevado que, en los últimos años, no se haya jugado el partido de Navidad?

- No lo he llevado bien, claro. No es que Etxarri y yo seamos seleccionadores. En realidad nos invitan en cada partido y lo hacemos por amistad, y porque para nosotros es un honor. Me gustaría que Euskadi tuviese una selección oficial. Yo estoy por esa labor. Pero eso hay que trabajarlo, empezando por el partido de Navidad. Aunque algunos lo traten de folclórico, es muy importante para que la gente se vaya concienciando. Tiene ese valor y me alegro de que este año vaya a recuperarse.

- Hablando de entendimiento y de política. ¿Está de acuerdo con que el Athletic está por encima de las ideologías y que es uno de los pocos lugares de verdadera cohesión en nuestra sociedad?

- Por supuesto. El Athletic es aglutinador. Yo siempre lo he visto como una gran familia. En el Athletic hay todo tipo de personas y de ideologías. El vestuario también ha sido así. El Athletic somos todos nosotros. Tenemos que tener claro que el club está por encima de todo, de coyunturas, de ideas, de polémicas...


El hombre de negro


- Uno juega como es, dijo una vez. Usted fue el paradigma del portero seguro, sobrio, siempre bien colocado, que nunca se permitía una sobreactuación. ¿Le salía de dentro o se inspiró en alguien?

- Yo admiré a muchos porteros, empezando por Edmundo, el portero de mi pueblo. Me encantaba su estilo. Sobrio, siempre vestido de negro...

- Un color que hizo suyo.

- En Zarautz no jugaba de negro. Jugaba de rojo, con un jersey de lana buenísima que nos hacían en una mercería. Pero el negro siempre me gustó. Siempre me he sentido bien con él. Nunca me ha gustado el colorín. Pero tampoco era ninguna novedad. Carmelo también jugaba de negro.

- ¿Cómo nace su apelativo de El Chopo?

- Surgió en Basauri, de un tal Etxabe.

- ¿El que le propuso hacer la prueba en el Baskonia?

- No, otro. Antes me llamaban El Pulpo, pero por lo visto una vez salí a un balón muy alto, me elevé muy recto y ese Etxabe debió decir: 'Pero si parece un chopo'. Y me quedé con El Chopo.

- El puesto del portero es el que más ha evolucionado en el fútbol.

- No ha quedado otro remedio. Cada nueva regla que ha entrado en vigor nos lo ha puesto más difícil. A veces de un modo absurdo. Se ha llegado a anular, por ejemplo, una jugada tan importante para los porteros como es la salida a los pies. Ahora ya no puedes salir porque, si no calculas bien, te pitan penalti y te vas a la calle. De esta forma, el portero se convierte en alguien mucho más pasivo. En caso de duda, te quedas parado para ver si te pega el balón.

- Pese a todos los cambios, usted nunca ha dejado de defender que la base del trabajo de un portero sigue siendo el blocaje.

- Sí, pero también eso se ha complicado porque los balones son cada vez más imprevisibles y hacen más extraños. En nuestra época también los hacían, pero era, sobre todo, por la forma de golpear de algunos jugadores extraordinarios, como Valdo, el del Valencia, por ejemplo, o Eusebio, que era tremendo. O Puskas, claro. Estamos hablando de auténticos maestros del golpeo. La clave del blocaje es que te haces con la iniciativa del juego. El balón es tuyo y lo juegas. Dependiendo de la situación, puedes organizar un contraataque casi perfecto.

- Sobre todo, si el portero pasa en largo con la mano como lo hacía usted.

- Lo teníamos ensayado. Fidel Uriarte y Rojo se desmarcaban muy bien y muy rápido. Lo fundamental de esa jugada no es tanto pasar muy largo como ajustar el pase de forma que tu compañero vaya con ventaja y no pierda ni una décima de segundo. En los últimos años, a quien mejor se lo he visto hacer era a Schmeichel. Lo hacía perfecto.

- ¿Cuál es el secreto del blocaje?

- La velocidad de piernas. Para ser seguro tienes que ser rápido de forma multilateral y luego saber frenar. En el equilibrio de tu cuerpo está la seguridad. Si vas desequilibrado, siempre vas a ir mal de manos para parar. Es lo primero que hay que entrenar.