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sábado, 20 de julio de 2024

Pretemporada 24/25: Burgos CF - Athletic Club

Fuente: Canal YouTube Athletic Club


Las primeras bufandas rojiblancas

Fuente: "La salsa de San Mamés" por K-Toño Frade (1986)
Servidor de ustedes

La bufanda "barbi" es la de rayas anchas y horizontales. Me explicaré. Fueron los "forofogoitias" del Athletic, después de los "hinchas" ingleses, claro, los primeros en usar la bufanda como distintivo bien visible de los colores de su club.

Las primeras bufandas llegaron a San Mamés, como llegó el fútbol, por la ría. Llegaron con el sello "made in England". Llegaron de la mano de los comerciantes bilbaínos. Trajeron las del equipo del Manchester United por coincidir en sus colores, rojo y blanco, con los de nuestro Athletic. Aún podemos recordar alguno de aquellos bilbainísimos comercios que las vendian: Larracoechea, "La Camisería Inglesa", "Monray", Carranque, Arzuaga y Guisasola, Lasagabáster, Bengoa, "El Andorrano", Cardenal, Muñoz...

Eran bufandas de alta calidad y categoría. Trajeron, al mismo tiempo, unas colosales corbatas de punto, también a rayas anchas horizontales rojas y blancas. Yo usé durante años, como muchos jóvenes bilbaínos, las dos populares prendas.

Recuerdo de aquella época, con sus bufandas rojiblancas, a las simpáticas señoritas Teresa y Milagros Lorenzo, infatigables seguidoras del Athletic. También acudían a San Mamés con sus bufandas rojiblancas los hermanos Jones, Willardo y Alfredo, padre y tío, respectivamente, del que, años más tarde, sería extraordinario jugador del Indautxu y del Atlético de Madrid, mi querido amigo Miguel Jones.

Las "huestes forofogoitias", a las órdenes de Mario Jiménez Elguezábal, "el tercer hombre", invaden Madrid en sus famosos "trenes a la Final", Y es aquí donde aparecen masivamente las bufandas rojiblancas a rayas verticales. En aquellas apoteosis rojiblancas y a la vista del negocio, surgen los primeros vendedores callejeros que establecen sus tenderetes junto a los puntos de partida de los primeros autobuses "especiales a la Final", luego, los días del partido se establecen por los alrededores de San Mamés, no vendiendo más bufandas que las de rayas verticales, que eran las únicas que había en el mercado. Y es que los fabricantes no estudiaron el asunto y las confeccionaron pensando solamente en el negocio, y en que también servirían para los "hinchas" del Atlético de Madrid, Gijón, Logroñés y otros equipos de colores rojiblancos. Al cambiar de colores hoy también las llevan los hinchas del Burgos. Las bufandas que llevábamos algunos de rayas anchas es que eran de artesanía, hechas por las manos amorosas de madres, esposas, hermanas o novias. Hoy ya están a la venta las bufandas "barbis". ¡Qué bonitas son así que la bufanda rojiblanca "barbi" es la de rayas horizontales. Pero, como todo hay que decirlo, igual yo tuve involuntariamente, un poco de culpa, pues hice un dibujo al natural de una vendedora que aparece junto a San Mamés, con toda su quincalla rojiblanca y no tiene más bufandas que con las rayas verticales, que eran las únicas que entonces había a la venta. Este dibujo figura en la obra "Historia del Athletic de Bilbao". Caso único en el fútbol mundial

(L'Equipe)

El gol 3.000 de “Rocky”

Fuente: Leyendas del deporte vizcaíno. (1995) Autor: Jon Rivas Albizu
Iñigo Liceranzu en el momento de conectar el cabezazo que dió
la Liga al Athletic en la campaña 83-84 (Foto: Deia)

Un sudor frío corrió por la espalda de cuarenta y nueve mil almas que abarrotaban San Mamés y de varios cientos de miles más que escuchaban a través de la radio lo que en la Catedral estaba sucediendo. Un centro pasado sobre el área de Zubizarreta golpeó en la cabeza de Pello Uralde y se alojó en la red. El silencio fue tan sobrecogedor que hasta el mismo árbitro dudó. Sarabia, listo como el hambre, quiso aprovecharse de la situación y le ordenó a su portero que sacara de puerta como si nada hubiera sucedido. Fueron unos segundos que parecieron horas. Tuvo que ser el juez de línea el que sacara de su error al colegiado y desenmascarara la trampa que se le intentaba tender.

A Uralde se le quedó cara de haber cometido un pecado gravísimo. Sólo Begiristain tuvo el valor de acercarse a consolarle por el gol que había marcado. Tal vez, el tanto menos celebrado por equipo alguno en la larga historia de la Liga.

El gol de la Real era el empate a uno frente al Athletic, pero lo más grave era el significado de lo que acababa de suceder. A los leones les hacía falta vencer de forma imperiosa para ganar la octava Liga de su historia y, después de treinta y siete partidos, tan sólo quedaban quince minutos para rectificar.

Fue una Liga de nervios. Después de un campeonato anterior en el que había jugado de manera importante el factor sorpresa, ya que el Athletic era un equipo que en principio no contaba, esta competición se presentó de manera diferente.

El aficionado de San Mamés tuvo que sufrir unas semanas antes, con el campo abarrotado, cuando el conjunto rojiblanco se vio en la obligación de remontar el gol que marcó el Real Madrid, el rival más enconado para conseguir el título. Goikoetxea primero y Dani, a falta de diez minutos, resol- vieron la papeleta, pero aún quedaban muchos escalones para llegar al final de la escalera. El penúltimo se subió en Valencia. Más de diez mil ilusionados bilbainos se marcharon de excursión hasta las orillas del Turia para animar a su equipo. Eran los mismos a los que tres días antes se les secaba la garganta cuando los penalties tuvieron que resolver el paso a la final de Copa tras una dura eliminatoria, de nuevo contra el Real Madrid.

Lo de Valencia fue inenarrable. A falta de quince minutos aún campeaba el empate a cero en el marcador. En ese instante, un balón suelto en el área que se quedó a los pies de Dani, lo aprovechó el de Sodupe para marcar el cero a uno y hacer rugir a la marea rojiblanca que ese domingo inundó Valencia. Pero un par de minutos después empataron los de casa y el empate era mortal. No estaba todo perdido, pues otra vez apareció Dani, que desde la izquierda lanzó un centro que se recuerda en la distancia del tiempo a cámara lenta. El balón supera a la defensa y al portero, y Noriega, en un salto en el que arrastraba el alma, cabecea a la red. El delirio. El Athletic estaba en condiciones de birlarle otra vez el título de Liga al Real Madrid, esta vez sin necesidad de aventajarle en puntos ya que el porcentaje de goles era favorable al equipo bilbaíno.

Pero restaba un cuarto de hora y el empate de Uralde había complicado las cosas. Era necesario marcar otro gol. Clemente mandó a sus chicos hacia una última ofensiva. El agobio sobre el área de la Real era incesante y en uno de esos balones jugados hacia la portería de Arconada, un defensa envió el balón por la línea de fondo. Corner a favor del Athletic, desde la derecha y para las botas de Estanis Argote. El de Zarautz colocó la pelota con mimo, apenas rozando la línea de fondo, en el ángulo más cercano a la portería. Cogió tres metros de carrerilla y le pegó de rosca con la izquierda de seda. El balón comenzó su vuelo mientras Liceranzu, dos metros más allá del punto de penalty esperaba, como despistado y sin ningún jugador de la Real en las cercanías. “Quedaban diez minutos y teníamos que ganar, pero durante toda la Liga y sobre todo en casa, cuando el equipo no iba ganando holgadamente, tanto Goiko como yo subíamos en los corners, en las faltas…”. Iñigo Liceranzu se adelantó convencido de poder marcar. “Subía para intentarlo y estábamos toda la delantera menos el que sacaba el corner, Goikoetxea y yo". El balón llegó a su punto más alto y comenzó a caer. Pasó rozando las cabezas de Goiko y Gorriz, que saltaron en su búsqueda.

El tiempo se paró. Liceranzu estaba ya junto a Celayeta pisando la raya del área pequeña. La pelota impactó con su frente y cambió de trayectoria. Dentro del área chica un enjambre de jugadores: Sarabia junto a Gajate en la derecha, Uralde, Begiristain, Dani y Arconada. El guardameta iniciaba la salida pero tuvo que rectificar. No le dio tiempo a lanzarse y vio como el balón se iba, a media altura y junto al palo, al fondo de la red. "Vi que era un buen remate; luego has de seguir la trayectoria de la pelota porque a veces es cuestión de centímetros. Entró bastante ajustada al palo. Pero fue perfecto, no hay portero que lo pueda agarrar".

Liceranzu levantó los brazos, Goikoetxea también. Sarabia se echó las manos a la cabeza de alegría. Dani y Urtubi corrieron hacia el autor del gol 3.000. "Ahí ya se desbordó. Quedaban pocos minutos y al ver que había entrado San Mamés se caía. Pasan un montón de cosas por la cabeza... Es como un sueño, que te levantas y no sabes lo que has soñado. Tienes una exteriorización de alegría pero al cabo de un rato no te acuerdas, no puedes contarlo; hay que vivirlo. Lo primero que pensé es que aquello había servido para ganar, que el balón había entrado. Entra, entra... y gol". El tres mil en la historia del Athletic, el gol que valía una Liga. Liceranzu entraba en la historia.

Iñigo Liceranzu Otxoa

Nació el 13 de marzo de 1959 en Bilbao, aunque su familia procede de Miravalles. Estudió en el colegio Santiago Apostol y allí empezó a jugar al fútbol. De La Salle infantil pasó al Athletic de la misma categoría. Después jugó tres años en el equipo juvenil, donde llegó a internacional, tres en el Bilbao Athletic, uno en el Barakaldo en calidad de cedido e ingresó en el primer equipo del Athletic en 1981. Con el club rojiblanco ganó dos campeonatos de Liga (1982-83 y 1983-84). una Copa (1984) y la Supercopa del mismo año. Llegó a la selección absoluta en la que jugó cuatro veces y permaneció en el Athletic hasta la temporada 87-88, Luego fichó por el Elche y dejó el fútbol en la campaña 89-90, a los 31 años. Sacó el título de entrenador y dirigió al Bermeo una temporada.

Nuevo libro rojiblanco

Título: Txapeldunak 25. La Gabarra vuelve a navegar

Autores: Iñigo Crespo y Tomás Ondarra

Editorial: Bao Bilbao Ediciones S.L.

(Preventa. Entrega a partir de octubre)

Sinopsis:

Todo comenzó en Rubí y culminó en La Cartuja. Ocho partidos, una final agónica y casi 100.000 bilbaínos en Sevilla. Tras 40 años, la Copa vuelve a Bilbao.

El libro Txapeldunak 25, de Tomás Ondarra e Iñigo Crespo, captura la pasión de una afición y la gloria de un equipo. La Gabarra navegando por el Nervión, los leones en el Ayuntamiento y un sueño hecho realidad.

Una fusión inquebrantable entre un equipo y su pueblo, lleno de emociones y orgullo. Esta es la historia de 25 Copas, de un Athletic que es mucho más que fútbol. Gora Athletic!

viernes, 5 de julio de 2024

Historia del Athletic Club

Fuente: Publicado por Tomás Ondarra en el número de Julio de 2024 del periodico Bilbao

domingo, 23 de junio de 2024

La txapela y San Mamés

Fuente: "La salsa de San Mamés" por K-Toño Frade (1986)

En San Mamés los días de partido florecían las txapelas como los "hongos de vivero". Y es como el "BI" en los coches o la blanca grimpole con su rojo cantón que pasean nuestros barcos por todo el mundo.... Así es nuestra txapela, distintivo que, en grupos, hizo notar siempre la presencia de los leales seguidores del Athletic.

Que tengo razón cuando digo que las txapelas florecian como los "hongos de vivero" en "La Catedral" lo hacen bueno las "fotos" que ilustran este capítulo de mi original historia de San Mamés.

Con la llegada de nuevas modas en el uso de vestir, el uso de la txapela decayó bastante y la mayoría de los asistentes a San Mamés "acudían a pelo"... Pero los "forofogoitias" mantuvieron el tipo con sus negras txapelas y el añadido de la banderita athletica, en sus perillas. Asi aparecieron durante muchos años en mis "Estampas bilbaínas", que se publicaron todos los martes en las páginas de EL CORREO. Y como ejemplo vale la fotografia de este "forofogoitia", su negra txapela con banderita en la perilla y vestido de rojiblanco de arriba abajo.
Y llegan las txapelas rojiblancas cuando aparece "El tercer hombre" con sus trenes especiales a la Final, además de autobuses, coches, motos, camiones; no queda un vehículo disponible en toda Vizcaya, teniendo que emplearse vehículos llegados de todas las provincias limítrofes y así, según datos que constan, cincuenta mil vizcaínos! acompañaron en la Final de 1969, jugada y ganada, contra el Elche, en Madrid.

Como consecuencia de esta avalancha de forofogoitias todo distintivo rojiblanco también se agotó y entonces es cuando surgen las txapelas rojiblancas lanzadas al mercado por Ferrández, el de los plásticos de la calle Jardines; las txapelas eran de plástico, claro, y tuvieron un gran éxito. Luego surgirían con los colores de diversos clubs las gorras de modelo ciclista, las viseras de "¡Julián, que tienes madre!", gorras de plato, gorros de lana, como los que usan los montañeros y esquiadores y con el cual, todo hay que decirlo, las "forofogoitias" están muy potxolas. Y asi llegamos al último distintivo aparecido recientemente y que es la cinta con los colores del club preferido, también la usan los jugadores de tenis que tienen melenas para sujetarlas; ahora la llevan también los ciclistas. Yo como no tengo melena no puedo usarla, ¡ja! Yo creo que los orígenes de esta cinta hay que buscarlos en el indio Jerónimo y sus heroicos muchachos.

Quizá sean más vistosas estas txapelas rojiblancas, pero "la matrícula" de forofogoitia nato es la airosa txapela, la de verdad, que cada vez se ven más en San Mamés y es que "Pirla", el popular vendedor de txapelas de la calle Víctor, las vende hasta con banderita en la perilla.

Yo ya sé que una buena txapela no resulta nada barata, pero es que da la puñetera casualidad que, ser del Athletic, resulta lo más caro del mundo. Final de Liga por aquí, Final de Copa por allá; recoger trofeos por aquí, recoger trofeos por allá; recibimientos y más recibimientos, y "selebrasiones" con "fuertes" meneos de barba regados, todos ellos con "agua de Bilbao" a "tutiplén". Y..., ¡ja, ja, ja!

Lágrimas en Las Palmas

Fuente: Leyendas del deporte vizcaíno. (1995) Autor: Jon Rivas Albizu
Manolo Sarabia no puede contener las lágrimas tras conocer que el Athletic
es campeón de Liga 82-83 (Foto: Angel Ruíz de Azua "Deia")

Las lágrimas de Manolo eran justificadas. El gallartino no pudo articular palabra cuando se acercaron los micrófonos de las emisoras de radio sedientas de declaraciones de los campeones. Estaban alli por si acaso, porque nadie creía en realidad que el Athletic fuera a ganar en Las Palmas, o que el Real Madrid perdiera en Valencia, o ambas cosas a la vez. En principio, las grandes cadenas tenían previsto un discreto despliegue, para buscar palabras lastimeras como "otra vez será" o, "es una pena que el Real Madrid haya sido tan superior al Valencia". Querían lágrimas, pero de desazón, y se las encontraron de alegría, principalmente en el rostro de Manolo Sarabia. Sólo entre los aficionados rojiblancos brillaba la llamita de la esperanza en el tropiezo del Real Madrid, que la victoria rojiblanca se daba por hecha. La directiva presidida por Aurtenetxe también confiaba. Es por ello que desplazó a Las Palmas a toda la plantilla. No quería que nadie se quedara en Bilbao celebrando el título en solitario. No faltaron ni las mujeres de los jugadores.

El comienzo fue descorazonador porque el gol de Miguel De Andrés en propia meta puso las cosas cuesta arriba. Pero no tardó en llegar una reacción fulminante del Athletic que en pocos minutos dio la vuelta al marcador. La inició Manolo Sarabia y la prosiguió Dani. Además, el tanto del capitán rojiblanco coincidió con el de Tendillo en el Luis Casanova, que hacía campeón al Athletic. Eran poco más de las seis de la tarde y comenzaba a cantarse el alirón, de manera tímida en las gradas repletas de bilbainos. No era cuestión tampoco de hacerlo antes de tiempo puesto que restaba una angustiosa hora de juego, tanto en Las Palmas como en el lejano escenario del estadio de Mestalla.

Pero llegó el alirón, con suspense porque algún gracioso cantó el empate del Madrid que sólo en su imaginación se había producido. El Athletic había redondeado su cuenta con tres goles más en la segunda parte y le quedaba esperar a que Koldo Agirre cumpliera su promesa de ganar al Madrid y salvar al Valencia. Lo hizo y, aunque desde lejos, ganó un título para su club de siempre que se le había negado por dos veces consecutivas desde el propio banquillo rojiblanco.

En el momento del pitido final en el Luis Casanova, 22 jugadores, los del Bilbao Athletic y el Barakaldo, aguardaban en el césped de San Mamés la gran noticia, de la misma manera que diez mil espectadores los cuales, desde las gradas, habían presenciado el partido, más atentos al transistor que a lo que ocurría sobre el terreno. San Mamés se convirtió en una fiesta cuando el marcador electrónico anunció el título. Se celebraba con la misma intensidad que en el estadio Insular, donde Manolo Sarabia no pudo reprimir el llanto. "Parezco la Virgen de los Dolores" comentaría después al ver la fotografía que inmortalizó su alegría. No era para menos. Sarabia estaba triunfando en un equipo que siempre había sido el suyo. Cumplía con creces la promesa que un día le hizo a su hermano, Lázaro, rechazado cuando estaba a punto de firmar, por haber nacido en Jaén: "Yo si jugaré en el Athletic, he nacido aquí y no me pueden decir que no".

Y vaya que sí llegó. Empezó a jugar al fútbol en el San Pedro, allá en el campo de Simondrogas, pero pronto pasó a formar parte de la familia rojiblanca. Destacó en los juveniles por su excelente técnica y visión de juego, y por lo delgado que estaba. En verano, el club le enviaba a La Rioja para oxigenarse y comer chuletas. Para fortalecer aquel cuerpo que parecía tan fragil pero del que salía un fútbol exquisito. Con Koldo Agirre en el banquillo y todavía en edad juvenil, debutó en el primer equipo. Luego con Senekowistch no tuvo tantas oportunidades y fue con Javier Clemente con quien regresó al equipo de manera definitiva. Esas lágrimas al borde del terreno de juego del estadio Insular representaban la satisfacción por haber llegado a la meta, a una de las metas ya que no sería la última. Luego hubo otra Liga, una Copa, partidos con la selección, algunos de ellos inolvidables, como aquel del 12-1 a Malta en el que Manolo fue protagonista con un gol, o como la semifinal de la Eurocopa contra Dinamarca en el que fue el ejecutor del último penalty en la tanda tras la prórroga, que clasificó a España para la final del Parque de los Príncipes.

También llegaron las amarguras y quizás nuevas lágrimas, esta vez de dolor, durante el contencioso al que llegó con el técnico que le había conducido desde el banquillo al éxito y que otra vez quería relegarle a la suplencia. Y ese exilio forzoso a Logroño, un par de años después de la agria polémica con Clemente, con el que dejó de hablarse definitivamente. En Las Gaunas destiló sus últimas gotas de sabiduría futbolística. Los rojiblancos riojanos se quedaron prendados de sus excelencias y quisieron conservarlas un año más, pero Sarabia prefirió volver a su tierra. Aquí, al poco, encontró un huequito en Lezama, su casa. No pierde la esperanza de que algún día sus enseñanzas sirvan para que algún chaval al que él ha preparado, salte a San Mamés y encandile al público con sus fantasías sobre el césped. Pero será difícil. El fútbol de seda de Sarabia, como las lágrimas, salen de dentro. No es algo que se pueda aprender en un libro o en una pizarra.

Manuel Sarabia López

Nació en Gallarta el 9 de enero de 1957. Comenzó a jugar al fútbol en el San Pedro de Sestao, en categoría infantil. Pronto firmó por el Athletic, que además de pagar una cantidad de dinero se comprometió a pagar sus estudios. En juveniles fue internacional y cuando cumplió 19 años fue cedido al Barakaldo. De allí regresó al Athletic, donde comenzó a jugar esporádicamente con Koldo Agirre como entrenador. Con la llegada de Helmut Senekowitsch apenas pudo demostrar sus cualidades. Fue Javier Clemente el que le llevó de nuevo al equipo titular. Ganó dos Ligas, la 82-83 y la 83-84. Esta última temporada, además, ganó la Copa del Rey y la Supercopa. A finales de 1985 se produjo un grave conflicto con Clemente que desembocó en la destitución del técnico y una sanción para el jugador. Sarabia volvió a ser titular en el Athletic con Iribar en el banquillo y también con Howard Kendall. Sin embargo, la campaña 87-88 fue su última temporada en el club rojiblanco, que abandonó para fichar por el Logroñés. En este club jugó dos temporadas hasta su retirada. En 1992 volvió a Lezama y se incorporó a la plantilla de técnicos del Athletic.

martes, 11 de junio de 2024

Eunate Arraiza pone fin a su etapa en el Athletic

Artículo publicado por Eduardo Oyarzabal en el diario Deia el 11/06/2024

La jugadora de Biurrun de 33 años dejará el club al final de la temporada como la séptima jugadora con más partidos
Eunate Arraiza, con Irene Paredes de fondo. (Foto: Athletic Club)

A las bajas para la próxima temporada de Garazi Murua y Yulema Corres, que colgarán las botas al término de la presente temporada, se suma la de Eunate Arraiza (3-VI-1991, Biurrun), que pondrá fin a su dilatada trayectoria en el Athletic. Las pérdidas de estas tres históricas jugadoras del club bilbaino obligarán a David Aznar a llevar a cabo una regeneración en el vestuario después de una ilusionante campaña en la que el equipo todavía opta a firmar la quinta posición de la Liga F en el encuentro entre el Athletic y el Sevilla del próximo domingo en San Mamés (18.30 horas), que pondrá el punto final al curso 2023-24.

Eunate Arraiza abandonará la disciplina rojiblanca después de doce temporadas en la entidad de Ibaigane en las que ha disputado 311 partidos para situarse en la séptima posición del ranking de jugadoras con más partidos en la historia del Athletic. Como se ha trasladado, la lateral navarra sale del club pero no abandona la práctica del fútbol.

La defensa se marchará con “la satisfacción de haber participado activamente en la consecución del último título liguero” del Athletic, en el que también participaron las citadas Garazi y Corres. El club reclutó a Eunate en 2012, cuando llegó a Lezama procedente del Lagunak, donde también se formaron dos históricas como Erika Vázquez y Ainhoa Tirapu. La de Biurrun debutó esa misma primera temporada en el primer equipo, de la mano de Juanlu Fuentes, cuando alcanzaba la edad de 20 años. Como destacan desde la entidad, “su desparpajo por la banda izquierda y su buen golpeo de zurda le han permitido ser una gran asistente y marcar 19 goles”.

Campeona de liga

El momento álgido llegaría en la campaña 2015-16, cuando el Athletic levantó el título de liga con una Eunate que disputó todos los partidos salvo el de la última jornada, cuando el equipo ya se había proclamado campeón. Su buen desempeño en el flanco izquierdo le valió para recibir la llamada de la selección española para debutar en 2017 contra Israel, cuando sumó la primera de sus cinco internacionalidades.

“Independientemente de los hitos que haya alcanzado en sus doce campañas en el club, Eunate ha sido un ejemplo de superación e inclusividad en el mundo del deporte”, recalcan desde el club que preside Jon Uriarte, desde donde recuerdan que “la futbolista navarra ha tenido que luchar contra unas barreras que la gran mayoría no tiene que enfrentar, ya que siendo tan solo una niña se le detectó una severa discapacidad auditiva. Gracias a la logopedia, la leona aprendió a hablar, leer y escribir”.

Ejemplo de inclusión

Gracias a su afán de superación la UEFA, bajo la campaña #EqualGame, distinguió a Eunate en 2018 como “ejemplo de cómo el fútbol promueve la inclusión, la accesibilidad y la diversidad”. En este sentido, “la lucha de Eunate ha sido un ejemplo en el Athletic para demostrar que, en su caso, la sordera no le impedía jugar al fútbol”. De hecho, el pasado marzo se proclamó campeona del mundo con la selección española de fútbol sala para sordas, demostrando de nuevo que la discapacidad y el éxito se pueden complementar.

El domingo, en el marco del Athletic-Sevilla, los aficionados podrán acudir a San Mamés desde las 17.00 horas para despedirse de Eunate y también de Garazi y Corres. Mientras, el club se agradece a Eunate “su dedicación y profesionalidad en esta etapa zurigorri que llega a su fin y le deseamos la mejor de las suertes en sus próximos proyectos deportivos".

Fuente: Canal YouTube Athletic Club