Jon Viteri y Ernesto Díaz, periodistas de DEIA y TVE respectivamente, recuerdan su trabajo en la semana que el Athletic conquistó sus últimos títulos, el punto de inflexión entre el viejo y el nuevo testamento rojiblanco
Los aficionados del Athletic invadieron el césped de San Mamés tras conquistar el título liguero en la última jornada. (DEIA)
La última época dorada del Athletic queda ya muy atrás, en otra era. No antediluviana, pero sí anterior a internet, el que hoy en día es el pozo sin fondo en el que cualquiera escarba en busca de información. Es por eso que para conocer cómo era el último Athletic campeón y sus gestas hay que acudir al legado que hace treinta años dejaron los periodistas de la época. Jon Viteri, de DEIA, y Ernesto Díaz, de Televisión Española, hacen memoria y desempolvan los recuerdos de cómo vivieron aquella semana sagrada para los aficionados rojiblancos, el punto de inflexión entre el viejo y el nuevo testamento del Athletic.
Jon Viteri le daba entonces al teclado de la máquina de escribir para alimentar las páginas de información rojiblanca en DEIA, por lo que vivió en primera línea el partido decisivo en la lucha por la Liga contra la Real Sociedad, la final de Copa ante el Barcelona y la celebración de la gabarra. Recuerda que esa semana "se hizo un trabajo arduo" para publicar varios suplementos: "Nos desplazamos a Madrid unas seis o siete personas de DEIA. El día del partido fuimos a la mañana a Chamartín, donde llegaban los aficionados del Athletic en trenes. Para el mediodía ya había un periódico de DEIA en Madrid de 16 páginas para que los hinchas fuesen al campo calentitos e informados".
El partido lo vio en las rotativas del Cinco Días, donde tenían su cuartel general, y escribió una crónica en tiempo récord: "Nada más acabar el partido, ya había otro DEIA en Madrid con la crónica del partido. Si terminó a las 21.00 horas, a la una de la mañana se estaba vendiendo el periódico en la Puerta del Sol". De hecho, DEIA envió furgonetas a Madrid para distribuir periódicos: "La implicación fue tal que el gerente de DEIA, Iñaki Etxebarria, estuvo allí de madrugada vendiendo periódicos. En la redacción de Bilbao se pusieron envidiosos y salió otra edición muy temprano, de madrugada".
A la mañana siguiente "sin dormir", Viteri volvió en avión mientras otros compañeros escoltaban al autobús de los jugadores por carretera. Había que ponerse a preparar el dispositivo de la gabarra: "Eso ya fue el acabose. En Bilbao no hubo ni colegios. Ese día sacamos un periódico para el mediodía, horas antes de la gabarra".
A Jon Viteri le tocó estar en el ayuntamiento, pero para él "la imagen más impactante fue la de los trabajadores de Altos Hornos saliendo a la ría al paso de la gabarra. Los cogieron nuestros fotógrafos, que iban en la gabarra. Fue muy emocionante". Fue una semana que le marcó en lo profesional y en lo personal: "Para mí hay dos momentos mágicos que he vivido como periodista: este y el alto el fuego de ETA. Ni la democracia, ni las primeras elecciones, ni nada. Había tanta gente en Bilbao que por la Gran Vía había que dar codazos para poder andar. Eso no tiene vuelta. El día que el Athletic gane algo otra vez, aquí no hay colegio en una semana. Y si se gana una Champions esto se declara independiente y en Bilbao no se trabaja en mes y pico".
Mirando atrás, Viteri tiene claro cuál fue la clave para realizar esa semana un trabajo como aquel: "En DEIA se trabajó de una manera bestial. ¿Por qué? Por una religión que se llama Athletic. Los políticos suelen decir que el Athletic aúna. Pues no. El Athletic es una religión".
La lupa sobre Goikoetxea
Ernesto Díaz, en aquel entonces en Televisión Española, recuerda que aquella final de Copa tuvo un ingrediente novedoso en lo periodístico: "Maradona (cuyo fichaje por el Barcelona adelantó Ernesto Díaz) era la víctima de Andoni Goikoetxea. Aquella lesión tuvo una repercusión mediática espectacular, algo desconocido por completo en la prensa. Ahora hay un amarillismo terrible en casi todos los medios y se fija en un jugador determinado toda la historia periodística de cada día: no salimos de Cristiano Ronaldo, Messi, Neymar… En aquel día todas las miradas estaban puestas en Goikoetxea y en Maradona". A Ernesto también le tocó trabajar en la recepción del ayuntamiento: "Aquello era el camarote de los hermanos Marx, pero lo que más me gustó fue lo de la gabarra. A mí me impresionó. Cabía esperar aquella respuesta de la gente, pero se superaron todas las expectativas".
Dejó la celebración para ir a la redacción a trabajar y fue entonces cuando su conciencia rojiblanca se colapsó: "Me fui al trabajo para hacer la información y me quedé vacío. Al pasar de ese follón a pararme en el puesto de trabajo con las imágenes y las declaraciones, me quedé atrapado en una especie de vacío. Ese silencio… Te queda un recuerdo muy grande. Por suerte he vivido muchas cosas y tengo distintas referencias, pero desde luego, yo soy un niño de la calle Luis Briñas, y eso te marca. El Athletic ha sido una cosa muy importante como bilbaino, como niño aficionado al fútbol".
En contraposición con lo que ocurre hoy en día, Ernesto Díaz destaca que en aquellos tiempos el trato entre los periodistas y los jugadores era más próximo: "Había más acceso directo a la información. Ahora los periodistas nos manejamos mucho por el comunicado. Históricamente el Athletic no es el mejor ejemplo en la relación con los periodistas. No nos tienen que poner un pedestal, pero un poquito de atención y de mano izquierda y derecha podían tener".
Ernesto Díaz, un hombre enamorado del Athletic y de su profesión al que el presidente del Athletic Félix Oráa le llegó a decir "Díaz, usted es un veneno para el Athletic", destaca que "la afición es muy importante en la historia del Athletic, siendo mucho más que el jugador número 12. Pero hay que reconocer que el Athletic también es un producto de los periodistas y de los fotógrafos. Hay muchos nombres propios de informadores que han sido muy importantes y que también han hecho la historia del Athletic".
Tres décadas después de la gabarra, Ernesto piensa en los títulos del futuro: "Vamos a soñar con que vamos a ser campeones. Como está ahora el fútbol, el Athletic en su propia filosofía tiene su propia limitación. Pero esa filosofía ni se puede vender, ni se puede cambiar. Porque el Athletic dejaría de ser lo que dijo L'Equipe: "Un caso único en el caso del mundo".