Y llegó Iribar al @AthleticClub
— Fiebre Maldini en Movistar+ (@Fiebre_Maldini) 30 de abril de 2018
Y comenzó la leyenda. #FiebreMaldini pic.twitter.com/89y4knRvuc
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lunes, 30 de abril de 2018
Iribar
Fuente: Fiebre Maldini en Movistar+
domingo, 29 de abril de 2018
De aquella gloria a esta miseria
Artículo publicado por Jon Zubieta en el diario Mundo Deportivo el 29/04/2018
Se cumplen hoy 34 años del último título liguero del Athletic tras ganar a la Real en San Mamés
Cuando en el minuto 68 Pello Uralde tuvo la ocurrencia de marcar de cabeza a Andoni Zubizarreta, el silencio se apoderó de San Mamés. La consecución del título liguero estaba en peligro con el tanto del delantero de la Real Sociedad. El hervor de la Catedral se convirtió en un arcón congelador. Todos se quedaron estupefactos ante la posibilidad de que el gran festejo se quedara enmarañado en un destino cruel. Pero no, tuvo que surgir Rocky Liceranzu para marcar territorio a la salida de un córner botado por Estanis Argote para anotar el 2-1 a falta de 11 minutos. Lo que restaba se fue apañando con nervios. Lo importante es que el Athletic fue de nuevo txapeldun.
Clemente podía respirar tranquilo después de tanto padecimiento y Bilbao fue una fiesta que s prolongó durante toda la noche. ¡Doblete! El segundo título de Liga en dos ejercicios seguidos. Por si fuera poco, al sábado siguiente los leones se hacían con la Copa en Madrid tras superar al Barça.
En la fiesta de un San Mamés atiborrado de gente, el Athletic tenía que ganar para superar al Real Madrid en la lucha por el título. Los merengues jugaban a domicilio contra el Espanyol. Cuando a los 18 minutos se abrió la veda con el gol de Liceranzu parecía que la algarabía estaba asegurada hasta el asalto al corazón de Uralde. Pero el central evitó la tragedia con un cabezazo para la historia. Al final, invasión del campo y Rocky se erigió en un futbolista para el recuerdo al anotar el tanto 3.000 del Athletic.
Después de 34 años, ¡cómo ha cambiado la situación! Son ciclos y ahora toca apechugar.
Se cumplen hoy 34 años del último título liguero del Athletic tras ganar a la Real en San Mamés
Cuando en el minuto 68 Pello Uralde tuvo la ocurrencia de marcar de cabeza a Andoni Zubizarreta, el silencio se apoderó de San Mamés. La consecución del título liguero estaba en peligro con el tanto del delantero de la Real Sociedad. El hervor de la Catedral se convirtió en un arcón congelador. Todos se quedaron estupefactos ante la posibilidad de que el gran festejo se quedara enmarañado en un destino cruel. Pero no, tuvo que surgir Rocky Liceranzu para marcar territorio a la salida de un córner botado por Estanis Argote para anotar el 2-1 a falta de 11 minutos. Lo que restaba se fue apañando con nervios. Lo importante es que el Athletic fue de nuevo txapeldun.
Clemente podía respirar tranquilo después de tanto padecimiento y Bilbao fue una fiesta que s prolongó durante toda la noche. ¡Doblete! El segundo título de Liga en dos ejercicios seguidos. Por si fuera poco, al sábado siguiente los leones se hacían con la Copa en Madrid tras superar al Barça.
En la fiesta de un San Mamés atiborrado de gente, el Athletic tenía que ganar para superar al Real Madrid en la lucha por el título. Los merengues jugaban a domicilio contra el Espanyol. Cuando a los 18 minutos se abrió la veda con el gol de Liceranzu parecía que la algarabía estaba asegurada hasta el asalto al corazón de Uralde. Pero el central evitó la tragedia con un cabezazo para la historia. Al final, invasión del campo y Rocky se erigió en un futbolista para el recuerdo al anotar el tanto 3.000 del Athletic.
Después de 34 años, ¡cómo ha cambiado la situación! Son ciclos y ahora toca apechugar.
Cuestión de orgullo
Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 28/04/2018
Cuando se produjo el sorteo del calendario de Liga y este derbi se situaba a tan solo cuatro jornadas para acabar el campeonato, seguro que unos y otros tenían en mente jugarse algo más que ser el mejor equipo vasco en la clasificación.
Y ciertamente considero que para el Athletic esta no es su verdadera guerra. Quedar como mejor equipo vasco al final de la temporada, sin que ello signifique conseguir los objetivos marcados, es un consuelo menor, que, de conseguirlo, no debería tapar la irregular trayectoria del equipo ni el empeño en buscar soluciones para el futuro.
Cierto es que siendo la plantilla con mayor presupuesto de los cuatro equipos vascos hay que intentar marcar territorio, más por orgullo que por las consecuencias, que no son otra cosa que los premios financieros establecidos por La Liga por la posición final en la clasificación. Intentar ganar los partidos que restan debe ser un mandato interno.
No obstante, siempre estarán los que quieran mezclar esta posición en la tabla con el presupuesto del equipo y considerar que no serlo es un fracaso.
Los últimos encuentros nos indican que el equipo rojiblanco se encuentra mucho más cómodo jugando fuera de casa que en el propio San Mamés. En este contexto podemos ver a un Athletic valiente y con más personalidad con balón. Curiosa circunstancia cuando es San Mamés a quien se apela para salir adelante cuando surge un problema.
Posiblemente esto también signifique que se encuentra más cómodo cuando siente que no tiene que llevar el peso del partido y lo afronta desde una posición menos proactiva. Esa responsabilidad que le está atenazando en San Mamés, parece que está siendo su mejor aliada cuando juega fuera. Curiosamente, afrontando los partidos desde un plano secundario, al final consiguen ser protagonistas. Veremos si hoy también los rojiblancos logran encontrar su mejor nivel.
Este derbi se juega cuando se cumplen treinta y siete años y dos días del Campeonato de Liga conseguido por el equipo txuriurdin y que supuso el inicio de una gran y exitosa etapa de títulos para el fútbol vasco. Conseguido con jugadores vascos, que marcaron un estilo propio dentro de la liga - aún hoy el Athletic sigue manteniendo esa filosofía - que continuó con los títulos de Copa y Liga logrados por el Athletic.
Si ya los derbis suelen ser calientes, éste se ha ido caldeando a medida que transcurría la semana. A twitter, ese arma que a veces la carga el diablo, le han dado un protagonismo inesperado. Esta red social ha prendido la llama y los aficionados han terminado por encenderse. En este juego de egos todos pierden. Y la historia en vez de ser contada para ser comprendida, acaba teniendo unos fines mucho más oscuros. No es problema de que «en ambos bandos cuezan habas» y haya cruce de intenciones. El problema es que haya bandos. Y al final los bandos se convierten en bandas, algo que todos tenemos que poner de nuestra parte en evitar. Los derbis deben servir para la celebración de una fiesta del fútbol vasco. Nos unen muchísimas más cosas de las que nos puedan separar. Como reza el dicho: 'El tú y el yo es el velo que el infierno ha tejido entre nosotros'.
Cuando se produjo el sorteo del calendario de Liga y este derbi se situaba a tan solo cuatro jornadas para acabar el campeonato, seguro que unos y otros tenían en mente jugarse algo más que ser el mejor equipo vasco en la clasificación.
Y ciertamente considero que para el Athletic esta no es su verdadera guerra. Quedar como mejor equipo vasco al final de la temporada, sin que ello signifique conseguir los objetivos marcados, es un consuelo menor, que, de conseguirlo, no debería tapar la irregular trayectoria del equipo ni el empeño en buscar soluciones para el futuro.
Cierto es que siendo la plantilla con mayor presupuesto de los cuatro equipos vascos hay que intentar marcar territorio, más por orgullo que por las consecuencias, que no son otra cosa que los premios financieros establecidos por La Liga por la posición final en la clasificación. Intentar ganar los partidos que restan debe ser un mandato interno.
No obstante, siempre estarán los que quieran mezclar esta posición en la tabla con el presupuesto del equipo y considerar que no serlo es un fracaso.
Los últimos encuentros nos indican que el equipo rojiblanco se encuentra mucho más cómodo jugando fuera de casa que en el propio San Mamés. En este contexto podemos ver a un Athletic valiente y con más personalidad con balón. Curiosa circunstancia cuando es San Mamés a quien se apela para salir adelante cuando surge un problema.
Posiblemente esto también signifique que se encuentra más cómodo cuando siente que no tiene que llevar el peso del partido y lo afronta desde una posición menos proactiva. Esa responsabilidad que le está atenazando en San Mamés, parece que está siendo su mejor aliada cuando juega fuera. Curiosamente, afrontando los partidos desde un plano secundario, al final consiguen ser protagonistas. Veremos si hoy también los rojiblancos logran encontrar su mejor nivel.
Este derbi se juega cuando se cumplen treinta y siete años y dos días del Campeonato de Liga conseguido por el equipo txuriurdin y que supuso el inicio de una gran y exitosa etapa de títulos para el fútbol vasco. Conseguido con jugadores vascos, que marcaron un estilo propio dentro de la liga - aún hoy el Athletic sigue manteniendo esa filosofía - que continuó con los títulos de Copa y Liga logrados por el Athletic.
Si ya los derbis suelen ser calientes, éste se ha ido caldeando a medida que transcurría la semana. A twitter, ese arma que a veces la carga el diablo, le han dado un protagonismo inesperado. Esta red social ha prendido la llama y los aficionados han terminado por encenderse. En este juego de egos todos pierden. Y la historia en vez de ser contada para ser comprendida, acaba teniendo unos fines mucho más oscuros. No es problema de que «en ambos bandos cuezan habas» y haya cruce de intenciones. El problema es que haya bandos. Y al final los bandos se convierten en bandas, algo que todos tenemos que poner de nuestra parte en evitar. Los derbis deben servir para la celebración de una fiesta del fútbol vasco. Nos unen muchísimas más cosas de las que nos puedan separar. Como reza el dicho: 'El tú y el yo es el velo que el infierno ha tejido entre nosotros'.
viernes, 27 de abril de 2018
Mérida se engalana para recibir a los peñistas del Athletic
Artículo publicado por Asier Romo en el diario El Mundo Deportivo el 27/04/2018
Unos 400 hinchas rojiblancos participan este fin de semana en el XLVI Congreso Internacional
El Ayuntamiento de Mérida se viste de rojiblanco para recibir a los peñistas del Athletic. (Foto:MD)
Mérida ya está engalanada para acoger este fin de semana el XLVI Congreso Internacional de Peñas del Athletic. El primero que se celebra en Extremadura desde su creación en 1973. Su Ayuntamiento ha sido vestido de rojiblanco, con banderas y la emblemática cabeza de león, para recibir a los cerca de 400 peñistas que van a participar en el encuentro que comienza el sábado y acaba el lunes.
El acto de inauguración tendrá lugar en el Templo de Diana, y entre los actos previstos para los tres días, destacan las visitas a los monumentos romanos, una exhibición de corte de jamón en la Plaza de España y una representación de luchas de gladiadores en la Plaza de Toros.
Además, al coincidir el congreso con el derbi ante la Real Sociedad, los asistentes se concentrarán para ver el partido en la Plaza de España de Mérida, en cuyos quioscos se habilitarán pantallas.
Conviene recordar que está prevista la asistencia del presidente del Athletic, Josu Urrutia, de parte de la junta directiva y de carismáticos exjugadores, como el legendario ‘Txopo’ Iribar o Carlos Gurpegi.
Los congresistas, además de todo lo comentado, disfrutarán de “las correspondientes cenas de gala y de clausura”, en la cual la peña de Mérida trasladará el testigo a la peña francesa de Baiona, sede del congreso del año 2019.
Unos 400 hinchas rojiblancos participan este fin de semana en el XLVI Congreso Internacional
El Ayuntamiento de Mérida se viste de rojiblanco para recibir a los peñistas del Athletic. (Foto:MD)
Mérida ya está engalanada para acoger este fin de semana el XLVI Congreso Internacional de Peñas del Athletic. El primero que se celebra en Extremadura desde su creación en 1973. Su Ayuntamiento ha sido vestido de rojiblanco, con banderas y la emblemática cabeza de león, para recibir a los cerca de 400 peñistas que van a participar en el encuentro que comienza el sábado y acaba el lunes.
El acto de inauguración tendrá lugar en el Templo de Diana, y entre los actos previstos para los tres días, destacan las visitas a los monumentos romanos, una exhibición de corte de jamón en la Plaza de España y una representación de luchas de gladiadores en la Plaza de Toros.
Además, al coincidir el congreso con el derbi ante la Real Sociedad, los asistentes se concentrarán para ver el partido en la Plaza de España de Mérida, en cuyos quioscos se habilitarán pantallas.
Conviene recordar que está prevista la asistencia del presidente del Athletic, Josu Urrutia, de parte de la junta directiva y de carismáticos exjugadores, como el legendario ‘Txopo’ Iribar o Carlos Gurpegi.
Los congresistas, además de todo lo comentado, disfrutarán de “las correspondientes cenas de gala y de clausura”, en la cual la peña de Mérida trasladará el testigo a la peña francesa de Baiona, sede del congreso del año 2019.
Sexta ‘Marcha Xacobea’ de la Peña Athletic de Gordexola
Artículo publicado por Alberto García en el diario Mundo Deportivo el 27/04/2018
El próximo martes, 1 de mayo, se celebrará la VI Marcha Xacobea organizada por la Peña Gordexola del Athletic. Serán unos 10 kilómetros de trayecto, calculan que completar el recorrido les llevará unas dos horas, rematados por una romería y un picoteo. También habrá una misa memorial por Javier Macua, sacerdote fallecido, que estuvo muy vinculado a esta actividad y también a otras de esta localidad encartada.
Esta excursión dará el pistoletazo de salida al calendario de acontecimientos relacionados con el XX aniversario de esta peña rojiblanca representada por el jabalí. En septiembre harán una gran fiesta, con pucheras, de la mano de su ‘hermana’ de Olabeaga. Además, está prevista alguna charla con el fútbol de formación como tema sobre la mesa. Paso a paso.
La marcha partirá de la Plaza del Molinar de Gordexola y aprovechará para observar algunos paisajes naturales de gran belleza, así como muestras arquitectónicas del pueblo desde otra perspectiva. Con final en la Ermita de Santiago, también pasarán por puntos muy atractivos. Entre otros, el Santuario de Isasi, el Palacio de Oxirando o la Torre Ibargüen. A lo largo de las distintas ediciones se ha ido variando un tanto el recorrido. En alguna ocasión iniciaron su camino desde Balmaseda.
Origen en una promesa
Esta ruta xacobea nació de una doble raíz. Por un lado, una promesa que se hizo un grupo de aficionados de esta peña de Gordexola con un partido del Athletic en Mallorca con Clemente de técnico y el equipo pasando mal en la tabla. La victoria rojiblanca lograda debía pagarse. Por otro, un miembro de esta asociación de hinchas no pudo completar el Camino de Santiago por un percance que sufrió en su trayecto. Se propusieron, una vez restablecido, acompañarle en un último tramo que le faltaba, viendo además el buen ‘rollo’ de la gente que se preocupó por él. El resultado, en marcha una vez más.
El próximo martes, 1 de mayo, se celebrará la VI Marcha Xacobea organizada por la Peña Gordexola del Athletic. Serán unos 10 kilómetros de trayecto, calculan que completar el recorrido les llevará unas dos horas, rematados por una romería y un picoteo. También habrá una misa memorial por Javier Macua, sacerdote fallecido, que estuvo muy vinculado a esta actividad y también a otras de esta localidad encartada.
Esta excursión dará el pistoletazo de salida al calendario de acontecimientos relacionados con el XX aniversario de esta peña rojiblanca representada por el jabalí. En septiembre harán una gran fiesta, con pucheras, de la mano de su ‘hermana’ de Olabeaga. Además, está prevista alguna charla con el fútbol de formación como tema sobre la mesa. Paso a paso.
La marcha partirá de la Plaza del Molinar de Gordexola y aprovechará para observar algunos paisajes naturales de gran belleza, así como muestras arquitectónicas del pueblo desde otra perspectiva. Con final en la Ermita de Santiago, también pasarán por puntos muy atractivos. Entre otros, el Santuario de Isasi, el Palacio de Oxirando o la Torre Ibargüen. A lo largo de las distintas ediciones se ha ido variando un tanto el recorrido. En alguna ocasión iniciaron su camino desde Balmaseda.
Origen en una promesa
Esta ruta xacobea nació de una doble raíz. Por un lado, una promesa que se hizo un grupo de aficionados de esta peña de Gordexola con un partido del Athletic en Mallorca con Clemente de técnico y el equipo pasando mal en la tabla. La victoria rojiblanca lograda debía pagarse. Por otro, un miembro de esta asociación de hinchas no pudo completar el Camino de Santiago por un percance que sufrió en su trayecto. Se propusieron, una vez restablecido, acompañarle en un último tramo que le faltaba, viendo además el buen ‘rollo’ de la gente que se preocupó por él. El resultado, en marcha una vez más.
Cuarto "One Club Player Award": Carles Puyol
Fuente: www.athletic-club.eus
El Athletic Club ha decidido otorgar el cuarto premio "One Club Player Award", como reconocimiento a aquellos jugadores que, fuera del Athletic Club, han desarrollado la totalidad de su carrera deportiva en un mismo club, a Carles Puyol, quien fuera defensa del FC Barcelona desde la temporada 1999/00 a la 2013/14, disputando 593 partidos oficiales con la camiseta blaugrana.
Puyol recibirá el premio el sábado 5 de mayo en San Mamés, durante el descanso del partido entre el Athletic Club y el Real Betis Balompié.
El Athletic Club ha decidido otorgar el cuarto premio "One Club Player Award", como reconocimiento a aquellos jugadores que, fuera del Athletic Club, han desarrollado la totalidad de su carrera deportiva en un mismo club, a Carles Puyol, quien fuera defensa del FC Barcelona desde la temporada 1999/00 a la 2013/14, disputando 593 partidos oficiales con la camiseta blaugrana.
Puyol recibirá el premio el sábado 5 de mayo en San Mamés, durante el descanso del partido entre el Athletic Club y el Real Betis Balompié.
Eskerrik asko @Carles5puyol ! #OneClupPlayerAward2018 👏👏pic.twitter.com/9G2Bj1Iih5
— Athletic Club (@AthleticClub) 27 de abril de 2018
jueves, 26 de abril de 2018
Central con mayúsculas
Artículo publicado por Álvaro Landin en spherasports.com el 26/04/2018
Parece difícil sacar notas positivas de la campaña del Athletic. Lo cierto es que hay pocas, pero las hay. Unai Núñez, quizás, sea la mayor de ellas. En un año convulso en la zaga rojiblanca, el de Barakaldo ha demostrado una personalidad y temperamento impropios de su edad.
A principio de temporada, con Yeray aún fuera del equipo y Etxeita en la cuesta abajo de su carrera parecía necesario que alguien ocupase la vacante a lado de Laporte. Un joven central baracaldés se había dejado ver durante la temporada en los partidos del Athletic, pero no parecía que fuese a ser suficiente como para hacerse un hueco en el once. Y Lo cierto fue que, pese a su baja forma, el elegido para ocupar ese hueco fue Xabier Etxeita. Rápidamente se vio que su nivel no era el de hace años y que había que intentar buscar una solución. Ahí apareció Unai.
Desde el primer momento se vio lo que es Nuñez, un central contundente, que no busca excesivas florituras, se dedica a hacer lo que sabe, y lo hace bien.
Lo cierto es que, para ser una temporada de debut, no lo ha tenido fácil. Además de la ya conocida mala dinámica del equipo, la cual puede frenar el progreso de un jugador tan joven, Nuñez ha tenido que adaptarse a diversos compañeros en la zaga.
Cuando ya parecía que la pareja con Aymeric Laporte empezaba a asentarse, éste decidió hacer las maletas hacia las islas británicas, provocando la llegada de otro compañero para Unai, Iñigo Martinez. Además, casi a la vez que se efectuaba este cambio de cromos, Yeray volvía a la dinámica del equipo. Pese a ello, Núñez siguió teniendo la confianza del míster (a quien hay que darle un gran mérito en este asunto) y empezó a alternar titularidades con Yeray. Una lesión de este último hizo que Núñez volviese a recuperar la titularidad semana tras semana.
Desde ese momento hasta ahora ha concatenado varias titularidades y con ellas, muchas actuaciones notables. Sus partidos en campos como el Bernabeu o el Camp Nou han dejado claro de lo que es como futbolista. Por si fuera poco, ante el Celta de Vigo metió su primer gol en Primera División, el cual sirvió para que su equipo se llevase un punto.
Para un central nunca es fácil asentarse en la élite del fútbol español tan temprano. Sin embargo, parece no ser el caso de Unai. Viéndole jugar cualquiera diría que lleva ya varias temporadas en el equipo. Tal es su nivel, que a principios de temporada ya fue llamado por la selección sub-21, en la cual ya es un fijo.
Está claro que esta está siendo una gran temporada para el central vasco. Y no tiene pinta de que vaya a ser un espejismo. Aquí hay un central con mayúsculas.
Parece difícil sacar notas positivas de la campaña del Athletic. Lo cierto es que hay pocas, pero las hay. Unai Núñez, quizás, sea la mayor de ellas. En un año convulso en la zaga rojiblanca, el de Barakaldo ha demostrado una personalidad y temperamento impropios de su edad.
A principio de temporada, con Yeray aún fuera del equipo y Etxeita en la cuesta abajo de su carrera parecía necesario que alguien ocupase la vacante a lado de Laporte. Un joven central baracaldés se había dejado ver durante la temporada en los partidos del Athletic, pero no parecía que fuese a ser suficiente como para hacerse un hueco en el once. Y Lo cierto fue que, pese a su baja forma, el elegido para ocupar ese hueco fue Xabier Etxeita. Rápidamente se vio que su nivel no era el de hace años y que había que intentar buscar una solución. Ahí apareció Unai.
Desde el primer momento se vio lo que es Nuñez, un central contundente, que no busca excesivas florituras, se dedica a hacer lo que sabe, y lo hace bien.
Lo cierto es que, para ser una temporada de debut, no lo ha tenido fácil. Además de la ya conocida mala dinámica del equipo, la cual puede frenar el progreso de un jugador tan joven, Nuñez ha tenido que adaptarse a diversos compañeros en la zaga.
Cuando ya parecía que la pareja con Aymeric Laporte empezaba a asentarse, éste decidió hacer las maletas hacia las islas británicas, provocando la llegada de otro compañero para Unai, Iñigo Martinez. Además, casi a la vez que se efectuaba este cambio de cromos, Yeray volvía a la dinámica del equipo. Pese a ello, Núñez siguió teniendo la confianza del míster (a quien hay que darle un gran mérito en este asunto) y empezó a alternar titularidades con Yeray. Una lesión de este último hizo que Núñez volviese a recuperar la titularidad semana tras semana.
Desde ese momento hasta ahora ha concatenado varias titularidades y con ellas, muchas actuaciones notables. Sus partidos en campos como el Bernabeu o el Camp Nou han dejado claro de lo que es como futbolista. Por si fuera poco, ante el Celta de Vigo metió su primer gol en Primera División, el cual sirvió para que su equipo se llevase un punto.
Para un central nunca es fácil asentarse en la élite del fútbol español tan temprano. Sin embargo, parece no ser el caso de Unai. Viéndole jugar cualquiera diría que lleva ya varias temporadas en el equipo. Tal es su nivel, que a principios de temporada ya fue llamado por la selección sub-21, en la cual ya es un fijo.
Está claro que esta está siendo una gran temporada para el central vasco. Y no tiene pinta de que vaya a ser un espejismo. Aquí hay un central con mayúsculas.
martes, 24 de abril de 2018
Nuestro Athletic, 8 veces campeón de Liga
Fuente: www.editorialnaveus.com
El equipo de la editorial Naveus con la colaboración del capitán del Athletic de los años ochenta, Daniel Ruiz-Bazán, rememoran en este libro la historia de los ocho títulos de Liga conquistados por los leones a lo largo de su historia.
Conocerás las biografías de los futbolistas campeones de Liga con el Athletic, quiénes fueron los equipos y los jugadores rivales, cómo fue evolucionando semana a semana cada campeonato liguero con su clasificación y las celebraciones de los títulos. Todo ello acompañado de más de cien fotografías.
Los títulos de Liga conquistados por el Athletic poseen un inmenso valor histórico, y la afición rojiblanca no debe permitir que caigan en el olvido por el paso del tiempo. Ocho épicas historias de lucha, entrega, triunfo y lealtad a una admirable filosofía de cantera única en el mundo.
Autor: Editorial Naveus.
P.V.P. 19,95 euros.
El equipo de la editorial Naveus con la colaboración del capitán del Athletic de los años ochenta, Daniel Ruiz-Bazán, rememoran en este libro la historia de los ocho títulos de Liga conquistados por los leones a lo largo de su historia.
Conocerás las biografías de los futbolistas campeones de Liga con el Athletic, quiénes fueron los equipos y los jugadores rivales, cómo fue evolucionando semana a semana cada campeonato liguero con su clasificación y las celebraciones de los títulos. Todo ello acompañado de más de cien fotografías.
Los títulos de Liga conquistados por el Athletic poseen un inmenso valor histórico, y la afición rojiblanca no debe permitir que caigan en el olvido por el paso del tiempo. Ocho épicas historias de lucha, entrega, triunfo y lealtad a una admirable filosofía de cantera única en el mundo.
Autor: Editorial Naveus.
P.V.P. 19,95 euros.
Mirando más allá del presente
Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 23/04/2018
Después del partido frente al Real Madrid las sensaciones siguen siendo contrapuestas. Parece que a este equipo le está sentando bien el final de temporada. Los partidos contra el Villarreal y en el Santiago Bernabéu y la segunda parte contra el Deportivo en casa así lo atestiguan. Sus mejores actuaciones están apareciendo en este tramo final. Puede ser que la falta de objetivos clasificatorios haya liberado al Athletic de la presión y ha sido en este escenario cuando han podido sacar a relucir sus virtudes como colectivo. O tal vez la explicación la encontraremos con el paso de los días. Los cambios necesitan tiempo para asentarse y es ahora cuando el grupo de Ziganda parece que empieza a mostrar lo adquirido.
Sea por el motivo que fuere, la actual temporada parece que va a ser finalmente una de transición. El Athletic ha tenido muchas a lo largo de su historia. Por diferentes motivos no siempre se pueden conseguir los objetivos que como equipo te marcas al principio de la campaña. Pero en estos cursos de transición, más un club como el Athletic, con su peculiar filosofía, uno puede sacar aspectos positivos y puede ir trabajando con vistas a futuro, algo que a otros clubes no les suele servir, ya que en las temporadas siguientes muchos de sus jugadores se marchan, lo que les obliga a empezar los proyectos casi desde cero.
Es evidente que la trayectoria del equipo no es la que todos esperábamos y el grado de satisfacción del aficionado está lejos de lo que deseaba. Pero no menos cierto es que las circunstancias han abierto el camino para que en lugar de seguir flajelandonos con el presente podamos mirar un poco más allá y ver aspectos positivos para el futuro.
A la ya más que consagrada posición de Kepa en la portería, de momento dos excachorros y ya leones -Unai Núñez e Iñigo Córdoba-, debutantes esta temporada, no solo han ascendido al primer equipo, sino que van a acabar la campaña totalmente asentados en la plantilla e incluso podemos decir en el once inicial. Su peso en la alineación en estos momentos es máximo, y en una temporada donde ni el juego, ni el ambiente que ha rodeado a la plantilla ha sido el más idóneo para que dos chavales recién ascendidos puedan progresar, es un gran paso hacía su futuro y el del equipo.
También estos últimos partidos van a servir para ir asumiendo algún relevo generacional e ir preparando el futuro, como por ejemplo que Iñaki Williams vaya responsabilizándose con su nuevo rol. Hasta la fecha, ha vivido cómodamente a la sombre de la gran capacidad de Aduriz para hacer goles. Ahora no solo tiene que acomodarse a una nueva demarcación, sino que tiene que acomodarse a una nueva demarcación, sino que tiene que asumir como propia la responsabilidad que Aduriz ejercía. Hay jugadores que buscan responsabilidades por si mismos, hay otros que solo la asumen cuando las circunstancias les obliga a ello. Esperemos que Iñaki se de cuenta de que su jerarquía empieza a ser otra, y como tal le toca afrontarla.
Hoy frente al Levante posiblemente les veamos de nuevo en el once inicial y seguro que queriendo seguir dando pasos hacia adelante. Unos pasos hacia adelante que parece que el aficionado ha echado de menos esta temporada en alguno de los jugadores más asentados en el equipo, y que por diversas circunstancias no habrán podido dar. Algo que también comprobaremos si trae consecuencias más allá del presente.
Después del partido frente al Real Madrid las sensaciones siguen siendo contrapuestas. Parece que a este equipo le está sentando bien el final de temporada. Los partidos contra el Villarreal y en el Santiago Bernabéu y la segunda parte contra el Deportivo en casa así lo atestiguan. Sus mejores actuaciones están apareciendo en este tramo final. Puede ser que la falta de objetivos clasificatorios haya liberado al Athletic de la presión y ha sido en este escenario cuando han podido sacar a relucir sus virtudes como colectivo. O tal vez la explicación la encontraremos con el paso de los días. Los cambios necesitan tiempo para asentarse y es ahora cuando el grupo de Ziganda parece que empieza a mostrar lo adquirido.
Sea por el motivo que fuere, la actual temporada parece que va a ser finalmente una de transición. El Athletic ha tenido muchas a lo largo de su historia. Por diferentes motivos no siempre se pueden conseguir los objetivos que como equipo te marcas al principio de la campaña. Pero en estos cursos de transición, más un club como el Athletic, con su peculiar filosofía, uno puede sacar aspectos positivos y puede ir trabajando con vistas a futuro, algo que a otros clubes no les suele servir, ya que en las temporadas siguientes muchos de sus jugadores se marchan, lo que les obliga a empezar los proyectos casi desde cero.
Es evidente que la trayectoria del equipo no es la que todos esperábamos y el grado de satisfacción del aficionado está lejos de lo que deseaba. Pero no menos cierto es que las circunstancias han abierto el camino para que en lugar de seguir flajelandonos con el presente podamos mirar un poco más allá y ver aspectos positivos para el futuro.
A la ya más que consagrada posición de Kepa en la portería, de momento dos excachorros y ya leones -Unai Núñez e Iñigo Córdoba-, debutantes esta temporada, no solo han ascendido al primer equipo, sino que van a acabar la campaña totalmente asentados en la plantilla e incluso podemos decir en el once inicial. Su peso en la alineación en estos momentos es máximo, y en una temporada donde ni el juego, ni el ambiente que ha rodeado a la plantilla ha sido el más idóneo para que dos chavales recién ascendidos puedan progresar, es un gran paso hacía su futuro y el del equipo.
También estos últimos partidos van a servir para ir asumiendo algún relevo generacional e ir preparando el futuro, como por ejemplo que Iñaki Williams vaya responsabilizándose con su nuevo rol. Hasta la fecha, ha vivido cómodamente a la sombre de la gran capacidad de Aduriz para hacer goles. Ahora no solo tiene que acomodarse a una nueva demarcación, sino que tiene que acomodarse a una nueva demarcación, sino que tiene que asumir como propia la responsabilidad que Aduriz ejercía. Hay jugadores que buscan responsabilidades por si mismos, hay otros que solo la asumen cuando las circunstancias les obliga a ello. Esperemos que Iñaki se de cuenta de que su jerarquía empieza a ser otra, y como tal le toca afrontarla.
Hoy frente al Levante posiblemente les veamos de nuevo en el once inicial y seguro que queriendo seguir dando pasos hacia adelante. Unos pasos hacia adelante que parece que el aficionado ha echado de menos esta temporada en alguno de los jugadores más asentados en el equipo, y que por diversas circunstancias no habrán podido dar. Algo que también comprobaremos si trae consecuencias más allá del presente.
domingo, 22 de abril de 2018
miércoles, 18 de abril de 2018
Buscando alicientes
Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 18/04/2018
El partido del pasado sábado frente al Deportivo de la Coruña fue un golpe duro para todos. Más que por perder, que está dentro de las posibilidades en cualquier encuentro, por la forma en la que sucedió.
En todas las declaraciones post partido se pudieron escuchar a los integrantes del Athletic que el equipo dio todo en la recta final. Es cierto que al final los futbolistas rojiblancos empujaron y arrinconaron al conjunto gallego, que acabó metido con prácticamente todos los jugadores en el área. Pero la pregunta que todo aficionado rojiblanco se ha hecho es: ¿Y por qué no desde el principio? La primera parte fue difícil de entender.
Lo cierto es que esta situación se ha convertido en un 'dejà vu' que hemos ido viviendo con regularidad a lo largo de la presente campaña. La continuidad necesaria para poder luchar por algo importante a nivel clasificatorio se ha convertido en los diferentes momentos de la temporada en efímeras ilusiones que una tras otra han acabado por mermar las esperanzas de todos.
Con la posibilidad de conseguir un puesto para jugar en Europa la temporada que viene ya prácticamente imposible, el equipo rojiblanco tendrá que ir buscando nuevos alicientes para que no se hagan demasiado largos estos seis últimos partidos que quedan.
Quizá uno de ellos sea el de que, siendo el que mayor presupuesto tiene de los cuatro equipos vascos en la primera división, el Athletic debe itentar mantener esa hegemonía también en lo clasificatorio. Una victoria menor, si, pero que delimite el territorio en un plano más inconsciente.
Muniain
Otro aliciente importante será comprobar que la lesión de Muniain es algo que está ya olvidado y se pueda tomar estos últimos partidos, sin la tensión -desgraciadamente- de no tener que jugarte nada en la clasificación, como preparación para empezar la siguiente en las mejores condiciones posibles. Que Iker es un jugador fundamental para el futuro del club es algo que hemos podido comprobar de primera mano esta temporada.
Yeray
También que Yeray pueda jugar con regularidad y acabe con buenas sensaciones. Después de una temporada nada sencilla para el, que pueda terminar disfrutando sería la mejor noticia también de cara a la siguiente temporada.
Aduriz
Con Aduriz estamos viviendo, quizá, uno de los cambios generacionales más complicados y que nunca quieres que llegue, por la dimensión y la importancia que ha alcanzado en todo estos últimos años. Encontrar un sustituto a su altura va ser difícil. Este inevitable cambio generacional en la delantera puede ser uno de los dolores de cabeza en el Club en su día a día mas inmediato. Da la sensación que que el cuerpo técnico esta dando oportunidades a otros jugadores en previsión de ese relevo. Dentro de las muchas dificultades que el mister ha tenido a lo largo de la temporada, esta apuesta por el futuro habrá que reconocérselo de alguna manera.
Bernabéu
A todo esto hoy toca visitar el Bernabéu y enfrentarse al Real Madrid. Un equipo que tampoco se juega nada en Liga, ya que conseguir el título lo tiene imposible. Aun así, seguro que buscará y encontrará alicientes para hacer un buen partido y quedarse con los tres puntos.
Con las semifinales de Champions a la vuelta de la esquina, habrá jugadores que quieren ganarse el puesto para esa cita. Y al igual que el Athletic, pero en la Comunidad de Madrid, el Real Madrid querrá ser el primer equipo madrileño en la clasificación, y mientras la Liga esta llegando a su fin, a día de hoy el Atlético les saca cuatro puntos.
El partido del pasado sábado frente al Deportivo de la Coruña fue un golpe duro para todos. Más que por perder, que está dentro de las posibilidades en cualquier encuentro, por la forma en la que sucedió.
En todas las declaraciones post partido se pudieron escuchar a los integrantes del Athletic que el equipo dio todo en la recta final. Es cierto que al final los futbolistas rojiblancos empujaron y arrinconaron al conjunto gallego, que acabó metido con prácticamente todos los jugadores en el área. Pero la pregunta que todo aficionado rojiblanco se ha hecho es: ¿Y por qué no desde el principio? La primera parte fue difícil de entender.
Lo cierto es que esta situación se ha convertido en un 'dejà vu' que hemos ido viviendo con regularidad a lo largo de la presente campaña. La continuidad necesaria para poder luchar por algo importante a nivel clasificatorio se ha convertido en los diferentes momentos de la temporada en efímeras ilusiones que una tras otra han acabado por mermar las esperanzas de todos.
Con la posibilidad de conseguir un puesto para jugar en Europa la temporada que viene ya prácticamente imposible, el equipo rojiblanco tendrá que ir buscando nuevos alicientes para que no se hagan demasiado largos estos seis últimos partidos que quedan.
Quizá uno de ellos sea el de que, siendo el que mayor presupuesto tiene de los cuatro equipos vascos en la primera división, el Athletic debe itentar mantener esa hegemonía también en lo clasificatorio. Una victoria menor, si, pero que delimite el territorio en un plano más inconsciente.
Muniain
Otro aliciente importante será comprobar que la lesión de Muniain es algo que está ya olvidado y se pueda tomar estos últimos partidos, sin la tensión -desgraciadamente- de no tener que jugarte nada en la clasificación, como preparación para empezar la siguiente en las mejores condiciones posibles. Que Iker es un jugador fundamental para el futuro del club es algo que hemos podido comprobar de primera mano esta temporada.
Yeray
También que Yeray pueda jugar con regularidad y acabe con buenas sensaciones. Después de una temporada nada sencilla para el, que pueda terminar disfrutando sería la mejor noticia también de cara a la siguiente temporada.
Aduriz
Con Aduriz estamos viviendo, quizá, uno de los cambios generacionales más complicados y que nunca quieres que llegue, por la dimensión y la importancia que ha alcanzado en todo estos últimos años. Encontrar un sustituto a su altura va ser difícil. Este inevitable cambio generacional en la delantera puede ser uno de los dolores de cabeza en el Club en su día a día mas inmediato. Da la sensación que que el cuerpo técnico esta dando oportunidades a otros jugadores en previsión de ese relevo. Dentro de las muchas dificultades que el mister ha tenido a lo largo de la temporada, esta apuesta por el futuro habrá que reconocérselo de alguna manera.
Bernabéu
A todo esto hoy toca visitar el Bernabéu y enfrentarse al Real Madrid. Un equipo que tampoco se juega nada en Liga, ya que conseguir el título lo tiene imposible. Aun así, seguro que buscará y encontrará alicientes para hacer un buen partido y quedarse con los tres puntos.
Con las semifinales de Champions a la vuelta de la esquina, habrá jugadores que quieren ganarse el puesto para esa cita. Y al igual que el Athletic, pero en la Comunidad de Madrid, el Real Madrid querrá ser el primer equipo madrileño en la clasificación, y mientras la Liga esta llegando a su fin, a día de hoy el Atlético les saca cuatro puntos.
martes, 17 de abril de 2018
Rahm: “No vivir en Bilbao hace que sea más del Athletic”
Artículo publicado por Carlos Zabala en www.mundodeportivo.com el 17/04/2018
Jon Rahm ha sido el gran protagonista del fin de semana después de ganar el Open de España en Madrid ante casi 50.000 personas. El vizcaíno ya acumula cinco títulos como profesional y está haciendo revivir la afición por este deporte. Después de ganar su segundo torneo del año, el de Barrika se acercó hasta los estudios de Televisión Española para ofrecer sus impresiones en la segunda edición del Telediario.
Como no podía ser de otra manera, el joven volvió a hablar con pasión de su Athletic y de la afición de toda su familia por el equipo rojiblanco. “La familia entera es muy del Athletic. Empezando por mi abuelo Sabin, que ha sido delegado casi 35 años. Dio gran parte de su vida al club y él fue el gran forofo. Ha ido pasando de generación en generación y el hecho de que no viva aquí y no esté en Bilbao hace que sea más fan del Athletic, que le quiera más. En nuestra familia y para muchos aficionados en Bilbao es como el ADN, casi como una religión”, dijo.
Además, Rahm no dudó a la hora de confirmar que cambiaría alguno de sus trofeos por un título de los leones. “Sin duda, seguro. Por suerte he ganado cinco y tengo para poder darles, pero de verdad que depende del título. Por un título grande del Athletic seguramente que cambiaría varios míos”, añadió.
El jugador todavía no había tenido tiempo de asimilar su triunfo en el Abierto de España: “Es difícil hacerlo tan rápido porque he venido directo del campo hasta aquí. Poder ganar un Open de España como profesional y ganarlo ante un público español y de la manera que lo he ganado es todo un orgullo. No podía pedir más. Los fans y toda la gente que ha venía a ver el torneo, casi 50.000 personas, ha sido increíble, no me lo esperaba para nada”.
Rahm se ha convertido en un fenómeno de masas y puede servir para lanzar al golf al nivel de seguimiento que tenía en la época de Severiano Ballesteros. Este fin se semana ha logrado un seguimiento que no se veía hace mucho tiempo. El golfista lo comparó con lo que viven los futbolistas. “Es lo más cerca que puedo vivir con golfista a lo que sienten los jugadores de fútbol. Que haya tanta gente siguiéndome y apoyándome tanto y que sea en Madrid, donde estudié dos años en la Residencia Joaquín Blume como deportista de la Federación Española, es increíble. Unir mi nombre a los que han ganado este trofeo es algo inexplicable. Poder ganar aquí para una vez que vuelvo y juego un Open de España es increíble”, señaló.
Ya se le empieza a comparar con Severiano, algo a lo que no “da crédito”. “Me han dicho varias veces que no habían visto un torneo así desde que lo jugó Severiano. Lo ganó en el 95 por tercera vez y que me comparen con él, alguien que es un gran ídolo para mí, es increíble. No doy crédito a lo que oigo. Todavía me cuesta asimilar que se me compare a alguien como él porque yo no he hecho nada comparado con lo que hizo él”, reconoció.
Después de quedar cuarto en un grande como el Master de Augusta y ganar en Madrid, ahora su objetivo es la Ryder Cup que se disputará este año en París. “Hay diferentes maneras de clasificarse. Por suerte ahora estoy el primero por ranking mundial. Esperemos que si físicamente estoy bien, pueda jugar. Desde que sé lo que es la Ryder Cup quiero jugarla. He estado en Estados Unidos, que la ganó el año pasado. Los europeos queremos recuperarla. A ver si puedo ganarla por primera vez como integrante del equipo europeo”.
Jon Rahm es ahora cuarto del mundo. Llegar al número 1 no es algo que le obsesione. “Hay jugadores como Sergio García o Txema Olazabal que no llegaron a número 1. Incluso los mejores de la época no han llegado a número 1. Con que llegue algún día vale, si llega.... No puedo decir cuándo porque es muy complicado”, manifestó.
En cualquier caso, prefiere ganar una Ryder o el Master que llegar a lo más alto del ranking mundial: “Estuve muy cerca este año. Si hubiera ganado algún torneo al principio de año hubiera llegado a número 1. Estoy cuarto, cualquier cosa puede pasar”.
Jon Rahm ha sido el gran protagonista del fin de semana después de ganar el Open de España en Madrid ante casi 50.000 personas. El vizcaíno ya acumula cinco títulos como profesional y está haciendo revivir la afición por este deporte. Después de ganar su segundo torneo del año, el de Barrika se acercó hasta los estudios de Televisión Española para ofrecer sus impresiones en la segunda edición del Telediario.
Como no podía ser de otra manera, el joven volvió a hablar con pasión de su Athletic y de la afición de toda su familia por el equipo rojiblanco. “La familia entera es muy del Athletic. Empezando por mi abuelo Sabin, que ha sido delegado casi 35 años. Dio gran parte de su vida al club y él fue el gran forofo. Ha ido pasando de generación en generación y el hecho de que no viva aquí y no esté en Bilbao hace que sea más fan del Athletic, que le quiera más. En nuestra familia y para muchos aficionados en Bilbao es como el ADN, casi como una religión”, dijo.
Además, Rahm no dudó a la hora de confirmar que cambiaría alguno de sus trofeos por un título de los leones. “Sin duda, seguro. Por suerte he ganado cinco y tengo para poder darles, pero de verdad que depende del título. Por un título grande del Athletic seguramente que cambiaría varios míos”, añadió.
El jugador todavía no había tenido tiempo de asimilar su triunfo en el Abierto de España: “Es difícil hacerlo tan rápido porque he venido directo del campo hasta aquí. Poder ganar un Open de España como profesional y ganarlo ante un público español y de la manera que lo he ganado es todo un orgullo. No podía pedir más. Los fans y toda la gente que ha venía a ver el torneo, casi 50.000 personas, ha sido increíble, no me lo esperaba para nada”.
Rahm se ha convertido en un fenómeno de masas y puede servir para lanzar al golf al nivel de seguimiento que tenía en la época de Severiano Ballesteros. Este fin se semana ha logrado un seguimiento que no se veía hace mucho tiempo. El golfista lo comparó con lo que viven los futbolistas. “Es lo más cerca que puedo vivir con golfista a lo que sienten los jugadores de fútbol. Que haya tanta gente siguiéndome y apoyándome tanto y que sea en Madrid, donde estudié dos años en la Residencia Joaquín Blume como deportista de la Federación Española, es increíble. Unir mi nombre a los que han ganado este trofeo es algo inexplicable. Poder ganar aquí para una vez que vuelvo y juego un Open de España es increíble”, señaló.
Ya se le empieza a comparar con Severiano, algo a lo que no “da crédito”. “Me han dicho varias veces que no habían visto un torneo así desde que lo jugó Severiano. Lo ganó en el 95 por tercera vez y que me comparen con él, alguien que es un gran ídolo para mí, es increíble. No doy crédito a lo que oigo. Todavía me cuesta asimilar que se me compare a alguien como él porque yo no he hecho nada comparado con lo que hizo él”, reconoció.
Después de quedar cuarto en un grande como el Master de Augusta y ganar en Madrid, ahora su objetivo es la Ryder Cup que se disputará este año en París. “Hay diferentes maneras de clasificarse. Por suerte ahora estoy el primero por ranking mundial. Esperemos que si físicamente estoy bien, pueda jugar. Desde que sé lo que es la Ryder Cup quiero jugarla. He estado en Estados Unidos, que la ganó el año pasado. Los europeos queremos recuperarla. A ver si puedo ganarla por primera vez como integrante del equipo europeo”.
Jon Rahm es ahora cuarto del mundo. Llegar al número 1 no es algo que le obsesione. “Hay jugadores como Sergio García o Txema Olazabal que no llegaron a número 1. Incluso los mejores de la época no han llegado a número 1. Con que llegue algún día vale, si llega.... No puedo decir cuándo porque es muy complicado”, manifestó.
En cualquier caso, prefiere ganar una Ryder o el Master que llegar a lo más alto del ranking mundial: “Estuve muy cerca este año. Si hubiera ganado algún torneo al principio de año hubiera llegado a número 1. Estoy cuarto, cualquier cosa puede pasar”.
lunes, 16 de abril de 2018
Volver a sentir
Artículo publicado por Arnau Segura en www.panenka.org el 13/04/2018
Decía un buen compañero de la redacción un día que recibimos una de esas biografías, innecesarias e inevitablemente incompletas, de futbolistas que todavía tienen 25 años que era una lástima que se dedicaran tantos libros a cosas de este tipo, más aún sabiendo que hay millones de historias que nunca conoceremos porque siempre se quedan sin espacio en los periódicos y en las editoriales. Y hoy, en medio de la frustración que supone descubrir la exagerada cantidad de artículos superfluos que aún tratan de vender su verdad absoluta acerca de si, cual gato de Schröndiger, el penalti de Mehdi Benatia sobre Lucas Vázquez fue tal o no; estas líneas no pretenden más que intentar caminar a contracorriente y escapar de la polémica, siempre tan aburrida e inacabable, para centrar el foco por unos minutos en la figura de Iker Muniain, que el pasado lunes, después de más de seis meses de baja por culpa de una inoportuna lesión en la rodilla derecha, por fin volvió a sentirse futbolista.
“Volver a sentir…”. Este es, precisamente, el mensaje que el delantero del Athletic Club quiso transmitir a través de sus redes sociales el martes, un día después del duelo contra el Villarreal que supuso su regreso a los terrenos de juego. Había que digerir bien todo lo que había sentido, por esto tardó un día en escribir. Antes de intentar verbalizar lo experimentado, tenía que detenerse a rememorar todas y cada una de las sensaciones que vivió cuando volvió a apreciar el tacto del balón, cuando volvió a notar el sudor en su frente, cuando volvió a oler el césped, cuando volvió a escuchar el griterío de las gradas.
Y es que, después de 193 largos días “en el taller de los sueños rotos”, según palabras del propio Iker, por culpa de una rotura en el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, el navarro reapareció de la mejor manera posible. Saltó al campo en el último tramo del encuentro en sustitución de Markel Susaeta, y tan solo necesitó diez minutos para dejar su huella con la enésima muestra de su pillería. En el minuto 87, Muniain, el más listo de la clase, apareció en la frontal del área pequeña para cazar un centro-chut de Raúl García que había rebotado en Denis Cheryshev, anticiparse a toda la defensa local y a Sergio Asenjo, uno de sus grandes ejemplos a seguir durante el proceso de recuperación, y empujar el esférico a la red, culminando la primera victoria del Athletic en suelo castellonense después de 14 años y el mejor partido de la temporada del conjunto del ‘Cuco’ Ziganda. Tras recibir el abrazo de sus compañeros, Iker cerró los ojos y extendió los brazos como si flotara, sintiéndose liberado del peso que le había impedido disfrutar del balompié durante los últimos seis meses.
“Es un momento muy emocionante, tanto tiempo trabajando y deseando volver… Y hacerlo de esta manera, con la victoria del equipo en un campo complicado y marcando un gol… Estoy muy feliz, muy emocionado, y se lo dedico a toda la gente que me ha ayudado y a todos los aficionados. Es una noche para disfrutarla”, afirmaba en la entrevista a pie de campo el joven delantero del barrio pamplonés de la Txantrea, enormemente feliz por su vuelta y por haber podido constatar “el trabajo tiene su recompensa”. Y, tres días después de su brillante regreso a la competición, la alegría seguía presente en el rostro de un Muniain que aseguraba que había soñado “lo que pasó”. “Los sueños son para eso, para soñar a lo grande. He puesto muchas horas y he sacrificado muchas cosas para dar pasos por muy pequeños que fueran, pero ha merecido la pena”, concluía Iker.
Para Iker, todo se quebró el día 28 de septiembre de 2017. Corría el minuto 92 del encuentro contra el Zorya Luhansk ucraniano de la segunda jornada de la fase de grupos de la Europa League, cuando el ’10’ puso un centro a la desesperada para buscar el empate y, tras hacer un mal gesto, cayó al césped de un San Mamés que presenció cómo el que hasta el momento estaba siendo el mejor jugador de la temporada, el que, según escribió el periodista de El País Eduardo Rodrigálvarez, era“la única fuente de imaginación de un conjunto demasiado hidráulico”, abandonaba el campo anímicamente roto, llorando a lágrima viva en una camilla y haciendo evidentes gestos de dolor. El Athletic acabó perdiendo el partido por un sorprendente 0-1 en la que fue una de las primeras noches aciagas de una campaña repleta de ellas, pero no hay ninguna duda de que lo más doloroso de aquel choque fue la lesión de Muniain, que en las horas siguientes vio como se confirmaban sus peores pronósticos.
“Cuando me lesioné estuve dos o tres días hundido”, admitía esta semana el atacante rojiblanco, el mismo que justo después de descubrir el alcance de la lesión remarcaba que le sobraban “los motivos para volver a levantarme”. Después de agradecer las innumerables muestras de cariño, se sobrepuso rápidamente del golpe, comenzó a descontar los días que restaban para volver a calzarse sus botines y se fijó un único e inequívoco objetivo: “Volver esta temporada”, dejando en evidencia a todos los que se habían dado demasiada prisa en reproducir aquello de “se pierde todo lo que queda de curso”. Y es que, a pesar del duro revés encajado, Iker continuaba amando el fútbol. Continuaba necesitándolo para vivir. “Te quiero cuando me destrozas; te quiero con indecisión; te quiero con las alas rotas, aunque no haya explicación”, escribió en Instagram, citando Sincericidio, una de las canciones más conocidas de Leiva, para representar su amor herido hacia el balompié; y el 9 de octubre, tras someterse a la operación, se dispuso a empezar la rehabilitación con un enérgico “¡Empezamos!”.
En 2015, Muniain ya había sufrido la misma lesión en la pierna izquierda. Entonces estuvo de baja durante más de ocho meses, y aprendió “a valorar cosas cotidianas del día a día, como salir con tus compañeros a entrenar, tocar el balón, salir a correr… Son cuestiones que cuando estás bien no las valoras y que cuando estás fuera las echas mucho de menos”, según asentía el propio jugador en una entrevista en la que también dejaba meridianamente claro que “si me toca otra vez, me volveré a levantar”.
Dicho y hecho. Una vez superado el postoperatorio, Iker empezó la rehabilitación con dobles sesiones diarias de unas dos horas durante tres meses y medio, casi sin días de descanso y rodeado de los amigos de infancia, que se volcaron con el futbolista en unas semanas realmente complicadas para él. Todo esto a ritmo de Leiva y Joaquín Sabina, dos cantautores que amenizaron el proceso de recuperación de principio a fin y que, tal y como se puede comprobar en sus redes sociales, se convirtieron en dos auténticos referentes para Muniain mientras trataba de superar el percance que le había provocado un deporte que, parafraseando al artista madrileño, en ocasiones puede ser Terriblemente cruel.
Con todo, el carácter incansable de Iker hizo que la recuperación fuera mucho menos agria de lo que pueden parecer las letras de Leiva y Sabina. “Tras la primera lesión ya trabajó de forma espectacular, pero lo que ha hecho esta vez es una puta barbaridad. Él siempre te pide más. Si era un día de fiesta para el resto él te decía: ‘¡Eh!, que para nosotros no hay días de fiesta’. Le ponen cachondo esos retos de decir: ‘Hoy es día de fiesta, pero yo estoy aquí currando para volver a hacer lo que más me gusta'”, subraya la persona que le ha acompañado durante la recuperación de las dos lesiones, justo antes de recordar entre risas cómo el pamplonés “me venía descojonándose después de que, en las revisiones, el médico les dijera a sus ayudantes: ‘¡Este tío parece yugoslavo! Mirad cómo se recupera y qué calidad muscular'”.
Finalmente, después de varias semanas entrenando con el grupo con absoluta normalidad, los servicios médicos del Athletic Club le dieron el alta el pasado 27 de marzo y el ‘Cuco’ Ziganda pudo volver a contar con el “único jugador de la plantilla que, por el tipo de juego y por sus condiciones, tiene difícil recambio”. “Estoy muy feliz de poder ayudar a mis compañeros en estos partidos que quedan, muy contento por haber superado esta lesión y por estar bien de nuevo. Ha ido todo de maravilla. Ojalá pueda devolver desde el campo todo el cariño que me ha dado la gente”, aseguraba en unas declaraciones distribuidas por el conjunto bilbaíno Iker Muniain; un futbolista que en los últimos años “ha hecho un cambio brutal en su vida”, afirma el fisioterapeuta encargado de supervisar su rehabilitación. Y añade: “Es que cuando salió tenía 16 años, era un crío… La evolución que ha hecho es una barbarie. Después de la primera lesión, el tío maduró un huevo. A partir de ahí, el tío empezó a preocuparse por más cosas y por mejorar. Todos lo veían como una cabra loca, como un tipo al que todo le importa una mierda, y ahora es el que mejor entrena y el que mejor se comporta”.
Ciertamente, poco o nada queda ya de ese Iker Muniain que Eduardo Rodrigálvarez definió cariñosamente como “un mocoso con un desparpajo insultante” o “una lagartija imprevisible dentro y fuera del campo” y que debutó con el primer equipo del Athletic a los 16 años, siete meses y once días, en un encuentro contra el Young Boys suizo de la previa de la Copa de la UEFA de la temporada 08-09. Aquel habilidoso e imberbe muchacho saltó al césped de San Mamés en sustitución de Gaizka Toquero, que aún recuerda aquellos tiempos. “Me acuerdo mucho de cuando empezó a hacer pretemporadas con nosotros. Todavía era un niño, pero ya se veía que tenía muchísimo desparpajo, que era muy difícil quitarle el balón. No recuerdo exactamente qué le dije en ese momento, pero supongo que le di la enhorabuena y le dije que dejara atrás los nervios, que hiciera lo que había hecho para llegar hasta ahí. ‘Disfruta, enano’, o alguna historia de esas le diría”, señala el actual delantero del Zaragoza, que admite que se alegró “muchísimo por él” cuando vio el tanto de Muniain desde su casa porque “Iker es un tío que siempre está ahí, que nunca se esconde. Nunca ha bajado los brazos; ha trabajado y ha peleado día a día para poder volver cuanto antes a los terrenos de juego. El fútbol es su pasión. Él vive por y para el fútbol, y es un grandísimo profesional”.
“Es un puto loco del fútbol, le encanta. Siempre quiere mejorar, está en su mentalidad. Y no porque tenga aspiraciones de ganar más dinero, sino porque le gusta el fútbol y quiere hacerlo bien. Él mismo lo dice: ‘Yo soy un jugador del montón, hay muchísimos mejores que yo, pero a mí me gusta muchísimo esto. Es que sin un puto balón no puedo estar'”, añade, en la misma línea que Gaizka Toquero, el especialista que ha acompañado al futbolista del Athletic Club durante su rehabilitación. Y esta misma persona, que ha preferido no desvelar su identidad, también recuerda que “alguna vez que hablé con ellos, sus compañeros me decían: ‘Hostia, tío… Que vuelva ya, que le necesitamos. Él las pide todas, y está feliz todo el día…'”.
Con todo, debido al liderazgo que ejerce tanto en el terreno de juego como en el vestuario con su carácter extrovertido y luchador, se entiende perfectamente que sus compañeros corrieran a abrazarle cuando Iker anotó el definitivo 1-3 en el Estadio de La Cerámica. “Te mereces todo lo bueno que te pase hermano, que la vida te siga sonriendo. Juntos otra vez”, aseguraba en las redes sociales Iñaki Williams, el que seguramente es el habitante de Bilbao que más ha echado de menos al atacante de Pamplona; “la gente buena y trabajadora se merece todo en este mundo y para ti no iba a ser menos Muniain”, añadía el guardameta Iago Herrerín. Y Mikel San José sentenciaba: “¡Qué grande eres para lo poco que abultas! Te esperábamos”.
Y es que la evolución del pequeño león es una evidencia. Habrá que esperar a confirmar si el balompié, siempre tan caprichoso e impredecible, nos devuelve al mismo Muniain que nos robó hace seis meses, pero si lo hace podremos volver a disfrutar de un futbolista que ya no solo es ese correcaminos eléctrico, escurridizo e inalcanzable para los defensas veteranos, ese ‘19’ rebelde y socarrón que se sentía cómodo en el papel de Bart Simpson y que, cual Peter Pan, amenazaba con no acabar de crecer nunca, con convertirse en una eterna promesa. Ahora, después de dar un firme paso adelante, Iker es un ’10’ talentoso y elegante, el jefe de operaciones que, tras demasiados meses fuera de combate, regresa para volver a ser la brújula de un equipo que ha vagado por los campos de España y de Europa sin rumbo, con el rostro apenado por no poder contar con esa sonrisa valiente e inmarcesible que le hacía diferente.
Con el mismo hambre de fútbol que a los 13 años le hizo dejar atrás el barrio de la Txantrea e irse a vivir a Bilbao para cumplir el sueño de defender la elástica rojiblanca que tanto ha querido siempre, el futbolista más joven en debutar y en marcar un gol con el Athletic Club en Primera División, el mismo que lleva su último título tatuado en su piel, regresa para volver a ser la picaresca y el corazón de una manada que esta temporada se ha mostrado demasiado previsible e insulsa, demasiada fría sin él. Muniain regresa para ser el alfiler que cosa un equipo descosido; vuelve para intentar encandilar a una hinchada hastiada y desilusionada por el fútbol que han ofrecido los suyos en un curso verdaderamente decepcionante.
Porque Iker Muniain ha crecido; las desgracias en forma de lesiones le han obligado a ello. Ayer escuchaba Pereza; pero hoy siente con Leiva. No se engañen, como todos los que nacimos en los 90, seguro que continúa quedándose afónico cuando los altavoces de cualquier fiesta mayor de pueblo escupen Princesas a todo volumen; pero la diferencia es que ahora sabe que la verdad se encuentra en las letras de Leiva. Ahora ya no flipa cuando ve su cara en el As, ya no piensa siempre en que algo malo viene detrás. Consciente de que, Aunque sea un rato, el temporal siempre afloja, Iker Muniain afronta el futuro con la ambición de continuar sumando goles y encuentros como futbolista del Athletic Club, con el convencimiento de querer continuar evolucionando y con la tranquilidad de saber que, tal y como le aseguró su padre cuando se lastimó la rodilla por primera vez, todos los días hay un motivo para sonreír.
Decía un buen compañero de la redacción un día que recibimos una de esas biografías, innecesarias e inevitablemente incompletas, de futbolistas que todavía tienen 25 años que era una lástima que se dedicaran tantos libros a cosas de este tipo, más aún sabiendo que hay millones de historias que nunca conoceremos porque siempre se quedan sin espacio en los periódicos y en las editoriales. Y hoy, en medio de la frustración que supone descubrir la exagerada cantidad de artículos superfluos que aún tratan de vender su verdad absoluta acerca de si, cual gato de Schröndiger, el penalti de Mehdi Benatia sobre Lucas Vázquez fue tal o no; estas líneas no pretenden más que intentar caminar a contracorriente y escapar de la polémica, siempre tan aburrida e inacabable, para centrar el foco por unos minutos en la figura de Iker Muniain, que el pasado lunes, después de más de seis meses de baja por culpa de una inoportuna lesión en la rodilla derecha, por fin volvió a sentirse futbolista.
“Volver a sentir…”. Este es, precisamente, el mensaje que el delantero del Athletic Club quiso transmitir a través de sus redes sociales el martes, un día después del duelo contra el Villarreal que supuso su regreso a los terrenos de juego. Había que digerir bien todo lo que había sentido, por esto tardó un día en escribir. Antes de intentar verbalizar lo experimentado, tenía que detenerse a rememorar todas y cada una de las sensaciones que vivió cuando volvió a apreciar el tacto del balón, cuando volvió a notar el sudor en su frente, cuando volvió a oler el césped, cuando volvió a escuchar el griterío de las gradas.
Y es que, después de 193 largos días “en el taller de los sueños rotos”, según palabras del propio Iker, por culpa de una rotura en el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, el navarro reapareció de la mejor manera posible. Saltó al campo en el último tramo del encuentro en sustitución de Markel Susaeta, y tan solo necesitó diez minutos para dejar su huella con la enésima muestra de su pillería. En el minuto 87, Muniain, el más listo de la clase, apareció en la frontal del área pequeña para cazar un centro-chut de Raúl García que había rebotado en Denis Cheryshev, anticiparse a toda la defensa local y a Sergio Asenjo, uno de sus grandes ejemplos a seguir durante el proceso de recuperación, y empujar el esférico a la red, culminando la primera victoria del Athletic en suelo castellonense después de 14 años y el mejor partido de la temporada del conjunto del ‘Cuco’ Ziganda. Tras recibir el abrazo de sus compañeros, Iker cerró los ojos y extendió los brazos como si flotara, sintiéndose liberado del peso que le había impedido disfrutar del balompié durante los últimos seis meses.
“Es un momento muy emocionante, tanto tiempo trabajando y deseando volver… Y hacerlo de esta manera, con la victoria del equipo en un campo complicado y marcando un gol… Estoy muy feliz, muy emocionado, y se lo dedico a toda la gente que me ha ayudado y a todos los aficionados. Es una noche para disfrutarla”, afirmaba en la entrevista a pie de campo el joven delantero del barrio pamplonés de la Txantrea, enormemente feliz por su vuelta y por haber podido constatar “el trabajo tiene su recompensa”. Y, tres días después de su brillante regreso a la competición, la alegría seguía presente en el rostro de un Muniain que aseguraba que había soñado “lo que pasó”. “Los sueños son para eso, para soñar a lo grande. He puesto muchas horas y he sacrificado muchas cosas para dar pasos por muy pequeños que fueran, pero ha merecido la pena”, concluía Iker.
Para Iker, todo se quebró el día 28 de septiembre de 2017. Corría el minuto 92 del encuentro contra el Zorya Luhansk ucraniano de la segunda jornada de la fase de grupos de la Europa League, cuando el ’10’ puso un centro a la desesperada para buscar el empate y, tras hacer un mal gesto, cayó al césped de un San Mamés que presenció cómo el que hasta el momento estaba siendo el mejor jugador de la temporada, el que, según escribió el periodista de El País Eduardo Rodrigálvarez, era“la única fuente de imaginación de un conjunto demasiado hidráulico”, abandonaba el campo anímicamente roto, llorando a lágrima viva en una camilla y haciendo evidentes gestos de dolor. El Athletic acabó perdiendo el partido por un sorprendente 0-1 en la que fue una de las primeras noches aciagas de una campaña repleta de ellas, pero no hay ninguna duda de que lo más doloroso de aquel choque fue la lesión de Muniain, que en las horas siguientes vio como se confirmaban sus peores pronósticos.
“Cuando me lesioné estuve dos o tres días hundido”, admitía esta semana el atacante rojiblanco, el mismo que justo después de descubrir el alcance de la lesión remarcaba que le sobraban “los motivos para volver a levantarme”. Después de agradecer las innumerables muestras de cariño, se sobrepuso rápidamente del golpe, comenzó a descontar los días que restaban para volver a calzarse sus botines y se fijó un único e inequívoco objetivo: “Volver esta temporada”, dejando en evidencia a todos los que se habían dado demasiada prisa en reproducir aquello de “se pierde todo lo que queda de curso”. Y es que, a pesar del duro revés encajado, Iker continuaba amando el fútbol. Continuaba necesitándolo para vivir. “Te quiero cuando me destrozas; te quiero con indecisión; te quiero con las alas rotas, aunque no haya explicación”, escribió en Instagram, citando Sincericidio, una de las canciones más conocidas de Leiva, para representar su amor herido hacia el balompié; y el 9 de octubre, tras someterse a la operación, se dispuso a empezar la rehabilitación con un enérgico “¡Empezamos!”.
En 2015, Muniain ya había sufrido la misma lesión en la pierna izquierda. Entonces estuvo de baja durante más de ocho meses, y aprendió “a valorar cosas cotidianas del día a día, como salir con tus compañeros a entrenar, tocar el balón, salir a correr… Son cuestiones que cuando estás bien no las valoras y que cuando estás fuera las echas mucho de menos”, según asentía el propio jugador en una entrevista en la que también dejaba meridianamente claro que “si me toca otra vez, me volveré a levantar”.
Dicho y hecho. Una vez superado el postoperatorio, Iker empezó la rehabilitación con dobles sesiones diarias de unas dos horas durante tres meses y medio, casi sin días de descanso y rodeado de los amigos de infancia, que se volcaron con el futbolista en unas semanas realmente complicadas para él. Todo esto a ritmo de Leiva y Joaquín Sabina, dos cantautores que amenizaron el proceso de recuperación de principio a fin y que, tal y como se puede comprobar en sus redes sociales, se convirtieron en dos auténticos referentes para Muniain mientras trataba de superar el percance que le había provocado un deporte que, parafraseando al artista madrileño, en ocasiones puede ser Terriblemente cruel.
Con todo, el carácter incansable de Iker hizo que la recuperación fuera mucho menos agria de lo que pueden parecer las letras de Leiva y Sabina. “Tras la primera lesión ya trabajó de forma espectacular, pero lo que ha hecho esta vez es una puta barbaridad. Él siempre te pide más. Si era un día de fiesta para el resto él te decía: ‘¡Eh!, que para nosotros no hay días de fiesta’. Le ponen cachondo esos retos de decir: ‘Hoy es día de fiesta, pero yo estoy aquí currando para volver a hacer lo que más me gusta'”, subraya la persona que le ha acompañado durante la recuperación de las dos lesiones, justo antes de recordar entre risas cómo el pamplonés “me venía descojonándose después de que, en las revisiones, el médico les dijera a sus ayudantes: ‘¡Este tío parece yugoslavo! Mirad cómo se recupera y qué calidad muscular'”.
Finalmente, después de varias semanas entrenando con el grupo con absoluta normalidad, los servicios médicos del Athletic Club le dieron el alta el pasado 27 de marzo y el ‘Cuco’ Ziganda pudo volver a contar con el “único jugador de la plantilla que, por el tipo de juego y por sus condiciones, tiene difícil recambio”. “Estoy muy feliz de poder ayudar a mis compañeros en estos partidos que quedan, muy contento por haber superado esta lesión y por estar bien de nuevo. Ha ido todo de maravilla. Ojalá pueda devolver desde el campo todo el cariño que me ha dado la gente”, aseguraba en unas declaraciones distribuidas por el conjunto bilbaíno Iker Muniain; un futbolista que en los últimos años “ha hecho un cambio brutal en su vida”, afirma el fisioterapeuta encargado de supervisar su rehabilitación. Y añade: “Es que cuando salió tenía 16 años, era un crío… La evolución que ha hecho es una barbarie. Después de la primera lesión, el tío maduró un huevo. A partir de ahí, el tío empezó a preocuparse por más cosas y por mejorar. Todos lo veían como una cabra loca, como un tipo al que todo le importa una mierda, y ahora es el que mejor entrena y el que mejor se comporta”.
Ciertamente, poco o nada queda ya de ese Iker Muniain que Eduardo Rodrigálvarez definió cariñosamente como “un mocoso con un desparpajo insultante” o “una lagartija imprevisible dentro y fuera del campo” y que debutó con el primer equipo del Athletic a los 16 años, siete meses y once días, en un encuentro contra el Young Boys suizo de la previa de la Copa de la UEFA de la temporada 08-09. Aquel habilidoso e imberbe muchacho saltó al césped de San Mamés en sustitución de Gaizka Toquero, que aún recuerda aquellos tiempos. “Me acuerdo mucho de cuando empezó a hacer pretemporadas con nosotros. Todavía era un niño, pero ya se veía que tenía muchísimo desparpajo, que era muy difícil quitarle el balón. No recuerdo exactamente qué le dije en ese momento, pero supongo que le di la enhorabuena y le dije que dejara atrás los nervios, que hiciera lo que había hecho para llegar hasta ahí. ‘Disfruta, enano’, o alguna historia de esas le diría”, señala el actual delantero del Zaragoza, que admite que se alegró “muchísimo por él” cuando vio el tanto de Muniain desde su casa porque “Iker es un tío que siempre está ahí, que nunca se esconde. Nunca ha bajado los brazos; ha trabajado y ha peleado día a día para poder volver cuanto antes a los terrenos de juego. El fútbol es su pasión. Él vive por y para el fútbol, y es un grandísimo profesional”.
“Es un puto loco del fútbol, le encanta. Siempre quiere mejorar, está en su mentalidad. Y no porque tenga aspiraciones de ganar más dinero, sino porque le gusta el fútbol y quiere hacerlo bien. Él mismo lo dice: ‘Yo soy un jugador del montón, hay muchísimos mejores que yo, pero a mí me gusta muchísimo esto. Es que sin un puto balón no puedo estar'”, añade, en la misma línea que Gaizka Toquero, el especialista que ha acompañado al futbolista del Athletic Club durante su rehabilitación. Y esta misma persona, que ha preferido no desvelar su identidad, también recuerda que “alguna vez que hablé con ellos, sus compañeros me decían: ‘Hostia, tío… Que vuelva ya, que le necesitamos. Él las pide todas, y está feliz todo el día…'”.
Con todo, debido al liderazgo que ejerce tanto en el terreno de juego como en el vestuario con su carácter extrovertido y luchador, se entiende perfectamente que sus compañeros corrieran a abrazarle cuando Iker anotó el definitivo 1-3 en el Estadio de La Cerámica. “Te mereces todo lo bueno que te pase hermano, que la vida te siga sonriendo. Juntos otra vez”, aseguraba en las redes sociales Iñaki Williams, el que seguramente es el habitante de Bilbao que más ha echado de menos al atacante de Pamplona; “la gente buena y trabajadora se merece todo en este mundo y para ti no iba a ser menos Muniain”, añadía el guardameta Iago Herrerín. Y Mikel San José sentenciaba: “¡Qué grande eres para lo poco que abultas! Te esperábamos”.
Y es que la evolución del pequeño león es una evidencia. Habrá que esperar a confirmar si el balompié, siempre tan caprichoso e impredecible, nos devuelve al mismo Muniain que nos robó hace seis meses, pero si lo hace podremos volver a disfrutar de un futbolista que ya no solo es ese correcaminos eléctrico, escurridizo e inalcanzable para los defensas veteranos, ese ‘19’ rebelde y socarrón que se sentía cómodo en el papel de Bart Simpson y que, cual Peter Pan, amenazaba con no acabar de crecer nunca, con convertirse en una eterna promesa. Ahora, después de dar un firme paso adelante, Iker es un ’10’ talentoso y elegante, el jefe de operaciones que, tras demasiados meses fuera de combate, regresa para volver a ser la brújula de un equipo que ha vagado por los campos de España y de Europa sin rumbo, con el rostro apenado por no poder contar con esa sonrisa valiente e inmarcesible que le hacía diferente.
Con el mismo hambre de fútbol que a los 13 años le hizo dejar atrás el barrio de la Txantrea e irse a vivir a Bilbao para cumplir el sueño de defender la elástica rojiblanca que tanto ha querido siempre, el futbolista más joven en debutar y en marcar un gol con el Athletic Club en Primera División, el mismo que lleva su último título tatuado en su piel, regresa para volver a ser la picaresca y el corazón de una manada que esta temporada se ha mostrado demasiado previsible e insulsa, demasiada fría sin él. Muniain regresa para ser el alfiler que cosa un equipo descosido; vuelve para intentar encandilar a una hinchada hastiada y desilusionada por el fútbol que han ofrecido los suyos en un curso verdaderamente decepcionante.
Porque Iker Muniain ha crecido; las desgracias en forma de lesiones le han obligado a ello. Ayer escuchaba Pereza; pero hoy siente con Leiva. No se engañen, como todos los que nacimos en los 90, seguro que continúa quedándose afónico cuando los altavoces de cualquier fiesta mayor de pueblo escupen Princesas a todo volumen; pero la diferencia es que ahora sabe que la verdad se encuentra en las letras de Leiva. Ahora ya no flipa cuando ve su cara en el As, ya no piensa siempre en que algo malo viene detrás. Consciente de que, Aunque sea un rato, el temporal siempre afloja, Iker Muniain afronta el futuro con la ambición de continuar sumando goles y encuentros como futbolista del Athletic Club, con el convencimiento de querer continuar evolucionando y con la tranquilidad de saber que, tal y como le aseguró su padre cuando se lastimó la rodilla por primera vez, todos los días hay un motivo para sonreír.
Las vivencias de un athletizcale en Angola
Artículo publicado por Gaueko Mateo en bizkaia.eldesmarque.com el 16/04/2018
Los angoleños son feligreses del fútbol. Y los bilbaínos profesan el Athletic Club. Los domingos en Luanda son para ir a la iglesia a rezar en familia, y a la tarde para ver fútbol. Los athleticzales vamos a San Mamés, nuestro templo, nuestra iglesia, nuestra Catedral.
Los días de partido, en cualquier puesto en la calle, en cualquier bar, en los musseques, o en los lugares en que el hombre occidental pasa su tiempo libre, emiten los enfrentamientos. Recorres la calle y ves camisetas de fútbol de la liga angoleña, portuguesa, inglesa... y española. Camisetas de Messi, de Dybala, de Cristiano Ronaldo. Viven más las ligas de fuera que la suya propia.
Difícilmente reconocen a la primera los colores que visto, <<¿Eres Español? ¿Eres del Barcelona o del Madrid? ¿Messi o Ronaldo?>>... me suelen preguntar los angoleños. La mayoría de mis amigos españoles que siguen el fútbol, son forofos del Madrid. Todos responden que son hinchas del Real Madrid. Los angoleños sonríen; las altas instituciones angoleñas son seguidores del equipo de la capital española. También es sinónimo de glamour, de riqueza y exuberancia. Y es lo que más anhelan los angoleños: la imagen de éxito, de triunfo, de opulencia, de fama y de adoración. Es sinónimo de poder. Y para la sociedades desiguales, exhibir riqueza es poder. Es superación personal.
Recuerdo una entrevista con el Ministro de Transportes Marítimos Angoleño, Victor de Alexandra Carvalho. Sonrió cuando mi compañero burgalés dijo que era seguidor del Real Madrid, lo mismo que el analista de mercado que nos acompañaba. El Ministro vivió en Madrid, y tiene a su hijo mayor estudiando en una universidad privada en Madrid. <<¿Tú también eres del Madrid?>> me preguntó, al ver que yo no contestaba. <> <<¿Del Atlético de Madrid? ¿Simeone?>> <>.
Aquel nombre no le estimulaba, no le decía nada. Lo conocía, pero era un equipo más. Una mediocridad. Nos habló del partido contra el Paris Saint Germain. La entrevista fue días antes del partido de ida, y temía la derrota del Madrid, pero confiaba en Ronaldo y los jugadores del equipo de la capital. También me pasó lo mismo en la escuela de idiomas. Un angoleño, que vivió casi toda su vida entre el Congo y Bélgica, reconoció mi camiseta. <<¿Es del Sevilla?>> me dijo. Por lo menos alguien que conocía un equipo más allá de los tres grandes. A Alex se le hubiese iluminado la cara.
Alex es un expatriado sevillista de Triana. Orgullo de ser andaluz, que últimamente muestra su descontento con la directiva sevillista. <>. Ni la victoria sobre el Manchester United en Champions le hizo cambiar su opinión. Pero apoya al Athletic. Le gusta el equipo. Es curioso cómo se le reconoce el mérito al equipo bilbaíno. Incluso en Europa; cualquier persona que le guste el fútbol conoce al Athletic y su gesta. Son capaces de decir, por lo menos, tres jugadores del equipo; Aduriz siempre se cuela en sus nombres. Se sorprenden por su filosofía, y la aplauden, sobre todo en los países más nacionalistas.
En Angola apenas lo conocen. Cada vez que alguien me pregunta por el equipo, demuestro ese orgullo bilbaíno. Saco el athleticzale que habita en mí. Sobre su importancia en épocas pasadas y su filosofía. En la gesta de desafiar a los grandes con jugadores de la región. De una región con un quinto de la población de Luanda. De la lección que es sentir los colores, de la afición conectada con el equipo. Con SU equipo. Del romanticismo del fútbol, de la belleza del pasado, cuando no había millones, ni tanta fama.
Y me miran raro. No entienden por qué no estoy con un equipo ganador. <> les digo.
Intento hablarles de Iñaki Williams. <>
Por las calles, los jóvenes juegan a fútbol. Los domingos por la mañana, los niños invaden las calles y cortan las carreteras para jugar. Sacan porterías bajas y oxidadas, con la red rota. Y ríen, y sueñan con los grandes jugadores. Visten sus equipaciones. Muchas veces desgastadas. Para ellos, es un trofeo, un bien que hay que guardar pues sus padres se han hipotecado varios meses para regalarselas.
Las terrazas de los chiringuitos de barrios marginales, de casas estrechas de adobe y hojalata, se abarrotan. El bar que tiene televisión de plasma, aunque sea una barra con cervezas y sin congelador, es lugar para reunirse y disfrutar del partido del Real Madrid o del Barcelona, o de la Liga portuguesa. Estos bares son remolques o contenedores. No tiran cerveza, sino que enfrían las latas en bidones repletos de hielos.
Camino por la calle, viajo y hago mi vida como uno más con mi camiseta; solamente me diferencio de ellos por dos motivos: por el color de piel y por la camiseta de mi Athletic.
Un Athletic que lo dan en abierto; el paquete de televisión ofrece un canal que emite solamente partidos de la liga española. Algunos incluso repetidos. Un martes por la tarde, haciendo el deporte moderno del zapping, encontré la remontada del Athletic al Osasuna del 2004. Ese partido con un 0-3 en contra en San Mamés en el minuto 60 y que terminó el Athletic ganando 4-3, con gol del gran Julen Guerrero en el descuento. Fútbol en mayúscula. Fútbol que no ofrece este año el Athletic. Pero aún así, todos los fines de semana me conecto a la televisión, con alguna de mis camisetas.
El fútbol es parte de su cultura de ocio, pero apenas hay espacio para el Athletic. Porque, aunque no queramos reconocerlo, el Athletic no es un grande; y en África importa la opulencia y el éxito inmediato. No empatizan con él.
<<¿Sabes?>>, me dice el chófer de nuestra oficina: <>.
Y es que todo Athleticzale es un misionero. Es un religioso propagando el culto deportivo más bello del mundo. El Athleticzalismo.
Los angoleños son feligreses del fútbol. Y los bilbaínos profesan el Athletic Club. Los domingos en Luanda son para ir a la iglesia a rezar en familia, y a la tarde para ver fútbol. Los athleticzales vamos a San Mamés, nuestro templo, nuestra iglesia, nuestra Catedral.
Los días de partido, en cualquier puesto en la calle, en cualquier bar, en los musseques, o en los lugares en que el hombre occidental pasa su tiempo libre, emiten los enfrentamientos. Recorres la calle y ves camisetas de fútbol de la liga angoleña, portuguesa, inglesa... y española. Camisetas de Messi, de Dybala, de Cristiano Ronaldo. Viven más las ligas de fuera que la suya propia.
Difícilmente reconocen a la primera los colores que visto, <<¿Eres Español? ¿Eres del Barcelona o del Madrid? ¿Messi o Ronaldo?>>... me suelen preguntar los angoleños. La mayoría de mis amigos españoles que siguen el fútbol, son forofos del Madrid. Todos responden que son hinchas del Real Madrid. Los angoleños sonríen; las altas instituciones angoleñas son seguidores del equipo de la capital española. También es sinónimo de glamour, de riqueza y exuberancia. Y es lo que más anhelan los angoleños: la imagen de éxito, de triunfo, de opulencia, de fama y de adoración. Es sinónimo de poder. Y para la sociedades desiguales, exhibir riqueza es poder. Es superación personal.
Recuerdo una entrevista con el Ministro de Transportes Marítimos Angoleño, Victor de Alexandra Carvalho. Sonrió cuando mi compañero burgalés dijo que era seguidor del Real Madrid, lo mismo que el analista de mercado que nos acompañaba. El Ministro vivió en Madrid, y tiene a su hijo mayor estudiando en una universidad privada en Madrid. <<¿Tú también eres del Madrid?>> me preguntó, al ver que yo no contestaba. <
Aquel nombre no le estimulaba, no le decía nada. Lo conocía, pero era un equipo más. Una mediocridad. Nos habló del partido contra el Paris Saint Germain. La entrevista fue días antes del partido de ida, y temía la derrota del Madrid, pero confiaba en Ronaldo y los jugadores del equipo de la capital. También me pasó lo mismo en la escuela de idiomas. Un angoleño, que vivió casi toda su vida entre el Congo y Bélgica, reconoció mi camiseta. <<¿Es del Sevilla?>> me dijo. Por lo menos alguien que conocía un equipo más allá de los tres grandes. A Alex se le hubiese iluminado la cara.
Alex es un expatriado sevillista de Triana. Orgullo de ser andaluz, que últimamente muestra su descontento con la directiva sevillista. <
En Angola apenas lo conocen. Cada vez que alguien me pregunta por el equipo, demuestro ese orgullo bilbaíno. Saco el athleticzale que habita en mí. Sobre su importancia en épocas pasadas y su filosofía. En la gesta de desafiar a los grandes con jugadores de la región. De una región con un quinto de la población de Luanda. De la lección que es sentir los colores, de la afición conectada con el equipo. Con SU equipo. Del romanticismo del fútbol, de la belleza del pasado, cuando no había millones, ni tanta fama.
Y me miran raro. No entienden por qué no estoy con un equipo ganador. <
Intento hablarles de Iñaki Williams. <
Por las calles, los jóvenes juegan a fútbol. Los domingos por la mañana, los niños invaden las calles y cortan las carreteras para jugar. Sacan porterías bajas y oxidadas, con la red rota. Y ríen, y sueñan con los grandes jugadores. Visten sus equipaciones. Muchas veces desgastadas. Para ellos, es un trofeo, un bien que hay que guardar pues sus padres se han hipotecado varios meses para regalarselas.
Las terrazas de los chiringuitos de barrios marginales, de casas estrechas de adobe y hojalata, se abarrotan. El bar que tiene televisión de plasma, aunque sea una barra con cervezas y sin congelador, es lugar para reunirse y disfrutar del partido del Real Madrid o del Barcelona, o de la Liga portuguesa. Estos bares son remolques o contenedores. No tiran cerveza, sino que enfrían las latas en bidones repletos de hielos.
Camino por la calle, viajo y hago mi vida como uno más con mi camiseta; solamente me diferencio de ellos por dos motivos: por el color de piel y por la camiseta de mi Athletic.
Un Athletic que lo dan en abierto; el paquete de televisión ofrece un canal que emite solamente partidos de la liga española. Algunos incluso repetidos. Un martes por la tarde, haciendo el deporte moderno del zapping, encontré la remontada del Athletic al Osasuna del 2004. Ese partido con un 0-3 en contra en San Mamés en el minuto 60 y que terminó el Athletic ganando 4-3, con gol del gran Julen Guerrero en el descuento. Fútbol en mayúscula. Fútbol que no ofrece este año el Athletic. Pero aún así, todos los fines de semana me conecto a la televisión, con alguna de mis camisetas.
El fútbol es parte de su cultura de ocio, pero apenas hay espacio para el Athletic. Porque, aunque no queramos reconocerlo, el Athletic no es un grande; y en África importa la opulencia y el éxito inmediato. No empatizan con él.
<<¿Sabes?>>, me dice el chófer de nuestra oficina: <
Y es que todo Athleticzale es un misionero. Es un religioso propagando el culto deportivo más bello del mundo. El Athleticzalismo.
domingo, 15 de abril de 2018
Rafa Escudero: Un héroe para todos los tiempos
Reportaje publicado en el número 57 de la revista Athletic Club (Marzo 2018)
Con el paso de los años, la historia de Rafa Escudero cada vez resultará más difícil de contar y aun de comprender, y, sin embargo, es de esas historias rojiblancas que en ningún caso deberían caer en el olvido.
Rafael Escudero nació en Bilbao en 1919 y únicamente jugó un año en el Athletic Club, la temporada 1943/44, en la que disputó 13 partidos de Liga 10 de Copa, marcando 8 y 6 goles respectivamente, una media de 0’61 goles por partido que en aquel entonces resultó decisiva. Pero lo verdaderamente fabuloso de aquel delantero no podría, de ninguna de las maneras, reducirse a porcentajes o números. Rafa Escudero fue el último futbolista amateur del que se tiene constancia en el Athletic. Contribuyó de manera crucial a la salvación de la categoría en uno de los momentos más delicados de la historia del Club. Corría el mes de noviembre de 1943 y, tras siete jornadas ligueras, el Athletic compartía el farolillo rojo de una tabla clasificatoria de 14 equipos con tan solo 4 puntos en su casillero. Pero lo peor era el mal momento que atravesaban sus principales artilleros, Zarra y Gainza, lastrados por las lesiones. En esa tesitura, la directiva del Club se acordó de un joven jugador aficionado, a veces interior, a veces media punta o ariete, que llevaba más de cien partidos con el Indautxu y que destacaba sobremanera por sus dotes goleadoras: Rafa Escudero.
Desde la perspectiva de hoy en día resulta inaudito que el delantero, en primera instancia, declinara el ofrecimiento que el presidente Roberto de Arteche le hizo para unirse a la plantilla del Athletic. A fin de cuentas, Escudero era socio del Club y fiel seguidor de los leones, y también su tío Germán, apodado ‘Maneras’, había vestido la zamarra rojiblanca. Sin embargo, Rafa Escudero era un convencido futbolista amateur, un defensor a conciencia del espíritu deportivo del juego que recelaba del profesionalismo y desconfiaba del dinero, cuya injerencia consideraba que solo podía enturbiar la nobleza del deporte. Tan convencido se hallaba de sus creencias que él mismo había refundado el Indautxu junto a un grupo de amigos para poder disfrutar del fútbol de la manera que a él más feliz le hacía, junto a su hermano y sus amigos y compitiendo en buena lid. Una felicidad que para él no tenía precio y a la que no quería renunciar ni siquiera para enrolarse en el equipo del que era socio.
Precisamente, solo cuando el presidente Roberto de Arteche se olvidó de los emolumentos de su ficha y apeló al sentimiento rojiblanco del jugador y al de sus propios amigos del Indautxu, incluido el de su presidente Jaime Olaso, Rafa Escudero cambió de parecer y aceptó el reto, pero con una condición innegociable: defendería la camiseta rojiblanca únicamente por su amor al Athletic, sin recibir dinero alguno a cambio, y solo hasta final de temporada, cuando de nuevo regresaría al Indautxu junto a sus amigos.
La aportación de Escudero no pudo ser más oportuna. En su primer partido de rojiblanco, en la jornada 8 y después de 3 derrotas consecutivas, la última frente al Espanyol por 4-0, el Athletic se impuso al Celta por 5-1 y Escudero anotó dos goles. Los leones también ganaron los 6 siguientes encuentros, es decir, 7 de manera consecutiva, incluyendo un triunfo ante el Real Madrid en Chamartín por 1-3 con otro gol de Escudero.
Una vez enderezado el rumbo en Liga, el Athletic se centró en la Copa, donde en ningún caso figuraba entre los favoritos. Tras superar al Barakaldo, al Arenas y al Granada en las rondas previas, en semifinales tocó un hueso: el Atlético de Madrid, a la sazón, Club Atlético de Aviación. Los madrileños vencieron 3-1 en el Metropolitano y perdieron 2-0 en San Mamés, y como en aquel entonces no valían doble los goles a domicilio, hubo de celebrarse un partido de desempate en Barcelona en el que los leones ganaron por 3-2, con un gol anotado en el minuto 90 por Rafa Escudero.
La final contra el Valencia también se disputó en la ciudad condal, en el estadio de Montjuïc, y los leones vencieron por 2-0 con goles de Zarra y, nuevamente, Escudero. Suponía el decimosexto título de campeón de Copa del Athletic Club. El primero y último de Rafa Escudero como jugador del primer equipo porque, tal y como había prometido, al término de la temporada desestimó la renovación en el equipo de sus amores y regresó al club de sus amigos y familiares, el Indautxu de Tercera. En su despedida, el Athletic, en señal de reconocimiento y gratitud, regaló a Escudero un reloj; el único objeto material que el último futbolista amateur habría aceptado.
Escudero regresó al césped de San Mamés en una última ocasión un año después, con el Indautxu y en la final del Campeonato de España de Aficionados contra el Barcelona. Lo que sucedió aquella tarde del 29 de junio de 1945 supuso una de las páginas más borrosas escritas por la afición bilbaína. Según cuentan las crónicas, cuando Escudero recogió el trofeo de campeones recibió los abucheos de una parte considerable de los congregados. ¿Por qué? Al parecer, no aceptaron que cambiara al Athletic por un club de aficionados, aunque se debiera a motivos personales tan legítimos como honrosos.
“En los vestuarios Rafa permanecía sentado tapando su rostro con sus manos, mientras lloraba desconsoladamente”, escribió Jaime Olaso sobre aquel momento.
La historia de Rafa Escudero se cierra de la manera más triste posible, ocho años después, en 1953, al fallecer el delantero en un accidente aéreo ocurrido tras estrellarse un Bristol de Aviaco en Somosierra, a la edad de 34 años.
Cuando murió, Rafa Escudero era directivo del Athletic Club.
Con el paso de los años, la historia de Rafa Escudero cada vez resultará más difícil de contar y aun de comprender, y, sin embargo, es de esas historias rojiblancas que en ningún caso deberían caer en el olvido.
Rafael Escudero nació en Bilbao en 1919 y únicamente jugó un año en el Athletic Club, la temporada 1943/44, en la que disputó 13 partidos de Liga 10 de Copa, marcando 8 y 6 goles respectivamente, una media de 0’61 goles por partido que en aquel entonces resultó decisiva. Pero lo verdaderamente fabuloso de aquel delantero no podría, de ninguna de las maneras, reducirse a porcentajes o números. Rafa Escudero fue el último futbolista amateur del que se tiene constancia en el Athletic. Contribuyó de manera crucial a la salvación de la categoría en uno de los momentos más delicados de la historia del Club. Corría el mes de noviembre de 1943 y, tras siete jornadas ligueras, el Athletic compartía el farolillo rojo de una tabla clasificatoria de 14 equipos con tan solo 4 puntos en su casillero. Pero lo peor era el mal momento que atravesaban sus principales artilleros, Zarra y Gainza, lastrados por las lesiones. En esa tesitura, la directiva del Club se acordó de un joven jugador aficionado, a veces interior, a veces media punta o ariete, que llevaba más de cien partidos con el Indautxu y que destacaba sobremanera por sus dotes goleadoras: Rafa Escudero.
Desde la perspectiva de hoy en día resulta inaudito que el delantero, en primera instancia, declinara el ofrecimiento que el presidente Roberto de Arteche le hizo para unirse a la plantilla del Athletic. A fin de cuentas, Escudero era socio del Club y fiel seguidor de los leones, y también su tío Germán, apodado ‘Maneras’, había vestido la zamarra rojiblanca. Sin embargo, Rafa Escudero era un convencido futbolista amateur, un defensor a conciencia del espíritu deportivo del juego que recelaba del profesionalismo y desconfiaba del dinero, cuya injerencia consideraba que solo podía enturbiar la nobleza del deporte. Tan convencido se hallaba de sus creencias que él mismo había refundado el Indautxu junto a un grupo de amigos para poder disfrutar del fútbol de la manera que a él más feliz le hacía, junto a su hermano y sus amigos y compitiendo en buena lid. Una felicidad que para él no tenía precio y a la que no quería renunciar ni siquiera para enrolarse en el equipo del que era socio.
Precisamente, solo cuando el presidente Roberto de Arteche se olvidó de los emolumentos de su ficha y apeló al sentimiento rojiblanco del jugador y al de sus propios amigos del Indautxu, incluido el de su presidente Jaime Olaso, Rafa Escudero cambió de parecer y aceptó el reto, pero con una condición innegociable: defendería la camiseta rojiblanca únicamente por su amor al Athletic, sin recibir dinero alguno a cambio, y solo hasta final de temporada, cuando de nuevo regresaría al Indautxu junto a sus amigos.
La aportación de Escudero no pudo ser más oportuna. En su primer partido de rojiblanco, en la jornada 8 y después de 3 derrotas consecutivas, la última frente al Espanyol por 4-0, el Athletic se impuso al Celta por 5-1 y Escudero anotó dos goles. Los leones también ganaron los 6 siguientes encuentros, es decir, 7 de manera consecutiva, incluyendo un triunfo ante el Real Madrid en Chamartín por 1-3 con otro gol de Escudero.
Una vez enderezado el rumbo en Liga, el Athletic se centró en la Copa, donde en ningún caso figuraba entre los favoritos. Tras superar al Barakaldo, al Arenas y al Granada en las rondas previas, en semifinales tocó un hueso: el Atlético de Madrid, a la sazón, Club Atlético de Aviación. Los madrileños vencieron 3-1 en el Metropolitano y perdieron 2-0 en San Mamés, y como en aquel entonces no valían doble los goles a domicilio, hubo de celebrarse un partido de desempate en Barcelona en el que los leones ganaron por 3-2, con un gol anotado en el minuto 90 por Rafa Escudero.
La final contra el Valencia también se disputó en la ciudad condal, en el estadio de Montjuïc, y los leones vencieron por 2-0 con goles de Zarra y, nuevamente, Escudero. Suponía el decimosexto título de campeón de Copa del Athletic Club. El primero y último de Rafa Escudero como jugador del primer equipo porque, tal y como había prometido, al término de la temporada desestimó la renovación en el equipo de sus amores y regresó al club de sus amigos y familiares, el Indautxu de Tercera. En su despedida, el Athletic, en señal de reconocimiento y gratitud, regaló a Escudero un reloj; el único objeto material que el último futbolista amateur habría aceptado.
Escudero regresó al césped de San Mamés en una última ocasión un año después, con el Indautxu y en la final del Campeonato de España de Aficionados contra el Barcelona. Lo que sucedió aquella tarde del 29 de junio de 1945 supuso una de las páginas más borrosas escritas por la afición bilbaína. Según cuentan las crónicas, cuando Escudero recogió el trofeo de campeones recibió los abucheos de una parte considerable de los congregados. ¿Por qué? Al parecer, no aceptaron que cambiara al Athletic por un club de aficionados, aunque se debiera a motivos personales tan legítimos como honrosos.
“En los vestuarios Rafa permanecía sentado tapando su rostro con sus manos, mientras lloraba desconsoladamente”, escribió Jaime Olaso sobre aquel momento.
La historia de Rafa Escudero se cierra de la manera más triste posible, ocho años después, en 1953, al fallecer el delantero en un accidente aéreo ocurrido tras estrellarse un Bristol de Aviaco en Somosierra, a la edad de 34 años.
Cuando murió, Rafa Escudero era directivo del Athletic Club.
sábado, 14 de abril de 2018
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Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 14/04/2018
Posiblemente, el pasado lunes frente al Villarreal el Athletic jugó su mejor partido de la temporada. Si fue fruto de la casualidad o la causalidad será algo que iremos viendo en las próximas jornadas. Con gran ritmo de juego, una presión alta mucho mejor estructurada y organizada y siendo valientes -dando pasos hacia adelante incluso con el marcador a favor- podemos decir que el Athletic se empezó a reconocer y a gustarse a sí mismo.
Este nivel de intensidad necesita frescura en varios jugadores, en especial en las línias más adelantadas, que son las que marcan la altura y el momento de la presión. Luego, además de esta presión alta, es necesaria una importante condición física porque al hacho del robo hay que añadirle la posterior acción ofensiva. Es evidente que para poder realizar todas estas características necesitas jugadores que las puedan aportar al desarrollo del juego.
Al Athletic nunca le han asustado los cambios generacionales. Otra cosa es que la asimilación de conceptos, adaptarse a la categoría e ir asumiendo cada vez más responsabilidades les lleva más tiempo a unos que a otros. En Villarreal todos estuvieron muy bien. El equipo en general rayó a una gran altura, pero el paso hacia adelante que dieron Iñigo Córdoba y Williams con su desparpajo, movilidad, velocidad, asumiendo retos y metiendo una gran intensidad en sus acciones, tanto en la presión defensiva como en sus acciones en ataque, es fundamental para que el Athletic pueda seguir creciendo a través de esta forma de jugar.
Al Athletic le ha costado mucho poder realizar todo esto a lo largo de esta temporada. Quizá porque no haya encontrado los jugadores adecuados, quizá porque no ha sido valiente a la hora de hacer un pequeño cambio generacional. Puede que tampoco estos jugadores estuviesen preparados para asumir ese rol, o que el equipo no se ha encontrado en condiciones de poder hacerlo. Quién sabe. Múltiples explicaciones, ninguna respuesta.
Lo que está claro es que el lunes en Villarreal el Athletic se encontró, se divirtió y se gustó a si mismo. La tierra de nadie en la que se encontraba hizo virar la nave rojiblanca. Jugar en Primera implica convivir con la clasificación. Ahora que ésta parece no ser una carga, da la sensación que sale lo mejor de cada uno y del equipo. Esperemos que no sea de manera aislada.
Lo del lunes fue un paso hacia adelante, y no solo en lo que al resultado se refiere. Sirvió para ver la mejor versión de algunos jugadores, pero sobre todo la del equipo. Esperemos que para esta nueva camada de futbolistas jugar en el Athletic, además de ser un privilegio, suponga un reto. Un reto hecho de protagonismo responsabilidad y liderazgo. Este club necesita la frescura e innovación de la juventud y el reposo y tradición de los más veteranos para seguir agrandando una historia que empezó hace ha 120 años. Hoy frente al Dépor hay que seguir gustándose y dando paso hacia adelante.
Posiblemente, el pasado lunes frente al Villarreal el Athletic jugó su mejor partido de la temporada. Si fue fruto de la casualidad o la causalidad será algo que iremos viendo en las próximas jornadas. Con gran ritmo de juego, una presión alta mucho mejor estructurada y organizada y siendo valientes -dando pasos hacia adelante incluso con el marcador a favor- podemos decir que el Athletic se empezó a reconocer y a gustarse a sí mismo.
Este nivel de intensidad necesita frescura en varios jugadores, en especial en las línias más adelantadas, que son las que marcan la altura y el momento de la presión. Luego, además de esta presión alta, es necesaria una importante condición física porque al hacho del robo hay que añadirle la posterior acción ofensiva. Es evidente que para poder realizar todas estas características necesitas jugadores que las puedan aportar al desarrollo del juego.
Al Athletic nunca le han asustado los cambios generacionales. Otra cosa es que la asimilación de conceptos, adaptarse a la categoría e ir asumiendo cada vez más responsabilidades les lleva más tiempo a unos que a otros. En Villarreal todos estuvieron muy bien. El equipo en general rayó a una gran altura, pero el paso hacia adelante que dieron Iñigo Córdoba y Williams con su desparpajo, movilidad, velocidad, asumiendo retos y metiendo una gran intensidad en sus acciones, tanto en la presión defensiva como en sus acciones en ataque, es fundamental para que el Athletic pueda seguir creciendo a través de esta forma de jugar.
Al Athletic le ha costado mucho poder realizar todo esto a lo largo de esta temporada. Quizá porque no haya encontrado los jugadores adecuados, quizá porque no ha sido valiente a la hora de hacer un pequeño cambio generacional. Puede que tampoco estos jugadores estuviesen preparados para asumir ese rol, o que el equipo no se ha encontrado en condiciones de poder hacerlo. Quién sabe. Múltiples explicaciones, ninguna respuesta.
Lo que está claro es que el lunes en Villarreal el Athletic se encontró, se divirtió y se gustó a si mismo. La tierra de nadie en la que se encontraba hizo virar la nave rojiblanca. Jugar en Primera implica convivir con la clasificación. Ahora que ésta parece no ser una carga, da la sensación que sale lo mejor de cada uno y del equipo. Esperemos que no sea de manera aislada.
Lo del lunes fue un paso hacia adelante, y no solo en lo que al resultado se refiere. Sirvió para ver la mejor versión de algunos jugadores, pero sobre todo la del equipo. Esperemos que para esta nueva camada de futbolistas jugar en el Athletic, además de ser un privilegio, suponga un reto. Un reto hecho de protagonismo responsabilidad y liderazgo. Este club necesita la frescura e innovación de la juventud y el reposo y tradición de los más veteranos para seguir agrandando una historia que empezó hace ha 120 años. Hoy frente al Dépor hay que seguir gustándose y dando paso hacia adelante.
Tercera fase de la Liga Genuine
Articúlo publicado por Aimara G. Gil en el diario As el 13/04/2018
LaLiga Genuine vuelva a escena en Mallorca. Poco menos de un mes después de la segunda fase que se disputó en Tarragona, el torneo del colectivo DI (personas con discapacidad intelectual) disputa su tercera fase, la penúltima antes de saber el campeón de esta tercera edición.
El sábado arranca la competición en la Ciutat Esportiva Antonio Asensio de Mallorca a partir de las 11:00 horas. Antes, desde las 9:30 horas tendrá lugar en el mismo campo la presentación con Javier Tebas, presidente de LaLiga, y Maheta Morlango, consejero delegado del Mallorca, anfitrión de la fase como jefes de ceremonia. Los jugadores de los 18 equipos participantes serán presentados, tras lo que empezará el torneo. Durante todo el fin de semana se disputarán un total de 27 encuentros, 18 el sábado y nueve el domingo por la mañana.
El Espanyol llega a esta fase como líder invicto con dos puntos de ventaja sobre el Villarreal y tres sobre el Atlético y el Celta. Además, está la clasificación de fair play con el Athletic encabezando la tabla seguido de Nàstic y Córdoba. Dos días de competición pero, sobre todo, de diversión e integración para este colectivo
LaLiga Genuine vuelva a escena en Mallorca. Poco menos de un mes después de la segunda fase que se disputó en Tarragona, el torneo del colectivo DI (personas con discapacidad intelectual) disputa su tercera fase, la penúltima antes de saber el campeón de esta tercera edición.
El sábado arranca la competición en la Ciutat Esportiva Antonio Asensio de Mallorca a partir de las 11:00 horas. Antes, desde las 9:30 horas tendrá lugar en el mismo campo la presentación con Javier Tebas, presidente de LaLiga, y Maheta Morlango, consejero delegado del Mallorca, anfitrión de la fase como jefes de ceremonia. Los jugadores de los 18 equipos participantes serán presentados, tras lo que empezará el torneo. Durante todo el fin de semana se disputarán un total de 27 encuentros, 18 el sábado y nueve el domingo por la mañana.
El Espanyol llega a esta fase como líder invicto con dos puntos de ventaja sobre el Villarreal y tres sobre el Atlético y el Celta. Además, está la clasificación de fair play con el Athletic encabezando la tabla seguido de Nàstic y Córdoba. Dos días de competición pero, sobre todo, de diversión e integración para este colectivo
martes, 10 de abril de 2018
Jon Rahm luce los colores del Athletic
Artículo publicado en el diario Deia el 10/04/2018
El vizcaino Jon Rahm, cuarto clasificado en el pasado Masters de Augusta, ha exhibido este martes su pasión futbolera por el Athletic en la antesala del Abierto de España de golf, un torneo perteneciente al circuito europeo que entre el 12 y 15 de abril se disputará en Madrid.
En una acción promovida por LaLiga, una amplia representación de jugadores que competirán en el certamen que se celebrará en el Centro Nacional de Golf han vestido las camisetas de sus respectivos equipos de fútbol.
Así, Jon Rahm ha posado con la elástica del Athletic;Jorge Campillo se ha puesto la del Real Madrid ante la presencia del exjugador del club blanco Álvaro Arbeloa;Álvaro Quirós ha pedido imprimir su apellido en la del Atlético de Madrid y Pablo Larrazábal, entre otros, en la del Barcelona.
Adrián Otaegui, aficionado de la Real Sociedad;José Luis González-Courtney, del Tenerife;Víctor Pastor, del Córdoba;Alejandro Cañizares, del Málaga;Eduardo de la Riva, del Español;Scott Fernández, del Granada;Santiago Tarrío, del Celta de Vigo;y Alfredo García Heredia, del Sporting de Gijón, también han participado en la multitudinaria sesión fotográfica que ha tenido como protagonistas a algunos de los principales golfistas del momento.
Las camisetas del Real Madrid han sido mayoría, con Jorge Campillo, Nacho Elvira, Pedro Oriol y Javier Colomo y los golfistas amateurs Alejandro del Rey y Ángel Hidalgo como reconocidos aficionados del conjunto blanco, que este miércoles se jugará el pase a las semifinales de la Liga de Campeones ante el Juventus italiano.
Del buen momento del Barcelona -líder de LaLiga Santander, finalista de la Copa y asimismo candidato a progresar hasta las semifinales del torneo continental en detrimento del Roma-, presumieron Pablo Larrazábal, Javier Sainz, Adriá Arnaus y Carlos Pigem. Álvaro Quirós, Gonzalo Fernández-Castaño y Sebastián García Rodríguez, por su parte, son colchoneros.
El vizcaino Jon Rahm, cuarto clasificado en el pasado Masters de Augusta, ha exhibido este martes su pasión futbolera por el Athletic en la antesala del Abierto de España de golf, un torneo perteneciente al circuito europeo que entre el 12 y 15 de abril se disputará en Madrid.
En una acción promovida por LaLiga, una amplia representación de jugadores que competirán en el certamen que se celebrará en el Centro Nacional de Golf han vestido las camisetas de sus respectivos equipos de fútbol.
Así, Jon Rahm ha posado con la elástica del Athletic;Jorge Campillo se ha puesto la del Real Madrid ante la presencia del exjugador del club blanco Álvaro Arbeloa;Álvaro Quirós ha pedido imprimir su apellido en la del Atlético de Madrid y Pablo Larrazábal, entre otros, en la del Barcelona.
Adrián Otaegui, aficionado de la Real Sociedad;José Luis González-Courtney, del Tenerife;Víctor Pastor, del Córdoba;Alejandro Cañizares, del Málaga;Eduardo de la Riva, del Español;Scott Fernández, del Granada;Santiago Tarrío, del Celta de Vigo;y Alfredo García Heredia, del Sporting de Gijón, también han participado en la multitudinaria sesión fotográfica que ha tenido como protagonistas a algunos de los principales golfistas del momento.
Las camisetas del Real Madrid han sido mayoría, con Jorge Campillo, Nacho Elvira, Pedro Oriol y Javier Colomo y los golfistas amateurs Alejandro del Rey y Ángel Hidalgo como reconocidos aficionados del conjunto blanco, que este miércoles se jugará el pase a las semifinales de la Liga de Campeones ante el Juventus italiano.
Del buen momento del Barcelona -líder de LaLiga Santander, finalista de la Copa y asimismo candidato a progresar hasta las semifinales del torneo continental en detrimento del Roma-, presumieron Pablo Larrazábal, Javier Sainz, Adriá Arnaus y Carlos Pigem. Álvaro Quirós, Gonzalo Fernández-Castaño y Sebastián García Rodríguez, por su parte, son colchoneros.
lunes, 9 de abril de 2018
Cogiendo posiciones
Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 09/04/2018
El Athletic afronta la trigésimo primera jornada libre del temor al descenso y con el deseo de llegar a Europa apenas visible y alcanzable. Deportivamente parece no jugarse ya nada y ese riesgo, más evidente en aquellos grupos que ven el resultado final como único combustible a su motor, deambula en el inconsciente colectivo de una afición alejada emocionadamente de un equipo al que le ha sido imposible definirse a lo largo de la temporada.
Bien harían los jugadores en centrarse en el presente si quieren -si eso es posible- asegurarse un futuro en el Athletic. Son varios integrantes de la primera plantilla quienes deberían de ir cogiendo posiciones de cara al curso que viene.
Mucho se ha hablado de la situación de Ziganda en los últimos tiempos. Lo cierto es que, acertada o equivocada la apuesta por el mister navarro, se hizo a sabiendas de su labor con el filial rojiblanco, o al menos de los resultados obtenidos. Seis temporadas que incluyeron disparidad de resultados, pero con algunas de las mejores camadas de Lezama. Varios play-off, alguna clasificación más discreta, un ascenso a Segunda División y un posterior descenso. Del trabajo realizado, poco o nada sabremos, más allá de la foto final. Información reservada, a veces por confidencial, a veces por inexistente.
Llegados a este punto, muchos acusan a Ziganda de ser el culpable de la situación. Responsable, si. Eso va en el sueldo y en los resultados obtenidos y él, mejor que nadie, lo sabe. Lo de culpable dejémoslo para otros escenarios u otras épocas. No podemos obviar que ha habido a lo largo de esta temporada lesiones muy significativas, cuyo origen podemos establecerlo en la fatalidad, casualidad o causalidad, según la óptica del observador. Pero también es cierto que muchos jugadores han rendido por debajo de su nivel y de lo que se esperaba de ellos. De nuevo será la óptica del observador quien pondrá el foco de ese bajo rendimiento en uno u otro lugar. Me temo que la descripción de cualquier elemento habla más de quien lo describe que del elemento descrito.
Veremos pues qué lectura hace de todo esto el club. O más bien quienes lo dirigen, que son a fin de cuentas quienes tomarán las decisiones oportunas, y en quienes recaerán las consecuencias directas de las mismas. Los que decidieron poner a Ziganda son los mismos, con algún año más, que ficharon a Bielsa o a Valverde en su momento. En los próximos meses veremos si siguen dando continuidad al proyecto Ziganda o lo dan por agotado.
Independientemente de si sigue o no, los fichajes ya cerrados de Capa y Ganea parecen avistar un giro en la búsqueda de soluciones a los problemas de primer equipo. Tras varios años sin reforzar la primera plantilla con algún fichaje externo, parece que toca mirar el mercado en lugar de a la cantera.
De llegar algún fichaje más también puede suponer que alguno tenga que salir. Quedan ocho partidos, donde siga o no el actual entrenador -o si al final deciden cambiar del cuerpo técnico- lo normal es que analicen la plantilla, el transcurso de la temporada y rendimiento ofrecido por cada jugador, por lo que parece que todos deben mostrarse e ir cogiendo posiciones. El Athletic deambula en tierra de nadie en la clasificación y no hay mucho en juego en este final de temporada, o ¿quizá si?
El Athletic afronta la trigésimo primera jornada libre del temor al descenso y con el deseo de llegar a Europa apenas visible y alcanzable. Deportivamente parece no jugarse ya nada y ese riesgo, más evidente en aquellos grupos que ven el resultado final como único combustible a su motor, deambula en el inconsciente colectivo de una afición alejada emocionadamente de un equipo al que le ha sido imposible definirse a lo largo de la temporada.
Bien harían los jugadores en centrarse en el presente si quieren -si eso es posible- asegurarse un futuro en el Athletic. Son varios integrantes de la primera plantilla quienes deberían de ir cogiendo posiciones de cara al curso que viene.
Mucho se ha hablado de la situación de Ziganda en los últimos tiempos. Lo cierto es que, acertada o equivocada la apuesta por el mister navarro, se hizo a sabiendas de su labor con el filial rojiblanco, o al menos de los resultados obtenidos. Seis temporadas que incluyeron disparidad de resultados, pero con algunas de las mejores camadas de Lezama. Varios play-off, alguna clasificación más discreta, un ascenso a Segunda División y un posterior descenso. Del trabajo realizado, poco o nada sabremos, más allá de la foto final. Información reservada, a veces por confidencial, a veces por inexistente.
Llegados a este punto, muchos acusan a Ziganda de ser el culpable de la situación. Responsable, si. Eso va en el sueldo y en los resultados obtenidos y él, mejor que nadie, lo sabe. Lo de culpable dejémoslo para otros escenarios u otras épocas. No podemos obviar que ha habido a lo largo de esta temporada lesiones muy significativas, cuyo origen podemos establecerlo en la fatalidad, casualidad o causalidad, según la óptica del observador. Pero también es cierto que muchos jugadores han rendido por debajo de su nivel y de lo que se esperaba de ellos. De nuevo será la óptica del observador quien pondrá el foco de ese bajo rendimiento en uno u otro lugar. Me temo que la descripción de cualquier elemento habla más de quien lo describe que del elemento descrito.
Veremos pues qué lectura hace de todo esto el club. O más bien quienes lo dirigen, que son a fin de cuentas quienes tomarán las decisiones oportunas, y en quienes recaerán las consecuencias directas de las mismas. Los que decidieron poner a Ziganda son los mismos, con algún año más, que ficharon a Bielsa o a Valverde en su momento. En los próximos meses veremos si siguen dando continuidad al proyecto Ziganda o lo dan por agotado.
Independientemente de si sigue o no, los fichajes ya cerrados de Capa y Ganea parecen avistar un giro en la búsqueda de soluciones a los problemas de primer equipo. Tras varios años sin reforzar la primera plantilla con algún fichaje externo, parece que toca mirar el mercado en lugar de a la cantera.
De llegar algún fichaje más también puede suponer que alguno tenga que salir. Quedan ocho partidos, donde siga o no el actual entrenador -o si al final deciden cambiar del cuerpo técnico- lo normal es que analicen la plantilla, el transcurso de la temporada y rendimiento ofrecido por cada jugador, por lo que parece que todos deben mostrarse e ir cogiendo posiciones. El Athletic deambula en tierra de nadie en la clasificación y no hay mucho en juego en este final de temporada, o ¿quizá si?
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