Artículo publicado por Iban Gorriti en el diario Deia el 07/06/2020
El Getxotarra José María Echevarría fue uno de los jugadores amateurs que reconstruyeron las líneas del conjunto bilbaino tras importantes bajas por la guerra y el exilio
José María Echevarría pasó del SEU Guecho al Athletic,
equipo en el que cuajó grandes actuaciones.
(Fotografía: Familia Echevarría)
La Guerra Civil también puso contra las cuerdas, mejor dicho contra las redes, al fútbol del Athetic. Mientras Bizkaia resistía como único territorio histórico vasco sin ocupación de los futuros franquistas, se iban dando incertidumbres sobre aquel deporte que mantenía vivas las pocas ilusiones compartidas tras los bombardeos de Durango o Gernika y la amenaza del golpista Mola de arrasar la "provincia traidora", como la calificó el fascista nacido en Cuba y que murió hace 83 años -se cumplen esta misma semana- en un siniestro aéreo dejando paso al ascenso de Franco.
En aquellos días, el Athletic organizó el denominado Torneo Amateur y de él nació una estrella de quilates, el portero José María Echevarría (Algorta 1920 - Leza 1966). "Fueron un grupo de chavales los que recompusieron el Athletic en días de guerra y eso hay que ponerlo en valor. Date cuenta de que el club se había quedado en ese momento bélico con jugadores muertos, con otros en el exilio. "Poco a poco fue renaciendo", analiza desde el conocimiento de la investigación, Carlos Aiestaran, yerno del histórico guardameta del Athletic entre 1938 y 1942. "Luego llegarían los Gainza, Zarra, Panizo o Venancio, pero antes lo hacían Echevarría y otros chavales, todo por el amor hacia el club".
El arquero fue descubierto en el Torneo Amateur defendiendo la meta del SEU Guecho, conjunto que, de forma paradójica, clausuró la campaña como farolillo rojo del campeonato. Sin embargo, aquel portero cuyas manos eran tenazas blocando el balón deslumbró a los ojeadores. "Un amigo suyo, Valen Pomposo, le dijo que el Athletic estaba hablando muy bien de él y no se lo pensó y se plantó en la sede".
En ese instante comenzó su gesta, aunque en sus primeros lances fue segundo de Idigoras. En ese momento de felicidad personal, es movilizado en 1938 por el bando golpista. Sin embargo, algún movimiento, quizás del Athletic, hizo que estando destinado en Lizarra (Nafarroa) le licenciaron y pudo retomar su contrato deportivo. "Fue algo que se puede calificar de incomprensible. He revisado información de archivos militares el Ejército español y no he encontrado respuesta a esa situación extraordinaria. Su compañero José Luis Justel, toda una promesa, no corrió la misma suerte y fue dado por desaparecido en el frente de Gandesa contando solo 18 años", lamenta Aiestarán.
Tal y como confirma el Athletic, Echevarría pudo debutar el 15 de enero de 1939, tres meses antes del fin de la guerra. Compitió siempre con el Athletic, durante cinco temporadas y un total de 81 encuentros con 111 goles encajados y 22 jornadas con portería a cero. Ganó los títulos del campeonato regional de 1938/39 y el de 1939/40. También el Zamora de 1940/41, la Liga 1942/43 y la Copa de 1942/43. El número más triste de su estadística es que murió con solo 46 años, de tuberculosis. "Fue el portero del Athletic descubierto en tiempos de guerra y que compitió en la posguerra", revaloriza Aiestaran, quien recuerda que llegó a ser internacional jugando contra las selecciones de Portugal, Italia, Francia y Alemania.
De hecho, lo hizo en Berlín en un campo de fútbol "repleto de nazis. Les pusieron con abrigo sobre la vestimenta y hay una foto con todos con el brazo en alto como Franco también obligaba aquí", sonríe Aiestaran para quitarle hierro al asunto.
Otro detalle de posguerra es que el 1 de febrero de 1941 fue "una fecha triste para la gran sensibilidad y orgullo rojiblancos respecto del nombre del club, mantenido invariable desde su fundación", agrega este investigador exfuncionario del Departamento de Cultura del Gobierno vasco. Por orden gubernamental se prohibía a partir de ese día la utilización de las denominaciones extranjeras y el Athletic Club, pasó a denominarse Atlético de Bilbao. En aquel tiempo, el seleccionador estatal José María Mateos dejó para la historia una frase sobre el getxoztarra. "Fue un portero de corta trayectoria, pero brillante".
Con todo, Aiestaran estima que aquel hijo de una humilde familia sufrió "el mal de la postguerra, que le cortó de raíz la posibilidad de convertirse en uno de los porteros legendarios que el Athletic ha tenido a lo largo de su historia", subraya, y pasa a lamentar que cayera enfermo de tuberculosis.
Fue tratado en lo que entonces se denominaban sanatorios. "Llegaron a secarle un pulmón. Salió de aquella sangrienta operación y viajaba a la sierra navarra para oxigenarse". Sin embargo, no hubo recuperación, perdió la vida cuando su esposa iba a dar a luz a su quinta hija. Si su último partido oficial lo disputó en 1942, su último latido vital lo vivió 24 años después, el 25 de marzo de 1966.