Artículo publicado por Aner Gondra en el diario Deia el 04/05/2014
Motivador, psicólogo, arriesgado... Son los adjetivos utilizados para describir al técnico del último Athletic campeón. Clemente, desde Libia, recuerda a su equipo
El seleccionador de Libia tiene la cabeza puesta en las rondas previas de clasificación para la Copa de África, pero el trigésimo aniversario del último título del Athletic le obliga a hacer un ejercicio de memoria para recordar la semana mágica en la que sendas victorias ante Real Sociedad y Barcelona botaron al agua la gabarra.
¿Cómo consiguió centrar al equipo antes del partido decisivo de la Liga ante la Real Sociedad?
- Siendo en casa teníamos mucha confianza, pero sabíamos que las prisas y los nervios nos podían agarrotar. Ganar a la Real nunca ha sido fácil y estando nerviosos era más difícil todavía. Al final, los deseos y la necesidad de ser campeones en San Mamés es lo que a los jugadores les dio la victoria.
¿Había visto alguna vez San Mamés con un ambiente así?
- Yo debuté en 1968 y la verdad es que en alguna eliminatoria de Copa de las que jugué estaba el campo a rebosar. Lo que no se ha conocido nunca es lo vivido en toda Bizkaia por las dos Ligas ganadas y sobre todo en el año del doblete. Han pasado los años y no se ha vuelto a ganar, esa es la pena.
¿Para el vestuario fue más valiosa esa Liga que la del año anterior?
- No. Lo que pasa es que la primera fue muy difícil, muy dura. Pero la segunda es la que demostró la categoría del equipo del año anterior. Algunos dijeron que el primer año habíamos ganado la Liga por casualidad. El equipo ganó la Liga y la Copa para demostrar que verdaderamente ese equipo fue el mejor de esos años, mucho mejor que Real Madrid y Barcelona.
Manolo Delgado, Gorostidi, Biritxi... ¿Qué destaca de aquel equipo técnico y de asistentes?
- Mi forma de llevar el club era muy de grupo, muy de repartir trabajos, compañerismo y unión. El Athletic sin unión no tenía nada que hacer. Yo me marché del Athletic precisamente porque pretendieron romper esa unión, sobre todo El Correo. Quisieron dinamitar lo que era la convivencia del Athletic a través de Manolo Sarabia. Se aprovecharon de eso y ahí es donde acabaron con aquel equipo campeón.
¿Cómo planteó la final de Copa una semana después?
- No nos veíamos favoritos. Ese partido era para nosotros una revancha a un partido. Le presentamos mucha batalla al Barcelona de Maradona y Schuster. Aquel día estuvimos físicamente más fuertes que ellos y por eso ganamos, no porque demostráramos que jugábamos más que ellos. No, al contrario. Una final había que ganarla por espíritu y por fortaleza. Y nosotros la ganamos con fortaleza.
Les iban a mirar con lupa por el episodio de Goikoetxea y Maradona.
- Yo creo que no había que darle mucha importancia a aquello. El Barcelona después de la final, sobre todo Maradona, no asimiló la derrota. No había ganado cuando vino al Barcelona y en ese sentido creo que perder la final le resultó frustrante. Fue un cuarto de hora de picada que no hay que darle importancia porque las relaciones entre el Barcelona y el Athletic, Catalunya y Euskadi, siempre habían sido estupendas.
¿Con qué momento se queda de aquella noche en el Bernabéu?
- Yo me quedo con el momento en el que los jugadores disfrutan de su triunfo. La imagen más bonita que guardo es cuando veo a los jugadores que han currelado y están celebrando un éxito. Es algo que he vuelto a sentir en Sudáfrica, cómo tu equipo, que se ha sacrificado, celebra y disfruta un éxito en el que tú has colaborado.
¿Pensaba que aquello podía prolongarse en el tiempo?
- Yo lo que creo es que cuando las cosas van muy bien, alguno se encarga de que no vaya bien. En el Athletic intervienen temas políticos, entre comillas, y esos cinco años de éxitos rotundos no eran algo bien llevado.
¿Cómo era su Athletic?
- Era muy bueno, de mucha calidad. No se puede ser campeón, ni ganar tantísimos partidos si no se tiene calidad. Era un equipo muy unido. El trabajo estaba muy asumido y no era un equipo de once, era una plantilla de 22. Y tercero, los jóvenes tenían mucha importancia dentro del equipo. Los veteranos asumían y ayudaban muchísimo a los jóvenes.
¿Sigue siendo el mismo técnico?
- Soy más viejo y he vivido más acontecimientos futbolísticos. Han pasado treinta años y creo que tengo muchos más conocimientos que antes. Las cosas poco a poco van cambiando, pero el concepto de juego de equipo que tengo es el mismo. Tengo muy claro que el equipo es el fundamento del juego. Sé cómo tiene que trabajar el equipo durante el año para conseguir una serie de logros. Lo que pasa es que eso se está perdiendo. El fútbol ha evolucionado mucho, los jugadores están evolucionando, las directivas han cambiado... El Athletic ya no tiene el ambiente jugadores-pueblo que había antaño. Se ha roto por muchos lados y el Athletic tiene que volver a buscar la piedra que le convirtió en el equipo más fuerte de España. Eso lo hemos ido perdiendo por presidentes que han hecho cosas que no se debían y la unión jugador-equipo-directiva ya no existe. Hay que ir reciclando otra vez ese ambiente de Athletic unido con Bizkaia porque si no, tendremos altibajos, con años buenos y años malos, y eso es muy peligroso para el Athletic.
Con todo ese cambio del fútbol, ¿qué sería hoy en día de su Athletic?
- Esa generación hoy en día sería otra vez campeona.
¿Lo cree de verdad?
- ¡Yo sí! Yo creo en aquella generación porque era muy buena. Había nueve jugadores internacionales. El Athletic no ha vuelto a tener nueve jugadores internacionales nunca. Eso lo hicimos en Lezama. Hubo jugadores de fuera que fueron muy importantes para el Athletic, pero la base fundamental del equipo era Bizkaia. Eso es lo que no tenía que haberse perdido y lo dejaron morir. Yo espero que el Athletic vuelva a sus orígenes y a su cauce, aun reconociendo, lógicamente, que los tiempos han cambiado. Se puede volver a los orígenes de siempre, pero amoldándote y actualizándote en los tiempos actuales. Porque en Lezama se está trabajando de una forma, no ridícula, pero sí de una forma muy equivocada para lo que es el fútbol del Athletic desde mi punto de vista.
¿Qué es lo que más le emocionó del día de la gabarra?
- Yo me senté en la parte de atrás de la gabarra y estuve viendo el jolgorio que llevaban los jugadores celebrando el triunfo que habían conseguido.
¿Confía en ver de nuevo la gabarra?
- Confío en que el Athletic vuelva por sus fueros. Pero llevamos muchos años que eso no es así. Nunca pierdo la ilusión de que el Athletic vuelva por sus fueros, indudablemente.
¿En todo lo que ha vivido en el fútbol hay algo comparable a ser campeón con el Athletic?
- Vives momentos muy bonitos en muchos sitios. Del Athletic salí después de cinco años y me fui al Espanyol, donde viví un Espanyol también impresionante con la final de la UEFA y fuimos terceros en la Liga. Luego en la selección también fue algo impresionante. En el Atlético de Madrid fuimos segundos. También he ido a clubes que hemos estado en la cola y hemos descendido. He vivido de todo. Yo ya estoy acabando y, en general, he tenido muchos más momentos buenos que malos, más victorias que derrotas. Por tanto, he disfrutado muchísimo con el fútbol y espero seguir disfrutando. Incluso espero seguir disfrutando en el Athletic. Esa es mi idea y mi ilusión.
¿No renuncia a volver al Athletic?
- Yo creo que voy a volver al Athletic, lo que no sé es cuándo. Sí sé que no va a ser de entrenador. Yo ya soy un entrenador veterano y ahora está Ernesto que es más joven y lo está haciendo muy bien. Por lo tanto yo no me veo ahora, con 64 años, como entrenador. Pero sí espero que el Athletic retome el Athletic histórico, que es el fútbol vizcaino. Es algo que se ha perdido desde hace muchos años porque hemos hecho las cosas muy mal.