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jueves, 27 de septiembre de 2018

Resumen Jor. 6ª: Athletic Club - Villarreal

Fuente: www.athletic-club.eus

Cuando el Athletic Club de Iribar alineó cuatro porteros en tres partidos de Liga.

Fuente: LdA @sietecallero

La 5ª jornada de la 63/64 fue en la que José Ángel Iribar ocupó definitivamente la portería de San Mamés, relevando a otra leyenda como Carmelo Cedrún. Tras 14 temporadas en el equipo y 402 encuentros, el meta de Amorebieta no volvería a ocupar la portería en partido oficial.


Carmelo buscó salir del club para jugar en otro equipo de élite y al acabar la liga en abril, el portero, el Athletic y el Espanyol cerraron el traspaso. Tres semanas antes, Carmelo había jugado su último partido como rojiblanco en un amistoso ante Peñarol (4-0).

Iribar disputó todos los encuentros de la temporada siguiente, salvo uno por indisposición y el último liguero porque Arturo Barrios alineó un once repleto de suplentes, y comenzó también la 65/66 en la portería bilbaína. Pero tras el segundo partido sufrió un percance.

El Athletic acababa de perder 3-0 en Pontevedra y el arquero de Zarautz se cortó el segundo dedo del pie izquierdo al romperse la parrilla de la ducha en la que se estaba aseando. Le dieron varios puntos de sutura y ya en Bilbao fue hospitalizado en la Clínica San José.

Por detrás del Txopo había hasta cuatro guardametas esperando una oportunidad que no era sencillo que llegara. La campaña anterior fue Javier Echevarría el que lo sustituyó las dos ocasiones que había faltado. ¡Llevaba 5 años esperando para debutar en Primera!


Y él sería el elegido por Piru Gainza para ponerse bajos los palos en el siguiente encuentro. Visitaba San Mamés el Valencia, un rival nada cómodo frente al que ocupar el lugar del mejor portero de la época. Aun así, Echevarría cumplió... hasta que tuvo que salir en camilla.

Era el minuto 81 del partido. Echeverría se lanzaba sin miedo a por un balón adelantado y el atacante Guillot queriendo disputarlo hasta el último instante impactó con su borceguí en la cara del meta. Aparentemente, la avería causada era, cuando menos, aparatosa.

Al día siguiente se conocía que además de la herida que hubo de ser suturada, Javier Echevarría sufría rotura de los huesos propios de la nariz. La Clínica San José de Bilbao tenía como inquilinos temporales a dos guardametas del primer equipo del Athletic al mismo tiempo.

Pero, ¿y quién defendió la portería del Athletic los últimos minutos del choque contra el Valencia? Pues Piru Gainza tuvo que echar mano de un chaval de 19 años que días atrás estaba jugando con el Bilbao Athletic en 1ª Regional: Juan Antonio Deusto.


Aunque solo estuviera unos minutos en el campo, Deusto daba las gracias por debutar con el Athletic. Al fin y al cabo, él era el cuarto guardameta en el escalafón del club y si había ido convocado era porque el tercero, Juan Manuel Zamora, aún no había salido de una lesión.

Al estar Iribar y Zamora lesionados, Gainza había tenido que elegir entre Deusto y Barrenechea para sentarse en el banquillo a guardar las espaldas de Echevarría y escogió a Deusto. Aunque seguro que jamás le pasaría por la cabeza la idea de que fuera a tener que utilizarlo.

A todo esto, con un mucho de Echevarría y un poco de Deusto, el Athletic dejó su meta imbatida ante los Waldo, Sánchez Lage, Guillot y compañía para llevarse la victoria gracias a un penalti transformado por Koldo Aguirre a Zamora II, el hijo del mítico Ricardo Zamora.

El fútbol no entiende de lesiones y por eso siete días después el Athletic tenía que visitar el Arcángel de Córdoba. Sin Iribar ni Echevarría, aún convalecientes, a Piru se le presentaba una nueva elección: mantener a Deusto o hacer debutar a un Zamora, ya recuperado.


Zamorita, como era conocido por la prensa, tenía 22 años pero había disputado algunos partidos en Segunda: siete con el Barakaldo y nueve con el Indautxu. Desojando la margarita, Gainza prefirió a este sobre Deusto y el Athletic alineó a su cuarto arquero en tres encuentros.

Los rojiblancos perdieron 1-0 en Cordoba a pesar de que Zamorita dio la talla. De aquel domingo pasaría a la historia del club -más allá de la alineación del cuarto portero en 270 minutos ligueros- que además de Zamora se estrenó con el Athletic un genio nacido en Begoña.


José Francisco Rojo jugó por primera vez pegado a la cal gracias a la oportunidad que le brindó un Piru Gainza que había sido el dueño absoluto de la posición durante dos décadas en el Athletic. Quién mejor que el de Basauri para darle la alternativa al Maestro.

Zamora jugó también San Mamés donde se perdió 0-2 con el Atlético y ya volvió Iribar. Echevarría no jugaría más con el Athletic, Deusto (que sería un portero de éxito) vistió 12 veces más de rojiblanco y Zamora, en otro par de ocasiones. La sombra del Txopo era muy alargada.

Por cierto, tanto Zamora como Txetxu Rojo, debutaron en el Arcángel con el Athletic Club tal día como el que acaba de terminar de hace 53 años, el 26 de septiembre de 1965.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Resumen Jor. 5ª: Real Betis - Athletic Club

Fuente: www.athletic-club.eus


Los otros 50 años de Clemente

Artículo publicado por Santiago Segurola en el diario As el 22/09/2018

Se cumplen 50 años del debut de Javier Clemente en el Athletic. Fue el 22 de septiembre de 1968 ante el Elche en San Mamés.


Fotografía: Diario AS

Nunca le ha resultado ajeno el foco mediático a Javier Clemente. Tampoco en el día de su debut como titular en el Athletic, del que hoy se cumplen 50 años. Medio siglo como personaje del fútbol, apenas 47 partidos de Liga, una carrera truncada por la lesión que sufrió el 23 de noviembre de 1969 en la Creu Alta. No le apartó del fútbol inmediatamente, pero nunca volvió a brillar como en aquel año mágico –de septiembre de 1968 a noviembre del 69–, donde se generó un pequeño mito que la lesión se encargó de agrandar: el de un probable gran jugador con la carrera destruida en plena juventud.

No había suficiente plantilla en el Athletic aquel 22 de septiembre de 1968. Cuatro días antes había disputado un partido durísimo contra el Liverpool en la primera eliminatoria de la Copa de Ferias, después convertida en Copa de la UEFA. Uriarte, Pichichi de la temporada anterior con 22 goles, no acababa de recuperarse de una lesión muscular. Antón Arieta, el joven y más que prometedor delantero centro, tampoco estaba en buenas condiciones. Peor aún, Chechu Rojo, exquisito y controvertido extremo izquierda, se había lesionado en el encuentro con el Liverpool. No salió tras el descanso. Su puesto lo ocupó Javier Clemente, un chaval de 18 años, apenas conocido por la hinchada bilbaína.

Clemente, natural de Barakaldo, se había labrado cierta fama en los juveniles del Athletic, que durante cinco años (1963-1967) había ganado la Copa con varias hornadas inolvidables: Uriarte, Arieta II, Rojo, Estéfano, Igartua y Lavín, entre otros. Clemente jugó con el juvenil la temporada 67-68, la primera sin éxito después de la saga triunfal. Vivía enfrente de la puerta de entrada al colegio de los Hermanos de La Salle, centro de aire inglés donde estudiaban los hijos de los miles de trabajadores de Altos Hornos de Vizcaya.

Buen estudiante, Clemente destacaba en los partidos que se disputaban en el amplio campo de cemento del colegio. Le fichó el Barakaldo juvenil y no tardó en pasar al juvenil del Athletic. Era pequeño (1,69 metros), liviano, laborioso y zurdo. Tenía clase y recorrido, a pesar de su ligereza y juventud. Quizá ningún factor era más relevante que su febril carácter competitivo, pero de todo eso no se sabía nada en las vísperas del partido frente al Elche en San Mamés.

Era la segunda jornada de Liga, precedida por dos buenos resultados, las victorias sobre el Zaragoza en La Romareda y el Liverpool de Bill Shankly. Sin embargo, el periodismo disparaba con bala contra el equipo. En lo que ahora se puede interpretar como una bilbainada, San Mamés despidió con silbidos al equipo después de derrotar a un Liverpool que incluía a media docena de jugadores históricos: Hunt, Callaghan, Lawler, Saint John, Yeats y Thompson.

Clemente jugó la segunda parte y no dejó nada reseñable. El partido contra el Elche se disputó en domingo y se transmitió por televisión. Un gran día para un debut como titular. Clemente, interior por naturaleza, ocupó la posición de Rojo como extremo izquierdo. Se trataba de un curioso Athletic: Uriarte, Rojo y Clemente eran interiores zurdos, aunque de características diferentes. Por difícil que pareciera reunirles en el equipo, el talento se impuso. En muy poco tiempo, Clemente se adueñaría del número 10, con un Uriarte a su derecha y Chechu Rojo a la izquierda.

El primer partido como titular de Clemente no dejó nada especial. El empate a un gol fue inmerecido. El Elche jugó mejor. El foco se dirigió a Igartua, el otro debutante. Medio centro compacto y enérgico, temible en el remate de media distancia, Igartua, también de 18 años, llamó la atención de la crítica. Unos días después del partido ingresó en el equipo que iba a disputar los Juegos Olímpicos de México. Clemente regresó a la suplencia, dentro de la peligrosa espiral del equipo.

Tras la sexta jornada, el Athletic era penúltimo. La directiva decretó la destitución de Piru Gainza. Le sustituyó Rafa Iriondo, de 49 años, extremo derecho en la legendaria delantera de la posguerra. Nunca había dirigido un equipo de Primera División. La directiva aclaró en la nota oficial que se trataba de un cargo provisional, “a la espera de la contratación de un entrenador de reconocido prestigio”. Nadie sospechaba que el Athletic estaba a punto de recorrer una temporada histórica.

El 1 de diciembre de 1968, el Athletic afrontó el derbi con la Real Sociedad en situación crítica. A los pésimos resultados se añadían las bajas de Iribar, Sáez, Aranguren, Koldo Aguirre y Uriarte. Rafa Iriondo volvió a tirar de Igartua y Clemente. De nuevo se transmitió el partido por Televisión Española. Ganó el Athletic (3-1) y la hinchada respiró. El nuevo ídolo era Igartua, que poco después marcó un golazo en el 4-4 con el Atlético de Madrid en el Manzanares. Sin embargo, las piezas comenzaban a encajar poco a poco. Estaba a un punto de configurarse una mítica y breve delantera del Athletic: Argoitia, Uriarte, Arieta, Clemente y Rojo.

No se alinearon juntos los cinco hasta el 5 de enero de 1969, frente al Zaragoza, en la jornada 15 del campeonato. Significó la eclosión de Javier Clemente Lázaro, el rubio de Barakaldo. Venció (3-0) el Athletic, con una actuación sensacional de Clemente, autor del tercer gol, su primer tanto en la Liga. Aquel equipo, que había desesperado a la hinchada, comenzó a mejorar sus prestaciones. La jovencísima delantera (Uriarte, 23 años; Arieta, 22; Rojo, 21; Clemente, 18) tenía algo del carácter de los años 60: rebelde, talentosa, impredecible, imparable en sus mejores días.

El Athletic mejoró algo sus posiciones en la Liga –terminó en 12ª posición– pero logró su primer gran éxito desde 1958, fecha del último titulo del equipo en la Copa. Once años después, dirigido por Rafa Iriondo, que sería relevado por el inglés Ronnie Allen después de la final, el Athletic derrotó al Elche por un gol a cero. El tanto lo marcó Antón Arieta. La gran aventura prosiguió la temporada siguiente. El Athletic acabaría segundo en la Liga, a un punto del Atlético de Madrid, con Arieta, Uriarte y Rojo como titulares de la Selección española que derrotó en febrero de 1970 a Alemania, en Sevilla.

Clemente no pudo disfrutar de aquellos días extraordinarios. Se le partió la tibia y el peroné en una dura entrada de Marañón en la encharcada Creu Alta. Aunque regresó tres meses después y disputó el resto de los partidos de la Liga 69-70, Clemente no recuperó el nivel que le había convertido en ídolo de la hinchada. El dolor en la pierna era evidente como la debilidad del hueso. Jugó 12 partidos en la temporada 70-71, marcó el gol de la victoria del Athletic en el Bernabéu 1-2 y disputó su último partido el 24 de enero de 1971, contra el Zaragoza. Se retiró en el minuto 35. Comenzó un calvario de operaciones y de intentos por regresar como jugador. No lo consiguió.

Doce años después, con sólo 33 años, Javier Clemente dirigiría al Athletic a su primer título de campeón de Liga desde 1956. Esta vez como entrenador, aunque ésa es otra historia.

Resumen Jor. 3ª: Athletic Club - Atlético de Madrid

Fuente Canal YouTube TVAthleticClub


martes, 18 de septiembre de 2018

La copa escondida en un baúl

Fuente: www.sanmiguel.es

Como todos sabéis, a lo largo de su laureada historia nuestro querido Athletic Club ha conquistado la Copa de Rey en veinticuatro ocasiones. La primera de estas grandes conquistas sucedió en la primavera de 1902 cuando el Athletic Club se unió al Bilbao Football Club para disputar la Copa de la Coronación. Bajo el nombre de Bizcaya, este equipo que combinaba jugadores de ambas formaciones ganó de forma magistral la primera competición celebrada en España en honor al rey Alfonso XIII.


Directiva y jugadores de aquel equipo guardaron con orgullo este primer gran trofeo en el local social del club, situado en la Calle Nueva. Sin embargo, años más tarde los acreedores del Athletic Club consideraron que dicho local suponía una carga excesiva y decidieron embargarlo. Antes de que eso ocurriera, Alejandro Acha, portero que formaba parte de la plantilla del Bizcaya, se personó en las instalaciones del Athletic Club y rescató la preciada copa junto con diversos papeles. Acha escondió la copa en su casa.

Tras su fallecimiento, el Athletic Club pidió a la familia del portero que buscarán el galardón. Tras registrar todos los rincones de la casa por fin dieron con ella. La copa se encontraba en el fondo de un viejo baúl. Desde entonces, la copa se halla en la sala de trofeos del Club.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Atletiklu

El mes pasado acudí a ver "Yo soy Pichichi" a Pabellón 6 y los minutos de espera previos los amenizaron con música relaciona con el Athletic Club.


Una de las canciones fue "Atletiklu" interpretada por el grupo Indarra.


Me trajeron grandes recuerdos (uno ya es viejuno) de la época gloriosa de nuestro Athletic Club.

El grupo Indarra versionaron la mítica canción "Mamy Blue" cantada por los "Pop Tops con los nombres y situaciones de la historia del Athletic Club de finales de la década de 1970.

La letra de la canción:

Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu
Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu

Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu
Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu

Después de tanto madrugar
después de tanto currelar
al obrero la van a subir...la general

Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu
Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu

Guruceta el va a arbitrar
que Dios nos coja confesaos
hay Rojo no protestes por favor

Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu
Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu

El Dani se nos marchó
el Pavic también se fue
hay Koldo de mi alma sálvanos

Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu
Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu

Iribar nos dejará
la Catedral lo sentirá
al txopo nadie le podrá olvidar...jamas

Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu
Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu

Pequeño y ratonero
fantasma de los porteros
es Dani un valiente artillero

Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu
Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu

No bajes a regional
el pueblo se morirá
que vamos a hacer sin ti

Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu
Atleti Atleti Atletiklu Atletiklu

Atleti Atletiklu!!!

martes, 4 de septiembre de 2018

Athletic Club - Chivas

Fuente canal YouTube Basque Warriors

Tenemos el placer de compartir un ratito de charla con uno de nuestros seguidores mexicanos y que además es seguidor de Chivas, club que guarda algunas similitudes con nuestro Athletic. ¡Espero que os guste!


Sinónimo de fidelidad

Artículo publicado por Rubicón www.pagina12.com.ar el 01/09/2018

Uno de los mejores jugadores vascos de todos los tiempos charló con Enganche sobre sus contactos con el fútbol argentino y la tarea que desarrolla en los seleccionados juveniles españoles; la palabra del hombre que nunca quiso dejar la camiseta del Athletic de Bilbao y que asegura que decir Lionel Messi es decir magia.


Twitter (@8JULENGUERRERO)

Las imágenes en la pantalla lo deslumbraban, aún cuando los televisores Led y las transmisiones en alta definición habitaban en un futuro que por entonces parecía de fantasía. Es que ese imparable futbolista compacto, a veces vestido de celeste y blanco y otras de azul, le generaba un magnetismo hipnótico. No era para menos, tenía 12 años y el fútbol ya era lo suyo. Julen Gurrero miraba en Bizkaia las pinturas que Diego Maradona enmarcaba en México. Su primer flashback del fútbol argentino fue en la consagración azteca. “Recuerdo sentarme a ver ese equipo y todo lo que entonces despertaba Maradona”, cuenta. No tanto tiempo después, el astro vasco que recién asomaba en el Athletic Club y el genio del fútbol mundial se encontraron en un cancha. Fue el 4 de octubre de 1992, cuando Maradona debutó con la camiseta del Sevilla en el antiguo estadio San Mamés, en Bilbao, después de una sanción de 15 meses. Guerrero atesora una fotografía de aquella jornada.

“Estoy pendiente del fútbol de todo el mundo, miro todo lo que puedo y también le pongo atención al torneo argentino. Es una liga interesante, súper competitiva y con mucha pasión por el modo en que las aficiones se vuelcan a los estadios. Nunca tuve la oportunidad de ir a Argentina, pero es un país que me gustaría visitar para conocerlo y ver partidos”.

Mundialista en 1994 (año en el que fue reconocido como el mejor jugador de la Liga) y 1998, Enganche charló con el hombre que hoy dirige los seleccionados Sub 15 y Sub 16 y colabora con los Sub 17, 19 y 21 de España sobre el contrapunto entre el fútbol europeo y sudamericano, su fidelidad por los colores rojo y blanco que nunca quiso dejar mientras pateó una pelota y acerca de Bielsa, Simeone y Messi.

Antes del choque de los octavos de final en Rusia entre la Argentina y Francia, Guerrero había puesto la lupa sobre el seleccionado en su columna del diario El Correo Vasco: “En Argentina es muy complicado acertar la alineación y, sobre todo, la propuesta futbolística de Sampaoli. Lo que no es entendible es que Dybala siga sin tener oportunidad de jugar desde el inicio o que tenga muchos más minutos al lado de Messi. Los buenos jugadores se entienden con la mirada y Dybala descargaría a Messi de llevar él solo el peso ofensivo del encuentro”. Con esa visión exponía de forma sintética su concepción del juego. Desde ese mismo espacio postularía algunos días después que “las federaciones también tienen que ir construyendo un estilo, unos objetivos e ir formando a sus futuros internacionales absolutos desde las categorías inferiores”.

En este sentido, sobre la tarea que realiza en los seleccionados juveniles puntualiza al otro lado del teléfono que su prioridad es “estar cerca de los chavales en una etapa clave, porque son el futuro y hay que ayudarles a que progresen”. Asume que es un desafío agregarles recursos porque “vienen muy bien preparados de sus clubes”, además de “con el hambre de saber lo que es la selección”. “Entienden que deben subirse a ese tren y agarrarse bien para no volver a bajarse”, asegura desde su experiencia de haber llegado a los equipos nacionales a los 15 años y continuar el camino hasta formar parte de dos Copas del Mundo.

–¿Existe todavía una diferencia entre el fútbol europeo y el sudamericano?

–Me parece que hay sellos que se mantienen. El jugador sudamericano es muy competitivo y aguerrido. A los futbolistas de allí se los sigue reconociendo por un estilo de juego determinado y una forma de ser en sus equipos.

–La mayoría de los jugadores de Brasil, Argentina y Uruguay actúan en Europa, ¿cómo influye eso?

–Seguramente eso haya hecho que se adaptaran a un estilo más europeo, pero mantienen una esencia que los caracteriza.

–¿Por qué los últimos Mundiales fueron dominados por los seleccionados de Europa?

–Es posible que el fútbol europeo haya crecido más de prisa y de modo sostenido. Europa logró hacerse con las mejores ligas y no cabe duda que eso al final hace que el futbolista europeo y por tanto sus selecciones mejoren. Tal vez antes en la forma de competir el futbolista sudamericano podía estar por encima pero eso ya no es así. En muchos países de Europa se trabaja muy bien la base desde hace muchos años y eso está dando sus frutos.

–El fútbol de hace 20 años, ¿era muy distinto al actual?

–La aparición de los campos de hierba artificial puede ser parte de la explicación a los cambios que se dieron en el juego. A mí me tocó llegar arriba después de haber jugado mucho en canchas de tierra, arena, barro, muy diferente a las posibilidades que existe ahora. Antes había muchos desplazamientos en largo y centros al área, algo que ya por lo general no se busca.

Al poco tiempo de irrumpir en la escena del fútbol español, Guerrero se convirtió en una de las figuras de la Liga. En su primera temporada actuó en 37 partidos y marcó diez goles, y a la siguiente los festejos ya fueron 18. Conforme su talento deslumbraba y cosechaba elogios, los clubes más poderosos comenzaron a fijase en él, tanto que el Real Madrid fue a buscarlo con la disposición de que el propio futbolista pusiese los números de un eventual contrato. Pero la pertenencia pudo más y nunca quiso irse del Athletic. Tal es su ligazón con el club que su nombre se barajó para las elecciones presidenciales del año próximo, candidatura que debió ceder por su cargo al frente de los juveniles españoles.

–¿Qué significó no haber cambiado nunca de camiseta?

–El Athletic es un club especial, único en el mundo. Se nace con esa camiseta puesta, yo llegué con 8 años y pasé por todas las categorías hasta debutar a los 18 con la ilusión de permanecer ahí para hacer algo importante: es un reto bonito para los que hemos nacido allí. Fue algo que siempre lo tuve claro y me ayudó mucho tanto cariño de la gente. El Athletic siempre fue algo muy especial para mí, y lo sigue siendo.

–¿Cómo fue aquel paso de Marcelo Bielsa por allí?

–Dejó una huella, sobre todo en el primer año, que fue impresionante al llegar a la final de la Europa League y de la Copa del Rey. Logró plasmar un fútbol alegre y atrevido, siempre iba por el rival sin importar quién fuese. Pero también fue un fútbol de mucho desgaste y posiblemente en el segundo año se pagó un poco. Pero a la gente le quedó mucho aprecio por él. No cabe duda que resultó un ciclo exitoso y en especial cuando se puede ver claramente lo que le cuesta al Athletic el último tiempo llegar a finales. La ilusión que hubo en Bilbao marcó mucho a los aficionados y a las nuevas generaciones, para que los más chicos quieran seguir poniéndose esa camiseta.

El rosarino no es el único entrenador argentino al que destaca, también pone en alta consideración a Diego Simeone, ese con el que tuvo un histórico cruce escrito con sangre que todavía le recuerdan al Cholo cuando pasa por Bilbao. “Prefiero no hablar de ese personaje. Fue intencionado, si no hubiese sido imposible hacerme el agujero que me hizo. Bajó el pie con fuerza a propósito”, se quejaba entonces el emblemático jugador vasco. Al tirarse a barrer por detrás, recibió un pisotón del número 14 del Atlético de Madrid que le provocó un corte y sutura de tres puntos cuando un tapón se enterró en su muslo derecho. Pero más de dos décadas después, los recelos quedan de lado: “Es algo totalmente olvidado, aunque desagradable, son lances del juego y prefiero recordar las cosas bonitas”.

Para Guerrero, la gestión de Simeone como técnico es de una influencia de proporciones. “Logró hacer de un equipo irregular, que tenía un año bueno y otro malo, otro que ahora puede pelear por todo”, asegura. Y reconoce “un carácter muy competitivo y muy ganador que le ha contagiado al club”. “Para mí, a pesar del poderío del Real Madrid y el Barcelona, el Atlético de Madrid les puede pelear perfectamente; y ese es el mayor éxito de Simeone, haber logrado que el club pueda aspirar a cualquier título y que nadie quiere enfrentarlo”, completa.

Con una pegada prodigiosa, indistintamente de que fuese con la pierna derecha o la izquierda, está dentro del grupo de menos de 80 futbolistas que logró superar los 100 goles en la primera división de España. El Real Madrid, desde la insistencia de Jorge Valdano, estuvo dispuesto a pagar su clausula de recisión en 1995 y también lo buscó el Barcelona. Desde Italia, el poderoso Milán también intentó tentarlo. Pero Guerrero no quiso dejar nunca el Athletic, ni aun cuando aparecía relegado (entre septiembre de 2002 y enero de 2006 solo jugó un partido como titular en la Liga), y el club reconoció esa fidelidad con un contrato de diez años como futbolista que se extendía de por vida cuando se retirase, un acuerdo que luego cedió en su alejamiento del club. Entre los contratos que pudo haber firmado y la pensión que luego desestimó pudo haber embolsado varias decenas de millones de dólares. Está claro que el dinero no fue lo que alimentó su carrera deportiva y que su fidelidad al club de Bilbao fue inquebrantable.

Formó parte de una generación intermedia en la selección española, la que hizo de puente entre La Furia y la multicampeona que entre 2008 y 2012 ganó dos Eurocopas y un Mundial. Guerrero tiene distinta consideración de cada uno de esos tres títulos conseguidos en la última década: “Lo más difícil fue lo de 2008 porque fue el logro que abrió el camino. Con un gran estilo, Luis Aragonés convenció a los futbolistas de que se podía ganar, cuando España llevaba tiempo sin poder pasar de los cuartos de final y sólo tenía en el recuerdo el título europeo de 1964. Después de eso llegó la gran liberación del equipo; entonces ganó el Mundial, que fue lo máximo, y volvió a quedarse con el europeo con una suficiencia extraordinaria, tal vez en su máxima expresión”. Y continuó: “España tuvo cuatro años impresionantes; es una racha difícil de repetir. Ahora España va a un torneo sabiendo que puede ganarlo, todos así lo piensan; parte como favorito porque tiene grandes jugadores y esa confianza que le dieron los títulos”, reflexiona.

–¿Qué es Lionel Messi?

–Pues, magia. Siempre se espera algo distinto de él, porque se disfruta de sus goles, de sus pases, de sus asistencias. Su imaginación es inagotable. Después de lo que le sucedió en el Mundial con Argentina, que no estuvo a la altura de lo que se esperaba, ha iniciado la Liga fantásticamente, lo que demuestra que en el Barça hay Messi para rato.

domingo, 2 de septiembre de 2018

Una foto con historia

Fuente: LdA @sietecallero

Esta es, aparentemente, una foto de un gol más de Telmo Zarra. Un derechazo y a la jaula. Uno más de los 335 que marcó en 354 partidos oficiales con el Athletic Club. El primero en el arranque de otra campaña liguera de su equipo. Sí, pero algo más también.


El legendario ariete del Athletic batía ese día por primera vez al pucelano Rico en San Mamés pero lo haría otra dos veces más a lo largo del choque. Los rojiblancos ganaron por 7-2 pero tampoco eso sería destacable porque dos meses después repetirían resultado ante el Sabadell.

Lo que hace especial la imagen es que corresponde a la primera ocasión en su carrera profesional en la que Zarra consiguió marcar un gol con el 9 en la espalda de su camisa. Ese 12 de septiembre de 1948, el Athletic lució dorsales por primera vez tras 50 años de historia.

Para la historia queda un once numerado como el que sacó Mr. Bagge.

1. Molinuevo. 2. Bertol. 3. Miguel Gainza. 4. Canito. 5. Barrenetxea. 6. Mugarra. 7. Iriondo. 8. Panizo. 9 Zarra. 10. Arrieta y 11. Piru Gainza.

Así, Zarra tuvo que esperar a su 9ª temporada para lucir el 9.

Extra bonus:

Por cierto, aquel sería el debut de Nicanor Sagarduy 'Canito', que se convirtió de esta manera en el primer jugador del Athletic en disputar todos los partidos como rojiblanco con dorsal en su equipación: 437 encuentros en 16 temporadas.

Final Euskal Herriko Kopa: Athletic Club - Real Sociedad

Fuente: Canal YouTube TVAthleticClub