Translate

lunes, 6 de junio de 2011

Recuerdos de San Mamés

«San Mamés es pura magia»

Cinco personalidades vizcaínas recuerdan su primer encuentro en 'La Catedral', un emblema centenario que apura sus últimos años de vida

(Articulo publicado en el diario El Correo por Juanma Mallo el 8 de mayo de 2011)




José Luis Marcaida Presidente de la Bolsa de Bilbao

«Entrábamos por dos pesetas»


«Tenía siete años y me estrené con un partido ganado al Sevilla. Entonces había entradas de niño, a dos pesetas. Me colocaba en general, en una zona que se llamaba el abanico: un triángulo, pegando a la Tribuna de Gol Norte. Allí, donde ahora está la tienda del club, las gradas estaban como elevadas, para que así nadie nos dificultara la visión. Uno de los mejores recuerdos fue una goleada al Celta (10-0), en un partido terrible, sentado junto a Pedro Olea, el director de cine. ¡Agarramos una chupa...! Había un ambientillo magnífico: el domingo se iba a misa de doce, luego la gente comía caracolillos o calamarros en los puestos de la calle, y cogíamos el trolebús en Unamuno para ir a San Mamés, que los partidos eran sobre las cuatro. Era muy entrañable. He visto a muchos, pero el mejor fue Panizo, un 'superclase'».

José Antonio Nielfa 'La Otxoa' Hostelero

«San Mamés es un templo y hay que protegerlo»


«La primera vez que entré en San Mamés, el Athletic ganó al Valladolid (4-3). Tendría 8 o 9 años y ahora tengo 63, así que fue hace 55 años. ¡Fíjate! Yo mamé desde pequeño todo lo relativo al Athletic, porque me crié en los bares, en los negocios de hostelería de mi familia, donde acudían jugadores del club. Para un niño de esa edad, era una emoción increíble estar en San Mamés. Hay que proteger este tipo de templos y yo creo que no va a ser lo mismo ahora con el nuevo campo. Es como tirar la Catedral de León o de Burgos. San Mamés es la cuna del fútbol, su esencia».

María Jesús Cava Historiadora

«San Mamés se vive en grupo, bocata en ristre»

María Jesús Cava
«De la mano de mi padre acudí cuando tenía unos dieciocho años a tribuna principal. Él era abonado con carné antiguo, aficionado devoto desde su juventud. Tres tíos por parte de madre se sentaban en la zona, y en aquel que fue mi primer partido en el estadio, el Athletic se enfrentó a un equipo fuerte, que no recuerdo. Viví el impulso de los aficionados y me sentí importante entre aquellos socios. El ardor de los forofos me hizo reír cuando vi a uno de mis tíos, el más extrovertido, increpando al árbitro, tachándole de 'arbitrillo' como peor insulto. Dado que estuve tutelada por mi padre, muy aficionado pero comedido en su comportamiento, no puedo decir que viviera el ardor futbolístico con demasiado desmelene, porque tengo la impresión, además, de que el encuentro fue bastante aburridillo. Tras ese bautismo en el campo, la verdadera dimensión de San Mamés en su espectacularidad la viví durante otros momentos: en grupo, bocata en ristre, manta y entrada en tribuna alta, muerta de frío, casi siempre. Sin embargo, la dimensión más interesante del histórico estadio la pude acuñar durante una oportunidad tardía. Acompañando a unos arquitectos británicos que participaban en el Congreso Mundial de Ocio celebrado hace unos años, convine la visita al campo y vi lo que nunca antes había visto de él: su césped, el drenaje, la perspectiva del estadio desde el centro del campo, el arco en su esplendor, las instalaciones, palco de honor, león disecado y ¡vestuarios! Se me dijo que era ¡la segunda mujer que entraba en ellos...! Si fue verdad o no, quien nos atendió así me lo dijo, por lo que me sentí halagada como una pava real por semejante privilegio».

Eneko Atxa Cocinero

«Aún se me ponen los pelos de punta al entrar»

Eneko Atxa
«Era un chavalín y el Athletic jugaba contra el Betis. Fui con Iñaki, un amigo de mi aita, que era como de la familia. También me acuerdo del día en que vi a Maradona, ya con el Sevilla. Yo le odiaba por aquella final de Copa, pero con el tiempo me di cuenta de lo grande que era. Y me gustó. Pero, de vuelta a la primera vez, para un crío como yo, fue muy emocionante ir a 'La Catedral'. Era lo máximo, una experiencia indescriptible. Y es que la magia de San Mamés permite conseguir algo que nosotros tratamos de lograr con nuestros platos: emocionar a la gente. Incluso, hoy en día, a mí se me ponen los pelos de punta cada vez que entro al campo. Es magia, que cuarenta mil personas griten, salten por once personas que están en el campo. Eso sólo lo logra la magia de 'La Catedral'. ¡Es pura magia!».

Jon Uriarte Periodista

«Es hierba mojada, puros eternos y botas de vino»

Jon Uriarte
«45 años, 30 de socio, y no tengo una sola foto en San Mamés. Miento. Hay una. De la semifinal contra el Sevilla (4 de mayo de 2009). Quizá porque fue un día atípico y no estoy en mi sitio. Antes, nada. Y de la primera visita a 'La Catedral', aún menos. Es como pedirme la foto del primer beso o del primer sexo. No está uno para cámaras. Además, en aquel primigenio instante, era demasiado infante e inconsciente. El primer recuerdo nítido es el de una tarde del 73. Tenía 7 años. El negocio familiar no entendía de domingos, así que fui con la entrada de aita, custodiado por sus amigos. Jugábamos contra el Madrid, pero solo recuerdo tres colores. El rojo y el blanco de mis ídolos hechos carne y el verde cegador del césped. Ganamos 2-1 y marcó Uriarte. El resto está borrado. O eclipsado por el olor a hierba mojada, puros eternos, botas de vino y bocatas en papel de periódico. Después hubo muchas, pero aquella fue tan intensa que no hacen falta fotografías para recordarla. Está impresa en mis retinas. Las mismas que han visto días de gloria y que ahora, desde la distancia, miran hacia el cielo buscando las luces de San Mames. Porque 'La Catedral' es única. Tiene 40.000 focos dentro y millones fuera. Llámenme iluso, pero les juro que, algunas tardes y noches, las he visto pintar de Athletic el cielo de Madrid».