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sábado, 3 de mayo de 2014

El espíritu 'Guerrero' del 98

Artículo publicado por Iban Garbayo en el diario El Correo el 02/05/2014

Dieciséis años ha tenido que esperar el Athletic para volver a disputar la máxima competición europea: la Champions League


Etxeberria celebra su gol frente al Zaragoza (Foto Deia)

Una campaña histórica. Así fue calificada -el paso del tiempo confirma que con razón- la temporada del Athletic 1997-1998, la última en la que se clasificó para la Champions, un sueño que entonces era aún más complicado que ahora: sólo conseguían el billete los dos primeros equipos de la Liga. De la mano de Luis Fernández, aquel equipo encandiló a su afición al clasificarse segundos tras el Barça (74 puntos de los culés por los 65 de los rojiblancos), por delante del todopoderoso Real Madrid (63 puntos), en un campeonato que levantó pasiones. Dieciséis años han tenido que esperar la parroquia rojiblanca para hacerse de nuevo con un hueco en un torneo reservado para los grandes del fútbol europeo. Regular, sólido, contundente…

El Athletic que ha sabido forjar Ernesto Valverde guarda similitudes con aquel, que quizás no se caracterizó por un fútbol extraordinariamente brillante, pero sí por una enorme fiabilidad. La misma que los 'leones' han mostrado este año a la sombra del nuevo San Mamés, que ha ejercido de talismán de un equipo vistoso, amante del fútbol de ataque y que ha sabido combinar espectáculo y eficacia.

Un gol de Joseba Etxebarria frente al Zaragoza en la vieja 'Catedral' selló el pasaporte a la Liga de Campeones y desató la euforia en las gradas, mientras un Luis Fernández embriagado de felicidad 'toreaba' con una ikurriña en pleno césped. Esa victoria (1-0) tan trabajada como sufrida ponía broche a una temporada 97-98 para el recuerdo.

Mal arranque

Todo no iba a ser un camino de rosas. El primer partido de Liga se saldó con una derrota por 3-1 frente al Espanyol. Fue un jarro de agua fría para los 'leones'. Pero también un toque de atención. El Athletic, sin embargo, supo reaccionar y superó sus dos siguientes encuentros con nota. Un empate en el Villamarín y una fabulosa victoria frente al Atlético en 'La Catedral'. Probablemente, con los mejores 70 minutos de la temporada. Sin embargo, la máquina no acababa de funcionar a tope. Castigado por la exigencia de la Copa de la UEFA, para la que se había clasificado la temporada anterior, entre la jornada cuarta y séptima empalmó cuatro empates seguidos. El comienzo de la temporada no respondía para nada a las expectativas con cinco empates, una derrota y una sola victoria en siete partidos.

Tiempo revuelto

Dos triunfos seguidos frente al Sporting de Gijón y Tenerife parecía que harían despegar al equipo. Sólo fue un espejismo. En las cinco jornadas siguientes, con la competición europea todavía colgando, el Athletic se mostró muy irregular. Contundentes derrotas contra Mallorca y Valladolid, victoria ilusionante contra el Barcelona y dos soporíferos empates contra Racing de Santander y Real Madrid hacían dudar de su capacidad.

Eliminación europea

Fue uno de los puntos de inflexión de la temporada. Tras dejar de lado la carga europea, el equipo no podía seguir con esos altibajos. Había que darle la vuelta a la situación, y el partido de Santiago, bajo un gran diluvio, fue la clave. Supuso, además, el reencuentro de Guerrero consigo mismo -con el gol-, tras su lesión. Después, llegaron varias victorias y algún empate que hicieron que el Athletic subiera como la espuma en la clasificación. Llegaba el ecuador de competición.

Crisis y eliminación copera

Los de Luis Fernández habían impuesto un ritmo infernal y lo acabaron pagando. Llegó el mal juego, costaba anotar, en defensa eran frágiles... Vinieron varias derrotas contundentes y la sangría de puntos que estaba perdiendo parecía no tener fin. Su eliminación copera frente al Mallorca tuvo consecuencias funestres. En San Mamés fue humillado por el Valencia (0-3) y zarandeado por un mediocre Deportivo de La Coruña en Riazor (3-0). Se llegó así al partido de Gijón. Parecía que era la oportunidad perfecta de enderezar el rumbo, pero lo fue a medias. Tras ir perdiendo por 2-0 en la primera mitad, los bilbaínos dieron una lección de casta en el segundo tiempo y acabaron igualando la contienda. El resultado fue lo de menos, pero la remontada propició una inyección de moral para el grupo.

Último esfuerzo

Joseba Etxeberria, uno de los héroes de la temporada junto a Julen Guerrero, tenía que ser fundamental en el sprint final. Una victoria en Tenerife y otra victoria frente a su verdugo copero, el Mallorca, hicieron que la previsible derrota en Barcelona no tuviera mayor trascendencia. Lo demostró el Athletic frente al Racing, levantando, a base de casta y orgullo, un partido que se había puesto imposible. Los bilbaínos habían recuperado su tono físico lo que provocó que, cuando todos estaban exhaustos en el tramo final, llegaran más fuertes que nunca. De esta forma, se presentó al 15 de mayo. Ganar significaba ir a la Champions y el equipo dio una lección de coraje ante el Zaragoza en la caldera que fue San Mamés durante los 90 minutos de partido. El gol de Etxeberria al filo del descanso otorgó un segundo puesto y la explosión de júbilo de miles de vizcaínos. Hoy, el Athletic vuelve a la Champions con el espíritu 'Guerrero' del 98. Los héroes de aquel día fueron Imanol Etxeberria, Larrainzar, Ríos, Alkorta, Larrazabal, José Mari, Carlos García, Etxeberria, Guerrero (Javi González, 83'), Alkiza (Ferreira 89') y Urzaiz (Ziganda 71'). Inolvidable.