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sábado, 23 de marzo de 2013

Larusi tendrá la camiseta del Athletic en su celda

(Artículo publicado por Javier Ortiz de Lazcano en el diario El Correo el 21/03/13)

El Ayuntamiento de Berango compra la prenda, que ayer firmaron los jugadores, y será remitida al preso saharaui condenado a cadena perpetua


"Se va a llevar una gran alegría". Juan Soroeta, profesor de Derecho Internacional en la Facultad de Derecho de San Sebastián, entrará la próxima semana en la cárcel marroquí de Sale (Rabat) con una camiseta del Athletic firmada y dedicada por los jugadores. "Mucho ánimo y un abrazo de toda la plantilla", se lee en el pecho.

Se la entregará a Abdeljalil Larusi (conoce su historia)

Soroeta se puso en contacto la pasada semana con el Athletic vía mail para plantear su petición de una camiseta firmada. Lo tendremos en cuenta, le contestaron.

Hace unos días entró en escena Iker Balerdi, concejal del PNV en Berango y socio del Athletic, Muy comprometido con la causa saharaui. "Leí el artículo y me dije 'esto no puedes ser'". Telefoneó a Soroeta, quien le relató que aún no tenía noticias de la camiseta que había pedido al Athletic.

Decidido, el edil le dijo que se ponía manos a la obra. "Llamé al club para pedir la camiseta. Me dijeron que tomaban nota y ya me atenderían o que si no fuera a la vetanilla de atención al socio. Soy concejal. Ya sé lo que pasa con los temas burocráticos. Así que decidí hacerlo por mi cuenta".

Además, conoció que la gestión corría prisa porque Soroeta y la también observadora internacional Arantza Chacón, jurista vitoriana que trabaja en cooperación internacional, viajan la semana que viene al norte de África. El jueves llegarán a Rabat, en donde visitarán en prisión a Larusi y los otros activistas. Luego descenderán hacia el sur para visitar El Aaiún, capital del Sahara Occidental.

Contacto con Herrera

Balerdi habló ayer con su alcaldesa, la también jeltzale María Isabel Landa. "Nuestro Ayuntamiento financia desde hace tres años un hogar del jubilado en la aldea de Bucra, en los campamentos de refugiados de Tinduf, en donde se garantiza una comida al día y servicios de higiene a cien ancianos. Le explico a la alcaldesa que voy a comprar la camiseta y me dice que la paga el Ayuntamiento" Se presenta en una tienda del Athletic y tiene suerte. Están al 50%. "Me ha costado alrededor de 35 euros. Si no, los habría puesto de mi bolsillo".

Con la prenda en la mano se personó en el entrenamiento matinal y abordó a Ander Herrera, a quien explicó lo que quería. "Encantado. Ven a la tarde y tendrás la camiseta firmada", garantizó.

A las cuatro y media llega el autobús con los jugadores, que han comido juntos en un hotel. Herrera busca a Balerdi, "Cuando me ha dado la camiseta me ha dicho que ánimo". El edil, a cambio, entregó a los jugadores veiente copias del artículo publicado por El Correo "para que sepan a quién mandan la rojiblanca".

Estamos de mudanza

(Artículo publicado por Jon Uriarte en el diario El Correo el 21/03/13)


La familia Romero es de Móstoles. En realidad el padre nació en Albacete y la madre en un pueblo de La Mancha. Pero viven en la localidad de las empanadillas de Martes y 13 desde que los niños nacieron, hace cuatro décadas. Y son todos del Athletic. Por eso, en seis ocasiones, han visitado San Mamés. Este año volverán a hacerlo. Pero ni habrá partido, ni irán solos. Será en estos días y acompañados de los Almagro. No son del Athletic. Pero quieren ver 'La Catedral'. Si preguntan a cualquier paisano, que viva o trabaje fuera, les dirá que son legión las personas que quieren ver nuestra centenaria casa antes de que desaparezca.

Un servidor les entiende. Tuve oportunidad de estar en el viejo Wembley y es un recuerdo imborrable. De ahí que haya gente dispuesta a acudir, aunque no les guste el fútbol. Como Piedad. No ha pisado un campo o un estadio en su vida. Pero va a acompañar a su marido hasta Bilbao para ver y tocar 'La Catedral'. No hay fútbol. Mejor. La frustración de no pillar entrada hubiese estropeado el momento. Porque esa es otra. "¿Cómo se pueden comprar entradas por Internet?, ¿conoces a alguien que no vaya a ir y sea socio?". Son muchas las veces que me han susurrado estas palabras desde que arrancó la Liga. Y uno tiene que explicar que caben 40.000, que somos 33.000 socios y que están los 'berria', las peñas... Así que mal lo tienen. Sobre todo en esta recta final. Por eso, lo único que pueden hacer en muchos casos es compartir con nosotros estos días de mudanza.

Dicen que sobrevivir a una es como sobrevivir a un incendio. Siempre se pierde algo y los habitantes de la casa sufren alteraciones, cabreos y tensiones. Lo cual explicaría muchas cosas. Como los vaivenes de este año. Ya no sabemos en qué caja metimos ciertas cosas y andamos despistados. Por ejemplo, el carácter, la templanza y el criterio. Y de ahí a que no tengamos nada claro sólo hay un paso. El caso de Iraizoz es un ejemplo. Cuando parecía que lo habíamos perdido para la causa, resurge de sus cenizas. Y no sólo detiene lo que no había parado en todo el campeonato, sino que nos ofreció un adelanto del día del padre, lágrimas incluidas.

Pero, aparquemos la caja de los porteros y echemos un vistazo a las otras. El eje 'centro campo-defensa' está falto de personal, sea por tarjetas o asuntos médicos. Por fortuna, lo segundo se puede arreglar de aquí a la visita del Granada. Pero bueno será que ensayen, y no sólo ellos, las jugadas a balón parado. Peor, imposible. Así lo reconoció Iturraspe. En Getafe nos cargamos parte del colchón adquirido. Lo que confirma la importancia del próximo encuentro. Y que San Mamés, pese al giro de 180 grados que hará en junio, sigue siendo el de siempre. El que visita la gente con un respeto que nosotros, a veces, hemos perdido.

Veo, escucho y leo a mucho traidor a la causa, últimamente. No hablo de criticar, faltaría más, sino de malmeter. Y no estamos para peleas internas cuando tenemos la casa patas arriba y una imagen de fragilidad impropia de un conjunto serio. Si mala es la clasificación, peor es la sensación. Porque la segunda amenaza a la primera. Es algo que no verán los Romero, los Almagro o la familia de Piedad. Para ellos todo será hermoso y emotivo. El San Mamés soñado. Pero nosotros sabemos que, por ahora, la mudanza y el adiós al viejo hogar es algo secundario. Lo que urge es recordar dónde demonios está la caja en la que metimos lo que fuimos. Un equipo de fundamento.

jueves, 21 de marzo de 2013

Don Félix Oraa

(Artículo publicado por K-Toño Frade (hijo), en el libro "Susedidos botxeros y bilbainos selebres y txirenes")


Vamos a contemplar durante todo este año noventa y ocho, como ya dijimos, a personajes o situaciones que tuvieron un trozo de parcela en la centenaria historia de nuestro Athletic.

Se acaba de celebrar un multimillonario homenaje en el Hotel Ercilla a un hombre, que era un clamor popular que "había que hacerle algo". No podía ser otro que el decano de los presidentes de nuestro Club, Don Félix Oraa. Crisol de la categoría y saber estar de los presidentes del Athletic que han creado escuela, pues si el Athletic es caso único en el fútbol mundial, no lo son menos los presidentes. Frescos en mi cabeza todavía los ecos de su homenaje, aún resuenan sus modestas palabras ejemplares porque él "no merecía ninguna loa, pues no he hecho nada que los colores rojiblancos no merecieran". ¡Jopé, que no había hecho nada el "angelito"! Si la memoria no me falla, creo que fue llevado de la mano del fallecido presidente del Athletic, Don Julio Eguskiza, al coincidir en otra importante entidad de gran raigambre botxera; la Junta de la Misericordia. Ahí empezó su andadura y los logros que posteriormente como presidente conseguiría en su periplo de mandatario del club. Este botxero de pro, aunque nacido en Santurtzi el 23 de noviembre de 1921 en el seno de una familia de honda raigambre encartada, representa con orgullo el más típico ejemplo del caballero bilbaino. Su carácter emprendedor le llevó a poner en marcha el "proyecto Lezama", cantera que tan buenos productos ha dado a nuestro fútbol y a otros muchos, que a lo largo de su historia, sus instalaciones han sido alabadas por propios y extraños.

Como presidente ganó dos campeonatos de Copa, contra el Elche (1969) y Castellón (1973), consiguió al mando de la nave rojiblanca un subcampeonato de Liga, y llevó a las saturadas vitrinas del club la "Pequeña Copa del Mundo" y el primer trofeo Carranza que consiguió el equipo rojiblanco. Puso en pie la "tribuna de general" que hoy todavía sigue ahí, pese a la remodelación del campo con motivo de los campeonatos mundiales. Este culo inquieto bilbaino viendo el cariño que, de verdad, nos profesan gentes de todo el estado por nuestra peculiar filosofía, se inventó el primer congreso de peñas de un club de fútbol, en el ya lejano año de 1973, en un lugar entrañable para los colores rojiblancos: Bailén.

Le costó sudores en Madrid cambiar el nombre del Atlético de Bilbao, por el de verdad, Athletic Club, y con su machaconería llegó a exasperar a más de un dirigente nacional que, aunque viéndole con esa figura que posee, tan popular en el Botxo, de suma elegancia, traje de corte impecable, corbata de nudo Wilson y delgado como una espátula, le llegó a decier ¡que le caía gordo! También propuso como patrona del Club a nuestra "Amatxu" de Begoña e introdujo una figura en su organización que pocos clubes poseían; la de gerente. Pues observó desde su puesto de director gerente de su empresa de toda la vida (Dolomitas del Norte) que un club de fútbol debía ser gestionado como si de una empresa se tratara, aun sin perder su idea romántica.

Su vinculación con el fútbol venía de siempre. Se forjó como futbolista en el colegio de los Jesuitas de Indautxu y en el viejo campo de la "Uni" de Deusto. Fichó muy joven por un club de gran solera, hoy desaparecido, el "Juventus O.A.R."; en los años cuarenta hizo época con los Zapirain. Elejalde padre, Biritxi hijo, Gallaga, Intxausti, etc. Su figura elegante contrastaba con su fama de "leñero", aunque como cuenta un veterano "no podíamos con él, te daba una casca y como te pedía educadamente perdón ¡no le podías responder con la misma moneda!". Pero no todo el mundo, al parecer, era de la misma opinión, pues en Portugalete se llevó un botellazo de aquí te espero, cuya cicatriz aún se puede apreciar en su anatomía de lord inglés.

Este perejil de todas las salsas ha acabado su "carrera" de mandatario hace muy poco como presidente de otra sociedad histórica y centenaria, "La Bilbaina". Y es que a Don Félix le cuadra a la perfección aquello de "-¿Ud. es de Bilbao?" "-No, Bilbao es mío".

(Artículo originariamente publicado en 1998 en el periodico 'Bilbao')

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Información sobre el autor:

K-Toño Frade, hijo


Juan Antonio Frade Villar, "K-Toño Hijo" nace en Indautxu en 1945. Es hijo de Juan Antonio Frade "K-Toño" (Bilbao 1914 - 1992) conocido pintor, cartelista, dibujante y periodista.

Cursa los estudios de Primaria y Bachiller en el Colegio Francés y el Instituto Miguel de Unamuno, y posee el título de Deliniante Proyectista de Arquitectura.

Desde los dieciseis años alterna su trabajo en estudios de arquitectura, donde se especializa en perspectivas de edificios con sus dibujos humorísticos en diversas revistas.

Como cartelista ha ganado varios primeros premios y ha realizado los carteles de varios congresos de Peñas del Athletic Club. Destaca como ilustrador y caricaturista. En el mundo de la publicidad es conocido por el diseño de cátalogos e infinidad de logotipos.

Trabajó como deliniante durante los siete años que duró el Plan General de Ordenación Urbanística de Bilbao. Al finalizar éste, se dedica profesionalmente a la pintura, especializándose en temas costumbristas vascos y marítimos. Como escritor de temas locales y costumbristas bilbainos, colaboró en el periódico "Bilbao" (1993-2007).

Ha sido nombrado "Bilbaino del año" por el Alcalde de la Villa en la "Aste Nagusia 2007".

El Athletic en la distancia

Artículo publicado en el número 19 de la revista Athletic Club (Octubre 2008)

Patxo Unzueta (Periodista)



Todo lo que sé sobre la moral de los hombres se lo debo al fútbol, escribió Albert Camus en un artículo recordando sus tiempos de guardameta en el equipo juvenil del Racing Universitario de Argel, en el que jugó hasta los 17 años, cuando cayo enfermo de tuberculosis.

Desde el patio del colegio se conoce lo esencial de las personas por su forma de jugar: el que se regatea a sí mismo, el centrador y el goleador o el que celebra los goles con sobriedad, el que pone la zancadilla a traición, el que da un patadón a la pelota con la que juegan los pequeños. Convertido ya en un escritor consagrado, a punto de recibir el Nobel, admitía Camus en los años 50 que una de las enseñanzas de vida que agradecía al fútbol era haber aprendido que la pelota nunca llega por donde uno la espera.

En los últimos años existe una cierta tendencia a denigrar el fútbol, sobre todo por los comportamientos (violentos, racistas, sectarios) de muchos espectadores. Hay razones para esa crítica, pero ello no debería borrar los valores que tantas personas han interiorizado de manera natural jugando al fútbol.

Practicándolo se aprende lo que significa la lealtad entre compañeros, el reconocimiento de los rivales, el respeto a las reglas compartidas. Es llamativo porque el fútbol es también astucia, engaño; pero costumbres como la de tirar el balón fuera cuando hay un lesionado (con el riesgo de que sea fingimiento) indica que se conserva ese fondo de lealtad recíproca. Muchos de mi generación aprendimos más sobre derechos y obligaciones, y sobre el carácter de las personas, jugando al fútbol que escuchando a nuestros educadores.

También viéndolo, en San Mamés. Fui socio del Athletic entre los 13 y los 23 años, en que me tuve que ir. Estando lejos del Nervión, el recuerdo de la tierra es rojo y blanco. Poco después de mi regreso, a los 30, volví a San Mamés, ahora como periodista y aunque observé algunas novedades, reconocí el olor de la yerba y los viejos sonidos de La Catedral. Y aquellos signos de distinción: aplaudir al hijo de la tierra que vuelve con otro equipo (Zubi, Salinas, Alkorta), lo que no ocurre en otros campos; o despedir con una ovación al enemigo secular: a Juanito, hacia 1987, en su último año con el Madrid, tras años de amargarnos el Día del Club con sus goles. Ojalá que en el nuevo San Mamés sean esos valores y signos los que prevalezcan y no algunos comportamientos que (tengo que decirlo) he visto últimamente y que son impropios de nuestra historia.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Uriarte, unos de los grandes

(Fuente: Boletín distribuido en San Mamés en el partido Athletic Club - Valencia 10/03/13)

Fidel Uriarte Macho, otra gran leyenda de nuestra entidad y que comparte fecha de nacimiento con el 'Txopo', cumplió a su vez 68 años.


El delantero sestaotarra fue una de las piedras angulares del Athletic Club entre 1962 y 1974, tiempo en el que disputó 394 encuentros oficiales como rojiblanco y marcó un total de 120 goles (90 en Liga, 21 en Copa y nueve en competiciones europeas). En el plano individual, enla temporada 1967/68 se adjudicó el Trofeo 'Pichichi' como máximo anotador del campeonato, con 22 dianas. Uriarte que debutó en Primera a los 17 años (en edad juvenil) justo el mismo día que Iribar (23 de septiembre de 1962, ante el CD Málaga), fue asimismo bicampeón de Copa con el Athletic Club en 1969 y 1973. Hombre de casta y de brega, el de Urbinaga pasa por ser unos de los jugadores más completos en la historia del Club.

En palabras del propio José Ángel Iribar, "Fidel lo tenía todo: técnica, gran pase, una zurda poderosa, inigualable como cabeceador y el más generoso en el esfuerzo".

Los ases de la Liga: Julen Guerrero

Video perteneciente a la colección 'Los ases de la Liga' que publicó el diario As y que corresponde a la figura de Julen Guerrero


Los ases de la Liga: Julen Guerrero por zurigorri

lunes, 18 de marzo de 2013

El gol cumple 100 años

Artículo publicado por Unai Larrea en marca.com el 17/03/13

Pichichi se estrenó a los dos minutos de su debut oficial


Fue un pésimo estudiante, un tormento para su abnegada madre. Tan peligroso con el balón en los pies como con el bolsillo lleno. «Travieso, díscolo y enredador», le definió un tío cura. Fue el primer ídolo de San Mamés, también el primer futbolista increpado por La Catedral.

Despechado, se retiró muy joven, con apenas 28 años, y se pasó al arbitraje, del que también salió trasquilado. Y murió en la flor de la vida, sin haber cumplido los 30: unas ostras en mal estado, rezaba la versión oficial; los excesos de la mala vida, reconocen hoy abiertamente sus descendientes. Pero antes de sumir a Bilbao en un luto profundo, Rafael Moreno Aranzadi, Pichichi, se las ingenió para labrarse una leyenda, la primera del fútbol español. Un mito que comenzó a forjar tal día como hoy, hace un siglo exacto.

17 de marzo de 1913. El Madrid no es Real, sino Madrid Foot-ball Club, y San Mamés no pasa de ser un descampado a las afueras de Bilbao cuyas tierras están siendo removidas por unos locos sportsmen anglófilos. MARCA no ha nacido, y en los periódicos que se editan campan a sus anchas los anuncios de elixires, brebajes y mejunjes contra la calvicie, el estreñimiento o la sordera.

El kilo de bacalao, «sin espina ni pellejo», cuesta 2,50 pesetas (0,015 euros), y Rafael Moreno es un joven de 20 años más conocido en Bilbao por su tío-abuelo, Miguel de Unamuno, que por sus habilidades con el balón.

Sin embargo, estas últimas le han traído este lunes de marzo hasta el Estadio de O'Donnell, donde se dispone a debutar con el Athletic. Antes de hoy, Pichichi ya ha jugado varios amistosos. En 1911 llegó incluso a disputar el Campeonato de España (antigua Copa) que el Athletic organizó en el campo de Jolaseta.

Jugó con el segundo equipo, el Bilbao, y le marcó un gol a la Academia de la Artillería. Pero aquel campeonato fue anulado por el organismo precursor de la Federación Española a cuenta del boicot que varios equipos le hicieron al Athletic por una supuesta alineación indebida de dos futbolistas... ¡extranjeros!

De modo que el que Pichichi le anotó al Madrid a los dos minutos de juego de aquella semifinal de Copa de 1913 fue su primer gol cien por cien oficial, y el primero de los 78 que anotaría con su Athletic.

«Sale Bilbao, y a los pocos minutos de juego marca Moreno el primero para su equipo», reza la crónica del ABC. Apenas 10 minutos más tarde, Pichichi marca el segundo, pero lo hace con polémica. «...Moreno llega hasta el goal, y al ver que por el efecto, el balón se le vuelve, lo coge en el aire con la mano, y en esta forma lo mete en el goal».

El Athletic gana 3-1 y se medirá al Racing de Irún en una final hoy inimaginable: empate a dos después de que el árbitro anulara seis goles, seis, al Athletic. Al día siguiente, en la repetición, se impuso el Racing. Meses después, al Athletic no se le ocurriría mejor revancha que invitar al equipo de Irún al partido de inauguración de su nuevo campo, San Mamés, el 21 de agosto de 1913. Acabó empate a uno, y el primer gol de la historia en el coliseo bilbaíno lo anotó... Pichichi, por supuesto.

El origen del apodo

Aquel gol, y muchos otros, y sus artimañas, y sus trifulcas, y sus parrandas, edificaron el mito de Pichichi. Si Unamuno fue su tío-abuelo, su padre, Joaquín Moreno, abogado, llegó a ser alcalde de Bilbao.

El hermano mayor, Raimundo, estudió Ingeniería de Minas en Londres. Allí inoculó el virus del fútbol, y se lo transmitió al hermano pequeño, que hacia novillos en los Escolapios, de crío, y en la Universidad de Deusto, ya mozo, para jugar contra los marineros británicos en la Campa de los Ingleses, a orillas de la ría de Bilbao.

A Rafael le gustaban aquellos partidos porque eran todos mayores que él: «Los equipos de amiguetes se lo disputaban y alguien le llamó Pichichi tal vez en derivación de ‘pichón’, ‘pichín’ o ‘pichichi’, terminología dedicada cariñosamente a personas allegadas de corta estatura", cuenta Alberto López Echevarrieta en el libro Pichichi: Historia y leyenda de un mito'. Allí, en los terrenos que hoy ocupa el Museo Guggenheim, surgió el alias que le sobrevivió, y que hoy es sinónimo de goleador

Sus hazañas, dentro y fuera de la cancha, hicieron de Pichichi una celebridad en Bilbao. Unamuno trató por todos los medios de enderezarle, sin éxito. Le cedió parte de su colección de sellos, pero la filatelia no atraía a Rafael.

Muerte y conmoción

Con una vida tan desordenada, no extraña que Pichichi alternara actuaciones fabulosas con petardazos que agotaron a la afición de San Mamés. Abandona el fútbol tras conquistar en San Mamés la Copa de 1921, y se pasa al arbitraje. Debuta en La Catedral y la cosa, lejos de mejorar, empeora.

Cuelga el silbato y fallece el 1 de marzo de 1922, dejando mujer e hija. La noticia de su muerte causó una profunda conmoción en la sociedad bilbaína. Su entierro fue multitudinario. El Athletic le brindó una misa en su estadio. En 1926, el club ordenó construir un busto, el mismo en el que aún hoy colocan flores los capitanes de los equipos que jugaban por primera vez en San Mamés. En la temporada 1952-53, el diario MARCA instaura el Trofeo Pichichi, que desde entonces distingue al máximo goleador de la Liga española. El primer ganador fue Telmo Zarra. De Bilbao, claro. Como Pichichi.

Athletic imágenes de una historia (17)

Video continuación a la colección "Athletic imágenes de una historia" publicado por el diario El Correo en 1994


17.- Tiempos dificiles. Temp. 00 - 01 por zurigorri

Resumen Jor. 28ª: Getafe - Athletic Club


sábado, 16 de marzo de 2013

El centenario.


(Artículo publicado por K-Toño Frade (hijo), en el libro "Susedidos botxeros y bilbainos selebres y txirenes")


El centenario, el centenario de nuestro Athletic Club, naturalmente, va a constituir todo un acontecimiento en nuestra Villa durante el presente año que acaba de inaugurarse. Y es que un bochero que se precie de ello, sólo tiene en esta vida que reunir dos requisitos: ser devoto de la Virgen de Begoña y ser del Athletic. Pero ¿qué es ser del Athletic? Para los que lo hemos mamado desde la cuna es bastante difícil de explicar. Porque se es del Athletic o no se es. Da lo mismo quién lo presida, entrene o juegue en el viejo club de Ibaigane. Ser del Athletic es irse un domingo temprano a la cama, sin ganas de cenar, si ha perdido, y el lunes no comprar la prensa, ni poner la tele si es que el resultado ha sido adverso. Y si la situación es más grave, es que no pegas ni ojo. Pero eso sí, tambien es llorar abrazado a tu padre cuando quedas campeón de Liga o de Copa.

Ya sé que me van a decir que con todos los problemas que hay en esta vida, sufrir o disfrutar con estas chocholadas es poco menos que absurdo. Ya lo sé. Pero esto no es cuestión de ir al Corte Inglés y pedir cien gramos o cuarto de kilo de pasión por el Athletic. Se siente o no se siente. Como el amor o el patriotismo, pongo por caso. Cuando se siente al Athletic no caben medias tintas. Y de ello dan buena prueba esas peñas que tiene nuestro club repartidas por todo el Estado. Porque, claro, ser hincha de un equipo que en teoría gana siempre, incluso Copas de Europa, es fácil, pero ser sufridor de nuestro equipo, aunque "caso único en el fútbol mundial" eso... ¡tiene tela! En la "piel de toro" enseguida se confunde la velocidad con el tocino y esta gente tiene que defender, aparte de a su equipo del alma, a toda su singular filosofía y su entorno vasco, y esto, para unos señores de Almendralejo, por ejemplo, como los amigos Paco, Juan o Rodrigo, no me digan que no es una postura poco menos que heroica, que hace que a cada uno se le pongan los pelos como escarpias cuando se acuerda de ello.

Cumplir cien años un equipo de fútbol como nuestro Athletic, con su singular ideal, y estar toda la vida a la cabeza con su larga lista de trofeos conquistados, no es moco de pavo. Y es como dice el amigo Romarate: "Chico, el Athletic no da más que satisfacciones". ¡Je! Pues para estos txinbos forofogoitias y para los que no lo son y nos leen de buena gana, vamos a desgranar en todo este año un rosario de personajes, anécdotas o susedidos txirenes que tengan que ver con el entorno o la vida centenaria de nuestro Athletic, pues si no lo hago, mis hijas, sobre todo Mirentxu, me machaca. Sé que voy a tocar un tema que me van a mirar con lupa, porque ya se sabe que en cuestiones del club rojiblanco, todo el mundo está enterado de todo lo relacionado con él, y en el caso de mi entorno es cierto, pues en mi localidad de San Mamés, la que antaño acupaba mi aita, hay a mi alrededor un compendio de sapiencia: Jesús Lavin es la enciclopedia viviente del Athletic; Pedro Macías, que como haga la visita médica como los juicios al juego, pronto le darán el "Nobel de las pastillas"; Tomás con su chiste de Miravalles adecuado al momento; Fede Esturo e Iñaki Zárate siempre atinados en el comentario; Santi Francés y señora (señorio femenino en la grada) o nuestro decano Martín Ortega, que es la corrección hecha forofogoitia. Pero también tenemos un lunar, Iñaki, nuestro embajador en Lezama y corresponsal del equipo juvenil, aparte de que le gusta ver todo el partido de pie, no es Carlos García de su devoción precisamente. ¡Qué le vamos a hacer!

A la salida me tropiezo con el triunvirato que me ha enseñado todo lo que sé de fútbol: el doctor Pablo Juaristi, Ricardo Goñi y el ex capitán del Santutxu, Luisma Velasco, si es que antes no me he liado con la cuadrilla de Txabi Uribarri (y sus primos Ina y Juanjo) a cantar, en caso de victoria de nuestro Athletic, todas las bilbainadas imaginables. Y luego lo de siempre, a la mil a casa. Luego ya me dice Begoña "¡Vaya horas!". "-Ya sabes, es que habia atasco" constesto yo,"-Qué atasco ni qué narices" me lanza "-Cómo vendrás que ya no te acuerdas que vives en María Díaz de Haro, a cien metros de San Mamés!".

(Artículo originariamente publicado en 1998 en el periodico 'Bilbao')

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Información sobre el autor:

K-Toño Frade, hijo


Juan Antonio Frade Villar, "K-Toño Hijo" nace en Indautxu en 1945. Es hijo de Juan Antonio Frade "K-Toño" (Bilbao 1914 - 1992) conocido pintor, cartelista, dibujante y periodista.

Cursa los estudios de Primaria y Bachiller en el Colegio Francés y el Instituto Miguel de Unamuno, y posee el título de Deliniante Proyectista de Arquitectura.

Desde los dieciseis años alterna su trabajo en estudios de arquitectura, donde se especializa en perspectivas de edificios con sus dibujos humorísticos en diversas revistas.

Como cartelista ha ganado varios primeros premios y ha realizado los carteles de varios congresos de Peñas del Athletic Club. Destaca como ilustrador y caricaturista. En el mundo de la publicidad es conocido por el diseño de cátalogos e infinidad de logotipos.

Trabajó como deliniante durante los siete años que duró el Plan General de Ordenación Urbanística de Bilbao. Al finalizar éste, se dedica profesionalmente a la pintura, especializándose en temas costumbristas vascos y marítimos. Como escritor de temas locales y costumbristas bilbainos, colaboró en el periódico "Bilbao" (1993-2007).

Ha sido nombrado "Bilbaino del año" por el Alcalde de la Villa en la "Aste Nagusia 2007".

Un hincha del Athletic en una cárcel de Rabat

(Artículo publicado por Javier Ortiz de Lazcano en el diario El Correo el 15/03/13)

Dos observadores internacionales quieren enviar una camiseta rojiblanca a un saharaui condenado a cadena perpetua


El Tribunal Militar Permanente de Rabat dictó una de las más duras sentencias de su historia el pasado 19 de febrero. Veinticuatro activistas saharauis fueron condenados. La mayoría a 20 años de cárcel. Nueve, a cadena perpetua. Entre los últimos estaba Abdeljalil Larusi, taxista de 34 años de El Aaiún, seguidor del Athletic y a quien las autoridades marroquíes habían impedido registrar una peña del equipo bilbaíno en la capital del Sáhara Occidental. Hubiera sido la primera agrupación rojiblanca en una ciudad africana que no sean las españolas Ceuta y Melilla. Larusi es un activista saharaui en favor de los derechos humanos y formó parte de uno de los comités en los que estaba organizado el campamento de Gdeim Izik, que fue desmantelado violentamente por el Ejército y la Policía marroquíes el 8 de noviembre de 2010.

El asentamiento, que reunió a 20000 saharauis, se levantó a unos 15 kilómetros de El Aaiún para reclamar mejores condiciones económicas y sociales a Marruecos. Los activistas denuncian que en su desalojo hubo dos muertos entre los suyos, uno de ellos un niño de 14 años. Por parte de los marroquíes hubo al menos tres fallecidos, pero según observadores internacionales, su Gobierno hace variar la cifra una y otra vez. Larusi fue detenido el 12 de noviembre de 2010 en Bojador (Sahara Occidental), acusado de haber participado en los altercados. Según las asociaciones de derechos humanos saharauis, fue sometido a diversas formas de tortura psicológica y física, desnudado y esposado con los ojos vendados durante más de cuatro días y colgado de un palo suspendido en el aire. Además, denuncian, sufrió golpes en todo su cuerpo, le aplicaron descargas eléctricas, le arrancaron el pelo y amenazaron con violarle y traer a su esposa para violarla delante de él.

Juan Soroeta, profesor de Derecho Internacional en la facultad de Derecho de la UPV de San Sebastián, y Arantza Chacón, jurista vitoriana que trabaja en cooperación internacional, acudieron al juicio como miembros de la Asociación Internacional para la Observación de los Derechos Humanos. "No existe prueba alguna que vincule a los acusados con las supuestas victimas (entre 9 y 23 según las cifras manejadas por el propio Gobierno marroquí a lo largo del proceso), de las que ni siquiera se practicaron autopsias, no hay armas, no hay huellas, no se confiscaron los vehículos con los que supuestamente atropellaron a las fuerzas del orden, no hay vídeo concluyente alguno. Nada que explique quién asesino a quién, en qué circunstancias, a qué hora, de qué forma, atropellados o con armas blancas", escribieron en 'El Diario Vasco'.

Discriminación

Hubo un momento del juicio que llamó la atención de Soroeta y Chacón. Larusi testificaba ante el tribunal y quería poner en evidencia que en El Aaiún el Gobierno marroquí no respetaba sus derechos individuales. "Soy seguidor del Athletic. Un grupo de personas quisimos hacer una peña de ese equipo en El Aaiún. Todo iba bien hasta que llevamos los nombres al registro y apareció el mío entre las firmas. Ése fue motivo suficiente para que se rechazara la inscripción de la peña. Es un ejemplo más de la discriminación que sufrimos", explicó.

Para Soroeta y Chacón lo cotidiano de ese episodio simboliza la falta de derechos civiles de los saharauis. Ahora se han marcado como objetivo hacerse con una camiseta del Athletic que firmen los jugadores de la primera plantilla para entregarsela a Larusi en la prisión de Rabat. "Será una sorpresa. Queremos darle una pequeña alegria, sacarle una pequeña sonrisa", relatan.

El 17 de febrero fue condenado a cadena perpetua. Como el resto de activistas de derechos humanos saharauis proclamó ante el tribunal que su lucha es pacífica y denunció que no le estaban juzgando a él sino al pueblo saharaui. Abdeljalil Larusi es padre de dos niños y en estos momentos cumple condena en la cárcel de Sale (Rabat).

lunes, 11 de marzo de 2013

De viaje a San Mamés

Artículo publicado por Arkaitz Aramendia en el diario Deia el 11/03/13

Ramón Cayuela, catalán y fiel seguidor rojiblanco, vio su primer partido en 'La Catedral' junto a su hijo y su nieto
Muchos aficionados han organizado visitas antes de su inminente derribo



Ramón Cayuela junto con su hijo y su nieto en los aledaños de San Mamés

Hace un cuarto de siglo, en una mañana sin fútbol, sin rastro del frenesí de la pelota, un directivo del Athletic abrió las puertas de San Mamés para dar paso a un sueño en rojo y blanco. Hizo posible que una persona pisara el interior del santuario rojiblanco y pudiera cumplir el objetivo de respirar en su interior por primera vez. El protagonista de aquel cuento con continuidad en el presente, el ejemplo de cuantos sentimientos ha provocado y continúa provocando la vieja Catedral tanto dentro como fuera de Euskadi, responde al nombre de Ramón Cayuela, un catalán con corazón rojiblanco desde que su padre le traspasara una inagotable pasión por el club de Ibaigane.

Nacido en 1947 en Manresa, donde aún hace su vida alejado del palpitar diario de su querido Athletic, Ramón fue testigo ayer de cómo la vida acostumbra a dar segundas oportunidades. Una nueva oportunidad de pisar San Mamés que permanecerá guardada de por vida en su memoria. Y es que, acompañado de su hijo Dani, de 35 años de edad, y de su nieto de tan solo 7 años -también llamado Dani-, simpatizantes ambos del Barcelona, pero con un espacio guardado dentro de ellos para el Athletic, Ramón vio cumplido su gran objetivo de ver un partido en San Mamés antes de su inminente derribo. "Han pasado 25 años desde que estando de viaje en Bilbao, en un bar cercano al campo, comenté que venía de Catalunya y que me hacía muchísima ilusión poder entrar al campo; alguien me dijo que esperara, vino un directivo, y me permitió verlo por dentro, fue una sensación muy bonita, pero lo de hoy ha sido increíble", confesaba el propio Ramón tras la agónica victoria de los pupilos de Marcelo Bielsa ante el Valencia.

Un envite que supuso más que un mero partido para el veterano de los Cayuela, quien admitía minutos antes del inicio del encuentro que la noche del sábado tampoco había sido una más. "Me ha costado un poco poder dormir debido a la emoción y para las 7.30 horas ya estaba despierto; llegamos ayer -por el sábado- por la noche a Bilbao y menos mal que ya falta poco para entrar", subrayaba Ramón con una inalterable sonrisa dibujada en el rostro y un único objetivo en el horizonte: volver a pisar La Catedral y ser partícipe del verdadero ambiente que se respira en San Mamés cuando hay un partido de por medio. Y la larga espera mereció la pena. Después de conformarse con visitar las instalaciones de Lezama en tres viajes anteriores, todos en época de vacaciones, Ramón ingresó en el campo. No lo hizo por la misma puerta que sus dos acompañantes de lujo al no haber conseguido tres entradas con asientos unidos, pero eso no iba a resultar ningún impedimento para disfrutar de la ocasión, para poner en funcionamiento los cinco sentidos y sentirse, por fin, uno más entre la fiel afición de San Mamés.

Gol y lágrimas

Con las apacibles condiciones climatológicas como aliadas, y con una Catedral rejuvenecida y hambrienta de puntos debido a la hora del envite y de la relevancia del choque frente a los de Ernesto Valverde, el devenir del partido no fue sino la culminación del sueño, del día y la experiencia perfecta. Si antes de acceder al campo, tanto Ramón como su hijo hacían referencia al "diferente" aroma que transmite San Mamés, tras la finalización del encuentro las impresiones no pudieron ser mejores para aquel señor que 25 años atrás tan solo pudo mirar al césped e imaginar cómo sería vivir in situ un partido en tamaño recinto deportivo.

"Ha sido algo único", resumía Ramón, preso de la emoción y de la intensidad con la que toda la parroquia bilbaina había vivido el partido, antes de recalcar y ampliar sus "inmejorables" sensaciones. "Lo que transmite San Mamés no se puede comparar con el Camp Nou ni con ningún otro estadio, prácticamente; el sentimiento que hay aquí y lo que se vive en este campo es algo único, hay que estar dentro para poder entenderlo y, por suerte, he podido disfrutar de él antes de que lo derriben", apuntaba Ramón, emocionado aún por el gol de Iker Muniain, con el que reconocía que había dejado correr algunas lágrimas. "Hemos tenido que sufrir mucho para ganar, pero ha merecido la pena; cuando ha marcado Muniain ha habido gente que se ha puesto a llorar y a mí también se me ha escapado alguna lágrima que otra".

Una espontánea reacción como consecuencia del cúmulo de emociones vividas antes de volver a coger la carretera y poner rumbo a su Manresa natal junto con su hijo y su nieto, que al igual que sucede con otros aficionados del Athletic que están aprovechando para despedirse de La Catedral antes de que desaparezca, colmaron de alegría a Ramón, de apellido Cayuela, y dueño de un sueño que asoma cumplido desde el viaje de ayer al corazón de San Mamés.

Athletic imágenes de una historia (16)

Video continuación a la colección "Athletic imágenes de una historia" publicado por el diario El Correo en 1994


16.- El final de un ciclo. Temp. 99-00 por zurigorri

Resumen Jor.27ª: Athletic Club - Valencia


sábado, 9 de marzo de 2013

Old Trafford, año I (III)

(Artículo publicado por Jon Garay en el diario El Correo el 07/03/2013)

Un año del día más grande

El 8 de marzo de 2012 el Athletic conquistó Old Trafford en uno de los partidos más memorables de la historia rojiblanca. 8.000 aficionados vibraron en 'El Teatro de los Sueños' y Bizkaia entera se entregó a su equipo


Este viernes hace un año que uno de los estadios más legendarios del mundo, Old Trafford, retumbó con el grito de una afición emocionada. 8.000 seguidores rojiblancos entonaron su "¡Athletic, Athletic!" con más fuerza que nunca. Su equipo del alma acababa de conquistar el 'Teatro de los Sueños' y a media Europa con un despliegue apenas visto antes en la centenaria historia del club. El 2-3 que señaló el marcador final quedará grabado a fuego como una de las victorias más recordadas de siempre.

Aquel partido fue histórico desde el mismo día del sorteo. Al Athletic le podía corresponder dos grandes de Europa, el Ajax y el propio Manchester. Con el conjunto holandés venido a menos desde los años de Van Gaal, los de Boer, Litmanen, Kluivert y Overmars, el equipo de Ferguson, eliminado de la Champions League, se perfilaba con el rival más deseado. Por su historia, por Alex Ferguson, por jugadores como Wayne Rooney o el mítico Ryan Giggs..., por todo, algo comenzó a removerse en Bizkaia. Y tomó forma de una marea de 8.000 seguidores que inundó Manchester en el desplazamiento continental más masivo de una afición rival en un partido que no fuera una final. La rojiblanca tomó pacíficamente la ciudad de los diablos rojos durante un día que ninguno de los que acudieron podrá olvidar nunca.

El árbitro alemán Florian Meyer dio comienzo al encuentro a las 21.05 horas. Arrancó entonces la exhibición del conjunto dirigido por Marcelo Bielsa. Susaeta, Muniain, De Marcos, Iturraspe, Llorente y compañía dieron un baño, un meneo y un revolcón, todo junto, al ilustre conjunto inglés, el mismo que se había plantado en dos de las últimas tres finales de la Champions. El partido comenzó mal para el Athletic. Rooney adelantó a su equipo en el minuto 22. Lo habitual en los equipos grandes: 'vacunan' a las primeras de cambio. Pero no era su día. Al filo del descanso, Fernando Llorente hacía justicia a lo que se estaba viendo sobre el impoluto césped inglés tras rematar un centro de Susaeta. Por fin caía De Gea, al que los rojiblancos de la camiseta verde llevaban camino de hacer internacional absoluto.

El nacimiento de los 'Bielsa boys'

La segunda parte fue más de lo mismo. El campo parecía inclinado hacia la portería del ex del Atlético de Madrid, con un Muniain tan activo como fallón ante su amigo. Los nervios comenzaban a aflorar ante tanta ocasión desperdiciada. Hasta que Ander Herrera vio el enésimo desmarque de De Marcos. Corría el minuto 72 cuando el de Laguardia irrumpió en la defensa isleña y fusiló, esta vez sí, al portero madrileño. "¡Que bote San Mamés, que bote San Mamés!", vibraron las gradas ocupadas por la marea rojiblanca. El milagro estaba cada vez más cerca. Pero enfrente estaba el Manchester del iracundo Ferguson, el mismo que fue capaz de tirar una bota en la cara de David Beckham y seguir en el club como si nada. Camino de los 30 años lleva ya y no hay 'vedette' que pueda con él. ¿Conformarse con aguantar el 1-2? Ni hablar. El león estaba hambriento. Quería más. Y por fin 'mojó' Muniain. En el minuto 90. De no creer. El penalti de De Marcos que permitió a Rooney acortar distancias ni siquiera sirvió para maquillar lo que se había visto durante la hora y media anterior.

Al día siguiente, Bizkaia entera amaneció con el dulce sabor de una victoria imposible hecha realidad. Los más veteranos se preguntaban si alguna vez habían visto algo parecido. ¿La eliminatoria de 1957 contra el mismo Manchester? ¿La final de la UEFA contra la Juventus? ¿La Copa contra el Real Madrid de Di Stéfano? Los más jóvenes sólo alcanzaban a la clasificación para la Champions con Luis Fernández o ni eso. Se quedaban en los años de sufrimiento para evitar el descenso. Acababan de nacer 'los Bielsa boys', los protagonistas de una fecha y un partido inolvidables. "Parecía que estábamos en San Mamés..."

Old Trafford, año I (II)

(Artículo publicado por César Ortuzar en el diario Deia el 08/03/2013)

Aquella noche en el paraíso

Se cumple un año de la extraordinaria exhibición del Athletic en Old Trafford ante el Manchester United, registro máximo de fútbol e icono para el club y la afición, que guarda el episodio con tapas de oro en la memoria


Si existe un pasaporte hacia la gloria, si se conoce una aduana donde se sella con la tinta de los deseos para entrar al paraíso, si soñar despierto es posible, debió ser aquella fría noche de marzo de hace un año en Old Trafford, donde el fútbol realizó una genuflexión para recibir al Athletic más carismático, atractivo, atrevido y pizpireto que se recuerda en décadas, pura poesía en movimiento. Al Manchester United, una diva del fútbol con un vestuario repleto de vedettes, absolutamente seducido por el embriagador perfume bilbaino, solo le alcanzó para ponerse en pie y ovacionar a un equipo que actuó con la delicadeza de una sinfónica, la exactitud de un ballet y la energía de una banda de rock&roll hasta completar una obra maestra, una oda al juego tan expresiva como colorida.

El Athletic fue, al mismo tiempo, Da Vinci, Miguel Ángel y Picasso. La aventura más fantástica que reverbera en la memoria reciente del club congregó en Manchester a miles de voces roncas, quebradas, cazalleras, partidas de alegría. Miles de rostros extasiados, alegres, apoteósicos, exultantes, plenos de dicha. Miles de ojos asombrados, boquiabiertos, desorbitados, risueños, húmedos, rebosantes de felicidad. Un delirio colectivo, un akelarre de un pueblo que empujó hasta el infinito a un Athletic que recitó un verso majestuoso en uno de los templos del fútbol, convertido para la hinchada rojiblanca en un coliseo para la eternidad.

Legado rojiblanco

Lugar común para la memoria colectiva, el duelo de Old Trafford se eleva como un incunable por su indudable altura futbolística, nada que ver con el perfil de un souvenir europeo cualquiera o con la calculadora de un resultado, 2-3, a favor de los bilbainos, representados en el marcador por Llorente, De Marcos y Muniain. La victoria en el Teatro de los Sueños, la manera de conquistarla, de anunciarse al escaparate mundial, se trata de un legado, de una magistral partitura de fútbol, pero sobre todo de una leyenda que abrazará a generaciones enteras en rojo y blanco que se emocionan, y seguirán haciéndolo, cuando hablen de aquello en ese instante en el que las palabras dialogan con las emociones y se sientan torpes, tartamudas, incapaces de desglosar lo que manda el corazón y siente la piel. Tal vez todo se reduzca a una gozosa, descriptiva y sobria frase de cinco palabras. "Yo estuve en Old Trafford".

Porque no existe diccionario capaz de domar las partículas del alma, el Athletic, su hinchada, enorme, se sintió en la Luna. Como un Neil Armstrong con botas de tacos botando de aquí para allá en el territorio donde el fútbol se inventó. La sensación de ingravidez, de asombro, de entusiasmo, nos acunó a muchos en un campo que fue San Mamés, con su espíritu de bucanero irreductible cantando mientras Old Trafford, achicado, encogido por una afición insuperable en decibelios, escuchaba respetuosa aquel aleluya. En medio del bullicio, del ánimo infatigable, de 8.000 gargantas apurando las cuerdas vocales para alimentar a su héroes alados una hora antes de que comenzara la función cuando Manchester fue Bilbao. Por fin comprendimos que el Síndrome de Stendhal cobraba sentido.

La mezcla de emotividad, belleza, euforia y pasión impulsó al Athletic a la estratosfera, donde nada pesa, donde todo fluye, donde no existe ni el tiempo ni el espacio y las sensaciones caen en cascada, en avalancha. Imposible frenar las pulsiones ante semejante arrebato, en una atmósfera inigualable, rebosante de emoción. Nadie en Old Trafford, donde al fútbol se le ama tanto, pudo esquivar la púrpura del cónclave futbolístico, un amasijo esplendoroso de sensaciones que nos dejó en estado de shock, alienados, prendados de una fiesta del fútbol, en trance, yonquis del juego del Athletic.

Herencia de 1957

De alguna manera, Old Trafford, símbolo absoluto desde entonces, se convirtió en la desembocadura de la línea genealógica de todos los Athletics que un día fueron y que muchos contaron. En Manchester se mezclaron los fotogramas del partido de la nieve, de aquella eliminatoria repleta de misticismo que vencieron los ingleses en 1957, la alcurnia de un rival aristocrático, de un club legendario con futbolistas de póster, el fuego de la afición, el hechizo del pentagrama de Bielsa y los pies afinados de sus muchachos, que imaginaron un partido para la hemeroteca. Una representación sublime que fueron capaces de desarrollar sobre el césped. El partido soñado fue una realidad.

Camino de Old Trafford, en el autobús de la prensa, quién más quién menos le hacía un hueco al disfrute, a la mirada de un niño asomándose a un tienda de chucherías. El United y su periferia, todo cuanto le rodeaba era un día rotulado en rojo, un estímulo sin igual. Algo así como un viaje al centro del fútbol donde cohabitaron Law, Charlton, Best, Cantona o Giggs, cuya zamarra milenaria de Sir reposa en el museo del Athletic. Mientras la mente fabulaba, los aficionados que secaron de cerveza Manchester, de noche y de día, se aproximaban al estadio, "a animar y pasarlo bien", en una riada de taxis.

Como ocurre en las grandes epopeyas, en los relatos inolvidables, se trataba de disfrutar del viaje, de mirar por la ventanilla y sonreír en el tránsito hacia un pedazo de historia aún desconocida. Realmente nadie pensó más allá de Old Trafford. El capítulo lo merecía. "¿Te imaginas marcar un golito aquí?". Con eso bastaba. En realidad, el Athletic había vencido cuando supo que podía cruzarse con los Diablos rojos en la eliminatoria de octavos de final. La procesión de aficionados, el mayor éxodo de una hinchada si se descuentan las finales, certificaba el peso y la huella de semejante acontecimiento. Apenas un puñado de equipos pueden convocar semejante desembarco. El Manchester era un exquisito anfitrión y el Athletic el perfecto huésped.

El efecto tractor del Manchester United fue el enganche ideal para subirse al cielo y ver cómo se ve el mundo desde allí arriba, desde una colina con unas vistas increíbles, inimaginables, inmejorables, inesperadas. En ese gran balcón de la posteridad, mirando al horizonte, se apostaron miles de casacas rojiblancas, bufandas, banderas y no menos ilusiones. No había vericueto ni conversación en Manchester en el que no estuviera presente el Athletic, cuya capacidad vírica es fenomenal. Solo faltaba la voz, el gran Sinatra, cantándole al equipo bilbaino king of the hill (rey de la montaña) desde el tramo de tribuna que ocupó el coro rojiblanco. Un ejército exuberante que se expresaba con menos delicadeza que el crooner, pero que lo hacía a pleno pulmón, como si no hubiera mañana. Pavarottis del Athletic. Mosqueteros. Todos para uno y uno para todos. Con ese hilo musical del entusiasmo golpeando sin descanso el aire frío de Manchester, de pie la grada, la muchachada de Bielsa diseñó una obra de orfebrería, una pieza de coleccionista de imposible reproducción que noqueó al Manchester como nadie logró antes, no con esa alegría y elegancia.

La tormenta perfecta

El equipo inglés se abrió paso con un gol de Rooney antes de que el Athletic bailara un vals con electricidad. Después llegó la tormenta perfecta coronada por los goles de Llorente, De Marcos y Muniain. Dueños de la pelota, exactos, osados, solidarios, en sintonía, los rojiblancos borraron al United, sostenidos por De Gea y Rooney, que evitaron un roto pero no el reconocimiento hacia el pelotón bilbaino. El Athletic, para entonces un gigante, metió en la lavadora al Manchester hasta marearlo por el centrifugado de un fútbol total: efectivo, vertiginoso y bello. Europa rendida, de punta a punta, al embrujo del Athletic. Nadie pudo resistirse al encanto de aquel equipo que sedujo al planeta fútbol. Solo cabía aplaudir y dar las gracias por haber podido ser testigo de algo tan especial.

El partido contra el Manchester, el modo en el que se resolvió, fue un chute de autoestima, un tratamiento vigorizante para generaciones enteras que dieron la mano al Athletic desde el cordón umbilical y que apenas supieron del Athletic campeón que hubo, de los muchos que lo fueron tiempo atrás, recordados y homenajeados en un tributo constante por la tradición oral, la mejor de las herencias. Old Trafford, marcado a fuego en la piel, recogió el testigo de esas charlas que pasaban de padres a hijos, de memoria en memoria en un recorrido sin fin. La noche de marzo de 2012, apurados los 90 minutos, se convirtió inmediatamente en un surtidor de emociones absoluto, el hilo conductor para tejer una historia convertida en leyenda que cada uno contará a su manera, con más o menos detalles, tal vez perjudicado el rigor y moldeada la objetividad, pero seguro que con el brillo en los ojos por haber vivido un noche en el paraíso.

Old Trafford, año I

(Artículo publicado por Iker Alava en el diario El Correo el 08/03/2013)

"Yo estuve en Old Trafford"

"Aún hoy se me ponen los pelos de punta", recuerda uno de los 8.000 aficionados rojiblancos que vivió aquel inolvidable día en Manchester


Han pasado 365 días y muchas cosas han cambiado desde entonces. Se podría hablar de un año de melancolía, pero el recuerdo siempre quedará ahí, grabado a fuego en la mente de los 8.000 aficionados que vivieron en Manchester una de las mejores experiencias que ha regalado la centenaria historia del Athletic. "Yo estuve en Old Trafford", recuerdan con orgullo todos aquellos que vieron cómo el 'Teatro de los Sueños' hacía honor a su nombre. Aquel 8 de marzo de 2012 Europa entera se rindió al Athletic, a su apuesta futbolística, y poco importó entonces el dineral que costó el desplazamiento a la ciudad británica -hasta 500 euros en algunos casos- o el pasar la noche al raso en San Mamés para lograr una entrada.

El camino hacia aquella inolvidable cita comenzó el 23 de febrero. El conjunto rojiblanco lograba, no sin apuros, el pasaporte para los octavos de final de la Europa League tras dejar en el camino a un correoso Lokomotiv de Moscú. El sorteo había deparado que el rival en la siguiente fase saliera de la eliminatoria entre Manchester United y Ajax. Tocara quien tocara se barruntaba un cruce complicado, pero atractivo al mismo tiempo. La preferencia, no obstante, era clara: el equipo de Sir Alex Ferguson. A esas alturas pocos pensaban en la cita de Bucarest y presenciar un partido del Athletic en un escenario tan idílico como Old Trafford cumplía las expectativas de cualquiera. Y la euforia se desató en Bizkaia.

La noche del 29 de febrero al 1 de marzo en los aledaños de San Mamés se levantó un campamento repleto de ilusión. Más de 2.000 seguidores pasaron la noche al raso para hacerse con una de las 5.900 codiciadas entradas, contando compromisos del club, que el club británico envió inicialmente -luego fueron muchas más-. Una vez en poder de tan codiciado tesoro el siguiente paso consistía en cerrar el viaje a Manchester. Las alternativas eran varias, aunque la más cómoda y también la más cara pasaba por contratar un vuelo chárter. Las agencias de viaje hicieron su agosto y el aeropuerto de Loiu se quedó pequeño ante tan desmesurada demanda. El mayor desembarco de una afición visitante en un partido europeo que no fuera una final había comenzado.

Y llegó el día. El 8 de marzó Foronda y 'La Paloma' se tiñeron de rojiblanco. La avanzadilla -aquellos seguidores que habían viajado en autobús o habían realizado el viaje por su cuenta- calentaba ya motores en la ciudad británica, un tanto sorprendida por el despliegue de tropas procedente de Bilbao. Y llegaron los retrasos de los vuelos y los nervios por no llegar a tiempo... Cada minuto que pasaba era un minuto perdido. Había ganas de llegar al destino, de vivir el ambiente, de acceder a Old Trafford... Precisamente el estadio fue el punto de encuentro de todos los autobuses que trasladaban a los seguidores bilbaínos desde el aeropuerto de Manchester. Momento de las primeras fotografías y también de las primeras compras. Las bufandas, tanto las conmemorativas del encuentro como las verdes y amarillas del United, fueron el recuerdo estrella.

El 'Pozas de Manchester'

Siguiente parada: Picadilly Gardens. En apenas 15 minutos se llegaba en tranvía desde el campo a la zona centro de la ciudad. Y desde allí, a la noria, el centro neurálgico de la marea rojiblanca. No fue complicado dar con ella, ya que por cualquier esquina era posible toparse con algún paisano. El 'Pozas de Manchester' se situó en los apenas 100 metros que separaban la atracción de la pequeña catedral. Los pubs no daban abasto y la cerveza se desbordaba. ¿Y el ambiente? Indescriptible. La Policía inglesa había hecho llegar a la Ertzaintza una serie de recomendaciones para los aficionados vascos, pero el buen rollo fue la tónica dominante durante todo el día. Hasta alguno se fotografió con los 'Bobby', claro síntoma del sano comportamiento de la hinchada bilbaína.

Pasaban las horas y se aproximaba el momento de tomar rumbo a Old Trafford. De nuevo en tranvía, compartiendo espacio esta vez ya con los aficionados del Manchester. Se entremezclaban sus cánticos con los "¡Athletic, Athletic!". Respeto absoluto. En las puertas del estadio, una larga fila rojiblanca marcaba el lugar destinado al público de Bilbao. La entrada fue ordenada y rápida. Y, de repente, el 'Teatro de los Sueños'. Precioso, cautivador... Sobre el césped, los leones calentaban. En las gradas, ya había comenzado el partido. Es habitual comprobar cómo en los desplazamientos a campos ajenos se anima de una manera especial. Pero lo de aquel día fue algo fuera de lo normal. Las 8.000 gargantas consiguieron enmudecer a todo un Old Trafford. Casi nada. "Aún hoy se me ponen los pelos de punta", recuerda uno de los muchos que se dejaron la voz.

El árbitro no había señalado el inicio del encuentro y ya se había ganado la primera batalla. "Solo se os oía a vosotros", comentaban desde Bilbao. Y así fue durante los 90 minutos que duró aquel espectáculo, un monumento al fútbol. Ni el 1-0 de Rooney en el minuto 22 amedrentó a la entregada afición del Athletic. Las sensaciones eran buenas y ese traspié no hizo más que reforzar los gritos de ánimo. Abajo, los de Bielsa seguían a lo suyo. El premio, de continuar así, llegaría. Era cuestión de tiempo. Al filo del descanso, Llorente empataba y la grada donde se situaba la parroquia rojiblanca se vino abajo. Abrazos, bufandas al aire, gritos de alegría...

Sueño hecho realidad

Llegó el momento de tomarse un respiro para afrontar una segunda parte en la que se vaticinaban emociones fuertes. Una vez reanudado el encuentro, los 8.000 volvieron a la carga. En pie, como antaño, se desgañitaban apoyando a los Muniain, Susaeta y compañía. El 1-2 estaba en camino y Herrera y De Marcos se encargaron de fabricarlo. Una magnífica asistencia del bilbaíno fue rematada con eficacia por el de Laguardia. "Lo ro, lo ro, lo, lo..." "¡Qué bote San Mamés". La afición estaba rendida a los suyos. No era para menos y aún quedaba lo mejor: el tanto de Muniain. Con el 1-3 hubo alguno que se frotó los ojos. Sí, aquello que estaba viviendo era real, no era una fantasía. El sueño se había cumplido. El tanto de penalti de Rooney al final nos deslució la fiesta. Cuando el árbitro señaló el final, la euforia se desató. Lágrimas en los ojos, más abrazos y los últimos cánticos o lo que la voz de cada uno diera de sí. Habían sido 90 minutos de tensión, de entrega, en el campo y en las gradas, de comunión entre equipo y afición... Se había hecho historia. Y había que disfrutarlo. Fueron momentos inolvidables, de esos que dicen que cuentas a tus nietos.

Ya en el autobús llegó el típico bajón después de tantas emociones vividas. Era el momento de relajarse y recordar todo lo acontecido. Ayudó el resumen que se pudo ver desde la televisión del autocar. En el aeropuerto, cada uno buscó su rincón para descansar. Más allá de la incomodidad, la adrenalina impedía conciliar el sueño. Había ganas de encontrarte con los tuyos y contarles eso de que "Yo estuve en Old Trafford".

jueves, 7 de marzo de 2013

Athletic imágenes de una historia (15)

Video continuación a la colección "Athletic imágenes de una historia" publicado por el diario El Correo en 1994


15.- En la Champions League. Temp... por zurigorri

Botella medio llena

Artículo publicado en el número 16 de la revista Athletic Club (Abril 2008)

Arturo Trueba (Director de la revista 'La Ria del Ocio')


Tras ganar el Athletic el primer título de liga de los ochenta dejé de pagar el carnet. Ya había visto lo que quería: mi equipo campeón de Liga. En cambio, he ingresado como socio junto a mi hijo en una de estas temporadas de temor al descenso. Deben de ser ganas de ir contracorriente.

No recuerdo cómo me hice del Athletic, Supongo que simplemente por ser de Bilbao, ya que no sobraban los aficionados al fútbol en mi familia. Oía hablar de un pasado esplendoroso de títulos, pero me tuve que conformar en los años sesenta y setenta con ver ganar dos Copas, disputar la final de UEFA a la 'Juve' y disfrutar con los Rojo, Uriarte, Iribar la fugaz media Igartua-Clemente, Alexanko y los retornados Irureta y Churruca.

Al inicio de la temporada 82/83 comencé a ilusionarme con la posibilidad de ver ganar un título de Liga, algo de lo que dudaba la mayoría de la gente. Argote y De Andrés recibieron fuertes pitadas en los primeros partidos de esa temporada, para acabar siendo dos de los grandes artífices de la gesta. Vino lo de la gabarra por la Ría. Y a la temporada siguiente, el doblete. Eran un equipo y un entrenador que creían en sus posibilidades. En aquella época ya jugaban en la misma Liga los mejores jugadores del mundo, como Maradona y Schuster.

Entonces se llenaba San Mamés para luchar por títulos; pero lo curioso es que ahora también lo hace por evitar la caída al abismo. Algo tiene el Athletic cuando esto sucede. A pesar de la crisis, los agoreros, la globalización del mercado y la difícil protección de la cantera, los leones cuentan con tan alto número de socios, aspirantes y seguidores que obligan al Club a contruir un campo más grande y moderno. Todavía los rojiblancos están entre los favoritos de las televisiones y siguen despertando la simpatía de millones de personas, aficionadas o no al fútbol. ése es el principal capital del equipo de Bilbao. En estos momentos, en los que se ve la botella medio vacía por las limitaciones de la cantera y la filosofía, debe haber un mensaje más positivo. Una vez capeado el temporal, se pueden elevar los objetivos con un trabajo inteligente y planificado de cantera, una política acertada de fichajes, cesiones, ventas y descartes, así como con una aplicación elástica de la filosofía del Athletic.

No es el momento de enrocarse, sino de intentar ver la boella medio llena. Se trata de apoyarse en lo que tienen de beneficiosas las singularidades del Club, en vez de la queja y la crítica agria por sistema. Se quiera o no, el club de los Pichichi, Zarra, Iribar, Guerrero y Urzaiz tendrá más fácil despejar su futuro si consigue volver a ilusionar a niños y grandes con capacidad de lucha, espíritu de victoria y miradas hacia arriba en todas las competiciones en las que participe.

viernes, 1 de marzo de 2013

El Txopo cumpe setenta años

(Artículo publicado por Unai Muñoz en el diario Deia el 01/03/2013)

"Mi reto era llegar al equipo del pueblo"

'El Txopo' cumple hoy 70 años. José Ángel Iribar echa la vista atrás y repasa un periplo vital del que, según apunta, no movería ni una coma. El portero al que todos recuerdan se queda con los valores de sus compañeros de vestuario: "Ellos tenían en mente que debían ser ejemplares"


Bilbao. Su nombre ha vuelto a salir a la palestra por enésima vez a cuenta del debate sobre quién debe ser el inquilino de la portería rojiblanca. Él lo tiene claro, el público de San Mamés es soberano, pero el "runrún no ayuda nada". Con una memoria envidiable, José Ángel Iribar desgrana para DEIA cómo fue su primer contacto con el fútbol en su Zarautz natal; su llegada al Athletic, club al que le debe todo, según confiesa; la relación con sus compañeros de profesión y una mirada al fútbol actual, que, al igual que al sociedad, poco tiene que ver con el que El Txopo vivió en blanco y negro.

Usted iba para tornero.

Entré en el oficio de Maestría Industrial, hice los tres primeros años y al cuarto lo dejé porque recibí una oferta del Basconia.

Dino Zoff también fue tornero antes que portero.

Es verdad. Hemos coincidido en muchas cosas, hasta en el parecido físico.

¿Quién le puso a usted bajo los palos?

Nadie. Creo que es vocacional. Estás con los ojos abiertos hacia el entorno, en tu casa ves que les gusta el fútbol, que tu aita hizo los pinitos en la playa también de portero. En aquella época se llevaba bastante, más que ahora, que el portero fuera el que tenía menos cualidades, pero en mi caso no fue así. Me acuerdo que la primera vez que montamos un equipo en el barrio, uno me dijo tú tienes que jugar de portero con nosotros.

Ese tuvo ojo.

Sí, normalmente entre los chavales se hace una selección. En todos los grupos las hay y si vas a jugar a algo, te gusta ganar.

¿De niño le elegían siempre entre los primeros?

Bueno, a veces me tocaba elegir a mí también. El propio grupo de amigos te pone los galones.

La época en la que empezó a darle a la pelota nada tiene que ver con la de ahora, donde decenas de chavales juegan de forma ordenada y con todos los medios posibles.

Antes era pura diversión. Quizás eso se puede ver ahora en niños de 4 o 5 años.

¿Ese niño de caserío en Zarautz imaginó alguna vez que iba a llegar hasta donde lo ha hecho?

No tenía ese planteamiento. Me gustaba mucho jugar al fútbol, tenía ciertas cualidades, pero mi reto de niño era llegar a ser el portero de mi pueblo. Llegar al primer equipo del Zarautz.

¿Tenía referencias del Athletic?

Sí, claro. En mi casa eran muy aficionados al fútbol y eran del Athletic. En la mesa, sobre todo en la comida, se hablaba mucho de deporte, y el Athletic estaba muy presente.

¿Su familia se podía permitir llevarle a ver algún partido en directo?

No era fácil, pero mi aita me llevaba a ver muchos deportes, no solo fútbol. Hasta me llevaba a ver los toros, porque al ser baserritarra tenía afición. La regata de La Concha, a Atocha, al velódromo de Atocha a ver el criterium de después de la Vuelta... Yo he visto correr allí a los Coppi, Loroño, Bartali. El fin de semana era para el deporte.

El Athletic pagó un millón de pesetas al Basconia por usted.

En realidad tenía que haber llegado directamente, porque eran clubes convenidos, pero como el Barcelona ofrecía tres millones, el presidente del Basconia jugó con esa baza para sacar algo de dinero, que por aquel entonces era mucho.

Lo que se perdió el Barça.

Yo ahí no me meto, no me planteo nada. Yo estoy contento de cómo han salido las cosas.

Un millón en esa época era un dineral.

Imagínate, con ese dinero construyeron la tribuna que tenía el antiguo Basozelai.

¿Cómo llegó al Athletic conociendo el desembolso que habían hecho por usted?

Lo llevé con naturalidad. Yo me preocupaba de jugar. El dinero, sinceramente, no me quitaba el sueño. A partir de que tenía para vivir, lo importante era jugar en el equipo y disfrutar.

¿Cree que ese espíritu se mantiene?

Es que toda la sociedad ha cambiado muchísimo. Teníamos otra mentalidad, otra educación.

Entonces no tenía ni coche.

¡Qué va! El primero que tuve fue en 1964, dos años después de fichar por el Athletic. Aproveché la prima que nos dieron por ganar la Eurocopa a la Unión Soviética y le compré un Simca 1000 a un directivo nuestro que tenía un concesionario de esa firma cerca de San Mamés.

Usted venía del baserri. ¿Le impresionó la ciudad?

Primero estuve en Basauri. Hasta que me casé viví con una familia de allí, los Ibarrondo. Era una pensión normal y corriente, pero me sentía muy bien con ellos, eran entrañables y euskaldunes. Comparativamente, Basauri me parecía Nueva York. Había edificios de quince o veinte pisos, mucha industria. Yo nunca había visto eso antes.

Dejó atrás la montaña, el mar, la playa y todo ese colorido para vivir en una ciudad gris, industrial. ¿Lo notó?

Sí, pero la mayor diferencia que noté fue la forma de comunicarme con las personas. La gente de Bilbao siempre me ha parecido muy comunicativa, emprendedora, con esa chispa de ver las cosas de forma positiva. Quizás, como dices, fuera para combatir esa oscuridad de ciudad industrial.

¿Recuerda su entrada en el vestuario rojiblanco?

Me acuerdo que entré a la vez que Iñaki Sáez. El primer día llegamos temprano, no sabíamos dónde ponernos y uno me señaló un sitio para que me cambiara. Yo no lo sabía, pero aquello era una novatada y ese era el sitio de uno de los veteranos, de Eneko Arieta. Le llamábamos Torito, imagínate cuál fue su reacción.

¿Quién le protegía en el vestuario?

En el vestuario siempre hay líderes. Y el de entonces era un vestuario que tenía gente muy importante como Orue, Artetxe, Arieta, Etura, que eran a los que más se les respetaba. Todo lo que decían tenía mucho sentido. Pero mi referente y ejemplo siempre ha sido José Mari Orue, tanto en la vida como en el deporte. Ha sido el hombre ejemplar. Es difícil ser tan bueno en todo. Sabías que podías ir a cualquier sitio con él.

Debutó con el Athletic en Málaga por una lesión de Carmelo.

Jugué un cuarto de hora, sin más. El primer año fue de aprendizaje. Es un debut agridulce, todo lo contrario que mi primer partido en San Mamés. Fue ante el Real Madrid. Estaban Puskas, Amancio y Di Stéfano. Gento no jugó ese día. Ganaron 0-1 de penalti injusto, porque la falta que le hicieron a Manolín Bueno fue fuera del área. Se armó una buena. Entonces había almohadillas en San Mamés y pesaban bastante. Empezaron a arrojarlas y no dejaban tirar el penalti a Puskas. Estuvimos un buen rato así y yo me acerqué a él y le dije que lo tirara fuera porque si no se iba a liar. Me dijo: sí, sí, hijo puta. Me la clavó por la escuadra.

Gento, Puskas, Di Stéfano... ¿Le imponían?

Yo he tenido ese sentido de que cuanto más conocido y bueno es al que te enfrentas, mejor, mayor era el reto.

¿Quién era el mejor?

El más completo a los que yo me he enfrentado ha sido Di Stéfano, junto con Cruyff. Además de ser desequilibrantes, tenían un predicamento hacia su equipo que eran capaces, dentro del partido, de dirigirlos. Hacían las veces de entrenador.

¿Mantiene amistad con todos los grandes de la época?

Nos solemos ver bastante, sobre todo los que siguen ligados a los clubes. Y siempre que nos vemos recordamos viejas batallas.

¿Las críticas siempre fueron buenas o tuvo que aguantar algún que otro reproche de la grada y de la prensa?

Yo he tenido muy buena crítica, de verdad. He entrado con el pie derecho, no me puedo quejar. Desde que empecé a jugar, no sé por qué, pero la prensa me ha tratado siempre muy bien. Eso no quiere decir que, cuando he tenido una mala tarde, no se metieran conmigo.

Aguantar las críticas también va con el sueldo.

Sí, pero hay que saber gestionar todo eso.

Ahora hay un gran debate en la portería del Athletic. Iraizoz volverá a ser el titular ante Osasuna. ¿Se ha sido justo con el portero navarro?

Es muy importante que el que esté en la portería tenga el apoyo del público. Luego vendrán las críticas. Siempre ha sido así y no tiene por qué cambiar. Animo al público a apoyar al portero que esté, ya sea Gorka o Raúl. Es una posición muy importante en el equipo, y más en estas circunstancias. Es muy importante que el portero sienta el apoyo de San Mamés, porque ese runrún no ayuda nada. Aguantar ese runrún es muy difícil de superar para todo el mundo. Si se le anima, se siente apoyado, va a ser mucho mejor, de eso no tengo ninguna duda.

¿Le fastidia que salga siempre su nombre a colación cada vez que el portero del Athletic no está fino?

No es agradable, la verdad. Pero está ahí. También nosotros tuvimos a porteros por delante como Carmelo o Lezama. Es generacional, y el nuevo que entra tiene que superar al anterior. Ahora hay que pensar en que haya confianza y todos tenemos que poner de nuestra parte, empezando por los jugadores. Y ese plus que da el público lo necesitamos.

¿Quién le puso lo del 'Txopo'?

Uno que jugó también de portero en el Basconia, un tal Etxabe. Por lo visto, en un partido me vio coger un balón por arriba y dijo, joder, parece un txopo, y me quedé con eso. Antes me decían que era un pulpo, y tengo caricaturas de crónicas en las que aparezco así.

¿Qué le parece Marcelo Bielsa?

Es muy interesante y como entrenador, el método que tiene es diferente al resto. Insiste mucho en la automatización de los movimientos, lo monta de una manera que no es fácil cogerle la idea, aunque lo importante es que le entiendan los jugadores. Él sabe de qué va y lo trabaja constantemente.

De lo que no hay duda es de que ha conectado con la afición.

Además, date cuenta que fue venir y besar el santo. El año pasado hubo muchos partidos en los que disfrutamos mucho, la gente salió encantada. Con unas jugadas y automatismos que no se habían visto antes. Eso engancha, luego su forma de expresarse ha calado en muchos.

Bielsa encaja con los valores que encarna el Athletic, que, por otra parte, son los que usted representa.

Él trabaja mucho ese aspecto y lo comunica bien. Tiene una gran capacidad de síntesis, A veces, salvando las diferencias, es como un bertsolari. Le das un tema y lo desgrana.

Como de Indurain en el pelotón ciclista, nadie jamás habló mal de Iribar en el fútbol.

El mérito, si es que es así, es del vestuario del que he hablado antes. Ellos tenían en mente que tenían que ser ejemplares. Querían transmitir a la sociedad que, a parte de jugar al fútbol, reflejaban un valor añadido, el de ser leales, el deporte en estado puro; sin trampas, a pecho descubierto, una manera muy noble de competir. Ellos trasladaron ese espíritu a los que entramos en esa época. Era una idea muy clara: que somos el Athletic, que estamos representando algo. Es lo que he tratado de hacer toda mi vida y no me arrepiento de nada.

¿No cambiaría ni una coma de su vida?

Ni una, en ningún aspecto.

¿Le enorgullece más que se reconozcan sus valores más allá de su pericia deportiva?

Lo aprecio mucho. Ahora mismo, a los jugadores que veo, además de sus condiciones futbolísticas, lo que valoro es su estilo personal, si compiten bien, de forma respetuosa. Hay mucha gente siguiendo su vida y deben ser ejemplo para la juventud.

¿Se están perdiendo esos valores?

Se intentan mantener. Por lo menos, nosotros intentamos transmitir e inculcar todo eso a las nuevas generaciones. Mucho respeto, competir bien, hay que ser muy exigente, dejarse muchos pelos en la gatera, pero tienes que transmitir que te gusta el oficio, que eres consciente de que eres un hombre público. Pero el entorno de los jugadores también tiene que ayudar.

¿Le parece normal que jugadores en edad infantil tengan representante?

No es conveniente. Lo único que van a hacer es retrasar su salida al escaparate del fútbol.

Jugadores clave como Javi Martínez, Llorente o Amorebieta prefieren dejar Bilbao. ¿Falla algo en el Athletic?

Eso ha ocurrido antes también, lo que pasa es que ahora todo suena más. Yo, por ejemplo, en 1986, cuando cogí el primer equipo me quedé sin Zubizarreta y Julio Salinas. Se marcharon y tuvimos un año complicado, pero salimos adelante y hemos seguido ahí con esta filosofía. Hay que confiar en ella, que por eso se ha mantenido durante tantos años.

Usted dijo una vez que cuando tiraran San Mamés se iba a esposar a una de las porterías.

Es una metáfora de lo que voy a sentir, del cariño hacia el campo. No quiero pensar en el derribo, porque me entra una congoja... Son cincuenta años aquí, toda una vida y muchas historias.

Mañana hay un partido vital. ¿Los jugadores son conscientes?

Cómo no van a ser conscientes de lo que se juegan, por supuesto. Hay que ser fuertes mentalmente, quitar los miedos, dejar de hablar de descensos y positivizar el discurso.