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lunes, 26 de junio de 2017

Entrevista a José Ángel Iribar

Entrevista publicada en el diario Deia el 25/06/2017

José Ángel Iribar: “En la Supercopa de 2015, al mejor equipo del mundo le ganó un equipo único en el mundo”


José Ángel Iribar repasa diez portadas de DEIA de los últimos cuarenta años
con momentos especiales para el Athletic. (José Mari Martínez)

Si la portería del Athletic es hoy en día un lugar sagrado, es gracias a hombres como José Ángel Iribar. El exguardameta zarauztarra marcó una época en el Athletic, no solo por sus estiradas milagrosas, sino también por su calidad humana, su humildad y su compromiso social. En el 40º cumpleaños de DEIA El Txopo repasa diez portadas que en las últimas cuatro décadas han marcado su trayectoria.

Debut con la selección de Euskadi ante Irlanda

En su paseo por el tiempo pasado, repasando cuatro décadas de fútbol y de portadas de DEIA, José Ángel Iribar encuentra el punto de partida en un debut, en el primer partido que disputó con la selección de Euskadi.

Fue el renacer de la tricolor en la era moderna, recuperando un icono que nació en la Guerra Civil y que había caído, no en el olvido, pero sí en el saco de los anhelos. “Fue cumplir un sueño”, confirma El Txopo, “un sueño que había estado en mente y que luego resultó ser un éxito”. El partido fue organizado dentro de la campaña Bai euskarari: “Conocía a la gente que estaba en la organización y la ilusión que puso en este sentido fue increíble. Para nosotros, los que participamos, fue cumplir un sueño”.

Hay que destacar que aquel encuentro contra Irlanda llegó cuando Iribar era ya veterano y contaba con una dilatada trayectoria en el Athletic y en la selección estatal. “Poder vestir la camiseta de mi país y jugar contra Irlanda fue un sueño”, relata el guardameta. “Yo estaba ya en mi última etapa como jugador y fue un broche de oro poder jugar ese partido. Sacamos un equipazo con el que le metimos un 4-1 a Irlanda. Había un gran nivel”. Una de las cosas que remarca José Ángel de aquel partido fue la fiesta de la grada: “Hubo ambientazo. La unión de euskera y fútbol funcionaba entonces muy bien porque había una especie de simbiosis entre las dos cosas y la necesidad de que el euskera estuviese presente en el deporte”.

Retirada y homenaje en San Mamés

Precisamente el euskera estuvo muy presente en otra fecha grabada a fuego en la memoria del legendario portero rojiblanco. En junio de 1980 colgó las botas y la afición quiso despedirse de él como merecía, con un multitudinario homenaje en San Mamés. Pero El Txopo tenía todavía un gran gesto guardado para sorprender a los seguidores: lo recaudado en aquel partido lo donó para la creación de un diccionario de euskera, Kirolkidea.

“Pensaba que lo que me había dado el fútbol yo se lo tenía que devolver de alguna manera”, apunta Iribar 37 años después. “Muchos jugadores del Athletic y de la Real Sociedad echábamos en falta poder practicar fútbol en euskera. Se veía que ya entraban medios de comunicación en euskera, investigando cómo se podían decir las cosas del deporte en euskera, y yo lo tenía muy en mente”. Así pues, terminólogos y lexicógrafos aprovecharon la aportación de Iribar para realizar un rompedor trabajo: “Me dieron esta posibilidad y me dijeron que estaban preparados para ello y que podían echar mano de gente que podía aportar más cosas al diccionario y poder investigar sobre ello”.

El partido de despedida fue todo un éxito. “Fue impresionante”, admite Iribar. “Vinieron de todos los pueblos de Bizkaia y de muchos de Gipuzkoa y de Araba. Fue un partido muy diferente, porque vino mucha gente que en entonces tenía una ligazón con el euskera”.

Iribar dejaba el fútbol en activo tras 18 temporadas defendiendo la portería del Athletic. “Mi retirada fue muy natural”, confiesa décadas después, “la realidad es que me ofrecieron seguir. Dije que no, porque no me encontraba bien. Tenía problemas en la espalda y veía mermadas mis condiciones físicas. Ya no tenía la ilusión que tenía anteriormente para seguir, cosa que quizás sentó mal en la dirección deportiva de ese momento. Yo podía ayudar desde dentro en lo que quisiesen, pero en el campo ya no, porque no me veía con fuerzas. En ese sentido fue fácil y bonito. Una despedida siempre es una despedida, pero en este caso, dentro de lo duro, fue algo agradable porque la decisión la tomé yo. Eso es algo importante”.

La primera gabarra y recibimiento en la ría

Si hay una imagen que perdura en el ideario colectivo rojiblanco es la de la gabarra surcando la ría. José Ángel Iribar tuvo la suerte de vivir aquella experiencia a bordo, ya que era el entrenador de porteros de aquel Athletic campeón. “La idea de la gabarra fue algo espectacular”, señala sonriente. “A nosotros, cuando ganábamos las copas, nos montaban en Atxuri en un autobús descubierto e íbamos hasta el Ayuntamiento tocando a la gente. Era genial y había muchísima gente, pero lo de la gabarra rompió todos los moldes y todas las previsiones”.

De aquella jornada festiva recuerda con cariño un pequeño incidente. “Me quedó marcado cuando casi se nos ahoga Gisasola, que se cayó al agua al montar en la gabarra. Lo tuvimos que sacar del agua. Nos reímos mucho, la verdad”. Después llegaría la catarata de emociones al ver las dos márgenes de la ría colapsadas por una marea de aficionados. “Cuando pasamos por Sestao vimos a la gente subida a las grúas con banderas del Athletic e ikurriñas”, describe orgulloso. “Toda la ría estaba llena hasta los topes. Ahí veíamos que era algo impresionante. ¡Fíjate si el recorrido es largo, pero se hizo corto! Y luego el recibimiento. Ya se ve en las fotos perfectamente que fue apoteósico. Yo me emocioné de una manera increíble cuando ganamos la liga, porque era algo que como jugador había estado cerca y no había conseguido. Me emocioné pensando en mí mismo, pero también en lo que estaba anhelando la gente. Fueron unos momentos inolvidables”.

Para alegría de los aficionados del Athletic, Iribar está convencido de que la ría volverá a ver una gabarra con un equipo txapeldun: “Siempre hay que pensar que sí veremos otra gabarra. Yo soy optimista. El Leicester ha sido capaz de ganar la Premier hace un año, ¿por qué no podemos hacerlo nosotros? Además de tener ilusión y ser optimista, creo que es conveniente esa percepción. Esto es deporte y en un juego todo es posible”.

Primer partido como entrenador del Athletic

En 1986, José Ángel Iribar cogió el timón del Athletic. Debutó como entrenador el 30 de agosto en El Molinón. El resultado, una derrota, fue premonitorio, ya que la experiencia en el banquillo rojiblanco no fue muy satisfactoria. “Me dejó un sabor agridulce”, confiesa El Txopo. “La ilusión por entrenar al primer equipo estaba ahí. Pero no resultó bien. Hicimos una primera vuelta magnífica, empezó a lesionarse gente muy importante del equipo y tuvimos problemas para tener una buena posición”.

Esa temporada, además, la liga tuvo un extraño formato que no ayudó a limpiar la imagen del Athletic de aquel año: “Por una idea genial que tuvo el presidente del Cádiz, se creó una liga entre los últimos para decidir quién bajaba a Segunda. Ganamos esa liguilla y no hubo ningún apuro para mantener la categoría, pero ya jugarla te deja un sabor agrio”. La aventura de Iribar como entrenador del Athletic solo duró un año. Tal vez pagó los platos rotos de un Athletic todavía convulso: “Cogí el equipo en un momento difícil del club”. Todavía escocían las heridas de la guerra entre Sarabia y Clemente. “Creo que es algo que no puede volver a ocurrir”.

Iribar nunca quiso saber nada de prolongar su trayectoria como entrenador lejos de Lezama: “No me planteé entrenar fuera del Athletic. Mi idea era seguir aportando al Athletic lo que podía saber. Entrené en las categorías inferiores y también llevé el Bilbao Athletic. Fue una etapa francamente maravillosa, porque surgieron jugadores importantísimos. Tuvimos una camada buenísima con el trabajo de equipo que hacíamos dirigidos por el gran Iñaki Sáez. También estaba por ahí Piru Gainza”.

Salvados del descenso en el último partido

En 2007 el Athletic atravesó uno de sus momentos más difíciles. El equipo flirteó con el descenso y consiguió la salvación en un agónico último partido contra el Levante. “Claro que pasó por mi cabeza la posibilidad de bajar a Segunda”, confiesa Iribar. “Somos humanos y no por ser el Athletic estamos liberados de bajar”.

“Lo pasé muy mal”, recuerda el exguardameta del Athletic. “Era una sensación de que hasta te podía dar algo. Fue un partido durísimo que, gracias a Dios, salió francamente bien. La lectura que yo hago es que de esas situaciones sales más fortalecido en todos los sentidos”. Desde entonces el equipo ha llevado una línea ascendente y no ha tenido más apuros. Iribar cree que esto es algo normal en el Athletic: “Tenemos etapas y camadas que hacen que el equipo funcione mejor o tengas objetivos más claros. Pero esto no es una máquina de la que salen piezas todas iguales. Las rachas existen, son rachas de jugadores que surgen. Hay que estar ahí muy atentos para, si se puede, reforzar el equipo para, precisamente, no estar en estas situaciones”.

Seleccionador de Euskadi durante 18 años

Fuera del Athletic, José Ángel Iribar mantuvo otro idilio como seleccionador de Euskadi. “18 años estuve en el Athletic y 18 años como seleccionador de Euskadi”, explica, “pero es solo una coincidencia”. Su trabajo al frente de la tricolor, mano a mano con Mikel Etxarri, fue un proceso que tuvo diferentes etapas: “Volviendo la vista atrás, desde que empezamos con el proyecto, creo que avanzamos bastante. No todo lo que quisiéramos, pero en los primeros partidos había grandes dificultades para traer a los jugadores que estaban en otros equipos. Tuvimos que movernos muchísimo para convencer a los clubes y entrenadores para que les dejasen venir. Los jugadores venían todos con muchísima ilusión”.

También costó contagiar a la afición la pasión por la selección. “Al principio la gente no se lo creía mucho”, señala Iribar. “No acudía demasiada y algunos partidos tenían media entrada. Hasta que conseguimos llenar con un ambiente festivo, lúdico y deportivo. Se creó una aureola en unas fechas de navidades que eran propicias para todos. Eso hizo que la llamada, tanto hacia dentro como hacia fuera, fuera mayor”. Y en el horizonte, siempre una meta que sigue antojándose complicada: “Cada vez la exigencia de pedir la oficialidad era más latente, más a la vista e internacionalmente conocida”. Para Iribar el momento culmen de su etapa en la selección de Euskadi fue el viaje para jugar en Venezuela: “Fue un partido fantástico. Para ellos era un partido de preparación inminente, porque la semana siguiente empezaban a jugar la Copa América, y nos llevaron al sitio donde más se vive el fútbol en Venezuela. Un campo lleno con todos los preliminares necesarios para no fallar antes de la inauguración de ese campeonato. Nosotros jugamos muy bien. Ganamos 3-4. Hicimos un primer tiempo espectacular. Luego nos quedamos con uno menos al final de la primera parte, por la expulsión de Garitano. Y aun así aguantamos muy bien en la segunda parte”.

Como en otras muchas cosas, el exseleccionador también es optimista cuando se habla de la oficialidad de la selección de Euskadi: “Estoy convencido de que tarde o temprano se conseguirá la oficialidad. Ojalá más antes que tarde. Y que yo lo vea”.

Semifinal de Liga Europa en San Mamés

En 2012, bajo las órdenes de Marcelo Bielsa, el Athletic alcanzó las finales de la Copa y de la Liga Europa. San Mamés vivió una noche mágica al eliminar en la semifinal continental al Sporting de Portugal. Tras aquel partido, Javi Martínez dijo públicamente que se había dado cuenta de lo conseguido al ver en el vestuario las lágrimas de Iribar. “ Yo estaba emocionado”, se ríe el propio exguardameta. “Me emocioné porque estar en una final europea era una cosa que añorábamos. Después de haber estado en la final de la UEFA de 1977 era un logro importantísimo que además se consiguió de una manera brillantísima, porque esa temporada nos emocionamos mucho”.

A aquella etapa de Marcelo Bielsa le ha seguido otra muy exitosa con Ernesto Valverde. Pero el del técnico argentino no es el único caso de entrenadores extranjeros que han dejado un buen sabor de boca en Bilbao. Ahí están los casos de Luis Fernández, Heynckes... ¡o míster Pentland! “Yo creo que puntualmente viene bien que lleguen entrenadores de fuera, porque los que han venido han aportado de verdad”, admite José Ángel Iribar. “Cada entrenador tiene su librillo, pero están a la vista las cosas buenas que han aportado. Que haya que recurrir a eso puntualmente me parece que es bueno. Pero a poder ser, si los tenemos en casa, lógicamente me quedaría con los de casa”.

Homenaje en el 50º aniversario de su debut

También en 2012 Iribar recibió un bonito homenaje en los prolegómenos de un partido de liga: se cumplía medio siglo de su debut con el Athletic. “Que se acuerden de uno 50 años después, que salgas al campo y que te reciban tan bien, son detalles que no olvidarás en la vida”, dice Iribar. “Son momentos cumbre en tu trayectoria deportiva y hasta de tu vida personal”.

Iribar dice sentirse “agradecido”, sobre todo por “el detalle de que estuvieran ahí prácticamente todos los porteros con los que he coincidido; fue algo muy emocionante”. A la cabeza estaban Gorka Iraizoz y Raúl Fernández, los dos porteros que aquella temporada defendían la meta rojiblanca y que a buen seguro han escuchado más de un consejo de boca de Iribar. “Puntualmente sí que les he dado consejos”, admite la leyenda del Athletic. “Si estoy ahí es para ayudarles en lo que pueda puntualmente. Lo que pasa es que los porteros del Athletic están muy bien entrenados y muy bien dirigidos por diferentes entrenadores de porteros que son excelentes. Si me piden algún consejo o si en algún momento puntual creo que puedo aportar algo, tanto al entrenador como al portero, sí estoy ahí”.

La última noche mágica bajo el arco

La última vez que Iribar se vistió con la camiseta del Athletic fue en el partido de despedida del viejo San Mamés. “La verdad es que, como se llevó todo tan en secreto, incluso al principio tenía ciertas dudas”, explica Iribar. “Después de montarme mi propia película de cómo podía ser ese momento de despedirme de la gente y de San Mamés, pensé que podía ser una cosa muy bonita. Al final resultó ser una bomba. Fue la leche, inenarrable. Francamente, yo creía que no iba a llegar hasta la portería, que me iba a dar algo por cómo tenía el corazón. Se me ocurrió tocar el larguero, que es lo que hacía en mis tiempos, y a la gente le gustó. Pensaban que ya no podía llegar. Estuvo superbien”. Al Txopo le costó despedirse de San Mamés: “Son muchas vivencias y muchos partidos que has vivido con compañeros, que son los que te han hecho valedor de todo esto, porque uno solo no es capaz de lograr nada. Y en fútbol menos. Te viene el recuerdo, sobre todo, de los que ya no están. En ese momento es un cúmulo de todo que te deja un poco paralizado. Es un momento increíble en el que te fallan las piernas”.

El cambio ha dejado al Athletic en un campo moderno que tiene maravillado a Iribar. “Haces una reflexión y piensas que San Mamés solo es un campo de fútbol, es la gente quien lo hace especial”, explica convencida y aclara que “los que le dieron carácter al campo fueron todos los que estaban allí: el público, acudiendo siempre con esa fidelidad y sentimiento. Eso, junto a los jugadores que pasaron, es lo que hizo que a San Mamés se le llamara La Catedral y que costara pasarse a un campo nuevo”.

Ahora, como no podía ser de otra manera, es optimista con el vínculo con el nuevo San Mamés: “Creo que el trasvase se ha hecho muy bien. Mejor jugada no se ha podido hacer. Es un campazo, porque es un campo extraordinario. Si la gente acude, va a hacer que sea especial. Y parece que la conexión es francamente buena, por no decir excelente, porque que este año hayamos conseguido los puntos que se han conseguido y se hayan ganado los partidos que ha ganado el equipo en San Mamés es una muestra de que la fortaleza sigue”.

El último título del Athletic: la Supercopa

El último título del Athletic llegó en 2015, cuando ganó la Supercopa al todopoderoso Barcelona. “Ese título ha sido importante para el Athletic porque no es una Copa menor, sobre todo ganando a quien se ganó y jugando como se jugó”, puntualiza José Ángel Iribar. “El título tiene muchísimo mérito. Primero, por haber estado ahí, porque para jugar una Supercopa tienes que estar arriba. Y luego, por ganar como se ganó. Es algo mayor, aunque a mi amigo Charly Rexach le pareció que era algo menor. Pero se lo pareció después de perder. A todos nos gustó muchísimo que se ganara la Supercopa porque llevamos años llegando a finales y rozando los títulos con los dedos. Hay que seguir con esa perspectiva”.

Según José Ángel Iribar, este logro debe servir para comprobar que “no hay nadie imbatible”. Tras ganar al Barcelona, Iribar bajó al vestuario del Athletic y lanzó un mensaje a la plantilla: “Probablemente nos hemos enfrentado al mejor equipo del mundo. Pero al mejor equipo del mundo le ha ganado un equipo único en el mundo”.

jueves, 22 de junio de 2017

El día que el Athletic ganó al Liverpool gracias a una moneda

Artículo publicado en http://www.kaisermagazine.com el 09/01/2015

Corría el 18 de septiembre de 1968. Anfield acogía el partido de vuelta de los treintaidosavos de final de la Copa de Ferias, formato antiguo de la actual Europa League. El conjunto dirigido por Rafael Iriondo visitaba el feudo ‘red’ con la obligación de defender el 2-1 cosechado en San Mamés. Los goles conseguidos por Estéfano y Ormaza eran muy valiosos, pero el gol de Roger Hunt hacía prever que pasar la eliminatoria no sería fácil.


En la expedición viajaba un joven, rubio, de pequeña estatura y gran temperamento, que había debutado en el partido de ida Athletic. Aunque el todavía no lo sabía, su nombre iba a estar ligado por muchos años al Athletic y al fútbol español. Javier Clemente comenzaba su periplo en el Athletic ante un grande de Europa.

Las cosas se pusieron de cara en la primera parte, un gol de José María Argoitia en la primera parte dejaba al término de los primeros 45 minutos una ventaja de dos goles para el equipo bilbaíno. El conjunto inglés atacaba ferozmente, los goles no tardaron en llegar a las redes de Iribar. Lawler y Hughes daban la vuelta al resultado y dejaban la eliminatoria igualada (3-3).

Final de los 90 minutos y sería la suerte -y no la prórroga o los penaltis- los que decidiesen qué equipo accedería a los dieciseisavos de final. El árbitro alemán Tschenscher lanzó la moneda al aire. Koldo, por entonces capitán del equipo, había hecho su elección. La moneda surcó brevemente el aire antes de dar la clasificación al Athletic. Historias de azar…