Artículo publicado en el número 9 de la revista Athletic Club
(Febrero 2007)
Fernando Canales, Maestro Cocinero
Desde pequeño, mi gran sueño, como el de muchos vizcainos, era ser jugador del Athletic. No existía ni existe más honor que ése, por eso no entendemos una entrega casi extenuante a los jugadores del Athletic, pero como la gloria es sólo para unos elegidos, en ese amor al Athletic se quedó un forofo que pierde los papeles cuando el Athletic juega.
Desde muy pequeño iba a San Mamés con mi abuela. Yo llevaba su manta en invierno y mi bandera, que agitaba con el deseo de que ayudara a los jugadores. Los momentos vividos de orgullo y emoción no me los quita nadie. Esas galopadas de Urkiaga, el deleite de Sarabia, la final de la UEFA, las dos ligas, el penalti que paró Zaldua a Neeskens, el guante de Argote en su bota, la furia de Goiko... todo ha sido orgullo y emoción. Al Athletic no le pedimos que gane, le pedimos pasión, entrega y compromiso. Nos conformamos con ese espíritu mágico que hacía a La Catedral única, por eso ahora sufrimos tanto.
El compromiso de la afición con el Athletic no es correspondido en algunos momentos por los de turno que lo representan jugando con esa camiseta mágica, ya que sólo el hecho de llevarla tendría que convertir a un jugador en poseedor del mayor honor posible.
Cuántas tardes de glorias y decepción, pero sobre todo de dignidad, ésa es la palabra clave en estos tiempos, dignidad de representar al orgulo de Bizkaia. Quizá si algún jugador viera peligrar su puesto correría más, pero si sintiera lo que representa, desde luego no le haría falta. Cuando he viajado fuera, sacaba pecho diciendo que era del Athletic, últimamente sólo doy pena. En el Etxanobe, cuando juega el Athletic, ponemos la bandera en la cocina, estamos a tono con el momento, festejamos los goles y somos el marcador instantáneo de nuestros clientes.
El póster anual del Athletic preside anualmente el lugar más emblemático de nuestra cocina y todos añoramos que venga ese director mágico que consiga inculcar y ensamblar a ese colectovo de elegidos la casta y raza que nos ha hecho mágicos, yo a veces pienso: "y si cobrásemos por representar y jugar en el Athletic..."
Igual sería distinto. pero soñar es gratis y, a veces, un profesional como Luis Enrique, Eto'o o Karpin, por poner algunos ejemplos, sienten más los colores de otro equipo, que nuestros jugadores los nuestros, como si el honor tuviera precio, y a la vista parece que lo tiene. Entonces, si es por dinero, ¿que hacemos los de Bilbao con este equipo? ¡Aupa Athletic!.