(Fuente: Boletín distribuido en San Mamés en el partido Athletic Club - Real Oviedo 21/12/11)
San Isidro es un pequeño territorio ubicado en Ecuador, en el que han trabajado un buen número de sacerdotes vascos, con la intención de prestar ayuda y apoyo a los sectores sociales más desfavorecidos. Uno de esos misioneros, Antón Rey, socio del Athletic Club, ha inculcado también entre los más jóvenes la pasión por nuestro Club.
La bonita anécdota surge cuando este bilbaino fue sorprendido por sus alumnos, ya que estos vestían una camiseta rojiblanca confeccionada por ellos mismos. Todo ello en un centro rural que reúne a 4.000 personas en su centro neurálgico y a otras 16.000 diseminadas por sus alrededores. La Iglesia Vasca lleva 46 años trabajando allí. No existía electricidad y las carencias en el campo de la sanidad, educación y alimentación eran evidentes. Ahora se ha construido un nuevo colegio, inaugurado una cancha deportiva y este pasado verano se abrieron cinco escuelas. Y Antón les empezó, de paso, a hablarles del Athletic. “Allí existe una gran rivalidad entre Emelec y Barcelona, dos equipos de Guayaquil. Los chicos trasladaban eso a la disputa existente aquí entre el Madrid y el Barça. Yo les hablaba del Athletic, de su historia, de sus valores, del hecho de jugar sólo con jugadores de casa...”.
Y la llama fue prendiendo poco a poco, ya que en uno de sus regresos al país le brindaron una gran sorpresa. “Volví para inaugurar una cancha deportiva. Los chicos se habían trasladado hasta Guayaquil (unas ocho horas en coche) para enseñar en una tienda cómo era la camiseta y hacerse luego las equipaciones. Las madres bordaron a mano sobre las elásticas el escudo del Club. Fue increíble cuando, sin saber yo nada, salieron al campo los equipos de San Isidro y el Athletic. Me dieron una medalla conmemorativa, pero el recuerdo de los chavales vestidos con nuestros colores resulta imborrable”. Lo dicho, un Athletic “txiki” en el corazón de Ecuador.