Artículo publicado por Arkaitz Aramendia en el diario Deia el 01/04/13
El recorrido guiado por el interior de 'La Catedral' alcanza su punto álgido ante la inminente demolición del viejo campo
Una visita al interior de San Mamés, un campo de casi cien largos años de vida que pronto llegarán a su fin, no puede entenderse como una mera actividad. Se trata de mucho más. Significa viajar al corazón de un santuario con innumerables batallas y conquistas a sus espaldas, un lugar en el que poder respirar el auténtico aroma que desprende el fútbol.
A pesar de no haber partido alguno de por medio, toda ocasión es buena para despedirse de La Catedral. "Supone una experiencia muy emotiva poder realizar esta visita guiada por todo lo que supone y ha supuesto este campo", apuntaba desde el césped el portugalujo Francisco, socio del Athletic desde hace 45 años. Acompañado por su familia, incluida su nieta Izaro de apenas año y medio de edad, Francisco fue uno de los innumerables visitantes que abrieron bien los ojos durante el fin de semana para no perderse ningún detalle en un viaje tan especial. La visita guiada a San Mamés, con el museo como punto de partida y el césped -solo se puede pisar por fuera- como meta, se ha convertido en un plan casi obligatorio en una Semana Santa en la que turistas de numerosos lugares alejados de Euskadi han querido visitar el mausoleo rojiblanco.
Con tandas repletas de gente dispuesta a comprar una entrada en pos de disfrutar de un espectáculo de algo menos de una hora de duración, La Catedral se ha erigido en la última semana en un lugar en el que dar forma a las vacaciones, independientemente del lugar de procedencia y de los colores que cada uno defienda semana tras semana. Es el caso, por ejemplo, de los catalanes Raúl, Loli y Axel, de siete años de edad. Aficionados del Barcelona y con Donostia como lugar elegido para pasar las vacaciones de Semana Santa, no dudaron en acercarse hasta Bilbao para rendir su particular visita al viejo campo. "Estamos acostumbrados al Camp Nou, pero nadie puede obviar lo que significa y ha significado siempre este campo, por lo que para nosotros es muy emotivo y especial poder estar aquí, viéndolo por dentro, antes de que lo derriben a final de temporada", reflexionaba Raúl, quien tras pasar por el museo, el antepalco, palco, sala de prensa y vestuario del Athletic se quedaba con la posibilidad de haber podido posar para la posteridad a pie de campo en tamaño recinto deportivo.
Visitas también desde madrid
Una posibilidad, "un lujo", que también colmó de alegría y satisfacción al madrileño Jorge y a su hijo de ocho años, quienes, cámara en mano como el resto de visitantes, se apuntaron a la experiencia de haber podido acceder al palco y haber visto in situ el león del antepalco, respectivamente, como los otros lugares más emotivos de una visita guiada que completaron junto al deriotarra Xabier.
Él, aficionado rojiblanco y guía particular de los suyos, prefería quedarse con el eterno recuerdo de las largas escaleras que dan acceso al césped desde la zona de vestuarios. "Toda la visita, cada parte de ella es especial, pero si tuviera que elegir una zona, me quedo con ese tramo que hay desde los vestuarios hasta el césped", resaltaba Xabier una vez que el recorrido llegaba a su fin. Un viaje por las entrañas del viejo y eterno San Mamés, que hasta el día de su derribo continuará atrayendo a un extenso listado de aficionados al fútbol con un único objetivo: despedirse de La Catedral de la mejor manera posible, que no es otra que emprendiendo una corta pero intensa visita a sus partes más íntimas, donde en un siglo de historia se han cocinado las páginas más gloriosas de un Athletic que siempre llevará tatuada la imagen de San Mamés.
Las fotos, protagonistas
Tanto es así, que a sabiendas del significado de la visita y del momento, prácticamente nadie quiso perderse la posibilidad de inmortalizar las distintas situaciones y oportunidades que se presentaron en el camino hacia el esqueleto de La Catedral. Con los pasillos abarrotados de turistas y el campo con el botón desabrochado para mostrar sus lindezas, los rostros llenos de ilusión y las cámaras adquirieron el papel de principales protagonistas del evento.
Independientemente de la hora y de la climatología, ya fuera con lluvia o con el cielo calmado, los flashes se disparaban para guardar momentos tan inolvidables como la visita al vestuario del Athletic. Allí donde se cambian los rojiblancos, donde Bielsa imparte la última charla previa a cada envite, pudieron fotografiarse y sentarse todos y cada uno de los felices visitantes.
Con las ya mencionadas vacaciones de Semana Santa como oportunidad de lujo y ataviados de todo tipo de complementos rojiblancos y de otros clubes, fueron y continúan siendo muchos quienes, cual futbolistas, no dudan en sentarse bajo el abrigo de cada taquilla tratando de ocupar por un instante la posición de cada jugador rojiblanco. Una búsqueda de sensaciones, que va aún más allá cuando de acceder al césped se trata. "El recorrido hasta el césped es impresionante; dan ganas de bajar las escaleras corriendo y volver a subirlas para ver qué se siente", comentaba uno de los numerosos visitantes que no quisieron perderse la oportunidad de ver con sus propios ojos las entrañas de un campo ligado a la leyenda.
Y es que, pese a la cada vez más cercana demolición del viejo San Mamés, el santuario rojiblanco sigue demostrando que posee en su interior una llama imposible de apagar y que siempre acompañará al Athletic.