(Artículo publicado por Jon Uriarte en el diario El Correo el 21/03/13)
La familia Romero es de Móstoles. En realidad el padre nació en Albacete y la madre en un pueblo de La Mancha. Pero viven en la localidad de las empanadillas de Martes y 13 desde que los niños nacieron, hace cuatro décadas. Y son todos del Athletic. Por eso, en seis ocasiones, han visitado San Mamés. Este año volverán a hacerlo. Pero ni habrá partido, ni irán solos. Será en estos días y acompañados de los Almagro. No son del Athletic. Pero quieren ver 'La Catedral'. Si preguntan a cualquier paisano, que viva o trabaje fuera, les dirá que son legión las personas que quieren ver nuestra centenaria casa antes de que desaparezca.
Un servidor les entiende. Tuve oportunidad de estar en el viejo Wembley y es un recuerdo imborrable. De ahí que haya gente dispuesta a acudir, aunque no les guste el fútbol. Como Piedad. No ha pisado un campo o un estadio en su vida. Pero va a acompañar a su marido hasta Bilbao para ver y tocar 'La Catedral'. No hay fútbol. Mejor. La frustración de no pillar entrada hubiese estropeado el momento. Porque esa es otra. "¿Cómo se pueden comprar entradas por Internet?, ¿conoces a alguien que no vaya a ir y sea socio?". Son muchas las veces que me han susurrado estas palabras desde que arrancó la Liga. Y uno tiene que explicar que caben 40.000, que somos 33.000 socios y que están los 'berria', las peñas... Así que mal lo tienen. Sobre todo en esta recta final. Por eso, lo único que pueden hacer en muchos casos es compartir con nosotros estos días de mudanza.
Dicen que sobrevivir a una es como sobrevivir a un incendio. Siempre se pierde algo y los habitantes de la casa sufren alteraciones, cabreos y tensiones. Lo cual explicaría muchas cosas. Como los vaivenes de este año. Ya no sabemos en qué caja metimos ciertas cosas y andamos despistados. Por ejemplo, el carácter, la templanza y el criterio. Y de ahí a que no tengamos nada claro sólo hay un paso. El caso de Iraizoz es un ejemplo. Cuando parecía que lo habíamos perdido para la causa, resurge de sus cenizas. Y no sólo detiene lo que no había parado en todo el campeonato, sino que nos ofreció un adelanto del día del padre, lágrimas incluidas.
Pero, aparquemos la caja de los porteros y echemos un vistazo a las otras. El eje 'centro campo-defensa' está falto de personal, sea por tarjetas o asuntos médicos. Por fortuna, lo segundo se puede arreglar de aquí a la visita del Granada. Pero bueno será que ensayen, y no sólo ellos, las jugadas a balón parado. Peor, imposible. Así lo reconoció Iturraspe. En Getafe nos cargamos parte del colchón adquirido. Lo que confirma la importancia del próximo encuentro. Y que San Mamés, pese al giro de 180 grados que hará en junio, sigue siendo el de siempre. El que visita la gente con un respeto que nosotros, a veces, hemos perdido.
Veo, escucho y leo a mucho traidor a la causa, últimamente. No hablo de criticar, faltaría más, sino de malmeter. Y no estamos para peleas internas cuando tenemos la casa patas arriba y una imagen de fragilidad impropia de un conjunto serio. Si mala es la clasificación, peor es la sensación. Porque la segunda amenaza a la primera. Es algo que no verán los Romero, los Almagro o la familia de Piedad. Para ellos todo será hermoso y emotivo. El San Mamés soñado. Pero nosotros sabemos que, por ahora, la mudanza y el adiós al viejo hogar es algo secundario. Lo que urge es recordar dónde demonios está la caja en la que metimos lo que fuimos. Un equipo de fundamento.