Artículo publicado en el número 16 de la revista Athletic Club (Abril 2008)
Arturo Trueba (Director de la revista 'La Ria del Ocio')
Tras ganar el Athletic el primer título de liga de los ochenta dejé de pagar el carnet. Ya había visto lo que quería: mi equipo campeón de Liga. En cambio, he ingresado como socio junto a mi hijo en una de estas temporadas de temor al descenso. Deben de ser ganas de ir contracorriente.
No recuerdo cómo me hice del Athletic, Supongo que simplemente por ser de Bilbao, ya que no sobraban los aficionados al fútbol en mi familia. Oía hablar de un pasado esplendoroso de títulos, pero me tuve que conformar en los años sesenta y setenta con ver ganar dos Copas, disputar la final de UEFA a la 'Juve' y disfrutar con los Rojo, Uriarte, Iribar la fugaz media Igartua-Clemente, Alexanko y los retornados Irureta y Churruca.
Al inicio de la temporada 82/83 comencé a ilusionarme con la posibilidad de ver ganar un título de Liga, algo de lo que dudaba la mayoría de la gente. Argote y De Andrés recibieron fuertes pitadas en los primeros partidos de esa temporada, para acabar siendo dos de los grandes artífices de la gesta. Vino lo de la gabarra por la Ría. Y a la temporada siguiente, el doblete. Eran un equipo y un entrenador que creían en sus posibilidades. En aquella época ya jugaban en la misma Liga los mejores jugadores del mundo, como Maradona y Schuster.
Entonces se llenaba San Mamés para luchar por títulos; pero lo curioso es que ahora también lo hace por evitar la caída al abismo. Algo tiene el Athletic cuando esto sucede. A pesar de la crisis, los agoreros, la globalización del mercado y la difícil protección de la cantera, los leones cuentan con tan alto número de socios, aspirantes y seguidores que obligan al Club a contruir un campo más grande y moderno. Todavía los rojiblancos están entre los favoritos de las televisiones y siguen despertando la simpatía de millones de personas, aficionadas o no al fútbol. ése es el principal capital del equipo de Bilbao. En estos momentos, en los que se ve la botella medio vacía por las limitaciones de la cantera y la filosofía, debe haber un mensaje más positivo. Una vez capeado el temporal, se pueden elevar los objetivos con un trabajo inteligente y planificado de cantera, una política acertada de fichajes, cesiones, ventas y descartes, así como con una aplicación elástica de la filosofía del Athletic.
No es el momento de enrocarse, sino de intentar ver la boella medio llena. Se trata de apoyarse en lo que tienen de beneficiosas las singularidades del Club, en vez de la queja y la crítica agria por sistema. Se quiera o no, el club de los Pichichi, Zarra, Iribar, Guerrero y Urzaiz tendrá más fácil despejar su futuro si consigue volver a ilusionar a niños y grandes con capacidad de lucha, espíritu de victoria y miradas hacia arriba en todas las competiciones en las que participe.