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jueves, 20 de febrero de 2025

Perfil: De Marcos, la personificación de lo que es el Athletic

Artículo publicado por Nagore Marcos en el diario Deia el 19/02/2025

De Marcos se retira con, de momento, una Copa y dos Supercopas; pero también con el reconocimiento de una afición que le encumbra por su compromiso dentro y fuera del campo
Caricatura de Óscar de Marcos (Autor: Asier)

Óscar de Marcos se retirará del fútbol profesional a final de temporada, dejando un vacío en la banda derecha del Athletic y en el alma de todos sus seguidores. El chico que llegó a Lezama en verano de 2009 con 20 añitos, con la cara imberbe y la maleta llena de anhelos, se marcha convertido en una leyenda indeleble en la historia rojiblanca. Porque De Marcos deja su profesión cuando las piernas todavía le carburan, cuando aún es importante para Ernesto Valverde y cuando San Mamés está muy cerca de volver a bailar con el himno de la Champions. Pero el de Laguardia es de esos tipos sabios que no le piden a la razón lo que nunca va a darle el pecho. Y si alguien se ganó la potestad de escoger cuándo marcharse, ese es De Marcos.

Y es que el lateral se despide con una Copa y dos Supercopas. Con un inolvidable paseo en gabarra. Pero sobre todo dice adiós con el reconocimiento de todo athleticzale. Porque no hay aficionado rojiblanco que no sienta por De Marcos más que gratitud y orgullo. El de Laguardia se lo ganó tanto dentro como fuera del campo porque no solo ha sido dueño y señor del carril derecho de San Mamés durante más de una década, sino que también se convirtió en la personificación de lo que tiene que ser el Athletic.

Nunca una palabra fuera de lugar, ni un mal gesto y siempre dando la cara. Un señor tanto descalzo, como con las botas puestas. Muestra de ello es la discreción con la que acostumbra a visitar hospitales, en concreto las plantas infantiles de oncología, para mostrar su apoyo y cariño. Todo ello bajo las sombras porque, como el mismo recalcó, “lo que hago en mi tiempo libre es mi vida privada”. Con todo, más público fue su viaje a África con Iñaki Williams, un periplo que terminó resumiéndose en un libro, Togo, que formó parte de la iniciativa Letras y Fútbol del club.

Desgarro escrotal

Pero si se habla de la trayectoria de De Marcos es inevitable recalcar aquella vez que jugó con el escroto desgarrado. Literal. Fue en un partido de diciembre de 2011 contra el Zaragoza cuando el lateral del Athletic sufrió una fea entrada de Javier Paredes. Podía haber pedido el cambio, cualquiera lo hubiera entendido; pero en vez de eso optó por jugar más de 60 minutos con heridas en una zona donde es mejor no sangrar.

Tras el pitido final fue llevado al hospital y el parte médico fue contundente: “Gran desgarro de uretra distal y tres heridas inciso-contusas en la región inguino-escrotal”. 37 puntos de sutura y una semana con sonda, pero el partido lo acabó. “Me lo vi en el descanso pero estaba Marcelo Bielsa y cualquier le dice algo, así que me puse papel higiénico y a seguir”, dijo al recordar el suceso.

Sin brazalete por una semana

A partir de ahí surgió la leyenda de Óscar de Marcos. Ese ser mitad hombre mitad fábula al que no le afectan las lesiones igual que a cualquier mortal. Con el paso de las temporadas, pasó de ser mito a convertirse en el vestuario en alguien vital. Y si no que se lo digan a los jóvenes, a Jaure, a Prados o a Unai Gómez, que no hacen más que agradecerle sus consejos cuando a estos todavía les pueden los nervios. Así, no es casualidad que Iker Muniain compartiera con él el momentazo de levantar el título de Copa.

Esa foto que queda ya para la posteridad. Porque De Marcos no fue capitán antes, cuando lo dejó Markel Susaeta, por siete días. Los siete días que separaron su debut con el del antiguo 10 rojiblanco. Aunque eso no le impidió ejercer su liderazgo en el vestuario. Su palabra es sacra y los 560 partidos con la camiseta del Athletic, la Biblia a la que los más devotos rezan.

Porque más pronto que tarde, el de Laguardia se erigirá en solitario como el segundo jugador con más encuentros como león, después de igualar en Cornellá a Muniain. Porque a la temporada le quedan 14 partidos de Liga y, por el momento, 2 de Europa League. Es decir, al menos 16 oportunidades para despedirse del soldado que aterrizó desconcertado en Isla Canela allá por 2009 y que no se atrevió a soñar que, con el apretón de manos que le ofreció Joaquín Caparrós, empezaba su leyenda.

San Mamés ya empieza a engalanarse para ese 25 de mayo, para esa jornada 38, cuando el Barcelona aterrice en La Catedral en el último partido de Liga. Entonces, probablemente los culés estén jugándose el título, pero lo que es seguro es que el Athletic estará haciendo de tripas corazón para despedir a su mejor representante.