Casi cinco años después de su retirada, Carlos Gurpegi (Andosilla, 19-08-1980), atiende a Deia a las puertas de la Final de Copa del 3 de abril entre el Athletic y la Real
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domingo, 14 de marzo de 2021
Carlos Gurpegi: "La semifinal de Copa contra el Sevilla de 2009 fue un punto de inflexión para el club"
Entrevista de Aitor Martínez en el diario Deia el 14/03/2021
En sus catorce años en el Athletic le tocó vivir derbis de todo tipo. Victorias, derrotas más o menos dolorosas... pero ninguno como el que aguarda en La Cartuja en 20 días. Una cita "histórica", como la califica Gurpegi, quien fuera durante varias temporadas capitán del conjunto rojiblanco. Ahora, aparcado el fútbol, al menos su práctica, pues acude periódicamente a Lezama para trabajar con los chavales de la cantera, repasa algunas de sus vivencias como futbolistas y habla acerca de la cita del próximo 3 de abril.
¿Qué tal le va la vida?
— Bien, muy bien. Llevo una vida muy tranquila. Hago deporte, paso mucho tiempo en familia y sigo yendo a Lezama varios días a la semana para hacer entrenamientos específicos con los chavales.
Ha comentado que practica distintos deportes. ¿Ha perdido el miedo a lesionarse?
— Lo que no hago es jugar a fútbol. No solo es que no juegue, es que no tengo el gusanillo. No me llama. Jugué con los veteranos algún partido, pero he tenido tantas lesiones y me encuentro tan bien ahora que no quiero lesionarme. Corro, ando en bici, juego a pádel€ Pero con el fútbol me parece que ya he cumplido. Estoy en paz. Jugar una pachanga y que me pueda pasar algo y no poder practicar otro tipo de deportes sería muy duro.
¿Le da rabia no tener ese gusanillo?
— No. Vamos a ver, cuando hay un balón y estoy en el parque con los críos me pongo a jugar o les paso el balón. Pero hasta ahí (se ríe). Yo cerré una etapa de mi vida, he disfrutado muchísimo jugando a fútbol y ahora disfruto con otro tipo de cosas.
Se sacó el carné de entrenador y ahora está ya metido en el mundillo. Aunque ha comentado que jugar no, ¿entrenar sí le llama?
— Me apetece probar, sí. No quiero decir no a entrenar sin haberlo probado. Estar un año en cualquier equipo, ver si tengo capacidad o o no y si no es lo mío, dejarlo. Ahora que ya estoy en ese entorno tengo ganas de probarme. A ver si hay alguna oportunidad.
¿Le atrae más el fútbol formativo o el profesional?
— Tampoco me he parado a pensar. Si tengo algo que me guste o que me atraiga, a por ello. Sé que es difícil que me pueda salir algo de un nivel adulto porque de momento no he entrenado a nadie, pero tampoco me veo entrenando a niños muy pequeños porque me parece muy difícil. A partir de juvenil o así me plantearía cualquier cosa.
¿Qué aprendió en su etapa en el cuerpo técnico de Ernesto Valverde?
— Sobre todo, a ver el día a día de un entrenador. Cuando eres jugador, aunque coincidas todos los días con un entrenador, no estás siempre con él, ni en su vestuario. Lo que más me llamó la atención de él, que ya cuando yo jugaba intuía que era así, es la normalidad que aplica a todo. El sentido común que tiene para todas las circunstancias. Cuando ve que hay jugadores que no están haciendo lo que él cree o cuando hay algún problema interno aplica un sentido común a todo eso que muchas veces se echa en falta, no ya solo en el fútbol, sino en la sociedad.
¿Cómo sería usted como entrenador?
— Por eso quiere probarme, para saber cómo soy. Ver si lo llevo bien o no. No me gustaría ser un agonías, un sufridor. Me gustaría poder entrenar y disfrutar de lo que estoy haciendo.
Cambiemos de tema. Hablemos de la Copa. Quiero que se sitúe en la semifinal de 2009 ante el Sevilla. ¿Qué supuso superar esa eliminatoria?
— Aquella eliminatoria fue un punto de inflexión para el club, para todos nosotros. Nos hizo ver que podíamos competir contra equipos grandes y llegar a una final de Copa. El periodo 2009-2021, independientemente de que se hayan perdido las finales de Copa y la de la Europa League, es buenísimo en el aspecto deportivo por todo lo que se ha generado alrededor del club. Ahora se han llegado a dos finales. ¿Las pierdes? Bueno, pues las pierdes. ¿Las ganas? Pues sería poner la guinda a toda esta trayectoria. Nos dio mucha pena perder las tres finales que me tocó vivir a mí, pero me quedo con la sensación de volver a ilusionar a la gente, que la gente sueñe con ver a un Athletic campeón.
Eso que dice es muy importante para las nuevas generaciones, más aún en un mundo como el del fútbol, cada vez más polarizado entre el Real Madrid y el Barcelona.
— Efectivamente. Es recuperar un poco a esos chavales que creían que nunca iban a ver al Athletic ganar algo. Se han ganado dos Supercopas, en dos semanas se juegan dos finales, otra Supercopa el año que viene€ Se ha entrado en un ciclo en el que sí, se han perdido tres finales de Copa y otra de la Europa League, pero todo lo que se ha generado alrededor del club es bueno. Además, en un club tan especial como el Athletic.
¿Cree que lejos de Bilbao hay ganas de que el Athletic fracase?
— No sé lo que pensarán fuera. Pero cuando hemos estado en situaciones muy comprometidas, en situaciones que parecía que podíamos descender, que han sido varias estando yo en la plantilla, imagino que habrá habido gente de fuera que se haya alegrado. Pero creo que tener un club así, como el Athletic, en una liga tan importante como la española, le da un valor de la pera. Tener un club con una filosofía única, que encima está peleando por ganar títulos y que ha tenido una continuidad en competición europea, sí que puede levantar envidias.
Antes de la semifinal de 2009 ante el Sevilla vivieron otra frente al Betis, en 2005. ¿Qué supuso aquella derrota?
— La del Betis fue dura, porque a partir de esa semifinal entramos en una dinámica mala que se refrendó con lo que luego pasamos aquellos dos años –el denominado como bienio negro 2005-06 y 2006-07–. Me quedó la sensación de que merecíamos mucho más. Encima, el finalista era Osasuna, que tenía un buen equipo, pero es que las últimas que hemos jugado han sido contra el Barcelona, contra uno de los mejores Barças de la historia además. Fue un palo gordo. Nos dejó tocados. Luego el final de esa temporada fue malísimo.
Otro palo duro fue el de la final de la Europa League disputada en Bucarest contra el Atlético de Madrid. Desde fuera dio la sensación de que el partido se empezó a perder en el túnel de vestuarios, mientras aguardaban a que acabara el 'show' previo al encuentro. ¿Lo cree así?
— Es cierto que yo estaba con el cruzado roto, los no convocados y lesionados fuimos aparte del equipo, no entramos al vestuario antes Pero he visto después la final y no creo que el equipo estuviera tan mal. El equipo venía en una dinámica buena, es cierto que al final de temporada ya no estábamos tan bien, pero el resultado fue muy doloroso. Sobre todo por cómo había sido ese trayecto, por toda la ilusión que se había generado, que era una final de la Europa League, que es una competición muy atractiva.
¿El título de la Supercopa de 2015 que usted alzó en el Camp Nou compensa las finales perdidas?
— No creo, porque ganar una Copa significa mucho. Pero sí es verdad que no deja de ser un título, que llevábamos muchos años sin ganar uno y nos sirvió también para demostrarnos que le podíamos ganar al Barcelona.
En la plantilla hay varios jugadores que saben lo que es jugar finales. Ganarlas y perderlas. ¿Esa experiencia previa es buena de cara al derbi contra la Real Sociedad?
— Esa experiencia es algo positivo. Tampoco creo que sea definitorio para ganar o perder, pero esa vivencia de haber jugado varias finales, de haberlas perdido, te da un punto. Un algo que es bueno. No es bueno perder las finales, pero esa experiencia te da un punto más. No es definitorio, pero sí algo positivo.
A pesar de ello, no se puede dar nada por hecho
— Para nada. La del 3 de abril es una final histórica, la primera que se juega entre el Athletic y la Real. Va a haber muchas variantes que el jugador va a tener que controlar.
El año pasado, Imanol Alguacil habló de la presión que vivió su equipo en el partido de semifinales de Copa ante el Mirandés en Anoeta. La Real está en ese punto contrario al del Athletic, el que vivió en 2009 contra el Barcelona en Mestalla.
— Para ellos es jugar una final después de mucho tiempo. Nosotros lo tenemos más interiorizado y superado. Pero es lo que te he dicho antes, que no va a marcar el ganar o el perder. ¿Quizá ellos puedan sentir más esa presión? No lo sé. También tienen jugadores que han estado en el Arsenal, en el Manchester City Imagino que la experiencia de esos les ayudará al resto.
La Real parece que está de nuevo en una buena dinámica...
— Ha recuperado ese poder ofensivo que había demostrado hasta hace poco. Y además llevan una línea muy continua. Es cierto que tuvieron el día malo de Turín contra el Manchester United en el que se les fue la eliminatoria, pero en el aspecto ofensivo son muy peligrosos. Tienen buenos jugadores que manejan muchos registros. Isak va al espacio, Oyarzabal está a un nivel muy alto, han recuperado a Silva... Son muy peligrosos.
Pero la dinámica del Athletic, a pesar de la derrota contra el Atlético de Madrid, tampoco es mala.
— El Athletic ahora es muy fiable. En la semifinal contra el Levante marcó en la prórroga, pero en la segunda parte no le dejó salir de su campo al rival. Aunque perdieron el miércoles contra el Atlético en liga hubo momentos en los que el Athletic fue muy superior. De hecho, creo que si el Atlético no hubiera marcado antes del descanso el equipo habría sacado al menos un punto. El Athletic me parece un equipo muy fiable, además de que ha interiorizado muy bien lo que quiere el nuevo míster. La final tiene pinta de que va a estar muy reñida.
Si algo ha demostrado este Athletic es que sabe sufrir...
— Sí, no se da por rendido nunca. Parece que le han matado, que está hundido, pero siempre sale a flote. El ejemplo más claro es el del día del Betis. Te marcan en el minuto 84 y sin haber hecho un gran partido, tienes ese arreón, ese amor propio que te hace empatar y ganar a los penaltis. El Athletic tiene ese amor propio de que como haya una posibilidad de aferrarse al partido la coge al 100%.
Por su experiencia, ¿considera que a una final es mejor llegar con una dinámica positiva o no es algo que importe en exceso?
— Cuanto mejor sea esa dinámica, creo que es mejor. Pero es una final y contra la Real, que es la primera vez que se celebra. Por mi experiencia, cuando hemos jugado contra la Real, muchas veces no ha servido de nada cómo estén los dos equipos. He jugado derbis en los que nosotros estábamos muy bien y ellos no y nos han ganado; y al revés. Es como que lo que has hecho hasta ahora, aunque para mí sea mejor llegar en una buena dinámica, para ese partido en concreto no te va a valer. Es otra historia.
En las últimas finales, en Bilbao siempre ha habido tendencia a celebrar en exceso en la previa. ¿Que no haya público le puede venir bien al equipo para aislarse de ese ruido mediático?
— No, yo creo que no. Cuando hemos ido a jugar una final y hemos visto a toda nuestra gente arropándonos yo nunca le he visto nada malo. Todo lo contrario. Ha sido una gozada llegar a Valencia, a Barcelona y ver tanta gente del Athletic. Para nosotros era increíble. Lo único que hacía era motivarte más.
¿No suponía un extra de presión?
— No, qué va. Yo no tengo esa sensación de que fuera más presión. Lo del público es una pena. El día 3 lo que se hubiera vivido en Sevilla habría sido una auténtica fiesta independientemente del resultado. Al final entiendo que los jugadores están ya hasta acostumbrados. Es una cosa más a la que hacerte, no queda otra.