Nos tenemos que remontar a la final de copa que disputó el Athletic Club frente al Real Zaragoza en 1966 para encontrar el origen de este famoso cantico zurigorri.
El Athletic se enfrentaba al Zaragoza de ‘los cinco magníficos’. Santos, Villa, Lapetra, Marcelino y Canario formaban una delantera temible. No sería tarea fácil contenerles en aquel 30 de mayo que había amanecido lluvioso. La situación se complicó todavía más al conocerse que Gainza, por entonces en el banquillo de los leones, no podría contar con tres de sus defensas titulares: el capitán Orúe, Echeberria y ‘Txutxi’ Aranguren.
Los malos augurios se cumplieron. Los goles de Villa y Lapetra en la primera parte sentenciaron una final en la que la superioridad maña fue manifiesta. Las crónicas señalan que a nadie le habría sorprendido una goleada. Santos, País, Lapetra, Violeta y compañía lo intentaron una y otra vez sin éxito. Iribar estaba inspirado y no hubo manera. Incluso los contrarios le felicitaron al acabar el partido. Hecho insólito, la leyenda había visto la luz en la derrota. ‘Iribar, Iribar, Iribar es cojonudo, como Iribar no hay ninguno’.
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Momento en el que José Ángel Iribar sale a hombros tras perder la final de copa de 1966.
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Según comenta el propio José Ángel Iribar: "Cuando acabó el choque la gente sacó la famosa canción sobre mi persona, y me sacaron casi a hombros. Me sentí un poco incómodo porque habíamos caído derrotados y lo colectivo debe primar en este deporte por encima de lo personal, pero entonces me di cuenta de lo grande que era nuestra afición. Me ganaron para siempre. No creo que esas cosas pasen habitualmente en el mundo del fútbol".