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miércoles, 14 de marzo de 2012

"La hinchada de ahora se hubiese vuelto loca"

(Artículo publicado por Jose L. Artetxe en el diario DEIA el 14/03/2012)

Carmelo, Etura, Mauri, Artetxe, Merodio y Uribe se reúnen en 'La Catedral' para rememorar el inolvidable partido de 1957 en el que sobre la nieve golearon al Manchester (5-3) en la ida de los cuartos de la Copa de Europa. Un año después, el formidable equipo inglés perdió a ocho hombres en un accidente aéreo

Carmelo, Etura, Mauri, Artetxe, Merodio y Uribe, supervivientes del mítico 5-3 del Athletic sobre el Manchester de 1957 con San Mamés nevado, se reunieron en 'La Catedral' con DEIA para recordar aquel hito del club rojiblanco, nuevamente ante una cita histórica más de medio siglo después de aquel mítico duelo.
La primera participación del Athletic en la Copa de Europa fue sobresaliente por el calibre de todos los rivales que le tocaron en suerte, si bien el cruce con el Manchester United ha perdurado en la memoria de la afición como un hito en la historia de la entidad. Y en concreto, el triunfo (5-3) obtenido sobre el césped nevado de San Mamés el 16 de enero de 1957 se distingue como el mejor encuentro al que la afición rojiblanca ha asistido en directo. Es probable que la muerte de ocho integrantes del equipo inglés en un accidente aéreo, ocurrido exactamente un año después del partido de vuelta celebrado en Manchester, fuese el dato que terminó de redondear el cariz legendario que adquirió este episodio en la conciencia colectiva. Ahora, en medio del nuevo cruce con el Manchester United, esta vez en el marco de la Europa League, resulta obligado echar la vista atrás. El precedente lo merece y los jugadores que, a las órdenes de Ferdinand Daucik, cayeron con honor ante los denominados red devils (diablos rojos) son los guías idóneos para ejecutar ese salto de cincuenta y cinco años. El portero Carmelo Cedrún, los medios Manolo Etura y Mauricio Ugartemendia, el extremo José Luis Artetxe y los interiores Armando Merodio e Ignacio Uribe, diseccionan y tratan de poner en orden sus recuerdos para DEIA. No es tarea sencilla, pues tanto se recrean en la puesta en común que fluyen historias paralelas, cruzadas, contradictorias incluso o que sencillamente nada tienen que ver con lo sucedido frente al Manchester.

El paseo por la memoria se inicia físicamente en el mismo escenario del famoso triunfo sobre el United. Los seis veteranos acceden lentamente al terreno de juego de San Mamés y escrutan las gradas vacías. Carmelo exclama: "¡Cómo se puede tirar este campo!". "Veo todo como viejo, me da una impresión de pobreza", rebate Mauri. Ellos que han pisado tantas y tantas veces la hierba de La Catedral, miran y remiran todo. "Cómo se movía esto", comenta Merodio señalando una general que ya no existe y que se llenaba hasta los topes, con la gente de pie: "Cuando había un gol o una jugada de peligro iban todos de un lado para otro, como en una ola, y alguna vez hasta se llegó a romper la valla".

"Equipazos"

Ha transcurrido mucho tiempo y cada cual ha retenido aspectos parciales de los choques con el gigante inglés. Lo mejor de la reunión es que a medida que la conversación avanza, se diría que sus moviolas se reactivan, despiertan para rescatar nombres, detalles, anécdotas. Y todo ello en un tono desmitificador, que contrasta un tanto con el tumulto y la resonancia que produce la eliminatoria actual. La camaradería, rasgo que valoran como clave en los éxitos de su Athletic, del Athletic de los 50, enseguida da rienda suelta a la broma, el cachondeo, las risas que de manera singular provocan Mauri y sus aventuras, algunas de las cuales no es prudente transcribir, como él mismo solicita con un gesto que promueve la complicidad.

Lo cierto es que ya de entrada, ni siquiera se ponen de acuerdo para establecer un ránking de importancia en el análisis de los partidos que jugaron por el continente como premio por el título de Liga en la campaña 55-56. "Mucho se habla del Manchester, pero antes jugamos con el Oporto y el Honved, que eran equipazos", apunta Uribe, que obtiene el refrendo de Merodio: "Es que en aquella época los mejores eran los húngaros. También los ingleses eran buenos, sí, pero el Honved era casi la selección de Hungría entera. Y Puskas, todavía de joven. Nadie chutaba como él, ninguna se le iba arriba".

Subrayan lo que les costó apear al Honved y previamente al Oporto, tal como certifican los marcadores globales de dichas rondas (6-5 y 5-3, respectivamente), para acceder a los cuartos de final. "Del Manchester sólo sabíamos que eran de los mejores de Europa, pero porque eso nos decían, por nada más. Entonces el torneo sólo lo jugaba el campeón de cada liga", apunta Merodio. "El fútbol inglés era más rápido", añade Uribe, pero parece ser que el Athletic tampoco se quedaba corto si se trataba de correr y atacar: en el primer tiempo de la ida se puso con tres goles de ventaja.

Lluvia de goles

"Hubo unas declaraciones del entrenador inglés (Tom Curry) reconociendo que se quedó asustado porque no pensaba que jugásemos así. También habló del ambiente maravilloso. Para ellos fue una sorpresa lo que se encontraron en Bilbao". Uribe marcó los dos primeros ("el campo estaba húmedo y vi que el central Jones iba a ceder al portero y me la dejó a huevo; en el segundo, hubo un montón de rechaces en el área") y el tercero fue obra de Félix Markaida. Pero tras el descanso vino la reacción inglesa, con goles muy seguidos (48' y 54') de Taylor y Viollet: "Tampoco nos comieron en el segundo tiempo, nos dominaron a base de pelotazos". En efecto porque Merodio y Artetxe afianzaron la victoria entre el 71' y el 78'.

Carmelo repasa esos dos goles y el que muy cerca del final (85') firmó Whelan. Ofrece sus explicaciones en la portería de Misericordia, donde los encajó: "En los dos primeros nos arrollaron hasta dentro, el tercero fue el que más me jodió". Entonces agarra un balón, lo pone en la escuadra izquierda y sigue: "Viollet le hizo un recorte a Orue, le dio de refilón y por aquí entró, como un obús. Me quedé muerto, ahí tirado con toda la nieve. Ya no podíamos ni con el balón. Luego me decía: Vaya golazo que te metí cuando estuve con él jugando en Estados Unidos". A continuación examina el césped del área y afirma enfadado: "Yo nunca he tenido la portería así. No riegues, les decía y ni caso, regaban siempre". Ahora sí que Mauri le echa un capote: "Qué no hubiéramos hecho con un campo como este. Entonces solía haber ahí (apunta al círculo central) un barro negro, le llamábamos la charca de los cerdos y a veces tirábamos el balón ahí a propósito, para robárselo al contrario al sacarlo".

Sin duda era otro fútbol, inimaginable hoy en día. La conversación continúa en el Restaurante Rogelio, otro clásico de Bilbao, donde Segundo posa orgulloso con estos ídolos que cubren buena parte de las paredes de su establecimiento. Enseguida se retoma el tema central, el Manchester, si bien en el brindis inicial no falta el recuerdo a Josemari Maguregi, radicado en Andalucía, y pareja de baile de Mauri en la media.

Repasan la alineación del Manchester, idéntica en ambos partidos y todos están de acuerdo, los centrocampistas Colman y Edwards eran de lo mejorcito: "Colman jugaba la tira y el otro era un elefante, qué fuerza"; "los dos tenían 19 años, unos críos"; "Colman era irlandés, un tiazo jugando". Carmelo interviene para referirse a Tommy Taylor, el fornido ariete que le lesionó en un encontronazo en la vuelta, detalle clave en la suerte de la eliminatoria, pues no existían los cambios y el portero se mantuvo muy disminuido. Y remata así: "Eran unos salvajes, arrasaban por el físico".

Un cúmulo de desgracias Explican luego que acudieron al partido de vuelta algo mermados: "Uribe estaba lesionado, lo mismo que Eneko Arieta, Artetxe jugó con fiebre y luego lo de Carmelo con Taylor". Muchas pegas propias y algunas ajenas, por ejemplo el terreno de juego, que no fue Old Trafford, sino Maine Road, el del Manchester City. "Nos cambiaron de campo para tener más barro". Según Etura ambos estadios estaban muy próximos. Uribe admite que no se enteró de la maniobra, Merodio y Artetxe tampoco. Un dato elocuente que describe una situación impensable en estos tiempos de saturación informativa. Ellos justifican su error con un argumento elemental, apabullante: "Nunca antes habíamos estado allí, así que... Lo de la leyenda de Old Trafford es una cosa moderna, eso vino mucho después".

Se debate en torno al fuerte componente físico que tuvo la eliminatoria celebrada bajo el rigor invernal. Habla Uribe: "Metíamos goles en el primer tiempo y bajábamos en el segundo porque éramos muy agresivos". La preparación no es disculpa para Merodio: "Estábamos bien y el equipo era muy completo en todas las líneas. Ahora no habría dinero para pagar a aquel equipo". Tercia Carmelo: "Daucik en el aspecto físico era el peor". No obstante, Etura descubre un secreto relacionado con la apreciación anterior: "Daucik solía venir por las habitaciones por la noche y daba masajes, así que cómo no iba a estar molesto Willy (Perdiguero, el masajista del equipo)".

“No se cuidaba nada la alimentación. Gainza se cabreaba por todo lo que comíamos, decía que no teníamosni idea”, argumenta Carmelo.Y Artetxe, al quite: “Cuando mejor jugó el Athletic fue cuando estábamos concentrados en La Fonda, en Larrauri, y nos comíamos a Dios”. Risas. Más risas con el añadido de Mauri: “Yo solía desayunar dos veces”. Etura desgrana elmenúhabitual, más propio de una boda.

Según Mauri, otro factor que precipitó la remontada del Manchester en la eliminatoria y el definitivo 3-0 de la vuelta fue que Artetxe no estuvo fino en el remate: “Nada más empezar este pudo meter, dos veces estuvo delante del portero, pero se puso a hacer chorraditas. Le gustaba meter por las esquinitas, como Messi ahora, así,muytécnicamente, él nos jodió el partido”. El Athletic trató de alcanzar el descanso sin recibir gol, peroViollet marcó en el 42’ y vino la agonía, la lesión de Carmelo y otros dos goles, ambos en el tramo final, que dejaron sin valor el 5-3 de Bilbao. No pudo ser. Carmelo insiste en que de no haberse lesionado, cuidado.Artetxe discrepa: “Para mí nos metieron un meneo, hicieron cinco goles”, dos de los cuales se anularon por sendos fueras de juego. Según el extremo no hubo color.

LA CENA DE... DESPEDIDA

Tras el partido de Manchester, era costumbre de la época y también se hizo en Bilbao, en el Carlton, ambas plantillas fueron a cenar juntas y se armó buena, narra Etura: “Estaba allí Primo de Rivera como máximo representante español y en vez de poner el himno de España pusieron el de Riego, el republicano. Después le destituyeron, destinándole a Lisboa.Pasó que fueron los ingleses quienes pusieronlamúsicayaellos lesdaba igual”.Laotra sorpresa de estas citas sociales fue que varios de los futbolistas ingleses, capitán incluido, fumaban ante sus directivos con absoluta normalidad. Un pitillito para hacer la digestión. Por desgracia,no fue entonces, sino un año más tarde cuando se cerró este celebrado capítulo de la historia, con la noticia del accidente de avión en Múnich, donde murieron siete de los hombres que se enfrentaron a los rojiblancos, que volvían a casa tras jugar en Belgrado.Ahí se frustró un proyecto llamado a dominar Europa. El superviviente Bobby Charlton lideraría años después otro gran Manchester. Nunca se sabrá el recorrido del que conoció el Athletic, pero en Old Trafford se le veneracomola mejor versión de siempre. En el Athletic se quedaron de piedra: “Nos parecieron chavales majos, en el campo eranmuyingleses en el sentido de que no le rechistaban nada al árbitro”. Y Etura sentencia: “Se olvida todo.Te impresiona, pero la vida sigue”. Más de medio siglo después vuelven a encontrarse Athletic y Manchester. Estos seis veteranos cayeron ante el United, pero su apoteósico triunfo en San Mamés perdura. “Fue un partido impresionante”, “tuvo su valor”, “somos conscientes de lo que fue aquello”, “quedamos satisfechos”, “pertenece a la leyenda”... Y la última, el broche: “Si ve aquel partido la hinchada actual del Athletic, que como es más joven que la de entonces es más caliente, se vuelve loca”. Después de haber contado cuanto tenían dentro sobre el Manchester, vuelven a zambullirse en vivencias y anécdotas. Salen a colación los calentamientos (“qué sudadas en aquel frontoncito de San Mamés”), la indumentaria (“todos los pantalones eran distintos, unos marrones, otros negros”, “las medias, todas repasadas”), las botas (“los clavos de los tacos se te metían, si el campo estaba duro...”, “iban prietas yhabía que hacerlas con talco”), los descansos (“si hacía frío, coñac, un trago, sin abusar, y café”), los viajes (“se llegó a rezar el rosario en el autobús”, “se intentó, vino un cura, pero se le dijo que ya habíamos rezado bastante de chavales”, “un padrenuestro antes de jugar, pero si el otro equipo reza dos, ¿qué pasa?”)...