Articulo publicado por Aitor Martínez en el diario Deia el 05/03/25
Anna Di Cori y su hijo Massimo, miembros de la peña Italiako Lehoiak, viven con una especial emoción la segunda visita del Athletic a Roma en la presente temporada

Massimo Felici y Anna Di Cori, hijo y madre, dos italianos aficionados del Athletic.
(Foto: Aitor Martínez)
Apasionado de la historia de nuestro pequeño país, Euskal Herria, el romano Massimo Felici encontró así la forma de llegar a la “mágica” filosofía del Athletic. Como si de aquellos valientes galos que plantaron cara al imperio romano en las historias narradas en los cómics de Asterix y Obelix se tratara, el conjunto rojiblanco, único en el mundo, llamó la atención de quien ahora presume de ser uno de sus más miles y miles de aficionados. Una pasión que vive a un buen puñado de kilómetros de distancia, en la capital de Italia, y de la que hizo partícipes también a sus padres. Su aita falleció en 2019, poco antes de la pandemia del coronavirus. Su ama, de 88 años, que le acompaña en la cita con DEIA, tiene muy presente su estreno en La Catedral. “Fui a San Mamés por primera vez con 87 años”, presume orgullosa. Un encuentro ante el Celta en mayo del año pasado en el que el Athletic ganó 2-0 en la despedida de Iker Muniain y Raúl García.
Meses después de su ‘debut’, aún recuerda emocionada su primera vez y habla de cómo comparte su pasión con el resto de miembros de la peña Italiako Lehoiak, de la que ambos forman parte, y que realiza al menos un viaje anual a San Mamés para seguir al Athletic en vivo y en directo. A sus 88 años, Anna Di Cori luce estupenda con su camiseta de la peña y la bufanda del conjunto rojiblanco en una transitada calle muy cercana a la plaza San Pedro del Vaticano, donde madre e hijo ejercen de anfitriones en una ciudad que vive en vilo por el estado de salud del Papa Francisco.
Massimo hace memoria para ubicar en el tiempo su primer recuerdo del conjunto rojiblanco. “Fue como por el año 2000”, rememora. Tiempo después, en 2008, conocería a un grupo de aficionados del norte de Italia que habían dado forma a una peña, Italiako Lehoiak, que en este 2025 celebran su primer cuarto de siglo de vida, y casi sin darse cuenta llegaría su bautismo en San Mamés.
Una primera vez que tiene grabada a fuego en su memoria, pero que fue dolorosa por el resultado. “El Athletic jugó contra el Madrid… y el partido acabó 2-5. Un encuentro condicionado por la pésima labor arbitral, dicho sea de paso. Pero bueno, a pesar del resultado guardo un muy buen recuerdo. Luego sí, en otras visitas he podido ver al Athletic ganar en San Mamés”, se desquita.
En lo que Massimo califica como “una aventura”, y no es para menos, pues seguir a un equipo a tantos kilómetros de distancia por mucho que internet los haya acortado notablemente, no dudó en involucrar a sus padres, si bien matiza que no fue algo complicado. “Quedaron encantados con ese ambiente que se vive en Bilbao antes, durante y después de los partidos; pero también por ese sentimiento de pertenencia que te involucra y emociona. El sentimiento de pertenencia a un pueblo como Euskal Herria es el manifiesto del Athletic”, asegura.
“Mi padre estaba tan orgulloso de formar parte de la peña Italiako Lehoiak y de seguir al Athletic que acudió varias veces al estadio, realizando incluso algunos trayectos bastante agotadores”, expone. “Y ahora me acompaña mi madre. Tiene 88 años, pero parece mucho más joven. Ella fue a San Mamés algo más tarde, pero lo disfrutó igualmente. Para ella, asistir a las quedadas de la peña es también una forma de reencontrarse con los amigos que a lo largo de estos años hemos ido haciendo en Bilbao y en zonas cercanas”.
Aunque la familia perdió al padre en 2019, siguen pagando su cuota como socio de la peña Italiako Lehoiak de manera religiosa. “Hemos renovado su carnet desde entonces todos los años por ese orgullo con el que él mostraba su condición de socio a sus amigos y por cómo presumía de sus viajes a ver al Athletic. Es también nuestra manera de recordarlo”, expone Massimo.
Un regalo especial
En esa relación tan íntima que Massimo guarda con el Athletic existen vivencias de distintos partidos europeos, como la visita a Manchester con unos ocho mil aficionados rojiblancos en las gradas, o la menos grata a Bruselas con la goleada encajada a manos del Anderlecht, y más recientemente el primero de los dos viajes a Estambul, el del triunfo ante el Fenerbahce. También algún encuentro en Italia, en Turín para ver a los leones empatar frente al Torino, o la igualada contra el Nápoles.
Pero ninguno como el amistoso ante la Roma en Perugia en el verano de 2019, del que Massimo guarda un enorme recuerdo. “El equipo me regaló una camiseta, que me entregó Raúl García, con todas las firmas de los jugadores”. Un obsequio que tiene enmarcado en su habitación como resumen de su pasión por el Athletic. “Estoy feliz y orgulloso de formar parte de esta gran familia”, concluye.