El centrocampista rojiblanco permaneció en el primer equipo del Athletic entre 1957 y 1969 como jugador y de 1976 a 1979 como entrenador
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martes, 11 de marzo de 2025
Botas de Koldo Aguirre de la década de 1960
Fuente: Boletín del partido Athletic Club - RCD Mallorca (09/03/2025)
Koldo Aguirre (Sondika 1939, Bilbao 2019) fue un centrocampista de talento creativo que solía jugar como interior por detrás del delantero centro, aunque también jugó de extremo derecha e incluso defensa central. En sus 12 temporadas de futbolista rojiblanco conquistó dos títulos de Copa. En 1958, temporada de su debut, (jugó la final contra el Real Madrid con 19 años en su noveno partido con el Athletic), y en 1969, año de su despedida, siendo un veterano capitán con 298 partidos disputados. Como entrenador, con una propuesta de un fútbol muy del gusto de San Mames, sumó otros 137 choques. Dirigió al equipo que llegó a las finales de la Copa de la UEFA y de la Copa en 1977.
lunes, 10 de marzo de 2025
Oportunidad perdida
Fuente: Blog Athletic Risas Club de Asier Sanz publicado en el diario Deia el 10/03/25
Los del Txingurri, en un partido gris, dejaron pasar una estupenda oportunidad para aprovechar el tropiezo del Villlarreal y fortalecer su cuarta posición de Champions.
domingo, 9 de marzo de 2025
viernes, 7 de marzo de 2025
Final cruel
Fuente: Blog Athletic Risas Club de Asier Sanz publicado en el diario Deia el 07/03/25
Los de Valverde cayeron en el último suspiro en el Olímpico tras adelantarse con un tanto de Iñaki Williams y deberán darle la vuelta a la eliminatoria en San Mamés.
jueves, 6 de marzo de 2025
Luis Bergareche. Un goleador para la historia
Entrevista publicada en el número 33 de la publicación Athletic Club en 1985
Es un ejemplo de amor al deporte, de ilusionada entrega a una actividad que, sin distraer la puramente laboral, llena su vida. Luis Bergareche es uno de esos pocos hombres cuya trayectoria deportiva sirve de espejo para muchos. Comenzó a pegar patadas a un balón en el Colegio de Santiago Apóstol, donde tuvo que «añadirse» un año para poder disputar el Campeonato Juvenil. Fue con el Deusto el jugador más joven de la serie «A», debutando a los catorce años. Firmó su ficha con el Athletic desde Estados Unidos, donde trabajaba. Marcó el primer gol de los rojiblancos en la historia de la Liga. Fichó como profesional por el Real Madrid. Fundó el Indautxu con Jaime Olaso, club en que alternaba la doble condición de vicepresidente y jugador. Fue finalista del Campeonato de España de pala corta. Practicó el ciclismo y sufrió un accidente que le mantuvo en coma durante más de 72 horas. Fue durante veinticinco años director general de la «Vuelta a España» de ciclismo...
«Ahora, con 75 años, practico el golf casi todos los días, que me ayuda a mantener vivo el espíritu deportivo que he tenido a lo largo de mi vida».
Entre el fútbol y la pelota
Han sido los dos grandes amores de Luis Bergareche Maruri, que nació en Balmaseda el 16 de mayo de 1910. Su padre era director de una fábrica de boinas y cuando intentó jugar su primer Campeonato de fútbol, en la categoría de juveniles, la edad intentó hacerle una mala pasada. «Era para chavales de 13 a 16 años y yo tuve que hacer trampa para que me incluyeran, porque sólo tenía 12».
Repartía sus inquietudes juveniles entre el campo de fútbol y el frontón, pero terminó fichando por el Deusto como primer equipo federado. Cuando debutó en Lasesarre sólo tenía 14 años, convirtiéndose así en el jugador mås joven de España de la «serie A». Los legendarios Samitiers y Zamora lo habían hecho con 15 años. «Comencé jugando de extremo, pero pronto pasé a interior. En el Deusto estuve tres años y, por lo que decían, debía hacerlo bastante bien».
Un fichaje a distancia
A Luis Bergareche, un joven interior con fuerza y raza, que además marcaba goles, empezaron a salirle «novios». Eran los albores del fútbol y quienes despuntaban terminaban en las redes de uno de los dos grandes clubs vizcalnos de la época: Athletic y Arenas de Getxo. Ese camino llevaba Luis Bergareche en el año 27. Sin embargo, con once hermanos más y un horizonte laboral nada halagüeño, su padre decidió mandarlo a Estados Unidos. Había que labrarse un porvenir.
«Estuve casi dos años en la fábrica Firestone. Estando alli recibí un telegrama del Athletic en que me comunicaban que tras hablar con mi padre, me enviaban la ficha para que firmara por una temporada. Al principio reconozco que senti un poco de disgusto, porque yo tenía más simpatias por el Arenas. Después el Athletic caló muy hondo en mi para siempre»
Un gol para la historia.
En diciembre del 28 Luis Bergareche regresa a Bilbao y se integra a la disciplina del Athletic, equipo con el que debuta en el Campeonato de Copa. «Jugábamos cuartos de final, contra el Castellón. Goyenechea cayó enfermo y le sustitui en el puesto de interior. Los eliminamos y yo marqué un gol. El primero con el Athletic». El Real Madrid fue el rival de semifinales. «Que, por cierto, nos eliminó. Perdimos en Madrid por tres a uno y en San Mamés, en el célebre partido de las ranas, los blancos volvieron a ganar por uno a cuatro gol del Athletic lo hice yo, pero no sirvió para mucho».
Poco después, en febrero del 29, en partido correspondiente al primer Campeonato de Liga, Luis Bergareche marcaria un gol para la historia. «Comenzamos la Liga jugando en Atocha. La Real nos ganaba uno a cero y. después de un disparo nuestro al travesaño, cabeceé el balón al fondo de las redes. Era el empate a uno definitivo y el primer gol que el Athletic marcaba en la historia de la Liga».
6.000 pesetas de ficha
Llegar, triunfar y marcharse. La actividad laboral volvía a truncar temporalmente la prometedora trayectoria de Luis Bergareche en el Athletic. «Mi padre puso un negocio en Madrid y tuve que ir a atenderlo. Viajé en tren y en la estación madrileña me esperaban los representantes del Real Madrid y del Atlético de Madrid. Los dos clubs querían ficharme. Al final me incliné por el Real Madrid siguiendo los consejos de mi amigo Ochandiano».
Ficha de profesional, con 6.000 pesetas anuales, 500 de mensualidad y treinta duros por ganar fuera y 20 si era en casa. Aquello era como un sueño, porque Luis Bergareche tenía una asignación laboral de 350 pesetas al mes y pagaba siete pesetas diarias de pensión. «Lo primero que hice fue encargar a Estados Unidos una moto impresionante, una «Harley Davidson» que me costó más de cuatro mil pesetas». Su debut en el Real Madrid no pudo ser más afortunado, puesto que ganaron al Atlético de Madrid en el Metropolitano por dos a cuatro, con dos goles de Bergareche. Las puertas del éxito estaban abiertas
Antes la obligación
Las obligaciones laborales volvieron a jugarle una mala pasada a Luis Bergareche. «En cuanto se enteró mi padre de que había firmado una ficha profesional, viajó a Madrid y me obligó a romper el compromiso con el Real Madrid. Tenía que entrenar dos veces a la semana y abandonaba el negocio para el que me habia preparado en Estados Unidos. Resumiendo, que con 23 años y muy buenas perspectivas, tuve que dejar el fútbol».
Todavía y nuevamente de regreso en Bilbao, Luis Bergareche jugaría como aficionado en el Getxo y en el Indautxu, club que fundo con Jaime Olaso y del que fue al mismo tiempo vicepresidente y jugador.
Pelota y ciclismo
Luis Bergareche supo alternar su actividad en el fútbol, con las obligaciones laborales. Incluso encontró tiempo para practicar uno de sus deportes favontos, la pala. En el Campeonato del Club Deportivo llegó a proclamarse finalista en las tres modalidades, ganando en dos de ellas. Formando pareja con Echecondo llegó a disputar la final del Campeonato de España de pala corta, perdiendo en Pamplona frente a los navarros Seve Goiburu y Elola.
Cuando tenía 17 años, Luis Bergareche sufrió un grave accidente practicando el ciclismo. «Resbalé en una curva y me estrelle contra un muro. Fisura en la base del cráneo problemas en la columna y tres dias en coma. Por suerte salí entero de aquello». Entero y con la afición al ciclismo intacta puesto que muchos años después llegaria a ser durante un cuarto de siglo director general de la «Vuelta a España».
miércoles, 5 de marzo de 2025
Anna Di Cori, de la peña Italiako Lehoiak: “Fui a San Mamés por primera vez con 87 años”
Articulo publicado por Aitor Martínez en el diario Deia el 05/03/25
Massimo Felici y Anna Di Cori, hijo y madre, dos italianos aficionados del Athletic.
(Foto: Aitor Martínez)
Apasionado de la historia de nuestro pequeño país, Euskal Herria, el romano Massimo Felici encontró así la forma de llegar a la “mágica” filosofía del Athletic. Como si de aquellos valientes galos que plantaron cara al imperio romano en las historias narradas en los cómics de Asterix y Obelix se tratara, el conjunto rojiblanco, único en el mundo, llamó la atención de quien ahora presume de ser uno de sus más miles y miles de aficionados. Una pasión que vive a un buen puñado de kilómetros de distancia, en la capital de Italia, y de la que hizo partícipes también a sus padres. Su aita falleció en 2019, poco antes de la pandemia del coronavirus. Su ama, de 88 años, que le acompaña en la cita con DEIA, tiene muy presente su estreno en La Catedral. “Fui a San Mamés por primera vez con 87 años”, presume orgullosa. Un encuentro ante el Celta en mayo del año pasado en el que el Athletic ganó 2-0 en la despedida de Iker Muniain y Raúl García.
Meses después de su ‘debut’, aún recuerda emocionada su primera vez y habla de cómo comparte su pasión con el resto de miembros de la peña Italiako Lehoiak, de la que ambos forman parte, y que realiza al menos un viaje anual a San Mamés para seguir al Athletic en vivo y en directo. A sus 88 años, Anna Di Cori luce estupenda con su camiseta de la peña y la bufanda del conjunto rojiblanco en una transitada calle muy cercana a la plaza San Pedro del Vaticano, donde madre e hijo ejercen de anfitriones en una ciudad que vive en vilo por el estado de salud del Papa Francisco.
Massimo hace memoria para ubicar en el tiempo su primer recuerdo del conjunto rojiblanco. “Fue como por el año 2000”, rememora. Tiempo después, en 2008, conocería a un grupo de aficionados del norte de Italia que habían dado forma a una peña, Italiako Lehoiak, que en este 2025 celebran su primer cuarto de siglo de vida, y casi sin darse cuenta llegaría su bautismo en San Mamés.
Una primera vez que tiene grabada a fuego en su memoria, pero que fue dolorosa por el resultado. “El Athletic jugó contra el Madrid… y el partido acabó 2-5. Un encuentro condicionado por la pésima labor arbitral, dicho sea de paso. Pero bueno, a pesar del resultado guardo un muy buen recuerdo. Luego sí, en otras visitas he podido ver al Athletic ganar en San Mamés”, se desquita.
En lo que Massimo califica como “una aventura”, y no es para menos, pues seguir a un equipo a tantos kilómetros de distancia por mucho que internet los haya acortado notablemente, no dudó en involucrar a sus padres, si bien matiza que no fue algo complicado. “Quedaron encantados con ese ambiente que se vive en Bilbao antes, durante y después de los partidos; pero también por ese sentimiento de pertenencia que te involucra y emociona. El sentimiento de pertenencia a un pueblo como Euskal Herria es el manifiesto del Athletic”, asegura.
“Mi padre estaba tan orgulloso de formar parte de la peña Italiako Lehoiak y de seguir al Athletic que acudió varias veces al estadio, realizando incluso algunos trayectos bastante agotadores”, expone. “Y ahora me acompaña mi madre. Tiene 88 años, pero parece mucho más joven. Ella fue a San Mamés algo más tarde, pero lo disfrutó igualmente. Para ella, asistir a las quedadas de la peña es también una forma de reencontrarse con los amigos que a lo largo de estos años hemos ido haciendo en Bilbao y en zonas cercanas”.
Aunque la familia perdió al padre en 2019, siguen pagando su cuota como socio de la peña Italiako Lehoiak de manera religiosa. “Hemos renovado su carnet desde entonces todos los años por ese orgullo con el que él mostraba su condición de socio a sus amigos y por cómo presumía de sus viajes a ver al Athletic. Es también nuestra manera de recordarlo”, expone Massimo.
Un regalo especial
En esa relación tan íntima que Massimo guarda con el Athletic existen vivencias de distintos partidos europeos, como la visita a Manchester con unos ocho mil aficionados rojiblancos en las gradas, o la menos grata a Bruselas con la goleada encajada a manos del Anderlecht, y más recientemente el primero de los dos viajes a Estambul, el del triunfo ante el Fenerbahce. También algún encuentro en Italia, en Turín para ver a los leones empatar frente al Torino, o la igualada contra el Nápoles.
Pero ninguno como el amistoso ante la Roma en Perugia en el verano de 2019, del que Massimo guarda un enorme recuerdo. “El equipo me regaló una camiseta, que me entregó Raúl García, con todas las firmas de los jugadores”. Un obsequio que tiene enmarcado en su habitación como resumen de su pasión por el Athletic. “Estoy feliz y orgulloso de formar parte de esta gran familia”, concluye.
Anna Di Cori y su hijo Massimo, miembros de la peña Italiako Lehoiak, viven con una especial emoción la segunda visita del Athletic a Roma en la presente temporada

(Foto: Aitor Martínez)
“El fútbol no es solo… cosa de hombres”
Fuente: Publicado por J.A. Pérez Capetillo en el número de Marzo de 2025 del periodico Bilbao
En esta página les informamos de un largo y sinuoso camino, el de una cautivadora exposición, con mucho componente social, llamada Las mujeres en el Athletic Club: de la sombra a la luz. Puede visitarse en la sala polivalente del Museo de San Mamés hasta mediados de mayo. A quienes aún no la hayan visto, les recomendamos esta visita para descubrir noticias y anécdotas que les van a hacer reflexionar. Ello, gracias a una excelsa investigación y exhaustiva documentación realizada por el equipo de AC Museoa, liderado por Asier Arrate, que guía al fotógrafo y al redactor de esta publicación en un itinerario muy recomendable. “Hemos recurrido a objetos y escritos que llevamos recopilando en el archivo durante los últimos veinticinco años, para enseñar los pasos que han dado las mujeres en el fútbol de cara a lograr la igualdad”, apunta Arrate, satisfecho con la impresionante labor de búsqueda en la que se han almacenado todo tipo de documentos, actas, fotografías, recortes de prensa, entradas, carteles, pósters, balones, camisetas, botas de fútbol, trofeos…
Discriminaciones
El recorrido empieza con una información que pone en contexto. Las primeras discriminaciones y prohibiciones por sexo llegaron en 1901 por la Federación inglesa, hasta que a partir de 1970 todo empezó a cambiar. Y no fue hasta 1991 cuando se disputó el primer Mundial de fútbol femenino organizado por la FIFA. Nos adentramos luego en lo que atañe al Athletic. Como se lee en un rótulo: “un relato difícil de visibilizar”. Empieza aquí una exposición que da un punto de luz al papel de las mujeres en el equipo rojiblanco. Sí, la luz tras un prolongado camino, pero con sus muchas sombras, hasta alcanzar la igualdad en todos los ámbitos de la institución. Vamos con datos que se pueden examinar en este viaje social y deportivo hacia la equidad de la mujer por esta sala de exposiciones temporales, en la que nada más entrar escuchamos la voz de Iraia Iturregi y de Nerea Onaindia, dos leyendas del Athletic femenino, en el documental que también se puede ver: Hamaika andra zurigorri (Once/Muchas mujeres rojiblancas), realizado por la Fundación Labayru.
Ausencia de derechos
A lo largo de la muestra comprobaremos que las mujeres athleticzales, solo por su género, no han contado con los mismos derechos que los hombres. A San Mamés iban mujeres, sí, como se puede observar en una fantástica fotografía de la inauguración de La Catedral en 1913. “Es una pasada todas las mujeres que se ven y que venían al fútbol. Es un puntazo de foto. Pero no podían ser aún abonadas”, aclara Arrate.
No es hasta 1924 cuando las mujeres logran el estatus de abonadas, que no socias. Será en 1979, 81 años después de la fundación del Athletic, cuando pueden ser socias. Y un apunte más, es en junio de 2001 cuando la Junta Directiva acuerda la admisión de mujeres en el palco. Hoy, el porcentaje de mujeres socias es del 17,5 %.
Julia Alonso
Pero retrocedamos, que es donde hay “telita”. En esta primera parte de la exposición se pueden contemplar tarjetas de abonadas del Athletic antes de la Guerra Civil. Y un panel fabuloso sobre las trabajadoras en el Athletic. La primera referencia documental de empleados no deportivos data de 1929. Ahí, en un registro, aparece un pago “a la mujer de la limpieza”. El nombre se omite. Ella era Julia Alonso, la primera empleada del Athletic documentada. Además, en los años 40 se informa que a las mujeres se les asignaban los trabajos menos retribuidos y cualificados los días de partido.
Hasta 1970 no se encontrará una mujer en labores administrativas. Fue, como se detalla, Carmen Goyarzu, que permaneció en el club hasta 2002. Lo atestigua una fotografía en el momento de su jubilación con el difunto presidente Javier Uría. También hay un entrañable espacio para ‘Sarita’ Estévez ‘Marathon’, la primera mujer dedicada al periodismo deportivo, que ha donado su archivo personal y estuvo presente en la inauguración, y para Marieli Oviedo, la primera fotógrafa en un club de fútbol.
Romper lanzas
En la exposición se contempla documentación con los cambios de estatutos, la lista de abonadas más antigua, carnés y “unas fichas que me parecen maravillosas”, considera Arrate. Se distinguen ejemplos de carnés como los de Dolores Rosich Puig, Angelita López López, María Unzurrunzaga Williams… Unas pioneras en este complejo sendero hacia la igualdad. Como lo fue Miren Edurne Salsamendi, que enarboló en 1972, como si fuera la portavoz de muchas féminas aficionadas al fútbol y con pasión hacia los colores del Athletic, la bandera reivindicativa de los derechos de la mujer para ser socias. Junto a su demanda por discriminación hay un cómic mordaz del ilustrador Juan Carlos Eguillor y recortes de prensa fantásticos en los que se lee: “Era hora de que alguien se atreviera a decir esto para que la directiva tome medidas”, “Alguien tenía que romper lanzas”, “El fútbol no es solo… cosa de hombres”, “No estamos en la edad de piedra”, “No a la mujer en la cocina”, “¿Por qué no iguales en el Athletic?”, o “Mantener el subdesarrollo de la mujer, lo más cómodo”.
Panorama distinto
La parcela más ‘amable’ de la exposición se observa en el apartado del fútbol femenino en Bizkaia, con referencias a Ana Astobieta, a las cinco Ligas del Athletic y con una colección de camisetas como una maravillosa –“es la caña”, apunta Arrate cuando la vemos– de color azul del Sondika de la temporada 1970-71 perteneciente a Merche Lázaro; o como la de la ex portera del Athletic Ainhoa Tirapu en el primer partido de la selección española en un Mundial ante Costa Rica; la de Nerea Onaindia con la que anotó el primer gol femenino en la historia de San Mamés (el antiguo) en el inolvidable partido ante el Puebla en marzo de 2003; y hasta la de Alexia Putellas en un encuentro de Liga jugado en la nueva Catedral en 2020. En sus 127 años de historia, el Athletic ha contado con solo veinte mujeres en su Junta Directiva. Solo una fue directiva en el siglo XX y hasta la actualidad solo una, Ana Urquijo, ha alcanzado la presidencia. Ahora, el panorama es distinto. La Junta Directiva actual se presentó con seis mujeres (un 33 % del total). Han sido muchas las batallas libradas en el ámbito social del club en favor de la igualdad de género. Este es un homenaje a todas las mujeres pioneras que contribuyeron a hacer más grande al Athletic.
‘Las mujeres en el Athletic Club: de la sombra a la luz’ es una interesante exposición en favor de la igualdad de género que se puede ver hasta mediados de mayo en la sala polivalente del Museo de San Mamés
martes, 4 de marzo de 2025
Telmo Zarra. Goles para la historia rojiblanca
Entrevista publicada en el número 31 de la publicación Athletic Club en 1985
El 20 de enero del año 21 nacia en Asua quien con el pasar de los años se convertiría en el jugador más carismático y admirado de la dilatada historia del Athletic. Pedro Telmo Zarraonaindia Montoya era el séptimo de diez hermanos de una familia de ferroviarios, que dio sus primeras patadas a un balón en el pórtico de la iglesia, en la Carretera de Asúa o en los terrenos que hoy ocupan las pistas del aeropuerto de Sondika.
Telmito, como le llamaban todos en su pueblo, o el «rubio», por lo moreno que era desde pequeño, comenzó pronto a soñar con llegar muy lejos en el fútbol. Quizás parte de culpa la tuvieran sus hermanos Tomás, que jugaba de portero, y Domingo, que lo hacia de extremo izquierdo. Ambos militaron en el Arenas y fueron durante varios años el espejo preferido de Telmito.
Miedoso y listo
Hay dos aspectos casi desconocidos en el perfil de Telmo Zarra, considerado tradicionalmente como un jugador valiente y aguerrido, que siempre daba la cara y, a la vez, un poco torpe con el balón en los pies, aunque excelente rematador.
«Creo que hay mucha gente que no me conoce. Desde pequeño he sido un miedoso tremendo. Miedo a la oscuridad, a lo desconocido, a que me hicieran daño en el campo. Lo que pasa es que he sabido disimularlo. Mira, cuando buscaba un balón y sabia que podía recibir «leña», entonces procuraba no llegar. En cuanto a lo de torpe, otro error. Lo que pasa es que era suficientemente listo para saber que había otros jugadores encargados de driblar. Siempre he sido consciente de mis propias limitaciones. Por ejemplo, cuando empece a jugar no tenía ni idea de darle de cabeza incluso me agachaba para que el balón no me diese».
Un guardafrenos goleador
El Potoberexe fue el primer equipo «serio» de este muchacho que ayudaba a su padre (jefe de estación) como guardafrenos, vendedor de billetes e, incluso, de interventor. Su hermano Tomás le arregla el fichaje por el Erandio, equipo en el que coincidieron, antes de dar el definitivo salto al Athletic.
Una actuación de Zarra fue el detonante de la contratación por el equipo rojiblanco. «En junio del 40 nos enfrentamos en San Mamés las selecciones de Guipúzcoa y Vizcaya Ganamos los vizcaínos por nueve goles a uno. Tres los marcó Gorostiza y los otros seis los hice yo». Aquello fue determinante. El Athletic se interesa por Zarra y consigue su ficha por 4.000 pesetas anuales y 400 de sueldo. El gran sueño de Telmín empieza a hacerse realidad.
Chupando banquillo
No todo fue un camino de rosas para este jugador que todos señalaron en su día como prototipo de la raza. La gran ilusión de su vida era jugar al fútbol, marcar goles. Y si era en el Athletic, mejor. Con su fichaje por los rojiblancos entreabrió una puerta, pero Telmo tuvo que seguir trabajando fuerte, muy duro para llegar arriba y convencer a todos
«Al principio tuve que chupar banquillo, como casi todos los que empiezan. Además, yo tenía delante a Unamuno que era mucho jugador. El debut con el Athletic me llegó en Santander, en un amistoso contra el Racing, en junio del 41. Luego fui alternándome en el puesto con Unamuno, pero llegó el momento de ir a la mili, nada menos que a Africa».
Seis veces «Pichichi»
Nadie ha interpretado como Zarra la cálida música del gol. Aquel delantero que nació para el fútbol a escasos metros de las vías del tren ostenta todos los récords en cuanto a goles. Seis veces máximo goleador del Campeonato de Liga, con cifras que hoy son impensables. Por ejemplo, en la temporada 50-51, Zarra hizo la friolera de 38 goles en los 30 partidos de competición.
«Quizás no sea de modestos que lo diga yo, pero la verdad es que tenía mucha facilidad para rematar desde cualquier ángulo, en todas las posturas. Me gustaba buscar el balón, lo que después llamaron desmarcarse. Sobre todo si venía a media altura, como se lo pedía a Piru Gainza, a Iriondo y al resto de mis compañeros. Con la cabeza le imprimía una violencia tremenda al balón, marcando goles desde fuera del área».
Un quinto con enchufe
Cuando Telmo llegó a Ceuta aún no era el jugador laureado de después del Mundial del 50, en Río, pero su nombre sonaba con fuerza. Entrenaba con los quintos, jugaba algunos partidos y estaba rebajado de casi todos los servicios.
«Después de aquello vine a Zorroza, donde me ganaba un castigo cada día. En una ocasión me dejaron salir del calabozo para jugar un partido contra el Baracaldo. Marqué un par de goles y me volví al calabozo».
Su vuelta al Athletic marcó el comienzo de una era de triunfos y títulos. Cuatro veces campeón de Copa y una de Liga, formando casi siempre en aquella inolvidable delantera que hizo historia: Iriondo, Panizo, Zarra, Venancio y Gainza. «Nosotros y los demás. Teníamos un equipazo de impresión, que hacia fútbol y daba espectáculo».
Las finales no se olvidan nunca
Los recuerdos se agolpan en este joven de 64 años que jamás se niega a firmar un autógrafo o, incluso, a que le besen la frente aficionados foribundos que firmarían a ciegas aquel slogan que inundo las calles de Estocolmo con la llegada de Zarra en la expedición de la selección española «la mejor cabeza de Europa después de Churchill».
Las finales son su gran recuerdo. «Inolvidables todas. Y los recibimientos desde Miraflores Eso lo compensaba todo, porque te sentias más del Athletic que nunca». Especial significación tuvo aquella frente al Valladolid, que termino con victoria rojiblanca por cuatro goles a uno, con cuatro goles de Zarra. Otro récord más. O aquella contra el Valencia, en Montjuich, que ganó el Athletic por tres a dos y en la que Pedro Escartin expulsó a Zarra del campo. «Hace un par de años, todavia, le pregunté a don Pedro el motivo de la expulsión. No supo responderme. Nunca he sido jugador sucio o de broncas. No era mi estilo y tampoco me gustaba».
La Selección y las lesiones
Juanito Urkizu, mister Bagge, Barrios y Daucick fueron sus entrenadores en el Athletic. Tuvo más, en la selección, que no hizo sino confirmar extrafronteras la extraordinaria calidad de este ariete de leyenda.
«Jugué 20 partidos y marqué veinte goles. Entonces, por razones políticas había relaciones con pocos países y se jugaban pocos partidos. Debuté contra Portugal, aunque todo el mundo se quedó con el partido contra Inglaterra, en el Mundial de Río, cuando marqué el gol de la victoria. Hicimos un gran campeonato quedando cuartos».
En la cara opuesta, las pequeñas amarguras de una persona tremendamente humana y afable, sin rencor. Por ejemplo, ese homenaje pendiente en Bilbao, que el Club le negó en su día «porque ya se lo habían dado en Madrid». Más amargas fueron sus lesiones. Una de tobillo, en Asua. Rotura de peroné en Alicante. Fractura de muñeca en un entrenamiento, tratando de parar un disparo de Panizo. Cuatro o cinco costillas rotas y el recto...
«Aquello fue increíble. Estaba vestido de paisano en un pueblo de Valladolid, concretamente Villavaqueril. Me pidieron que tirara una serie de penalties. Al tercero resbalé un poco y me rompi el recto. Aquello me costó ocho meses con muletas».
Recuerdos con sabor a hiel que salpicaron la trayectoria y el historial de uno de los grandes monstruos de la historia del Athletic.
lunes, 3 de marzo de 2025
¡Qué cruz los palos!
Fuente: Blog Athletic Risas Club de Asier Sanz publicado en el diario Deia el 02/02/25
El Athletic, después de 16 partidos sin conocer la derrota, ha hincado la rodilla ante los colchoneros en un partido marcado por los tres balones al palo de los bilbainos.
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