Articulo publicado por Nagore Marcos en el diario Deia (14/11/2023)
Con motivo del 125 aniversario, la Herri Krosa discurrirá por San Mamés el próximo domingo; pero no es la primera vez el club rojiblanco se enlaza con este deporte
Homenaje al atleta Arturo Peña, componente del equipo de atletismo
del Athletic, en San Mamés. Es el de traje y corbata. (AC MUSEOA)
En la temporada 1922-23, esa en la que Fred Pentland puso de moda el bombín, al Athletic le iba muy bien en lo futbolístico: había ganado ya 9 ediciones de Copa, estaba camino de la décima y si todavía no había levantado ninguna liga es porque aún no había sido inventada –quedaban seis años–. Así que espoleado por el éxito en el balompié, el club bilbaino se animó a probar con otros deportes tan arraigados como el ciclismo, el remo o la pelota. Sin embargo, la sección que menos tardó en destacar fue, sin duda, el atletismo. Su éxito fue tal que no era descabellado que algunos jugadores tuvieran a la vez dos fichas federativas. Una como futbolista; la otra, como atleta. Así, en 1923 se convirtió en habitual eso de ver a velocistas defendiendo en San Mamés la honra rojiblanca.
Un acto que ahora, 100 después, la Herri Krosa quiere volver a emular. Porque el próximo 19 de noviembre, La Catedral y el atletismo se reencontrarán en la popular carrera patrocinada por DEIA. Y es que, en su 34ª edición, la Herri Krosa variará su hasta ahora inmutable recorrido para dar una vuelta completa por el interior del estadio rojiblanco. Será una motivación extra para los 10.000 participantes que se esperan porque pisarán el césped de San Mamés en el quinto kilómetro. Todos, además, dejarán a un lado el blanco inherente a la prueba bilbaina para lucir los colores del Athletic gracias a una camiseta confeccionada en honor al 125 aniversario del club.
Pero fue justo un siglo clavado antes cuando el Athletic se animó a acoger bajo el triunfante paraguas del fútbol a otras disciplinas deportivas. Cierto es que la idea de poseer diferentes secciones fue impulsada en 1921, pero no eclosionó hasta que José María Villalonga se hiciera con la presidencia en la 22-23. Justo cuando Bilbao y, en realidad, todo el mundo del balompié lloraba la prematura muerte de Pichichi. Un año duró tan solo como máxima autoridad el Conde de Villalonga. Pero le fue suficiente para fichar a Míster Pentland, festejar la décima Copa y potenciar las secciones deportivas del Athletic. Así, en una época en la que el fútbol se veía de pie y si llovía te mojabas, el equipo rojiblanco tenía 1.630 socios y un próspero presupuesto de 100.000 pesetas. Pero como por aquel entonces el balón no se adueñaba de todo, el atletismo también dejó su impronta.
Hombres como Arturo Peña y Germán Campo tuvieron gran culpa de ello. Y ambos defendiendo el nombre del Athletic. El primero fue tres veces campeón estatal de los 10.000 metros e incluso participó en los Juegos Olímpicos de Amsterdam 1928, los novenos de la historia moderna, donde se clasificó para la final de la modalidad, quedando décimo tercero. Mientras que el segundo destacó en cross, la principal prueba que podía celebrarse en un San Mamés que carecía de pista de atletismo y que en esa era tenía tan solo una tribuna.
San Mamés acogía pruebas de campo a través a las que llegaban
equipos de todo el Estado. (AC MUSEOA)
De hecho, en la primera edición celebrada en La Catedral, Campo fue segundo y pudo disfrutar de una gran ovación de la afición rojiblanca. Asimismo, tanto Peña como Campo corrieron en la prueba de campo a través organizada por la Federación Francesa de Atletismo. Se desplazaron hasta el hipódromo parisino de Maisons Laffitte para ser sexto y séptimo, respectivamente.
Antes de los partidos... atletismo
Pero el Athletic no solo puede presumir de ellos, sino también de haber cedido su estadio a pruebas antes de tener su propio equipo. Y muchísimo antes de la Herri Krosa. De hecho, no solo era habitual que los atletas del club bilbaino entrenaran en San Mamés las mañanas de los domingos, en la previa de los partidos; sino que La Catedral se convirtió en sede de competiciones antes de que el Conde de Villalonga llegara a la presidencia. Así, la primera vez que el Athletic abrió su casa para celebrar algo que no fuera fútbol fue en 1918. La Federación Vizcaina de Atletismo llevó allí a cabo diferentes pruebas y, un mes más tarde, ante el éxito de asistencia; San Mamés acogió el reto de 10.000 metros entre dos corredores. 40 vueltas a una pista de 250 metros. Y estadio rojiblanco volvió a abarrotarse.
Equipo de atletismo en San Mamés en 1925. (AC MUSEOA)
En 1920 llegó el cross y su campeonato de España. 11 kilómetros por los alrededores del estadio, descampados sin urbanizar ni edificar. Y un año más tarde se celebró la misma prueba, pero esta vez de carácter internacional. Sin embargo, todo acabó en 1930, año en el que la división de atletismo puso fin a su existencia porque para entonces el empuje del fútbol era ya imparable y sacarle partido requería de exclusividad. Afortunadamente, el domingo la Herri Krosa devolverá una prueba de los 10.000 de nuevo a La Catedral.