Artículo publicado por Gorka Reizábal en el diario El País el 08/05/1984
Hoy se cumplen 32 años de la última vez que la Gabarra Athletic surcó la Ria
El imposible ejercicio de la narración de lo inenarrable, de la descripción de lo indescriptible, de aquello singular, infinitamente repetido, pero capaz de insinuar y motivar sentimientos irrepetibles en cada uno de los corazones. Esta es la sensación de quien se propone contar por segunda vez consecutiva la marcha triunfal durante siete horas de la gabarra del Athlétic por las aguas del Nervión.
El portaleones se atrevió otra vez a desafiar la ira histérica de la ría. Un año antes, el Athlétic había regenerado esa misma ría muerta y putrefacta. Tres meses después, la propia arteria fluvial había vomitado a traición aquella indigestión de júbilo, contenido durante muchos años, y la convirtió en sangrienta catástrofe. Ayer la única inundación del casco viejo era de la otra agua de Bilbao y todo apuntaba a sugerir que deberían declarar zona catastrófica ahora al Barcelona y al Real Madrid."¡Menotti, demente; Athlétic, de Clemente!"; "¡Arribote, arribote, Maradona el que no bote!"... se oía una y otra vez. "¡Venga, que esta parte es muy peligrosa. No os situéis delante de la gabarra. Colaborad. No seáis maradonas!", se gritaba desde el altavoz oficial, que sólo interrumpía un sinfín Altxa Gaztiak para dar instrucciones que nadie cumplía.
Había llovido por la mañana. Pero, como Clemente debe de tener influencias incluso entre quienes administran las nubes a través del Meteosat, por la tarde despejó y, al final, lucía el sol. Farolín considera, no sin razón, que ya ha conseguido el triplete. Que ganar la Liga y la Copa lleva consigo la Supercopa. "Y, en todo caso, deberíamos disputar la Supercopa con el Bilbao Athlétic, que va a ganar la Liga de Segunda".
Pedro Aurtenetxe, el presidente, se empeñaba en disociar las violentas rivalidades suscitadas entre su hinchada y quienes ahora ostentan los poderes del Barcelona y las tradicionales buenas relaciones entre vascos y catalanes, "dos pueblos que siempre hemos tenido que luchar juntos en objetivos comunes". Con habilidad, Aurtenetxe trataba de allanar los caminos para la permanentemente anunciada visita de Jordi Pujol a Euskadi.
Pese al abordaje que el Gure Eguzki realizó a mitad de la travesía, todo transcurrió más rápido que el año anterior, aun con los 20 minutos de retraso con que se había partido de El Abra. En Barakaldo, Clemente, quien de niño recibió sus congénitos humos directamente de los altos hornos, hizo una señal de la victoria, miró a tierra y con cierto paternalismo exclamó: "¡Aupa, currantes!".
Sus chicos y él esta vez casi se habían uniformado. Txapela, bufanda y camisa, todo ello a multitud de rayas rojiblancas. Y pantalón vaquero. Las botellas de espumoso catalán, de tamaño típico de vencedor de Fórmula I, se vaciaron antes de sobrepasar el puente de Rontegui. Y a partir de allí comenzó el intercambio de prendas
Pero auténticamente obsesivo fue lo de Maradona. Toda la travesía fue seguida por una pancarta que decía: "Si ha visto a Urtubi y a otro diez, compare su fuerza, blancura y precio". Poco antes de Deusto, el anuncio de rollos foto gráficos, protagonizado a tamaño natural y en cartón por el des-astro argentino había sido ahorcado y servía como de pim-pam-pum Hasta el padre Aranzadi, jesuita prohombre de la Universidad de Deusto y forjador de ministros de los de antes y consejeros autónomos de los de ahora, parecía haber perdido el control de la situación, y del tejado y de todo el edificio universitario surgía el rojiblanco.
Iríbar, ahora entrenador del campeón de Segunda, volvió a ser c..., según la copla, y, tras él, fueron siendo cantados todos los demás, incluso Manolo Delgado, preparador físico, que chupaba cámara de Euskal Telebista, que daba en directo el acontecimiento. Sin mayores aspavientos, Piru Gaínza ponía cara de satisfacción del deber cumplido y celebraba la recuperación de la costumbre de ganar. Dos horas y media después de la partida, el Athlétic desembarcaba en el remozado mercado de la Ribera, que había quedado arrasado en la inundación de agosto y recobrada ya toda su vida después de aquella violenta muerte.
De allí la comitiva fue a la Amatxo de Begoña. Y el obispo subrayó que el Athlétic evoca, convoca y provoca. "¿Cuál es el secreto de esta palanca que moviliza tantas energías?". La respuesta, aún silenciosa, produjo cierto rubor en el interior de la iglesia. Ayuntamiento y Diputación pusieron punto final a siete horas de peregrinación triunfante.