Artículo publicado en el número 20 de la revista Athletic Club
(Diciembre 2008)
Javier Conde, atleta paralímpico
Escribo estas líneas mientras sigo por la radio el partido del Athletic contra el Numancia, espero que hoy no se nos escape la victoria para poder estar un poco más tranquilos.
Tengo recuerdos de mi infancia en los que el Athletic era el protagonista en las historias que contaban mi amama Teófila y mi madre Juana Mari sobre la grandeza del Club y sus jugadores.
En una caja guardo fotos en las que estoy junto a mi primo, los dos en Ourense con el traje del equipo y dando patadas a un balón de plástico así como aquel carnet de un torneo del Athletic en el que participé en Lezama.
Jugaba al fútbol en los infantiles del Indartsu, y el entrenador y su ayudante nos metían a toda la chavalería en el coche y nos íbamos a San Mamés a ver a los 'Leones'.
Al llegar al campo siempre dirigía la mirada al arco (todavía me sigue impresionando) y recuerdo que se me hacía interminable la espera de aquellos pocos minutos que faltaban para el comienzo del partido. Siempre llegaba ronco a casa y en alguna ocasión con los ojos rojos porque las cosas no habían ido bien, muchas noches en mis sueños me veía corriendo la banda de San Mamés junto a mi ídolo Txetxu Rojo.
Ya de adulto, cuando he tenido que ir a competir al extranjero, llamaba a casa para saber cómo estaba la familia y después preguntar por el resultado del partido del Athletic. Ahora con internet es más sencillo.
Creo que, en la actualidad, estamos viviendo un momento muy complicado para el Club. Cualquier equipo de la Liga tiene su plantilla repleta de jugadores extranjeros y, para poder estar a este nivel, la única fórmula pasa porque la plantilla sea profesional y se emplee a fondo, tal y como lo hace la hinchada partido tras partido, a pesar de los malos resultados.
Deseo que podamos seguir con nuestra filosofía y que todos nuestros niños sigan soñando con correr la banda junto a sus ídolos.