Entrevista publicada por Gorka Castillo en ctxt.es el 14/08/2019
La cita es una mañana calurosa de verano en Lezama, las instalaciones de entrenamiento del Athletic Club de Bilbao. Ainhoa Tirapu (Pamplona, 1984) aparece vestida aún con la indumentaria del equipo y sus guantes de guardameta recién estrenados bajo el brazo. Su llegada coincide con la aparición de varios futbolistas del primer equipo masculino en una de las entradas al aparcamiento reservado. Y conviene detenerse en esta escena porque hay que ver cómo se mueven ellos entre el numeroso público congregado, cómo atienden a los seguidores que les idolatran a voz en grito para que se fotografíen con los niños, cuántos autógrafos firman. Sin embargo, nadie repara en ella, jugadora de élite también del Athletic Club desde hace 15 temporadas, campeona de Liga en 2016, subcampeona de Copa en dos ocasiones, 46 veces internacional con España, capitana del equipo y vicepresidenta del Comité de Fútbol Femenino de la AFE. Unos éxitos que a los chicos les abrirían las puertas del cielo deportivo de par en par. “Es normal que ocurra y no lo digo resignada porque, pese al boom que hemos vivido este último año, al fútbol femenino aún le falta asentarse en todos los ámbitos y camino por recorrer”, afirma.
Esta navarra de carácter franco y abierto, licenciada en Químicas y con un máster en contaminación ambiental, se considera una privilegiada por hacer lo que más le gusta y encima vivir de ello. “Ahora estamos negociando nuestro primer convenio colectivo de la historia con los clubes y la pelea está en las jornadas parciales. Que alguien nos diga que sólo somos jugadoras de fútbol cuatro horas al día. Eso es una mentira total”, suelta tajante. Amante de la novela negra y de las series de intriga como CSI, Ainhoa Tirapu, la leona indomable, es una feminista declarada que censura sin ambages a quienes se empeñan en equiparar la lucha de la mujer con el hembrismo. “Casi prefiero que me llamen feminazi por ser feminista a que crean que no lo soy”, sentencia.
El reciente mundial celebrado en Francia ha acaparado la atención de los grandes medios de comunicación internacionales. ¿Cree que el interés por el fútbol femenino se acerca al masculino?
Desde luego en España ha comenzado a cambiar la percepción en cuanto empezaron a abrirnos los grandes estadios de primera división. Este año, por ejemplo, ha sido muy importante para el fútbol femenino. Que se llenen campos como San Mamés y el Wanda ha resultado decisivo y, encima, tocaba Mundial en Francia donde también existe una liga potente y mueve bastante gente. Todo hacía presagiar que iba a pasar algo así pero había que ver hasta qué punto nos iban a acompañar los medios de comunicación. La excusa de la falta de demanda, de interés por parte del público, parecía haber desaparecido pero tocaba mover las fichas. Y así ha sido. En el Mundial han estado presentes un montón de medios cubriendo la información de la selección española, cosa que en el anterior campeonato celebrado hace cuatro años en Canadá no se produjo. El cambio ha sido enorme.
Tras proclamarse campeona, la jugadora estadounidense Megan Rapinoe consideró como un insulto la coincidencia de fechas de las finales del Mundial y de la Copa América masculina porque restaba visibilidad al fútbol femenino. ¿Qué opina?
Para mí tiene razón en su queja porque si quieres fomentar el fútbol femenino, que es uno de los ejes principales de la FIFA, también deberían esforzarse para que el día que organizan un gran evento como la final de un Mundial sea el gran día del fútbol femenino. Algo parecido ocurrió este año con la final de Champions. Coincidía con el horario unificado de la Liga masculina en España y, tras un movimiento masivo en redes sociales, la Liga accedió a cambiar los partidos. En el caso de la final del Mundial me pareció incomprensible que coincidiera con la Copa América y más aún que pusieran el partido de las chicas a las cinco y media de la tarde. No digo que sea la peor hora pero tampoco es la mejor en pleno mes de julio. Si lo hubieran puesto a las nueve de la noche las audiencias habrían sido mucho mejores. Pero es que claro, ¡aquel fin de semana hubo tres partidos internacionales y había que cuadrarlos!
¿Se imagina a Messi o Cristiano Ronaldo diciendo en público que “el mundo debe amar más y odiar menos, escuchar más y hablar menos porque la responsabilidad de todos es hacer del mundo un lugar mejor”?
Sí, lo conozco. Es una parte del discurso pronunciado en Nueva York por Rapinoe tras conquistar la copa del mundo. Es muy bonito pero las circunstancias de cada persona son totalmente diferentes. Cuando alguien como ella lleva luchando toda la vida por sus derechos y su futuro suele decir algo que trasciende el ámbito profesional. No digo que Messi o Ronaldo no lo hagan pero lo hacen de otra manera porque son de otra manera. Ellos tienen claro que siendo futbolistas tienen al alcance de la mano lo que necesiten, mientras que nosotras no. La experiencia y las vivencias de las personas marcan su manera de ser. Debemos tener en cuenta que lo que rodea a las estrellas del fútbol masculino es totalmente diferentes a las del femenino. Por eso me gustaría matizar que esas comparaciones me provocan la sensación de que, en lugar de alabar el discurso de Rapinoe por lo que significa, lo aprovechamos para echar un poco de basura sobre ellos. Y no me parece justo.
Pero es indudable que Rapinoe se ha convertido en el primer icono global para millones de jóvenes futbolistas. No sólo por su calidad en el campo sino también por el enfrentamiento que mantiene con Donald Trump a cuenta de los derechos de las personas LGTBI. ¿Usted tuvo referentes?
Me fijaba en jugadores porque cuando empecé no había mucha información del fútbol femenino. De vez en cuando veía algo por la tele pero tampoco mucho. No me fijé en alguna jugadora hasta que comencé a jugar con la selección y buscaba partidos en los canales de pago. En realidad ni siquiera pensaba que algún día iba a dedicarme a este deporte pero aquí sigo, aún no me he retirado. En cierto modo pertenezco a la primera generación revolucionaria del fútbol femenino (risas).
Lleva 17 temporadas en la élite, 15 de ellas en el Athletic Club, ha ganado una Liga y ha sido internacional en 46 ocasiones. A un futbolista le harían un monumento o bautizarían una tribuna con su nombre. Pero para una futbolista, ¿es suficiente bagaje?
Bueno, no sé si es o no es suficiente bagaje. Tengo claro que mi objetivo principal ha sido, en primer lugar, crecer como deportista y como persona; y en segundo lugar, mejorar el fútbol femenino en este país para que las que vengan por detrás tengan más oportunidades de las que he tenido yo. Si llevo tantas temporadas en primera división es porque he tenido suerte de aguantar. No he tenido tantas lesiones y eso me ha permitido vivir cosas increíbles. Por ejemplo, jugar un Europeo y participar en el equipo que jugó el primer Mundial de la historia en Canadá. Son cosas que ahí quedan, es indudable, pero si hay algo que tengo claro es que el fútbol es un deporte de equipo.
Pero es difícil encontrar mujeres futbolistas que sean multimillonarias. Hace cinco años, ni siquiera los grandes clubes les hacían fichas profesionales sino que las contrataban como empleadas del club.
Sí, es complicado encontrar a mujeres futbolistas millonarias. Habrá como cuatro casos en el mundo que tienen contratos por derechos de imagen que les permite tener buenos sueldos aunque no les sirva para vivir el resto de sus vidas. Poco a poco ha mejorado la situación, es verdad, pero por mucho que siga mejorando el fútbol femenino y por mucho que se popularice en los próximos años, la realidad es que tendremos que reciclarnos al retirarnos para poder vivir. Es un tema en el que incidimos mucho en el vestuario. Le damos importancia a estudiar y formarnos de forma paralela a la práctica de este deporte porque estamos en la obligación de dejar abiertas vías de escape al fútbol. En mi caso no paro de abrir el abanico de posibilidades. Este último verano, por ejemplo, he probado a ver cómo se me daba comentar en televisión el Mundial femenino y estoy muy contenta con el resultado.
También es licenciada en Química, tiene un máster en contaminación ambiental y es propietaria de una marca de ropa deportiva. ¿Cómo se lo monta?
Sí. En general no me gusta tener tiempo para darle vueltas a las cosas. Prefiero entretenerme con la lectura o diseñando una camiseta o haciendo un curso online porque soy una persona excesivamente reflexiva y eso, a veces, me hace comerme la cabeza. Ya aprendí hace tiempo que me puede llevar a pozos oscuros a los que no quiero volver. Por eso decidí crear una pequeña firma de ropa que se llama Sutil Urban. La idea surgió al intercambiar un regalo con un amigo. Él me dio un poncho de surf y yo una gorra personalizada. Como le gustó me puse a hacer diseños en camisetas, chalecos, ropa, etc. y ahora los comercializo online. Me divierte mucho, la verdad.
Una curiosidad. Todo el mundo la conoce con el apelativo de Sensi. ¿Por qué?
Cuando te ponen un apodo de niña, lo arrastras toda la vida. En mi caso me lo colocaron en el equipo de fútbol de Barañain, mi pueblo. El balón me daba miedo y un día decidieron probarme como portera. Les decía a mis compañeras que no chutaran fuerte porque los balonazos me hacían daño. Pero cuanto más se lo reclamaba, más fuerte chutaban. Acababa la mitad de los entrenamientos llorando. ¡Es que no quería ser portera! Me decían qué sensible eres Ainhoa, qué sensible eres y con Sensi me quedé. Hoy en día, la mayoría de mis compañeras me siguen llamando así. Y ya ves, soy la portera del Athletic.
Este año ha sido el año de los récords en el fútbol femenino: 60.000 espectadores en el Wanda, 48.000 en San Mamés. ¿Podrán continuar con estas exhibiciones de público?
Estoy convencida de que cada vez que se abre un estadio de primera división es una nueva oportunidad para nuestro deporte. Tenemos que plantearlo así porque sigue habiendo gente que cree que si jugamos en esos grandes campos es por la presión externa. Para nada. El objetivo es que llenar un estadio no sea flor de un día sino que sirva para crear una masa social estable alrededor del fútbol femenino. Para mí, el trabajo es ese. Atrapar a esa gente joven que entra a un estadio de primera división por primera vez para ver jugar a mujeres. Lo más importante de todo este boom es marcar los escalones y seguir creciendo. Para nosotras, es una oportunidad de oro.
También es vicepresidenta del Comité de Fútbol Femenino de la AFE. ¿Por qué les resulta tan difícil firmar el primer convenio colectivo de la historia?
Ahora mismo, la pelea está en las jornadas parciales. Que alguien me diga que sólo soy jugadora de fútbol cuatro horas al día, el 50% de una jornada laboral normal, es una mentira total. Y ahí está la batalla porque los clubes quieren firmar un convenio de media jornada para arriba, dependiendo de cada equipo. Nosotras defendemos que el mínimo admisible es un 75% de jornada para una futbolista de primera división. Entiendo que hay un conflicto económico pero ver que hay clubes que tienen contratadas a sus jugadoras 15 horas semanales es incomprensible. Eso no puede ser porque nuestra vida gira alrededor del fútbol. No sólo entrenamos todos los días y jugamos un partido semanal. También acudimos a eventos, viajamos, pasamos revisiones médicas y tenemos obligaciones. Tampoco queremos que nos digan cuando nos jubilemos que de los 15 o 20 años que jugamos al fútbol profesional sólo cotizamos tres. O si tenemos una incapacidad. Este tipo de cuestiones importan mucho y no sólo es por el dinero sino por nuestro futuro.
Y en plena lucha sectorial, los derechos televisivos de la Liga femenina se han puesto en el mercado y ha desatado una guerra entre la Federación y LFP por hacerse con su parte del pastel.
Es que hasta ahora no había pastel económico. Se regalaban los derechos a cambio de visibilizar nuestro fútbol y generar un producto de futuro. Pero claro, cuando han visto que ya hemos creado un mercado y empezamos a vender se ha desatado la guerra.
Hay quien ve con cierto recelo el tutelaje de los clubes tradicionales por el fútbol femenino. Los mismos que les ignoraban hace cinco años son hoy sus defensores. Incluso Florentino Pérez tiene ya su equipo. ¿Considera que es sólo interés por ese nuevo mercado o es un compromiso por la igualdad?
Nos puede gustar más o menos pero si es bueno para el fútbol femenino hay que celebrarlo. Es decir, podemos ser muy puritanos pero es lo que hay. También el Athletic se creó gracias a un club local como el Leioa. Para nosotras, la llegada del Real Madrid es una putada porque nos complica más la competición con la filosofía que tenemos pero a la Liga le va a traer cosas positivas. Siempre defiendo el derecho de toda niña a jugar en el club de sus sueños y en este caso me resultaba muy extraño que muchas no podían soñar con hacerlo en el Real Madrid. Me alegro por ellas. Yo tengo la suerte de jugar en el club del que soy seguidora.
De Pamplona y del Athletic. ¿Cómo es posible?
Sí. Ya me conocen y no se meten conmigo. Es mi aita el que aguanta todo (risas).
No le quería preguntar por el machismo en el fútbol porque es un hecho indiscutible.
No sólo en el fútbol femenino. El machismo en la sociedad es un hecho indiscutible. Mientras no cambiemos la educación que tenemos seguiremos igual. Para mí el trabajo es educacional. Venimos de un patriarcado que hay cambiar poco a poco. Y gracias al movimiento feminista están cambiando las cosas.
¿A usted le han hecho algún comentario sexista?
Muchos. Las porteras, además, lo escuchamos con más nitidez aunque es verdad que en los últimos años cada vez escucho menos estupideces en los campos de fútbol. La última vez, el árbitro lo reflejó en el acta y los dirigentes del equipo contrario me llamaron para pedirme disculpas. Me quedo con eso.
El otro día insultaron gravemente a la primera jugadora transexual federada de España.
Si, a Izaro Antxia. La conozco. Es una muestra más de todo el camino que queda por hacer, que es muchísimo. Me parece muy triste que en el siglo XXI pasen estas cosas y que Izaro tuviera que aguantar esos comentarios tan insultantes. Ella lleva muchos años peleando y llega un momento en que no aguantó más. Por lo que dice ella, el árbitro y las jugadoras de ambos equipos la arroparon pero tontos e indeseables hay en todas partes.
¿Se considera feminista?
Sí, claro. Y creo, además, que es una pregunta oportuna para poder explicárselo a mucha gente que aún no tiene claro el concepto. Muchos confunden el feminismo con el hembrismo y no tiene nada que ver. Son los que, al final, acaban acuñando términos como feminazi y cosas así para desprestigiar el movimiento feminista. Y mira, casi prefiero que esa gente me llame feminazi porque soy feminista a que crean que no lo soy.
¿Qué opinas de la situación política?
Para mí lo importante es que la sociedad no se deje engañar y que cuando las urnas nos den la oportunidad de demostrar que somos personas inteligentes, lo hagamos. Quien toma a la sociedad por estúpida, tarde o temprano, lo acaba pagando en las urnas. El tiempo pone a cada uno en su sitio, aunque a veces te haga olvidar. Cuando cosas importantes ocurren en el primer o segundo año de una legislatura pasan desapercibidas al llegar el último año de mandato. Dicho esto, espero que no tengamos que votar de nuevo porque llevamos una racha de elecciones bastante considerable (risas).
¿Quién es Ainhoa Tirapu?
Pues una jugadora de fútbol y feminista, como dejé claro cuando tiré el chupinazo de las fiestas de mi pueblo. Me encanta el trabajo en equipo y me gustaría que la gente pensara de mí que soy una persona en la que se puede confiar para lo que considero que son las luchas diarias. Creo que hay mucho trabajo por hacer, sobre todo en el ámbito de las mujeres.