Artículo publicado por Juanma Velasco en el diario Marca el 19/12/2016
Un espíritu libre. Descanse en paz. Libre. Fidel Uriarte (Sestao, 1945) ha fallecido después de una larga enfermedad que se llevó su memoria. El delantero rojiblanco, último jugador del Athletic antes de Aduriz que había conseguido cinco goles en un mismo partido, liberó su alma, presa de un cuerpo que ya no respondía. Fidel siempre ha querido ser libre. También cuando jugaba. En una de sus últimas entrevistas contaba que no era de hacer mucho caso a los entrenadores. "Jugando al fútbol quería libertad", aseguró en un serial sobre históricos del Athletic -'Los inolvidables'- que publicó El Correo.
Sestaoarra afincado desde años atrás en Castro, Fidel pasará a la historia como uno de los grandes goleadores del club. Hizo 120 en las doce temporadas que militó en el primer equipo, al que ascendió a los 17 años. El vizcaíno terminó su carrera en Málaga. El blanquiazul es un equipo que siempre le ha marcado: debutó con el Athletic en La Rosaleda el mismo día que Iribar; marcó su primer gol en Liga al Málaga en San Mamés y tras 12 años como león firmó un contrato por tres temporadas con el club andaluz. Para ellos fueron sus últimos adornos como profesional.
Uriarte consiguió dos títulos de Copa con el Athletic y el trofeo Pichichi de la temporada 1967-68. Hizo un año espectacular con 22 goles en 24 partidos. Algunos de esos tantos fueron maravillosos y todavía se recuerdan entre los más veteranos de San Mamés. Aquella Liga tuvo un momento espléndido el día de Nochevieja de 1967, cuando el Athletic recibió al Betis en La Catedral. Los leones ganaron 8-0 y Fidel Uriarte fue autor de cinco dianas. Fue un número más que agradecido porque meses después, al término de la Liga, fue pichichi por delante de Luis Aragonés, que se quedó a cinco goles de distancia.
Fichado en juveniles para un Athletic que en aquella época no tenía categorías inferiores, Uriarte fue uno de los futbolistas más brillantes de su edad. Tanto que con 17 años el equipo juvenil se le quedaba corto y en el club decidieron que diera el salto. Los años de juvenil no los olvidará porque le sirvieron para levantar dos títulos de campeón de España. Centrocampista organizador, interior, delantero..."Jugué en todas las posiciones", destacaba con orgullo. Alcanzó la internacionalidad, aunque sin llegar a la decena de partidos.
El rojiblanco que no tuvo reparo en ceder el dorsal 10 a Clemente, que entonces era un prometedor futbolista pero que tuvo que abandonar a causa de una grave lesión, intentó extender su carrera al banquillo, pero pronto decidió que lo suyo no era lo de entrenar. ¡Cómo lo iba a ser si en más de una ocasión recordaba que los buenos futbolistas no son de hacer mucho caso a los técnicos!