Artículo publicado por José Manuel Monje en el diario Deia el 18/10/2016
Así está montado. Cuando no ganas, no juegas como debes y, definitivamente, no consigues tu objetivo, la culpa es de alguien. Por supuesto ese alguien no eres tú mismo, faltaría más. En el fútbol suele pasar casi siempre, la victoria tiene un montón de culpables, la derrota suele señalarse casi siempre lejos del ombligo propio.
El domingo, el derbi nos dejó muchas imágenes y acciones para el recuerdo. Pedimos intensidad y la tuvimos. Para los ganadores la justa y necesaria, para los perdedores excesiva. Al final va a se mejor poner la alfombra roja a leer o escuchar argumentaciones varias amparándose en no sé que otra forma de jugar y aquello de los límites y la frontera de los mismos.
Ahora resulta que el Athletic es un equipo bronco, que lleva los partidos al extremo y que linda con lo ilegal en su fútbol. Vamos, que los leones fraguan sus victorias en el combate cuerpo a cuerpo y amedrentan a los árbitros con el único fin de desesperar al contrincante y presionar al colegiado de turno. En medio de la polémica, siempre Raúl García. Bueno, y también Aritz Aduriz. Escucharlo de fuera me llama la atención pero oírlo dentro me parece tremendo. Podemos hablar de blandura y cuando de repente alguien se comporta con lo demandado nos echamos las manos a la cabeza. Este Athletic me encanta y me gusta desde los dos de arriba.
Raúl nos ha dado algo que necesitaba el conjunto de Valverde, gen competitivo, raza y casta para exportar. Es un futbolista total, de los que enamoran. Puede estar mejor o peor, pero nunca se deja nada. Combativo al 200% y batallador hasta la extenuación. Pero lo mejor de todo es que es buenísimo. Gana partidos, bien sea con sus goles o porque tras una presión el esférico encuentra a uno de sus compañeros. No le importa correr, es generoso. Bendito el día en el que Urrutia lo fichó y lo alistó para el bando rojiblanco. Su influencia en el vestuario es máxima y cada partido muestra el camino a seguir. El domingo fue un espejo para los suyos y gracias a él llegaron dos de los goles. Lo mejor de todo es que su fútbol engancha y levanta pasiones en la grada. Alguien dijo en sus día que en cuanto llegara a Bilbao todos nos íbamos a poner en pie. Está claro que acertó. Ahora mismo junto con el mejor de los nuestros, Aritz Aduriz, hacen una dupla top en Europa.
Quiero además reflejar en estas líneas el muy buen partido de Iker Muniain. Había muchos que ya lo habían retirado. Pues no, está de vuelta y con ganas de seguir regalando tardes como las de el otro día. Iturraspe y él son las dos grandes apariciones que nos deja la victoria ante la Real.