Aquellos primeros momentos de los cuarenta estuvieron cargados de ilusiones. Dos promesas, que no tardarían en hacerse realidad, hicieron soñar a la afición: Agustín Gainza y Telmo Zarraonaindia. Sin embargo, los bilbaínos no pudieron zafarse de las modas y mudanzas impuestas por los nuevos gobernantes que, obsesionados con hacer patria en todos los rincones del país, decidieron castellanizar el nombre del equipo vizcaino.
El 1 de febrero de 1941, la escuadra rojiblanca perdió su elegante toque inglés y pasó a llamarse Atlético de Bilbao. Por supuesto que esto no fue óbice para que ganara la Liga de la temporada 1942-1943, y las Copas del 43, 44 y 45.
Las jovenes promesas ya eran realidades que, además de repetir las gestas de sus predecesores, auguraban logros aún mayores. Puede que esa fuera la razón por la cual la directiva bilbaína permitió a partir de 1944 que las mujeres puedieran ser socias del Athletic. Se dieron de alta 274. Y es que, a decir verdad, damas entendidas de fútbol y amantes de las emociones fuertes las ha habido siempre. Si no, que se lo pregunten a todas las que presenciaron la final de Copa del 45 que enfrentó a los rojiblancos contra el Valencia.
Alineación final Copa 1945:
(De pie) Lezama, Celaya, Bergareche, Nando, Mieza, Bertol,
(Agachados) Iriondo, Panizo, Zarra, Garate y Gainza
Fue un partido emocionantísimo. Con empate a dos y a diez minutos del final, el colegiado, Pedro Escartín, expulsó a Álvaro del Valencia y a...¡Zarra! (Fue la primera expulsión del ariete bilbaíno) Aquello fue injusto. Telmo se fue llorando. Iriondo, como si hubiera querido vengar tamaña afrenta, marcó el tercer gol que daba el título y dejaba la Copa en propiedad de los "leones".