Reportaje publicado en el número 41 de la revista Athletic Club (Marzo 2014)
No es un hecho muy frecuente en Europa que los equipos se enfrenten a combinados nacionales en partidos amistosos, algo que sí se ha producido en numerosas ocasiones en el fútbol sudamericano. Este tipo de envites, siempre de carácter amistoso, suelen proliferar en la antesala de los grandes torneos como la Copa del Mundo o la Eurocopa, en lo que respecta al Viejo Continente.
Las selecciones, al objeto de prepararse con vistas a tomar parte en una de esas grandes citas, aceptan muchas veces la invitación de los clubes para medir sus fuerzas en un partido que resulta atractivo para las aficiones de los equipos locales. Lógicamente, el evento se ajusta a las necesidades del ilustre visitante, el conjunto que representa a un país, así que habitualmente se celebra en plena temporada o al final de ella. Por lo general, se acepta de manera puntual una serie de cambios en el reglamento como, por ejemplo, que pueda haber más sustituciones que las que marca la norma.
En el caso concreto del Athletic Club, a lo largo de su historia ha disputado un total de siete choques internacionales de esta índole contra seis combinados nacionales diferentes. La primera selección que pisó el césped del mítico San Mamés para jugar contra el Athletic Club fue la de Uruguay, que lo hizo en dos ocasiones en abril de 1924. México, Inglaterra, Polonia, Brasil y Paraguay, por ese orden cronológico, completan la lista de los visitantes distinguidos.
Con casi once años de existencia, San Mamés vivió su primera experiencia internacional entre el Athletic Club y un combinado nacional el 20 de abril de 1924. El rival fue Uruguay, que cruzó el Atlántico para realizar una gira europea con vistas a los Juegos Olímpicos de París de ese mismo año. La alineación rojiblanca estuvo formada por Vidal, Rousse, Duñabeitia, P. Belauste, J.M. Belauste, Legarreta, Cantolla, Laca, Larraza, Larrakoetxea y Acedo, a las órdenes de Mr. Pentland. El árbitro uruguayo Atilio Minoli, que viajaba con la expedición celeste, dirigió la contienda que acabó con triunfo foráneo (1-2). Al día siguiente, volvió a repetirse el duelo, esta vez con el club rojiblanco reforzado con los jugadores del Arenas de Getxo, Vallana, Peña e Ibaibarriaga, y Serrano de la Mata como juez de choque, que volvió a decantarse del lado celeste (0-2).
En la selección de Uruguay destacaban el capitán José Nasazzi, la ‘Perla Negra’ José Leandro Andrade, el primer gran futbolista negro, el goleador Pedro Petrone, autor de tres de los cuatro tantos que encajaron los leones (el otro lo marcó Andrade) y considerado como el primer delantero centro moderno de la historia, y el legendario Héctor Scarone. Se estaba fraguando una auténtica selección que acabó finalmente adjudicándose la medalla de oro en París, y en los siguientes Juegos Olímpicos de Amberes (1928) y dos años más tarde, siete de los que vinieron a Bilbao se alzaron con la primera Copa del Mundo. La modalidad de fútbol en los Juegos Olímpicos del 1924 y 1928, entonces protagonizada por selecciones absolutas, fue organizada en ambos casos por la FIFA. Por eso, Uruguay se autoproclama tetracampeón del mundo, y de ahí el motivo de las cuatro estrellas en el escudo de su camiseta. Lo cierto es que ha conquistado diecinueve competiciones oficiales reconocidas por la FIFA, récord a nivel mundial en las selecciones.
Habrá que esperar 25 años para vivir un acontecimiento similar. En concreto, el 30 de noviembre de 1949, el Athletic Club disputó un amistoso contra la selección de México, que al año siguiente logró el acceso al Mundial. El encuentro ante la tricolor, cuya recaudación fue a beneficio de la Mutualidad Vizcaina de Fútbol, resultó ser todo un espectáculo para el público congregado, que fue testigo de la contundente victoria bilbaina por 6-3 (Zarra 3. Panizo, Venancio e Iriondo). José Iraragorri alineó a Lezama, Celaya, Aramberri, Orue, Manolín, Canito, Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza (Bilbao).
La tercera selección que se enfrentó al club rojiblanco fue Inglaterra. Dada la proximidad del Mundial de 1982, y toda vez que los ingleses como cabezas de serie eligieron Bilbao para alojarse (Hotel Los Tamarises de Getxo) y disputar en La Catedral sus tres partidos de la primera fase, el equipo dirigido entonces por Ron Greenwood aceptó jugar el 23 de marzo de ese año en el partido de homenaje que se rindió a Txetxu Rojo, que se retiraba del fútbol en activo tras permanecer 17 temporadas en el Club. En un principio, la intención de los ‘Pross’ era enfrentarse en un amistoso a Francia, pero como el sorteo mundialista emparejó a ambos en el mismo grupo, los galos cambiaron de oponente (Irlanda del Norte) e Inglaterra apostó por San Mamés y así, meterse al público bilbaino en el bolsillo para su cita ante los ‘bleus’, más próximos geográficamente e instalados en Donostia para su preparación. La estrella de los isleños, Kevin Keegan, también se hizo querer: «Me gustaría que la final se jugara en San Mamés». Bilbao se alineó definitivamente con Inglaterra. Bajo las órdenes de Javier Clemente, saltaron al césped Zubizarreta, Urkiaga, De la Fuente (Purroy), Liceranzu, Goikoetxea, Gallego, Noriega, Sola (Merayo), Sarabia, Rojo I (Tirapu) y Argote. Por parte de Inglaterra, que contó con la ausencia del meta Shilton, fueron de la partida Corrigan, Mills, Thompson, Foster, Sansom, Coppel, Robson, Keegan, Brooking, Regis (Withe) y Morley. Urizar Azpitarte pitó aquel encuentro que finalizó en tablas (1-1). El legendario Kevin Keegan adelantó a los visitantes con un gol en el 37’, aunque Sarabia restableció la igualada definitiva a los 67’. Por primera vez en su historia, Inglaterra disputaba un encuentro testimonial ante un club no británico bajo el nombre de ‘England’ (anteriormente ya lo había hecho pero con las siglas FA XI, Football Association Eleven).
Poco más de un mes después, el 4 de mayo, fue la selección polaca la que visitó La Catedral, en el tradicional Homenaje al Socio. Polonia fue la gran revelación en la cita mundialista que se organizó ese año en el Estado español al concluir en tercera posición por detrás de los finalistas Italia y Alemania. En la cita de San Mamés, los comandados por Antoni Piechniczek vencieron con suma facilidad por 1-4 a los leones. Los tantos de Buncol, Iwan, Janas y Smolarek hicieron inútil el gol de Txetxu Gallego. La afición rojiblanca tuvo el privilegio de ver a uno de los equipos que mejor fútbol practicó en el
Mundial, con el central Zmuda, el extremo Smolarek (fallecido el año pasado) y, sobre todo, el espectacular Boniek, que acabó triunfando en la Juventus de Turín.
En 1998, el Athletic Club celebró los cien años de su fundación y para conmemorarlo organizó una serie de actos, tales como los conciertos del tenor Luciano Pavarotti y de la banda británica de rock, The Rolling Stones, celebrados en La Catedral, y una caravana itinerante que recorrió los pueblos de Bizkaia. Asimismo, se llevó a cabo un multitudinario Congreso de Peñas rojiblancas en el Parque de Etxebarria. Incluso Correos emitió un sello con un valor de las antiguas 35 pesetas. Pero el evento principal fue el partido que disputaron el Athletic Club y la selección de Brasil, vigente campeona del mundo, el 31 de mayo de 1998, diez días antes del comienzo del Mundial ,en el que la ‘canarinha’ quedó subcampeona. En la Catedral nunca antes se había visto a tanto crack junto sobre el césped.
Por parte del Athletic Club, que acababa de proclamarse subcampeón de Liga posibilitando su participación en la Champions League, el técnico Luis Fernández hizo jugar a Valencia, Lacruz, Lasa, Carlos García (Larrazabal), Ferreira, Urrutia (José Mari), Javi González (Bermejo), Nagore, Ziganda (Urzaiz), Alkiza (Huegun) y Jorge Pérez (Sendoa). Cabe destacar la ausencia de Guerrero, Etxeberria, Alkorta y Ríos, concentrados con la selección española. Por otro lado, el seleccionador Mario ‘Lobo’ Zagalo puso en escena a Taff arel, Cafú (Zé Carlos), Aldair, Junior Baiano, Roberto Carlos, Doriva, César Sampaio (Leonardo), Giovanni (Denilson), Rivaldo, Bebeto (Edmundo) y Ronaldo. El encuentro en sí no fue todo lo vibrante que se presuponía (1-1, Carlos García/Rivaldo), a pesar de que fue anunciado como el mayor espectáculo del mundo, pero el éxito radicó en haber traido a esa ‘NBA’ futbolística. El entonces presidente de la FIFA, Joao Havelange, testigo directo del envite, afirmó sentirse “muy orgulloso” de haber acudido a Bilbao, al tiempo que señaló que “ha sido un grandioso espectáculo acorde con la categoría de un club centenario”. Tampoco faltó la tradicional ofrenda floral a Pichichi a cargo del capitán Aldair, central de la Roma. En las inmediaciones del túnel de vestuarios del majestuoso estadio carioca de Maracaná, más parecido a un túnel del tiempo por su decorativos paneles fotográficos con los más grandes futbolistas de la historia reciente de la ‘canarinha’, se recordaba en una pared aquel partido conmemorativo del Centenario con una grandísima fotografía en la que aparecen los rojiblancos Lacruz y Carlos García disputando un balón con Rivaldo. Se desconoce si con la reciente remodelación del templo del fútbol mundial (será la sede de la final de Brasil’14), la instantánea sigue siendo invitada de excepción.
La última referencia de estos amistosos especiales data del 3 de marzo de 2010. Con la finalidad de recaudar fondos para los clubes bizkainos, el Athletic Club se enfrentó en San Mamés a Paraguay, dirigido desde el banquillo por Gerardo ‘Tata’ Martino, actual entrenador del FC Barcelona. Cardozo, por doble partida, y Santa Cruz dieron la victoria a los guaraníes, mientras que Díaz de Cerio hizo el gol de la honra (1-3). Joaquín Caparrós empleó un equipo con bastantes ‘cachorros’, que estuvo formado por Armando, Ustaritz, Bordas (X. Etxebarria), Santamaría, Galán (Ramalho), David López (Aketxe), Muñoz, Iturraspe, Yeste (Iñigo Pérez), Etxeberria (De Marcos) y Díaz de Cerio. Al margen de estos encuentros internacionales, el Athletic Club midió sus fuerzas ante una ‘selección’ de los mejores futbolistas del Estado español en los años 20, con motivo de la celebración del 25º aniversario de nuestro Club. Fue el 10 de junio de 1923, y los rojiblancos derrotaron a este combinado por 2-1. Y el 12 de febrero de 1997, San Mamés acogió un amistoso entre los veteranos rojiblancos que se adjudicaron las Ligas de 1982/83 y 1983/84 y los de la selección francesa vencedora de la Eurocopa’84, liderados por Platini, Giresse, Luis Fernández, Rocheteau y Bossis, entre otros. El dinero recaudado fue para los niños de la Escuela de Huérfanos La Casilla de Umbe.