Artículo publicado por Jon Uriarte en el diario El Correo el 22/02/2014
A 9.000 kilómetros de Ibaigane la parroquia rojiblanca también se merece la oportunidad de poder disfrutar de la magia de los de Valverde. Es el momento de invertir en futuro
Mismos colores, mismo escudo, mismo corazón. Tan solo varía el acento. Mexicano y de Distrito Federal para ser exactos. Desde que el Athletic rumia la propuesta de hacer una gira por México y EEUU, muchos hemos mirado hacia el otro lado del charco, recordando lo que vimos y escuchamos allí y no podemos explicar. Quizá por ello, desde la Peña México cuya sede se encuentra en la Euskal Etxea de la capital azteca, me han enviado un par de vídeos que quiero compartir con ustedes. VER VIDEO No son nuevos. Ni cuentan nada que no hayamos vivido aquí. Pertenecen a las últimas finales perdidas. Pero se grabaron a 9.023,99 kilómetros de distancia, en avión, de San Mamés. Los mismos que deberá recorrer el Athletic, si acepta la aventura americana, a los que habría que sumar la ruta por EEUU. Está lejos, dirá alguno. A ver cuánto pagan, apuntará otro. Si nos clasificamos para Europa no estaremos para viajecitos, añadirá un tercero. Y todos tendrán razón. Pero se olvidan de que si no siembras nunca recogerás. Y, lo que es peor, alguien lo hará por ti.
Los Blasco comparten apellido y nombre. Goyo. El mismo que llevó el abuelo. Uno de los más grandes porteros que tuvo el Athletic. Nacido en Mundaka en 1909, en solo ocho años, jugó 203 partidos, levantó cuatro copas y ganó cuatro Ligas. Entre ellas, la primera que obtuvo nuestro club. Pero llegó la Guerra Civil. Y lejos de abandonar el balón, en 1937 forma parte de la Selección de Euzkadi, creada para recaudar fondos para los refugiados vascos. Con ella, recorrió el mundo. Aquél mítico equipo contaba con jugadores del Arenas, Betis, Barcelona, Nimes, Racing, Real Madrid, Oviedo, Atlético de Madrid...y del Athletic. Siete para ser exactos, a los que había que sumar parte de los responsables técnicos. Lo que subraya la importancia de nuestro Club en aquella aventura. No es raro pues, que en América dejara un poso que iba más allá de los emigrantes de Bizkaia. El Athletic simbolizaba mucho más. La vieja tierra, la familia que añoramos y los valores que adquirimos. -No sabes lo que significa para nosotros el Athletic. Acá lo vivimos con el alma. Cuando hay partido se cae el txoko-. Son palabras de Goyo Blasco, hijo del portero, que me cuenta detalles sobre una Peña con una centena de socios de cuota y una cifra aún mayor de socios de paso. Y no crean que solo hay vascos o hijos de vascos en ella. -Tenemos socios mexicanos, sin vinculaciones previas con el Athletic, que se han sentido atraídos por nuestra filosofía y valores-. Bien lo sabe Blasco. No en vano es presidente de la Agrupación Internacional de Peñas. Son cada vez más. Por otro lado sabemos que el Club quiere ampliar su radio de acción desde el punto de vista de marketing y patrocinios. Por eso, no sería mala idea iniciar ese camino tirando hacia el oeste.
Cierto que habrá que cuadrar fechas, descansos y pretemporada. Amén de que, estando la LFP por medio, puede acabar en humo. Además si nos clasificamos para Europa, como esperamos suceda, quizá tengamos que calzarnos las botas muy pronto. Pero si alguna vez fue importante un esfuerzo extra, es ahora. Blasco tiene otra hija, Maite, y cuatro nietos. -Intento que sigan siendo de los nuestros. Pero no es fácil. Mi yerno es del Real Madrid y presiona mucho-. Normal. Al fin y al cabo tiene a favor la omnipresencia mediática y la costumbre de ganar. Y si no está el Barça, que también es ladrón de sentimientos. Pero los Blasco, y como ellos cientos de miles en todo el continente americano, mantienen viva la llama. Si no se ha apagado, es por aquello de los milagros de San Mamés. No hace falta que ganemos nada. Nos basta con tocar la gloria para mantener el fuego. Basta con repasar las imágenes que hoy les traigo para ver a los aitites, a los padres y madres, a las amamas y, sobre todo, a las nuevas generaciones viviendo un día de partido. Niños y niñas que corren detrás de un balón, que miran con ojos cargados de ilusión la televisión y que lloran la derrota, abrazados a sus mayores. Niños y niñas que nunca han estado en La Catedral, pero que la sienten vigente como usted y como yo. Y que sueñan con ese día en que el Athletic, como el Madrid o el Barcelona han hecho antes, desembarque en América. Y que recorra México y EEUU. Para que esos pequeños, que ven en el vídeo llevando orgullosos nuestra camiseta, puedan decir a sus amigos. -Mirad, esos son los jugadores del Athletic. El equipo de mi abuelo, el de mi padre. Y el mío-. No sé si resultará rentable a corto plazo en términos económicos. Pero, sin duda, lo será a largo plazo. Y no olvidemos que el Athletic siempre supo invertir en futuro. Quizá sea tiempo de hacer las Américas.