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martes, 27 de diciembre de 2011

Un escudo envuelto en el misterio

La escasísima documentación impide conocer los criterios y los autores de los diferentes emblemas que han representado al Athletic a lo largo de 114 años, un paseo que DEIA propone a sus lectores

(Articulo publicado por JOSÉ L. ARTETXE en el diario DEIA el Sábado, 22 de Octubre de 2011)

Como corresponde a una entidad cuya fundación se remonta a 1898, el Athletic Club almacena un considerable volumen de documentación y objetos de la más variada índole que constituyen el testimonio tangible de su grandeza. El club, a raíz de la celebración del Centenario, se embarcó en una labor de recopilación y clasificación del máximo número posible de datos, así como información gráfica y material diverso (camisetas, equipaciones, cartas, programas, cromos, álbumes, etc.) que permitan realizar un seguimiento exhaustivo de sus diferentes épocas, incluyendo aquellas más alejadas en el tiempo.

El Museo del Athletic Club, que en la actualidad se halla ubicado en los bajos de la Tribuna Principal de San Mamés, es donde se exponen buena parte de esos tesoros que son fiel reflejo de la evolución y de los éxitos deportivos de la entidad. Sin embargo, las condiciones de espacio hacen que la muestra abierta para los aficionados rojiblancos y curiosos en general, aunque de indudable interés y valor sentimental, sea parcial. Es obvio que el Athletic necesitaría bastantes más metros cuadrados para colocar con orden y concierto todos los objetos y trofeos que ha ido acumulando gracias, en buena medida, a la generosa disposición de exjugadores, exdirectivos y socios en general, que respondieron al llamamiento público que hizo el club para completar su colección.

Halo misterioso

El escudo que, junto a su filosofía única, la camiseta, San Mamés o el himno, sirve para identificar fácilmente y en todo el mundo al Athletic, es sin embargo un elemento que hemos heredado envuelto en una especie de halo misterioso. La información que se ha recopilado sobre el mismo llama la atención por insuficiente. El trabajo de buceo en el pasado de la entidad ha tratado de subsanar las múltiples carencias que había y lo ha logrado en muchos apartados, pero no en el relativo al escudo. De modo que la pequeña historia que ilustraría el origen de cada uno de los escudos oficiales del Athletic en absoluto colma el interés o la curiosidad.

Del repaso de las diversas historias editadas sobre el Athletic o del seguimiento de las primeras décadas de la historia del club a través de la hemeroteca, apenas es posible extraer documentos que ayuden a explicar cuál fue su origen, qué es lo que indujo a los responsables del club en cada momento a confeccionar los escudos de que se ha dotado el club y le han representado a lo largo de su historia. Poco, muy poco o nada se sabe de los motivos que indujeron a introducir en el escudo los diferentes elementos que lo componen o a quién correspondió desarrollar dicha labor.

Este déficit obedece sobre todo a que no se guardaron los libros de actas del club. La ausencia de un archivo imprescindible, donde supuestamente debería constar la intrahistoria del escudo, ha obligado a descubrir lo que se conoce gracias a cartas, fotos, cromos o programas de partidos que se han conservado. También los testimonios orales de futbolistas y dirigentes antiguos han arrojado algo de luz. El primer libro de actas data de 1928 y para entonces el Athletic ya tenía el escudo que está vigente en nuestros días, después de haber utilizado al menos otra media docena.

Por establecer una comparación, sí que cabe conocer con bastante detalle todo lo relativo a los himnos, los dos que la afición ha cantado: quién los promovió, qué personas tomaron parte en su gestación (música y letra), cuál es su vigencia y hasta a quién correspondió su interpretación tal y como ha quedado registrada en el soporte correspondiente. Así, se sabe que son dos y solo el segundo, que nació en 1983, el compuesto por Carmelo Bernaola y Antón Zubikarai, posee carácter de himno oficial del club. El otro, llamado Himno del Atlético Bilbao y que empieza "Tiene Bilbao un gran tesoro", es de 1950 y fue obra de Los Cinco Bilbainos.

El centanario, clave

Cuando en el club arraigó la convicción de que era preciso abordar un proyecto que enriqueciese su patrimonio histórico, la disculpa fue el Centenario. Previamente no existió demanda o conciencia entre los distintos rectores de la entidad para acometer una iniciativa de este calado. Hasta entonces, el Athletic había dispuesto de una sala de trofeos, que fue tal desde que la sede estuvo en Bertendona. Posteriormente, se trasladó a los bajos del Palacio de Ibaigane y luego, aprovechando unas obras iniciadas bajo el mandato de Javier Uria en los bajos de San Mamés, se habilitó un espacio que es el actual Museo, apenas 300 metros cuadrados por los que solo durante el año 2010 pasaron 26.000 visitantes.

Lógicamente, está previsto que el futuro San Mamés acoja el definitivo Museo del Athletic, con una capacidad acorde a la importancia que merece, que por supuesto permita exponer cuanto el club ha ido catalogando desde finales de la década de los noventa, con especial dedicación a la investigación de todo lo más antiguo. A modo de dato orientativo, en la actualidad cuenta el Athletic con una colección de 20.000 fotos.

Como es de suponer, en el marco de ese trabajo, el club se esforzó en identificar y clasificar los escudos que ha tenido el Athletic. La búsqueda resultó frustrante. No había constancia oficial alguna, lo cual orientó la investigación hacia el seguimiento cronológico del material hallado y compilado en forma de fotos, carnés de socios, cromos, banderines y programas de partidos o torneos varios. El resultado final habla de que el Athletic Club ha tenido una decena de escudos, si bien varios de ellos no dejan de ser variaciones de un modelo previo de carácter muy efímero.

El primer escudo documentado es de 1902 y de su diseño se deduce la influencia británica que barnizó toda la vida de la institución desde su misma génesis. El periodista José María Mateos hacía la siguiente descripción de la pieza original: "En el centro en azul y blanco un balón en cuyo centro ven entrelazadas las letras A y C". Esta referencia escrita se apoya en los escasos vestigios que se conservan de aquella época, como son cartas, tarjetas de carné, las fotos de las alineaciones y, en concreto, la camiseta azul y blanca que en 1903, con motivo de un match disputado con el Burdigala de Burdeos, vistió el futbolista Juan Mosser.

Primer escudo documentado que se conoce
De este primer escudo, que tiene forma como de cinturón, no se ha podido establecer cuánto tiempo estuvo en uso, aunque se da por sentado que no más allá de 1910, año en que el Athletic modificó su indumentaria y pasó de la azul y blanca a la roja y blanca. Este significativo cambio en los colores del uniforme condicionó el diseño posterior del escudo para siempre. Poco sentido tenía dar preponderancia al rojo y que el azul mandase en el escudo. El rojo, enlazado con el blanco, pasó a ser común en todo tipo de documentación oficial y pronto se diseñaría un segundo emblema que incluiría la bandera, rojiblanca por supuesto. Se mantuvieron las letras A y C, al igual que en una especie de versión donde aparecía un balón. La bandera rodeaba ese pelotón de color marrón del cuero y con las costuras bien visibles. En 1913 se utilizó este escudo, donde asimismo destacaba el hecho de que el remate del emblema era de color azul, como en los anteriores.

Los colores rojo y blanco toman el relevo al blanco y azulLos colores rojo y blanco toman el relevo al blanco y azul

Con motivo de la inauguración del campo de San Mamés, el 21 de agosto de 1913, se diseñó un escudo especial, donde a las ya clásicas letras A y C, dispuestas al igual que en el primer escudo de la institución, se añaden las divisas de Bilbao y de Bizkaia. La de la Villa con sus elementos característicos del Puente de San Antón y los dos lobos de la casa Lope de Haro, que también figuran en la de la provincia al lado del Árbol de Gernika.

En esta variante se incluyen los escudos de Bilbao y Bizkaia
A finales de la década de 1910 hay constancia de que el Athletic volvió a modificar su escudo porque se ha conservado en trofeos, cromos y otros objetos de uso habitual, como alfileres de corbata. Es un escudo que incorpora las listas rojiblancas, conserva los símbolos de Bilbao y las letras A y C. Este escudo es prácticamente el mismo que distingue al Atlético de Madrid, que en aquella época era un filial del Athletic y se denominaba Athletic Club de Madrid. Eso sí, el club colchonero sustituye luego los símbolos propios de Bilbao y Bizkaia por el Oso y el Madroño, propios de la capital castellana.

Escudo en el que se basa el del Atlético de Madrid
El actual, vigente ya en 1922

Esta versión antecede a la del escudo del Athletic que ha estado vigente hasta nuestros días y del que existe constancia desde el año 1922. Las novedades más significativas del escudo definitivo son que se suplen las iniciales por el nombre completo, gracias a que se gana en anchura con una banda blanca que hace de fondo: Athletic Club figura en la parte alta, mientras que Bilbao queda en la parte baja. Además, se sitúan en la parte alta de ambos laterales las cruces de San Andrés.

Nace el escudo que todo el mundo conoce
Este escudo no experimenta más variaciones a lo largo de noventa años que una ajena a la voluntad del club, impuesta por el régimen de Francisco Franco. El primero de febrero de 1941 entra en vigor un edicto de castellanización de nombres que la Federación Española hace suyo, conminando al Athletic Club a perder su nombre original en favor del de Atlético de Bilbao. Este escudo adulterado por el criterio político imperante durante la dictadura franquista hubo de mantenerse hasta el 26 de julio de 1972, cuando fue posible recuperar el nombre original, que de inmediato y para siempre se incorporó al escudo. También a partir de esta fecha se rescatan las medias negras, cayendo en desuso las rojiblancas.

Escudo impuesto por la dictadura
Por cierto, que el Athletic, aunque solo fuera a nivel de consumo interno, se saltó la normativa franquista, en lo que se antoja un gesto claro de rebeldía: con ocasión del 50 Aniversario del club, en 1948, y a modo de obsequio se entregó a los jugadores un llavero del escudo con la leyenda de Athletic Club.

Hasta aquí la breve e intensa historia oficial del escudo del Athletic, pero durante los casi 114 años de existencia de la entidad son múltiples las anécdotas de las que hay constancia, y seguro que habrá otras cuantas que se han perdido en el olvido. Desde ligeras modificaciones, como que el Puente de San Antón se presenta con uno o dos ojos, según la época, o que el número de listas rojiblancas varía y es posible contabilizar cuatro o cinco en función del grosor de las mismas, hasta la errática utilización del escudo en las camisetas.

Durante bastantes décadas, el uniforme del Athletic estuvo limpio y es en los setenta cuando, gracias al testimonio gráfico, se comprueba que el portero, que era José Angel Iribar, empieza a lucir el escudo en su inolvidable jersey de color negro, mientras que sus compañeros continúan vistiendo la camiseta sin dicho elemento.

La causa de esta omisión se desconoce y resulta extraña por cuanto había muchos equipos que sí cosían su escudo en la camiseta en esos tiempos. En los ochenta, el escudo se convierte en un elemento imprescindible en las equipaciones, como se aprecia en las fotos e imágenes del equipo que obtuvo los dos últimos títulos de Liga y Copa (1982-83 y 1983-84), los años de la gabarra.