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jueves, 16 de octubre de 2025

“El Athletic suena a familia y heroica”

Artículo publicado por Carlos Forjanes en el diario As el 16/10/2025

Aitor Etxebarria, autor de bandas sonoras como ‘Furia’ (HBO) y ‘Karmele’, ahora en cines, charla con AS de su momento dulce... y su pasión ‘athleticzale’.
El compositor vasco, en una imagen durante una jornada de trabajo.

De su cabeza han salido algunas de las mejores bandas sonoras recientes (Furia de HBO, El cuerpo en llamas, en Netflix...) y viene de hacer doblete en el Festival de Cine de San Sebastián. Es Aitor Etxebarria (Gernika, 40 años), un polímata de la música. Lo mismo desde lo electrónico como DJ y productor con el alias El_Txef_A que editar un disco con el sello Primavera Labels (de Primavera Sound) y estar a punto de conquistar los escenarios americanos. Ahora firma algunos de los libretos musicales más interesantes para la gran y pequeña pantalla de los últimos tiempos. Y “para desestresar”, otra pasión nada disimulada, es muy del Athletic. AS se citó con él en Madrid para charlar distendidamente sobre su última incursión cinematográfica con la música de Karmele, del director Asier Altuna, actualmente en cines. Y, por supuesto, de esa vena tan athleticzale...

Viene de andar por el Kursaal en el Festival de San Sebastián con Karmele y también con la serie Zeru Ahoak (’Bocas de cielo’), la primera en euskera participando en la Sección Oficial. A eso se llama estar en un momento dulce...

Estoy muy contento, es verdad, porque la primera cosa que hice para una película fue hace diez años... Jamás habría imaginado que iba a estar con dos trabajos en la Sección Oficial. Y ya he cerrado películas para el año que viene, una de ellas internacional, que me hace mucha ilusión.

¿Animal de conservatorio o más bien autodidacta?

Desde pequeño mis padres me metieron en el conservatorio y estudié solfeo y piano, pero siempre he sido muy guindilla, me metí en la electrónica, entré en la escuela de cine... Volví a estudiar en pandemia que hice un un máster en composición para bandas sonoras en Berkeley (Estados Unidos). Siempre digo que no soy la excelencia en nada, pero que he estudiado muchas cosas distintas y eso me lleva a tener... un tacto diferente.

¿Y por qué el cine?

Recuerdo que en la escuela de cine en uno de los trabajos tuve que crear una banda sonora y fue un poco mal (ríe). Alguien no pudo hacer la suya y preguntaron: “¿Quién quiere hacer otra banda sonora?“ Y respond que yo. Ahí me dije, “Hostia, igual esto es que me gusta, ¿no?“. El profesor me dijo que se me había dado tan bien esa segunda que mejor no iban a tener en cuenta la primera... (ríe). Siempre me han dicho que mi música es muy cinematográfica.

La clave de su sonido es...

No sé, tengo bastante fluidez y rápidez en hacer sonoridades bastante interesantes desde mucho antes de ir, por ejemplo, a grabar con una orquesta a Bratislava, Madrid o Praga... Es esa mezcla de clásico, neoclásico y electrónica porque al final llevo cacharreando con los sintetizadores desde que tenía 16 años... (risas). Esa rapidez te la piden mucho para hacer series.

Su terreno, el de las bandas sonoras, no parece impermeable a la moda. ¿Hay presión para que todo suene a los compositores islandeses o a lo que hizo Cristóbal Tapia de Veer con The White Lotus?

En mi caso noto bastante libertad. Me dicen “propón tú, vamos a ver el guion qué estilo queremos, yo tengo en la mente esto, qué crees que podemos hacer...”. Siempre quiero hacer algo único, porque la música tiene tanto poder que si la cagas porque has hecho una copia de algo ya toda la serie va a atufar a eso y la gente lo nota... No busco la sonoridad Aitor, y eso es positivo, porque yo trabajo para la película y no para mi ego y para hacer siempre lo mismo. Es la película la que manda lo que yo tengo que hacer.

En Karmele tuvo que componer piezas para que los actores se las aprendiesen, ¿no?

Es una historia real y Txomin, el personaje protagonista de la película, fue un trompetista virtuoso, tocando en las mejores orquestas, en Nueva York, en Caracas... Y la protagonista Karmele, era enfermera pero le gustaba tocar el piano en casa. Tuve que hacer una preproducción de un año antes de grabar la banda sonora, creando composiciones específicas para que los actores las estudiasen e interpretasen. Eneko (Sagardoy), que es quien encarna a Txomin, tocaba el piano de pequeño pero tuvo que aprender a tocar la trompeta para Karmele. Un trabajo brutal. Venía todos las martes a mi estudio con un trompetista que le pusimos de profesor y componíamos las piezas que se iba estudiando, un toma y daca. Aprendió a tocar la trompeta en ocho meses. Milagros a veces de los actores, me quedo flipado (risas).

También fue un proceso de cierta ‘arqueología’ musical explorando épocas y estilos, ¿no?

Había algunas grabaciones y partituras de la época y luego hemos hecho algunas canciones que son originales mías pensando cómo serían en aquel entonces. Imaginando qué se tocaría en un club de jazz de París en los años treinta...

Menudo proceso, en tiempo y esfuerzo...

En ese año de preproducción cuando creas una pieza tiene que gustar, encajar y decir “Bien, aquí sí”, porque con las que salen en escena no hay vuelta atrás. No es como en postproducción que igual puedo crear una pieza diferente... no, está en boca del trompetista, está rodado, es lo que hay y no se puede cambiar.

A punto de tomar Nueva York

Me llama la atención que hace unos años editó un disco... con Primavera Labels, el sello del Primavera Sound.

Yo siempre intento hacer lo que me da la gana (sonríe). Para aquel disco fiché por una editorial de Londres que se llama Mute donde estaban Jóhann Jóhannsson, Max Richter, Depeche Mode... Cuand lo grabé dijeron, “Joder, este disco creemos que a Primavera Sound le puede interesar...”. Y entonces fue... como una coproducción entre Mute y Primavera Sound.

¿Y no tocó en el festival, en el Primavera?

Lo hicimos en el Primavera Pro. Pero en la pandemia nos íbamos a ir de gira guapa a Estados Unidos, estaba previsto que tocásemos en Nueva York en un sitio ultrabrutal con una ensemble de cuerdas. Estaba todo cerrado la gira del disco y se cayó todo. Joder. Eso lo poca gente sabe, pero estaba ese bolazo en Nueva York, también íbamos a pasar por Texas y más sitios... Pero llegó la pandemia y ‘pum’...

El Athletic y viajar en tranvía con De Marcos

Es Aitor Etxebarria un compositor con ‘guilty pleasures’ como “el country, me encanta John Denver” y que admira sobremanera dos nombres. El del fallecido maestro Jóhann Jóhannsson... y Julen Guerrero. Es momento de meter al Athletic en la charla.

Cada vez hay más clubes de fútbol que colaboran con músicos y en tres años es el 130 aniversario del Athletic, ahí lo dejo...

Sí, sí (ríe). La verdad es que algo muy ligado a mi aita, y a mi hermano. Recuerdo ir con 8 años a uno de los fondos de San Mamés y ahí empezó todo... Ahora compartimos un carné y cuando el trabajo me permite ir, me quita muchísimo el estrés. Me conecta a tierra. Ir con mi padre, comerme el bocadillo...

¿A qué suena el Athletic?

A familia, porque al final yo creo que sí que es un club diferente. Para mí jugar solo con gente de la zona, no hablo de ideologías ni nada, hablo de gente que vive en unos pocos kilómetros... es que un gol de un chaval que vive al lado de tu casa nunca me va a saber igual que uno de un súpercrack al que has fichado por muchos millones. Supongo que, por ejemplo, es lo que pasaba con Raúl en el Madrid. Un gol de alguien de la cantera es como la magia de antes. Y también me suena el Athletic a heroica. Porque mira que es difícil ganar con gente de tu entorno a los grandes. Es la épica de lo imposible.

Y del arraigo.

Hace poco iba en el tranvía y se puso a mi lado Óscar de Marcos con su mujer y sus hijos. ¡El capitán del Athletic! Es como decir “somos como vosotros, como todos, no somos superestrellas intocables”. Eso no pasa en otros sitios.

Del Txingurri Valverde qué me dice.

Que es muy musiquero, eh. Lo sé por un buen amigo, que falleció hace poco, que era íntimo suyo. Además Ernesto hizo fotos para Ruper Ordorika y para las portadas de sus discos. Ojalá se quedara en el Athletic para siempre, pero yo creo que va a venir Iraola. Entender la psicología de los directores y el equipo es muy importante para un músico. Valverde hace un enorme trabajo psicológico, de bienestar, de que nunca haya malos rollos.

Ahora que se le quitó el polvo a la gabarra, ¿con qué le gustaría que volviera a navegar la ría?

Una Liga es muy difícil... Ojalá un título europeo, el primero para el Athletic. Ya puestos a soñar, la Champions, pero una Europa League no estaría mal, llevamos varios años rondándola...