En la última final de Copa que jugó el Athletic Club en 2009 frente al F.C. Barcelona se ponía en juego algo mas que un título, estaba en juego conocer de una vez por todas quien iba a ser el verdadero Rey de Copas ya que ambos aspirantes llegaban con el mismo número de entorchados coperos en sus vitrinas: veinticuatro, o tal vez no...
A cualquier buen seguidor del Athletic Club le preguntas por los títulos coperos que posee el club y te contestará sin titubear que veinticuatro pero si esa misma pregunta se la realizas a la Federación Española de Fútbol te responderá que son veintitres.
El motivo de este desajuste se debe a que el primer trofeo de Copa que figura en las vitrinas de Ibaigane es el de la Copa Coronación de Alfonso XIII, disputada en 1902 bajo el nombre de Bizcaya, (una especie de selección que acogía a jugadores del Athletic Club y del Bilbao Football Club). El precioso trofeo entregado por el monarca, orgullo del Athletic, plantearía un conflicto institucional aún no resuelto. Mientras el Athletic lo contabiliza como el primero de los 24 títulos de Copa acumulados en su historia, la Federación Española estima que no cabe homologarlo ya que se niegan a considerarla como la primera edición oficial del torneo de la Copa y reduce el palmarés rojiblanco a 23 ediciones.
Para hacerse con el trofeo los bilbainos derrotaron sucesivamente al Español (5-0) y al New Club de Madrid (1-8). En la final (la entrada con derecho a silla costaba un real y diez céntimos la más económica) les aguardaba el Barcelona, al que superaron con goles de Astorquia y Cazeaux. Parsons es el autor del único tanto catalán.
La alineación del Bizcaya fue: Luis Arana, Enrique Careaga, Larrañaga, Luis Silva, Amado Arana, Enrique Goiri, Cazeaux, Juan Astorquia, Dyer, Ramón Silva y Walter Evans.
Aprovechando la ocasión de la final de Valencia, el Club bilbaino decidió ostentar galones a la vez que reivindicaba una vez más lo que considera como suyo y lució en sus camisetas un logotipo alusivo.
Tras la disputa de esa final, la balanza se decantó del lado barcelonista con lo cual el título de Rey de Copas pasó a tener un solo dueño.