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domingo, 8 de agosto de 2010

Javier Clemente

Javier Clemente despuntaría como futbolista muy pronto en el juvenil de su pueblo fabril (Barakaldo). Pronto pasó al Athletic en idéntica categoría, y así alcanzó la primera plantilla después, para la temporada 1968-69, donde llegó a tiempo de ganar la Copa de S.E. el Generalísimo ante el Elche en Madrid.

Con 1,68 metros de estatura y 64 kilogramos de peso, Clemente se quedó desgraciadamente a las puertas de más triunfos colectivos y personales. Ya apuntaba muy buenas cualidades para el balompié cuando llegó a internacional en su etapa juvenil. Como futbolista profesional tuvo también sus tardes buenas, recibiendo, incluso, un original trofeo como era "La Hoja del Lunes" en plata por su calidad y regularidad. De la Final de Copa contra los alicantinos está el recuerdo de sus palabras de entonces: El quedar campeones de Copa supera todo lo imaginable.

Javier Clemente en su etapa como jugador del Athletic Club

Como jugador en activo del Athletic, en Primera División, sólo pudo participar en 47 encuentros de Liga (donde marcaría 6 goles en total), en 9 de Copa y en 6 de competiciones europeas. Muy poco bagaje para quien era llamado ya "el nuevo Panizo". Luego vendría el calvario de una tremenda lesión para un fino interior que formó pareja con Rojo I en la banda izquierda del ataque rojiblanco. Se frustró para siempre un chico que prometía magníficos instantes de buen fútbol. Fue en el estadio del Sabadell (23-11-69) cuando Marañon hizo una terorífica entrada. Resultado, le quiebra de un golpe la tibia y el peroné de la pierna izquierda.

Sólo a base de mucha fuerza de voluntad, después de numerosos viajes a Burdeos para ser tratado de su pierna dañada, con muletas primero y una cojera después, Javier Clemente volvió al fútbol. Lo hizo tras una etapa como representante de artículos deportivos, empezando como entrenador del histórico Arenas de Getxo. De ahí pasaría al Baskonia, y ya al Bilbao Athletic. Del filial, en una apuesta que muchos vieron arriesgada ante la juventud del rubio de Barakaldo, Beti Duñabeitia, presidente rojiblanco, se decidió por dar entrada a nuevos planteamientos técnicos, a un aire fresco. Clemente, lejos de "arrugarse", cortó por lo sano a veteranos ya gastados, dando entrada a jóvenes valores como Zubizarreta, Urtubi, Liceranzu, Luis de la Fuente, etc.

Nadie conocía mejor a las nuevas promesas que el de Barakaldo. Por ello, parecía el técnico adecuado para un Athletic que estaba en plena transición y que veía como un grupo de jugadores nuevos procedentes del filial estaban llegando a la primera plantilla. Un hombre de la casa que quería recuperar la identidad del club. Como comentó en su presentación como técnico del primer equipo del Athletic, “quiero furia y garra y que cuando vayamos por ahí se nos espere con respeto y temor”. El entrenador más joven de Primera, en lugar de traer nuevos aires a la liga, pretendía recuperar el discurso de la garra para volver a hacer competitivo al Athletic.

En la decisión también pudo influir la experiencia donostiarra, es decir, de la Real Sociedad. La entidad txuri urdin había confiado su futuro a un hombre de la casa –Alberto Ormaetxea- y a los jugadores formados en su cantera. La receta del de Barakaldo no iba a diferir mucho de la aplicada por el eibarrés en el banquillo realista. En realidad, era la receta de la época. Fútbol sobrio, seguridad defensiva y, ante todo, ganar, por lo civil o por lo criminal que diría Luis Aragonés. Una defensa en línea, que no era habitual en la época, que para funcionar correctamente necesitaba de una gran presión en el centro del campo. La mayor diferencia entre uno y otro pudo ser el mayor uso del envío en largo por parte del Athletic ya que la Real tocaba en el medio para buscar el espacio por el que abordar a su rival. Un gusto por el juego en largo que Clemente empezó a cultivar cuando pasó varias semanas en Inglaterra estudiando los métodos de trabajo y sistemas del Ipswich Town. En este apartado destacaba especialmente las diagonales que lanzaban Goikoetxea y Liceranzu desde el eje de la zaga. Dani y Argote eran los hombres de banda de la medular, pero buscaban constantemente el centro, dejando espacios para las incorporaciones de los laterales. Una fórmula en la que la estrategia, sobre todo los saques de esquina, cobraba un valor fundamental para Clemente, que aprovechó el talento sacador de Argote para explotar las cualidades rematadoras tanto de Goikoetxea como de Liceranzu. Un estilo no muy vistoso, pero eficaz, a pesar de algunas críticas de las que tuvo que defenderse el rubio de Barakaldo.

La mejora del Athletic con Clemente fue clara. Pasó de la novena posición a la cuarta, acabó a siete puntos de la Real Sociedad, aunque sus números en el apartado defensivo no fueron del todo satisfactorios. El Athletic encajó 41 tantos, más de uno por partido, pero, por el contrario, fue el segundo equipo que más goles marcó con 63. Con él también llegó el cambio en la portería. Clemente confió en un joven valor que en la temporada anterior había llegado al filial procedente del Alavés. Zubizarreta, que empezó la campaña con 20 años, disputó todos los partidos de la Liga, relegando al banquillo a Cedrún. También al primer equipo llegó Liceranzu, lateral izquierdo que había estado cedido en el Barakaldo y que iba a ser importante para Clemente y para la propia historia del Athletic. Esta temporada 81-82 supuso la reactivación del Athletic gracias a la consolidación de los nuevos valores del filial.

La Liga de la temporada 82-83 sera recordada por lo ajustada que fué. El R. Madrid llegaba la la última jornada con un punto de ventaja sobre el Athletic. Al Real Madrid le valía el empate en Valencia, pero visitaba a un conjunto que necesitaba un milagro para no perder la categoría. El conjunto blanco estaba cerca de la Liga y además estaba clasificado para la final de la Recopa y de la Copa del Rey. Alfredo Di Stéfano había formado un bloque competitivo, pero afirmaba en una tribuna abierta de El País que “no hemos logrado nada”. Por su parte, Clemente estaba tranquilo. El que va por detrás siempre cuenta con ello. Es el ‘otro’ el que debe hacer sus deberes, por lo que cuenta con la presión. A pesar de la calma con la que el de Barakaldo encaró la semana decisiva, Clemente sabía que el Athletic debía ganar y esperar que el equipo de un viejo conocido [Koldo Aguirre] diese la sorpresa en el Luis Casanova. Y la sorpresa se produjo en el minuto 39 cuando Tendillo batió al conjunto que dirigía Alfredo Di Estéfano. El Valencia necesitaba el triunfo. Durante toda la temporada había estado en el furgón de cola de la clasificación y la derrota podía enviarle a Segunda, categoría que todavía no conocía. El gol en Valencia ponía la Liga en bandeja al Athletic que jugaba en el Insular de Las Palmas. El choque no tuvo un buen inicio para los leones. En el minuto 3, De Andrés hacía el 1-0 en propia puerta. El Athletic no se puso nervioso. Sarabia igualó a los diez minutos y Dani hizo el 1-2 antes del descanso. Un tanto psicológico ya que los leones se marcharon a la caseta siendo campeones. Tendillo había adelantado al Valencia minutos antes al gol de Dani. Tras la reanudación, Sarabia sentenció con el tercero. A partir de aquí comenzó el festín del Athletic que se sabía y sentía campeón. Argote y Urtubi cerraron la cuenta mientras el Real Madrid era incapaz de empatar su partido. El Athletic volvía a ganar la Liga tras 27 años, lo que supuso un estallido de alegría en Bilbao y en toda Vizcaya. Los seguidores rojiblancos recibieron a sus jugadores como auténticos héroes. La afición aplaudió al plantel campeón que recorrió la ría en una gabarra llamada ‘Athletic’.

Clemente celebra desde el balcon del Ayuntamiento de Bilbao el último titulo conseguido

La Liga de la temporada 83-84 tuvo su punto algido en el último partido de liga, un derby Athletic - Real Sociedad en San Mamés.
La Catedral registró un lleno hasta la bandera, como se decía por entonces, ya que palpaba la importancia de esta cita histórica. La mayoría de los seguidores rojiblancos no habían podido disfrutar del último partido de la temporada anterior ya que se disputó en Las Palmas por lo que querían ver este partido que podía dar la segunda Liga consecutiva al equipo de Javier Clemente. El rubio de Barakaldo alineó al siguiente once inicial para recibir a la Real Sociedad: Zubizarreta, Urkiaga, Goikoetxea, Liceranzu, De la Fuente (Patxi Salinas, 33’), De Andrés, Sola, Urtubi, Dani, Noriega (Sarabia, 59’) y Argote. Enfrente, Alberto Ormaetxea formó con Arkonada, Sagarzazu, Górriz, Gajate, Celayeta, Zubillaga, Zamora (Diego Álvarez, 81’), Larrañaga, Uralde, López Ufarte y Begiristain.

El encuentro no pudo comenzar mejor. Minuto 18 y gol de Liceranzu, su sexto de la temporada cifra más que meritoria para un defensa. El gol también demostró el poderío aéreo y la pegada rojiblanca en el juego de estrategia. Los zagueros vizcaínos contribuyeron a esta pegada. Este tanto de Liceranzu quitaba esperanzas al FC Barcelona. En el minuto 68 Uralde igualaba el marcador en San Mamés, La Catedral se quedó helada. El Athletic estaba contra las cuerdas. Necesitaba un gol para revalidar el título de Liga. El encuentro de San Mamés entraba en la recta final Liceranzu cabeceaba a la red una falta lateral. Era su séptimo gol de la temporada y el tanto 3.000 de la historia del Athletic. Un tanto también histórico porque valía un título. El segundo de la era Clemente.

El último encuentro de la temporada iba a ser, como es habitual, la final de Copa. El Santiago Bernabéu volvía a ser el escenario elegido para dirimir el nombre del Campeón de España. Athletic y FC Barcelona iban a jugarse en tercer título de la campaña después de medir fuerzas en la Supercopa, que acabó en las vitrinas azulgranas, y en la Liga. El Barça llegaba muy presionado. El conjunto blaugrana necesitaba la Copa para evitar que la campaña fuese un fracaso.
Las jornadas previas contribuyeron a aumentar la tensión que rodeó al encuentro. En este capítulo destacaron las declaraciones cruzadas de Maradona y Clemente. El argentino, seguramente dolido todavía por la lesión de Goikoetxea, critió al conjunto rojiblanco y el de Barakaldo salió en defensa de los suyos. El caso que el pique contribuyó a aumentar la expectación que rodeó al choque. El bicampeón de Liga ante uno de los equipos más importantes del continente europeo que defendía el título copero que había logrado en la campaña anterior. Once canteranos vascos contra los rutilantes Schuster y Maradona. Tradición y cantera vs ambición y talonario. Por ello no es de estrañar que más de 45.000 seguidores del Athletic se trasladasen a Madrid para presenciar el partido o que el precio en la reventa de una entrada en Tribuna rondase las 30.000 pesetas de la época.
Javier Clemente alineó un once bastante defensivo. Zubizarreta, Urkiaga, Liceranzu, Goikoetxea, Núñez, Patxi Salinas, De Andrés, Urtubi, Dani, Endika y Argote. Volvía a relegar al banquillo a Manu Sarabia, dejando entrever la disputa que había entre el técnico y el delantero. El partido, como es de dominio público, fue muy bronco. El FC Barcelona estaba picado con el Athletic. Probablemente el hecho de que una plantilla de chavales vascos arrebatase la Liga por dos ocasiones a uno de los planteles más caros de la época jugó un papel importante en este pique. Pero, sobre todo, las lesiones de Goikoetxea a Maradona y Schuster tuvieron un papel crucial en la batalla en la que se convirtió el encuentro durante y después de su conclusión. Un gol de Endika dio al Athletic su vigésimo cuarta Copa. Todo lo que aconteció tras el tanto del Athletic fue una batalla y sus imágenes están presentes en la memoria de todos los aficionados de la época e incluso en la de los más jóvenes. El partido fue bronco. Lleno de malos modos y fatales entradas, capítulo en el que destacó de manera especial Bernd Schuster. A la conclusión, Maradona propinó un rodillazo a Sola y Migueli hizo honor a su apelativo de tarzán en la posterior tangana que se desencadenó sobre el césped del Santiago Bernabéu.

PALMARES

Como jugador:

1 Copa del Generalísimo (1968-69) Athletic Club

Como entrenador:

2 Ligas (1982-83, 1983-84), 1 Copa del Rey (1983-84), 1 Supercopa (1983-84) Athletic Club

Subcampeonato Copa UEFA (1987-88) RCD Espanyol

(Fuente: Crónica del Athletic de Bilbao 1994 - 1995 y Blog oncevsonce)