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domingo, 29 de marzo de 2015

Un desafío con sabor añejo

Artículo publicado por Arkaitz Aramendia en el diario Deia el 28/03/2015

Koldo Agirre, titular con 19 años en el inolvidable triunfo de los once aldeanos ante el Real Madrid, campeón de europa, en la final de Copa del 58 celebrada en el Bernabéu, anima a repetir la gesta en el Camp Nou

57 años después, una nueva proeza puede tomar cuerpo con la Copa como testigo. Superados los fríos sudores iniciales que provocó en algunos cuerpos rojiblancos la designación del Camp Nou como sede de la final copera del próximo 30 de mayo entre Athletic y Barcelona, la ilusión y el indomable espíritu de lucha que siempre ha caracterizado a la afición bilbaina va camino de calar hondo en la capital vizcaina, donde vuelve a brotar con fuerza el recuerdo de una gesta inolvidable.

Corría, volaba, el 29 de junio de 1958 cuando un Athletic cien por cien vizcaino dio forma a una hazaña solo al alcance de quienes creen en lo imposible. Ganar una final de Copa en el Santiago Bernabéu frente al todopoderoso Real Madrid de Alfredo Di Stéfano asomaba entonces como una misión no apta para incrédulos ni vencidos. Solo a través de la fe y de la plena utilización de los recursos disponibles podía consumarse el homérico objetivo de tumbar en su casa al conjunto blanco, que se vio empujado a disputar la final en su propio estadio por petición de Enrique Guzmán, presidente del Athletic en aquella época.


En la imagen Mauri marca de volea ante la mirada de Di Stefano en 1958.(Foto: DEIA)

“No se volvió loco. Nos obligaban a jugar en Madrid -así debía ser al tratarse entonces de la Copa del Generalísimo- y nos propusieron el Estadio Metropolitano del Atlético para que fuese en campo neutral, pero nuestro presidente dijo que, dadas las circunstancias, quería que se jugase en Chamartín, para que pudiese acudir al estadio toda la afición del Athletic”, recuerda con orgullo Koldo Agirre (Sondika, 27-IV-1939), titular en aquel partido que reunió a 125.000 espectadores en las gradas y que se resolvió con un inesperado, pero merecido, 2-0 favorable a los pupilos de Baltasar Albéniz.

“Marcaron Arieta I y Mauri. Lo recuerdo perfectamente, porque metimos los dos goles seguidos. Para el minuto 23 ya íbamos ganando 2-0 y así terminó el partido. Ellos venían de ganar la liga y eran campeones de la Copa de Europa, por lo que creían que nos iban a vencer fácil, pero se llevaron una buena sorpresa, porque fuimos nosotros quienes ganamos fácil”, destaca Agirre, incapaz de olvidar cómo Enrique Guzmán, pletórico, lanzaba desde el balcón del ayuntamiento de Bilbao la legendaria frase: “¡Con once aldeanos, les hemos pasado por la piedra!”.

“¡Y así fue! Entre Etura y yo no le dejamos tocar un balón en condiciones a Di Stéfano, que era considerado el mejor jugador de todos los tiempos. Los jugadores del Real Madrid nos felicitaron por la victoria y se quedaron a ver cómo levantábamos el título en el campo, pero Di Stéfano debió romper algún que otro cuadro en el vestuario debido al enfado que tenía”, relata Agirre, orgulloso al recordar que el de aquel día fue su noveno partido oficial con la camiseta del Athletic. “Es el mejor recuerdo que tengo de mi etapa como jugador”, confiesa un hombre ligado a la historia rojiblanca tras defender con sumo éxito y compromiso el escudo del Athletic durante doce temporadas y guiarlo también a la doble final de Copa y UEFA en 1977 como entrenador.

Inalterable antes de la disputa de cualquier partido por relevante que fuese, Agirre subraya que aquel triunfo en el Bernabéu nació de la fe a la que se abrazaron jugadores y aficionados. “Yo tenía solo 19 años. Era el pibe del equipo, pero nunca me ponía nervioso. Los únicos que lograron alterarme fueron los directivos que entraron en el vestuario antes del inicio del partido, porque me pedían que estuviera tranquilo cuando ya lo estaba. Aun así, al saltar al césped sí sentí mariposas en el estómago por todas las banderas y aficionados del Athletic que había en el campo. En ese momento pensamos que había que ganar por pelotas, porque no podíamos fallar a tanta gente”, explica el legendario exjugador rojiblanco, haciendo hincapié en que “lo importante es confiar en que se puede ganar. Para nosotros fue algo increíble, pero merecido, porque fuimos mejores que el Real Madrid”.

Sin ningún miedo

El recibimiento a la expedición rojiblanca fue apoteósico en Bizkaia, cuyos pueblos se recorrieron jugadores y cuerpo técnico tras la proeza protagonizada en el Bernabéu. “Fue impresionante ver a tanta gente feliz por lo que habíamos logrado. A nivel personal, hubo una contraportada en La Gaceta del Norte que me hizo mucha ilusión. Decía: Agirre, un debutante que no se asusta por nada ni por nadie. En realidad, ninguno nos asustamos”, subraya Agirre, que pide la misma receta para aspirar con las máximas garantías posibles al triunfo en la final copera del 30 de mayo en el Camp Nou.

“Será difícil, porque ya iba a serlo jugando en un campo neutral y ahora habrá que ir al Camp Nou, pero en una final puede pasar cualquier cosa y, como pasó en el Bernabéu en 1958, volverá a haber muchísima gente del Athletic en las gradas”, resalta el excentrocampista y extécnico vizcaino, que anima a la afición a creer y a confiar como hizo en su día una generación que, de uno u otro modo, permanece unida a la actual por cuanto significa sentir el Athletic como algo propio.

“Nosotros creímos y ahora hay que volver a creer. Los jugadores tendrán que salir al campo con el espíritu y la convicción con la que jugamos nosotros aquella final, pensando en toda la gente que les estará animando para utilizarlo como una motivación especial y traer la Copa a Bilbao”, reclama Koldo Agirre, uno de los once aldeanos capaces de desafiar a la lógica para sobreponerse a ella y lograr que el Santiago Bernabéu, invadido por la marea rojiblanca, fuera testigo directo de una gesta que sueña con repetir el Athletic en el Camp Nou.