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miércoles, 14 de septiembre de 2011

La sombra europea del Athletic

Fernando Elorriaga ha viajado a los 39 partidos continentales de los rojiblancos en los últimos 36 años

5 de noviembre de 2009 - Diario El Correo - J. ORTIZ DE LAZCANO

Hay recuerdos que marcan una vida. Eso le sucedió el 16 de enero de 1957 a Fernando Elorriaga, 61 años, industrial jubilado y desde hace cuatro campañas vicepresidente del Lemona. Aquel día, a sus nueve años, su padre le llevó andando desde el caserío Latorre de Etxebarri a Basauri. De allí en tranvía a Atxuri, y el resto a pie a San Mamés, en donde le esperaba el mejor partido de la historia del Athletic, el mítico 5-3 al Manchester United en medio de una nevada descomunal. Aquel día el Athletic comenzó a echar raíces en él. «Llevo a este club en el alma», decía ayer en Madeira, en donde luce su gran orgullo, ser posiblemente la persona que más partidos europeos ha visto del equipo, los 39 que ha jugado entre Copa de Europa, Recopa, UEFA y Liga Europa en los últimos 36 años. Sólo faltó a la Intertoto de 2005. Pero lo razona. «Iban suplentes y el Bilbao Athletic. ¿A qué iba a ir yo a Rumanía?».

Fernando Elorriaga
En 1973, con 25 años, se lanzó a la aventura. Viaje al Moscú de Leonidas Brézhnev para el partido de Recopa ante el Torpedo. Empate a cero del equipo de Pavic. Aquel viaje costaba, lo recuerda al céntimo, 30.000 pesetas. «Entonces ganaba 28.500 pesetas. Todos los aficionados eran ricos; yo era el único pobre. Mi suegra me pagó el viaje». De aquella estancia aún recuerda el miedo que pasó al abandonar el hotel. Pensaban que no les dejaban salir de la URSS. «Alguien se llevó dos percheros. Una policía soviética lo descubrió y nos hizo detenernos a todos en el hall hasta que aparecieron. Sólo cuando una persona los devolvió, nos dejó ir al autobús».

Aquel fue el primero de una sucesión de viajes detrás del Athletic por Europa que le han llevado por 18 países, algunos desaparecidos, como la RDA del Magdeburgo (Copa UEFA, 86-87), y otros de independencia reciente como la Armenia del Dinamo Tblisi (previa de 'Champions', 98-99).

Como buena sombra del equipo, a Elorriaga le gusta pasar inadvertido. Eso sí, hay días que tiene protagonismo, como cuando se convirtió en el consuelo de Howard Kendall tras el 5-1 en campo de la Juventus en la UEFA 88-89. «Nos juntamos en la cafetería y nos tomamos unos benjamines. 'No tengo equipo, búscame un goleador', me decía». En Tromso, más recientemente, se lanzó a por Caparrós para ser el primero en darle la mano. «Le felicité por el resultado y la actitud del equipo. Valverde, Heynckes y él son los tres mejores entrenadores que he visto desde que comencé a viajar». Y en cuanto a directivos, tiene palabras de reconocimiento para el vicepresidente Fermín Palomar. «Hay quien le critica, pero es una persona muy entregada al club».

Este empresario se toma las salidas europeas del Athletic a medias entre el deber y el objetivo vital. Hoy vive en una posición desahogada, pero ha debido invertir mucho dinero en mantenerse a rueda de los rojiblancos. Ya se ha dicho que el primer viaje se lo pagó la madre de su esposa. «En otras ocasiones hace años tuve que pedir prestado». Daba igual. Todo porque siguiera viva su ardiente pasión. ¿Cuánto ha gastado en estos años? No quiere ni echar la cuenta. Elorriaga además viaja a lo grande, con la expedición oficial del club, la más cara. Al valor actual del euro, no es descabellado pensar que ha invertido alrededor de 40.000 euros únicamente en conceptos de desplazamiento y hotel, comidas al margen. Eso sí, siempre hay un golpe de suerte, como las 754 libras que se llevó «a 214 pesetas el cambio» en Newcastle en la UEFA 94-95 por acertar que el resultado final iba a ser un 3-2.

Romper el mito

A lo que no se ha habituado es a los estallidos de violencia. «La del Athletic es una afición muy señorial. Sólo recuerdo pasarlo mal una vez». Y para romper el mito suelta el nombre, Liverpool en la Copa de Europa 83-84. «Se dio mucha cancha a aquello del 'carnicero de Bilbao' por Goikoetxea y el ambiente se caldeó, al punto de que a los autobuses nos recibieron a pedradas fuera de Anfield. Dentro, por suerte, no sucedió nada».

Por el otro lado, el único incidente violento que presenció por parte de hinchas del Athletic fue ante el Anorthosis chipriota en la UEFA 94-95. A aquel viaje se apuntó una pareja de recién casados de Miranda que quería llegar con el Athletic a Chipre y quedarse unos días más. Resulta que el novio era antirrojiblanco y no se le ocurrió otra cosa que subirse a las vallas para festejar los dos goles de los chipriotas. «Sólo él hizo algo así en el campo. Ni los del equipo local. Si no lo sacan del estadio, le pegan». Recuerdos de un hincha para el que el mundo gira alrededor del Athletic.