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sábado, 9 de septiembre de 2023

De Marcos o cómo jugar en Primera siendo daltónico: "Un día le pregunté a Piqué si habían expulsado a Villa porque no veía el color"

Artículo publicado por Patxo De la Rica y Salvador Fenoll en www.relevo.com el 09/09/2023

A través del testimonio del capitán rojiblanco buscamos entender cómo es competir en un deporte de equipo con una deficiencia visual que afecta a 350 millones de personas.
Montaje de De Marcos y Borja Iglesias, con las equipaciones
de Athletic y Betis, vistas sin (arriba) y con daltonismo (abajo).

Primer entrenamiento de la temporada en Lezama. Los jugadores del Athletic estrenan las camisetas rosas de entrenamiento de su nueva marca deportiva en una sesión a puerta abierta que no debería guardar demasiados secretos. En la primera posesión, uno de los equipos se viste con peto verde, otro mantiene el rosa y otro, de azul. Tres equipos. Para la gran mayoría de los futbolistas y para los miles de seguidores, todo es normal. Para Óscar de Marcos, en cambio, es un ejercicio imposible de realizar con normalidad. Es incapaz de saber a velocidad de juego quién es de su equipo y quién es del rival. Lo saben todos sus compañeros, también Ernesto Valverde. El capitán rojiblanco sufre de daltonismo, algo que a él le ha marcado de cierta forma, aunque "con trucos" se ha adaptado a una vida completamente cotidiana. También en el fútbol.

"Ernesto lo sabe perfectamente, pero como no teníamos otra opción tuvimos que entrenar con esos petos. Yo estuve en un lado del campo y jugábamos 2 x 2 más uno y en ese caso en mi zona lo veía bien. Es verdad que cuando tenía que meter el pase dentro había uno que iba con el peto verde, que era el comodín, y yo muchas veces no sabía si era de mi equipo o era de los que defendía con los rosas", relata De Marcos.

Este reportaje es una manera de conocer cómo es vivir y ser futbolista profesional con una anomalía visual como el daltonismo. (Quien escribe también es daltónico. Y le cuesta diferenciar las camisetas cuando se enfrentan el Athletic o el Betis. O entender el mismo ejercicio de pases que De Marcos. Con la ventaja de no tener que decidir en décimas de segundo un pase). Volvamos a la posesión. Es difícil distinguir los equipos hasta que de repente te das cuenta de que hay un peto verde. Desde ese momento es más fácil identificarlo, sobre todo cuando hacen una pausa de hidratación. En pleno ejercicio, en velocidad y mezclados, para De Marcos es imposible distinguirlo.

Esto mismo le sucedió este verano al de Laguardia. Como jugador y como espectador de un entrenamiento del primer equipo femenino. "Un equipo iba de verde y el otro de rosa y al principio no entendía el juego. Había otras cuatro jugadoras que iban con un peto naranja fosforito y ese sí lo distinguí bien, pero no entendía del todo hasta que ya percibí que estaba el peto ahí".

Después de la primera sesión del curso cayó alguna broma de sus compañeros por los pases al rival, un par de anécdotas con la cuadrilla y una respuesta rápida por parte del club, que es conocedor desde hace años de este problema de Óscar de Marcos y se mueve siempre rápido. Hoy, las posesiones se disputan con petos blancos y azules, además de la camiseta rosa de entrenamiento. De cara a los partidos, el protocolo interno también está pensado para evitar problemas de visión. El delegado, Sendoa Aguirre, y los utilleros les preguntan qué segunda camiseta utilizar y son los encargados de ponerse de acuerdo con el rival y LaLiga para que no haya ninguna confusión para los daltónicos.

Reconocer el daltonismo

Óscar fue consciente de que tenía algún problema con los colores de una forma normal, cotidiana, aunque lo confirmó también con una edad avanzada. "Al principio cuando eres pequeño piensas que todos están viendo igual que tú". Sin embargo, hubo "un par de episodios que fueron clave para enterarme". El primero, con su hermano Pedro, también daltónico. Tal para cual. "Yo no me la suelo jugar con la ropa para no cagarla y me fui a comprar un jersey con mi hermano", inicia. "Cuando estaba por el pueblo me dijeron, 'joder, qué moderno, con un jersey rosa'. Le pregunté a mi hermano: ¿cómo que rosa? Y me dice 'no sé, yo también lo veo blanco'. Cuando llegamos a casa mi madre nos confirmó que era rosa y empezamos a pensar que veíamos mal. Yo tendría 15 años y mi hermano, 18".

"En el colegio me acuerdo que pinté el césped de marrón y todo el mundo se extrañó", recuerda también. Aquello fueron unos primeros síntomas, pero la confirmación llegó al acudir al oculista. Prueba de daltonismo y, efectivamente, daltónico. "A ver, no lo sé explicar bien. No es que no diferencie todos los colores. Yo tengo un daltonismo sobre todo de tonalidades o de intensidades, por así decirlo. No me equivoco del verde al azul, pero en cuanto a tonalidades sí que tengo algunos problemas", explica.

"Por ejemplo, en un entrenamiento si todos los petos son fosforitos, tipo amarillo fosforito, verde fosforito y naranja fosforito, yo solo veo fosforito. Y a un primer impacto, más. Si los veo de manera individual y localizados delante de mí, los puedo distinguir, pero todos juntos solo me resalta el fosforito", describe.

Una frase típica cuando reconoces tu daltonismo es, ¿y entonces cómo ves esto? ¿Y esto? "A ver, no soy ciego, lo veo, pero quizás no lo veo tan claro como lo ve otro", dice Óscar. La mayoría de los daltónicos, si les preguntas por el rojo de la sangre, te dirán rojo. Si les preguntas por la hierba, te dirán verde. Son dos tonos con mucha intensidad. Pero quizá, serán incapaces de distinguir si alguien se ha quemado en la playa o si las hojas de un árbol en otoño están rojizas.

Su caso no es extraño. Aunque sorprenda, alrededor de 350 millones de personas, en su mayoría hombres, tienen daltonismo. Hablamos de un 8% de la población mundial masculina, siendo mucho más extendido de lo que parece. Es una deficiencia hereditaria a través del cromosoma X, por lo que es más habitual en hombres que en mujeres (0,5% de la población). Es decir, un daltónico se lo transmitirá a su hija, que habitualmente será únicamente portadora y sus hijos (los nietos del daltónico) podrán nacer con esta anomalía. (No siempre sucede. Óscar y su hermano lo son, pero en mi caso, por ejemplo, mi hermano no lo heredó).

¿Cómo afecta en un deporte de equipo como el fútbol? En la práctica, se reduce sobre todo a las posesiones por los mencionados petos de colores, a las camisetas de los rivales y a algún lance del juego. Como las cartulinas rojas y amarillas. "Ahí sí que tengo muchas dificultades", dice Óscar. Una anécdota inolvidable, sucedida en un duelo entre el Barça de Guardiola y el Athletic en el viejo San Mamés, lo ejemplifica. "Expulsaron a Villa y yo estaba jugando en aquella época de delantero. Fue como una pequeña tangana y le sacó algo y la gente se puso eufórica. Y yo le pregunté a Piqué que estaba al lado: '¿Le ha sacado roja?' Y me dice, 'sí, ¿no ves?' Y le dije: "Pues la verdad que no veo nada, soy daltónico". A esa distancia, al ser colores fosforitos en función de la luz, para algunos daltónicos es imposible reconocer el color. "Me fijo más en cómo reacciona el público". Otro 'truco' para adaptarse.

En ese sentido, la adaptación es clave. Los futbolistas daltónicos en muchas ocasiones se fijan más en el pantalón y las medias que en la camiseta. Si juegan el Betis contra el Athletic con sus indumentarias oficiales, por ejemplo, habrá que mirar al tren inferior de los jugadores para decidir en décimas de segundo. "Encuentras un mecanismo para saber de primeras quiénes son tus compañeros. Los pantalones los vemos muy bien y muy rápido y eso nos ayuda".

Si en el juego hay que encontrar formas de minimizar esta limitación, en el día a día también. "A veces igual voy por la calle hecho un cuadro. Pero yo visto muy básico", dice, antes de una descripción graciosa y transparente que le caracteriza. "Si abajo me pongo un vaquero, arriba una camiseta básica. Y si me pongo un pantalón beige, camiseta blanca o una negra, sin meter ningún color así, un poco jugón, porque realmente muchos colores me cuesta conjuntarlos y diferenciarlos bien".

Hay muchos otros casos cotidianos. En los parkings subterráneos públicos hay que acercarse hasta encontrar el sitio vacío, ya que las luces verdes y rojas identificativas no ayudan en nada. El piloto rojo o verde de encendido en una aparato tecnológico, tampoco. Las luces en los barcos, tampoco. Las banderas en la playa, tampoco. Un tomate maduro o verde, tampoco. Para muchos no significan un gran problema, pero en algunos casos y sobre todo en daltónicos con mayor grado pueden ser una gran limitación.

Y así es. De hecho, Miguel Neiva, un diseñador gráfico portugués ha creado ColorADD, una manera de identificar los colores por símbolos y formas. Un triángulo para el rojo, un triángulo invertido para el azul y una línea diagonal para el amarillo, los tres colores primarios, de los que después parten muchas combinaciones.

Es una manera de ayudar a todos, ya que pese a que el daltonismo más común afecta a la visión de tonos rojos y verdes, hay varios tipos. La deuteranomalía y la protanomalía se refieren a problemas entre el verde y el rojo, mientras que la tritanomalía está relacionada con la dificultad en colores azules. Incluso existe la monocromía o 'daltonismo total', poco común y que no permite distinguir los colores por un defecto o una ausencia de cono.

Medidas de las competiciones

En el fútbol profesional también ha habido iniciativas para ayudar a los profesionales que son daltónicos y también a los millones de espectadores que podrían tener dificultad a la hora de ver un encuentro. "Por la tele muchas veces me parece más difícil verlo", dice Óscar. Para luchar contra ello, diferentes asociaciones y ligas han modificado sus reglamentos. La Football League, organizadora de las divisiones inmediatamente inferiores a la Premier, ha permitido que los locales puedan jugar con indumentarias alternas para facilitar la visión de los daltónicos, mientras que en el Calcio italiano se ha prohibido el verde en las camisetas alternas para evitar combinaciones problemáticas.

En LaLiga, según De Marcos, al menos en su caso, no ha encontrado reticencias a la hora de modificar previamente las indumentarias para evitar problemas. Mientras, seguirá buscando trucos y mecanismos para minimizar su limitación y seguir sumando partidos en el Athletic camino al top-5 histórico rojiblanco.