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domingo, 2 de octubre de 2022

Fui, soy y seré del Athletic hasta el final

Artículo publicado por Tomás Ondarra en el número de Octubre de 2022 del periodico Bilbao

Ignacio Gabiola Lázaro, Coordinador Logístico de Transporte para Amazon en el centro de operaciones de Praga
Ignacio Gabiola Lázaro (Bilbao, 1994), nació en la Clínica Doctor San Sebastián de Deusto. Estudió en Karmengo Ikastola y Jesuitas antes de pasar a la universidad. De aquellos primeros años en la ikastola recuerda a sus andereños Pilar, Gurutze y Raquel, y de los partidos de fútbol en la plaza Indautxu mientras sus hermanas Begoña y María saltaban a la cuerda.

De Jesuitas recuerda los partidos, también de fútbol, que se jugaban en el patio, “se jugaban cinco partidos en el mismo campo a la vez”, de la evolución de toda su cuadrilla, de la edad del pavo “nos convertimos en unos adolescentes insoportables”, y de sus visitas a la casa de sus aitites –Antonio y Victoria– que vivían enfrente de Jesuitas y de los veranos inolvidables en Bakio.

Aficionado al fútbol, comenzó a jugar a hockey y consiguió dos ligas y dos copas vascas seguidas. Ignacio y otros compañeros fueron seleccionados para realizar unos entrenamientos con la selección española debido al nivel que mostraron durante esos años y seis de esos doce integrantes de aquel equipo magnífico componen hoy en día la cuadrilla de Ignacio.

En el año 2012 llegó a la Universidad para estudiar Derecho Económico. Luego realizó un máster de acceso a la abogacía y a posteriori fue seleccionado para el programa BEINT consistente en un máster en comercio internacional y una estancia en el extranjero durante dos años.

De aquellos felices años universitarios Ignacio no se olvida de la cuadrilla, “teníamos una lonja en la calle Fernández del Campo con todas las comodidades: futbolín, ping pong... era nuestro lugar de reunión”.

En el año 2020 abandona Bilbao para ir a Praga a trabajar en la Oficina de BasqueTrade and Investment (SPRI) como parte de la beca del Gobierno Vasco a la que accedió. Al terminar la beca, Amazon le contrató y actualmente es el Coordinador Logístico de Transporte en el centro de operaciones de la ciudad. “Mi equipo se ocupa de todo lo relacionado con los camiones y transporte que van desde Países Bajos hasta Eslovaquia”.

Gabiola reconoce que en Praga se vive estupendamente. “El idioma es una barrera porque aprender checo es increíblemente complicado, pero todo el mundo habla inglés. Hay una comunidad internacional muy grande de gente que se ha movido a trabajar aquí por las buenas oportunidades que hay. La cerveza es barata y la ciudad es preciosa”. En esta ciudad de cuento a Ignacio le gusta correr por el río Vltava (en castellano, moldava), “me ayuda a desconectar después del trabajo”.

“La diferencia entre invierno y verano es abismal. En invierno las calles están vacías por el frío y todo el mundo se refugia en los bares. En verano la gente se echa a las calles y hay conciertos en muchos puntos de la ciudad. Salen muchos más planes. Es típico ir a Naplavka a beber unas cervezas en la orilla del río o ir a Riegrovy Sady a ver las puestas de sol y disfrutar de la tarde tumbado en la hierba. La vida nocturna tiene un montón de alternativas, pero lo que más se lleva es la música electrónica, copiando a menor escala el estilo de Berlín”.

La principal diferencia con Bilbao la encuentra en la lejanía a la costa. “Aquí tenemos que conformarnos con ir a lagos que hay a las afueras de la ciudad. Otro punto a favor de Bilbao es la gastronomía. No hay color”.

Gabiola suele volver a casa cada seis meses, navidades, Bilbao BBK Live y Aste Nagusia para disfrutar de la familia y de sus amigos. Eso sí, lo primero que necesita es comer acompañado de su ama María y de sus dos hermanas la merluza con pimientos rojos de su aita César. Después de la comida familiar ya es tiempo para la cuadrilla, “suelo ir a Pozas, al salón de juegos de Concha a por un pincho de tortilla “meona”. Al Eme a por una torre picante, al Sorginzulo a por un pincho de calamar, unas rabitas en el Bahía, una croqueta donde Gabi... caprichitos que se echan de menos en el extranjero”.

Para Ignacio el Athletic es una religión. “Crecí en alameda Urquijo 85, en los aledaños de la antigua catedral. Mi padre es del Athletic desde que nació y me lo inculcó desde que era un chaval. Llevo más de veinte años de socio. Fui, soy y seré del Athletic hasta el final”. “¿Volver a Bilbao? Estoy en Praga por motivos laborales, pero soy bilbaino de corazón. Claro que volveré a Bilbao. No sé si más pronto o más tarde, pero volveré. Eso seguro”.