(Artículo publicado por K-Toño Frade (hijo), en el libro "Susedidos botxeros y bilbainos selebres y txirenes")
Era el comentario de todos el día de su funeral en Begoña: "Como futbolista fue un auténtico fenómeno, pero como persona lo era mucho más". Y es que Zarra, nuestro Telmo, era eso: el clásico jugador de nuestro Athletic, que defiende los colores rojiblancos toda su vida, procura ser el mejor en su puesto, y un caballero dentro y fuera de los terrenos de juego. Porque Zarra fue capaz de tirar el balón fuera viendo al portero contrario lesionado, cuando sólo tenía que empujar el balón a la red y al domingo siguiente volver a hacer otro tanto de lo mismo. Pero en esta vida siempre tiene que haber algún tufarro metepatas que emborrone una vida deportiva intachable, como en este caso la de Zarra. A las pocas fechas de estas dos loadas acciones el Sr. Escartín, a la sazón árbitro con gafas de color blanco, mandó a la caseta -en la expulsión más injusta de la época- a Zarra por una acción a todas luces involuntaria. Este zoquete, que también fue seleccionador nacional, tan malo como árbitro, pidió perdón posteriormente (no sé si sólo de boquilla, pues cuando escribía en un periódico deportivo de la capital, le daba palos al Athletic siempre que podía). Disculpas que, cómo no, fueron admitidas por Zarra, pero el daño ya estaba hecho. Había pasado a la historia.
Y es que Telmo, nacido a la sombra de la estación del tren de Asúa, donde trabajaba su padre, el día 20 de enero de 1921, desde que empezó a jugar en el Pitobetxe ya mostró las características que le harían famoso en todo el mundo. No pasó desapercibido para los del Erandio, equipo donde destacó sobremanera, para pasar de la mano de su hermano Tomás al Athletic en la temporada 1939/40 cuando el club bilbaino, diezmado por la guerra, y con sus figuras en el exilio jugando con la selección de Euskadi, tuvo que anunciar una convocatoria para chavales de equipos de la provincia, y otros que andaban jugando por las campas, para lograr conjuntar un equipo que pudiera mantener la trayectoria inigualable de los leones. Aquellos chicos como Lezama, Echevarría o Leicea como porteros, y Arqueta, Mieza, Jauregui, Bilbao (Bala Negra), Bertol, Elíces, Zarra, Ortiz, Panizo, 'Makala', Viar, Ortúzar, Urra, Gárate, Gainza, junto a veteranos como "Goros", el extraordinario extremo, y Unamuno, otro goleador legendario, y bajo la batuta de Juanito Urkizu, otro antiguo león, pronto llenarían las vitrinas de la sede del Club en la calle Bertendona, con innumerables trofeos. A mitad de temporada, en un partido entre selecciones de Bizkaia y Gipuzkoa, debutaba en San Mamés un jugador que de los nueve goles que marcaron los bizkainos, él solito consiguió nada menos que seis. No hace falta decir que fue Telmo Zarra. Allí empezó a tejer su leyenda goleadora. La simpatía que Telmo tenía entre el público, incluso con los que no eran "forofogoitias", y entre sus mismos compañeros, fue extraordinaria. Quién no recuerda sus cuatro goles en la final contra el Valladolid, tres de ellos en la prórroga con el brazo en cabestrillo, o el famoso gol contra Inglaterra en los campeonatos del mundo de Río en 1950, donde fue considerado uno de los mejores delanteros del mundo y la "...segunda mejor cabeza del Universo después de la de Churchill". Fue veinte veces internacional y consiguió veinte goles. Creo que fue el único jugador al que se le tributó un homenaje nacional, con un estadio de Chamartín abarrotado. Fue campeón de Copa cuatro veces y uno de Liga, donde tiene el récord de goles (31) en una competición de sólo 16 equipos, así como el que más veces ganó el trofeo "Pichichi".
Cuando se retiró del equipo de toda su vida, en 1954, fichó ¡GRATIS! por el Indautxu. Todavía recuerdo cuando rompió en Garellano la red de la portería de un chupinazo. ¿Se imaginan hoy a algún jugador del nombre mundial de Zarra yendo gratis a algún equipo? Pero él era así. Mi ídolo ha muerto. Descanse en paz.
(Artículo originariamente publicado en 2006 en el periódico 'Bilbao')
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Información sobre el autor:
K-Toño Frade, hijo
Juan Antonio Frade Villar, "K-Toño Hijo" nace en Indautxu en 1945. Es hijo de Juan Antonio Frade "K-Toño" (Bilbao 1914 - 1992) conocido pintor, cartelista, dibujante y periodista.
Cursa los estudios de Primaria y Bachiller en el Colegio Francés y el Instituto Miguel de Unamuno, y posee el título de Deliniante Proyectista de Arquitectura.
Desde los dieciseis años alterna su trabajo en estudios de arquitectura, donde se especializa en perspectivas de edificios con sus dibujos humorísticos en diversas revistas.
Como cartelista ha ganado varios primeros premios y ha realizado los carteles de varios congresos de Peñas del Athletic Club. Destaca como ilustrador y caricaturista. En el mundo de la publicidad es conocido por el diseño de cátalogos e infinidad de logotipos.
Trabajó como deliniante durante los siete años que duró el Plan General de Ordenación Urbanística de Bilbao. Al finalizar éste, se dedica profesionalmente a la pintura, especializándose en temas costumbristas vascos y marítimos. Como escritor de temas locales y costumbristas bilbainos, colaboró en el periódico "Bilbao" (1993-2007).
Ha sido nombrado "Bilbaino del año" por el Alcalde de la Villa en la "Aste Nagusia 2007".