Artículo publicado por Jon Rivas en la sección 'La Gabarra' del mundo.es el 22/10/2013
Fernando Llorente realizó ayer una ronda de esas que tanto le gustan para reír con ganas las bromas que le hacen desde sus emisoras amigas (no sé si habló para Radio Taxi), y responder a las preguntas de unos cuantos periódicos. Prácticamente, todas las entrevistas, radiofónicas e impresas, fueron iguales. En todas decía lo mismo; en todas le cuestionaban lo mismo. En algunas, con una falta de rigor periodístico preocupante: "¿Por qué vendieron a Javi Martínez y a ti no?, le preguntaban en una de ellas, cuando cualquier reportero mínimamente documentado tiene que saber que el mediocentro del Bayern pagó su cláusula de rescisión precisamente porque el Athletic no le quería vender.
Llorente suelta varias perlas. Una de ellas, sobre la intensidad de los entrenamientos de la Juventus, a la que no estaba acostumbrando. Dice que nunca se había entrenado así, y lo dice él, que era uno de los que, en su círculo íntimo, se quejaba de que Bielsa los tenía agobiados con sesiones mañana y tarde, con entrenamientos de más de dos horas. Lo dice él que fue expulsado de una práctica porque se estaba tocando las narices, algo que corroboraron quienes asistieron a esa sesión a puerta abierta, como todas las de un Bielsa transparente. Lo dice él, que tuvo una terrible bronca con el técnico argentino porque se negó a jugar un partidillo contra el filial, porque, entre otras cosas, les exigía un ritmo infernal. Lo dice él, del que su actual entrenador ha dicho que se pasó un año de vacaciones en el Athletic. Literal.
Dice más cosas: por ejemplo, que no juega porque aún no ha asimilado las variaciones técnicas de Conte; los movimientos que pide a sus jugadores. Que eso exige mucho esfuerzo. "Este equipo lleva tres años jugando junto". Y lo dice él, que fue a colegio de pago, con los recibos mensuales abonados por el Athletic; lo dice él, que tiene a su lado a Carlos Tévez, que sí juega, que nunca fue a colegio de pago, porque era un pandillero del barrio más peligroso de Buenos Aires y que sí se ha aprendido las variaciones tácticas de Conte. Llegaron a Turín a la vez.
Llorente no entiende por qué el Athletic no le dejó marchar: "Aún hoy no lo entiendo. El Athletic es un club de cantera y no puede dejar marchar a sus mejores jugadores. Esa es la explicación que me daban a mí", dice. Es decir: no entiende que -acertada o equivocadamente- el club hizo valer sus derechos contractuales, que los contratos están para cumplirlos, que es lo que hizo Javi Martínez: cumplió su contrato, pagó 40 millones y se fue.
No entiende por qué se le criticó en Bilbao por aplaudir al público del Bernabéu que le jaleaba. No entendió, y sigue sin hacerlo, que mientras esa misma grada estaba gritando a sus compañeros "Susaeta es de la ETA" y "Gurpegui, eres un yonki", tal vez, aunque sólo fuera por compañerismo con unos futbolistas que le defendieron siempre, esa no era la postura más adecuada en aquel momento. Tal vez no entendió que aquel aplauso era más un motivo de escarnio para el club que le pagaba que una vindicación de su figura, que siempre había sido vilipendiada en aquel escenario.
Tal vez, en el fondo, lo que sucede es que Llorente, que llegó al Athletic con doce años, que pasó por todas las escalas, que debutó joven, que tuvo tres temporadas oscurísimas en las que el club tuvo la paciencia que tal vez la Juventus no tenga, que se convirtió con 3,5 millones de euros netos, en el jugador mejor pagado de la plantilla, al que ofrecieron cinco, una oferta que él mismo calificó como "imposible de rechazar", nunca entendió nada. Y sigue sin entender.