Artículo publicado por José Luis Artetxe en el diario DEIA el 06/05/2012
Iribar, Dani, Lasa, Amorrortu y Txetxu Rojo coinciden en que merecieron el título de la UEFA. El infortunio y la labor del árbitro Linemayer propiciaron que la Juventus saliese viva de San Mamés
Celebran la presencia del club en Bucarest. Cómo no. Una final continental 35 años después de la suya. El Athletic vuelve a estar en la situación de privilegio que ellos tuvieron la inmensa fortuna de vivir y confían en que, en esta oportunidad, el desenlace sea favorable. Sin embargo, no echan las campanas al vuelo; aun concediéndole un amplio crédito al conjunto que dirige Marcelo Bielsa, se abonan a la prudencia. Quizás sea porque todavía, al rememorar el cruce definitivo con la Juventus, sienten el amargor de entonces. Aún no han digerido del todo la tremenda decepción que dejó tras de sí un duelo donde coinciden en que, además del convencimiento previo con que lo afrontaron, el Athletic hizo méritos suficientes para salir campeón. Desde 1977, el fútbol le debe una al club.
José Ángel Iribar, Txema Lasa, Daniel Ruiz-Bazán, José Mari Amorrortu y Txetxu Rojo formaron parte del once que alineó Koldo Agirre el 18 de mayo de 1977 en San Mamés. Entonces el título se dirimía a doble partido y el Athletic traía un 1-0 en contra del encuentro de ida, celebrado quince días antes en el Comunale de Turín, un resultado que dieron como bueno. El cálculo no iba descaminado, como lo probaría el 2-1 con que se saldó la vibrante noche bilbaina y el propio desarrollo del encuentro. El trofeo se fue para Italia, pero la Juventus sufrió como nunca.
El Athletic pudo haber volteado el signo de la final, de hecho equilibró la ventaja italiana, pero el valor doble del gol en campo ajeno dictó sentencia. Al respecto de cómo discurrieron las cosas en La Catedral, resulta significativa la confesión que Giovanni Trapattoni le hizo años después a Txetxu Rojo: "Nunca lo pasé peor". Similar reconocimiento al del técnico juventino salió de los labios de Dino Zoff: "Fue el día en que más trabajo tuve". Su colega Iribar trae a colación el comentario.
El formato de la final de 1977 sería casi el único detalle que rompería el extraordinario paralelismo que este grupo de veteranos observa entre su Copa de la UEFA y la actual Europa League. O mejor dicho, entre su gran temporada y la que vienen ofreciendo los jugadores de Marcelo Bielsa. Sin duda, la coincidencia más llamativa es que también ahora el Athletic disputará dos títulos coperos. Las finales nunca han estado baratas, la afición es testigo de ello.
"Es que es muy difícil que sean dos el mismo año. Todos pensábamos que en diferentes momentos de la historia el equipo tendría acceso a finales de Copa, pero que sea a la vez que una final europea es un fenómeno muy improbable", reflexiona Dani. Agrega Amorrortu: "La UEFA es muy difícil además porque es muy larga, pero sí es verdad que se trata de dos competiciones coperas y eso es algo que va con este club. El paralelismo está también en el nivel de dificultad de las diversas eliminatorias".
Enseguida sale un apunte: "En la primera, con el Trabzonspor, hubo suerte con la suspensión del partido en Turquía porque era un equipo complicado". "Y el Athletic estaba sin rodar", añade Amorrortu. No hay acuerdo en cuál de las rondas siguientes encerró mayor complejidad. Unos apuntan la del Lokomotiv, en dieciseisavos, y otros la del Schalke, en cuartos. Hay hasta quien vaticinó que el Manchester no sería un obstáculo insalvable, si bien no auguraba tanta suficiencia por parte del Athletic ante los de Alex Ferguson.
Volviendo a 1977, ni siquiera conceden que el Ujpest Dozsa (treintaidosavos de final) fuese fácil, pese a que recibió cinco goles en Bilbao. "En la ida allí nos puso en apuros, menos mal que Ángel (Iribar)…", abre Amorrortu y continúa Lasa: "Tenían jugadores impresionantes, pero en casa salió la máquina y se liquidó. Tú te saliste ese día". El halago es para Amorrortu, pese a que los goles los firmaran Dani (3) y Rojo (2).
EL MOMENTO CRÍTICO
El segundo escollo, el Basilea, no merece atención, queda ensombrecido por el prestigioso Milan, rival en octavos. El Athletic viajó a Italia con una jugosa renta (4-1), que aseguran debió ser más amplia y que a punto estuvo de resultar insuficiente. Al descanso valía el marcador de San Mamés, pero de repente todo se torció, 3-0, y a falta de tres minutos para la conclusión todo parecía perdido. "Estábamos fuera y encima estaban dando cera, no querían que se jugase", apunta Lasa.
El Milan controlaba el partido, lo enfriaba cuando Oñaederra… Lo cuenta Lasa: "Oñaederra le pegó una patada a Gianni Rivera, la figura del Milan, y le tuvieron que cambiar. Se armó un lío, pero bueno, ya sacaron la falta y lo hicieron para atrás. El lateral se la quiso pasar al portero, Txetxu cortó y le hicieron penalti". Continúa el relato el extremo: "Pensé en chutar porque el portero estaba fuera de sitio, pero vino el defensa, le driblé y me derribó. Penalti. Le pregunté a Madariaga si lo iba a tirar. Pero, ¿lo vas a meter, no? Que sí, me dijo. Y yo: ¿Seguro?".
No quedaba ya nada para terminar el duelo y a esto que Dani, que estaba en el banquillo se ofrece para chutar. "Koldo me dijo que no, que si salía y fallaba nos mataban a los dos". Y va Madariaga y lo mete… con la izquierda y por una escuadra. "Lo tiró como si hubiera tirado mil. Se puso para tirar con la izquierda. Era ambidiestro, tenía un desplazamiento muy elegante", cuenta Amorrortu. Añade Rojo: "Luego le pregunté que cómo había chutado así y me contestó que era como lo hacía en el Barakaldo. Madariaga era muy tranquilo".
No encajaron bien la derrota los del Milan, según recuerda Amorrortu: "Capello, que no jugó, estaba vestido con una pelliza esperando en el túnel a los compañeros y se montó un follón gordo entre ellos. Se echaban en cara la jugada que dio origen al penalti. Llegaron a las manos y todo". Dani cierra el capítulo: "Al que hizo el penalti le destrozaron el coche".
LA FAMA Y LA LANA
Con una pizca de suerte y el temple de Madariaga, el Athletic se plantó en cuartos y quedó emparejado con el Barcelona de Johan Cruyff. "Era el que nadie queríamos", dice Iribar. Corrobora Lasa: "No nos hizo ninguna gracia, tenían a Neeskens, el argentino Heredia y un montón de internacionales". Para Dani, "un equipazo, al que podías pensar en encontrarte en una final, pero no en cuartos".
"La eliminatoria fue bastante justita, pero nosotros siempre por delante. Ganamos 2-1 en San Mamés y en el Camp Nou nos adelantamos dos veces, metió Jabo Irureta los dos y aunque nos empataron, necesitaban marcar dos más. Sí, fue tranquila, si hubiera estado nervioso, me acordaría", comenta Rojo sonriente. Iribar mete baza: "Es verdad que no estuvimos nada apurados. Se asemeja bastante a la de este año con el Manchester porque tenía mucha dificultad sobre el papel, te enfrentabas al mejor, pero pasamos bien". "Cuando llegas a esas alturas de la competición te tienes que encontrar con los mejores", interviene Dani.
De acuerdo, pero el penúltimo obstáculo carecía de fama, los jugadores del Racing White de Molenbeek no eran conocidos, aunque su hombre libre, el danés Morten Olsen, con el tiempo sí alcanzó prestigio. El Athletic, que había apeado a Milan y Barcelona, las pasó canutas ante los belgas: "Fue como ahora con el Sporting de Portugal, que parecía asequible y te complica. La liga belga no era comparable a la italiana o a la nuestra y sin embargo costó mucho eliminarles".
"Curiosamente fue al único equipo al que no le ganamos ningún partido", observa Amorrortu. El Athletic arrancó un esperanzador empate a uno fuera, que a la postre fue determinante, pues no hubo goles en la vuelta. Interviene Iribar: "Creo que en San Mamés nos pudo la ansiedad. Fue atípico, todas las rondas habían sido vistosas y esta fue trabada, muy tensa". "Ellos no hicieron nada de peligro y nosotros muy poco", apostilla Rojo.
Y saca a relucir la jugada del partido, un saque de banda de Lasa hacia Iribar que concedió a un delantero rival una ocasión en el último suspiro. El lance volteó el corazón de la grada. Lasa tira de humor: "El partido estaba un poco aburrido y había que darle ambiente. No, a ver, hice el saque como dios manda. Le vi al Txopo solo, pero se quedó atrás, si va para adelante la coge. Luego el otro se la quiso pasar por arriba y claro eso con el Txopo no podía ser. Yo estaba de lo más tranquilo y todo el mundo metiéndose conmigo". Iribar tercia: "No le dimos importancia porque no fue gol, además el delantero llegó forzado y por el lateral. Estaba todo controlado".
EL GRAN DISGUSTO
Y a la gran final. La Juventus tenía nueve titulares de la selección italiana (Zoff, Scirea, Cuccureddu, Gentile, Causio, Beneti, Tardelli, Bettega y Bonisegna) y partía como clara favorita, lo cual le procuró un tratamiento a tono. Al margen de la falta de suerte, pues el azar no quiso premiar el esfuerzo y la iniciativa rojiblanca, constante durante la hora y media de partido, el colegiado Erich Linemayer, que se despedía del arbitraje esa misma noche, maniobró sibilinamente en favor de la Juventus.
"Que el partido de vuelta fuera en casa nos dio mucha moral y fuimos a Turín a sacar un buen resultado. Se hicieron marcajes al hombre y salió muy bien, salvo el gol de Tardelli, apenas nos llegaron. En casa dominamos todo el rato". Rememora Iribar. No se anda con rodeos Lasa: "El problema gordo fue el sinvergüenza del árbitro. Se pasó de la raya. Solo pitaba entre las dos áreas. Se tragó un penalti, anuló un gol legal de Txurruka y nos acribilló, pitando y pitando para frenarnos. Ese fue el que nos fastidió, y Zoff, que fue impresionante lo que paró".
Corrobora Dani: "La Juventus tenía un gran prestigio en Europa y el árbitro pegó una barrida. Nosotros no estuvimos apurados en Turín, pero ellos sí que se agobiaron aquí en la segunda parte". "Les consintió mucho", opina Rojo, mientras que Amorrortu se lamenta: "Teníamos confianza en ganar la final, no era ilusión, era confianza por cómo estaba el equipo. En San Mamés rompíamos".
El disgusto fue de los morrocotudos: "Yo estuve todo el verano sin dormir", asegura Rojo. "Es que ni salíamos de casa los días siguientes", añade Iribar, a quien le recuerdan una anécdota que da una idea ajustada de la trascendencia que tuvo aquella final de 1977. Habla Amorrortu: "Antes de salir al campo Ángel nos dijo que iba a jugar el partido más importante de su vida. Y a mí me emocionó. El Txopo era el Txopo, no era de hablar mucho y aquello nos llegó a todos. Cuando dijo que iba a hablar, se paró todo el mundo".
El aludido cuenta que aquel segundo partido contra la Juventus le vino a la cabeza con motivo del choque de vuelta con el Sporting de Portugal: "Entonces no había tanto colorido como ahora en las gradas, pero el ambiente era igual de impresionante. Lo que disfruté solo por el hecho de salir al campo". "Es que estabas temblando al ver a toda aquella gente, te estremecías. ¡Se jugaba en San Mamés!", aporta Lasa. "Es que sabíamos que nos iban a llevar en volandas", rubrica Txetxu Rojo.
"A partir de que empatamos (Irureta igualó en el minuto 11 el tanto de Bettega) todo fue nuestro. Fue arrollar, una borrachera de fútbol", prosigue Iribar, que enlaza con la cita de Bucarest: "Tenemos unas ganas enormes de que se gane. Pero quiero decir que estoy de acuerdo con una reflexión que ha hecho Txetxu: si no se gana, no pasa nada, nadie nos puede quitar el recorrido que hemos hecho durante todo el torneo, igual que nosotros en aquel año. Cuando me preguntan qué gané en mi carrera, digo que fui finalista de la UEFA".
"En el Athletic, aparte de ser campeones, hay otros valores", sentencia Rojo, "pese al tiempo que ha pasado, la gente no ha olvidado aquellos partidos nuestros en la UEFA". Amorrortu se suma: "Ese reconocimiento del pasado, el recordar de dónde venimos sirve para establecer un puente. Nos damos cuenta de lo que supone que en 114 años de historia en dos ocasiones estemos en una final continental, con 35 años de diferencia".
"LOS JUGADORES MERECEN CONFIANZA"
Que se haya llegado a esta final como se ha hecho nos da mucha confianza a todos, a la afición, al club y al equipo, y esto es algo que no se puede dejar a un lado. Como entonces, las ganas de ser campeones están a la vista. Es muy bueno acostumbrarse a estar en las finales". Se suelta Iribar para iniciar el análisis de la cita de Bucarest. Y Rojo complementa con una idea que tiene muy arraigada: "Las finales son para ganarlas, pero para llegar hay que jugar muchos partidos y eso tiene un valor y supone una satisfacción para la afición".
No le quita nada al Atlético de Madrid, pero para Lasa hay motivos para ser optimista: "Han llegado bien a estas alturas de la temporada, después de jugar bien muchísimos partidos y están fenomenal para disputar la final y ganarla". Todos coinciden en que el rival se las trae, pero cada cual matiza su pronóstico. Así reza el de Rojo: "Yo veo la final al 50%, igualada. Un momento puntual, la suerte que influye muchísimo, los dos equipos parten con opciones similares". Y añade Amorrortu: "El Atlético de Madrid está bien ahora y se puede hablar de un nivel parecido".
"Tanto entonces como ahora la clave es cómo está el equipo de ánimo. Si estás bien de ánimo y si disfrutas en el campo, el cansancio se reduce a la mitad. El ánimo es importante y eso combinado con buen juego…", interviene Dani, que transmite su fe provocando risas: "Hay que ganarla porque además me han dicho que si se gana nos regalan un coche a los del año 77".
LA BRONCA DE IRURETA
Todos se apoyan en la imagen que transmite el conjunto del Bielsa, en el fútbol que practica, porque es una realidad objetiva y porque, de alguna manera, se ven reflejados en estos jugadores. Hay matices, pero el paralelismo está fundamentado: "Había algunos más jóvenes, pero la base era de gente con cierta edad, era un equipo hecho, maduro, mientras que el de Bielsa es mucho más joven. Pero como estos, jugábamos con la mentalidad de atacar y la pelota no se rifaba, era una dinámica bastante parecida a la de ahora. Me acuerdo las broncas que echaba Irureta si alguien tiraba el balón arriba sin mirar. Nadie quería balonazos."
"Teníamos un equipo muy vertical y que estaba consolidado, había ocho o nueve internacionales. Había confianza y los cambios tampoco se notaban, la plantilla era buena", dice Dani y Rojo le sigue: "Creo que nosotros éramos más verticales, que no quiere decir que se abusase del balón en largo, era un recurso más. Gisasola solía buscarle a Dani, pero con pases bien dirigidos. Había calidad, el juego era rápido".
"Y no había nada de especulación, en esto también hay un parecido con los de ahora. Pienso que a estos jugadores hay que enviarles un mensaje de confianza. Es un equipo joven y con recorrido. Veo que tienen interiorizado que van a jugar una final y que han asimilado la responsabilidad". Amorrortu se detiene en la figura de Koldo Agirre para reforzar su argumento: "Nos dejaba jugar, dejaba que tomásemos la iniciativa, daba mucho protagonismo al jugador". Dani está de acuerdo: "El míster nos dirigió bien, el equipo jugaba a gusto, pero era un poco cabrón porque me quitaba cuando no debía".
Iribar no se olvida de la grada: "Yo también le doy un porcentaje superior de probabilidades al Athletic por el factor ambiental. Es un campo neutral, pero la afición nuestra hará su labor". El punto final lo pone Lasa: "Lo que sí es más justo es que la final sea a un solo partido, pero no me parece correcto que en caso de empate se resuelva a penaltis, es demasiado dramático. No espero que se llegue a eso, veo al Athletic campeón. La final de Bucarest es más asequible que la de Copa y en esta también tenemos chance".