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martes, 9 de enero de 2024

La muerte de un ídolo

Fuente: Leyendas del deporte vizcaíno. (1995) Autor: Jon Rivas Albizu

El 2 de marzo de 1922 los bilbainos despertaron consternados, incluso aquellos que no estaban muy al cabo de la calle sobre aquel deporte tan extraño del "foot ball". Una esquela anunciaba en la prensa del fallecimiento de Rafael Moreno Aranzadi. Así, a primera vista, un nombre corriente, uno más. Pero no lo era. Las páginas deportivas se lo aclaraban a los menos avisados. Había muerto Pichichi. El primer gran mito, tal vez el más grande. En aquel entonces, la historia del Athletic era corta pero ya intensa y con su muerte, Pichichi se elevaba a la categoría de leyenda, apenas un año después de su retirada voluntaria de los campos de juego.

Los primeros que lloraron su muerte fueron los cronista deportivos de la época: "El jugador formidable, varias veces campeón, el ex equipier veterano del Athletic, Rafael Moreno, en fin, ha muerto en la flor de la vida. ¡Pobre Pichichi! Cuántas veces con sus maravillosas jugadas ha levantado en vilo a millares de espectadores que le aclamaban después frenéticamente! Su juego elegante, esencialmente científico, unido a sus características marrullerías, por otra parte necesarias a todo gran jugador, le hicieron gustar, no pocas veces, las mieles del triunfo. De tal manera popularizó el sobrenombre de Pichichi que traspasó los umbrales regionales extendiéndose por España y el extranjero, habiendo obtenido su fínísimo juego un triunfo personalísimo, como lo demostró ante numeroso público en la Olimpiada de Amberes. Con la muerte de Pichichi desaparece uno de los más firmes sostenes del foot ball vizcaino".

Rafael Moreno, sobrino de Miguel de Unamuno, nació marcado por la estrella del fútbol y desde pequeño dio muestras de sus condiciones innatas para este deporte. Vio la luz en Bilbao en 1892 y tras pasar por el segundo equipo rojiblanco ingresó en la plantilla del Athletic, donde su genialidad contribuyó a numerosas victorias. Su intermitencia hacía que muchas tardes oyese pitos en vez de palmas. Poseía un caracter desigual. Cuando salía al campo desganado no había forma de levantarle la moral. El jugador bilbaino poseía, sin embargo el don maravilloso de la improvisación y una audacia sin límites.

Pichichi irradia una imagen melancólica desde las fotografías viradas al sepia que aún sobreviven al paso de los años, sobre todo en las numerosas historias que se han escrito sobre el Athletic. Aún más si las fotos se ojean al tiempo que se hace lo mismo con una reproducción del cuadro de Aurelio Arteta que representa al jugador, vestido de corto, junto a su novia y al borde del campo de juego. Al lado de los Ibarretxe, Solaun, Acedo o Jose Mari Belauste, convida a desplazarse en el tiempo a la década de la Primera Gran Guerra, el periodo de tiempo en el que el juego de Rafael Moreno se hizo popular allá por donde pasaba.

Se imagina el aficionado los partidos en blanco y negro sobre terrenos inhospitos y frente a rivales rocosos. Allí surgia la figura de Pichichi, tal vez el primer romántico del fútbol. Además, falleció joven tras una corta y cruel enfermedad y dejó tras de sí un aura de mito que todavía perdura.

Rafael Moreno era un jugador técnico pero a la vez cargado de trucos. Iceta ponía el balón en la esquina para botar un corner. Pichichi se colocaba al borde del área, desentendiéndose del defensa y simulando que se le había soltado el cordón de la bota y se lo volvía a atar. El contrario, relajado ante la aparente dejadez del rojiblanco, descuidaba su vigilancia. Enorme error. Al toque desde la esquina salía Pichichi como una bala entrando al remate. Entonces se decía que un corner era medio gol, Pichichi contribuyó a que así fuera.

Dos años antes de su muerte, Pichichi se colgó al cuello la medalla de plata en unos Juegos Olimpicos. Fue en el equipo que inauguró aquello de la famosa "furia española", el conjunto del "A mi Sabino, que los arrollo!"

Pichichi, según las crónicas de uno de los pocos enviados especiales de la prensa española, "ejecutó la jugada más estupenda de los delanteros amberinos". Fue en el encuentro frente a Italia. "Desciende a la linea de medios para llevarse el pelotón driblando a un adversario, a otro y a otro y cuando creiamos que trataria de pasar al último defensa italiano, Bruna, para colarse en el goal, suelta un inesperado y calculado centro a los pies de Sesumaga que éste convierte en tanto de un nuevo y soberano shoot". Fue la primera hazaña internacional del fútbol español y en ella participaron de forma destacada numerosos jugadores vascos. Trece de los ventiún seleccionados formaban en el Athletic, la Real, el Real Union y el Arenas.

De todas formas, en Francia, concretamente en París, ya conocían a Pichichi después de los goles que le marcó a los del Racing parisino en noviembre de 1913. Venía en el conjunto francés el terrible Bouteron, apodado "el rey del shoot". El conjunto galo se marchó a su tierra con las orejas gachas. En el primer partido Pichichi consiguió un gol mediante un "chut de rey", según las crónicas. En el segundo prefirió entrar con la pelota hasta la red. El apodo cambió de dueño.

El Athletic, San Mamés y Pichichi son tres nombres unidos por el mismo destino. Quiso el azar que fuera Rafael Moreno quien inaugurara las porterías del campo bilbaino el 21 de agosto de 1913, frente al Racing de Irún. Hizo José Mari Belauste un pase a Acedo, éste envió el balón a Pichichi, que jugó con Zuazo. Devolvió a Rafael Moreno, que lanzó un chut enorme que batió al irunés Echart.

Unos años después, el 8 de diciembre de 1926, Arenas y Athletic se reunieron en La Catedral para homenajear de forma póstuma a Pichichi. La bandera más solemne de la entidad rojiblanca cubría el busto del escultor Quintín de la Torre. Debajo, un gallardete del Arenas y junto a él, banderines de la mayor parte de los clubes españoles y muchos extranjeros que se unieron a la solemnidad del acontecimiento. Todos los trofeos conseguidos por el Athletic y una gran cantidad de flores completaban el cuadro que Rafael Moreno se merecía. El busto estaba colocado en la preferencia de la Misericordia. Después, con la construcción de la tribuna principal, la efigie de Pichichi se instaló cerca de su posición original aunque en dicha tribuna. Con el Mundial se desplazó hasta las inmediaciones del palco. Ahora, con el paso de los años, se ha abandonado una de las más hermosas tradiciones en San Mamés, aquella por la que los equipos que visitaban el campo por vez primera depositaban un ramo de flores ante el busto de Pichichi.

Rafael Moreno Aranzadi, "Pichichi"
Nació el 23 de mayo de 1892 en la bilbaina calle de Santa María, hijo de Joaquín Moreno, secretario del Ayuntamiento de Bilbao, y Dalmacia Aranzadi. Fue sobrino nieto de Telesforo de Aranzadi y sobrino carnal de Miguel de Unamuno, dos "ilustres". Estudió en el colegio de los Escolapios y más tarde en la Universidad de Deusto. Aunque de chaval ya le había dado sus primeras patadas al balón, lo hizo en serio a partir de 1910, cuando ingresó en el Athletic. Su primer partido oficial lo jugó ante el Academia de Artillería, en el campeonato de 1911 y marcó un gol. Con el Athletic jugó las finales de Copa de 1913, 1914, 1916 у 1921. En las cuatro últimas alcanzó el título de campeón de España. También formaba parte de la plantilla vencedora en 1911. Como internacional debutó en los Juegos Olímpicos de Amberes, frente a Dinamarca, el primer partido oficial de la selección española. En Bélgica consiguió la medalla de plata. Al año siguiente, en mayo, se retiró del fútbol y se dedicó al arbitraje, pero el 1 de marzo de 1922 falleció después de haber ingerido una ración de ostras en mal estado.