Artículo publicado en el nº 52 de la revista Athletic Club
El 8 de diciembre de 1926, cuatro años después del fallecimiento de Rafael Moreno Aranzadi ‘Pichichi’, se inauguró en el antiguo San Mamés el monumento de bronce dedicado al mítico jugador, obra del escultor bilbaino Quintín de Torre. Semanas más tarde, concretamente el 1 de enero de 1927, el Athletic Club disputó en la Catedral uno de sus habituales partidos de Pascua, esta vez ante el MTK Budapest, y ante el asombro del público, en los prolegómenos del amistoso, los jugadores húngaros se dirigieron hacia la grada de Misericordia, en uno de cuyos costados estaba enclavado el busto, para depositar un ramo de flores en homenaje a la memoria de Pichichi.
Aquel sorprendente detalle del MTK Budapest (en la foto, momento en el que rindieron homenaje al jugador bilbaino) fue el origen de una tradición que ha perdurado a lo largo de la historia del Athletic Club, salvo en contadas ocasiones. Nos referimos al hecho de que cada vez que un club visite San Mamés por primera vez, honre a la figura de Pichichi colocando un ramo de flores delante del busto poco antes de comenzar a rodar el balón. Para culminar el entrañable ritual, el capitán rojiblanco de turno acompaña a su homónimo del conjunto rival hacia el monumento donde éste debe depositar las flores.
La muerte de Pichichi se produjo el 1 de marzo de 1922, varios meses después de dejar el fútbol como jugador en activo, y con solo 29 años de edad. Como recuerda Joseba Moro, en un extracto de su libro ‘San Mamés. Memoria e Historia de la Catedral’, “apenas cuatro meses después de su retirada de los campos de fútbol, Pichichi falleció repentinamente, al parecer por una infección contraída por ingerir unos alimentos en mal estado”.
Pichichi, que maravilló a propios y extraños tanto en su faceta futbolística como en la personal, fue un ídolo en vida. La palabra gol es con la que el gran público identifica a Pichichi. De hecho, en 89 partidos oficiales marcó 83 tantos y desde 1953 se otorga anualmente un trofeo que lleva su nombre al máximo goleador de la Liga. De esa admiración sin límites que se profesaba hacia él, “pronto se empezó a hablar de mantener su memoria con un gran busto en bronce, para colocarlo en el campo de fútbol de San Mamés, como recuerdo imborrable de su figura. Así lo propuso a la junta de Socios el presidente del Athletic Ricardo Irezabal”. Tal y como continúa relatando Moro en su publicación, “el 26 de febrero, el semanario bilbaíno El Norte Deportivo se hizo eco de un primer proyecto de monumento a Pichichi a instalar en los jardines de alrededor de San Mamés. El proyecto llevaba la firma de Moisés Huertas y, por motivos que desconocemos, no fue el que definitivamente se llevó a cabo unos años más tarde”. En cualquier caso, el Club retomó la idea de erigir el busto conmemorativo y fue el 8 de diciembre de 1926 cuando se inauguró en el antiguo San Mamés, concretamente “en la zona norte, en el pasillo de acceso a las gradas, una vez franqueada la puerta de entrada, de modo que todo el que accedía al campo pasaba por las inmediaciones”.
Aquel día visitaba el Arenas Club de Getxo nuestra Catedral, y los rojiblancos vencieron por 7-2. “El busto de bronce se colocó sobre una columna de piedras, y ésta sobre unas escalinatas, ante las que el presidente del Athletic Club, Manuel de la Sota, leyó unas palabras de homenaje. Para dar más realce al acto, el Club sacó de su sede todos los trofeos conquistados hasta el momento, y los situó en los escalones alrededor de la efigie, a modo de ofrenda. También muchos clubes vizcaínos y algunos de fuera de Bizkaia, así como el Colegio de Árbitros y la Asociación de Periodistas Deportivos, enviaron flores que adornaron la estatua”.
Y como ya se ha citado anteriormente, los jugadores del MTK Budapest, un equipo puntero a nivel europeo en aquellos tiempos, sin saberlo, se convirtieron en los impulsores de la tradición de honrar a Pichichi, cuyo carisma se puede sentir también en el nuevo San Mamés con su presencia, a pie de césped, frente al túnel de vestuarios. En las páginas de este reportaje podemos ver las instantáneas de los diez equipos que han contribuido a la conservación de este sencillo acto de homenaje en el nuevo coliseo rojiblanco que sirve, de alguna forma, para inmortalizar la figura de nuestro Pichichi. Prácticamente todos los clubes proceden de las competiciones europeas, a excepción del Real Balompédica Linense, que disputó la eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa contra el Athletic Club en la temporada 2015/16.
A continuación ofrecemos la relación de todos los clubes europeos cuyos capitanes han realizado la ofrenda floral en el nuevo San Mamés y en orden cronológico. A saber: FC Shakhtar Donetsk, FC BATE Borisov, Inter Bakú, MSK Zilina, FC Augsburg, AZ Alkmaar, Olympique Marseille, KRC Genk y US Sassuolo Calcio.
Por otro lado, el pasado 5 de octubre el Athletic Club femenino disputó en San Mamés el partido de ida de dieciseisavos de final de la UEFA Women’s Champions League ante el Fortuna Hjorring danés, cuya capitana depositó un ramo de flores delante del busto de Pichichi.
sábado, 31 de diciembre de 2016
viernes, 30 de diciembre de 2016
viernes, 23 de diciembre de 2016
miércoles, 21 de diciembre de 2016
Los goles del Athletic Club by Jon Loidi
Fuente: Jon Loidi Begoña @JLadventures
Jor. 16ª: Athletic Club - RC Celta (1-1 Aduriz)
Jor. 16ª: Athletic Club - RC Celta (2-1 San José)
Jor. 16ª: Athletic Club - RC Celta (1-1 Aduriz)
Jor. 16ª: Athletic Club - RC Celta (2-1 San José)
martes, 20 de diciembre de 2016
lunes, 19 de diciembre de 2016
Muere Fidel Uriarte
Artículo publicado por Juanma Velasco en el diario Marca el 19/12/2016
Un espíritu libre. Descanse en paz. Libre. Fidel Uriarte (Sestao, 1945) ha fallecido después de una larga enfermedad que se llevó su memoria. El delantero rojiblanco, último jugador del Athletic antes de Aduriz que había conseguido cinco goles en un mismo partido, liberó su alma, presa de un cuerpo que ya no respondía. Fidel siempre ha querido ser libre. También cuando jugaba. En una de sus últimas entrevistas contaba que no era de hacer mucho caso a los entrenadores. "Jugando al fútbol quería libertad", aseguró en un serial sobre históricos del Athletic -'Los inolvidables'- que publicó El Correo.
Sestaoarra afincado desde años atrás en Castro, Fidel pasará a la historia como uno de los grandes goleadores del club. Hizo 120 en las doce temporadas que militó en el primer equipo, al que ascendió a los 17 años. El vizcaíno terminó su carrera en Málaga. El blanquiazul es un equipo que siempre le ha marcado: debutó con el Athletic en La Rosaleda el mismo día que Iribar; marcó su primer gol en Liga al Málaga en San Mamés y tras 12 años como león firmó un contrato por tres temporadas con el club andaluz. Para ellos fueron sus últimos adornos como profesional.
Uriarte consiguió dos títulos de Copa con el Athletic y el trofeo Pichichi de la temporada 1967-68. Hizo un año espectacular con 22 goles en 24 partidos. Algunos de esos tantos fueron maravillosos y todavía se recuerdan entre los más veteranos de San Mamés. Aquella Liga tuvo un momento espléndido el día de Nochevieja de 1967, cuando el Athletic recibió al Betis en La Catedral. Los leones ganaron 8-0 y Fidel Uriarte fue autor de cinco dianas. Fue un número más que agradecido porque meses después, al término de la Liga, fue pichichi por delante de Luis Aragonés, que se quedó a cinco goles de distancia.
Fichado en juveniles para un Athletic que en aquella época no tenía categorías inferiores, Uriarte fue uno de los futbolistas más brillantes de su edad. Tanto que con 17 años el equipo juvenil se le quedaba corto y en el club decidieron que diera el salto. Los años de juvenil no los olvidará porque le sirvieron para levantar dos títulos de campeón de España. Centrocampista organizador, interior, delantero..."Jugué en todas las posiciones", destacaba con orgullo. Alcanzó la internacionalidad, aunque sin llegar a la decena de partidos.
El rojiblanco que no tuvo reparo en ceder el dorsal 10 a Clemente, que entonces era un prometedor futbolista pero que tuvo que abandonar a causa de una grave lesión, intentó extender su carrera al banquillo, pero pronto decidió que lo suyo no era lo de entrenar. ¡Cómo lo iba a ser si en más de una ocasión recordaba que los buenos futbolistas no son de hacer mucho caso a los técnicos!
Un espíritu libre. Descanse en paz. Libre. Fidel Uriarte (Sestao, 1945) ha fallecido después de una larga enfermedad que se llevó su memoria. El delantero rojiblanco, último jugador del Athletic antes de Aduriz que había conseguido cinco goles en un mismo partido, liberó su alma, presa de un cuerpo que ya no respondía. Fidel siempre ha querido ser libre. También cuando jugaba. En una de sus últimas entrevistas contaba que no era de hacer mucho caso a los entrenadores. "Jugando al fútbol quería libertad", aseguró en un serial sobre históricos del Athletic -'Los inolvidables'- que publicó El Correo.
Sestaoarra afincado desde años atrás en Castro, Fidel pasará a la historia como uno de los grandes goleadores del club. Hizo 120 en las doce temporadas que militó en el primer equipo, al que ascendió a los 17 años. El vizcaíno terminó su carrera en Málaga. El blanquiazul es un equipo que siempre le ha marcado: debutó con el Athletic en La Rosaleda el mismo día que Iribar; marcó su primer gol en Liga al Málaga en San Mamés y tras 12 años como león firmó un contrato por tres temporadas con el club andaluz. Para ellos fueron sus últimos adornos como profesional.
Uriarte consiguió dos títulos de Copa con el Athletic y el trofeo Pichichi de la temporada 1967-68. Hizo un año espectacular con 22 goles en 24 partidos. Algunos de esos tantos fueron maravillosos y todavía se recuerdan entre los más veteranos de San Mamés. Aquella Liga tuvo un momento espléndido el día de Nochevieja de 1967, cuando el Athletic recibió al Betis en La Catedral. Los leones ganaron 8-0 y Fidel Uriarte fue autor de cinco dianas. Fue un número más que agradecido porque meses después, al término de la Liga, fue pichichi por delante de Luis Aragonés, que se quedó a cinco goles de distancia.
Fichado en juveniles para un Athletic que en aquella época no tenía categorías inferiores, Uriarte fue uno de los futbolistas más brillantes de su edad. Tanto que con 17 años el equipo juvenil se le quedaba corto y en el club decidieron que diera el salto. Los años de juvenil no los olvidará porque le sirvieron para levantar dos títulos de campeón de España. Centrocampista organizador, interior, delantero..."Jugué en todas las posiciones", destacaba con orgullo. Alcanzó la internacionalidad, aunque sin llegar a la decena de partidos.
El rojiblanco que no tuvo reparo en ceder el dorsal 10 a Clemente, que entonces era un prometedor futbolista pero que tuvo que abandonar a causa de una grave lesión, intentó extender su carrera al banquillo, pero pronto decidió que lo suyo no era lo de entrenar. ¡Cómo lo iba a ser si en más de una ocasión recordaba que los buenos futbolistas no son de hacer mucho caso a los técnicos!
viernes, 16 de diciembre de 2016
Matchday: Athletic - Real Sociedad
Fuente: Canal YouTube "Viajes Futboleros" un blog de Jaime Collazos
jueves, 15 de diciembre de 2016
Los que dan lustre a Bilbao
Artículo publicado por José Basurto en el diario Deia el 15/12/2016
José Ángel Iribar, Sarita Estévez, Xabier Kintana, José Antonio Garrido y Begoña Rueda son desde ayer los nuevos Ilustres de Bilbao “por difundir el buen nombre de la villa”. Son los que dan lustre a la capital vizcaina
Los galardonados, José Antonio Garrido, Begoña Rueda, José Ángel Iribar,
Sarita Estévez y Xabier Kintana, posan con el alcalde. (José Mari Martínez)
Es el mayor reconocimiento que concede el Ayuntamiento de Bilbao. Y eso se notó en el acto de entrega de las distinciones, que fue solemne, entrañable y muy numeroso, ya que los homenajeados estuvieron arropados no solo por familiares y amigos sino por una amplia representación de la sociedad bilbaina y vizcaina. Más de 200 invitados llenaron el Salón Árabe, un espacio del Ayuntamiento que, como recordó el alcalde Juan Mari Aburto, “celebramos muchos y variados actos, pero para mí hay dos que me llenan de una emoción especial; me refiero a la recepción que celebramos con motivo de la Aste Nagusia y a esta ceremonia de los Ilustres de Bilbao”. Este año han recaído en cinco personas cuyas trayectorias profesionales han sido muy distintas. Aunque algunos de ellos no hayan nacido en la capital vizcaina, todos se han distinguido a lo largo de su vida por llevar el buen nombre de Bilbao allende de sus fronteras. “Desde distintas facetas”, les dijo el alcalde, “estáis contribuyendo a que esta Villa sea más solidaria e inclusiva, más culta, más euskaldun, más moderna, con empresas y actividad económica y, por supuesto, más rojiblanca y del Athletic”. Este último guiño era para uno de los galardonados: José Ángel Iribar, el Txopo, que volvió a acaparar el mayor número de aplausos, prueba del cariño que se le tiene a este hombre en la capital vizcaina. “Aunque nacido en Zarautz”, recordó el alcalde, “podemos decir que fue bautizado en Bilbao y con todos los honores desde que en 1962 fue fichado por el Athletic”. Eso le otorga al Txopo, según Juan Mari Aburto, “el título más que merecido de bilbaino, a lo que añadimos su amor por nuestra ciudad, por nuestra tierra, por nuestra cultura, por el euskera...”. José Ángel Iribar contestó dando las gracias por el galardón pero dejando bien claro que “aunque el premio lleva mi nombre este es un reconocimiento de todos los bilbainos y bilbainas”. El alcalde le dijo que “para un futbolero como yo y del Athletic, nombrarte Ilustre de Bilbao es todo un orgullo, por los colores, por el escudo y por la pasión”. Así que terminó sus palabras sobre el gran guardameta recordando aquella canción que se hizo famosa de “Iribar, Iribar es cojonudo... como Iribar no hay ninguno”.
Otra de los Ilustres, tan rojiblanca como Iribar o el propio alcalde, es Sara Estévez Urquijo, “Sarita para nosotros”, aclaró el alcalde. De ella resaltó que “era la primera mujer periodista y cronista deportiva, la gran voz de la radio durante muchos años en un mundo de hombres”. Aburto recordó la anécdota de que la primera entrevista que le hicieron “siendo yo un chaval de 18 años que entrenaba a un equipo de críos de futbito en La Salle” fue precisamente Sarita Estévez. Desde entonces ha pasado mucho tiempo, pero el alcalde le dijo que “solo queremos que sepas que te seguimos recordando y, por supuesto, seguimos leyendo tus crónicas deportivas”. Por último le comentó que “esta ciudad te quiere mucho y desde hoy eres Ilustre de Bilbao, al que siempre llevas, lo sé muy bien, en el corazón”. Sarita Estévez se mostró muy agradecida por el premio, y como buena profesional de la radio, sacó unas notas que le sirvieron para recordar sus años de la posguerra en la capital vizcaina y su paso por “las escuelas de Bilbao, que eran las mejores”. Tampoco dejó en el tintero a los maestros de esas escuelas “de los que aprendí mucho”. Sarita Estévez dio el salto a la radio tras muchos años trabajando en una empresa privada de productos químicos. Pero la radio y el Athletic le engancharon de tal forma que ya nunca más se alejó de las ondas y de San Mamés. Durante muchos años escribió sus crónicas con el seudónimo de Maratón, aunque ayer reconoció que el haber trabajado en un mundo tan de hombres como el fútbol no le había obstaculizado en su carrera profesional. Lo que sí dijo es que “mi universidad ha sido la del trabajo y la del querer aprender de todos los que me rodeaban”.
José Ángel Iribar, Sarita Estévez, Xabier Kintana, José Antonio Garrido y Begoña Rueda son desde ayer los nuevos Ilustres de Bilbao “por difundir el buen nombre de la villa”. Son los que dan lustre a la capital vizcaina
Los galardonados, José Antonio Garrido, Begoña Rueda, José Ángel Iribar,
Sarita Estévez y Xabier Kintana, posan con el alcalde. (José Mari Martínez)
Es el mayor reconocimiento que concede el Ayuntamiento de Bilbao. Y eso se notó en el acto de entrega de las distinciones, que fue solemne, entrañable y muy numeroso, ya que los homenajeados estuvieron arropados no solo por familiares y amigos sino por una amplia representación de la sociedad bilbaina y vizcaina. Más de 200 invitados llenaron el Salón Árabe, un espacio del Ayuntamiento que, como recordó el alcalde Juan Mari Aburto, “celebramos muchos y variados actos, pero para mí hay dos que me llenan de una emoción especial; me refiero a la recepción que celebramos con motivo de la Aste Nagusia y a esta ceremonia de los Ilustres de Bilbao”. Este año han recaído en cinco personas cuyas trayectorias profesionales han sido muy distintas. Aunque algunos de ellos no hayan nacido en la capital vizcaina, todos se han distinguido a lo largo de su vida por llevar el buen nombre de Bilbao allende de sus fronteras. “Desde distintas facetas”, les dijo el alcalde, “estáis contribuyendo a que esta Villa sea más solidaria e inclusiva, más culta, más euskaldun, más moderna, con empresas y actividad económica y, por supuesto, más rojiblanca y del Athletic”. Este último guiño era para uno de los galardonados: José Ángel Iribar, el Txopo, que volvió a acaparar el mayor número de aplausos, prueba del cariño que se le tiene a este hombre en la capital vizcaina. “Aunque nacido en Zarautz”, recordó el alcalde, “podemos decir que fue bautizado en Bilbao y con todos los honores desde que en 1962 fue fichado por el Athletic”. Eso le otorga al Txopo, según Juan Mari Aburto, “el título más que merecido de bilbaino, a lo que añadimos su amor por nuestra ciudad, por nuestra tierra, por nuestra cultura, por el euskera...”. José Ángel Iribar contestó dando las gracias por el galardón pero dejando bien claro que “aunque el premio lleva mi nombre este es un reconocimiento de todos los bilbainos y bilbainas”. El alcalde le dijo que “para un futbolero como yo y del Athletic, nombrarte Ilustre de Bilbao es todo un orgullo, por los colores, por el escudo y por la pasión”. Así que terminó sus palabras sobre el gran guardameta recordando aquella canción que se hizo famosa de “Iribar, Iribar es cojonudo... como Iribar no hay ninguno”.
Otra de los Ilustres, tan rojiblanca como Iribar o el propio alcalde, es Sara Estévez Urquijo, “Sarita para nosotros”, aclaró el alcalde. De ella resaltó que “era la primera mujer periodista y cronista deportiva, la gran voz de la radio durante muchos años en un mundo de hombres”. Aburto recordó la anécdota de que la primera entrevista que le hicieron “siendo yo un chaval de 18 años que entrenaba a un equipo de críos de futbito en La Salle” fue precisamente Sarita Estévez. Desde entonces ha pasado mucho tiempo, pero el alcalde le dijo que “solo queremos que sepas que te seguimos recordando y, por supuesto, seguimos leyendo tus crónicas deportivas”. Por último le comentó que “esta ciudad te quiere mucho y desde hoy eres Ilustre de Bilbao, al que siempre llevas, lo sé muy bien, en el corazón”. Sarita Estévez se mostró muy agradecida por el premio, y como buena profesional de la radio, sacó unas notas que le sirvieron para recordar sus años de la posguerra en la capital vizcaina y su paso por “las escuelas de Bilbao, que eran las mejores”. Tampoco dejó en el tintero a los maestros de esas escuelas “de los que aprendí mucho”. Sarita Estévez dio el salto a la radio tras muchos años trabajando en una empresa privada de productos químicos. Pero la radio y el Athletic le engancharon de tal forma que ya nunca más se alejó de las ondas y de San Mamés. Durante muchos años escribió sus crónicas con el seudónimo de Maratón, aunque ayer reconoció que el haber trabajado en un mundo tan de hombres como el fútbol no le había obstaculizado en su carrera profesional. Lo que sí dijo es que “mi universidad ha sido la del trabajo y la del querer aprender de todos los que me rodeaban”.
lunes, 12 de diciembre de 2016
domingo, 11 de diciembre de 2016
José Ángel Iribar: “Me emociona que un niño me llame ‘Txopo’ por la calle”
Entrevista publicada por Arantza Rodríguez en el diario Deia el 11/12/2016
Recientemente nombrado Ilustre de Bilbao, con el Premio Lauaxeta aún caliente entre la manos, este mito del fútbol se antoja un gran hombre y no solo por su estatura
Como buen Ilustre de Bilbao, nació donde quiso, en Zarautz. Fue guardameta, pero no solo defendió con ahínco la portería del Athletic. También el euskera y la ikurriña. José Ángel Iribar, El Txopo, pasará a la historia como una leyenda del fútbol, aunque, más allá de los trofeos que tapizan su casa y su despacho en el Palacio Ibaigane, deslumbra su humanidad. Esa que le ha llevado al lecho de muerte de un desconocido para arrancarle una sonrisa. Esa que floreció cuando él mismo estuvo a punto de sucumbir por la fiebre tifoidea. De carácter afable, el legendario jugador se antoja un gran hombre y no por su estatura.
Dos premios más para su amplia colección. ¿Cómo los ha recibido?
-Estos reconocimientos sientan muy bien. A estas edades mejor aún.
¿Los Ilustres de Bilbao nacen donde quieren, incluso en Gipuzkoa?
-Pues sí. La verdad es que vine cuando me fichó el Athletic y llevo ya 55 años. Yo no renegaré nunca de mi tierra, pero tengo una muy buena química con la gente de Bizkaia.
Ahora es fácil presumir de Bilbao. Cuando era gris, ¿costaba más?
-Las ciudades las hacen sus gentes y tanto el bilbaino de aquella época como el de ahora siempre se ha sentido orgulloso de ser de Bilbao y lo ha trasladado a todo el mundo. Yo he intentado llevar su nombre a través del Athletic por donde he ido.
Y habrá encontrado a aficionados por recóndito que sea el lugar.
-En todos los sitios el Athletic siempre está acompañado. Jugábamos, por ejemplo, en Chicago, que no era muy futbolero, y aparecían allí.
Dice que el título de Ilustre es “demasiado”, pero muchos le consideran un mito. ¿Se ve como tal?
-Es muy difícil verse a uno mismo, pero por ese título no voy a cambiar. Es más, me da más responsabilidad de intentar hacer las cosas mejor.
Las estrellas del fútbol parecen hoy día poco menos que dioses.
-Añoro la etapa en la que el futbolista era más cercano. En el Athletic podemos presumir de cierta normalidad en comparación con otros, pero el fútbol se ha sobredimensionado. No creí que iba a evolucionar en esa línea de estrellato, de tanto dinero, pero parece que eso da buenos resultados a algunas empresas.
¿Qué siente cuando un niño a día de hoy le reconoce por la calle?
-Cuando un niño por la calle me llama Txopo, pienso: ¿Quién le habrá dicho eso? Me emociona. Que la gente diga que ha disfrutado viéndome jugar es uno de los mayores elogios.
¿Qué le dicen sus nietos? ¿Son conscientes de quién es su aitite?
-Tengo una nieta de 19 años no muy futbolera y un nieto que va a hacer 4. Hace poco me pidió unos guantes y anda entrenando con su aita. Yo de vez en cuando le tiro también.
¿Le gustaría que siguiera sus pasos?
-Hombre, si vale, sí. Que haga deporte es muy sano y muy importante, pero que estudie también.
¿Qué seguidor le ha roto el corazón o emocionado especialmente?
-Gente moribunda que quería que estuviera cerca en el último momento. He ido a hospitales, a casas... Te llamaba la familia: “Oye, es que tiene la ilusión...”. Es muy duro, pero si le puedes sacar una sonrisa, son los momentos más emocionantes, te llegan hasta el fondo del alma.
Usted mismo estuvo a punto de morir por la fiebre tifoidea. ¿Qué aprendió tras aquello?
-Estaba muy metido de lleno en el fútbol y, cuando salí de eso, empecé a mirar más al entorno, a ser aún más cercano y a estar más pendiente del devenir de la propia sociedad.
O sea, que se implicó más, en vez de centrarse solo en su carrera.
-Pensé que era un poco egoísta y que se podían compaginar las cosas.
Acaba de recibir el Premio Lauaxeta por su difusión del euskera.
-Sí, por aunar el euskera y el deporte. Sacamos el primer diccionario de términos deportivos en euskera y otro exclusivo para el fútbol.
¿Siempre ha podido hablar su lengua materna con libertad?
-Sí, aunque no pude estudiar en euskera. Al profesor que nos daba canciones intentaron echarlo porque, por lo visto, decir que los pájaros trinan en euskera era subversivo. En Zarauz lo hablábamos todos, aunque a las chicas las presionaban más para que hablasen castellano.
¿Lo dejó alguna vez de practicar?
-Cuando llegué a Bilbao, me refugiaba en el Casco Viejo porque escuchaba euskera. Viví con una familia de Zeberio y, aunque su euskera era muy diferente, por lo menos me daba aire. Siempre lo he sentido dentro. Mi aita ha tenido mucho que ver porque era un ferviente defensor del euskera.
¿Cómo ve la salud del euskera? ¿Le apena que no se hable más?
-Sí me da pena porque la gente ya lo sabe. De todos modos, no hay ni comparación con la etapa en que llegué yo. Hubo un momento en el que parecía que se podía perder, pero ahora el euskera está a salvo, aunque hay que sacarlo más a la calle.
¿Qué se puede hacer para que los chavales lo hablen fuera del aula?
-Es complejo, pero los niños tienen sus ídolos y estos tienen bastante influencia. Por eso es muy importante que los jugadores del Athletic hablen en euskera en los medios.
¿Dañó al euskera el ser utilizado como arma arrojadiza en política?
-Sí, no ha sido todo perfecto, pero eso está superado. Hoy la gente lo habla y lo tolera. Hay un consenso y eso ayudará a que en el futuro se hable en todos los estamentos. Escribir en las nuevas tecnologías en euskera también va a ser vital.
De niño ayudaba en casa y a las tardes jugaba al fútbol en la playa. ¿Soñaba con dedicarse a ello?
-Mi meta era emular a los porteros del pueblo sin querer ser una estrella. Fui paso a paso, hasta fijarme en las grandes figuras. Trabajaba la imaginación porque los partidos no se televisaban. En la peluquería disfrutaba porque veía las revistas de fútbol. Decía: ¿Esto cómo lo habrá hecho? y soñaba con eso. He sido muy soñador.
¿Le llegaron a pitar o insultar alguna vez en el terreno de juego?
-Sí, claro. Después de sacar la ikurriña, cuando íbamos a jugar por ahí, había un concierto de silbos, pero yo he tenido la virtud de saber concentrarme en el juego.
El lunes hizo 40 años de aquel día en que exhibió la ikurriña, aún ilegal, junto con el capitán de la Real en Atocha. ¿Temió ir a la cárcel?
-Sí, pero nos sentimos arropados por la afición y eso da mucha confianza. La propuesta fue de los jugadores de la Real y se gestó hora y media antes del partido. Les dije en el vestuario que creía que era un buen momento, que era una petición unánime de la sociedad y había que dar ese paso y parece que les convencí porque todos accedieron.
¿Cómo lo llevaron a cabo?
-No era fácil porque aquello estaba lleno de grises. Un jugador de la Real, Uranga, que en ese partido no jugaba, trajo desde Getaria una ikurriña confeccionada por su hermana. Cuando salimos los dos equipos, saltó al campo y nos la ofreció.
¿El público acogió bien su gesto?
-Aquello fue una explosión de júbilo. Nos sentimos muy satisfechos, pero durante el partido estábamos pensando: ¿Y luego qué? No hubo represalias, más allá de los silbos en otros campos o las crónicas más o menos vehementes de los periodistas. Lo bueno fue que meses después fue legalizada. De alguna manera fue un paso importante en ese sentido. Nos tenemos que sentir orgullosos.
También exhibieron brazaletes negros por el fusilamiento de cinco personas, entre ellas Txiki y Otaegi. Usted era de los que se mojaba.
-Eso fue tras la muerte de Franco. Había habido tal represión y había tanto que reivindicar... Apoyamos muchas cosas a nivel social, laboral, huelgas... Eran momentos cruciales y lo normal es que todos se implicasen, y en el Estado eso no era bien visto.
Formó parte como independiente de la primera mesa nacional de Herri Batasuna. ¿Cómo valora el momento político actual?
-Muy positivamente. He añorado estos momentos muchísimos años. Ahora parece que estamos todos en la foto, no falta nadie, la gente se habla, discute, debate. Eso es un avance que en el futuro dará sus frutos. Hace años el único que fue capaz de reunir a todos los grupos, sin excepción, fue el Athletic en las fiestas de Bilbao. Es el nexo de unión de muchas formas de pensar y en eso también es grande.
Tenemos la mejor afición del mundo ¿bilbainada o hecho fundado?
-Es muy entendida, sabe cuándo animar y cuándo callar. En otras gradas veo a gente mucho más hooligan. Luego, incluso cuando hemos ido mal ha ido más gente a apoyarnos. El Athletic es una gran familia, hay momentos en que puedes criticar, pero cuando hay que echar una mano todos se vuelcan y sientes más ese calor. Esa es su grandeza.
Un buen ejemplo es cuando le sacaron a hombros tras perder la copa de 1966. ¿Cómo lo recuerda?
-Con sorpresa. Ya me gustaba el público, pero con aquello la afición me ganó. Me dije: Estos son diferentes, porque eso no lo he vuelto a ver. Perder una final y que te saquen a hombros y te pongan la txapela. “¿Pero qué hacéis?, si la txapela se les pone a los txapeldunes”, les decía yo. Qué reacción más buena para mí, para el equipo y para el club.
¿Cómo vive la rivalidad entre las aficiones del Athletic y la Real?
-Me parece fenomenal que se hagan bromas y apuestas, es enriquecedor. Todavía estoy por ver en otros clubes aficiones que se sienten y vayan juntas al partido o novios que vayan con la camiseta del Athletic y la Real. Eso es un valor añadido.
Jugó 614 partidos con el Athletic. ¿Cuál fue el más emocionante, independientemente del resultado?
-Elegir uno es complicado. Lo más difícil es mantener una carrera. El gran partido de mi vida fue cuando ganamos la Copa, que era nuestra asignatura pendiente y la gente lo estaba deseando. Fue inolvidable, el mejor partido del equipo porque había dado esa alegría a la afición. Cuando ganábamos fuera encuentros importantes, decíamos: Qué contenta estará la gente de Bilbao, porque eso se percibe.
¿Sería capaz de adivinar por las caras si el Athletic ha ganado o no?
-Sí, me lo noto a mí mismo. Suelo decir que los lunes que perdemos estoy con unas agujetas terribles (ríe).
¿Recuerda el momento más duro que ha vivido en San Mamés?
-Cuando te sale un mal partido, pero la verdad es que yo me he sentido muy arropado siempre. Incluso por goles que han sido errores míos recuerdo que le han echado la culpa a la defensa. A mí me parecía injusto, pero el público es soberano.
¿Añora la vieja Catedral?
-Sí, todo lo que hemos hecho ha sido allí, hay mucha historia, aún están las almas de los aficionados runruneando. El nuevo está ahí mismo y tiene cosas positivas, como la mayor comodidad o que es un campazo, pero nuestra generación lo añoramos.
Un mito, un buen padre, un euskaldun de pro, un ilustre bilbaino... ¿Cómo querría que le recordaran?
-Como un buen deportista quizás, pero tampoco, porque la gente es soberana y la historia la hará el aficionado. Como no está en mi mano, no me preocupa demasiado. Me preocupa cómo soy y cómo voy a vivir lo que me queda. Me gustaría seguir con ganas de hacer cosas, aportar algo a la gente.
Recientemente nombrado Ilustre de Bilbao, con el Premio Lauaxeta aún caliente entre la manos, este mito del fútbol se antoja un gran hombre y no solo por su estatura
Como buen Ilustre de Bilbao, nació donde quiso, en Zarautz. Fue guardameta, pero no solo defendió con ahínco la portería del Athletic. También el euskera y la ikurriña. José Ángel Iribar, El Txopo, pasará a la historia como una leyenda del fútbol, aunque, más allá de los trofeos que tapizan su casa y su despacho en el Palacio Ibaigane, deslumbra su humanidad. Esa que le ha llevado al lecho de muerte de un desconocido para arrancarle una sonrisa. Esa que floreció cuando él mismo estuvo a punto de sucumbir por la fiebre tifoidea. De carácter afable, el legendario jugador se antoja un gran hombre y no por su estatura.
Dos premios más para su amplia colección. ¿Cómo los ha recibido?
-Estos reconocimientos sientan muy bien. A estas edades mejor aún.
¿Los Ilustres de Bilbao nacen donde quieren, incluso en Gipuzkoa?
-Pues sí. La verdad es que vine cuando me fichó el Athletic y llevo ya 55 años. Yo no renegaré nunca de mi tierra, pero tengo una muy buena química con la gente de Bizkaia.
Ahora es fácil presumir de Bilbao. Cuando era gris, ¿costaba más?
-Las ciudades las hacen sus gentes y tanto el bilbaino de aquella época como el de ahora siempre se ha sentido orgulloso de ser de Bilbao y lo ha trasladado a todo el mundo. Yo he intentado llevar su nombre a través del Athletic por donde he ido.
Y habrá encontrado a aficionados por recóndito que sea el lugar.
-En todos los sitios el Athletic siempre está acompañado. Jugábamos, por ejemplo, en Chicago, que no era muy futbolero, y aparecían allí.
Dice que el título de Ilustre es “demasiado”, pero muchos le consideran un mito. ¿Se ve como tal?
-Es muy difícil verse a uno mismo, pero por ese título no voy a cambiar. Es más, me da más responsabilidad de intentar hacer las cosas mejor.
Las estrellas del fútbol parecen hoy día poco menos que dioses.
-Añoro la etapa en la que el futbolista era más cercano. En el Athletic podemos presumir de cierta normalidad en comparación con otros, pero el fútbol se ha sobredimensionado. No creí que iba a evolucionar en esa línea de estrellato, de tanto dinero, pero parece que eso da buenos resultados a algunas empresas.
¿Qué siente cuando un niño a día de hoy le reconoce por la calle?
-Cuando un niño por la calle me llama Txopo, pienso: ¿Quién le habrá dicho eso? Me emociona. Que la gente diga que ha disfrutado viéndome jugar es uno de los mayores elogios.
¿Qué le dicen sus nietos? ¿Son conscientes de quién es su aitite?
-Tengo una nieta de 19 años no muy futbolera y un nieto que va a hacer 4. Hace poco me pidió unos guantes y anda entrenando con su aita. Yo de vez en cuando le tiro también.
¿Le gustaría que siguiera sus pasos?
-Hombre, si vale, sí. Que haga deporte es muy sano y muy importante, pero que estudie también.
¿Qué seguidor le ha roto el corazón o emocionado especialmente?
-Gente moribunda que quería que estuviera cerca en el último momento. He ido a hospitales, a casas... Te llamaba la familia: “Oye, es que tiene la ilusión...”. Es muy duro, pero si le puedes sacar una sonrisa, son los momentos más emocionantes, te llegan hasta el fondo del alma.
Usted mismo estuvo a punto de morir por la fiebre tifoidea. ¿Qué aprendió tras aquello?
-Estaba muy metido de lleno en el fútbol y, cuando salí de eso, empecé a mirar más al entorno, a ser aún más cercano y a estar más pendiente del devenir de la propia sociedad.
O sea, que se implicó más, en vez de centrarse solo en su carrera.
-Pensé que era un poco egoísta y que se podían compaginar las cosas.
Acaba de recibir el Premio Lauaxeta por su difusión del euskera.
-Sí, por aunar el euskera y el deporte. Sacamos el primer diccionario de términos deportivos en euskera y otro exclusivo para el fútbol.
¿Siempre ha podido hablar su lengua materna con libertad?
-Sí, aunque no pude estudiar en euskera. Al profesor que nos daba canciones intentaron echarlo porque, por lo visto, decir que los pájaros trinan en euskera era subversivo. En Zarauz lo hablábamos todos, aunque a las chicas las presionaban más para que hablasen castellano.
¿Lo dejó alguna vez de practicar?
-Cuando llegué a Bilbao, me refugiaba en el Casco Viejo porque escuchaba euskera. Viví con una familia de Zeberio y, aunque su euskera era muy diferente, por lo menos me daba aire. Siempre lo he sentido dentro. Mi aita ha tenido mucho que ver porque era un ferviente defensor del euskera.
¿Cómo ve la salud del euskera? ¿Le apena que no se hable más?
-Sí me da pena porque la gente ya lo sabe. De todos modos, no hay ni comparación con la etapa en que llegué yo. Hubo un momento en el que parecía que se podía perder, pero ahora el euskera está a salvo, aunque hay que sacarlo más a la calle.
¿Qué se puede hacer para que los chavales lo hablen fuera del aula?
-Es complejo, pero los niños tienen sus ídolos y estos tienen bastante influencia. Por eso es muy importante que los jugadores del Athletic hablen en euskera en los medios.
¿Dañó al euskera el ser utilizado como arma arrojadiza en política?
-Sí, no ha sido todo perfecto, pero eso está superado. Hoy la gente lo habla y lo tolera. Hay un consenso y eso ayudará a que en el futuro se hable en todos los estamentos. Escribir en las nuevas tecnologías en euskera también va a ser vital.
De niño ayudaba en casa y a las tardes jugaba al fútbol en la playa. ¿Soñaba con dedicarse a ello?
-Mi meta era emular a los porteros del pueblo sin querer ser una estrella. Fui paso a paso, hasta fijarme en las grandes figuras. Trabajaba la imaginación porque los partidos no se televisaban. En la peluquería disfrutaba porque veía las revistas de fútbol. Decía: ¿Esto cómo lo habrá hecho? y soñaba con eso. He sido muy soñador.
¿Le llegaron a pitar o insultar alguna vez en el terreno de juego?
-Sí, claro. Después de sacar la ikurriña, cuando íbamos a jugar por ahí, había un concierto de silbos, pero yo he tenido la virtud de saber concentrarme en el juego.
El lunes hizo 40 años de aquel día en que exhibió la ikurriña, aún ilegal, junto con el capitán de la Real en Atocha. ¿Temió ir a la cárcel?
-Sí, pero nos sentimos arropados por la afición y eso da mucha confianza. La propuesta fue de los jugadores de la Real y se gestó hora y media antes del partido. Les dije en el vestuario que creía que era un buen momento, que era una petición unánime de la sociedad y había que dar ese paso y parece que les convencí porque todos accedieron.
¿Cómo lo llevaron a cabo?
-No era fácil porque aquello estaba lleno de grises. Un jugador de la Real, Uranga, que en ese partido no jugaba, trajo desde Getaria una ikurriña confeccionada por su hermana. Cuando salimos los dos equipos, saltó al campo y nos la ofreció.
¿El público acogió bien su gesto?
-Aquello fue una explosión de júbilo. Nos sentimos muy satisfechos, pero durante el partido estábamos pensando: ¿Y luego qué? No hubo represalias, más allá de los silbos en otros campos o las crónicas más o menos vehementes de los periodistas. Lo bueno fue que meses después fue legalizada. De alguna manera fue un paso importante en ese sentido. Nos tenemos que sentir orgullosos.
También exhibieron brazaletes negros por el fusilamiento de cinco personas, entre ellas Txiki y Otaegi. Usted era de los que se mojaba.
-Eso fue tras la muerte de Franco. Había habido tal represión y había tanto que reivindicar... Apoyamos muchas cosas a nivel social, laboral, huelgas... Eran momentos cruciales y lo normal es que todos se implicasen, y en el Estado eso no era bien visto.
Formó parte como independiente de la primera mesa nacional de Herri Batasuna. ¿Cómo valora el momento político actual?
-Muy positivamente. He añorado estos momentos muchísimos años. Ahora parece que estamos todos en la foto, no falta nadie, la gente se habla, discute, debate. Eso es un avance que en el futuro dará sus frutos. Hace años el único que fue capaz de reunir a todos los grupos, sin excepción, fue el Athletic en las fiestas de Bilbao. Es el nexo de unión de muchas formas de pensar y en eso también es grande.
Tenemos la mejor afición del mundo ¿bilbainada o hecho fundado?
-Es muy entendida, sabe cuándo animar y cuándo callar. En otras gradas veo a gente mucho más hooligan. Luego, incluso cuando hemos ido mal ha ido más gente a apoyarnos. El Athletic es una gran familia, hay momentos en que puedes criticar, pero cuando hay que echar una mano todos se vuelcan y sientes más ese calor. Esa es su grandeza.
Un buen ejemplo es cuando le sacaron a hombros tras perder la copa de 1966. ¿Cómo lo recuerda?
-Con sorpresa. Ya me gustaba el público, pero con aquello la afición me ganó. Me dije: Estos son diferentes, porque eso no lo he vuelto a ver. Perder una final y que te saquen a hombros y te pongan la txapela. “¿Pero qué hacéis?, si la txapela se les pone a los txapeldunes”, les decía yo. Qué reacción más buena para mí, para el equipo y para el club.
¿Cómo vive la rivalidad entre las aficiones del Athletic y la Real?
-Me parece fenomenal que se hagan bromas y apuestas, es enriquecedor. Todavía estoy por ver en otros clubes aficiones que se sienten y vayan juntas al partido o novios que vayan con la camiseta del Athletic y la Real. Eso es un valor añadido.
Jugó 614 partidos con el Athletic. ¿Cuál fue el más emocionante, independientemente del resultado?
-Elegir uno es complicado. Lo más difícil es mantener una carrera. El gran partido de mi vida fue cuando ganamos la Copa, que era nuestra asignatura pendiente y la gente lo estaba deseando. Fue inolvidable, el mejor partido del equipo porque había dado esa alegría a la afición. Cuando ganábamos fuera encuentros importantes, decíamos: Qué contenta estará la gente de Bilbao, porque eso se percibe.
¿Sería capaz de adivinar por las caras si el Athletic ha ganado o no?
-Sí, me lo noto a mí mismo. Suelo decir que los lunes que perdemos estoy con unas agujetas terribles (ríe).
¿Recuerda el momento más duro que ha vivido en San Mamés?
-Cuando te sale un mal partido, pero la verdad es que yo me he sentido muy arropado siempre. Incluso por goles que han sido errores míos recuerdo que le han echado la culpa a la defensa. A mí me parecía injusto, pero el público es soberano.
¿Añora la vieja Catedral?
-Sí, todo lo que hemos hecho ha sido allí, hay mucha historia, aún están las almas de los aficionados runruneando. El nuevo está ahí mismo y tiene cosas positivas, como la mayor comodidad o que es un campazo, pero nuestra generación lo añoramos.
Un mito, un buen padre, un euskaldun de pro, un ilustre bilbaino... ¿Cómo querría que le recordaran?
-Como un buen deportista quizás, pero tampoco, porque la gente es soberana y la historia la hará el aficionado. Como no está en mi mano, no me preocupa demasiado. Me preocupa cómo soy y cómo voy a vivir lo que me queda. Me gustaría seguir con ganas de hacer cosas, aportar algo a la gente.
jueves, 8 de diciembre de 2016
martes, 6 de diciembre de 2016
Los goles del Athletic Club by Jon Loidi
Fuente: Jon Loidi Begoña @JLadventures
Jor. 13ª: UD Las Palmas - Athletic Club (2-1 Raúl García)
Jor. 14ª: Athletic Club - SD Eibar (1-0 Beñat)
Jor. 14ª: Athletic Club - SD Eibar (2-0 Williams)
Jor. 14ª: Athletic Club - SD Eibar (3-1 Muniain)
Jor. 13ª: UD Las Palmas - Athletic Club (2-1 Raúl García)
Jor. 14ª: Athletic Club - SD Eibar (1-0 Beñat)
Jor. 14ª: Athletic Club - SD Eibar (2-0 Williams)
Jor. 14ª: Athletic Club - SD Eibar (3-1 Muniain)
lunes, 5 de diciembre de 2016
sábado, 3 de diciembre de 2016
viernes, 2 de diciembre de 2016
martes, 29 de noviembre de 2016
viernes, 25 de noviembre de 2016
martes, 22 de noviembre de 2016
La India se interesa por el Athletic
(Fuente: Boletín distribuido en San Mamés en el partido Athletic Club - Villarreal CF 20/11/16)
Una delegación de periodistas de La India visitó nuestras instalaciones para hacerse eco de la filosofía del Club
‘The Times of India’, que se edita en Nueva Delhi con una tirada de más de tres millones de ejemplares al día y una difusión de 13,3 millones, ofreció un reportaje sobre el Athletic Club, incluidas unas declaraciones del presidente Josu Urrutia acerca de la filosofía rojiblanca. Bajo el titular “El orgullo propio ayuda al Bilbao vasco a alcanzar la gloria”, el rotativo añade que el Athletic “es una excepción con una historia garantizada para cautivar a románticos de fútbol”. También subraya que el nuestro no es un club con una política cerrada en la captación de jugadores. En palabras de Urrutia, “en una era de globalización, es más fácil encontrar familias que vienen a Bilbao o a cualquier lugar de Euskal Herria para trabajar. Si una familia de la India viene y su hijo quiere jugar al fútbol, si es lo suficientemente bueno, podría jugar en el Athletic”.
Invitados por la LFP, una delegación india representada por seis periodistas de varios medios que diariamente llevan la información a más de 50 millones de lectores, acudió a San Mamés para asistir al Athletic Club-Osasuna, visitó Ibaigane y Lezama, y entrevistó a Aduriz y Raúl García.
Una delegación de periodistas de La India visitó nuestras instalaciones para hacerse eco de la filosofía del Club
‘The Times of India’, que se edita en Nueva Delhi con una tirada de más de tres millones de ejemplares al día y una difusión de 13,3 millones, ofreció un reportaje sobre el Athletic Club, incluidas unas declaraciones del presidente Josu Urrutia acerca de la filosofía rojiblanca. Bajo el titular “El orgullo propio ayuda al Bilbao vasco a alcanzar la gloria”, el rotativo añade que el Athletic “es una excepción con una historia garantizada para cautivar a románticos de fútbol”. También subraya que el nuestro no es un club con una política cerrada en la captación de jugadores. En palabras de Urrutia, “en una era de globalización, es más fácil encontrar familias que vienen a Bilbao o a cualquier lugar de Euskal Herria para trabajar. Si una familia de la India viene y su hijo quiere jugar al fútbol, si es lo suficientemente bueno, podría jugar en el Athletic”.
Invitados por la LFP, una delegación india representada por seis periodistas de varios medios que diariamente llevan la información a más de 50 millones de lectores, acudió a San Mamés para asistir al Athletic Club-Osasuna, visitó Ibaigane y Lezama, y entrevistó a Aduriz y Raúl García.
lunes, 21 de noviembre de 2016
Agur Iraola
Fuente: Jon Loidi Begoña @JLadventures
De hace mucho mucho tiempo. Andoni Iraola v Manchester United. Animación en papel. #ThankYouAndoni #athletic #NYCFC pic.twitter.com/m56EOvaimG
— Jon Loidi Begoña (@JLadventures) 19 de noviembre de 2016
De hace tiempo. Foto-animación de Andoni Iraola. #ThankYouAndoni #EskerrikAskoAndoni #athletic #NYCFC #newyorkcity #iraola #IRAOLALEGEND pic.twitter.com/WWhTCmSGru
— Jon Loidi Begoña (@JLadventures) 18 de noviembre de 2016
viernes, 18 de noviembre de 2016
jueves, 17 de noviembre de 2016
Andoni Iraola cuelga las botas
Artículo publicado en el diario Deia el 17/11/2016
Tras 16 temporadas como profesional, la última en el New York City, el excapitán del Athletic pone fin a su carrera deportiva.
Andoni Iraola, jugador del New York City en el último año y medio después doce temporadas completas en el Athletic, "se retira del fútbol", según asegura el club estadounidense a través de su cuenta de Twitter.
Excapitán del Athletic e internacional en siete ocasiones, Iraola (22-06-1982) ha sido unos de los futbolistas más destacados del Athletic. De hecho, abandonó el club en el verano de 2015 a iniciativa propia por su deseo de dejar al equipo rojiblanco estando todavía en condiciones de competir por la titularidad.
El jugador de Usurbil dejó el Athletic 16 años después de llegar a la cantera de Lezama en edad juvenil y como cuarto jugador en la historia con más partidos disputados en el primer equipo rojiblanco (510), tras los legendarios José Ángel Iribar, Txetxu Rojo y Joseba Etxeberria.
En su despedida del equipo estadounidenses, en el que jugó 40 partidos en dos temporadas, Iraola dio "gracias a todos dentro y fuera del club" que le "han hecho sentir como en casa desde el primer momento".
Entre todos ellos a sus "compañeros de equipo", ha "aprendido hasta el último día, pero también a todos los entrenadores, personal médico, personal deportivo y todos dentro de la oficina que siempre ayudan a hacer nuestra vida más fácil".
Él, por su parte, ha "tratado de dar lo mejor, dentro y fuera del campo" y aseguró que "a partir de este momento", seguirá "apoyándole, ahora como un fanático".
"¡Vamos NYCFC!", se despide Iraola, a quien su ya ex-compañero y también internacional con España David Villa considera "una persona y jugador maravilloso". "Le deseo lo mejor en el futuro. Él sabe que tendrá un amigo en mí para el resto de su vida", asegura el goleador asturiano.
Tras 16 temporadas como profesional, la última en el New York City, el excapitán del Athletic pone fin a su carrera deportiva.
Andoni Iraola, jugador del New York City en el último año y medio después doce temporadas completas en el Athletic, "se retira del fútbol", según asegura el club estadounidense a través de su cuenta de Twitter.
Excapitán del Athletic e internacional en siete ocasiones, Iraola (22-06-1982) ha sido unos de los futbolistas más destacados del Athletic. De hecho, abandonó el club en el verano de 2015 a iniciativa propia por su deseo de dejar al equipo rojiblanco estando todavía en condiciones de competir por la titularidad.
El jugador de Usurbil dejó el Athletic 16 años después de llegar a la cantera de Lezama en edad juvenil y como cuarto jugador en la historia con más partidos disputados en el primer equipo rojiblanco (510), tras los legendarios José Ángel Iribar, Txetxu Rojo y Joseba Etxeberria.
En su despedida del equipo estadounidenses, en el que jugó 40 partidos en dos temporadas, Iraola dio "gracias a todos dentro y fuera del club" que le "han hecho sentir como en casa desde el primer momento".
Entre todos ellos a sus "compañeros de equipo", ha "aprendido hasta el último día, pero también a todos los entrenadores, personal médico, personal deportivo y todos dentro de la oficina que siempre ayudan a hacer nuestra vida más fácil".
Él, por su parte, ha "tratado de dar lo mejor, dentro y fuera del campo" y aseguró que "a partir de este momento", seguirá "apoyándole, ahora como un fanático".
"¡Vamos NYCFC!", se despide Iraola, a quien su ya ex-compañero y también internacional con España David Villa considera "una persona y jugador maravilloso". "Le deseo lo mejor en el futuro. Él sabe que tendrá un amigo en mí para el resto de su vida", asegura el goleador asturiano.
martes, 15 de noviembre de 2016
Te echo de menos San Mamés
Artículo publicado por Manu Ferreti en ElDesmarque Bizkaia el 15/11/2016
Echo de menos al antiguo campo de San Mamés, ese campo añejo, con olor a fútbol por sus cuatro costados, con su escudo pintado en una de sus fachadas mirando hacia Pozas, observando como los Athleticzales calentaban las gargantas, para ir luego en manada hacia él, con gritos de “ATHLETIC”... “ATHLETIC”.
Entrabas al campo y te transformabas, no te hacías fotos, ni poses en él, ni te importaba la lluvia o si te mojabas, txubaskero del ATHLETIC CLUB y PALANTE, solo te preocupaba animar a los leones. Cuando estos lo pasaban mal ahí estaba SAN MAMES para levantarles el ánimo, no parabas de gritar, cuando había un córner lo celebrabas como un penalti, cuando conseguías las remontadas y salías afónico del campo...
Te echo de menos SAN MAMES... Ahora eres precioso y te has vuelto más COMODÓN. El móvil en la mano y foto de rigor en el campo, no quieres llevar TXUBASKERO, te quejas de que llueva, y ahora son los leones los que te piden ayuda cuando lo pasan mal...
Tú, de vez en cuando respondes, pero no demasiado, quizás por tu comodidad, por los horarios, a saber… pero quiero verte de nuevo rugir, y que el equipo contrario se acobarde, que sienta que les va a tocar sufrir, que SAN MAMES ha vuelto, que SAN MAMES es INEXPUGNABLE.
Echo de menos al antiguo campo de San Mamés, ese campo añejo, con olor a fútbol por sus cuatro costados, con su escudo pintado en una de sus fachadas mirando hacia Pozas, observando como los Athleticzales calentaban las gargantas, para ir luego en manada hacia él, con gritos de “ATHLETIC”... “ATHLETIC”.
Entrabas al campo y te transformabas, no te hacías fotos, ni poses en él, ni te importaba la lluvia o si te mojabas, txubaskero del ATHLETIC CLUB y PALANTE, solo te preocupaba animar a los leones. Cuando estos lo pasaban mal ahí estaba SAN MAMES para levantarles el ánimo, no parabas de gritar, cuando había un córner lo celebrabas como un penalti, cuando conseguías las remontadas y salías afónico del campo...
Te echo de menos SAN MAMES... Ahora eres precioso y te has vuelto más COMODÓN. El móvil en la mano y foto de rigor en el campo, no quieres llevar TXUBASKERO, te quejas de que llueva, y ahora son los leones los que te piden ayuda cuando lo pasan mal...
Tú, de vez en cuando respondes, pero no demasiado, quizás por tu comodidad, por los horarios, a saber… pero quiero verte de nuevo rugir, y que el equipo contrario se acobarde, que sienta que les va a tocar sufrir, que SAN MAMES ha vuelto, que SAN MAMES es INEXPUGNABLE.
El primer partido de rojiblancos (1910)
Artículo publicado en el blog Memorias del Fútbol Vasco el 11/03/2014
Como todo el mundo sabe, el Athletic le hizo el encargo a su directivo y jugador, Juan Elorduy, que aprovechando su estancia por Inglaterra a finales de 1909, comprara 50 camisetas arlequinadas en azul y blanco, similares a las del equipo de las islas Blackburn Rovers Football Club, para el equipo bilbaíno y su sucursal de Madrid. Esta primera equipación, que también fue adquirida en Inglaterra porque parece ser que apenas desteñían, había sido donada por el ex-jugador irlandés del Athletic Juan Moser y que venía siendo la equipación oficial desde la competición de la Copa de 1903.
El encargo parecía sencillo, sin embargo, en aquella ocasión resultó que las camisetas o estaban agotadas o no disponían del número de ejemplares suficiente o, según otros, por algún motivo ocioso se le olvidó el encargo. A punto de embarcar en su regreso a Bilbao, en la ciudad portuaria de Southampton, tuvo que adquirir las camisetas al equipo local, el Southampton Football Club (aunque también existe otra teoría sobre las camisetas y el Titanic), que vestían con una camiseta a franjas rojas y blancas, curiosamente los colores de la bandera marítima del Puerto y del Ayuntamiento de Bilbao desde 1895, además de unos calzones y medias negras.
El Athletic estrenó la nueva equipación rojiblanca un domingo, 9 de enero de 1910, en un partido disputado contra el Sporting Club de Irún, actualmente llamado Real Unión Club, en el “nuevo” campo de Amute que venía disputando varios partidos inaugurales
La alineación del Athletic en aquel partido y, por tanto, los primeros jugadores rojiblancos que tuvieron el honor de ponerse la camiseta rojiblanca, si bien vistieron pantalones blancos, fueron Asuero (portero); Amann y Arzuaga (defensas); Eguren, Belausteguigoitia y Villamil (medios); Hurtado, Iceta, Laca, Zuazo y Arteche (delanteros). Por parte del Sporting de Irún, Costa; Arzac y Bello; Lecuona, Angoso E., Figueroa; Martinez, Agirreche, Moleres, Angoso A. y Michelena. Actuó de árbitro Mr. Hardhuy del Biarritz Stade y como capitanes Arzuaga y Angoso E.
El partido era esperado en Irún después de las dos victorias anteriores del Athletic Club por 2-0 y 4-1. Las primeras gradas que se veían en Irún dentro de un campo de football estaban a rebosar de multitud de gente que se había desplazado desde Donosti.
El partido fue muy movido. Comenzó el Athletic presionando y atacando pero luego el juego se niveló. En el primer tiempo, el malogrado años después en la Primera Guerra mundial, Moleres (ver post dedicado a Juanito Moleres), consiguió un gran gol esquivando a Asuero a pase de Martínez, lo que influyó en un dominio del Athletic a la portería del Sporting que se defendió admirablemente del acoso rojiblanco. En la segunda parte, a pesar que el Athletic salió queriendo salvar su honor, el mismo jugador Moleres, consiguió otro gol, por debajo de las piernas de Asuero, después de una gran combinación de toda la delantera irunesa.
El partido finalizó 2-0, en contra del Athletic, “gracias” a la gran actuación del portero Costa y el delantero Moleres. El público quedó encantado de la rapidez con la que se desarrolló el partido.
Así comenzó la historia … Rojiblanca.
Como todo el mundo sabe, el Athletic le hizo el encargo a su directivo y jugador, Juan Elorduy, que aprovechando su estancia por Inglaterra a finales de 1909, comprara 50 camisetas arlequinadas en azul y blanco, similares a las del equipo de las islas Blackburn Rovers Football Club, para el equipo bilbaíno y su sucursal de Madrid. Esta primera equipación, que también fue adquirida en Inglaterra porque parece ser que apenas desteñían, había sido donada por el ex-jugador irlandés del Athletic Juan Moser y que venía siendo la equipación oficial desde la competición de la Copa de 1903.
El encargo parecía sencillo, sin embargo, en aquella ocasión resultó que las camisetas o estaban agotadas o no disponían del número de ejemplares suficiente o, según otros, por algún motivo ocioso se le olvidó el encargo. A punto de embarcar en su regreso a Bilbao, en la ciudad portuaria de Southampton, tuvo que adquirir las camisetas al equipo local, el Southampton Football Club (aunque también existe otra teoría sobre las camisetas y el Titanic), que vestían con una camiseta a franjas rojas y blancas, curiosamente los colores de la bandera marítima del Puerto y del Ayuntamiento de Bilbao desde 1895, además de unos calzones y medias negras.
El Athletic estrenó la nueva equipación rojiblanca un domingo, 9 de enero de 1910, en un partido disputado contra el Sporting Club de Irún, actualmente llamado Real Unión Club, en el “nuevo” campo de Amute que venía disputando varios partidos inaugurales
La alineación del Athletic en aquel partido y, por tanto, los primeros jugadores rojiblancos que tuvieron el honor de ponerse la camiseta rojiblanca, si bien vistieron pantalones blancos, fueron Asuero (portero); Amann y Arzuaga (defensas); Eguren, Belausteguigoitia y Villamil (medios); Hurtado, Iceta, Laca, Zuazo y Arteche (delanteros). Por parte del Sporting de Irún, Costa; Arzac y Bello; Lecuona, Angoso E., Figueroa; Martinez, Agirreche, Moleres, Angoso A. y Michelena. Actuó de árbitro Mr. Hardhuy del Biarritz Stade y como capitanes Arzuaga y Angoso E.
El partido era esperado en Irún después de las dos victorias anteriores del Athletic Club por 2-0 y 4-1. Las primeras gradas que se veían en Irún dentro de un campo de football estaban a rebosar de multitud de gente que se había desplazado desde Donosti.
El partido fue muy movido. Comenzó el Athletic presionando y atacando pero luego el juego se niveló. En el primer tiempo, el malogrado años después en la Primera Guerra mundial, Moleres (ver post dedicado a Juanito Moleres), consiguió un gran gol esquivando a Asuero a pase de Martínez, lo que influyó en un dominio del Athletic a la portería del Sporting que se defendió admirablemente del acoso rojiblanco. En la segunda parte, a pesar que el Athletic salió queriendo salvar su honor, el mismo jugador Moleres, consiguió otro gol, por debajo de las piernas de Asuero, después de una gran combinación de toda la delantera irunesa.
El partido finalizó 2-0, en contra del Athletic, “gracias” a la gran actuación del portero Costa y el delantero Moleres. El público quedó encantado de la rapidez con la que se desarrolló el partido.
Así comenzó la historia … Rojiblanca.
lunes, 14 de noviembre de 2016
Aduriz es mayor que Villa y Torres...
Artículo publicado por Alfredo Relaño en el diario As el 14/11/2016
El gol del muy treintañero Aduriz ha permitido desempolvar la memoria de Peña, poderoso medio ala de antes de la Guerra, que hasta entonces ostentaba el récord de goleador con más edad en la Selección. Yo no lo sabía. Por su posición en el campo (un medio ala entonces era algo parecido a un lateral hoy), ya era raro que metiera goles. De hecho, aquel fue su único gol en la Selección. Fue uno de los primeros profesionales de nuestro fútbol (como tal lo trajo el Madrid el Arenas de Guecho) y compaginó el fútbol y el atletismo. Su marca la rozó Di Stéfano (que duró mucho por calidad y afición) pero no se ha batido hasta ahora, por Aduriz.
Para mí, lo de Aduriz es doblemente extraordinario. Si ya lo es conseguir un gol con la Selección con más de 35 años, cuando ya muy pocos jugadores tienen acceso a ese nivel (y más si se bate récord de más de ochenta años que se le había resistido incluso a Di Stéfano), lo verdaderamente único del caso de Aduriz es que ha hecho todo lo mejor de su carrera a partir de los treinta. Dos veces salió del Athletic. Pasó por el Burgos y el Valladolid la primera, por el Mallorca y el Valencia la segunda. Era un goleador despierto, con ímpetu, pero puede decirse que sólo uno más. En el Valencia fue suplente de Soldado en la segunda temporada.
A partir de los treinta ha ido a más. Sus mejores registros son de estos años. Tiene más edad que Villa y Torres, los dos grandes delanteros de La Roja post-Raúl, que ya no son llamados. Él ha estado empujando la puerta hasta equilibrarse a Diego Costa y Morata, venciendo el prejuicio de llamar a un jugador de su edad como ‘solución de futuro’. Genética, trabajo, descanso, afición, suerte con las lesiones. Un futbolista más de los veinte a los treinta, bandera del Athletic de los 30 a los 35, cuando ya Zarra, los dos Arieta, Carlos o Sarabia decaían y se licenciaban. Y goleador feliz en la Selección, listo para llevar el récord más lejos todavía.
El gol del muy treintañero Aduriz ha permitido desempolvar la memoria de Peña, poderoso medio ala de antes de la Guerra, que hasta entonces ostentaba el récord de goleador con más edad en la Selección. Yo no lo sabía. Por su posición en el campo (un medio ala entonces era algo parecido a un lateral hoy), ya era raro que metiera goles. De hecho, aquel fue su único gol en la Selección. Fue uno de los primeros profesionales de nuestro fútbol (como tal lo trajo el Madrid el Arenas de Guecho) y compaginó el fútbol y el atletismo. Su marca la rozó Di Stéfano (que duró mucho por calidad y afición) pero no se ha batido hasta ahora, por Aduriz.
Para mí, lo de Aduriz es doblemente extraordinario. Si ya lo es conseguir un gol con la Selección con más de 35 años, cuando ya muy pocos jugadores tienen acceso a ese nivel (y más si se bate récord de más de ochenta años que se le había resistido incluso a Di Stéfano), lo verdaderamente único del caso de Aduriz es que ha hecho todo lo mejor de su carrera a partir de los treinta. Dos veces salió del Athletic. Pasó por el Burgos y el Valladolid la primera, por el Mallorca y el Valencia la segunda. Era un goleador despierto, con ímpetu, pero puede decirse que sólo uno más. En el Valencia fue suplente de Soldado en la segunda temporada.
A partir de los treinta ha ido a más. Sus mejores registros son de estos años. Tiene más edad que Villa y Torres, los dos grandes delanteros de La Roja post-Raúl, que ya no son llamados. Él ha estado empujando la puerta hasta equilibrarse a Diego Costa y Morata, venciendo el prejuicio de llamar a un jugador de su edad como ‘solución de futuro’. Genética, trabajo, descanso, afición, suerte con las lesiones. Un futbolista más de los veinte a los treinta, bandera del Athletic de los 30 a los 35, cuando ya Zarra, los dos Arieta, Carlos o Sarabia decaían y se licenciaban. Y goleador feliz en la Selección, listo para llevar el récord más lejos todavía.
La guerra de marcas deja a Jon Rahm sin el escudo del Athletic
Artículo publicado por ElDesmarque Bizkaia el 14/11/2016
El de Barrika, patrocinado por Adidas, ya no lo luce en su bolsa de palos
El golfista Jon Rahm es un hincha declarado del Athletic Club. El pasado mes de junio, coincidiendo con su estreno en el circuito profesional, el deportista de Barrika publicaba en su cuenta personal de Twitter una fotografía en la que mostraba la bolsa de palos que había confeccionado para él su nuevo patrocinador, Adidas, en la que lucía con orgullo los escudos emblemáticos, el del cub rojiblanco, y el de su universidad, Arizona State. "Un honor poder pasear sus colores por todos los campos del mundo. Seguro que el espíritu athleticzale me ayuda en esta nueva andadura", escribía.
Cinco meses después, Rahm sigue deslumbrando en el mundo del golf, pero ya no pasea los colores zurigorris en su bolsa. Un seguidor del vizcaíno advertía este extraño cambio y le cuestionaba sobre ello en Twitter. Jon Rahm no se escondía y respondía con sinceridad: "Porque el Athletic Club está con Nike y a Adidas no le gustó eso".
La colisión de intereses de las dos grandes multinacionales de ropa deportiva del mundo ha impedido a Jon Rahm seguir luciendo de manera visible su amor por el Athletic Club, aunque seguro que el vizcaíno sigue llevando el pequeño león de peluche colgado de su bolsa.
El de Barrika, patrocinado por Adidas, ya no lo luce en su bolsa de palos
El golfista Jon Rahm es un hincha declarado del Athletic Club. El pasado mes de junio, coincidiendo con su estreno en el circuito profesional, el deportista de Barrika publicaba en su cuenta personal de Twitter una fotografía en la que mostraba la bolsa de palos que había confeccionado para él su nuevo patrocinador, Adidas, en la que lucía con orgullo los escudos emblemáticos, el del cub rojiblanco, y el de su universidad, Arizona State. "Un honor poder pasear sus colores por todos los campos del mundo. Seguro que el espíritu athleticzale me ayuda en esta nueva andadura", escribía.
Cinco meses después, Rahm sigue deslumbrando en el mundo del golf, pero ya no pasea los colores zurigorris en su bolsa. Un seguidor del vizcaíno advertía este extraño cambio y le cuestionaba sobre ello en Twitter. Jon Rahm no se escondía y respondía con sinceridad: "Porque el Athletic Club está con Nike y a Adidas no le gustó eso".
La colisión de intereses de las dos grandes multinacionales de ropa deportiva del mundo ha impedido a Jon Rahm seguir luciendo de manera visible su amor por el Athletic Club, aunque seguro que el vizcaíno sigue llevando el pequeño león de peluche colgado de su bolsa.
domingo, 13 de noviembre de 2016
jueves, 10 de noviembre de 2016
«A Zarra le encantaría estar aquí. Le hubiera emocionado este premio»
Artículo publicado por Juanma Mallo en el diario El Correo el 09/11/2016
Lander, nieto del mito, llega al corazón con su discurso en el acto en el que su abuelo entró en el Salón de la Fama de Pachuca, en México
El mejor delantero centro que ha tenido el Athletic, Telmo Zarraonandía Montoya (Erandio, 20 de enero de 1921-Bilbao, 23 de febrero de 2006), ha entrado en el Salón de la Fama de Pachuca, en México, junto a otros mitos del fútbol como los brasileños Zico y Ronaldo, el italiano Paolo Rossi y el alemán Karl Hainz Rummenigge.
El galardón fue recogido por uno de los nietos de Zarra, Lander, y Hugo Sánchez fue el encargado de presentar el premio. «Nadie más que él consiguió ganar seis Pichichis. Yo quise igualarle, pero no pude y me quedé en cinco como Di Stéfano y Quini. Este regalo es maravilloso. Estés donde estés te queremos y te recordamos con mucho cariño», comentó el ídolo mexicano, en un discurso muy emotivo y cariñoso, en palabras de Carmen Zarra, hija del mito rojiblanco, que también acudió al país centroamericano.
Su nieto fue el encargado de subir al estrado. E impactó con un emocionante discurso. Habló del «orgullo» que le suponía representar en México a su «aitite». Agradeció a los miembros del comité la elección de Zarra, «con todas las leyendas que hay aquí y las que han ido pasando». Se acordó, de la misma manera, de todos los que estuvieron cerca del futbolista. «Han compartido la vida deportiva de mi aitite y han ayudado a que consiguiera tantos exitos».
Y ahí se dirigió al corazón. « A él le hubiera encantado estar aquí, seguro. Le hubiera emocionado. Guardaba todos los trofeos que recibía con muchísima ilusión. Y que a lo largo de los años siga recibiendo trofeos es muy satisfactorio para nosotros. Y éste le haría feliz. No le he visto jugar: solo hay vídeos de poca calidad. Me tengo que conformar con lo me cuentan los que le vieron marcar goles y con lo que me contaba él. No he podido conocer a Zarra como jugador, pero he tenido el privilegio de conocerle como persona, como aitite, como abuelo. Es un referente, mi mayor ejemplo, le quiero muchísimo. Gente de todas partes, nos envía mucho cariño y mucha admiración hacia él. Me hace sentir orgulloso de ser su nieto. Quería concluir dando las gracias por la calurosa acogida a la ciudad de Pachuca, a mi madre y a mí». También se acordó de su abuela. Y remató: «Eskerrik asko!».
Lander, nieto del mito, llega al corazón con su discurso en el acto en el que su abuelo entró en el Salón de la Fama de Pachuca, en México
El mejor delantero centro que ha tenido el Athletic, Telmo Zarraonandía Montoya (Erandio, 20 de enero de 1921-Bilbao, 23 de febrero de 2006), ha entrado en el Salón de la Fama de Pachuca, en México, junto a otros mitos del fútbol como los brasileños Zico y Ronaldo, el italiano Paolo Rossi y el alemán Karl Hainz Rummenigge.
El galardón fue recogido por uno de los nietos de Zarra, Lander, y Hugo Sánchez fue el encargado de presentar el premio. «Nadie más que él consiguió ganar seis Pichichis. Yo quise igualarle, pero no pude y me quedé en cinco como Di Stéfano y Quini. Este regalo es maravilloso. Estés donde estés te queremos y te recordamos con mucho cariño», comentó el ídolo mexicano, en un discurso muy emotivo y cariñoso, en palabras de Carmen Zarra, hija del mito rojiblanco, que también acudió al país centroamericano.
Su nieto fue el encargado de subir al estrado. E impactó con un emocionante discurso. Habló del «orgullo» que le suponía representar en México a su «aitite». Agradeció a los miembros del comité la elección de Zarra, «con todas las leyendas que hay aquí y las que han ido pasando». Se acordó, de la misma manera, de todos los que estuvieron cerca del futbolista. «Han compartido la vida deportiva de mi aitite y han ayudado a que consiguiera tantos exitos».
Y ahí se dirigió al corazón. « A él le hubiera encantado estar aquí, seguro. Le hubiera emocionado. Guardaba todos los trofeos que recibía con muchísima ilusión. Y que a lo largo de los años siga recibiendo trofeos es muy satisfactorio para nosotros. Y éste le haría feliz. No le he visto jugar: solo hay vídeos de poca calidad. Me tengo que conformar con lo me cuentan los que le vieron marcar goles y con lo que me contaba él. No he podido conocer a Zarra como jugador, pero he tenido el privilegio de conocerle como persona, como aitite, como abuelo. Es un referente, mi mayor ejemplo, le quiero muchísimo. Gente de todas partes, nos envía mucho cariño y mucha admiración hacia él. Me hace sentir orgulloso de ser su nieto. Quería concluir dando las gracias por la calurosa acogida a la ciudad de Pachuca, a mi madre y a mí». También se acordó de su abuela. Y remató: «Eskerrik asko!».
martes, 8 de noviembre de 2016
Los goles del Athletic Club by Jon Loidi
Fuente: Jon Loidi Begoña @JLadventures
Jor. 9ª: Levante UD - Athletic Club ("Gol fantasma" 1-2 Erika Vázquez)
Jor. 9ª: Levante UD - Athletic Club ("Gol fantasma" 1-2 Erika Vázquez)
Domador de leones
Artículo publicado por Asier y Javier en el periodico Bilbao, noviembre 2016
A sus 66 años, Javier Clemente conserva cara de adolescente travieso. De chaval zurdo y rubio capaz de esconderle las tizas de la pizarra a un Hermano de la Salle, de aquellos del Colegio El Carmen de Barakaldo. Quien dice a un Hermano de La Salle, dice al presidente de la federación de fútbol de Serbia o Camerún. Acaba de dejar de ser seleccionador de Libia y piensa en nuevas aventuras futbolísticas que le lleven de África a Oriente. Hizo campeones a los leones del Athletic, se puso al mando de los leones indomables de Camerún, triunfó con los leones del desierto Libio y sueña con leones chinos. Así es Clemente
Clemente en estado puro. Recién llegado de Libia. Un país dividido por una guerra civil que no es sino el síntoma de una crisis mundial y al que en 2014 condujo a la conquista de su primer título: el Campeonato Africano de Naciones. Pero el fútbol se desarrolla en una amnesia permanente y hace unos días que la federación Libia y el técnico vizcaino partieron peras. “Ahora me dedico a descansar un poco, ver fútbol, quedar con los amigos, comer con ellos, jugar al golf, ir al monte, pasear. Pero no pienso jubilarme de los banquillos. De eso te jubilan cuando no te llaman”, explica.
Valora algún proyecto en China o los emiratos árabes. “Aquí es difícil que cuenten conmigo. No soy un técnico de caché bajo. Y los grandes piensan en otro estilo de entrenador. Hay chicos jóvenes”, apunta. Acumula más de medio millar de partidos dirigidos en primera división. Ha pasado por el vestuario del Atlético de Madrid, Tenerife, Real Sociedad, Betis, Sporting de Gijón, Murcia y Espanyol, sin contar sus tres etapas en el Athletic. A este prolífico currículum es preciso sumar al Olympique de Marsella y las selecciones de España, Serbia, Camerún y Libia. Casi nada.
Buen cocinero
Por eso se maneja bien entre pucheros. “Me gusta cocinar. Son un montón de años viajando solo. Cuando trabajamos fuera, yo me encargo de la cocina y los compañeros de mi equipo técnico recogen la mesa y lo demás. Además, me gusta mucho la vida de txoko”, confiesa.
Desde que empezó a viajar, el fútbol ha evolucionado mucho. “Radicalmente, son once contra once y hay que meter el balón en la portería. Lo demás ha cambiado todo. La competición no se parece en nada a cuando yo debuté”, dice un Javier Clemente que vistió como jugador rojiblanco entre 1968 y 1969, aunque no se despidió del pantalón corto hasta 1975, cinco años y otras tantas operaciones después de que una desafortunada lesión le impidiera seguir gambeteando en la media punta del Athletic.
Inmediatamente se puso al mando de un vestuario, el del Arenas. Pasó por los del Basconia y el Bilbao Athletic, hasta que en 1981 sustituyó a Iñaki Sáez al frente del primer equipo. “El Athletic de ahora solo es similar a aquél cuando va perdiendo en casa; cuando juega con prisas y prioriza la pelea, la fuerza y la velocidad al toque”, señala un Clemente que advierte que no es una locura que el histórico club de Bilbao descienda a segunda. “Se puede bajar, sí. Hay que andar con cuidado. Es necesario desarrollar un tipo de juego propio, diferente al del resto, en el que seamos los mejores”, sugiere. El público de San Mamés, aunque “menos agresivo”, le sigue pareciendo “fantástico”.
El arco de San Mamés
Con San Mamés Berria se muestra menos cariñoso que con la afición. “El estadio es muy bonito, una chulada. Más moderno que el viejo, más seguro, con más puertas. Pero en el antiguo yo no me mojé nunca. Y mi localidad es más incómoda que la de antes. Otra cosa que no entiendo es lo de quitar el arco. Es un símbolo, todo el mundo del fútbol reconocía San Mamés por el arco. Formaba parte de la identidad del club y lo eliminan”.
Clemente permanece fiel a sí mismo. Con su propio arco, ajeno a lo políticamente correcto. Dice lo que piensa. No hay espacio en su campo de juego para lo políticamente correcto. Nada de diplomacia vaticana. Contra lo que se podía sospechar de un defensor de los clubs de cantera como él, defiende que “es bueno para el fútbol que surjan grandes estrellas globales como Cristiano o Messi. Pero que firmen contratos de cien millones o que ganen quince millones al año es una monstruosidad. Algo desorbitado”.
En la foto de su perfil de WhatsApp aparece rodeado por sus nietas y nietos. Un abuelo satisfecho. “He logrado mis objetivos profesionales: mi ilusión era jugar en el Athletic y lo conseguí; quise ser su entrenador y lo logré; quise hacerle campeón y salió la gabarra”.
Un abuelo que mantiene la mirada traviesa del chaval de Barakaldo que sale a la plaza con la pelota bajo el brazo. Y ahora sueña con China.
“El tiki-taka puede acabar con el Athletic”
Javier Clemente está convencido de que los leones deben desarrollar su propio estilo de fútbol. No solo para poder optar a títulos, sino para mantenerse en primera división. “El Athletic está tendiendo al tiki-taka; a Amorrortu le gusta eso, a Bielsa le trajeron para eso y Valverde practica eso”, expone.
“Y el tiki-taka puede matar al Athletic. Por ese camino no tenemos mucho porvenir. Hay otros clubs que hacen esa propuesta y que pueden elegir los mejores entre millones de jugadores de todo el mundo. Nosotros, no. En el tiki-taka siempre serán mejores otros. En cambio, con nuestro fútbol, incluso se podría hacer frente a esos equipos poderosos y ganar”, pronostica el ex seleccionador. Olvidando el tiki-taka y apostando por “la velocidad, la agresividad, el choque”.
Para Clemente, la clave del Athletic “es la cantera de Bizkaia. Hace unos años no había un solo futbolista de Bizkaia en el primer equipo. Ahora están saliendo algunos. Eso es importante. Pero ojo con el tiki-taka, que nos puede llevar a segunda”, advierte ‘El Rubio de Barakaldo’.
A sus 66 años, Javier Clemente conserva cara de adolescente travieso. De chaval zurdo y rubio capaz de esconderle las tizas de la pizarra a un Hermano de la Salle, de aquellos del Colegio El Carmen de Barakaldo. Quien dice a un Hermano de La Salle, dice al presidente de la federación de fútbol de Serbia o Camerún. Acaba de dejar de ser seleccionador de Libia y piensa en nuevas aventuras futbolísticas que le lleven de África a Oriente. Hizo campeones a los leones del Athletic, se puso al mando de los leones indomables de Camerún, triunfó con los leones del desierto Libio y sueña con leones chinos. Así es Clemente
Clemente en estado puro. Recién llegado de Libia. Un país dividido por una guerra civil que no es sino el síntoma de una crisis mundial y al que en 2014 condujo a la conquista de su primer título: el Campeonato Africano de Naciones. Pero el fútbol se desarrolla en una amnesia permanente y hace unos días que la federación Libia y el técnico vizcaino partieron peras. “Ahora me dedico a descansar un poco, ver fútbol, quedar con los amigos, comer con ellos, jugar al golf, ir al monte, pasear. Pero no pienso jubilarme de los banquillos. De eso te jubilan cuando no te llaman”, explica.
Valora algún proyecto en China o los emiratos árabes. “Aquí es difícil que cuenten conmigo. No soy un técnico de caché bajo. Y los grandes piensan en otro estilo de entrenador. Hay chicos jóvenes”, apunta. Acumula más de medio millar de partidos dirigidos en primera división. Ha pasado por el vestuario del Atlético de Madrid, Tenerife, Real Sociedad, Betis, Sporting de Gijón, Murcia y Espanyol, sin contar sus tres etapas en el Athletic. A este prolífico currículum es preciso sumar al Olympique de Marsella y las selecciones de España, Serbia, Camerún y Libia. Casi nada.
Buen cocinero
Por eso se maneja bien entre pucheros. “Me gusta cocinar. Son un montón de años viajando solo. Cuando trabajamos fuera, yo me encargo de la cocina y los compañeros de mi equipo técnico recogen la mesa y lo demás. Además, me gusta mucho la vida de txoko”, confiesa.
Desde que empezó a viajar, el fútbol ha evolucionado mucho. “Radicalmente, son once contra once y hay que meter el balón en la portería. Lo demás ha cambiado todo. La competición no se parece en nada a cuando yo debuté”, dice un Javier Clemente que vistió como jugador rojiblanco entre 1968 y 1969, aunque no se despidió del pantalón corto hasta 1975, cinco años y otras tantas operaciones después de que una desafortunada lesión le impidiera seguir gambeteando en la media punta del Athletic.
Inmediatamente se puso al mando de un vestuario, el del Arenas. Pasó por los del Basconia y el Bilbao Athletic, hasta que en 1981 sustituyó a Iñaki Sáez al frente del primer equipo. “El Athletic de ahora solo es similar a aquél cuando va perdiendo en casa; cuando juega con prisas y prioriza la pelea, la fuerza y la velocidad al toque”, señala un Clemente que advierte que no es una locura que el histórico club de Bilbao descienda a segunda. “Se puede bajar, sí. Hay que andar con cuidado. Es necesario desarrollar un tipo de juego propio, diferente al del resto, en el que seamos los mejores”, sugiere. El público de San Mamés, aunque “menos agresivo”, le sigue pareciendo “fantástico”.
El arco de San Mamés
Con San Mamés Berria se muestra menos cariñoso que con la afición. “El estadio es muy bonito, una chulada. Más moderno que el viejo, más seguro, con más puertas. Pero en el antiguo yo no me mojé nunca. Y mi localidad es más incómoda que la de antes. Otra cosa que no entiendo es lo de quitar el arco. Es un símbolo, todo el mundo del fútbol reconocía San Mamés por el arco. Formaba parte de la identidad del club y lo eliminan”.
Clemente permanece fiel a sí mismo. Con su propio arco, ajeno a lo políticamente correcto. Dice lo que piensa. No hay espacio en su campo de juego para lo políticamente correcto. Nada de diplomacia vaticana. Contra lo que se podía sospechar de un defensor de los clubs de cantera como él, defiende que “es bueno para el fútbol que surjan grandes estrellas globales como Cristiano o Messi. Pero que firmen contratos de cien millones o que ganen quince millones al año es una monstruosidad. Algo desorbitado”.
En la foto de su perfil de WhatsApp aparece rodeado por sus nietas y nietos. Un abuelo satisfecho. “He logrado mis objetivos profesionales: mi ilusión era jugar en el Athletic y lo conseguí; quise ser su entrenador y lo logré; quise hacerle campeón y salió la gabarra”.
Un abuelo que mantiene la mirada traviesa del chaval de Barakaldo que sale a la plaza con la pelota bajo el brazo. Y ahora sueña con China.
“El tiki-taka puede acabar con el Athletic”
Javier Clemente está convencido de que los leones deben desarrollar su propio estilo de fútbol. No solo para poder optar a títulos, sino para mantenerse en primera división. “El Athletic está tendiendo al tiki-taka; a Amorrortu le gusta eso, a Bielsa le trajeron para eso y Valverde practica eso”, expone.
“Y el tiki-taka puede matar al Athletic. Por ese camino no tenemos mucho porvenir. Hay otros clubs que hacen esa propuesta y que pueden elegir los mejores entre millones de jugadores de todo el mundo. Nosotros, no. En el tiki-taka siempre serán mejores otros. En cambio, con nuestro fútbol, incluso se podría hacer frente a esos equipos poderosos y ganar”, pronostica el ex seleccionador. Olvidando el tiki-taka y apostando por “la velocidad, la agresividad, el choque”.
Para Clemente, la clave del Athletic “es la cantera de Bizkaia. Hace unos años no había un solo futbolista de Bizkaia en el primer equipo. Ahora están saliendo algunos. Eso es importante. Pero ojo con el tiki-taka, que nos puede llevar a segunda”, advierte ‘El Rubio de Barakaldo’.
domingo, 6 de noviembre de 2016
Sin palabras
Artículo publicado por Jon Rivas en el blog "El aldeano número 12" el 04/11/2016
Fidel Uriarte no se acuerda de que hace 49 años le marcó cinco goles al Betis. La bruma se ha instalado en su memoria, casi no tiene recuerdos. Uno de los grandes en la historia del Athletic transita por un camino sin retorno. Pero los seguidores del Athletic sí se acuerdan de él, del gran Fidel. Como recordarán dentro de 49 años al gran Aduriz, el futbolista que les deja sin palabras, que agota los adjetivos del diccionario a la hora de calificar su aportación a un club que sigue siendo especial hasta en esto. Dentro de unos meses cumplirá 36 años y aunque por sus goles no parecen caer las hojas del calendario, la referencia a su edad es obligada porque hace aún más increíble su hazaña del jueves por la noche. Cuando Julen Lopetegui enunció la lista de jugadores convocados para los partidos que jugará España contra Macedonia e Inglaterra, no tuvo más remedio que pronunciar el nombre de Aduriz. El seleccionador argumentó que ya estaba incluido en la relación antes de los cinco goles frente al Genk, y posiblemente sea verdad. Pero si no lo fuera, no le quedaba otro remedio que escribir su nombre a lápiz en el folio que iba a leer ante los periodistas. Hubiera tenido difícil explicación cualquier otra decisión.
Tal vez pensó Aduriz, después de la Eurocopa, que su momento había pasado, pero los goles son la evidencia de que no es así. El delantero del Athletic sigue batiendo marcas en cada jornada y sus números no engañan. Sólo los del documento nacional de identidad. En un club tan apegado a sus tradiciones y sus mitos, Aduriz se está convirtiendo también en leyenda, como Pichichi, o Bata, o Gorostiza, o Zarra, o Gainza, o Fidel Uriarte, aunque el delantero de Sestao no lo recuerde.
Aduriz ha sido durante toda su carrera, un ejemplo de perseverancia. En el Antiguoko, cuando era cadete, menudo y tímido, tenía que pelear por el puesto. El equipo donostiarra estaba sobrado de calidad. Cuando dio el salto al Aurrera de Vitoria era el jugador más joven de la plantilla, pero se hizo un hueco en el equipo y en la categoría. Deslumbró a los técnicos del Athletic, que le habían fichado para cederlo al conjunto alavés, cuando fue la estrella frente al Bilbao Athletic en Lezama; en el filial rojiblanco también fue titular hasta llamar la atención de Heynckes, que le hizo debutar en el primer equipo, pero con el cambio de ciclo, y ante la tesitura de una nueva cesión, decidió volar solo. En Burgos, territorio inhóspito, enseguida le calaron y se enamoraron de sus goles. La afición burgalesa le convirtió en su nuevo ídolo y para Kresic, que controlaba lo que pasaba en El Plantío mientras entrenaba al Valladolid, era su objeto de deseo.
Cuando llegó a Pucela, los periodistas le recriminaron su camiseta sin mangas de la presentación, pero con su primer hat-trick en Segunda División comenzaron a adorarlo. Y entonces apareció el Athletic, del que Aduriz nunca se había olvidado. Cruzó los dedos para que su sueño se cumpliera y se cumplió. Eran tiempos complicados en San Mamés, con el equipo en caída libre, Urzaiz con un pie en el estribo y Llorente demasiado tierno como para afrontar la situación. Cuando las cosas se calmaron, el equipo se asentó y las arcas se vaciaron, Aduriz se convirtió en moneda de cambio. Y parecía definitivo. Pasó por Mallorca y Valencia, con un comportamiento ejemplar y un saco de goles. Y después el milagro, su regreso a Bilbao de donde nunca se quiso ir, y ese crecimiento exponencial, temporada a temporada, mientras la carrera de los futbolistas de su generación declina. Por eso deja sin palabras Aduriz.
Pero no hay que olvidarlo. Tarde o temprano decidirá dejar el Athletic. Entonces se extenderá el vértigo por su ausencia, y la de sus goles. Habrá que apelar desde ahora a la tranquilidad. Llorente se fue del Athletic y dejó un hueco que Aduriz tapó enseguida; el de Urzaiz lo rellenó Llorente. Y así llegamos hasta el último pichichi, Carlos, o a Fidel Uriarte, olvidado por su memoria pero no por el Athletic; y remontándonos más llegamos al primer pichichi, precisamente Pichichi. Siempre hay relevo. Por mucho que Aduriz nos deje sin palabras y pensemos que debería ser eterno.
Fidel Uriarte no se acuerda de que hace 49 años le marcó cinco goles al Betis. La bruma se ha instalado en su memoria, casi no tiene recuerdos. Uno de los grandes en la historia del Athletic transita por un camino sin retorno. Pero los seguidores del Athletic sí se acuerdan de él, del gran Fidel. Como recordarán dentro de 49 años al gran Aduriz, el futbolista que les deja sin palabras, que agota los adjetivos del diccionario a la hora de calificar su aportación a un club que sigue siendo especial hasta en esto. Dentro de unos meses cumplirá 36 años y aunque por sus goles no parecen caer las hojas del calendario, la referencia a su edad es obligada porque hace aún más increíble su hazaña del jueves por la noche. Cuando Julen Lopetegui enunció la lista de jugadores convocados para los partidos que jugará España contra Macedonia e Inglaterra, no tuvo más remedio que pronunciar el nombre de Aduriz. El seleccionador argumentó que ya estaba incluido en la relación antes de los cinco goles frente al Genk, y posiblemente sea verdad. Pero si no lo fuera, no le quedaba otro remedio que escribir su nombre a lápiz en el folio que iba a leer ante los periodistas. Hubiera tenido difícil explicación cualquier otra decisión.
Tal vez pensó Aduriz, después de la Eurocopa, que su momento había pasado, pero los goles son la evidencia de que no es así. El delantero del Athletic sigue batiendo marcas en cada jornada y sus números no engañan. Sólo los del documento nacional de identidad. En un club tan apegado a sus tradiciones y sus mitos, Aduriz se está convirtiendo también en leyenda, como Pichichi, o Bata, o Gorostiza, o Zarra, o Gainza, o Fidel Uriarte, aunque el delantero de Sestao no lo recuerde.
Aduriz ha sido durante toda su carrera, un ejemplo de perseverancia. En el Antiguoko, cuando era cadete, menudo y tímido, tenía que pelear por el puesto. El equipo donostiarra estaba sobrado de calidad. Cuando dio el salto al Aurrera de Vitoria era el jugador más joven de la plantilla, pero se hizo un hueco en el equipo y en la categoría. Deslumbró a los técnicos del Athletic, que le habían fichado para cederlo al conjunto alavés, cuando fue la estrella frente al Bilbao Athletic en Lezama; en el filial rojiblanco también fue titular hasta llamar la atención de Heynckes, que le hizo debutar en el primer equipo, pero con el cambio de ciclo, y ante la tesitura de una nueva cesión, decidió volar solo. En Burgos, territorio inhóspito, enseguida le calaron y se enamoraron de sus goles. La afición burgalesa le convirtió en su nuevo ídolo y para Kresic, que controlaba lo que pasaba en El Plantío mientras entrenaba al Valladolid, era su objeto de deseo.
Cuando llegó a Pucela, los periodistas le recriminaron su camiseta sin mangas de la presentación, pero con su primer hat-trick en Segunda División comenzaron a adorarlo. Y entonces apareció el Athletic, del que Aduriz nunca se había olvidado. Cruzó los dedos para que su sueño se cumpliera y se cumplió. Eran tiempos complicados en San Mamés, con el equipo en caída libre, Urzaiz con un pie en el estribo y Llorente demasiado tierno como para afrontar la situación. Cuando las cosas se calmaron, el equipo se asentó y las arcas se vaciaron, Aduriz se convirtió en moneda de cambio. Y parecía definitivo. Pasó por Mallorca y Valencia, con un comportamiento ejemplar y un saco de goles. Y después el milagro, su regreso a Bilbao de donde nunca se quiso ir, y ese crecimiento exponencial, temporada a temporada, mientras la carrera de los futbolistas de su generación declina. Por eso deja sin palabras Aduriz.
Pero no hay que olvidarlo. Tarde o temprano decidirá dejar el Athletic. Entonces se extenderá el vértigo por su ausencia, y la de sus goles. Habrá que apelar desde ahora a la tranquilidad. Llorente se fue del Athletic y dejó un hueco que Aduriz tapó enseguida; el de Urzaiz lo rellenó Llorente. Y así llegamos hasta el último pichichi, Carlos, o a Fidel Uriarte, olvidado por su memoria pero no por el Athletic; y remontándonos más llegamos al primer pichichi, precisamente Pichichi. Siempre hay relevo. Por mucho que Aduriz nos deje sin palabras y pensemos que debería ser eterno.
En el cuerpo de Peter Pan
Artículo publicado por C. Ortuzar en el diario Deia el 05/11/2016
Una preparación metódica e integral velan por el organismo de Aduriz, un delantero sin edad
Peter Pan nunca quiso crecer. Aduriz, tampoco. Formidable el donostiarra, inagotable su fútbol cuando otros caminan hacia el ocaso. La puesta de sol no sombrea el impacto del delantero, más fiable que nunca. “Llegados a este punto, con Aduriz se trata de retrasar el envejecimiento físico y muscular mediante la combinación de distintas actuaciones”, establecen las voces de Aritz Altadill y Aritz Arberas, preparadores físicos de deportistas de élite, cuando se les cuestiona sobre las claves del rendimiento de Aritz Aduriz, un delantero infinito, capaz de derribar la historia y escribir su propia leyenda en rojo y blanco. En el éxito del donostiarra confluyen, según los expertos, numerosos factores que han logrado ralentizar el desgaste propio de la edad, la oxidación del andamiaje, para que Aduriz luzca su versión más fotogénica.
“Además de disponer de un físico genéticamente privilegiado, el resto tiene que ver con su aportación. Su rendimiento tiene que ver con la determinación de la que es capaz de cuidarse a todos los niveles. Se trata de una combinación de nutrición, fortalecimiento, propiocepción, descanso...”, argumenta Altadill, uno de los responsables de Zentrum. “Hay que ser muy profesional para poder dar ese rendimiento porque el deporte de élite quema mucho. No solo hablamos del aspecto físico sino también del psicológico o motivacional. Muchos deportistas no soportan ese estrés de competir continuamente. Seguro que Aduriz maneja muy bien ese estrés que a más de uno le ha agotado a la hora de competir. Mantener la motivación es vital”, dice Aritz Arberas.
Tanto a la gestión psicológica como a la táctica -el aprendizaje y la experiencia sobre el campo hacen que sea mucho más eficaz, decisivo y sutil en el juego-, se le debe añadir una respuesta física extraordinaria que le mantiene en la cúspide. “Tendrá una gestión de las cargas muy controlada y supervisada. Eso conlleva la economización de esfuerzos para ser eficaz cuando toca. Es fundamental”, añade Arberas. Retrasar el reloj biológico se antoja prioritario para sostener un rendimiento fabuloso. “Hay que tener en cuenta que a partir de los 32-34 años el nivel de las hormonas anabólicas (testosterona y hormona del crecimiento) desciende lo que conlleva la pérdida de fuerza y explosividad. Es el envejecimiento natural del cuerpo. A partir de la treintena cuesta más recuperar y es cuando se aprecia una pérdida de explosividad y fuerza en el deportista”, destaca Arberas. Para limitar la pérdida de exuberancia física, los expertos coinciden en que se debe programar “trabajo de fuerza y potencia pero con las cargas muy bien definidas y adaptadas. En eso, cada uno es un mundo, pero es imprescindible para mantener una respuesta adecuada a las exigencias”. Además de ralentizar ese desgaste, en Aduriz el trabajo de propiocepción, diseñado para la prevención de lesiones, es básico. “Cualquier lesión resulta más dañina a estas edades, por lo que conviene anticiparse y prevenir mediante ejercicios de propiocepción”. El resto lo pone Aduriz, en el cuerpo de Peter Pan, delantero centro.
Una preparación metódica e integral velan por el organismo de Aduriz, un delantero sin edad
Peter Pan nunca quiso crecer. Aduriz, tampoco. Formidable el donostiarra, inagotable su fútbol cuando otros caminan hacia el ocaso. La puesta de sol no sombrea el impacto del delantero, más fiable que nunca. “Llegados a este punto, con Aduriz se trata de retrasar el envejecimiento físico y muscular mediante la combinación de distintas actuaciones”, establecen las voces de Aritz Altadill y Aritz Arberas, preparadores físicos de deportistas de élite, cuando se les cuestiona sobre las claves del rendimiento de Aritz Aduriz, un delantero infinito, capaz de derribar la historia y escribir su propia leyenda en rojo y blanco. En el éxito del donostiarra confluyen, según los expertos, numerosos factores que han logrado ralentizar el desgaste propio de la edad, la oxidación del andamiaje, para que Aduriz luzca su versión más fotogénica.
“Además de disponer de un físico genéticamente privilegiado, el resto tiene que ver con su aportación. Su rendimiento tiene que ver con la determinación de la que es capaz de cuidarse a todos los niveles. Se trata de una combinación de nutrición, fortalecimiento, propiocepción, descanso...”, argumenta Altadill, uno de los responsables de Zentrum. “Hay que ser muy profesional para poder dar ese rendimiento porque el deporte de élite quema mucho. No solo hablamos del aspecto físico sino también del psicológico o motivacional. Muchos deportistas no soportan ese estrés de competir continuamente. Seguro que Aduriz maneja muy bien ese estrés que a más de uno le ha agotado a la hora de competir. Mantener la motivación es vital”, dice Aritz Arberas.
Tanto a la gestión psicológica como a la táctica -el aprendizaje y la experiencia sobre el campo hacen que sea mucho más eficaz, decisivo y sutil en el juego-, se le debe añadir una respuesta física extraordinaria que le mantiene en la cúspide. “Tendrá una gestión de las cargas muy controlada y supervisada. Eso conlleva la economización de esfuerzos para ser eficaz cuando toca. Es fundamental”, añade Arberas. Retrasar el reloj biológico se antoja prioritario para sostener un rendimiento fabuloso. “Hay que tener en cuenta que a partir de los 32-34 años el nivel de las hormonas anabólicas (testosterona y hormona del crecimiento) desciende lo que conlleva la pérdida de fuerza y explosividad. Es el envejecimiento natural del cuerpo. A partir de la treintena cuesta más recuperar y es cuando se aprecia una pérdida de explosividad y fuerza en el deportista”, destaca Arberas. Para limitar la pérdida de exuberancia física, los expertos coinciden en que se debe programar “trabajo de fuerza y potencia pero con las cargas muy bien definidas y adaptadas. En eso, cada uno es un mundo, pero es imprescindible para mantener una respuesta adecuada a las exigencias”. Además de ralentizar ese desgaste, en Aduriz el trabajo de propiocepción, diseñado para la prevención de lesiones, es básico. “Cualquier lesión resulta más dañina a estas edades, por lo que conviene anticiparse y prevenir mediante ejercicios de propiocepción”. El resto lo pone Aduriz, en el cuerpo de Peter Pan, delantero centro.
viernes, 4 de noviembre de 2016
Los goles del Athletic Club by Jon Loidi
Fuente: Jon Loidi Begoña @JLadventures
Uefa Europa League: Athletic Club - Genk (1-0, 2-0,
3-1, 4-2, 5-3 Aduriz)
Uefa Europa League: Athletic Club - Genk (1-0, 2-0,
3-1, 4-2, 5-3 Aduriz)
Athletic 5-Genk 3. 5mentarios
Viñeta publicada por Asier y Javier en el blog del diario Deia "Athletic Risas Club" el 04/11/2016
Aduriz ha hecho historia haciendo 5 dianas en su noche más mágica y rescató al Athletic de la Europa League, porque de haber perdido hubiese quedado eliminado. Siempre humilde y ejemplar el gran Aritz.. ¡qué gran lujo de persona y de jugador! Como decía Einstein “dar ejemplo no es la principal manera de influir en los demás; es la única manera”. Eskerrik asko, “Zorro”.
Aduriz ha hecho historia haciendo 5 dianas en su noche más mágica y rescató al Athletic de la Europa League, porque de haber perdido hubiese quedado eliminado. Siempre humilde y ejemplar el gran Aritz.. ¡qué gran lujo de persona y de jugador! Como decía Einstein “dar ejemplo no es la principal manera de influir en los demás; es la única manera”. Eskerrik asko, “Zorro”.
miércoles, 2 de noviembre de 2016
Póster oficial temporada 2016 - 17
Para todo aquel que quiera descargarlo solo tiene que seguir el siguiente enlace que le llevará a la página oficial del Athletic Club:
**ENLACE**
Fuente: www.athletic-club.net
**ENLACE**
Fuente: www.athletic-club.net
lunes, 31 de octubre de 2016
jueves, 27 de octubre de 2016
Póster oficial temporada 2016 - 17
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lunes, 24 de octubre de 2016
viernes, 21 de octubre de 2016
jueves, 20 de octubre de 2016
Koldo Etxeberria, un central recitado de memoria
Artículo publicado por U. Muñoz en el diario Deia el 20/10/2016
Muere Koldo Etxeberria, integrante de una de las alineaciones que no se olvidan de la década de los 60. Tuvo el privilegio de levantar la Copa de 1969, su único título en once temporadas
Horas después de trascender la muerte del expresidente del Athletic, José Antonio Eguidazu, la familia rojiblanca sufrió otra pérdida. En esta ocasión, la de un exjugador. Koldo Etxeberria (Asua, 24-III-1940), un fijo en la defensa del conjunto bilbaino durante más de una década, falleció ayer a los 76 años. Con once temporadas a sus espaldas, entre 1961 y 1972, y 341 partidos oficiales disputados, su apellido fue recitado por todo los aficionados durante la década de los 60. Formó parte de una alineación que aún sigue grabada en la memoria de muchos: Iribar; Sáez, Etxeberria, Aranguren; Igartua, Larrauri; Argoitia, Uriarte, Arieta, Clemente y Rojo. Una época de transición para los leones, que le dejó un solo título: la Copa de 1969. Un trofeo que tuvo el honor de levantar el propio Etxeberria, ya que era el capitán del equipo que ganó la final al Elche (1-0).
Especialista en el marcaje, con un gran juego aéreo -pese a no ser muy alto para ejercer de central, ya que medía 1,75 metros-, lo suyo en el Athletic fue llegar y besar el santo. Empezó a jugar en el Getxo a los 14 años. Llegó a Tercera División y de ahí al Athletic. Tras una cesión al Basconia, pasó a la primera plantilla rojiblanca con Ipiña. Con Sáez y Aranguren de laterales, jugó de central primero con Etura y luego con Larrauri. Antes de que Iribar debutase, tuvo como compañero en la portería a Carmelo Cedrún. Precisamente, con este último participó en el Mundial de Chile de 1962. Fue en la temporada de su debut. Pero Etxeberria convenció a Helenio Herrera. Tenía 21 años. Hubo una preselección de España donde también estuvieron Etura y Koldo Agirre, pero no llegaron a la fase final. La concentración fue en Tamarises. De ahí cruzaron el charco y Etxeberria, que fue cuatro veces internacional, fue titular ante Brasil. Con Garrincha de estrella y sin Pelé, que estaba lesionado, al central de Asua le tocó defender a Vavá. Finalmente, la canarinha, que acabaría ganando el título, ganó 2-1.
Lo jugó prácticamente todo con el Athletic en las 11 temporadas que militó, pero no tuvo suerte a la hora de sumar títulos. Perdió la final de Copa de 1966 ante el Zaragoza de Los Cinco Magníficos -2-0, pero pudieron ser muchos más si no llega a estar Iribar, con el que Etxeberria tenía una gran amistad-. Al año siguiente, volvieron a caer en la final, en esta ocasión ante el Valencia (2-1). Pero en 1969 se desquitó. Un gol de Antón Arieta ante el Elche a siete minutos de que acabase el choque provocaba el alirón tras once años de sequía (desde que derrotara al Madrid en la final de Copa de 1958). Como testigos de excepción, cerca de 40.000 seguidores rojiblancos, que se volcaron con su equipo y que regresaron a tiempo a Bilbao para homenajear a sus jugadores. Y fue Koldo Etxeberria el encargado de recoger la Copa. Le sacaron a hombros del Santiago Bernabéu. Tras la marcha de Koldo Agirre, fue el capitán durante dos temporadas. Un pasaje que recordaba el propio Etxeberria en una entrevista con este periódico publicada en 2011. El dictador Francisco Franco le entregó el trofeo: “Habíamos hablado de que si se ganaba era mejor que fuese rápido, supongo que para no hacer esperar a Franco. Me dijeron que cuanto antes, mejor, y salí esprintando hacia el palco. Me decía a mí mismo que tenía que estar serio, sin hacer ninguna chorrada. Cogí la Copa, le di la mano y para abajo. Alguien me cogió la Copa y la peana se perdió. Luego también desapareció la tapa”.
A PUNTO DE GANAR LA LIGA
Al año siguiente, estuvo a punto de ganar la Liga. Se la llevó el Atlético de Madrid tras un pinchazo del Athletic en la penúltima jornada ante el Valencia, que no se jugaba nada. Era 1970. Dos años después, el club le dio la baja al mismo tiempo que a José Mari Argoitia. Le cedió el testigo en el centro de la zaga a Daniel Astrain. Se interesó por hacerse con sus servicios el Jaén, que estaba en Segunda, pero finalmente recaló en el Barakaldo. En el conjunto fabril no jugó muchos partidos por culpa de una lesión en el tendón de Aquiles. Luego llegaría la retirada.
Los que le conocieron, dicen que Koldo Etxeberria era un gran tipo. Él siempre respetó a los futbolistas y al equipo de sus amores: “Todo lo que digo es hablando siempre en positivo del Athletic. No aguanto que se critique sin ninguna base, por criticar. Me dediqué a esto y le tengo mucho respeto al profesional. Yo de lo que hace un aparejador no puedo hablar, porque no sé. Lo único que censuro en el fútbol es la desgana, quizás porque el amor propio era una de las pocas cualidades que tenía”. El funeral será mañana, a las 19.30 horas, en la igledia de Santa Ana de Las Arenas.
Muere Koldo Etxeberria, integrante de una de las alineaciones que no se olvidan de la década de los 60. Tuvo el privilegio de levantar la Copa de 1969, su único título en once temporadas
Horas después de trascender la muerte del expresidente del Athletic, José Antonio Eguidazu, la familia rojiblanca sufrió otra pérdida. En esta ocasión, la de un exjugador. Koldo Etxeberria (Asua, 24-III-1940), un fijo en la defensa del conjunto bilbaino durante más de una década, falleció ayer a los 76 años. Con once temporadas a sus espaldas, entre 1961 y 1972, y 341 partidos oficiales disputados, su apellido fue recitado por todo los aficionados durante la década de los 60. Formó parte de una alineación que aún sigue grabada en la memoria de muchos: Iribar; Sáez, Etxeberria, Aranguren; Igartua, Larrauri; Argoitia, Uriarte, Arieta, Clemente y Rojo. Una época de transición para los leones, que le dejó un solo título: la Copa de 1969. Un trofeo que tuvo el honor de levantar el propio Etxeberria, ya que era el capitán del equipo que ganó la final al Elche (1-0).
Especialista en el marcaje, con un gran juego aéreo -pese a no ser muy alto para ejercer de central, ya que medía 1,75 metros-, lo suyo en el Athletic fue llegar y besar el santo. Empezó a jugar en el Getxo a los 14 años. Llegó a Tercera División y de ahí al Athletic. Tras una cesión al Basconia, pasó a la primera plantilla rojiblanca con Ipiña. Con Sáez y Aranguren de laterales, jugó de central primero con Etura y luego con Larrauri. Antes de que Iribar debutase, tuvo como compañero en la portería a Carmelo Cedrún. Precisamente, con este último participó en el Mundial de Chile de 1962. Fue en la temporada de su debut. Pero Etxeberria convenció a Helenio Herrera. Tenía 21 años. Hubo una preselección de España donde también estuvieron Etura y Koldo Agirre, pero no llegaron a la fase final. La concentración fue en Tamarises. De ahí cruzaron el charco y Etxeberria, que fue cuatro veces internacional, fue titular ante Brasil. Con Garrincha de estrella y sin Pelé, que estaba lesionado, al central de Asua le tocó defender a Vavá. Finalmente, la canarinha, que acabaría ganando el título, ganó 2-1.
Lo jugó prácticamente todo con el Athletic en las 11 temporadas que militó, pero no tuvo suerte a la hora de sumar títulos. Perdió la final de Copa de 1966 ante el Zaragoza de Los Cinco Magníficos -2-0, pero pudieron ser muchos más si no llega a estar Iribar, con el que Etxeberria tenía una gran amistad-. Al año siguiente, volvieron a caer en la final, en esta ocasión ante el Valencia (2-1). Pero en 1969 se desquitó. Un gol de Antón Arieta ante el Elche a siete minutos de que acabase el choque provocaba el alirón tras once años de sequía (desde que derrotara al Madrid en la final de Copa de 1958). Como testigos de excepción, cerca de 40.000 seguidores rojiblancos, que se volcaron con su equipo y que regresaron a tiempo a Bilbao para homenajear a sus jugadores. Y fue Koldo Etxeberria el encargado de recoger la Copa. Le sacaron a hombros del Santiago Bernabéu. Tras la marcha de Koldo Agirre, fue el capitán durante dos temporadas. Un pasaje que recordaba el propio Etxeberria en una entrevista con este periódico publicada en 2011. El dictador Francisco Franco le entregó el trofeo: “Habíamos hablado de que si se ganaba era mejor que fuese rápido, supongo que para no hacer esperar a Franco. Me dijeron que cuanto antes, mejor, y salí esprintando hacia el palco. Me decía a mí mismo que tenía que estar serio, sin hacer ninguna chorrada. Cogí la Copa, le di la mano y para abajo. Alguien me cogió la Copa y la peana se perdió. Luego también desapareció la tapa”.
A PUNTO DE GANAR LA LIGA
Al año siguiente, estuvo a punto de ganar la Liga. Se la llevó el Atlético de Madrid tras un pinchazo del Athletic en la penúltima jornada ante el Valencia, que no se jugaba nada. Era 1970. Dos años después, el club le dio la baja al mismo tiempo que a José Mari Argoitia. Le cedió el testigo en el centro de la zaga a Daniel Astrain. Se interesó por hacerse con sus servicios el Jaén, que estaba en Segunda, pero finalmente recaló en el Barakaldo. En el conjunto fabril no jugó muchos partidos por culpa de una lesión en el tendón de Aquiles. Luego llegaría la retirada.
Los que le conocieron, dicen que Koldo Etxeberria era un gran tipo. Él siempre respetó a los futbolistas y al equipo de sus amores: “Todo lo que digo es hablando siempre en positivo del Athletic. No aguanto que se critique sin ninguna base, por criticar. Me dediqué a esto y le tengo mucho respeto al profesional. Yo de lo que hace un aparejador no puedo hablar, porque no sé. Lo único que censuro en el fútbol es la desgana, quizás porque el amor propio era una de las pocas cualidades que tenía”. El funeral será mañana, a las 19.30 horas, en la igledia de Santa Ana de Las Arenas.
martes, 18 de octubre de 2016
El navarro tiene la culpa
Artículo publicado por José Manuel Monje en el diario Deia el 18/10/2016
Así está montado. Cuando no ganas, no juegas como debes y, definitivamente, no consigues tu objetivo, la culpa es de alguien. Por supuesto ese alguien no eres tú mismo, faltaría más. En el fútbol suele pasar casi siempre, la victoria tiene un montón de culpables, la derrota suele señalarse casi siempre lejos del ombligo propio.
El domingo, el derbi nos dejó muchas imágenes y acciones para el recuerdo. Pedimos intensidad y la tuvimos. Para los ganadores la justa y necesaria, para los perdedores excesiva. Al final va a se mejor poner la alfombra roja a leer o escuchar argumentaciones varias amparándose en no sé que otra forma de jugar y aquello de los límites y la frontera de los mismos.
Ahora resulta que el Athletic es un equipo bronco, que lleva los partidos al extremo y que linda con lo ilegal en su fútbol. Vamos, que los leones fraguan sus victorias en el combate cuerpo a cuerpo y amedrentan a los árbitros con el único fin de desesperar al contrincante y presionar al colegiado de turno. En medio de la polémica, siempre Raúl García. Bueno, y también Aritz Aduriz. Escucharlo de fuera me llama la atención pero oírlo dentro me parece tremendo. Podemos hablar de blandura y cuando de repente alguien se comporta con lo demandado nos echamos las manos a la cabeza. Este Athletic me encanta y me gusta desde los dos de arriba.
Raúl nos ha dado algo que necesitaba el conjunto de Valverde, gen competitivo, raza y casta para exportar. Es un futbolista total, de los que enamoran. Puede estar mejor o peor, pero nunca se deja nada. Combativo al 200% y batallador hasta la extenuación. Pero lo mejor de todo es que es buenísimo. Gana partidos, bien sea con sus goles o porque tras una presión el esférico encuentra a uno de sus compañeros. No le importa correr, es generoso. Bendito el día en el que Urrutia lo fichó y lo alistó para el bando rojiblanco. Su influencia en el vestuario es máxima y cada partido muestra el camino a seguir. El domingo fue un espejo para los suyos y gracias a él llegaron dos de los goles. Lo mejor de todo es que su fútbol engancha y levanta pasiones en la grada. Alguien dijo en sus día que en cuanto llegara a Bilbao todos nos íbamos a poner en pie. Está claro que acertó. Ahora mismo junto con el mejor de los nuestros, Aritz Aduriz, hacen una dupla top en Europa.
Quiero además reflejar en estas líneas el muy buen partido de Iker Muniain. Había muchos que ya lo habían retirado. Pues no, está de vuelta y con ganas de seguir regalando tardes como las de el otro día. Iturraspe y él son las dos grandes apariciones que nos deja la victoria ante la Real.
Así está montado. Cuando no ganas, no juegas como debes y, definitivamente, no consigues tu objetivo, la culpa es de alguien. Por supuesto ese alguien no eres tú mismo, faltaría más. En el fútbol suele pasar casi siempre, la victoria tiene un montón de culpables, la derrota suele señalarse casi siempre lejos del ombligo propio.
El domingo, el derbi nos dejó muchas imágenes y acciones para el recuerdo. Pedimos intensidad y la tuvimos. Para los ganadores la justa y necesaria, para los perdedores excesiva. Al final va a se mejor poner la alfombra roja a leer o escuchar argumentaciones varias amparándose en no sé que otra forma de jugar y aquello de los límites y la frontera de los mismos.
Ahora resulta que el Athletic es un equipo bronco, que lleva los partidos al extremo y que linda con lo ilegal en su fútbol. Vamos, que los leones fraguan sus victorias en el combate cuerpo a cuerpo y amedrentan a los árbitros con el único fin de desesperar al contrincante y presionar al colegiado de turno. En medio de la polémica, siempre Raúl García. Bueno, y también Aritz Aduriz. Escucharlo de fuera me llama la atención pero oírlo dentro me parece tremendo. Podemos hablar de blandura y cuando de repente alguien se comporta con lo demandado nos echamos las manos a la cabeza. Este Athletic me encanta y me gusta desde los dos de arriba.
Raúl nos ha dado algo que necesitaba el conjunto de Valverde, gen competitivo, raza y casta para exportar. Es un futbolista total, de los que enamoran. Puede estar mejor o peor, pero nunca se deja nada. Combativo al 200% y batallador hasta la extenuación. Pero lo mejor de todo es que es buenísimo. Gana partidos, bien sea con sus goles o porque tras una presión el esférico encuentra a uno de sus compañeros. No le importa correr, es generoso. Bendito el día en el que Urrutia lo fichó y lo alistó para el bando rojiblanco. Su influencia en el vestuario es máxima y cada partido muestra el camino a seguir. El domingo fue un espejo para los suyos y gracias a él llegaron dos de los goles. Lo mejor de todo es que su fútbol engancha y levanta pasiones en la grada. Alguien dijo en sus día que en cuanto llegara a Bilbao todos nos íbamos a poner en pie. Está claro que acertó. Ahora mismo junto con el mejor de los nuestros, Aritz Aduriz, hacen una dupla top en Europa.
Quiero además reflejar en estas líneas el muy buen partido de Iker Muniain. Había muchos que ya lo habían retirado. Pues no, está de vuelta y con ganas de seguir regalando tardes como las de el otro día. Iturraspe y él son las dos grandes apariciones que nos deja la victoria ante la Real.
Un presidente de Neguri
Artículo publicado por Jon Rivas en el blog "El aldeano número 12" el 18/10/2016
José Antonio Eguidazu era un señor que recibía en La Bilbaína. Un día, hace años, me llamó al periódico con motivo de un reportaje que había publicado días antes, aunque no recuerdo el tema. Pidió que nos viéramos, me citó en uno de los salones de la sede del exclusivo club de la calle Navarra, y allí estuvimos charlando una hora, con ese tono de voz que se adopta en esos ámbitos donde se han cocido, durante años, los negocios más importantes de la capital vizcaína entre los prebostes de la ciudad, que durante la tercera Guerra Carlista pidieron a la dirección de la Sociedad, ubicada entonces en la Plaza Nueva, que se blindaran los últimos pisos para evitar que los bombardeos afectaran al normal desarrollo de las actividades del club.
Eguidazu me aclaró diversas cuestiones referentes a aquel artículo y luego me entregó en prenda un libro en inglés sobre la FIFA, muy interesante y que le prometí devolver pronto.
Un año más tarde, Asier Arrate, que es algo así como la memoria viva del Athletic; el hombre que se encarga de los archivos y del museo del club, me llamó por teléfono y me habló de ese libro que Eguidazu le había dicho que yo tenía en depósito. Estaba interesado en él. Fui al cajón en el que lo guardaba y ya no estaba. Alguien había encontrado aquella joya y se lo llevó a su casa. No lo pude devolver, pero Eguidazu, que era un señor, no me lo echó en cara. Ayer me enteré de su fallecimiento a los 85 años.
José Antonio Eguidazu fue el último de los presidentes de Neguri, que tenían una forma de hacer peculiar. Mano de hierro, guante de seda. Sustituyó a Félix Oráa, que a su vez había tomado el cargo por la muerte en accidente de circulación de Julio Egusquiza. No había elecciones, el cargo de presidente cambiaba casi por sucesión natural.
Eguidazu, de formas suaves pero espíritu firme, no tuvo inconveniente en multar con cien mil pesetas a Ángel Villar después del tortazo que le pegó a Cruyff, ni de pujar por los mejores jugadores vascos de la época para que ficharan por el Athletic. Churruca llegó por la insistencia del presidente, después de que el Sporting gijonés tuviera que convocar una Asamblea General Extraordinaria para autorizar su venta. Con el dinero que consiguieron construyeron las instalaciones de El Mareo.
El presidente del Athletic, junto con el de la Real, José Luis Orbegozo, se lanzó a una cruzada que le enfrentó a los clubes más poderosos de España, el Real Madrid y el Barcelona, a la Federación Española de Fútbol y la Delegación Nacional de Deportes, el organismo franquista del deporte español. Se trataba de los oriundos, un escándalo mayúsculo por el que decenas de futbolistas sudamericanos jugaban en equipos españoles alegando que sus padres o abuelos habían nacido en España. En la temporada 1975-76 eran 87 los jugadores llegados del otro lado del Atlántico y con pasaporte español. En Primera y Segunda, la mayoría, pero también 18 en Tercera Division y diez en Primera Regional, un escándalo.
Eguidazu y Orbegozo contrataron a un detective privado, Jesús Gallo, y al abogado José María Gil Robles. El primero investigó en los archivos de diversos países del nuevo continente. Viajó por Paraguay, Uruguay y Argentina. Adelgazó seis kilos, sufrió amenazas y la persecución de un oscuro personaje, un abogado que viajó desde España para dificultarle las pesquisas. «Cuando preguntaba en algún club por los datos de jugadores, se reían de mí. Allí todos sabían todo», recordaba después. Desde el 15 de octubre al 16 de noviembre de 1975 indagó, consiguió pruebas, datos y partidas de nacimiento. Volvió a casa cargado de documentos incriminatorios contra muchos futbolistas y muchos clubes. Gil Robles, con todos los papeles en la mano, acudió a los tribunales de Justicia en representación del Athletic y la Real. Los jueces admitieron a trámite las querellas. Además, en el mismo momento en que supieron toda la verdad, decidieron impugnar los partidos en los que actuaban jugadores sospechosos de fraude. Es decir: los del Real Madrid por Roberto Martínez y Anzarda, los del Oviedo por Jacquet, los del Valencia por Valdez y los del Barcelona por Cos. La prensa nacional arremetió contra los clubes vascos de forma virulenta. Los jueces daban la razón a Athletic y Real, pero la Federación no se daba por enterada y se creía al margen de lo que decidían los tribunales. Sólo reaccionó cuando en un partido de clasificación para la Eurocopa, Dinamarca impugnó la alineación del jugador del Real Madrid Roberto Martínez. Trató de tapar el escándalo y el extremo madridista sólo fue convocado una vez más con España, que temía la sanción.
Todo acabó en nada, pero esa animadversión hacia Athletic y Real en ciertos sectores de la sociedad y que se acrecentó después con los años del plomo con ETA como protagonista, germinó en aquellos días que terminaron con la Amnistía tras la muerte de Franco que también benefició a los infractores, que se quedaron sin castigo por culpa de una Federación y una DND prevaricadoras que años después dieron la razón al Athletic y la Real. Eguidazu aguantó los embates previos como la sede de la Sociedad Bilbaina los obuses de las tropas carlistas en el Sitio de Bilbao. Luego armó el gran equipo que pretendía y que llegó a la final de la UEFA y de la Copa del Rey de 1977, con la operación retorno. Al acabar su tarea cedió los trastos. Ya no hubo más presidentes al estilo Neguri. Ayer, José Antonio Eguidazu, falleció en su domicilio de Getxo.
José Antonio Eguidazu era un señor que recibía en La Bilbaína. Un día, hace años, me llamó al periódico con motivo de un reportaje que había publicado días antes, aunque no recuerdo el tema. Pidió que nos viéramos, me citó en uno de los salones de la sede del exclusivo club de la calle Navarra, y allí estuvimos charlando una hora, con ese tono de voz que se adopta en esos ámbitos donde se han cocido, durante años, los negocios más importantes de la capital vizcaína entre los prebostes de la ciudad, que durante la tercera Guerra Carlista pidieron a la dirección de la Sociedad, ubicada entonces en la Plaza Nueva, que se blindaran los últimos pisos para evitar que los bombardeos afectaran al normal desarrollo de las actividades del club.
Eguidazu me aclaró diversas cuestiones referentes a aquel artículo y luego me entregó en prenda un libro en inglés sobre la FIFA, muy interesante y que le prometí devolver pronto.
Un año más tarde, Asier Arrate, que es algo así como la memoria viva del Athletic; el hombre que se encarga de los archivos y del museo del club, me llamó por teléfono y me habló de ese libro que Eguidazu le había dicho que yo tenía en depósito. Estaba interesado en él. Fui al cajón en el que lo guardaba y ya no estaba. Alguien había encontrado aquella joya y se lo llevó a su casa. No lo pude devolver, pero Eguidazu, que era un señor, no me lo echó en cara. Ayer me enteré de su fallecimiento a los 85 años.
José Antonio Eguidazu fue el último de los presidentes de Neguri, que tenían una forma de hacer peculiar. Mano de hierro, guante de seda. Sustituyó a Félix Oráa, que a su vez había tomado el cargo por la muerte en accidente de circulación de Julio Egusquiza. No había elecciones, el cargo de presidente cambiaba casi por sucesión natural.
Eguidazu, de formas suaves pero espíritu firme, no tuvo inconveniente en multar con cien mil pesetas a Ángel Villar después del tortazo que le pegó a Cruyff, ni de pujar por los mejores jugadores vascos de la época para que ficharan por el Athletic. Churruca llegó por la insistencia del presidente, después de que el Sporting gijonés tuviera que convocar una Asamblea General Extraordinaria para autorizar su venta. Con el dinero que consiguieron construyeron las instalaciones de El Mareo.
El presidente del Athletic, junto con el de la Real, José Luis Orbegozo, se lanzó a una cruzada que le enfrentó a los clubes más poderosos de España, el Real Madrid y el Barcelona, a la Federación Española de Fútbol y la Delegación Nacional de Deportes, el organismo franquista del deporte español. Se trataba de los oriundos, un escándalo mayúsculo por el que decenas de futbolistas sudamericanos jugaban en equipos españoles alegando que sus padres o abuelos habían nacido en España. En la temporada 1975-76 eran 87 los jugadores llegados del otro lado del Atlántico y con pasaporte español. En Primera y Segunda, la mayoría, pero también 18 en Tercera Division y diez en Primera Regional, un escándalo.
Eguidazu y Orbegozo contrataron a un detective privado, Jesús Gallo, y al abogado José María Gil Robles. El primero investigó en los archivos de diversos países del nuevo continente. Viajó por Paraguay, Uruguay y Argentina. Adelgazó seis kilos, sufrió amenazas y la persecución de un oscuro personaje, un abogado que viajó desde España para dificultarle las pesquisas. «Cuando preguntaba en algún club por los datos de jugadores, se reían de mí. Allí todos sabían todo», recordaba después. Desde el 15 de octubre al 16 de noviembre de 1975 indagó, consiguió pruebas, datos y partidas de nacimiento. Volvió a casa cargado de documentos incriminatorios contra muchos futbolistas y muchos clubes. Gil Robles, con todos los papeles en la mano, acudió a los tribunales de Justicia en representación del Athletic y la Real. Los jueces admitieron a trámite las querellas. Además, en el mismo momento en que supieron toda la verdad, decidieron impugnar los partidos en los que actuaban jugadores sospechosos de fraude. Es decir: los del Real Madrid por Roberto Martínez y Anzarda, los del Oviedo por Jacquet, los del Valencia por Valdez y los del Barcelona por Cos. La prensa nacional arremetió contra los clubes vascos de forma virulenta. Los jueces daban la razón a Athletic y Real, pero la Federación no se daba por enterada y se creía al margen de lo que decidían los tribunales. Sólo reaccionó cuando en un partido de clasificación para la Eurocopa, Dinamarca impugnó la alineación del jugador del Real Madrid Roberto Martínez. Trató de tapar el escándalo y el extremo madridista sólo fue convocado una vez más con España, que temía la sanción.
Todo acabó en nada, pero esa animadversión hacia Athletic y Real en ciertos sectores de la sociedad y que se acrecentó después con los años del plomo con ETA como protagonista, germinó en aquellos días que terminaron con la Amnistía tras la muerte de Franco que también benefició a los infractores, que se quedaron sin castigo por culpa de una Federación y una DND prevaricadoras que años después dieron la razón al Athletic y la Real. Eguidazu aguantó los embates previos como la sede de la Sociedad Bilbaina los obuses de las tropas carlistas en el Sitio de Bilbao. Luego armó el gran equipo que pretendía y que llegó a la final de la UEFA y de la Copa del Rey de 1977, con la operación retorno. Al acabar su tarea cedió los trastos. Ya no hubo más presidentes al estilo Neguri. Ayer, José Antonio Eguidazu, falleció en su domicilio de Getxo.
Los goles del Athletic Club by Jon Loidi
Fuente: Jon Loidi Begoña @JLadventures
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (1-1 Muniain)
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (2-1 Aduriz)
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (3-1 Williams)
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (1-1 Muniain)
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (2-1 Aduriz)
Jor. 8ª: Athletic Club - Real Sociedad (3-1 Williams)