Fuente: www.athletic-club.eus
sábado, 31 de marzo de 2018
Ser, estar y parecerse
Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 30/03/2018
Nueve partidos son los que quedan para finalizar la Liga, de los cuales cinco son en San Mamés -Celta, Deportivo, Levante, Betis y Espanyol- y cuatro fuera de casa -Villarreal, Real Madrid, Real Sociedad y Alavés-. Partiendo desde el decimotercer puesto en la clasificación, sin peligro de descenso, y a ocho puntos del séptimo, que puede dar acceso a la Europa League, el Athletic debe, sobre todo en los dos próximos partidos, definir si tiene alguna opción real de pelear por esa séptima plaza o quedarse en tierra de nadie y sin objetivos clasificatorios en los últimos partidos de esta temporada 2017-2018, que encara su recta final.
El Athletic necesita SER valiente, ambicioso, pero sobre todo reconocible en un estilo. Un equipo que pelee de tú a tú con estos dos rivales -Celta y Villarreal-, que están mejor clasificados y a los que necesita ganar para, además de recortarles puntos, creerse verdaderamente que pelear por entrar en Europa no es imposible a pesar de la distancia en la clasificación y las pocas sensaciones positivas que ha dejado el equipo hasta este momento a lo largo de la temporada.
Conformarse con ESTAR donde está y dar la temporada por finalizada. Ir dejando pasar los partidos, con la ilusión de que alguno salga bien, pero sin la ambición de proponerte quedar los más alto posible en la clasificación sería una opción dura de digerir y fuera de las características del ADN que debe tener el Athletic.
PARECERSE al equipo que ha venido siendo hasta ahora, con muchas más sombras que luces. Mostrando un querer y no poder y, sobre todo, sin encontrar soluciones de mejora a pesar de los intentos realizados. Esto dejaría una percepción de impotencia ya que finalizaría la temporada con la sensación de que no ha sabido o no ha podido encontrarse, a lo largo del transcurso de la misma.
Celta y Villarreal son dos equipos a los que el Athletic debe y puede mirar a la cara sin complejos. Estos dos partidos servirán como espejo en el que calibrarnos, y decirnos finalmente cómo vamos a vernos en este tramo final de la campaña. Esperemos que el equipo tome la opción de SER, de querer, de jugar con las características que han hecho y hacen a este club grande y único. Entrar en Europa está muy difícil, no vamos a engañarnos, pero no por eso hay que dejar de intentarlo. Tomar cualquiera de las otras dos opciones y dejarse llevar no solo dejaría un final de curso duro, largo y una losa hasta el último partido para el cuerpo técnico y los jugadores, sino que sería un gran paso atrás en el mensaje que este club debe manejar siempre en todas sus estructuras: ser ambiciosos e intentarlo hasta el final, por muy difícil que estén los objetivos.
Nueve partidos son los que quedan para finalizar la Liga, de los cuales cinco son en San Mamés -Celta, Deportivo, Levante, Betis y Espanyol- y cuatro fuera de casa -Villarreal, Real Madrid, Real Sociedad y Alavés-. Partiendo desde el decimotercer puesto en la clasificación, sin peligro de descenso, y a ocho puntos del séptimo, que puede dar acceso a la Europa League, el Athletic debe, sobre todo en los dos próximos partidos, definir si tiene alguna opción real de pelear por esa séptima plaza o quedarse en tierra de nadie y sin objetivos clasificatorios en los últimos partidos de esta temporada 2017-2018, que encara su recta final.
El Athletic necesita SER valiente, ambicioso, pero sobre todo reconocible en un estilo. Un equipo que pelee de tú a tú con estos dos rivales -Celta y Villarreal-, que están mejor clasificados y a los que necesita ganar para, además de recortarles puntos, creerse verdaderamente que pelear por entrar en Europa no es imposible a pesar de la distancia en la clasificación y las pocas sensaciones positivas que ha dejado el equipo hasta este momento a lo largo de la temporada.
Conformarse con ESTAR donde está y dar la temporada por finalizada. Ir dejando pasar los partidos, con la ilusión de que alguno salga bien, pero sin la ambición de proponerte quedar los más alto posible en la clasificación sería una opción dura de digerir y fuera de las características del ADN que debe tener el Athletic.
PARECERSE al equipo que ha venido siendo hasta ahora, con muchas más sombras que luces. Mostrando un querer y no poder y, sobre todo, sin encontrar soluciones de mejora a pesar de los intentos realizados. Esto dejaría una percepción de impotencia ya que finalizaría la temporada con la sensación de que no ha sabido o no ha podido encontrarse, a lo largo del transcurso de la misma.
Celta y Villarreal son dos equipos a los que el Athletic debe y puede mirar a la cara sin complejos. Estos dos partidos servirán como espejo en el que calibrarnos, y decirnos finalmente cómo vamos a vernos en este tramo final de la campaña. Esperemos que el equipo tome la opción de SER, de querer, de jugar con las características que han hecho y hacen a este club grande y único. Entrar en Europa está muy difícil, no vamos a engañarnos, pero no por eso hay que dejar de intentarlo. Tomar cualquiera de las otras dos opciones y dejarse llevar no solo dejaría un final de curso duro, largo y una losa hasta el último partido para el cuerpo técnico y los jugadores, sino que sería un gran paso atrás en el mensaje que este club debe manejar siempre en todas sus estructuras: ser ambiciosos e intentarlo hasta el final, por muy difícil que estén los objetivos.
jueves, 29 de marzo de 2018
Segunda fase de la colaboración con Osakidetza
Fuente: www.athletic-club.eus
La Fundación Athletic Club Fundazioa afronta la segunda fase de la colaboración con Osakidetza, iniciada en 2016, y concretada en el Hospital Universitario de Cruces. En ese sentido, se ha seguido trabajando en el plan elaborado junto al Departamento de Innovación de Pediatría y que tiene por objeto ayudar en la medida de lo posible en el proceso de humanización de los tratamientos dirigidos a los menores. En otras palabras: Hacer los tratamientos lo más amables posible de cara al niño o niña.
A la ya realizada primera decoración a través de murales de la sala de urgencias y sala de curas, esta temporada se ha procedido a la ampliación de los espacios del hospital customizados con diseños de la Fundación Athletic: sala de espera general, sala de espera para rayos X, sala de rayos X, etc.
Dentro del proyecto se continua con la distribución de las pegatinas-medalla, que son utilizadas por el personal sanitario como recompensa para aquellos niños y niñas que afronten el tratamiento (o revisión , extracción de sangre, vacunación, etc.) con valentía; y con el diploma firmado por los capitanes del Athletic Club, una suerte de certificado de "Txapeldun", que se entrega a todos los niños y niñas que hayan sido sometidos a un tratamiento y que busca subrayar las actitudes positivas del paciente durante el tratamiento.
En definitiva, un paso más en el trabajo conjunto para ayudar a nuestros niños y niñas en los momentos que más lo necesitan.
La Fundación Athletic Club Fundazioa afronta la segunda fase de la colaboración con Osakidetza, iniciada en 2016, y concretada en el Hospital Universitario de Cruces. En ese sentido, se ha seguido trabajando en el plan elaborado junto al Departamento de Innovación de Pediatría y que tiene por objeto ayudar en la medida de lo posible en el proceso de humanización de los tratamientos dirigidos a los menores. En otras palabras: Hacer los tratamientos lo más amables posible de cara al niño o niña.
A la ya realizada primera decoración a través de murales de la sala de urgencias y sala de curas, esta temporada se ha procedido a la ampliación de los espacios del hospital customizados con diseños de la Fundación Athletic: sala de espera general, sala de espera para rayos X, sala de rayos X, etc.
Dentro del proyecto se continua con la distribución de las pegatinas-medalla, que son utilizadas por el personal sanitario como recompensa para aquellos niños y niñas que afronten el tratamiento (o revisión , extracción de sangre, vacunación, etc.) con valentía; y con el diploma firmado por los capitanes del Athletic Club, una suerte de certificado de "Txapeldun", que se entrega a todos los niños y niñas que hayan sido sometidos a un tratamiento y que busca subrayar las actitudes positivas del paciente durante el tratamiento.
En definitiva, un paso más en el trabajo conjunto para ayudar a nuestros niños y niñas en los momentos que más lo necesitan.
lunes, 26 de marzo de 2018
domingo, 25 de marzo de 2018
Cita obligada en Deusto de los coleccionistas
Artículo publicado en el diario Deia el 25/03/2018
A la espera de que la primera plantilla del Athletic vuelva a la competición el próximo sábado en San Mamés, con el Celta como visitante, la peña Deusto organizó en su sede el décimo tercer encuentro de coleccionistas del conjunto rojiblanco, una cita a la que no faltaron los dueños de auténticos tesoros relacionados con los leones, con su historia y sus símbolos. Coincidiendo con el último fin de semana de fiestas de Deusto, el bar Nizafue un ir y venir de curiosos durante toda la jornada. Los veinte primeros coleccionistas en llegar recibieron una chapa numerada conmemorativa.
A la espera de que la primera plantilla del Athletic vuelva a la competición el próximo sábado en San Mamés, con el Celta como visitante, la peña Deusto organizó en su sede el décimo tercer encuentro de coleccionistas del conjunto rojiblanco, una cita a la que no faltaron los dueños de auténticos tesoros relacionados con los leones, con su historia y sus símbolos. Coincidiendo con el último fin de semana de fiestas de Deusto, el bar Nizafue un ir y venir de curiosos durante toda la jornada. Los veinte primeros coleccionistas en llegar recibieron una chapa numerada conmemorativa.
jueves, 22 de marzo de 2018
Pedacitos de historia
35 años de la "Carta a un león herido" de Múgica, texto publicado tras la derrota del Athletic en el campo del Betis (5-1) que mermaba sus opciones de ganar la Liga 27 años después, Clemente pegó la carta en el vestuario y el equipo acabó ganando el título en Las Palmas #Historia pic.twitter.com/G2Qu3VaY8w
— Beñat Zarrabeitia (@bzarrabeitia) 22 de marzo de 2018
Entrevista a Erika Vázquez: "Se han dado pasos importantes"
Entrevista publicada por Iñaki Martín Abraldes en fiebrerojiblanca.com el 21/03/2018
Desde pequeño, que nací en Valencia, ha sido para mi un acontecimiento importante acudir a San Mamés, nunca fui socio y no lo soy. Desde la primera vez, que fue en el debut de Felipe Guréndez frente al Zaragoza un 3 de enero de 1996, he ido guardando las entradas, hasta que empecé a ir con invitaciones y carnets cedidos y ya no tenía sentido seguir manteniendo el síndrome de Diógenes. Pero nació el equipo femenino del Athletic, y no dudé ni un minuto en aprovechar la ocasión para ir a San Mamés. Así que pude disfrutar de las ligas como un enano y guardar un espacio en mi corazón para las leonas. Desde entonces las he ido a ver siempre que he podido y he sufrido y disfrutado tanto las derrotas dolorosas (como perder la liga en San Mamés frente al Barcelona) como las victorias (esa liga en 2016). Merced a ese seguimiento, Manuel Galán, que llevaba El Desmarque de Sevilla, me sugirió la posibilidad de participar en su programa semanal sobre fútbol femenino y así comenzó mi andadura en esto. Una andadura truncada por la desaparición de ese programa que con tantas ganas hacía el ahora jefe de prensa del Sevilla femenino. Pero apareció Fiebre Rojiblanca de la mano de Nika Cuenca para subirme al carro de nuevo de una profesión que en realidad no tengo, pero que llevo en las venas gracias a mi madre. De modo que entenderéis mis nervios ante una jugadora del nivel de Erika, y con cuya entrevista he disfrutado muchísimo, gracias a su buen trato, amabilidad y educación.
-Pregunta: 13 temporadas, 346 partidos, 247 goles (segunda en la historia del club por detrás del mito Zarra)… ¿Qué te dicen esos números?
-Respuesta: Pues ni siquiera conozco los números, la verdad, y jamás pensé en llegar algo así. Me hacen sentir muy contenta, orgullosa y son una alegría enorme.
-P: 3 ligas (2005, 2007 y 2016), ¿y la Copa?
-R: Siempre decimos que “este año sí”, es cierto que se nos ha atragantado, que se llega justa de fuerzas a esas fechas tras la liga, a tracas y barrancas, con plantillas no especialmente amplias, y que por el tipo de competición te la juegas a un partido y no hay posibilidad de enmendar errores. Nos solemos quedar con mal sabor de boca, quizá sea por un exceso de ilusión.
-P: ¿Recuerdas tu debut con la camiseta del Athletic?
-R: Sé que fue en Champions, acababa de llegar del Lagunak. Recuerdo que fue una fase de clasificación, porque por entonces la liga española no tenía coeficiente suficiente y se disputaba una fase en julio, y ésta fue en Rumanía, pero no recuerdo el rival.
-P: Pues fue contra el Newtownabbey y ganasteis 10-3, y de hecho marcaste el décimo gol. Entraste en el campo junto a Iraia sustituyendo a Eli y Onanindia.
-R: No me acordaba ni del rival, sí que marqué, pero no le di mucha importancia por el resultado tan abultado. Es un recuerdo bonito, una competición que no había jugado nunca, era mi nuevo equipo y me fui feliz de jugar y marcar.
-P: ¿Cómo ha evolucionado el fútbol femenino desde que empezaste?
-R: Se han dado pasos importantes y firmes, con los nuevos patrocinadores, LaLiga, Iberdrola,… las televisiones, la llegada de jugadoras del nivel de Lieke Mertens… Con el boom este nos vamos a convertir en una liga potente en Europa. Antes, por ejemplo, sabías que cuando ganabas al rival directo en la lucha por el título ya habías ganado la liga porque con el resto de rivales no ibas a pinchar. Sin embargo, ahora ganas a cualquiera, pero también te gana cualquiera, ha mejorado mucho el nivel competitivo, a todos los niveles técnico, táctico, psicológico, físico…
También ahora las segundas vueltas los cuestan más, porque así como al comienzo, para lo bueno y para lo malo nos conocemos tanto las fortalezas como las limitaciones, el resto de equipos debe pasar un periodo de acoplamiento para acomodar a los 6, 7 u 8 fichajes. Una vez acopladas, ganarlas es mucho más difícil.
-P: Vamos con la selección. 47 veces internacional, 7 goles, participación en la eurocopa de Suecia 2013 y en el mundial de Canadá en 2015.
-R: Hago un balance muy positivo. Empecé en la sub-18 estando en el Lagunak y di el salto directo a la absoluta, porque antes no había sub-19, sub-20 ni sub-21 (nostálgica suspira por volver a tener 20 años y poder vivir esas experiencias que ahora viven sus compañeras Oroz, Damaris, Lucía, Sierra…). Es una etapa que de mi vida que recuerdo con mucha alegría y que la viví a tope. Te hace estar muy contenta el hecho de haber participado en esos dos torneos, aunque fuésemos la cenicienta de cada grupo porque Francia o Alemania te pasaban por encima. Echo de menos el haber podido disfrutar de competir y disputar los partidos contra esas potencias.
-P: ¿Cómo ves el crecimiento de la selección? ¿Se puede empezar a pensar en ir de tú a tú contra ellas o aún queda mucho camino?
-R: España tiene mucha calidad y mucho talento a nivel técnico y táctico. La diferencia está en el físico, que con ellas no se puede competir en eso, y es así como se jugaba antes, con un fútbol más directo. Ahora la selección ha encontrado su manera de jugar, clara y solvente, y puede estar en disposición de acercarse a la grandes potencias europeas.
-P: Tienes el carnet de entrenadora, has hecho IVEF, te veo en muchas charlas de modelos de juego, psicología, preparación física… ¿Aspiras a entrenar algún día en Lezama?
-R: Ahora mismo ando con la tecnificación con las más jóvenes, y si me gustaría mucho entrenar. Todo lo académico lo he enfocado al mundo del deporte y del fútbol.
-P: ¿Y en el fútbol masculino?
-R: No lo veo descabellado, independientemente de si un entrenador es chico o chica, la preparación y los conocimientos son los que deberían primar a la hora de elegir. Sin embargo, los pasos que se dan son muy lentos y cortos.
-P: Antes jugabas de delantera, de extremo (hemos convenido que era extremo y no extrema, no me puedo imaginar a la extrema derecha en un campo representada en una jugadora), y ahora de volante o mediapunta. ¿Qué has tenido adaptar, mejorar, evolucionar para jugar más atrás?
-R: La adaptación es la experiencia, el hecho de jugar muchos partidos. En punta era más un pollo sin cabeza, y ahora pues tengo que dosificar más, piensas más en el juego, no puedes estar en todas partes, debes guardar más el sitio. De hecho, la primera vez que empecé a jugar ahí, que fue el año del título de liga, me expulsaron no sé si 2 o 3 veces, porque no medía, yo iba e iba. También es verdad que en esa época jugaba más liberada porque detrás estaban Lizaso y Gimbert y yo era la que rompía al espacio, la que daba movilidad,…
-P: Ahora tampoco puedes quejarte con Damaris por ejemplo.
-R: No, no, para nada, todo lo contrario. Es una jugadora que está creciendo muchísimo y que tarde o temprano va a tener que tirar ella del carro junto a Lucía, Andrea, Maite, etc. Todas necesitamos nuestro periodo de adaptación y desde la experiencia tratamos de darles ese poso a las más jóvenes. Eso sí, van a tener que dar ese paso al frente y asumir mucha más responsabilidad.
-P: Y por último, ¿cómo te gustaría ser recordada?
–R: Pufff… (parece que no lo había pensado nunca y le cuesta responder, por eso tarda unos segundos, más de los que gustaría haciendo el frío que hace con el viento que sopla). Pues como una jugadora trabajadora, buena compañera, con coraje, y que se haya visto que me he dejado todo en el campo en cada partido.
Pues Erika, doy fe de que así será porque es lo que muestras en cada partido. Ha sido un tremendo placer tenerte como primera entrevistada de mi vida, y es un orgullo verte defender el escudo que tanto amamos.
Desde pequeño, que nací en Valencia, ha sido para mi un acontecimiento importante acudir a San Mamés, nunca fui socio y no lo soy. Desde la primera vez, que fue en el debut de Felipe Guréndez frente al Zaragoza un 3 de enero de 1996, he ido guardando las entradas, hasta que empecé a ir con invitaciones y carnets cedidos y ya no tenía sentido seguir manteniendo el síndrome de Diógenes. Pero nació el equipo femenino del Athletic, y no dudé ni un minuto en aprovechar la ocasión para ir a San Mamés. Así que pude disfrutar de las ligas como un enano y guardar un espacio en mi corazón para las leonas. Desde entonces las he ido a ver siempre que he podido y he sufrido y disfrutado tanto las derrotas dolorosas (como perder la liga en San Mamés frente al Barcelona) como las victorias (esa liga en 2016). Merced a ese seguimiento, Manuel Galán, que llevaba El Desmarque de Sevilla, me sugirió la posibilidad de participar en su programa semanal sobre fútbol femenino y así comenzó mi andadura en esto. Una andadura truncada por la desaparición de ese programa que con tantas ganas hacía el ahora jefe de prensa del Sevilla femenino. Pero apareció Fiebre Rojiblanca de la mano de Nika Cuenca para subirme al carro de nuevo de una profesión que en realidad no tengo, pero que llevo en las venas gracias a mi madre. De modo que entenderéis mis nervios ante una jugadora del nivel de Erika, y con cuya entrevista he disfrutado muchísimo, gracias a su buen trato, amabilidad y educación.
-Pregunta: 13 temporadas, 346 partidos, 247 goles (segunda en la historia del club por detrás del mito Zarra)… ¿Qué te dicen esos números?
-Respuesta: Pues ni siquiera conozco los números, la verdad, y jamás pensé en llegar algo así. Me hacen sentir muy contenta, orgullosa y son una alegría enorme.
-P: 3 ligas (2005, 2007 y 2016), ¿y la Copa?
-R: Siempre decimos que “este año sí”, es cierto que se nos ha atragantado, que se llega justa de fuerzas a esas fechas tras la liga, a tracas y barrancas, con plantillas no especialmente amplias, y que por el tipo de competición te la juegas a un partido y no hay posibilidad de enmendar errores. Nos solemos quedar con mal sabor de boca, quizá sea por un exceso de ilusión.
-P: ¿Recuerdas tu debut con la camiseta del Athletic?
-R: Sé que fue en Champions, acababa de llegar del Lagunak. Recuerdo que fue una fase de clasificación, porque por entonces la liga española no tenía coeficiente suficiente y se disputaba una fase en julio, y ésta fue en Rumanía, pero no recuerdo el rival.
-P: Pues fue contra el Newtownabbey y ganasteis 10-3, y de hecho marcaste el décimo gol. Entraste en el campo junto a Iraia sustituyendo a Eli y Onanindia.
-R: No me acordaba ni del rival, sí que marqué, pero no le di mucha importancia por el resultado tan abultado. Es un recuerdo bonito, una competición que no había jugado nunca, era mi nuevo equipo y me fui feliz de jugar y marcar.
-P: ¿Cómo ha evolucionado el fútbol femenino desde que empezaste?
-R: Se han dado pasos importantes y firmes, con los nuevos patrocinadores, LaLiga, Iberdrola,… las televisiones, la llegada de jugadoras del nivel de Lieke Mertens… Con el boom este nos vamos a convertir en una liga potente en Europa. Antes, por ejemplo, sabías que cuando ganabas al rival directo en la lucha por el título ya habías ganado la liga porque con el resto de rivales no ibas a pinchar. Sin embargo, ahora ganas a cualquiera, pero también te gana cualquiera, ha mejorado mucho el nivel competitivo, a todos los niveles técnico, táctico, psicológico, físico…
También ahora las segundas vueltas los cuestan más, porque así como al comienzo, para lo bueno y para lo malo nos conocemos tanto las fortalezas como las limitaciones, el resto de equipos debe pasar un periodo de acoplamiento para acomodar a los 6, 7 u 8 fichajes. Una vez acopladas, ganarlas es mucho más difícil.
-P: Vamos con la selección. 47 veces internacional, 7 goles, participación en la eurocopa de Suecia 2013 y en el mundial de Canadá en 2015.
-R: Hago un balance muy positivo. Empecé en la sub-18 estando en el Lagunak y di el salto directo a la absoluta, porque antes no había sub-19, sub-20 ni sub-21 (nostálgica suspira por volver a tener 20 años y poder vivir esas experiencias que ahora viven sus compañeras Oroz, Damaris, Lucía, Sierra…). Es una etapa que de mi vida que recuerdo con mucha alegría y que la viví a tope. Te hace estar muy contenta el hecho de haber participado en esos dos torneos, aunque fuésemos la cenicienta de cada grupo porque Francia o Alemania te pasaban por encima. Echo de menos el haber podido disfrutar de competir y disputar los partidos contra esas potencias.
-P: ¿Cómo ves el crecimiento de la selección? ¿Se puede empezar a pensar en ir de tú a tú contra ellas o aún queda mucho camino?
-R: España tiene mucha calidad y mucho talento a nivel técnico y táctico. La diferencia está en el físico, que con ellas no se puede competir en eso, y es así como se jugaba antes, con un fútbol más directo. Ahora la selección ha encontrado su manera de jugar, clara y solvente, y puede estar en disposición de acercarse a la grandes potencias europeas.
-P: Tienes el carnet de entrenadora, has hecho IVEF, te veo en muchas charlas de modelos de juego, psicología, preparación física… ¿Aspiras a entrenar algún día en Lezama?
-R: Ahora mismo ando con la tecnificación con las más jóvenes, y si me gustaría mucho entrenar. Todo lo académico lo he enfocado al mundo del deporte y del fútbol.
-P: ¿Y en el fútbol masculino?
-R: No lo veo descabellado, independientemente de si un entrenador es chico o chica, la preparación y los conocimientos son los que deberían primar a la hora de elegir. Sin embargo, los pasos que se dan son muy lentos y cortos.
-P: Antes jugabas de delantera, de extremo (hemos convenido que era extremo y no extrema, no me puedo imaginar a la extrema derecha en un campo representada en una jugadora), y ahora de volante o mediapunta. ¿Qué has tenido adaptar, mejorar, evolucionar para jugar más atrás?
-R: La adaptación es la experiencia, el hecho de jugar muchos partidos. En punta era más un pollo sin cabeza, y ahora pues tengo que dosificar más, piensas más en el juego, no puedes estar en todas partes, debes guardar más el sitio. De hecho, la primera vez que empecé a jugar ahí, que fue el año del título de liga, me expulsaron no sé si 2 o 3 veces, porque no medía, yo iba e iba. También es verdad que en esa época jugaba más liberada porque detrás estaban Lizaso y Gimbert y yo era la que rompía al espacio, la que daba movilidad,…
-P: Ahora tampoco puedes quejarte con Damaris por ejemplo.
-R: No, no, para nada, todo lo contrario. Es una jugadora que está creciendo muchísimo y que tarde o temprano va a tener que tirar ella del carro junto a Lucía, Andrea, Maite, etc. Todas necesitamos nuestro periodo de adaptación y desde la experiencia tratamos de darles ese poso a las más jóvenes. Eso sí, van a tener que dar ese paso al frente y asumir mucha más responsabilidad.
-P: Y por último, ¿cómo te gustaría ser recordada?
–R: Pufff… (parece que no lo había pensado nunca y le cuesta responder, por eso tarda unos segundos, más de los que gustaría haciendo el frío que hace con el viento que sopla). Pues como una jugadora trabajadora, buena compañera, con coraje, y que se haya visto que me he dejado todo en el campo en cada partido.
Pues Erika, doy fe de que así será porque es lo que muestras en cada partido. Ha sido un tremendo placer tenerte como primera entrevistada de mi vida, y es un orgullo verte defender el escudo que tanto amamos.
La gran gesta de los ‘Bielsa Babes’
Artículo publicado por Arnau Segura en panenka.org el 21/03/2018
En 2012, el Athletic eliminó al Manchester de la Europa League. Lo recordamos con Óscar De Marcos, Gorka Iraizoz, Gaizka Toquero y Eduardo Rodrigálvarez
Marcelo Bielsa y Eduardo Rodrigálvarez apenas debían haber empezado a andar cuando, en la temporada 56-57, el Athletic Club se enfrentó al Manchester United en los cuartos de final de la segunda edición de la Copa de Europa. El conjunto bilbaíno, dirigido por el checoslovaco Ferdinand Daučík, se impuso a los ‘Red Devils’ por un memorable 5-3 sobre la nieve de San Mamés en el primer partido de la eliminatoria. Aun así, en el encuentro de vuelta, los Cedrún, Orúe, Garay, Trapero, Ugartemendia, Maguregui, Artetxe, Marcaida, Merodio, Uribe y Gainza sucumbieron por un doloroso 3-0 a manos de los ‘Busby Babes’, aquella maravillosa generación de jóvenes futbolistas que nos robó la Tragedia de Múnich, y cayeron eliminados.
Y es que, tal y como reconocía Mikel San José en el #Panenka71, el Athletic Club, además de ser un club diferente a todos los demás, siempre ha sido un equipo de extremos, un equipo capaz de lo mejor y de lo peor. Es algo que está en su particular e inigualable esencia, puede ganarle la Supercopa de España al Barcelona a doble partido y puede ser eliminado a las primeras de cambio por el Formentera en su torneo fetiche, la Copa del Rey.
Con todo, entre las grandes noches que adornan la centenaria historia del combinado vasco, dos de las más recientes son las de la eliminatoria de octavos de final de la Europa League del curso 11-12 contra el Manchester United. Después de acabar la fase de grupos por delante del Red Bull Salzburg, el Paris Saint-Germain y el Slovan Bratislava y de superar, con apuros, al Lokomotiv de Moscú en los dieciseisavos; el destino hizo que el camino del Athletic Club de Marcelo Bielsa se cruzara con uno de los grandes favoritos al título, un United que había llegado a la competición rebotado desde la Champions League y que en la ronda anterior había eliminado al Ajax. “Cuando se hizo el sorteo, dijimos: ‘¡Buah!, con lo que nos ha costado llegar hasta aquí y nos toca el Manchester. Verás vaya meneo nos van a pegar’. Llegamos hasta allí por méritos propios y nadie nos regaló nada, pero si te toca el Manchester United es evidente que lo más lógico es que pierdas”, apunta Gaizka Toquero, uno de los hombres más carismáticos de aquel vestuario. Y, en la misma línea, Óscar de Marcos añade que “para nosotros estar en el bombo ya era para sentirnos orgullosos. Estábamos entusiasmados con que nos saliese algún equipo grande para vivir una experiencia en algún campo espectacular y, por suerte, nos cayó el Manchester. En Bilbao, todo el mundo se lo tomó como una fiesta. No porque creyeran que no podíamos pasar o porque ya nos dieran por muertos, sino porque jugar contra el Manchester era como un premio”.
Pero ese premio no solo era para la afición, también era para los futbolistas rojiblancos. “Jugar en Old Trafford era muy ilusionante para todos”, rememora el guardameta Gorka Iraizoz. Y la ilusión, como no podía ser de otra forma, se plasmó en sus rostros desde que pisaron el Teatro de los Sueños el día antes del encuentro para someterse a uno de esos desafíos herculinos a los que Marcelo Bielsa llamaba entrenamientos. Bien podía ser también la última vez que visitaran ese campo histórico en sus carreras deportivas, así que había que inmortalizar cada instante para retenerlo eternamente en la memoria. “Tenemos fotos muy guapas, muy chulas. Y en el vestuario había una fiesta… La tarde antes del partido estábamos como niños pequeños, es que eran tales las ganas de jugar en ese estadio y de jugar contra ese equipo que todos estábamos muy emocionados”, recuerda De Marcos, justo antes de admitir que “nuestras sensaciones eran buenísimas, pero jugar contra el Manchester… Estoy seguro de que no conocían ni a ocho jugadores de nuestro once inicial”.
Mientras se imagina los futbolistas bilbaínos subiéndose por las paredes del vestuario visitante de Old Trafford víctimas de una felicidad desatada y de unos nervios incontenibles, uno casi puede ver a ‘El Loco’ Bielsa quieto en un lado de la sala, observando a sus pupilos y preparándose el partido con la normalidad más absoluta, como si fuera a jugar contra un equipo de Tercera División. Tal y como subraya Eduardo Rodrigálvarez, periodista de El País y autor de Un soviético en la Catedral, “su estilo es innegociable, es un ganador. Él no entendía que por jugar la final contra el Barça tenías menos posibilidades. Aquel Athletic de Bielsa era un equipo en el que el rival importaba poco, casi daba igual cual fuera. Era un equipo descarado y desacomplejado, que creía en sí mismo y que pensaba: ‘¿Por qué coño voy a jugar mal este partido porque sea en Old Trafford?'”. “Era un espectáculo escucharle todos los días. Con él, empezamos a creer en nosotros mismos y a convertirnos en un equipo ganador. Era un motivador nato”, continúa De Marcos; “Marcelo era un genio. Vive por y para el fútbol, y fue un privilegio tenerlo. En ese momento, nos inculcó cosas que tanto los jugadores como el club necesitábamos para seguir creciendo”, sentencia Gorka.
Así que, inevitablemente, justo antes de saltar al césped del Teatro de los Sueños, llegó la charla. Bielsa, que en la rueda de prensa previa al encuentro ya había remarcado que, a pesar de la innegable magnitud del rival, aquello continuaba siendo un partido de fútbol, juntó a todos sus futbolistas y les espetó: “Jugar en Old Trafford es un sueño, pero ganar es una realidad”.
Con aquella frase, una de las más brillantes de una colección verdaderamente interminable, ‘El Loco’ pretendía que sus once jugadores -Gorka Iraizoz, Andoni Iraola, Javi Martínez, Mikel San José, Jon Aurtenetxe, Ander Iturraspe, Ander Herrera, Óscar de Marcos, Iker Muniain, Markel Susaeta y Fernando Llorente- superaran el miedo escénico que podía infligir Old Trafford y se enfrentaran de tú a tú a David de Gea, Rafael da Silva, Chris Smalling, Jonny Evans, Patrice Evra, Park Ji-Sung, Phil Jones, Ryan Giggs, Ashley Young, Wayne Rooney y ‘Chicharito’ Hernández, los elegidos de Sir Alex Ferguson. Y lo consiguió, vaya si lo consiguió.
Una vez dominados los nervios iniciales -De Marcos reconoce que “al principio tenía las piernas bastante tensionadas y agarrotadas por el escenario”-, el Athletic se fue encontrando más cómodo sobre el terreno de juego con el paso de los minutos. Espoleado por los más de 8.000 bilbaínos que inundaron la ciudad y las graderías de un Old Trafford que parecía San Mamés, el cuadro vasco empezó a acercarse con peligro a las inmediaciones de De Gea; pero fue el United el que, haciendo gala de su condición de equipo grande, aprovechó la primera ocasión clara de la que dispuso. En el minuto 23, después de una buena conducción de Giggs, Chicharito disparó a puerta con un chut raso que obligó a Gorka a intervenir. El meta navarro desvió el balón en primera instancia, pero Rooney acudió al rechace y, desde la frontal del área pequeña, hizo subir el 1-0 en el marcador del Teatro de los Sueños.
El golpe ni siquiera inmutó al Athletic, que aprovechó las concesiones de un Manchester apático e indolente para continuar buscando estoicamente la portería contraria. “No nos descompusimos, supimos aguantar y continuar generando ocasiones”, destaca Gorka, el futbolista que más sufría la apuesta decididamente ofensiva de Bielsa. Escribió Rodrigálvarez en la crónica de El País, que “el United tenía como un aire a diva desposeída del mejor camerino, mientras el Athletic abría la puerta con la energía del actor de carácter aún joven. No solo le quitó el protagonismo, sino que le robó el papel, el libreto, el guion y la jerarquía”. Finalmente, en una de las últimas acciones de la primera parte, los futbolistas de Bielsa encontraron el premio que habían estado buscando con tanto ahínco. Tras recibir un balón del incombustible Iraola, Susaeta puso un centro medido al área y el espigado delantero de Pamplona, la gran referencia ofensiva de aquel equipo, apareció entre Smalling y Rafael para equilibrar de nuevo el resultado. El día antes del encuentro Ferguson ya había avisado de que Llorente era “particularmente peligroso” por su dominio del juego aéreo, pero sus defensas no pudieron hacer nada para neutralizar su poderío en el área.
Aquella exhibición de fútbol asociativo, aquel derroche de determinación e insistencia, se multiplicó después del descanso. Convertidos en meros espectadores de un espectáculo impensable e incomprensible, empequeñecidos por un equipo excepcionalmente joven que atacaba en masa, que defendía con una presión asfixiante e intensa y que creía ciegamente en las ideas y en la filosofía de su entrenador; los jugadores del Manchester United no podían hacer más que perseguir las sombras de sus contrincantes y confiar en la calidad de De Gea, que evitó un resultado de escándalo al salvar a los ‘red devils’ en innumerables ocasiones. Sin embargo, en el minuto 71, el arquero madrileño no pudo evitar que De Marcos, “el inagotable, el inacabable, el futbolista sin límite de kilometraje”, según lo definió Rodrigálvarez en las páginas de El País, culminara, en clara posición de fuera de juego, una triangulación tan exquisita como vertiginosa con una volea que supuso el 1-2.
La alegría para la parroquia rojiblanca aún fue mayor cuando, en el minuto 90, llegó el tercer gol de la noche para el conjunto vasco. El ‘Lehendakari’ Toquero, el eterno ‘2’ de aquel equipo, se alzó entre Evans y Jones para habilitar con la cabeza a De Marcos, que chutó desde lejos. De Gea, en su enésima intervención providencial, pudo despejar el balón, pero Muniain, el más listo de la clase, aprovechó un despiste infantil de la zaga local para hacer el 1-3, dejar la eliminatoria encarrilada y poner el broche de oro a un partido que sintetiza la esencia del Athletic de Bielsa, a un partido que “fue la culminación de un proyecto”, señala un Rodrigálvarez que recuerda cómo, mientras intentaba concentrarse para relatar una de las noches más increíbles que ha vivido, Ángel Iturriaga, el autor de Diccionario de jugadores del Athletic Club, se levantó detrás suyo al grito de: “Esto es la canarinha, esto es la canarinha“.
Justo antes del final del encuentro, De Marcos cometió un penalti por unas manos clarísimas que Rooney se encargó de transformar con un chut potente, imposible para Gorka. Aquel 2-3 le daba muchas más opciones al United. “Me quedé con un poco de mal sabor de boca, pero entonces Iraola entró al vestuario y me dijo: ‘Estate tranquilo, que tú no sabes lo que hemos hecho aquí hoy…'”, rememora emocionado el polivalente futbolista vasco. Y es que, ciertamente, aquella pena máxima no empañó ni un ápice la magnitud de una victoria memorable y completamente merecida, conseguida por un equipo que no se dejó impresionar ante la mística de un escenario único y de uno de los grandes colosos del fútbol continental.
“El Athletic ha impartido una majestuosa lección en Old Trafford. En un campo mítico, histórico, ante un equipo con tres Copas de Europa, el cuadro rojiblanco, 23 años de media, ha ofrecido todo un recital de cómo se juega al fútbol. Con valentía y sin complejos. Una obra maestra en un Teatro de los Sueños que se ha despedido del encuentro con un solo grito: ‘¡Athletic, Athletic!’. Y miles de bufandas rojiblancas al viento. Los hombres de Marcelo Bielsa han caricaturizado al Manchester United de Alex Ferguson, han aplastado con un juego de otra galaxia a uno de los grandes de Europa y se han alzado con un triunfo inolvidable que quedará grabado con letras de oro en la memoria colectiva de la afición. Una gesta. Una victoria (2-3) que no refleja, ni con mucho, la distancia sideral que ha existido en el césped”, relataba la crónica de El Correo, el mismo periódico que el día después del encuentro concluía que “la afición del Athletic se ha levantado hoy con una certeza: la victoria de ayer en Old Trafford es uno de los mejores partidos de la historia rojiblanca”.
Desde las mismas entrañas de Old Trafford, mientras trataba de digerir aquella victoria, De Marcos afirmó que “todos confiábamos en que podíamos ganar en El Teatro de los Sueños. El entrenador nos lo había metido en la cabeza, que nadie era mejor que nosotros, que podíamos competir contra cualquier equipo. Y esta noche lo hemos hecho ante uno de los mejores equipos del mundo. Es una noche para sonreír, para disfrutar”. 2.204 días después, el recuerdo de aquella noche aún está vivo en su memoria: “Es imposible olvidar ese día, ese recuerdo es imborrable. El partido fue brutal, es el mejor recuerdo que tengo en el fútbol. He ganado una Supercopa, pero dentro de un campo lo más especial que he vivido es ese partido. La afición estuvo gritando sin parar todo el partido. Estaban mis padres y mi hermano, habían venido amigos… Cada vez que metíamos un gol pensaba en ellos y decía: ‘¡Buah!, lo que estarán gozando’. Además, mi marca al hombre era Giggs… Y me acuerdo perfectamente de que, mientras le seguía por todo el campo, pensaba: ‘Joder, estoy cubriendo a Giggs’. Para mí, para un chaval de Laguardia, imagínate… Es que era una locura, si es que yo a él lo había elegido mil veces para jugar con la Play“.
Tras el 2-3 de Old Trafford, la euforia invadió Bilbao. Aun así, desde Lezama se insistió en remarcar que la eliminatoria no estaba ni mucho menos sentenciada. De hecho, el propio Bielsa ya se había dado prisa en avisar de ello desde la sala de prensa del Teatro de los Sueños: “Todo lo positivo de esta noche no servirá de nada si no logramos el pase a la siguiente ronda”. “Aunque nadie daba un duro por nosotros, hicimos algo histórico y conseguimos dar la sorpresa, pero para nosotros los favoritos todavía eran ellos. Habiendo hecho un partidazo, ganamos 2-3 y pidiendo la hora. Sabíamos que ellos tenían calidad y jugadores de sobra para darle la vuelta a la eliminatoria tranquilamente”, recalca Toquero.
Pero en esa ocasión el destino no había decidido ser cruel con el Athletic y con los 40.000 aficionados que abarrotaron las gradas del viejo San Mamés. Respecto al encuentro de ida, Ferguson, que ya había visitado Bilbao en su etapa como jugador con el Dunfermline y el Glasgow Rangers, introdujo a Rio Ferdinand por Smalling para tratar de dar más consistencia a la zaga y a Michael Carrick y Tom Cleverley por Jones y ‘Chicharito’ para intentar fortalecer el centro del campo, el agujero negro del Manchester en Old Trafford. El cuadro británico jugó mucho mejor que en el encuentro anterior, pero se topó una y otra vez con la férrea defensa del Athletic, completamente convencida de la necesidad de que su rival no creyera en la posibilidad de la remontada en ningún momento. Como si hubieran olvidado el 2-3 de la semana anterior, los locales salieron a controlar el duelo y a ganarlo. Sin especular, Marcelo Bielsa en estado puro.
Las intenciones del Athletic quedaron más que claras antes de que se cumpliera el cuarto de hora de juego. En el minuto 14, tras una buena combinación entre Ander Herrera y Llorente, Muniain y De Marcos estuvieron muy cerca de avanzar a los bilbaínos. Aquella doble ocasión fue el preludio de lo que vendría diez minutos después, cuando Fernando Amorebieta, que había recuperado su puesto en el eje de la zaga rojiblanca tras cumplir un partido de sanción, asistió a Llorente con un magnífico pase de más de 50 metros. Sin dejar caer el balón en el suelo, el killer navarro conectó, de primeras, un derechazo descomunal con el que hizo temblar los cimientos de La Catedral. Llorente tuvo que dejar su sitio en el campo a Toquero antes del descanso por culpa de una inoportuna lesión, pero la huella del ‘9’ quedó grabada para siempre en el recuerdo de aquella eliminatoria gracias a aquella soberbia volea.
La superioridad del Athletic aún fue mayor en la segunda parte, hasta el punto de que Iraola estuvo a punto de hacer un auténtico golazo, pero tras regatear a tres rivales como si fuera el mismísimo Garrincha su remate con la izquierda salió ligeramente desviado a la izquierda de la portería de De Gea. “Fue una jugada impresionante, para llevárselo a los altares de San Mamés. Aquella jugada solo se la he visto hacer a Leo Messi y a Andoni Iraola”, señala Rodrigálvarez.
Iraola quizás falló el gol de su vida, pero el guion del encuentro ya estaba escrito: el segundo de los pupilos de Bielsa tenía que caer en cualquier momento. Finalmente, en el minuto 65, tras una gran acción de Susaeta y un buen centro de Iraola que Toquero no pudo rematar correctamente, el esférico quedó muerto en el punto de penalti. Justo allí apareció De Marcos, siempre omnipresente, para bajarlo con el pecho y destrozarlo con la izquierda, certificando la clasificación para los cuartos de final de la Europa League y provocando el delirio en un San Mamés enloquecidamente enamorado de sus jugadores y de su entrenador. “He visto ese gol un millón de veces. Recuerdo cómo se me tiraron todos encima justo después… Es la eliminatoria más guapa que he vivido. Tuve la suerte de marcar en los dos partidos, y eso ni se me olvida a mí ni se les va a olvidar a mis hijos de las chapas que les voy a pegar… y mira que aún no tengo ninguno”, admite De Marcos entre risas.
A diez minutos del final, Rooney recortó distancias con un zapatazo impresionante desde la frontal que entró por la escuadra de Gorka. Pero aquel tanto no importó en absoluto, no disminuyó en nada la belleza de “un espectáculo que mereció ser visto y disfrutado”, tal y como aseguró Bielsa en la rueda de prensa posterior al encuentro. Justo antes que él, Ferguson ya había atendido a los medios de comunicación, afirmando que el Athletic se merecía llegar hasta la final de la competición y que era “una maravilla verlos jugar de esta manera”.
Sin duda, quienes tienen un recuerdo más grato de aquella eliminatoria son sus propios protagonistas, los jugadores. “Recuerdo aquella eliminatoria con la ilusión de un niño pequeño, porque en la previa tuve la oportunidad de poder charlar con Carmelo Cedrún. Verte comparado con porteros de semejante talla e historia en el club siempre te llena de responsabilidad y de ilusión. Agarramos el toro por los cuernos y supimos jugar la eliminatoria”, subraya el actual guardameta del Girona Gorka Iraizoz, el mismo que aún recuerda con cariño sus diez años en San Mamés: “Aún me siento un privilegiado por haber podido defender esa portería que tanto amo, la del equipo en el que siempre soñé jugar desde pequeño”. En la misma línea, Gaizka Toquero, que ahora sueña con ayudar al Real Zaragoza a regresar a Primera División, rememora que “había un ambientazo en San Mamés increíble… La afición estaba contentísima, orgullosa del equipo. Los futbolistas tenemos la fortuna de poder hacer feliz a la gente, y aquella noche en Bilbao hicimos feliz a mucha gente. Fue una de las noches más especiales de la historia del Athletic, fue una alegría tremenda. Fue una noche muy bonita, y eso es con lo que te quedas”.
Ciertamente, el Athletic Club no consiguió alzar aquella Europa League al cielo de Bucarest, pero a los aficionados nadie podrá quitarles nunca lo que sintieron las noches del 8 y el 15 de marzo de 2012, cuando los ‘Bielsa Babes’ homenajearon la memoria de Carmelo Cedrún, José María Orúe, Jesús Garay, Nicanor Trapero, Mauricio Ugartemendia, José María Maguregui, José Luis Artetxe, Félix Marcaida, Armando Merodio, Ignacio Uribe y ‘Piru’ Gainza.
En 2012, el Athletic eliminó al Manchester de la Europa League. Lo recordamos con Óscar De Marcos, Gorka Iraizoz, Gaizka Toquero y Eduardo Rodrigálvarez
Marcelo Bielsa y Eduardo Rodrigálvarez apenas debían haber empezado a andar cuando, en la temporada 56-57, el Athletic Club se enfrentó al Manchester United en los cuartos de final de la segunda edición de la Copa de Europa. El conjunto bilbaíno, dirigido por el checoslovaco Ferdinand Daučík, se impuso a los ‘Red Devils’ por un memorable 5-3 sobre la nieve de San Mamés en el primer partido de la eliminatoria. Aun así, en el encuentro de vuelta, los Cedrún, Orúe, Garay, Trapero, Ugartemendia, Maguregui, Artetxe, Marcaida, Merodio, Uribe y Gainza sucumbieron por un doloroso 3-0 a manos de los ‘Busby Babes’, aquella maravillosa generación de jóvenes futbolistas que nos robó la Tragedia de Múnich, y cayeron eliminados.
Y es que, tal y como reconocía Mikel San José en el #Panenka71, el Athletic Club, además de ser un club diferente a todos los demás, siempre ha sido un equipo de extremos, un equipo capaz de lo mejor y de lo peor. Es algo que está en su particular e inigualable esencia, puede ganarle la Supercopa de España al Barcelona a doble partido y puede ser eliminado a las primeras de cambio por el Formentera en su torneo fetiche, la Copa del Rey.
Con todo, entre las grandes noches que adornan la centenaria historia del combinado vasco, dos de las más recientes son las de la eliminatoria de octavos de final de la Europa League del curso 11-12 contra el Manchester United. Después de acabar la fase de grupos por delante del Red Bull Salzburg, el Paris Saint-Germain y el Slovan Bratislava y de superar, con apuros, al Lokomotiv de Moscú en los dieciseisavos; el destino hizo que el camino del Athletic Club de Marcelo Bielsa se cruzara con uno de los grandes favoritos al título, un United que había llegado a la competición rebotado desde la Champions League y que en la ronda anterior había eliminado al Ajax. “Cuando se hizo el sorteo, dijimos: ‘¡Buah!, con lo que nos ha costado llegar hasta aquí y nos toca el Manchester. Verás vaya meneo nos van a pegar’. Llegamos hasta allí por méritos propios y nadie nos regaló nada, pero si te toca el Manchester United es evidente que lo más lógico es que pierdas”, apunta Gaizka Toquero, uno de los hombres más carismáticos de aquel vestuario. Y, en la misma línea, Óscar de Marcos añade que “para nosotros estar en el bombo ya era para sentirnos orgullosos. Estábamos entusiasmados con que nos saliese algún equipo grande para vivir una experiencia en algún campo espectacular y, por suerte, nos cayó el Manchester. En Bilbao, todo el mundo se lo tomó como una fiesta. No porque creyeran que no podíamos pasar o porque ya nos dieran por muertos, sino porque jugar contra el Manchester era como un premio”.
Pero ese premio no solo era para la afición, también era para los futbolistas rojiblancos. “Jugar en Old Trafford era muy ilusionante para todos”, rememora el guardameta Gorka Iraizoz. Y la ilusión, como no podía ser de otra forma, se plasmó en sus rostros desde que pisaron el Teatro de los Sueños el día antes del encuentro para someterse a uno de esos desafíos herculinos a los que Marcelo Bielsa llamaba entrenamientos. Bien podía ser también la última vez que visitaran ese campo histórico en sus carreras deportivas, así que había que inmortalizar cada instante para retenerlo eternamente en la memoria. “Tenemos fotos muy guapas, muy chulas. Y en el vestuario había una fiesta… La tarde antes del partido estábamos como niños pequeños, es que eran tales las ganas de jugar en ese estadio y de jugar contra ese equipo que todos estábamos muy emocionados”, recuerda De Marcos, justo antes de admitir que “nuestras sensaciones eran buenísimas, pero jugar contra el Manchester… Estoy seguro de que no conocían ni a ocho jugadores de nuestro once inicial”.
Mientras se imagina los futbolistas bilbaínos subiéndose por las paredes del vestuario visitante de Old Trafford víctimas de una felicidad desatada y de unos nervios incontenibles, uno casi puede ver a ‘El Loco’ Bielsa quieto en un lado de la sala, observando a sus pupilos y preparándose el partido con la normalidad más absoluta, como si fuera a jugar contra un equipo de Tercera División. Tal y como subraya Eduardo Rodrigálvarez, periodista de El País y autor de Un soviético en la Catedral, “su estilo es innegociable, es un ganador. Él no entendía que por jugar la final contra el Barça tenías menos posibilidades. Aquel Athletic de Bielsa era un equipo en el que el rival importaba poco, casi daba igual cual fuera. Era un equipo descarado y desacomplejado, que creía en sí mismo y que pensaba: ‘¿Por qué coño voy a jugar mal este partido porque sea en Old Trafford?'”. “Era un espectáculo escucharle todos los días. Con él, empezamos a creer en nosotros mismos y a convertirnos en un equipo ganador. Era un motivador nato”, continúa De Marcos; “Marcelo era un genio. Vive por y para el fútbol, y fue un privilegio tenerlo. En ese momento, nos inculcó cosas que tanto los jugadores como el club necesitábamos para seguir creciendo”, sentencia Gorka.
Así que, inevitablemente, justo antes de saltar al césped del Teatro de los Sueños, llegó la charla. Bielsa, que en la rueda de prensa previa al encuentro ya había remarcado que, a pesar de la innegable magnitud del rival, aquello continuaba siendo un partido de fútbol, juntó a todos sus futbolistas y les espetó: “Jugar en Old Trafford es un sueño, pero ganar es una realidad”.
Con aquella frase, una de las más brillantes de una colección verdaderamente interminable, ‘El Loco’ pretendía que sus once jugadores -Gorka Iraizoz, Andoni Iraola, Javi Martínez, Mikel San José, Jon Aurtenetxe, Ander Iturraspe, Ander Herrera, Óscar de Marcos, Iker Muniain, Markel Susaeta y Fernando Llorente- superaran el miedo escénico que podía infligir Old Trafford y se enfrentaran de tú a tú a David de Gea, Rafael da Silva, Chris Smalling, Jonny Evans, Patrice Evra, Park Ji-Sung, Phil Jones, Ryan Giggs, Ashley Young, Wayne Rooney y ‘Chicharito’ Hernández, los elegidos de Sir Alex Ferguson. Y lo consiguió, vaya si lo consiguió.
Una vez dominados los nervios iniciales -De Marcos reconoce que “al principio tenía las piernas bastante tensionadas y agarrotadas por el escenario”-, el Athletic se fue encontrando más cómodo sobre el terreno de juego con el paso de los minutos. Espoleado por los más de 8.000 bilbaínos que inundaron la ciudad y las graderías de un Old Trafford que parecía San Mamés, el cuadro vasco empezó a acercarse con peligro a las inmediaciones de De Gea; pero fue el United el que, haciendo gala de su condición de equipo grande, aprovechó la primera ocasión clara de la que dispuso. En el minuto 23, después de una buena conducción de Giggs, Chicharito disparó a puerta con un chut raso que obligó a Gorka a intervenir. El meta navarro desvió el balón en primera instancia, pero Rooney acudió al rechace y, desde la frontal del área pequeña, hizo subir el 1-0 en el marcador del Teatro de los Sueños.
El golpe ni siquiera inmutó al Athletic, que aprovechó las concesiones de un Manchester apático e indolente para continuar buscando estoicamente la portería contraria. “No nos descompusimos, supimos aguantar y continuar generando ocasiones”, destaca Gorka, el futbolista que más sufría la apuesta decididamente ofensiva de Bielsa. Escribió Rodrigálvarez en la crónica de El País, que “el United tenía como un aire a diva desposeída del mejor camerino, mientras el Athletic abría la puerta con la energía del actor de carácter aún joven. No solo le quitó el protagonismo, sino que le robó el papel, el libreto, el guion y la jerarquía”. Finalmente, en una de las últimas acciones de la primera parte, los futbolistas de Bielsa encontraron el premio que habían estado buscando con tanto ahínco. Tras recibir un balón del incombustible Iraola, Susaeta puso un centro medido al área y el espigado delantero de Pamplona, la gran referencia ofensiva de aquel equipo, apareció entre Smalling y Rafael para equilibrar de nuevo el resultado. El día antes del encuentro Ferguson ya había avisado de que Llorente era “particularmente peligroso” por su dominio del juego aéreo, pero sus defensas no pudieron hacer nada para neutralizar su poderío en el área.
Aquella exhibición de fútbol asociativo, aquel derroche de determinación e insistencia, se multiplicó después del descanso. Convertidos en meros espectadores de un espectáculo impensable e incomprensible, empequeñecidos por un equipo excepcionalmente joven que atacaba en masa, que defendía con una presión asfixiante e intensa y que creía ciegamente en las ideas y en la filosofía de su entrenador; los jugadores del Manchester United no podían hacer más que perseguir las sombras de sus contrincantes y confiar en la calidad de De Gea, que evitó un resultado de escándalo al salvar a los ‘red devils’ en innumerables ocasiones. Sin embargo, en el minuto 71, el arquero madrileño no pudo evitar que De Marcos, “el inagotable, el inacabable, el futbolista sin límite de kilometraje”, según lo definió Rodrigálvarez en las páginas de El País, culminara, en clara posición de fuera de juego, una triangulación tan exquisita como vertiginosa con una volea que supuso el 1-2.
La alegría para la parroquia rojiblanca aún fue mayor cuando, en el minuto 90, llegó el tercer gol de la noche para el conjunto vasco. El ‘Lehendakari’ Toquero, el eterno ‘2’ de aquel equipo, se alzó entre Evans y Jones para habilitar con la cabeza a De Marcos, que chutó desde lejos. De Gea, en su enésima intervención providencial, pudo despejar el balón, pero Muniain, el más listo de la clase, aprovechó un despiste infantil de la zaga local para hacer el 1-3, dejar la eliminatoria encarrilada y poner el broche de oro a un partido que sintetiza la esencia del Athletic de Bielsa, a un partido que “fue la culminación de un proyecto”, señala un Rodrigálvarez que recuerda cómo, mientras intentaba concentrarse para relatar una de las noches más increíbles que ha vivido, Ángel Iturriaga, el autor de Diccionario de jugadores del Athletic Club, se levantó detrás suyo al grito de: “Esto es la canarinha, esto es la canarinha“.
Justo antes del final del encuentro, De Marcos cometió un penalti por unas manos clarísimas que Rooney se encargó de transformar con un chut potente, imposible para Gorka. Aquel 2-3 le daba muchas más opciones al United. “Me quedé con un poco de mal sabor de boca, pero entonces Iraola entró al vestuario y me dijo: ‘Estate tranquilo, que tú no sabes lo que hemos hecho aquí hoy…'”, rememora emocionado el polivalente futbolista vasco. Y es que, ciertamente, aquella pena máxima no empañó ni un ápice la magnitud de una victoria memorable y completamente merecida, conseguida por un equipo que no se dejó impresionar ante la mística de un escenario único y de uno de los grandes colosos del fútbol continental.
“El Athletic ha impartido una majestuosa lección en Old Trafford. En un campo mítico, histórico, ante un equipo con tres Copas de Europa, el cuadro rojiblanco, 23 años de media, ha ofrecido todo un recital de cómo se juega al fútbol. Con valentía y sin complejos. Una obra maestra en un Teatro de los Sueños que se ha despedido del encuentro con un solo grito: ‘¡Athletic, Athletic!’. Y miles de bufandas rojiblancas al viento. Los hombres de Marcelo Bielsa han caricaturizado al Manchester United de Alex Ferguson, han aplastado con un juego de otra galaxia a uno de los grandes de Europa y se han alzado con un triunfo inolvidable que quedará grabado con letras de oro en la memoria colectiva de la afición. Una gesta. Una victoria (2-3) que no refleja, ni con mucho, la distancia sideral que ha existido en el césped”, relataba la crónica de El Correo, el mismo periódico que el día después del encuentro concluía que “la afición del Athletic se ha levantado hoy con una certeza: la victoria de ayer en Old Trafford es uno de los mejores partidos de la historia rojiblanca”.
Desde las mismas entrañas de Old Trafford, mientras trataba de digerir aquella victoria, De Marcos afirmó que “todos confiábamos en que podíamos ganar en El Teatro de los Sueños. El entrenador nos lo había metido en la cabeza, que nadie era mejor que nosotros, que podíamos competir contra cualquier equipo. Y esta noche lo hemos hecho ante uno de los mejores equipos del mundo. Es una noche para sonreír, para disfrutar”. 2.204 días después, el recuerdo de aquella noche aún está vivo en su memoria: “Es imposible olvidar ese día, ese recuerdo es imborrable. El partido fue brutal, es el mejor recuerdo que tengo en el fútbol. He ganado una Supercopa, pero dentro de un campo lo más especial que he vivido es ese partido. La afición estuvo gritando sin parar todo el partido. Estaban mis padres y mi hermano, habían venido amigos… Cada vez que metíamos un gol pensaba en ellos y decía: ‘¡Buah!, lo que estarán gozando’. Además, mi marca al hombre era Giggs… Y me acuerdo perfectamente de que, mientras le seguía por todo el campo, pensaba: ‘Joder, estoy cubriendo a Giggs’. Para mí, para un chaval de Laguardia, imagínate… Es que era una locura, si es que yo a él lo había elegido mil veces para jugar con la Play“.
Tras el 2-3 de Old Trafford, la euforia invadió Bilbao. Aun así, desde Lezama se insistió en remarcar que la eliminatoria no estaba ni mucho menos sentenciada. De hecho, el propio Bielsa ya se había dado prisa en avisar de ello desde la sala de prensa del Teatro de los Sueños: “Todo lo positivo de esta noche no servirá de nada si no logramos el pase a la siguiente ronda”. “Aunque nadie daba un duro por nosotros, hicimos algo histórico y conseguimos dar la sorpresa, pero para nosotros los favoritos todavía eran ellos. Habiendo hecho un partidazo, ganamos 2-3 y pidiendo la hora. Sabíamos que ellos tenían calidad y jugadores de sobra para darle la vuelta a la eliminatoria tranquilamente”, recalca Toquero.
Pero en esa ocasión el destino no había decidido ser cruel con el Athletic y con los 40.000 aficionados que abarrotaron las gradas del viejo San Mamés. Respecto al encuentro de ida, Ferguson, que ya había visitado Bilbao en su etapa como jugador con el Dunfermline y el Glasgow Rangers, introdujo a Rio Ferdinand por Smalling para tratar de dar más consistencia a la zaga y a Michael Carrick y Tom Cleverley por Jones y ‘Chicharito’ para intentar fortalecer el centro del campo, el agujero negro del Manchester en Old Trafford. El cuadro británico jugó mucho mejor que en el encuentro anterior, pero se topó una y otra vez con la férrea defensa del Athletic, completamente convencida de la necesidad de que su rival no creyera en la posibilidad de la remontada en ningún momento. Como si hubieran olvidado el 2-3 de la semana anterior, los locales salieron a controlar el duelo y a ganarlo. Sin especular, Marcelo Bielsa en estado puro.
Las intenciones del Athletic quedaron más que claras antes de que se cumpliera el cuarto de hora de juego. En el minuto 14, tras una buena combinación entre Ander Herrera y Llorente, Muniain y De Marcos estuvieron muy cerca de avanzar a los bilbaínos. Aquella doble ocasión fue el preludio de lo que vendría diez minutos después, cuando Fernando Amorebieta, que había recuperado su puesto en el eje de la zaga rojiblanca tras cumplir un partido de sanción, asistió a Llorente con un magnífico pase de más de 50 metros. Sin dejar caer el balón en el suelo, el killer navarro conectó, de primeras, un derechazo descomunal con el que hizo temblar los cimientos de La Catedral. Llorente tuvo que dejar su sitio en el campo a Toquero antes del descanso por culpa de una inoportuna lesión, pero la huella del ‘9’ quedó grabada para siempre en el recuerdo de aquella eliminatoria gracias a aquella soberbia volea.
La superioridad del Athletic aún fue mayor en la segunda parte, hasta el punto de que Iraola estuvo a punto de hacer un auténtico golazo, pero tras regatear a tres rivales como si fuera el mismísimo Garrincha su remate con la izquierda salió ligeramente desviado a la izquierda de la portería de De Gea. “Fue una jugada impresionante, para llevárselo a los altares de San Mamés. Aquella jugada solo se la he visto hacer a Leo Messi y a Andoni Iraola”, señala Rodrigálvarez.
Iraola quizás falló el gol de su vida, pero el guion del encuentro ya estaba escrito: el segundo de los pupilos de Bielsa tenía que caer en cualquier momento. Finalmente, en el minuto 65, tras una gran acción de Susaeta y un buen centro de Iraola que Toquero no pudo rematar correctamente, el esférico quedó muerto en el punto de penalti. Justo allí apareció De Marcos, siempre omnipresente, para bajarlo con el pecho y destrozarlo con la izquierda, certificando la clasificación para los cuartos de final de la Europa League y provocando el delirio en un San Mamés enloquecidamente enamorado de sus jugadores y de su entrenador. “He visto ese gol un millón de veces. Recuerdo cómo se me tiraron todos encima justo después… Es la eliminatoria más guapa que he vivido. Tuve la suerte de marcar en los dos partidos, y eso ni se me olvida a mí ni se les va a olvidar a mis hijos de las chapas que les voy a pegar… y mira que aún no tengo ninguno”, admite De Marcos entre risas.
A diez minutos del final, Rooney recortó distancias con un zapatazo impresionante desde la frontal que entró por la escuadra de Gorka. Pero aquel tanto no importó en absoluto, no disminuyó en nada la belleza de “un espectáculo que mereció ser visto y disfrutado”, tal y como aseguró Bielsa en la rueda de prensa posterior al encuentro. Justo antes que él, Ferguson ya había atendido a los medios de comunicación, afirmando que el Athletic se merecía llegar hasta la final de la competición y que era “una maravilla verlos jugar de esta manera”.
Sin duda, quienes tienen un recuerdo más grato de aquella eliminatoria son sus propios protagonistas, los jugadores. “Recuerdo aquella eliminatoria con la ilusión de un niño pequeño, porque en la previa tuve la oportunidad de poder charlar con Carmelo Cedrún. Verte comparado con porteros de semejante talla e historia en el club siempre te llena de responsabilidad y de ilusión. Agarramos el toro por los cuernos y supimos jugar la eliminatoria”, subraya el actual guardameta del Girona Gorka Iraizoz, el mismo que aún recuerda con cariño sus diez años en San Mamés: “Aún me siento un privilegiado por haber podido defender esa portería que tanto amo, la del equipo en el que siempre soñé jugar desde pequeño”. En la misma línea, Gaizka Toquero, que ahora sueña con ayudar al Real Zaragoza a regresar a Primera División, rememora que “había un ambientazo en San Mamés increíble… La afición estaba contentísima, orgullosa del equipo. Los futbolistas tenemos la fortuna de poder hacer feliz a la gente, y aquella noche en Bilbao hicimos feliz a mucha gente. Fue una de las noches más especiales de la historia del Athletic, fue una alegría tremenda. Fue una noche muy bonita, y eso es con lo que te quedas”.
Ciertamente, el Athletic Club no consiguió alzar aquella Europa League al cielo de Bucarest, pero a los aficionados nadie podrá quitarles nunca lo que sintieron las noches del 8 y el 15 de marzo de 2012, cuando los ‘Bielsa Babes’ homenajearon la memoria de Carmelo Cedrún, José María Orúe, Jesús Garay, Nicanor Trapero, Mauricio Ugartemendia, José María Maguregui, José Luis Artetxe, Félix Marcaida, Armando Merodio, Ignacio Uribe y ‘Piru’ Gainza.
lunes, 19 de marzo de 2018
Las suspicacias del FC Barcelona
Artículo publicado por Jon Rivas en www.fiebrerojiblanca.com el 18/03/2018
El empacho futbolístico Athletic-Barcelona de hace un par de temporadas provocó en Bilbao una cierta sensación de hastío, incrementada, además, por algunas informaciones aparecidas en la prensa catalana en las que se dudaba de la elección de los árbitros. Suspicacias de equipo grande, que no se corresponden luego con la realidad, porque el balance anual suele favorecer siempre a los poderosos.
Sin embargo, esas suspicacias no eran nuevas. Se repiten cíclicamente. En la temporada 1955-56, Bodas de Plata de la Liga, cuando el Athletic había renovado su plantel, y Daucik tomó los mandos, la prensa de Barcelona también se mostró muy picajosa en las últimas jornadas. La situación favorecía al equipo bilbaino, líder del campeonato a falta de dos jornadas, con un punto de ventaja sobre el Barça. Debía jugar en Mendizorroza, frente al Alavés, y después recibir al Valladolid.
En Barcelona vigilaban cualquier movimiento extraño. El 15 de abril se jugaba en Vitoria y la expectación enorme. Llovía y a pesar del tiempo, el campo estaba abarrotado. El Alavés había vendido 17.000 localidades de pie y completó un aforo de 23.000 espectadores. Demasiados, sobre todo teniendo en cuenta que el aforo oficial de Mendizorroza estaba fijado en 10.000 espectadores.
En un error de cálculo, los dirigentes alavesistas decidieron levantar una tribuna de mecanotubo para ampliar los asientos, pero sin tener en cuenta que esa maniobra reduciría las localidades de pie. por eso, un cuarto de hora antes de que comenzara el partido, previsto para las 17.00 horas, la grada reventó. El público invadió el césped y, con cierta prudencia, se colocó en cuatro filas, pero llegaba hasta la línea de banda.
Rafael Tamarit Falaguera, que era el árbitro del partido, al recibir noticias del suceso, se puso su gabardina y salió a inspeccionar el campo, volvió a entrar y esperó a que a las 16.55 horas, los jugadores saltaran al campo, rodeados de una nube de fotógrafos, 18 según La Gaceta del Norte. Casi veinte minutos más tarde salió Tamarit, ya de uniforme, acompañado del delegado de campo y el federativo Gómez Rubiera. Dieron una vuelta al campo y se retiraron. A las 17.45, Gainza, el capitán del Athletic, después de pasar por la caseta del árbitro, avisó al resto de los jugadores que el partido había sido suspendido. El árbitro indicó a los dos equipos que era imposible jugar con cuatro filas de espectadores al límite del césped. “No puede el balón salir por la banda”, indicó.
Se anunció la decisión y el público enfadado, se fue marchando del estadio poco a poco. La delegación bilbaina montó en su Pájaro Rojo, el autocar Ford que habían regalado los empresarios vizcaínos hermanos Arechederra, que habían hecho fortuna en México, y que conducía Chabo Buesa, y enfiló hacia Murgia, donde se concentró de cara al día siguiente, lunes, ya que en reunión urgente, todas las partes habían decidido que el partido se jugaría a la misma hora del día siguiente.
Así se hizo. El campo estuvo de nuevo lleno, pero menos, porque muchos seguidores del Athletic no pudieron desplazarse desde Bilbao, al no ser festivo. Mientras, el Barcelona era líder virtual porque había ganado con apuros al Español en Les Corts. Aún así, al Athletic no le tembló el pulso el lunes: pese al lodazal de Mendizorroza, Marcaida, Gainza y Uribe protagonizaron con sus goles el inapelable 0-3 que certificaba media Liga para el equipo rojiblanco trece años después del último título.
Sólo quedaba el Valladolid. Bastaba con un empate para que el Athletic se proclamara campeón.
Entonces, algunos medios barceloneses comenzaron a lanzar mensajes de duda. El Correo Catalán elucubró sobre la posibilidad de que la suspensión del partido hubiera estado pactada: “El plan era claro. Se imponía suspender el partido y la única forma era vendiendo más entradas de las permitidas, haciendo imposible que se jugara el partido”. Y se preguntaba el mismo diario: “¿Por qué? Sencillamente si hubiese perdido el Barcelona, el Atlético de Bilbao seguramente hubiera dado ‘facilidades’ al Alavés en ese partido realmente comprometido. No fue así y en este caso… ¿No me dirá que el Atlético de Bilbao recibió esas ‘facilidades’ del Alavés?” Los redactores del periódico barcelonés, después de lanzar la piedra s curaban en salud, así que se respondían a sí mismos. “No, desde luego”.
Pero habían sembrado la sombra de la duda entre sus lectores. Se disiparía pronto, cuando el Athletic venció al Valladolid también por 3-0 y sentenció la Liga en San Mamés, después de trece años el conjunto rojiblanco se llevaba el título y conseguía además una plaza para la Copa de Europa. Unos días después, el Real Madrid accedió a la final europea tras eliminar al Milan en semifinales y también logró un puesto después de ganar la final al Stade de Reims.
Por cierto: no se crean que el título liguero fue noticia principal en la Prensa. La Gaceta del Norte la relegó a la parte baja de su portada. Con fotografía, eso si. El encabezamiento principal estaba dedicado a Franco, que inauguró en Sevilla los Astilleros de la Empresa Nacional Elcano
El empacho futbolístico Athletic-Barcelona de hace un par de temporadas provocó en Bilbao una cierta sensación de hastío, incrementada, además, por algunas informaciones aparecidas en la prensa catalana en las que se dudaba de la elección de los árbitros. Suspicacias de equipo grande, que no se corresponden luego con la realidad, porque el balance anual suele favorecer siempre a los poderosos.
Sin embargo, esas suspicacias no eran nuevas. Se repiten cíclicamente. En la temporada 1955-56, Bodas de Plata de la Liga, cuando el Athletic había renovado su plantel, y Daucik tomó los mandos, la prensa de Barcelona también se mostró muy picajosa en las últimas jornadas. La situación favorecía al equipo bilbaino, líder del campeonato a falta de dos jornadas, con un punto de ventaja sobre el Barça. Debía jugar en Mendizorroza, frente al Alavés, y después recibir al Valladolid.
En Barcelona vigilaban cualquier movimiento extraño. El 15 de abril se jugaba en Vitoria y la expectación enorme. Llovía y a pesar del tiempo, el campo estaba abarrotado. El Alavés había vendido 17.000 localidades de pie y completó un aforo de 23.000 espectadores. Demasiados, sobre todo teniendo en cuenta que el aforo oficial de Mendizorroza estaba fijado en 10.000 espectadores.
En un error de cálculo, los dirigentes alavesistas decidieron levantar una tribuna de mecanotubo para ampliar los asientos, pero sin tener en cuenta que esa maniobra reduciría las localidades de pie. por eso, un cuarto de hora antes de que comenzara el partido, previsto para las 17.00 horas, la grada reventó. El público invadió el césped y, con cierta prudencia, se colocó en cuatro filas, pero llegaba hasta la línea de banda.
Rafael Tamarit Falaguera, que era el árbitro del partido, al recibir noticias del suceso, se puso su gabardina y salió a inspeccionar el campo, volvió a entrar y esperó a que a las 16.55 horas, los jugadores saltaran al campo, rodeados de una nube de fotógrafos, 18 según La Gaceta del Norte. Casi veinte minutos más tarde salió Tamarit, ya de uniforme, acompañado del delegado de campo y el federativo Gómez Rubiera. Dieron una vuelta al campo y se retiraron. A las 17.45, Gainza, el capitán del Athletic, después de pasar por la caseta del árbitro, avisó al resto de los jugadores que el partido había sido suspendido. El árbitro indicó a los dos equipos que era imposible jugar con cuatro filas de espectadores al límite del césped. “No puede el balón salir por la banda”, indicó.
Se anunció la decisión y el público enfadado, se fue marchando del estadio poco a poco. La delegación bilbaina montó en su Pájaro Rojo, el autocar Ford que habían regalado los empresarios vizcaínos hermanos Arechederra, que habían hecho fortuna en México, y que conducía Chabo Buesa, y enfiló hacia Murgia, donde se concentró de cara al día siguiente, lunes, ya que en reunión urgente, todas las partes habían decidido que el partido se jugaría a la misma hora del día siguiente.
Así se hizo. El campo estuvo de nuevo lleno, pero menos, porque muchos seguidores del Athletic no pudieron desplazarse desde Bilbao, al no ser festivo. Mientras, el Barcelona era líder virtual porque había ganado con apuros al Español en Les Corts. Aún así, al Athletic no le tembló el pulso el lunes: pese al lodazal de Mendizorroza, Marcaida, Gainza y Uribe protagonizaron con sus goles el inapelable 0-3 que certificaba media Liga para el equipo rojiblanco trece años después del último título.
Sólo quedaba el Valladolid. Bastaba con un empate para que el Athletic se proclamara campeón.
Entonces, algunos medios barceloneses comenzaron a lanzar mensajes de duda. El Correo Catalán elucubró sobre la posibilidad de que la suspensión del partido hubiera estado pactada: “El plan era claro. Se imponía suspender el partido y la única forma era vendiendo más entradas de las permitidas, haciendo imposible que se jugara el partido”. Y se preguntaba el mismo diario: “¿Por qué? Sencillamente si hubiese perdido el Barcelona, el Atlético de Bilbao seguramente hubiera dado ‘facilidades’ al Alavés en ese partido realmente comprometido. No fue así y en este caso… ¿No me dirá que el Atlético de Bilbao recibió esas ‘facilidades’ del Alavés?” Los redactores del periódico barcelonés, después de lanzar la piedra s curaban en salud, así que se respondían a sí mismos. “No, desde luego”.
Pero habían sembrado la sombra de la duda entre sus lectores. Se disiparía pronto, cuando el Athletic venció al Valladolid también por 3-0 y sentenció la Liga en San Mamés, después de trece años el conjunto rojiblanco se llevaba el título y conseguía además una plaza para la Copa de Europa. Unos días después, el Real Madrid accedió a la final europea tras eliminar al Milan en semifinales y también logró un puesto después de ganar la final al Stade de Reims.
Por cierto: no se crean que el título liguero fue noticia principal en la Prensa. La Gaceta del Norte la relegó a la parte baja de su portada. Con fotografía, eso si. El encabezamiento principal estaba dedicado a Franco, que inauguró en Sevilla los Astilleros de la Empresa Nacional Elcano
domingo, 18 de marzo de 2018
Sin comodines
Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 18/03/2018
Parece que el Athletic lleva toda la temporada jugando a '¿Quién quiere ser millonario?'. El programa que popularizó el baracaldés Carlos Sobera tenia como aliciente la utilización de comodines por parte de los concursantes, si no se veían capaces de acertar una determinada pregunta.
Primero fue el comodín del 50%. El Athletic echó por tierra a las primeras de cambio la Copa, una de las competiciones extra de esta temporada, aparte de la Liga, y que históricamente es santo y seña del club. Como casi siempre, no fue solo el qué, sino el cómo y contra quién. Eliminados por un equipo de Segunda B y en San Mamés, fue una dolorosa pérdida que hizo que el equipo desperdiciara uno de sus comodines. Pero seguía quedando la Europa League.
El segundo comodín, el de la llamada, se ha venido utilizando con regularidad. Muchas han sido las peticiones realizadas a la afición para que el equipo se sienta arropado y pueda hacer algo importante, especialmente en Europa. Siendo una competición diferente y en la que quizás se pudieran olvidar de la también irregular trayectoria en la Liga, todos teníamos puestas esperanzas en que el equipo se soltase y diera una alegría a la afición. También desde múltiples sectores se han hecho llamamientos al equipo para que cambiara y diese un paso hacia adelante. Por diferentes motivos o no ha sabido o no ha podido hacerlo.
El tercero, el comodín del público, también parece haberlo desaprovechado. San Mamés dictó sentencia el pasado jueves a la finalización del partido contra el Olympique de Marsella. La impotencia de no verse en ningún momento con posibilidades de pasar la eliminatoria llevó a una gran parte de la afición a mostrar su profunda desaprobación, que acabó manifestándose con una importante pañolada al término del encuentro. La sonora respuesta parece ir más allá de la trayectoria del primer equipo. Hasta ahora, San Mamés vivía en un hastío generalizado, como aceptando resignado lo que acontecía semana a semana. Lo del otro día no es más que otro paso en la escalada del descontento. Seguro que desde Ibaigane se tomará buena nota, si es que no lo ha hecho ya.
Pues bien, parece que ahora el concursante, que no es otro que nuestro Athletic, juega ya solo esta partida. Sin comodines a los que agarrarse, a este equipo solo le queda la Liga. Y hoy le toca lidiar con una de las preguntas más difíciles, la del Barcelona en el Camp Nou. A menudo, uno saca sus recursos cuando se ve ante una situación de necesidad. Tanto los grupos como los individuos crecen en la dificultad porque se ven obligados a no depender de nada ni de nadie. Ahora mismo, sin comodines en el que apoyarse, el Athletic necesita sacar todos sus recursos para poder recuperar al menos el del público, que por otro lado es el alma de este club.
No hay que olvidar que somos el Athletic y si algo nos ha caracterizado en todos estos años de existencia es que cuando el equipo, el club, más lo necesita siempre aparece su gente. A nada que se active el equipo, el publico reacciona positivamente. Pero eso si, la afición no parece estar dispuesta a seguir con el mismo rumbo indefinido de cara a la siguiente temporada.
Parece que el Athletic lleva toda la temporada jugando a '¿Quién quiere ser millonario?'. El programa que popularizó el baracaldés Carlos Sobera tenia como aliciente la utilización de comodines por parte de los concursantes, si no se veían capaces de acertar una determinada pregunta.
Primero fue el comodín del 50%. El Athletic echó por tierra a las primeras de cambio la Copa, una de las competiciones extra de esta temporada, aparte de la Liga, y que históricamente es santo y seña del club. Como casi siempre, no fue solo el qué, sino el cómo y contra quién. Eliminados por un equipo de Segunda B y en San Mamés, fue una dolorosa pérdida que hizo que el equipo desperdiciara uno de sus comodines. Pero seguía quedando la Europa League.
El segundo comodín, el de la llamada, se ha venido utilizando con regularidad. Muchas han sido las peticiones realizadas a la afición para que el equipo se sienta arropado y pueda hacer algo importante, especialmente en Europa. Siendo una competición diferente y en la que quizás se pudieran olvidar de la también irregular trayectoria en la Liga, todos teníamos puestas esperanzas en que el equipo se soltase y diera una alegría a la afición. También desde múltiples sectores se han hecho llamamientos al equipo para que cambiara y diese un paso hacia adelante. Por diferentes motivos o no ha sabido o no ha podido hacerlo.
El tercero, el comodín del público, también parece haberlo desaprovechado. San Mamés dictó sentencia el pasado jueves a la finalización del partido contra el Olympique de Marsella. La impotencia de no verse en ningún momento con posibilidades de pasar la eliminatoria llevó a una gran parte de la afición a mostrar su profunda desaprobación, que acabó manifestándose con una importante pañolada al término del encuentro. La sonora respuesta parece ir más allá de la trayectoria del primer equipo. Hasta ahora, San Mamés vivía en un hastío generalizado, como aceptando resignado lo que acontecía semana a semana. Lo del otro día no es más que otro paso en la escalada del descontento. Seguro que desde Ibaigane se tomará buena nota, si es que no lo ha hecho ya.
Pues bien, parece que ahora el concursante, que no es otro que nuestro Athletic, juega ya solo esta partida. Sin comodines a los que agarrarse, a este equipo solo le queda la Liga. Y hoy le toca lidiar con una de las preguntas más difíciles, la del Barcelona en el Camp Nou. A menudo, uno saca sus recursos cuando se ve ante una situación de necesidad. Tanto los grupos como los individuos crecen en la dificultad porque se ven obligados a no depender de nada ni de nadie. Ahora mismo, sin comodines en el que apoyarse, el Athletic necesita sacar todos sus recursos para poder recuperar al menos el del público, que por otro lado es el alma de este club.
No hay que olvidar que somos el Athletic y si algo nos ha caracterizado en todos estos años de existencia es que cuando el equipo, el club, más lo necesita siempre aparece su gente. A nada que se active el equipo, el publico reacciona positivamente. Pero eso si, la afición no parece estar dispuesta a seguir con el mismo rumbo indefinido de cara a la siguiente temporada.
sábado, 17 de marzo de 2018
viernes, 16 de marzo de 2018
jueves, 15 de marzo de 2018
Creer
Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 15/03/2018
Creer: considerar una cosa como posible o probable, sin llegar a tener una certeza absoluta de ello. Esto lo que necesitamos todos para que esta tarde se pueda dar la vuelta a la eliminatoria. lamentablemente, esta temporada la remontada parece más probable que posible. Pero puede que hoy toque caminar por el sendero de la incertidumbre y realizar, cual Indiana Jones, un salto de FE. Y todos y todas debemos comulgar de ese salto. El ambiente de optimismo será necesario aún a sabiendas de lo complicado de la empresa y que el Marsella tiene un resultado muy favorable.
Pero no seria la primera no será la última vez, si es que se supera, que se consigue dar la vuelta a una eliminatoria con un 3-1 en el partido de ida o con dos goles en contra. La primera eliminatoria que jugué en Europa fue frente al Anorthosis, en septiembre de 1994, y remontamos un 2-0 en contra. En Chipre no hicimos un buen partido, pero en la vuelta salimos convencidos de poder darle la vuelta a la eliminatoria, y eso que había que hacer tres goles sin encajar ninguno. Y lo conseguimos. La convicción es un poderoso elemento. Condición necesaria aunque no suficiente.
Fue un partido con mucha pasión, basado en un acoso constante desde el pitido inicial. Para el minuto 17 conseguimos el primer gol, cuando rematé con la izquierda un balón cruzado al área. El segundo llegó en el minuto 24, con un autogol. Para el tercero hubo que esperar hasta el último minuto, cuando Genar Andrinua marcó con la cabeza e hizo justicia a los méritos de uno y otro equipo. Teníamos claro que iba a ser complicado y para muchos era nuestra primera eliminatoria en Europa, pero sabíamos que íbamos a tener nuestras posibilidades y afortunadamente salió bien.
Hoy toca intentarlo contra el Olympique, un equipo que baja mucho su rendimiento fuera de casa. Esta temporada, de los seis partidos que ha disputado en Europa fuera de Marsella no ha ganado ninguno, con tres derrotas y tres empates. Si linea más débil es la defensiva, lo cual da esperanzas de que si se consigue llegar a su portería se les puede hacer mucho daño.
Es cierto que cuando te roban el balón, sobre todo si consiguen conectar con Payet -el cerebro, el que piensa, el que asiste-, tienen jugadores rápidos, verticales y que en estos momentos están pasando por un buen momento, y generan ocasiones sin tener que elaborar demasiado las jugadas. Aprovechan muy bien los errores del rival, sobre todo en zonas comprometidas del centro del campo, y el Athletic, esta temporada, sufre mucho en el retorno, en el balance ataque-defensa, cada vez que pierde el balón. El mismo partido de ida, en Marsella, es un ejemplo claro.
El partido dura 90 minutos. Dos goles se pueden conseguir en cualquier momento, y el Athletic -cuerpo técnico, jugadores, afición-, históricamente, es un equipo de luchar, de perseguir, de no dar un resultado por perdido y de creer y tener fe en que todo es posible. Hasta el pitido final.
Creer: considerar una cosa como posible o probable, sin llegar a tener una certeza absoluta de ello. Esto lo que necesitamos todos para que esta tarde se pueda dar la vuelta a la eliminatoria. lamentablemente, esta temporada la remontada parece más probable que posible. Pero puede que hoy toque caminar por el sendero de la incertidumbre y realizar, cual Indiana Jones, un salto de FE. Y todos y todas debemos comulgar de ese salto. El ambiente de optimismo será necesario aún a sabiendas de lo complicado de la empresa y que el Marsella tiene un resultado muy favorable.
Pero no seria la primera no será la última vez, si es que se supera, que se consigue dar la vuelta a una eliminatoria con un 3-1 en el partido de ida o con dos goles en contra. La primera eliminatoria que jugué en Europa fue frente al Anorthosis, en septiembre de 1994, y remontamos un 2-0 en contra. En Chipre no hicimos un buen partido, pero en la vuelta salimos convencidos de poder darle la vuelta a la eliminatoria, y eso que había que hacer tres goles sin encajar ninguno. Y lo conseguimos. La convicción es un poderoso elemento. Condición necesaria aunque no suficiente.
Fue un partido con mucha pasión, basado en un acoso constante desde el pitido inicial. Para el minuto 17 conseguimos el primer gol, cuando rematé con la izquierda un balón cruzado al área. El segundo llegó en el minuto 24, con un autogol. Para el tercero hubo que esperar hasta el último minuto, cuando Genar Andrinua marcó con la cabeza e hizo justicia a los méritos de uno y otro equipo. Teníamos claro que iba a ser complicado y para muchos era nuestra primera eliminatoria en Europa, pero sabíamos que íbamos a tener nuestras posibilidades y afortunadamente salió bien.
Hoy toca intentarlo contra el Olympique, un equipo que baja mucho su rendimiento fuera de casa. Esta temporada, de los seis partidos que ha disputado en Europa fuera de Marsella no ha ganado ninguno, con tres derrotas y tres empates. Si linea más débil es la defensiva, lo cual da esperanzas de que si se consigue llegar a su portería se les puede hacer mucho daño.
Es cierto que cuando te roban el balón, sobre todo si consiguen conectar con Payet -el cerebro, el que piensa, el que asiste-, tienen jugadores rápidos, verticales y que en estos momentos están pasando por un buen momento, y generan ocasiones sin tener que elaborar demasiado las jugadas. Aprovechan muy bien los errores del rival, sobre todo en zonas comprometidas del centro del campo, y el Athletic, esta temporada, sufre mucho en el retorno, en el balance ataque-defensa, cada vez que pierde el balón. El mismo partido de ida, en Marsella, es un ejemplo claro.
El partido dura 90 minutos. Dos goles se pueden conseguir en cualquier momento, y el Athletic -cuerpo técnico, jugadores, afición-, históricamente, es un equipo de luchar, de perseguir, de no dar un resultado por perdido y de creer y tener fe en que todo es posible. Hasta el pitido final.
lunes, 12 de marzo de 2018
Centenario europeo de San Mamés
Fuente: www.athletic-club.eus
El Athletic Club cumplirá este jueves frente al Olympique Marseille su partido número cien en San Mamés disputando competiciones europeas.
Desde que se estrenara el 26 de septiembre de 1956 con una victoria frente al FC Porto por 3-2 en los dieciseisavos de la Copa de Europa, la Catedral ha sido el escenario incomparable de noventa y nueve partidos europeos, siendo el del jueves contra los franceses el encuentro centenario.
En el mismo, San Mamés tiene un reto: lograr que esta larga y preciosa historia continúe y que disfrutemos durante esta misma temporada también del partido 101. Ello significaría que los leones han conseguido remontar el marcador adverso cosechado en Francia y se han clasificado para los cuartos de final de la Europa League.
No será nada fácil, pero los rojiblancos ya han logrado en varias ocasiones remontar en San Mamés resultados negativos de los partidos de ida, como sucedió, entre otros, contra el Newcastle, el Anorthosis, el Sporting de Portugal, el Lokomotiv, el Dinamo Tiblisi, el Trabzonspor, el Ujpest Dozsa y el AEK.
El partido europeo 101 es posible. #101baietz
El Athletic Club cumplirá este jueves frente al Olympique Marseille su partido número cien en San Mamés disputando competiciones europeas.
Desde que se estrenara el 26 de septiembre de 1956 con una victoria frente al FC Porto por 3-2 en los dieciseisavos de la Copa de Europa, la Catedral ha sido el escenario incomparable de noventa y nueve partidos europeos, siendo el del jueves contra los franceses el encuentro centenario.
En el mismo, San Mamés tiene un reto: lograr que esta larga y preciosa historia continúe y que disfrutemos durante esta misma temporada también del partido 101. Ello significaría que los leones han conseguido remontar el marcador adverso cosechado en Francia y se han clasificado para los cuartos de final de la Europa League.
No será nada fácil, pero los rojiblancos ya han logrado en varias ocasiones remontar en San Mamés resultados negativos de los partidos de ida, como sucedió, entre otros, contra el Newcastle, el Anorthosis, el Sporting de Portugal, el Lokomotiv, el Dinamo Tiblisi, el Trabzonspor, el Ujpest Dozsa y el AEK.
El partido europeo 101 es posible. #101baietz
... y el sueño de Marcos Torres se hizo realidad
Artículo publicado por Jon Zubieta en el diario Mundo Deportivo el 11/03/2018
Marcos Torres, hincha toledano del Athletic, y su nieta Gema están ya en San Mamés
(Twitter Gema Torres)
Marcos Torres, un toledano de 90 años, cumplió por fin su sueño. Hincha del Athletic desde los 17 y con carné de socio de la Peña Madrileña, ha recorrido los campos del país para disfrutar con los partidos de los leones y hoy ha podido regresar a San Mamés. Hoy ha vuelto a disfrutar de la magia del equipo de sus amores.
Todo comenzó con un mensaje de Gema Torres en la redes en septiembre de 2017. “¿Me ayudáis a que mi abuelo cumpla su sueño?”. Quería que volviese a un escenario mágico para él y así conocer a los jugadores. Dicho y hecho. “No os imagináis cómo le brillaban los ojos aquel día. Disfrutó de su Athletic como siempre había hecho y demostró, a toda la familia, que ser hincha de un club más que un sentimiento es una forma de vida”, explicó su nieta Gema en referencia a la visita que realizó hace meses.
El día que el Leganés selló su permanencia en San Mamés
Además, en aquella emotiva carta, Gema lanzó que querían “hacerle un regalo especial”. No era otro que “volver a llevarle a que disfrute de su gente, de su hogar, de su San Mamés. Sería algo precioso que, entonces, pudiera conocer a los jugadores del equipo que ocupa su corazón”. Marcos lo ha conseguido y su nieta ha colgado fotos del singular momento. Con la camiseta rojiblanca, por su puesto.
Marcos Torres, hincha toledano del Athletic, y su nieta Gema están ya en San Mamés
(Twitter Gema Torres)
Marcos Torres, un toledano de 90 años, cumplió por fin su sueño. Hincha del Athletic desde los 17 y con carné de socio de la Peña Madrileña, ha recorrido los campos del país para disfrutar con los partidos de los leones y hoy ha podido regresar a San Mamés. Hoy ha vuelto a disfrutar de la magia del equipo de sus amores.
Todo comenzó con un mensaje de Gema Torres en la redes en septiembre de 2017. “¿Me ayudáis a que mi abuelo cumpla su sueño?”. Quería que volviese a un escenario mágico para él y así conocer a los jugadores. Dicho y hecho. “No os imagináis cómo le brillaban los ojos aquel día. Disfrutó de su Athletic como siempre había hecho y demostró, a toda la familia, que ser hincha de un club más que un sentimiento es una forma de vida”, explicó su nieta Gema en referencia a la visita que realizó hace meses.
El día que el Leganés selló su permanencia en San Mamés
Además, en aquella emotiva carta, Gema lanzó que querían “hacerle un regalo especial”. No era otro que “volver a llevarle a que disfrute de su gente, de su hogar, de su San Mamés. Sería algo precioso que, entonces, pudiera conocer a los jugadores del equipo que ocupa su corazón”. Marcos lo ha conseguido y su nieta ha colgado fotos del singular momento. Con la camiseta rojiblanca, por su puesto.
domingo, 11 de marzo de 2018
El primer partido que se televisó desde San Mamés
Artículo publicado por Jon Rivas en www.fiebrerojiblanca.com el 11/03/2018
Las cámaras de TVE que se instalaron para el primer partido televisado en San Mamés.
FUNDACIÓN POPULAR DE ESTUDIOS VASCOS
Un dato curioso: en los cromos de la temporada 1962/63 aparece por primera vez José Ángel Iribar, que sería fijo en las colecciones durante década y media. Sin embargo, en el cromo correspondiente, aunque el primer plano le corresponde al Chopo, la fotografía de fondo, una acción en un partido, no es del propio Iribar. Resulta lógico porque debutó con la temporada ya comenzada, que era, además, la del 50 aniversario de San Mamés.
Por supuesto, el campo había cambiado mucho desde su inauguración en 1913. Del proyecto inicial de Manuel María de Smith apenas quedaba la orientación del campo y poco más. La tribuna de madera inicial, que se amplió en años sucesivos, dio paso a la que se sustentaba en el arco y que se había convertido en un icono de Bilbao. La General descubierta había ampliado su tamaño y en 1963 daba cabida a 15.000 personas. También se había construido la tribuna de Ingenieros, alta y baja, y pocos meses antes de cumplir 50 años, se terminó de levantar la llamada tribuna Garay.
De hecho, las cosas han cambiado poco desde entonces, salvo en las cuantías millonarias que reciben ahora los clubes, porque ya en 1963 el Real Madrid y el Barcelona eran los que más cobraban por partido: 450.615 y 419.340 pesetas respectivamente; después, a distancia el Atlético de Madrid con 290.000 pesetas; luego el Valencia, 240.000, el Sevilla, 230.000 y el Athletic, 207.000 pesetas. Los que menos recibían eran Elche (60.000) y Málaga (56.670).
Así que el fútbol nocturno comenzaba a imponerse. El Athletic se gastó 3,5 millones de pesetas en las cuatro torres con 300 focos en total y una potencia de 550 luxes. Tuvo la entidad rojiblanca que acometer también la iluminación interior de las tribunas, que hasta entonces no había sido necesaria. Las dos últimas torres de aquellas que se instalaron en San Mamés seguían en pie hasta hace unos meses, muy cerca de su ubicación inicial, ya que se colocaron en el campo de Garellano, apenas a cien metros de la Catedral, y cuando el recinto deportivo se convirtió en la estación de autobuses de Bilbao, se mantuvieron allí. Las obras de la nueva estación de autobuses han acabado con la penúltima reliquia viva del viejo San Mamés. Queda el arco.
Con la luz funcionando en el campo, por fin llegaron las cámaras de televisión para retransmitir un partido, aunque estuvieron a punto de no poder hacerlo. Se había elegido el choque entre el Athletic y el Real Valladolid, que dirigía el mítico portero del Barcelona Antonio Ramallets. La fecha indicada, el 3 de febrero de 1963 y el partido se programó para las 18.30 horas, cuando comenzaba a anochecer sobre Bilbao.
Las cámaras se instalaron en unos andamios colocados en la parte alta de la General, y resguardadas por una tejavana, mientras la unidad móvil encargada de enviar la señal se colocaba junto al muro del campo, en la calle Luis Briñas. Pero el de 1963 fue un invierno muy frío, y la nieve cubrió San Mamés el día anterior al partido. Se pensó incluso en suspender el encuentro por las condiciones del campo, pero el Athletic envió varias brigadas de trabajadores a recoger la nieve y el choque se disputó con normalidad, por lo que las tres cámaras instaladas en San Mamés lo retransmitieron. Ganó el Athletic 3-0. Todo salió perfecto, la señal en blanco y negro entró en los hogares que tenían el aparato televisivo y las gradas se llenaron. La TV no les quitaba espectadores a los campos.
Las cámaras de TVE que se instalaron para el primer partido televisado en San Mamés.
FUNDACIÓN POPULAR DE ESTUDIOS VASCOS
Un dato curioso: en los cromos de la temporada 1962/63 aparece por primera vez José Ángel Iribar, que sería fijo en las colecciones durante década y media. Sin embargo, en el cromo correspondiente, aunque el primer plano le corresponde al Chopo, la fotografía de fondo, una acción en un partido, no es del propio Iribar. Resulta lógico porque debutó con la temporada ya comenzada, que era, además, la del 50 aniversario de San Mamés.
Por supuesto, el campo había cambiado mucho desde su inauguración en 1913. Del proyecto inicial de Manuel María de Smith apenas quedaba la orientación del campo y poco más. La tribuna de madera inicial, que se amplió en años sucesivos, dio paso a la que se sustentaba en el arco y que se había convertido en un icono de Bilbao. La General descubierta había ampliado su tamaño y en 1963 daba cabida a 15.000 personas. También se había construido la tribuna de Ingenieros, alta y baja, y pocos meses antes de cumplir 50 años, se terminó de levantar la llamada tribuna Garay.
De hecho, las cosas han cambiado poco desde entonces, salvo en las cuantías millonarias que reciben ahora los clubes, porque ya en 1963 el Real Madrid y el Barcelona eran los que más cobraban por partido: 450.615 y 419.340 pesetas respectivamente; después, a distancia el Atlético de Madrid con 290.000 pesetas; luego el Valencia, 240.000, el Sevilla, 230.000 y el Athletic, 207.000 pesetas. Los que menos recibían eran Elche (60.000) y Málaga (56.670).
Así que el fútbol nocturno comenzaba a imponerse. El Athletic se gastó 3,5 millones de pesetas en las cuatro torres con 300 focos en total y una potencia de 550 luxes. Tuvo la entidad rojiblanca que acometer también la iluminación interior de las tribunas, que hasta entonces no había sido necesaria. Las dos últimas torres de aquellas que se instalaron en San Mamés seguían en pie hasta hace unos meses, muy cerca de su ubicación inicial, ya que se colocaron en el campo de Garellano, apenas a cien metros de la Catedral, y cuando el recinto deportivo se convirtió en la estación de autobuses de Bilbao, se mantuvieron allí. Las obras de la nueva estación de autobuses han acabado con la penúltima reliquia viva del viejo San Mamés. Queda el arco.
Con la luz funcionando en el campo, por fin llegaron las cámaras de televisión para retransmitir un partido, aunque estuvieron a punto de no poder hacerlo. Se había elegido el choque entre el Athletic y el Real Valladolid, que dirigía el mítico portero del Barcelona Antonio Ramallets. La fecha indicada, el 3 de febrero de 1963 y el partido se programó para las 18.30 horas, cuando comenzaba a anochecer sobre Bilbao.
Las cámaras se instalaron en unos andamios colocados en la parte alta de la General, y resguardadas por una tejavana, mientras la unidad móvil encargada de enviar la señal se colocaba junto al muro del campo, en la calle Luis Briñas. Pero el de 1963 fue un invierno muy frío, y la nieve cubrió San Mamés el día anterior al partido. Se pensó incluso en suspender el encuentro por las condiciones del campo, pero el Athletic envió varias brigadas de trabajadores a recoger la nieve y el choque se disputó con normalidad, por lo que las tres cámaras instaladas en San Mamés lo retransmitieron. Ganó el Athletic 3-0. Todo salió perfecto, la señal en blanco y negro entró en los hogares que tenían el aparato televisivo y las gradas se llenaron. La TV no les quitaba espectadores a los campos.
Confianza
Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 11/03/2018
En sociología y psicología social, la confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones. Puede que sea la palabra más utilizada por técnicos y jugadores. Tal vez, sólo motivación logre superarla.
Es un tótem al que nos agarramos de manera recurrente todos los que conformamos este espectáculo llamado fútbol. Y aunque elemento capital del rendimiento deportivo, en parte, ha perdido fuerza debido a su exagerado uso o mal uso. En psicología deportiva, percibir que dispones de los recursos necesarios para hacer frente a una situación determinada se denomina autoconfianza. No sé si esta definición es la apropiada para algo que entiendo como mucho más complejo y al tiempo más sencillo. Pero es la que hay. ¿En qué momento se gesta la confianza?, ¿de qué material está hecha cuando es realmente estable?, ¿cómo se pierde? Son preguntas a las psicólogos, filósofos y demás tratan de responder.
Tecnicismos aparte, da la sensación de que el Athletic tiene un serio problema de confianza. Y no sólo en lo que respecta a los individuos en particular, sino también a los individuos entre ellos. No es de extrañar. La confianza espacio -ese lugar de relación entre los individuos_ tiene una potente base en la confianza que cada uno tenga en si mismo. El deterioro en las relaciones de confianza a menudo empieza en uno mismo. Así pues, creer en lo que hago, en que va a salir bien, da seguridad a la persona y probablemente a los demás.
Es cierto que los resultados son un baremo importante en el fútbol, y más aún en el mundo profesional. Pero como profesionales no podemos supeditar el 100% de nuestra confianza a los números. Si es así, quizá debamos preguntarnos sobre qué cimientos hemos construido nuestra confianza como jugadores.
Precisamente, el Athletic va a tener hoy enfrente a un equipo lleno de... ¿confianza? El Leganés cree en lo que hace, sale convencido de su forma de jugar, y todos creen en todos. Su temporada está superando las expectativas, y esto se ha basado en la confianza que han tenido desde el principio y que les ha dado seguridad.
Es un partido para salir con intensidad, con ritmo -el Leganés te lo exige-, pero también con paciencia, porque es un equipo que no se desmonta, que está muy bien trabajado tácticamente y es difícil hincarle el diente.
Ritmo y paciencia, parecen ser dos términos opuestos. Pero una cosa es que le metas velocidad a tus acciones y otra que sean ellas las que te lleven a perder la paciencia cayendo en la fatídica precipitación. Jugar a un ritmo, tanto la mejor de las opciones y menos ante un Leganés que es un especialista en llevar a los equipos a que pierdan la paciencia, se precipiten y cometan errores.
Por lo tanto, el Athletic tiene que recuperar la confianza individual, colectiva y... También la de una afición que cada día que pasa muestra más su descontento por la trayectoria y rendimiento que está llevando el equipo esta temporada.
En sociología y psicología social, la confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones. Puede que sea la palabra más utilizada por técnicos y jugadores. Tal vez, sólo motivación logre superarla.
Es un tótem al que nos agarramos de manera recurrente todos los que conformamos este espectáculo llamado fútbol. Y aunque elemento capital del rendimiento deportivo, en parte, ha perdido fuerza debido a su exagerado uso o mal uso. En psicología deportiva, percibir que dispones de los recursos necesarios para hacer frente a una situación determinada se denomina autoconfianza. No sé si esta definición es la apropiada para algo que entiendo como mucho más complejo y al tiempo más sencillo. Pero es la que hay. ¿En qué momento se gesta la confianza?, ¿de qué material está hecha cuando es realmente estable?, ¿cómo se pierde? Son preguntas a las psicólogos, filósofos y demás tratan de responder.
Tecnicismos aparte, da la sensación de que el Athletic tiene un serio problema de confianza. Y no sólo en lo que respecta a los individuos en particular, sino también a los individuos entre ellos. No es de extrañar. La confianza espacio -ese lugar de relación entre los individuos_ tiene una potente base en la confianza que cada uno tenga en si mismo. El deterioro en las relaciones de confianza a menudo empieza en uno mismo. Así pues, creer en lo que hago, en que va a salir bien, da seguridad a la persona y probablemente a los demás.
Es cierto que los resultados son un baremo importante en el fútbol, y más aún en el mundo profesional. Pero como profesionales no podemos supeditar el 100% de nuestra confianza a los números. Si es así, quizá debamos preguntarnos sobre qué cimientos hemos construido nuestra confianza como jugadores.
Precisamente, el Athletic va a tener hoy enfrente a un equipo lleno de... ¿confianza? El Leganés cree en lo que hace, sale convencido de su forma de jugar, y todos creen en todos. Su temporada está superando las expectativas, y esto se ha basado en la confianza que han tenido desde el principio y que les ha dado seguridad.
Es un partido para salir con intensidad, con ritmo -el Leganés te lo exige-, pero también con paciencia, porque es un equipo que no se desmonta, que está muy bien trabajado tácticamente y es difícil hincarle el diente.
Ritmo y paciencia, parecen ser dos términos opuestos. Pero una cosa es que le metas velocidad a tus acciones y otra que sean ellas las que te lleven a perder la paciencia cayendo en la fatídica precipitación. Jugar a un ritmo, tanto la mejor de las opciones y menos ante un Leganés que es un especialista en llevar a los equipos a que pierdan la paciencia, se precipiten y cometan errores.
Por lo tanto, el Athletic tiene que recuperar la confianza individual, colectiva y... También la de una afición que cada día que pasa muestra más su descontento por la trayectoria y rendimiento que está llevando el equipo esta temporada.
viernes, 9 de marzo de 2018
Juan Cabezuelo, ‘El ciego de Mamariga’, un grito rojiblancos desde el alma
Artículo publicado por Arkaitz Aramendia en el diario Deia el 09/03/2018
Juan Cabezuelo, socio invidente del Athletic conocido como ‘El ciego de Mamariga’, sufrió y vibró con el gol de Aritz Aduriz convirtiendo las voces de sus cercanos en su enlace con el partido
Allá donde no alcanza la vista, bien puede llegar el corazón. Rojiblanco, del Athletic, en el caso de Juan Cabezuelo, nacido en 1945 y socio del conjunto bilbaino desde hace tres años tras tener que hacer frente a un largo y costoso proceso que “ha merecido la pena”, según advierte. Su vida, que quedó marcada por una invidencia que le negó a partir de los 50 años el privilegio de seguir observando lo que sucedía a su alrededor, pero no de sentir, palpar y descifrar cada momento mediante el resto de los sentidos, se ha desarrollado desde entonces en medio de un constante ejercicio de superación con el Athletic como “pasión”. Y es que el fútbol, además de verse, puede disfrutarse sin la necesidad de utilizar la vista si en la ecuación entran otros componentes como la compañía, el sentimiento y la intención, tan necesaria siempre para escapar del lamento y abrazarse con fuerza a la oportunidad de sonreír que acostumbra a ofrecer la vida en todas sus vertientes.
Eso es, exactamente, lo que hace Juan cuando escucha el rugir de San Mamés, la alineación de turno o los gritos de amigos, compañeros de butaca y locutores radiofónicos cada vez que el Athletic marca un gol. El grito que más suena, no obstante, es el suyo. En La Catedral, donde asegura que “nunca silbaría a nuestros jugadores, ni entrenador”, lo hace como uno más, pero en el batzoki de Mamariga en Santurtzi, regentado por Oskar González y sus amigos Serna Ceste, Bermejo y Seoane, todos relacionados con el fútbol y parte de la otra familia de Juan, el conocido como El ciego de Mamariga acostumbra a levantar su bastón ligado a una bandera rojiblanca para escenificar así un grito de guerra que, cual preciada consigna, siguen todos los presentes en el bar y al que da forma abrazado a una plena sensación de felicidad. La misma que le absorbe para llevarle a un mundo en el que se unen todos los corazones bañados en rojo y blanco, los cuales siente profundamente Juan, con quien DEIA tuvo anoche el placer de seguir en directo el partido que enfrentó a los leones con el Olympique de Marsella. La cita tuvo lugar en el bar en el que este socio del Athletic, que se encuentra a un mes de cumplir los 73 años, encuentra el tan apreciado calor para vivir los compromisos a domicilio de los pupilos de José Ángel Ziganda sin radio de por medio, gracias a los continuos comentarios de sus cercanos.
“A ver si hay suerte y se saca un buen resultado. Con cada gol que marquemos haré mi ritual: bastón arriba y grito de guerra”, apuntaba a modo de pasional advertencia Juan antes del inicio de un choque que se torció desde el pitido inicial. Cuando los rojiblancos ejercen como locales, su lugar está en la coqueta Tribuna Principal de San Mamés, en cuyo acceso agradece no tener que coger “dos ascensores y subir 52 escaleras” como le ocurría en el pasado, cuando visitaba con entradas proporcionadas por la agrupación de peñas la Tribuna Sur Alta del antiguo coliseo rojiblanco, donde también acudía orgulloso pese a las dificultades. No tenía entonces un carnet de socio del que no se separa en la actualidad. El Athletic, no en vano, es parte inseparable de su vida. Lo era antes de que “el destino” le arrebatara la vista a los 50 años de edad por culpa de un cúmulo de infortunios que empezó por una miopía y, cómo no, lo es desde entonces.
Máxima atención
Por eso, anoche, vibró y sufrió a partes iguales con el desarrollo de un encuentro que no pudo deparar un inicio más aciago. El primer gol en contra, antes de alcanzar el primer minuto, fue narrado a Juan envuelto en un desasosiego que hizo suyo, al igual que con un segundo tanto que entristeció aún más al santurtziarra, que no perdió aun así la esperanza. “¡Vamos, que va a llegar el gol!”. Y llegó. Atento en todo momento a los análisis de su alrededor, con el bastón y la bandera del Athletic siempre en la mano a la espera de alzarla y ondearla, sonrió y exclamó “¡penalti”, cuando escuchó las reclamaciones de los presentes en el bar. No lo señaló en un principio el colegiado, pero sí segundos después.
“¡Va a ser gol, vamos Aduriz!”. Lanzó el donostiarra y no dejó en mal lugar a Juan, quien no tardó en reaccionar para celebrar el gol con todas sus fuerzas y cantar el himno del Athletic, el cual bien pudo resonar en todo Santurtzi. Juan, no en vano, sonríe con cada diana en rojo y blanco sin necesitar la radio en el bar, ni en San Mamés, donde “solo necesito al resto de la afición y a mi acompañante para disfrutar con el Athletic”. Acompañado por su álbum de fotos con jugadores y un corazón puramente rojiblanco, lanza un aviso al escuchar que el partido tocaba a su fin con 3-1: “¡En la vuelta remontamos, ganaremos 2-0 y ahí estaré!”. ¡Que así sea!
Juan Cabezuelo, socio invidente del Athletic conocido como ‘El ciego de Mamariga’, sufrió y vibró con el gol de Aritz Aduriz convirtiendo las voces de sus cercanos en su enlace con el partido
Allá donde no alcanza la vista, bien puede llegar el corazón. Rojiblanco, del Athletic, en el caso de Juan Cabezuelo, nacido en 1945 y socio del conjunto bilbaino desde hace tres años tras tener que hacer frente a un largo y costoso proceso que “ha merecido la pena”, según advierte. Su vida, que quedó marcada por una invidencia que le negó a partir de los 50 años el privilegio de seguir observando lo que sucedía a su alrededor, pero no de sentir, palpar y descifrar cada momento mediante el resto de los sentidos, se ha desarrollado desde entonces en medio de un constante ejercicio de superación con el Athletic como “pasión”. Y es que el fútbol, además de verse, puede disfrutarse sin la necesidad de utilizar la vista si en la ecuación entran otros componentes como la compañía, el sentimiento y la intención, tan necesaria siempre para escapar del lamento y abrazarse con fuerza a la oportunidad de sonreír que acostumbra a ofrecer la vida en todas sus vertientes.
Eso es, exactamente, lo que hace Juan cuando escucha el rugir de San Mamés, la alineación de turno o los gritos de amigos, compañeros de butaca y locutores radiofónicos cada vez que el Athletic marca un gol. El grito que más suena, no obstante, es el suyo. En La Catedral, donde asegura que “nunca silbaría a nuestros jugadores, ni entrenador”, lo hace como uno más, pero en el batzoki de Mamariga en Santurtzi, regentado por Oskar González y sus amigos Serna Ceste, Bermejo y Seoane, todos relacionados con el fútbol y parte de la otra familia de Juan, el conocido como El ciego de Mamariga acostumbra a levantar su bastón ligado a una bandera rojiblanca para escenificar así un grito de guerra que, cual preciada consigna, siguen todos los presentes en el bar y al que da forma abrazado a una plena sensación de felicidad. La misma que le absorbe para llevarle a un mundo en el que se unen todos los corazones bañados en rojo y blanco, los cuales siente profundamente Juan, con quien DEIA tuvo anoche el placer de seguir en directo el partido que enfrentó a los leones con el Olympique de Marsella. La cita tuvo lugar en el bar en el que este socio del Athletic, que se encuentra a un mes de cumplir los 73 años, encuentra el tan apreciado calor para vivir los compromisos a domicilio de los pupilos de José Ángel Ziganda sin radio de por medio, gracias a los continuos comentarios de sus cercanos.
“A ver si hay suerte y se saca un buen resultado. Con cada gol que marquemos haré mi ritual: bastón arriba y grito de guerra”, apuntaba a modo de pasional advertencia Juan antes del inicio de un choque que se torció desde el pitido inicial. Cuando los rojiblancos ejercen como locales, su lugar está en la coqueta Tribuna Principal de San Mamés, en cuyo acceso agradece no tener que coger “dos ascensores y subir 52 escaleras” como le ocurría en el pasado, cuando visitaba con entradas proporcionadas por la agrupación de peñas la Tribuna Sur Alta del antiguo coliseo rojiblanco, donde también acudía orgulloso pese a las dificultades. No tenía entonces un carnet de socio del que no se separa en la actualidad. El Athletic, no en vano, es parte inseparable de su vida. Lo era antes de que “el destino” le arrebatara la vista a los 50 años de edad por culpa de un cúmulo de infortunios que empezó por una miopía y, cómo no, lo es desde entonces.
Máxima atención
Por eso, anoche, vibró y sufrió a partes iguales con el desarrollo de un encuentro que no pudo deparar un inicio más aciago. El primer gol en contra, antes de alcanzar el primer minuto, fue narrado a Juan envuelto en un desasosiego que hizo suyo, al igual que con un segundo tanto que entristeció aún más al santurtziarra, que no perdió aun así la esperanza. “¡Vamos, que va a llegar el gol!”. Y llegó. Atento en todo momento a los análisis de su alrededor, con el bastón y la bandera del Athletic siempre en la mano a la espera de alzarla y ondearla, sonrió y exclamó “¡penalti”, cuando escuchó las reclamaciones de los presentes en el bar. No lo señaló en un principio el colegiado, pero sí segundos después.
“¡Va a ser gol, vamos Aduriz!”. Lanzó el donostiarra y no dejó en mal lugar a Juan, quien no tardó en reaccionar para celebrar el gol con todas sus fuerzas y cantar el himno del Athletic, el cual bien pudo resonar en todo Santurtzi. Juan, no en vano, sonríe con cada diana en rojo y blanco sin necesitar la radio en el bar, ni en San Mamés, donde “solo necesito al resto de la afición y a mi acompañante para disfrutar con el Athletic”. Acompañado por su álbum de fotos con jugadores y un corazón puramente rojiblanco, lanza un aviso al escuchar que el partido tocaba a su fin con 3-1: “¡En la vuelta remontamos, ganaremos 2-0 y ahí estaré!”. ¡Que así sea!
San Mamés de morado, en el día Internacional de la Mujer
Fuente: www.athletic-club.eus
El Athletic Club se suma a la celebración del Día Internacional de la Mujer, por lo que hoy 8 de marzo San Mamés ha sido iluminado en color morado entre las 22:00 y las 22:30 horas.
El Athletic Club se suma a la celebración del Día Internacional de la Mujer, por lo que hoy 8 de marzo San Mamés ha sido iluminado en color morado entre las 22:00 y las 22:30 horas.
jueves, 8 de marzo de 2018
Reencontrarse
Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 08/03/2018
No sería la primera vez, si ocurre, no la última, que un equipo que deambula en su Liga consigue hacer un meritorio papel en Europa. Después del fracaso en la Copa y quedarse en tierra de nadie en la Liga, al Athletic solo le queda como único objetivo llegar lo mas lejos posible en la Europa League. De las tres competiciones tan solo esta última nos ha proporcionado alguna satisfacción está temporada. Seguro que el equipo es consciente de ello y tratará de no desaprovechar una nueva oportunidad para mantener cierta comunión con la afición.
El rival en los octavos de final es el Olympique de Marsella. Un club en construcción que aspira a dar un salto de calidad, pero al que el Athletic no debe temer ni por plantilla ni por experiencia en los últimos años en esta competición. Pero para eso el Athletic tendrá que reencontrarse. En la definición del término reencontrarse hallamos la clave: recobrar algo que había perdido, especialmente una cualidad o hábito.
Han sido muy pocas las ocasiones en las que el Athletic se ha reencontrado esta temporada. Una de ellas fue en la primera parte en Moscú -fue valiente, con una presión alta y convencido en la definición ante la portería contraria- frente al Spartak, donde dejó prácticamente hecho el pase a la siguiente ronda en la que nos encontramos. Por lo tanto, no parece que haya que irse demasiado tiempo atrás para encontrar un hábito que desgraciadamente no ha tenido continuidad a lo largo de la temporada. El cuerpo técnico, con el afán de afrontar el encuentro de hoy con mayores garantías, decidió pensar más en este partido que en el pasado sábado en Sevilla, y reservó a varios jugadores -De Marcos, Beñat, Raúl García y Aduriz-, lo que también puede suponer una presión añadida. No hay excusas para no ser valientes, atrevidos y poder hacer un encuentro con las cualidades o hábitos en los que el Athletic se encuentra a si mismo y es más reconocible.
El Olympique de Marsella tampoco está teniendo una temporada sencilla en la Europa League. En su casa no ha perdido y es donde se encuentra mas comodo, con tres victorias en la fase de grupos y en los dieciseisavos de final -Konyaspor, Vitoria de Guimaraes y Braga- y un empate -Salzburgo-. Pero fuera es un equipo que baja mucho su rendimiento y todavía no ha conseguido ganar. tres derrotas -Salzburgo, Vitoria y Braga- y un empate -Konyaspor-.
Analizando estos resultados y teniendo el segundo partido en San Mamés, con la afición empujando y arropando al equipo, no cabe duda de que hoy es una gran oportunidad para reencontrarse y visualizar una gran oportunidad de pasar de ronda y estar en los cuartos de final de la Europa League.
No sería la primera vez, si ocurre, no la última, que un equipo que deambula en su Liga consigue hacer un meritorio papel en Europa. Después del fracaso en la Copa y quedarse en tierra de nadie en la Liga, al Athletic solo le queda como único objetivo llegar lo mas lejos posible en la Europa League. De las tres competiciones tan solo esta última nos ha proporcionado alguna satisfacción está temporada. Seguro que el equipo es consciente de ello y tratará de no desaprovechar una nueva oportunidad para mantener cierta comunión con la afición.
El rival en los octavos de final es el Olympique de Marsella. Un club en construcción que aspira a dar un salto de calidad, pero al que el Athletic no debe temer ni por plantilla ni por experiencia en los últimos años en esta competición. Pero para eso el Athletic tendrá que reencontrarse. En la definición del término reencontrarse hallamos la clave: recobrar algo que había perdido, especialmente una cualidad o hábito.
Han sido muy pocas las ocasiones en las que el Athletic se ha reencontrado esta temporada. Una de ellas fue en la primera parte en Moscú -fue valiente, con una presión alta y convencido en la definición ante la portería contraria- frente al Spartak, donde dejó prácticamente hecho el pase a la siguiente ronda en la que nos encontramos. Por lo tanto, no parece que haya que irse demasiado tiempo atrás para encontrar un hábito que desgraciadamente no ha tenido continuidad a lo largo de la temporada. El cuerpo técnico, con el afán de afrontar el encuentro de hoy con mayores garantías, decidió pensar más en este partido que en el pasado sábado en Sevilla, y reservó a varios jugadores -De Marcos, Beñat, Raúl García y Aduriz-, lo que también puede suponer una presión añadida. No hay excusas para no ser valientes, atrevidos y poder hacer un encuentro con las cualidades o hábitos en los que el Athletic se encuentra a si mismo y es más reconocible.
El Olympique de Marsella tampoco está teniendo una temporada sencilla en la Europa League. En su casa no ha perdido y es donde se encuentra mas comodo, con tres victorias en la fase de grupos y en los dieciseisavos de final -Konyaspor, Vitoria de Guimaraes y Braga- y un empate -Salzburgo-. Pero fuera es un equipo que baja mucho su rendimiento y todavía no ha conseguido ganar. tres derrotas -Salzburgo, Vitoria y Braga- y un empate -Konyaspor-.
Analizando estos resultados y teniendo el segundo partido en San Mamés, con la afición empujando y arropando al equipo, no cabe duda de que hoy es una gran oportunidad para reencontrarse y visualizar una gran oportunidad de pasar de ronda y estar en los cuartos de final de la Europa League.
sábado, 3 de marzo de 2018
Estímulos
Artículo publicado por Julen Guerrero en el diario El Correo el 03/03/2018
Un estímulo es una señal externa o interna capaz de causar una reacción en una célula u organismo. En el último partido frente al Valencia, el Athletic necesitaba encontrar algún estímulo positivo para, por una parte, cortar el pesimismo en la afición por la inercia que estaba ofreciendo en su juego y, por otra parte, ver una luz por la que pelear en la Liga hasta el final del temporada.
Dentro de un encuentro equilibrado -hubo fases de dominio y alternativas para ambos equipos-, el Athletic se reencontró con alguna de esas características que no se prodigan en la tierra de nadie por la que deambula y que tanto está echando en falta al equipo: salida de balón y presión en campo contrario, especialmente. Este progreso, todavía no sabemos si casual, ha de ser aprovechado por el grupo para convencerse de que tiene recursos suficientes para convertirlo en un hábito más que en un espejismo si no quiere jugar el resto de la temporada sin objetivos en la Liga por quedarse estancado en zona intermedia en la clasificación.
Toca pues seguir avanzando. En los próximos cinco partidos el Athletic se juega estar o no estar esta temporada metido en la pelea europea. Más si cabe cuando cuatro de estos cinco rivales están por encima del cuadro vizcaíno en la clasificación: Sevilla, Barça, Celta y Villareal. Solo el Leganés, que será el próximo en visitar San Mamés, vive, de momento, por debajo, aunque tan solo dos puntos los separan. El mes de marzo dictará sentencia. Gran estimulo al que retar.
La mejoría en el juego viene acompañada por la continuidad de Beñat en el campo. En los últimos partidos está participando desde el once inicial, y siendo un jugador al que le cuesta coger ritmo posiblemente ante el Valencia hizo uno de sus mejores duelos de la campaña. Físicamente se le vio mucho mejor, mentalmente también, ofreciendo mucha más pasión en todas sus acciones. Ambos aspectos se complementan y suelen ir de la mano. Es el jugador que más dinamismo y mejor salida del balón puede dar al centro del campo. Otro estímulo para consolidar una mejoría en el juego.
El Sevilla, que ha ganado sus últimos tres partidos de Liga ante el Athletic en el Sánchez Pizjuán sin encajar gol, no parece que esté atravesando por su mejor momento de juego. Más centrado en su histórico compromiso frente al Manchester United, que le daría por primera vez en su historia el pase a los cuartos de final de la Champions, parece un buen momento para sorprenderle.
Un estímulo es una señal externa o interna capaz de causar una reacción en una célula u organismo. En el último partido frente al Valencia, el Athletic necesitaba encontrar algún estímulo positivo para, por una parte, cortar el pesimismo en la afición por la inercia que estaba ofreciendo en su juego y, por otra parte, ver una luz por la que pelear en la Liga hasta el final del temporada.
Dentro de un encuentro equilibrado -hubo fases de dominio y alternativas para ambos equipos-, el Athletic se reencontró con alguna de esas características que no se prodigan en la tierra de nadie por la que deambula y que tanto está echando en falta al equipo: salida de balón y presión en campo contrario, especialmente. Este progreso, todavía no sabemos si casual, ha de ser aprovechado por el grupo para convencerse de que tiene recursos suficientes para convertirlo en un hábito más que en un espejismo si no quiere jugar el resto de la temporada sin objetivos en la Liga por quedarse estancado en zona intermedia en la clasificación.
Toca pues seguir avanzando. En los próximos cinco partidos el Athletic se juega estar o no estar esta temporada metido en la pelea europea. Más si cabe cuando cuatro de estos cinco rivales están por encima del cuadro vizcaíno en la clasificación: Sevilla, Barça, Celta y Villareal. Solo el Leganés, que será el próximo en visitar San Mamés, vive, de momento, por debajo, aunque tan solo dos puntos los separan. El mes de marzo dictará sentencia. Gran estimulo al que retar.
La mejoría en el juego viene acompañada por la continuidad de Beñat en el campo. En los últimos partidos está participando desde el once inicial, y siendo un jugador al que le cuesta coger ritmo posiblemente ante el Valencia hizo uno de sus mejores duelos de la campaña. Físicamente se le vio mucho mejor, mentalmente también, ofreciendo mucha más pasión en todas sus acciones. Ambos aspectos se complementan y suelen ir de la mano. Es el jugador que más dinamismo y mejor salida del balón puede dar al centro del campo. Otro estímulo para consolidar una mejoría en el juego.
El Sevilla, que ha ganado sus últimos tres partidos de Liga ante el Athletic en el Sánchez Pizjuán sin encajar gol, no parece que esté atravesando por su mejor momento de juego. Más centrado en su histórico compromiso frente al Manchester United, que le daría por primera vez en su historia el pase a los cuartos de final de la Champions, parece un buen momento para sorprenderle.
viernes, 2 de marzo de 2018
San José: “Casi todo en la vida es política”
Entrevista publicada en www.panenka.org el 13/02/2018
Directo y natural, Mikel San José habla en el #Panenka71 de sociedad, política, de sus orígenes y de su camino hasta convertirse en un icono del Athletic
El futbolista del Athletic Club Mikel San José es el protagonista de una entrevista en profundidad que publicamos en nuestra edición del mes de febrero. El jugador navarro repasa en esta charla con nuestro compañero Iñaki Lorda su trayectoria y su formación hasta convertirse en un icono del nuevo San Mamés, y no rehúye el debate político y social, tal y como hace con asiduidad en sus redes sociales particulares. Para él, hay cierta hipocresía sobre la mezcla entre deporte y política. “Parto de la base de que prácticamente todo en esta vida es política, todo tiene bandos. No hay nada con lo que puedas agradar a todos, y está claro que los medios usan eso a su favor”, expresa el futbolista. “Los que hemos crecido, no solo en Navarra, sino en este entorno, hemos vivido una realidad bastante dura. Y fuera de nuestro territorio se ha visto de una forma más exagerada. Que yo con 16 años vaya a la selección y un chico de mi edad de Madrid me pregunte si en el colegio nos enseñan a hacer bombas… Luego hay que leer en las noticias que en Catalunya adoctrinan en los colegios”, comenta San José sobre sus orígenes, sobre un tiempo y un territorio de plena actividad de ETA. Es por ello que no ocultó su alegría en Twitter cuando la banda anunció su desarme. “Está claro que todo el mundo percibe más tranquilidad. El País Vasco tiene ahora algo que antes no tenía. Y cualquier futuro que pueda tener Euskal Herria, sea independiente o no, creo que es importante que sea de esta manera. Fue una gran noticia de la que todo el mundo se alegró”, explica.
Otro de los hechos de actualidad recientes sobre los que opinó en su momento, no sin provocar polémica, fue el referéndum de 1 de octubre en Catalunya. En la entrevista, expresa así sus sentimientos al respecto. “[Sentí] tristeza, sobre todo. Igual no era la forma de hacerlo, igual no era legal o era anticonstitucional, no lo sé. Yo en esas cosas no me tengo que meter. Sí creo que la mayoría de la sociedad catalana tiene la intención de votar, quiere poder decidir y el 1-O salió a hacerlo con un simple voto en la mano. Y la respuesta que se llevaron fue desafortunada y desproporcionada”, indica San José, que también cree que se puede ser independentista y jugar en la selección española. “Una cosa no quita la otra. Es un orgullo que se fijen en ti, que crean que puedes aportar. El futbolista, al final quiere jugar grandes torneos”, expresa.
Ligado al Athletic
Tras más de 300 partidos vistiendo la camiseta del Athletic Club, Mikel San José aún tiene objetivos marcados por conseguir: “Ganar la Europa League o la Copa del Rey, la Liga es muy complicada. Me queda seguir siendo un jugador relevante. Eso es lo más importante”. También analiza el primer tramo de la actual temporada, en la que Ziganda se ha hecho con las riendas del banquillo de San Mamés: “Con el ‘Cuco’ Ziganda nos ha tocado vivir un inicio más difícil en cuanto a clasificación, en la Copa y en cuanto a sensaciones. Pero poco a poco vamos encontrando lo que queremos y su idea se va plasmando en el campo. Todo lleva su tiempo”. Y guarda un cariño especial a la etapa de Ernesto Valverde como técnico de los ‘leones’: “Fueron cuatro años de un nivel altísimo. Es el entrenador que mejor ha sabido manejar el vestuario, las emociones y las necesidades de los jugadores en cada momento. Para mí, él siempre será un referente”.
También habla del estado actual del fútbol, con las grandes cifras que se han manejado en los últimos mercados, siempre posando la mirada en su club, tratando de adivinar qué papel juega en el presente panorama. “[Esta inflación] sobre todo nos afecta en que cualquier jugador puede ser tentado, cualquier cláusula puede ser pagada. En la Liga, Barça, Real Madrid, Atlético y Valencia tienen un poder económico superior al del resto. De momento no es algo que al Athletic le afecte mucho, pero nuestro mercado es limitado y de una manera u otra nos podría llegar a afectar”, opina, consciente de que la situación quizá algún día “explotará y se acabará el dinero”.
Directo y natural, Mikel San José habla en el #Panenka71 de sociedad, política, de sus orígenes y de su camino hasta convertirse en un icono del Athletic
El futbolista del Athletic Club Mikel San José es el protagonista de una entrevista en profundidad que publicamos en nuestra edición del mes de febrero. El jugador navarro repasa en esta charla con nuestro compañero Iñaki Lorda su trayectoria y su formación hasta convertirse en un icono del nuevo San Mamés, y no rehúye el debate político y social, tal y como hace con asiduidad en sus redes sociales particulares. Para él, hay cierta hipocresía sobre la mezcla entre deporte y política. “Parto de la base de que prácticamente todo en esta vida es política, todo tiene bandos. No hay nada con lo que puedas agradar a todos, y está claro que los medios usan eso a su favor”, expresa el futbolista. “Los que hemos crecido, no solo en Navarra, sino en este entorno, hemos vivido una realidad bastante dura. Y fuera de nuestro territorio se ha visto de una forma más exagerada. Que yo con 16 años vaya a la selección y un chico de mi edad de Madrid me pregunte si en el colegio nos enseñan a hacer bombas… Luego hay que leer en las noticias que en Catalunya adoctrinan en los colegios”, comenta San José sobre sus orígenes, sobre un tiempo y un territorio de plena actividad de ETA. Es por ello que no ocultó su alegría en Twitter cuando la banda anunció su desarme. “Está claro que todo el mundo percibe más tranquilidad. El País Vasco tiene ahora algo que antes no tenía. Y cualquier futuro que pueda tener Euskal Herria, sea independiente o no, creo que es importante que sea de esta manera. Fue una gran noticia de la que todo el mundo se alegró”, explica.
Otro de los hechos de actualidad recientes sobre los que opinó en su momento, no sin provocar polémica, fue el referéndum de 1 de octubre en Catalunya. En la entrevista, expresa así sus sentimientos al respecto. “[Sentí] tristeza, sobre todo. Igual no era la forma de hacerlo, igual no era legal o era anticonstitucional, no lo sé. Yo en esas cosas no me tengo que meter. Sí creo que la mayoría de la sociedad catalana tiene la intención de votar, quiere poder decidir y el 1-O salió a hacerlo con un simple voto en la mano. Y la respuesta que se llevaron fue desafortunada y desproporcionada”, indica San José, que también cree que se puede ser independentista y jugar en la selección española. “Una cosa no quita la otra. Es un orgullo que se fijen en ti, que crean que puedes aportar. El futbolista, al final quiere jugar grandes torneos”, expresa.
Ligado al Athletic
Tras más de 300 partidos vistiendo la camiseta del Athletic Club, Mikel San José aún tiene objetivos marcados por conseguir: “Ganar la Europa League o la Copa del Rey, la Liga es muy complicada. Me queda seguir siendo un jugador relevante. Eso es lo más importante”. También analiza el primer tramo de la actual temporada, en la que Ziganda se ha hecho con las riendas del banquillo de San Mamés: “Con el ‘Cuco’ Ziganda nos ha tocado vivir un inicio más difícil en cuanto a clasificación, en la Copa y en cuanto a sensaciones. Pero poco a poco vamos encontrando lo que queremos y su idea se va plasmando en el campo. Todo lleva su tiempo”. Y guarda un cariño especial a la etapa de Ernesto Valverde como técnico de los ‘leones’: “Fueron cuatro años de un nivel altísimo. Es el entrenador que mejor ha sabido manejar el vestuario, las emociones y las necesidades de los jugadores en cada momento. Para mí, él siempre será un referente”.
También habla del estado actual del fútbol, con las grandes cifras que se han manejado en los últimos mercados, siempre posando la mirada en su club, tratando de adivinar qué papel juega en el presente panorama. “[Esta inflación] sobre todo nos afecta en que cualquier jugador puede ser tentado, cualquier cláusula puede ser pagada. En la Liga, Barça, Real Madrid, Atlético y Valencia tienen un poder económico superior al del resto. De momento no es algo que al Athletic le afecte mucho, pero nuestro mercado es limitado y de una manera u otra nos podría llegar a afectar”, opina, consciente de que la situación quizá algún día “explotará y se acabará el dinero”.
jueves, 1 de marzo de 2018
Fallece Enrique Castro "Quini"
El mundo del fútbol esta de duelo, ha fallecido Enrique Castro "Quini". Un gran delantero perteneciente a la vieja escuela y una mejor persona. Goian Bego. Descanse en paz.