domingo, 2 de febrero de 2014

Follow me: A-thle-tic

Artículo publicado por Jon Uriarte en el diario El Correo el 01/02/2014

Simeone ha sido el último en pronunciar 'Bilbao'. Parece que no hay forma de que por ahí recuerden y vocalicen esas tres sílabas


Vamos a tener que montar una academia. El objetivo: lograr que todo el mundo consiga pronunciar la palabra 'Athletic'. No se rían. Debe de ser muy difícil. O eso, o los athleticzales somos unos superdotados. Que todo puede ser. Porque no hay forma de que por ahí recuerden y vocalicen esas tres sílabas. La última muestra de Simeone no es sino la punta del iceberg de una actitud que solo puede ser incapacidad, desidia o mala fe. No hay más opciones. El argumento de que “siempre se le llamó así en mi casa, región o pueblo” es un insulto a la inteligencia. A esa misma gente no le cuesta pronunciar Jeniffer y Jonathan donde antes los niños se llamaban Manolín y Lola. Y, sin salir de nuestra tierra, hay personas que pueden recordar que el nieto se llama Iraultza, la sobrina Gentza y el vecino Bittor y no Víctor, pero no se les queda entre ceja y ceja lo de que somos el Athletic. La posibilidad de escucharlo más allá de Bizkaia, salvo excepciones que merecen aplauso y premio, solo se da entre la afición athleticzale. Como si al sentir nuestros colores, el paladar se ajustara, se suavizara la garganta y se despejara la nariz. En cambio, al resto, como que no hay forma de que lo logren, oiga. Y extraña. Porque al Bayern le llaman Bayern y no Munich. Debe de ser que tienen miedo a la señora Merkel. Porque, seamos sinceros, querer es poder. Yo mismo, lo intento siempre.

Por eso, al Deportivo no le llamo El Coruña, al Racing no le digo El Santander, consigo pronunciar, sin desencajar la mandíbula y de una tirada, Celta de Vigo o Celta y en vez de El Vigo. Y sé, porque basta con preguntar, que en Vallecas se dice Rayo o Rayito y no Vallecano. Por eso mismo, a la Real no le digo el San Sebastián. Y no me vale que seamos el Athletic de Bilbao. Porque nuestro nombre oficial es Athletic Club. Así se llamó siempre. De hecho, el Bilbao FC existió. Pero en 1903 se disolvió y se integraron todos sus socios en el Athletic Club. Nombre que hemos llevado, salvo en el período comprendido entre 1941 y 1971, que nos obligaron a rebautizarnos como Atlético de Bilbao primero y Club Atlético de Bilbao después, por aquello de la eliminación “de todo extranjerismo” en los nombres de los clubes de la Liga española. Solo nos hemos llamado Athletic Club de Bilbao de 1971 al 1977. De manera que eso de que “siempre fue el Bilbao” es cosa de miras cortas o de poco interés. A fecha de hoy el único Bilbao que existe es el Bilbao Athletic. Y si quieren, el Bilbao Basket. También hay otros Bilbao en diversas disciplinas. Ojo, nos encanta nuestra villa y nos enorgullece lucir su nombre. Pero también es muy bonito llamarse Aitor y un servidor se llama Jon. Las cosas tienen nombre por algo. Máxime, cuando es el oficial, el deseado y la marca registrada. No entender nuestro enfado al escuchar “el Bilbao” es carecer de la más mínima educación. Tengo amigos que antaño nos llamaban así. Incluso aficionados de nuestro club de tierras lejanas que lo hacían con toda la buena intención, pero va siendo hora de erradicar el asunto.

Porque basta con preguntar cómo son las cosas y tirar de lógica y de respeto. Desde que conocimos a aficionados del Manchester United sabemos que les gusta ser llamados United y el Olimpique, no es el Marsella, como el Ajax no es el Amsterdam. A veces es cierto que son equipos con otro club en la misma ciudad y se hace para diferenciar. Pero otra veces es solo uno, que tiene su nombre y punto. Y tampoco creo que sea un asunto de idiomas. Al fin y al cabo, nadie tiene problemas para utilizar otras palabras en inglés como show, test, spray, ticket, hacker, spam, spa, sandwich, ketchup, hobby o barman, con quien pueden practicar el asunto, entre caña y caña, a ver si logran decirlo bien. No será fácil si no ponen interés. Pero creo que tengo la solución. ¡Follow me!

Hubo un programa llamado así, creado por la BBC, que se emitió por el UHF allá por 1985. Lo que venía a ser la prehistoria de La 2 de TVE. Aprender no aprendías mucho, pero echabas el rato. En cambio el nombre del espacio se nos quedó grabado. 'Follow me'. Y también su significado: sígueme. Lo aprendió a decir todo hijo de vecino. Hubo hasta chistes que nacieron de dicha expresión. Por eso, no pierdo la esperanza. Repitan con nosotros: ¡A-thle-tic! No es tan difícil. Porque, si no se trata de dificultades con el Inglés, ni de problemas bucales, ni de limitaciones mentales, va a ser mala baba. Y contra la estupidez no hay jarabe que valga.