viernes, 30 de agosto de 2013

Colores rojiblancos sobre el cielo de Seúl

Artículo publicado en la revista Athletic Club de junio de 2013

Con tan sólo 34 años, Min Kyun Kim, primer violín de la Korean Simphony Orchestra, ha logrado llegar a lo más alto como músico, pero sueña con tocar el himno del Athletic con su violín en el nuevo San Mamés y llegar algún día a recibir la Insignia de Oro de un Club al que ama con pasión desde que una vez, siendo niño, visitó Bilbao


Sabemos que el Athletic Club es un caso único en el fútbol mundial. No es que lo digamos nosotros, a miles de kilómetros de San Mamés, en Corea del Sur, la forma de ser rojiblanca ha conquistado a un destacado violinista y a su hijo de seis años, los cuales se han hecho socios Barria y siguen puntualmente la marcha de nuestro equipo

“Con sólo nueve o diez años, haciendo turismo por la Península con mi familia, llegué a Bilbao”, nos comenta Min Kyun Kim, afamado violinista coreano de 34 años, como queriendo dar una explicación racional de cómo nació su pasión por el Athletic y por todo lo que el Club rojiblanco significa. Rememorando aquel viaje añade, “recuerdo una cosa, me impactó la ciudad. La vi desde una zona alta y aquella imagen se me quedó grabada en la memoria. Simplemente me gustó”. Según Min, quizá el hecho de ser originario de Busan, la gran ciudad portuaria de Corea del Sur, de haberse criado frente al mar, tuviese algo que ver con la gran impresión que le causó el ‘Botxo’.

Pero las cosas no se quedaron ahí. Una vez en Bilbao, lo que tampoco olvida es aquella vuelta que se dio por los alrededores de La Catedral, campo que ya le sonaba porque en aquel entonces vivía en Madrid, cerca del Bernabéu, y el fútbol ya despertaba su interés. Contempló San Mamés, los colores rojiblancos del escudo, y se dio cuenta de que ya no era sólo la ciudad, sino también su equipo de fútbol lo que, como un imán, atraía fuertemente su atención. Reflexionando sobre el por qué de todo esto él dice que quizá se deba, en parte, a otra segunda “casualidad”, al hecho de que siempre haya tenido una predilección (que no acierta a explicar de dónde puede venirle) por los colores rojo y blanco. Sea la razón que fuese, Min se marchó de Bilbao convencido de que más pronto que tarde volvería. Y así fue. Unos pocos años después, en 1991, volvió y además para entrar por primera vez en San Mamés para ver un partido de arranque de Liga, el choque Athletic Club-Sevilla.

“Ganaron los leones 2-0”, nos dice, casi seguro de que Valverde marcó uno de los goles y de que Clemente entrenaba al equipo. Los años han pasado y no tiene ninguna duda al respecto, aquel primer contacto con el Athletic Club le marcó. De hecho, añade que aquella tarde salió del campo pensando en cómo podría arreglárselas para hacerse socio del Club. Y aunque por el tema de sus estudios se marchó más lejos todavía, a Canadá y a los Estados Unidos, desde allí empezó a seguir el día a día, la marcha de un equipo que en este momento, aunque viva en la otra punta del mundo, es el suyo. ¿Pero, de entre todo el potente mundo futbolístico europeo, por qué el Athletic? A esta pregunta, el que es actualmente primer concertino de la Orquesta Sinfónica de Corea, nos dice: “Soy coreano y para mí la filosofía de este Club de alinear solamente jugadores de casa, mimarles desde pequeños, crearles, me parece fascinante y no sólo eso, que además el equipo sea capaz de mantenerse, temporada tras temporada en Primera… eso me emociona”.

Aunque actualmente Min Kyun Kim vive y trabaja en Corea del Sur, su hijo Sebastián y él se han hecho socios Barria porque, como no podía ser menos, su vástago de seis años, también “es del Athletic”. De hecho, los dos viajaron expresamente hasta el ‘Botxo’ hace unos meses para hacerse socios. “Pienso que quizá sea uno de los más jóvenes del Club. Ahora aquí en Seúl enseña a sus amigos la tarjeta que nos dieron en Ibaigane y cuando le preguntan sus amigos que por qué no es de algún otro equipo, quizá más conocido, él les contesta: ‘yo como mi padre, del Athletic’”.

El fútbol es un fenómeno a nivel global, también en Corea del Sur, potencia asiática de este deporte, y los grandes equipos de la Premier League o la Liga tienen allí cada vez más seguidores. Sin embargo, Min nos dice que él, cuando charla con sus amigos sobre el Athletic, siempre va más allá, “yo les hablo de la ciudad, del país, de su cultura y de una filosofía que se mantiene tan viva ahora como cuando surgió. Todo eso les impresiona”. Ya de entrada y debido al Museo Guggenheim, Bilbao es una ciudad que “suena” en Corea, lo que no saben es cómo es este Club, cómo se hacen aquí las cosas, añade Min. “Por eso cuando empiezo a hablarles sobre la filosofía del Club, que jugamos únicamente con gente de casa, resulta que lo entienden y no sólo eso, percibo claramente que es una forma de hacer que es del agrado de los coreanos, que está en sintonía con nuestra mentalidad como pueblo”. Sobre este particular, Min añade que mientras en una nación vecina, Japón, son capaces de alinear jugadores brasileños nacionalizados en su selección, hacer algo parecido en Corea sería impensable, es implanteable ahora mismo. Y subraya el hecho de que en su combinado nacional sólo puedes llegar a jugar si al menos uno de tus progenitores, el padre o la madre, es del país. Por eso, remarca, “la gente no tiene ningún problema para asimilar y llegar a entender muy bien cómo y por qué se hacen las cosas de esta manera en el Athletic”.

De cara al verano, Min está preparando su próximo viaje a Euskal Herria. Aprovechará su visita para desplazarse a varias capitales europeas, pero en cuanto llegue a Bilbao piensa visitar las obras del nuevo San Mamés y recabar cuanta información sea posible sobre la estructura del campo, sus características y en qué zona tendrán las localidades su hijo y él. Consciente de que vive muy lejos, deja claro que su idea es ir con Sebastián a San Mamés todas las veces que sea posible “y cuantos más partidos veamos, mejor”. A renglón seguido subraya que como sus dos asientos van a quedar libres muchas jornadas, le gustaría donarlos a niños que por problemas económicos o del tipo que sea no puedan ir al campo.

Como violinista profesional, Min lleva una vida atareada, intensa. Compagina su trabajo en la Sinfónica con labores de catedrático de violín en la Universidad Nacional de las Artes de Corea y en la Universidad Hanyang de la capital. Gracias a su esfuerzo, ha logrado muchos objetivos en su vida profesional, pero tiene un sueño por cumplir. “He trabajado mucho, toda la vida, para llegar a ser violinista. Mi sueño ahora mismo es, algún día, poder llegar a interpretar el himno del Athletic en el nuevo San Mamés con mi violín. Bueno, eso y algo más, vivir el día en el que me pongan la Insignia de Oro del Club”.

UNA VIDA ENTREGADA A LA MÚSICA

Nacido en Corea del Sur, Min Kyun Kim comenzó sus estudios de violín a los diez años de edad, durante su estancia en la capital española, Madrid. Posteriormente se trasladó a Canadá, donde prosiguió su carrera musical. En la vecina Estados Unidos, en el año 1998, logró uno de los premios del Concurso Internacional de Violín de California. Posteriormente se trasladó a Indiana (Estados Unidos), en cuya universidad estatal siguió estudiando, llegando a ser primer ayudante del
profesor Mauricio Fuks, entre 2000 y 2007. En la Escuela de Música Jacobs de este centro universitario se hizo con el Máster en Interpretación de Violín.

Como profesional, ha actuado en varios países bajo la batuta de directores consagrados, como Lorin Maazel, Jukka Pekka Saraste o Sergiu Commissiona. Residente en Seúl, Min Kyun Kim es primer concertino de la Orquesta Sinfónica de Corea y de la orquesta residente de la Seúl Arts Center, labor que compagina con la educativa, ya que también trabaja como profesor adjunto en dos centros universitarios de la citada ciudad.